Mensaje 7
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Lectura bíblica: Zac. 6
Las visiones presentadas en Zacarías 5 y 6 tratan sobre el juicio de Dios. En el capítulo 5, la visión del rollo que volaba (vs. 1-4) revela que la ley justa de Dios y su equidad no permiten que haya injusticia alguna en la tierra. Debemos estar bien con Dios y con los hombres, de lo contrario, sufriremos el juicio de Dios. La visión del efa (vs. 5-11) nos muestra que el comercio es lo más malvado que existe en la tierra. Aparentemente, el comercio es algo bueno, pero en realidad es malvado, lleno de iniquidad. En este mensaje continuaremos a fin de considerar los dos asuntos mencionados en el capítulo 6: la visión de los cuatro carros (vs. 1-8) y las palabras de conclusión sobre la confirmación de las ocho visiones en este libro (vs. 9-15).
En 6:1-8 vemos la última de las ocho visiones en el libro de Zacarías: la visión de los cuatro carros.
“Luego alcé mis ojos de nuevo y miré, y he aquí cuatro carros que salían de entre los dos montes” (6:1a). Estos cuatro carros representan los cuatro vientos (vs. 4-8) que vienen de los cuatro ángulos de la tierra (Ap. 7:1-3) a fin de que Dios juzgue los pecados sobre la tierra. Estos cuatro vientos son usados por Dios para ejercer Su administración en el universo entero; en particular, son usados por Dios para ejecutar Su juicio, no tanto sobre individuos, sino principalmente sobre naciones, gobiernos y reinos.
En la visión presentada en Zacarías 1:18-21, Zacarías vio cuatro cuernos que surgieron para dañar y destruir a Israel, el pueblo de Dios. Luego, Dios preparó cuatro “artífices” con el fin de destruir estos cuatro cuernos. El primero de estos artífices fue el Imperio persa, que Dios en Su soberanía usó para destruir a Babilonia, el primer cuerno. Persia fue un gran imperio; su territorio se extendió desde el mar Mediterráneo hasta el océano Índico. Ciertamente, no sería fácil conquistar ese vasto imperio. Pero Alejandro Magno, un joven, vino y derrotó velozmente el Imperio persa. Todo esto sucedió debido al viento que sopló conforme a la soberanía de Dios para producir el segundo artífice a fin de que fuese destruido el segundo cuerno. Después, Julio César vino con el ejército romano y conquistó, en poco tiempo, el Imperio griego que Alejandro había fundado. El Imperio romano, el último cuerno, ha permanecido por más de dos mil años.
“En el primer carro había caballos bermejos, y en el segundo carro caballos negros, y en el tercer carro caballos blancos, y en el cuarto carro caballos tordos y fuertes” (6:2-3). Que cada carro estuviera equipado con caballos representa el mover veloz del juicio de Dios. Desde nuestro punto de vista, la ejecución del juicio de Dios es lenta; sin embargo, según la perspectiva de Dios, Su juicio es ejecutado velozmente.
Que los caballos fuesen de diferentes colores –bermejo, negro, blanco y tordo– representa las diferentes maneras en que se ejecuta el juicio de Dios.
Cuando el Señor Jesús regrese, Él será más veloz que el viento; será como relámpago. El último viento traerá a Cristo como último Artífice, el máximo Artífice, que habrá de destruir al anticristo con su reino y pisará el gran lagar. En un instante, Él desmenuzará la gran imagen humana (Dn. 2) desde los dedos de los pies hasta la cabeza, con lo cual dará fin a todo el gobierno humano sobre esta tierra.
Zacarías 6:1 habla de dos montes. Estos dos montes representan un testimonio de los juicios de Dios sobre la tierra. De entre los dos montes salen los cuatro vientos para testificar a toda la tierra que Dios está en el trono y que la tierra está sujeta a Su administración.
“Los montes eran montes de bronce” (v. 1b). En tipología, el bronce representa el juicio. Por tanto, estos dos montes de bronce representan montes de juicio. El juicio de Dios tiene por finalidad el establecimiento de Su testimonio.
“Luego me llamó y me habló diciendo: Mira, éstos que salen hacia la tierra del norte han hecho reposar Mi Espíritu en la tierra del norte” (v. 8). Esto significa que los juicios ejecutados sobre los países del norte, esto es, Asiria y Babilonia (Jer. 1:14-15; 4:6; 6:1; 25:9; 46:10; Ez. 1:4) dieron reposo al Espíritu de Dios. El juicio sobre estos países fue un alivio para Dios.
Dios dio ocho visiones para consolar a Israel. Zacarías 6:9-15 es la palabra de conclusión sobre la confirmación de las ocho visiones que traen alivio, consuelo y aliento.
Estas visiones son confirmadas por la coronación del sumo sacerdote Josué, quien tipifica a Cristo en Su sacerdocio, y están vinculadas con Zorobabel, el gobernador de Judá, quien tipifica a Cristo como Renuevo de David en Su reinado. Cristo es Aquel que desempeña los dos cargos, el del sacerdocio y el del reinado, en paz sobre Su trono (vs. 9-13). Antes de los tiempos de Zacarías nadie había desempeñado ambos cargos, pues el sacerdocio pertenecía a la tribu de Leví y a la familia de Aarón, y el reinado pertenecía a la tribu de Judá y a la familia de David. No obstante, el rey Uzías intentó usurpar el cargo del sacerdocio (2 Cr. 26:18-21), pero Dios lo castigó con lepra, y fue leproso hasta el día de su muerte.
En Zacarías 6:9-13, Josué y Zorobabel ambos tipifican a Cristo, lo cual significa que dos personas tipifican a una sola persona. Cristo es el único que desempeña ambos cargos, el del sacerdocio y el del reinado. Cuando Cristo regrese, Él unirá el sacerdocio con el reinado sobre Sus hombros. En toda la historia, Él es la única persona apta para asumir las responsabilidades propias de estos dos cargos en la administración de Dios. Por tanto, en Hebreos 7, Cristo es tanto el Sumo Sacerdote como el Rey, según es tipificado por Melquisedec. En Génesis 14, Melquisedec era primero rey, pero después se presentó como sacerdote delante de Abraham, a quien le ministró pan y vino. Esto indica que Él era tanto rey como sacerdote. Debido a que Melquisedec desempeñó ambos cargos, él tipifica a Cristo como Aquel que ejercería tanto el sacerdocio como el reinado en la administración de Dios.
“Brotará de su lugar y edificará el templo de Jehová. Sí, él edificará el templo de Jehová” (Zac. 6:12b-13a). Esto indica que las palabras de conclusión dadas en el capítulo 6 sirven para asegurar la compleción de la reedificación del templo de Dios (v. 15). La coronación de Josué aseguraba a las personas que Dios haría algo para completar la reedificación del templo.
“La corona espléndida servirá como recuerdo en el templo de Jehová” (v. 14). Esto representa el hecho de que el pueblo escogido de Dios recuerde al Mesías venidero (Cristo). La corona con la que coronaron a Josué fue quitada de sobre su cabeza y puesta en el templo. Esto debía servir de recordatorio a los hijos de Israel para que ellos recordaran al Mesías venidero, Aquel que vendrá a fin de ser el Rey y el Sacerdote que ejercerá la administración de Dios para el cumplimiento de la economía de Dios.