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Mensaje 11

LAS PROFECÍAS DE ALIENTO

(3)

  Lectura bíblica: Zac. 11

  En este mensaje consideraremos la profecía presentada en Zacarías 11.

III. LA PROFECÍA CON RESPECTO A LA VIDA DE ISRAEL BAJO LA OPRESIÓN DEL IMPERIO ROMANO

  La profecía presentada en Zacarías 11 abarca la vida de Israel bajo la opresión del Imperio romano. Como veremos, hay evidencia que demuestra que este capítulo trata sobre la tiranía del Imperio romano.

A. La destrucción que el Imperio romano trae a la región circunvecina de Israel

  Los versículos del 1 al 3 revelan la destrucción que el Imperio romano trajo a la región circunvecina de Israel. El fuego mencionado en el versículo 1 se refiere a la invasión romana que devastó el Líbano y la región del Jordán.

B. Los hijos de Israel caen en manos de sus vecinos y en manos del rey de sus vecinos

  La vida de Israel bajo la tiranía del Imperio romano es vista en los versículos del 4 al 6. Los hijos de Israel cayeron en manos de sus vecinos y en manos del rey de sus vecinos. El prójimo mencionado en el versículo 6 se refiere a los reyes y gobernadores subordinados al Imperio romano, tales como Herodes y Pilato, en la región de Palestina. El rey mencionado en el versículo 6 es el césar.

C. Jehová como Jesús pastorea a los afligidos del rebaño de Israel

  En los versículos del 7 al 11 y en el 14 vemos que Jehová como Jesús pastorea a los afligidos del rebaño de Israel. El versículo 7 dice: “Entonces Yo pastoreé las ovejas destinadas a la matanza, esto es, los afligidos del rebaño”. Aquí Yo se refiere a Jehová, como se indica en el versículo anterior. Jehová como Jesús vino a alimentar a Su pueblo, que estaba destinado a la matanza, esto es, los afligidos del rebaño.

  Los versículos del 7b al 11 dicen: “Y tomé para mí dos cayados: a uno le puse por nombre Favor, y al otro, Ataduras; y apacenté las ovejas. Entonces destruí a los tres pastores en un mes; porque mi alma se impacientó contra ellos, y también el alma de ellos me detestó a mí. Luego dije: No os pastorearé. La que ha de morir, que muera; y la que ha de ser destruida, que sea destruida; y las que queden, que coman sus carnes unas a otras. Y tomé mi cayado Favor y lo quebré, para romper mi pacto que había hecho con todos los pueblos. El pacto fue roto aquel día; y así conocieron los afligidos del rebaño, que me observaban, que era palabra de Jehová”. Aquí vemos que Jehová como Jesús vino trayendo consigo dos cayados: Favor y Ataduras. Favor se refiere a la gracia, y Ataduras se refiere a ser atados en unidad. Luego, Jehová como Jesús separó a los tres pastores: los sacerdotes, los ancianos y los escribas. Él los destruyó a ellos, y las almas de ellos lo detestaron a Él. El Señor Jesús, quien es el Pastor apropiado, fue rechazado, con lo cual los hijos de Israel fueron dejados como rebaño que no tiene pastor (Jn. 10:11). Con respecto al hecho de que Israel estuviese sin pastor, Mateo 9:36 dice: “Y al ver las multitudes, tuvo compasión de ella; porque estaban afligidas y dispersas como ovejas que no tienen pastor”. Además, Él destruyó el cayado Favor (Zac. 11:10), lo cual indica que el Señor rompió el pacto que Dios había hecho por medio de Moisés, con lo cual el pueblo fue dejado sin un pacto que lo cubriese. Así pues, Él les retiró la gracia (favor).

  El versículo 14 prosigue diciendo: “Luego quebré mi segundo cayado, Ataduras, para romper la hermandad entre Judá e Israel”. Esto indica que el amor que une también fue retirado. Como resultado de ello, la nación fue dividida y se llenó de luchas internas (v. 9). Desde el día de la crucifixión de Cristo no ha habido unidad entre los judíos. Aunque los del reino norteño, Israel, y los del reino sureño, Judá, eran hermanos, la hermandad entre ellos ha sido rota debido a que el amor que los unía fue roto. Esto ocurrió durante el tiempo en que ellos vivían bajo la opresión del Imperio romano.

D. El Mesías, como el Pastor apropiado de Israel, es detestado, atacado, rechazado y vendido por treinta piezas de plata

  Los versículos 12 y 13 de Zacarías 11 revelan que el Mesías, como el Pastor apropiado de Israel, fue detestado, atacado, rechazado y vendido por treinta piezas de plata, el precio de un esclavo (Éx. 21:32). Lo que está profetizado aquí se cumplió en los cuatro Evangelios. Al Señor Jesús lo vendieron durante el reinado del Impero romano, y Él fue juzgado por los gobernadores romanos.

  Zacarías 11:12 y 13 dicen: “Y les dije: Si os parece bien, dadme mi salario; pero si no, dejadlo. Entonces pesaron por mi salario treinta piezas de plata. Y me dijo Jehová: Tira al alfarero ese magnífico precio en que me han tasado. Entonces tomé las treinta piezas de plata y las tiré al alfarero, en la casa de Jehová”. Esto claramente indica que Cristo fue detestado, atacado, rechazado y vendido por treinta piezas de plata. Para entender debidamente estos versículos y saber quién ofreció las piezas de plata y quién las tiró en la casa de Jehová, debemos estudiar los cuatro Evangelios.

E. Los hijos de Israel son dejados en manos de los pastores insensatos e inútiles

  Los sacerdotes, los ancianos y los escribas fueron aniquilados, y Jesús fue crucificado, rechazado al máximo. Por tanto, los hijos de Israel fueron dejados en manos de los pastores insensatos e inútiles, los cuales no habrían de cuidarlos (vs. 15-17). Esto quiere decir que después de la crucifixión de Cristo, no hubo un liderazgo apropiado entre el pueblo de Israel. Ellos lucharon entre sí, devorándose los unos a los otros. Los pastores insensatos e inútiles que se levantaron en medio de ellos les causaron más sufrimientos. Esta clase de situación permitió que Tito devastara todo el país de Judá.

  Este capítulo ciertamente se refiere a la vida que Israel llevó bajo la tiranía del Imperio romano. El propio Señor Jesús vivió bajo el reinado de los gobernadores romanos; Él vivió bajo el reinado del césar, el sumo gobernante, y también durante el reinado de Herodes y Pilato, los gobernadores subordinados. Fue bajo este reinado que el verdadero y apropiado Pastor fue detestado, rechazado, atacado, vendido y crucificado. Con respecto a esto, Mateo 26:31, una cita de Zacarías 13:7, dice: “Heriré al Pastor, y las ovejas del rebaño serán dispersadas”. Cuando Cristo, el Pastor, fue crucificado, todas las ovejas de Su rebaño fueron dispersadas.

  Los capítulos del 9 al 11 de Zacarías revelan a Cristo de una manera muy íntima. El centro de las profecías en estos capítulos es Cristo como Mesías que fue rechazado. En el capítulo 9, Cristo vino y entró en Jerusalén como Rey que venía a ellos en forma humilde. Luego, el capítulo 10 revela a esta Persona bondadosa, tierna y amable como Pastor que viene en Su amorosa visitación a Israel. Él salió a pastorear al pueblo cuando tenía treinta años. Durante los tres años y medio de Su ministerio en la tierra, Él impartió al pueblo escogido de Dios el suministro espiritual. El tiempo de Su ministerio fue un tiempo de pastoreo, y muchos fueron ayudados por Su pastoreo. Sin embargo, debido a que Su ayuda era tan popular, los ancianos, los escribas y los sacerdotes se volvieron celosos. En sus celos, arrestaron a Jesús valiéndose de la traición de Judas. Después, Él fue juzgado primero por el sumo sacerdote conforme a la ley de Dios, y luego por los gobernadores del gobierno romano, Herodes y Pilato, conforme a la ley romana. El Señor Jesús fue completamente justificado. Pilato le dijo a los judíos que no hallaba en Jesús ningún delito (Jn. 18:38; 19:4), pero los judíos no quisieron escucharle, y sus voces prevalecieron: “Cuando le vieron los principales sacerdotes y los alguaciles, dieron voces, diciendo: ¡Crucifícale! ¡Crucifícale! Pilato les dijo: Tomadle vosotros, y crucificadle; porque yo no hallo delito en Él” (Jn. 19:6). En vez de obrar justamente, Pilato entregó a Jesús en manos de los judíos. Ellos tomaron a Jesús y lo llevaron al lugar llamado Gólgota, y allí lo crucificaron. Los judíos rechazaron completamente a Su Rey.

  El Mesías vino de manera íntima y amable a visitar a Su pueblo, Israel, en calidad de Rey. Si ellos hubieran estado listos, le habrían recibido. De esta manera, se habría establecido en la tierra el reino de los cielos y se habría dado comienzo al tiempo de la restauración. Esto es lo que debería haber sucedido, mas no fue así, porque Israel rechazó a Cristo. Si comprendemos esto, entenderemos lo revelado respecto a Cristo en Zacarías 9—11.

  Zacarías revela más detalles acerca de Cristo que Daniel. Daniel revela principalmente que Cristo es Aquel que ha ido a Dios para recibir poder, autoridad y el reino. Habiendo recibido el reino, Él vendrá a la tierra como piedra que hiere, la cual ha de aplastar la gran imagen humana, esto es, desmenuzará por completo el gobierno humano. Zacarías revela íntimamente a Cristo como el Salvador venidero, el Redentor venidero. Al principio, Él fue bien recibido por la gente, pero después, por influencia de los ancianos, sacerdotes y escribas, la gente cambió de opinión y le detestó. El Señor Jesús fue vendido, juzgado, sentenciado y puesto a muerte en la cruz. Por tanto, el Mesías, quien temporalmente fue bien recibido, fue rechazado al máximo. Como resultado de ello, el pueblo de Israel se dividió, fue perseguido por el Imperio romano y finalmente fue disperso por toda la tierra.

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