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Mensaje 110

El atrio del tabernaculo

(1)

  Lectura bíblica: Éx. 27:9-17; 38:9-20; 40:33

  En este mensaje llegamos al atrio del tabernáculo. Parece que el atrio es fácil de comprender. Pero no lo es. Si sólo tratáramos de entender las dimensiones y los materiales del atrio, no encontraríamos ninguna dificultad. No obstante, si queremos obtener el significado espiritual del atrio del tabernáculo, nos daremos cuenta de que no es fácil de entender.

LAS CATEGORIAS DE LOS MATERIALES

  Quisiera mencionar algunos puntos que nos ayudarán a entender el significado espiritual del atrio. En primer lugar, debemos darnos cuenta de que en la construcción del tabernáculo, del mobiliario y del atrio, se utilizan principalmente tres clases de materiales. La primera son los metales o minerales. El oro, la plata y el bronce son metales. La segunda categoría son las plantas. Los minerales no están relacionados con la vida, pero las plantas sí. Tanto la madera de acacia como el lino pertenecen a la vida vegetal. La tercera categoría se deriva de la vida animal. Algunos materiales tales como la piel de carnero y el pelo de cabras, provienen de animales terrenales, pero la piel de tejones proviene de la vida marina. Los materiales de origen animal también están relacionados con la vida. Como dijimos en otra ocasión, la vida vegetal se relaciona con la generación, producción y propagación, y la vida animal con la redención.

  Los metales que se utilizaron en el tabernáculo fueron principalmente el oro, la plata, y el bronce. Según la secuencia del relato en Exodo, el oro se menciona antes que la plata, y luego el bronce. La secuencia de adentro hacia afuera es oro, plata, y bronce. Sin embargo, de afuera hacia adentro, la secuencia es: bronce, plata, y oro. Dios mira las cosas de adentro hacia afuera, pero nosotros lo hacemos de afuera hacia adentro. Por lo tanto, para Dios la secuencia es: oro, plata y bronce. Pero para nosotros la secuencia es: bronce, plata y oro.

  En cuanto a los materiales que se obtienen de la vida vegetal, el relato comienza con la madera de acacia y luego el lino. No obstante, en el tabernáculo y en el mobiliario la madera de acacia no se ve. Estaba cubierta por el oro o por el bronce. Claro está que el lino si se veía.

LA JUSTICIA Y LA SANTIDAD

  Si vemos el tabernáculo, el mobiliario, y el atrio en conjunto, podemos ver que todo este arreglo apunta a dos asuntos importantes: la justicia y la santidad. Tal vez usted piense que conoce el significado de la justicia y la santidad en la Biblia. A menudo los cristianos hablan acerca de la santidad, y muchos aspiran a ser santos. Posiblemente no hablan tanto así acerca de la justicia. Sin embargo, en la Biblia la justicia se menciona tanto como la santidad. En algunos versículos la justicia y la santidad se colocan juntas. Por ejemplo, en Efesios 4:24 dice que el nuevo hombre fue creado en “justicia y santidad de la realidad”. Aquí tenemos la justicia y la santidad junto con la realidad. Según Colosenses 3:10, el nuevo hombre se vaya renovando hasta el conocimiento pleno conforme a la imagen de Dios. La imagen de Dios está relacionada con la justicia y la santidad. Ahora, debemos hacer una pregunta crucial: ¿Cómo pueden estar relacionadas la justicia y la santidad con la imagen de Dios? No debemos dar por sentado lo que la Biblia dice acerca de la justicia y la santidad ni suponer que entendemos estos asuntos debido a que hemos leído la Biblia por años. Es muy significativo que el nuevo hombre se vaya renovando conforme a la imagen de Dios y que esta imagen se relacione con la justicia y la santidad de la realidad.

  Veamos algunos versículos que nos ayudarán a encontrar el significado de la justicia. Pablo nos dice en 2 Corintios 3:8 y 9 que el ministerio del nuevo pacto es un ministerio del Espíritu y también de justicia. El ministerio del antiguo pacto era de muerte y de condenación. La muerte está en contra del Espíritu, y la condenación está en contra de la justificación. Sin embargo, Pablo no nos dice aquí que el ministerio del nuevo pacto es de justificación. Dice que es un ministerio de justicia. El ministerio del nuevo pacto es un ministerio del Espíritu para la vida y de justicia para la justificación. Debemos preguntarnos a qué se refiere un ministerio de justicia.

  Pablo dice primero en 2 Corintios 3 que el ministerio del antiguo pacto era de muerte y luego, que era de condenación. No obstante en nuestro concepto, la condenación viene primero y luego la muerte. Sin embargo, Pablo menciona la muerte antes de la condenación. En el Nuevo Testamento tenemos la justicia para la vida, y también la vida que tenie como resultado la justicia. Por un lado, puede que la justicia venga primero y que la vida le siga; por otro, puede que la vida preceda a la justicia y que sea su resultado. Así que, con relación a la justicia y a la vida hay dos lados: el lado de la justicia para la vida, y el lado de la vida para la justicia. Siguiendo el mismo principio, en la Biblia tenemos la condenación para la muerte, y la muerte que tiene como resultado la condenación.

  Cuando un pecador viene a Dios, el está condenado, y dicha condenación tiene como resultado la muerte. Este es un lado. Por otro lado, podemos encontrarnos en una condición de muerte, y ésta tenga como resultado la condenación. Esta es una muerte para la condenación. Por un lado existe la condenación para la muerte; por otro, existe la muerte para la condenación. En 2 Corintios 3 Pablo está hablando desde la perspectiva del segundo lado, esto es, el de una condición o estado de muerte que resulta en condenación.

  Antes de ser salvos, todo lo que éramos y hacíamos estaba en muerte. Esa era nuestra condición. El resultado de tal condición era condenación. Dios condena todos los aspectos de nuestro pasado. Incluso hoy, si seguimos viviendo en la vieja creación, estaremos en una condición de muerte, una condición que está bajo la condenación de Dios. Toda la vieja creación está bajo la condenación de Dios. Sin embargo, el minsiterio del nuevo pacto viene a impartirnos el Espíritu, es decir, a regenerarnos y a hacernos vivientes. Por lo tanto, el Espíritu que imparte vida tiene como resultado la justicia.

  Supongamos que un pecador se arrepiente y cree en el Señor Jesús. Inmediatamente, éste es justificado. Puesto que ha recibido la justicia de Dios, ya no está condenado. Esto es la justicia para la vida. Este pecador arrepentido tiene vida debido a que recibe la justicia de Dios y es justificado. Este es uno de los lados. Ahora que tiene vida, si el vive por esta vida, el resultado será justicia. Este es el otro lado, el de la vida para la justicia. El ministerio del nuevo pacto no sólo nos regresa a Dios a fin de que seamos justificados sino que nos lleva a un estado, una condición, en el que llevamos un vivir justo. Esto quiere decir que el ministerio del Nuevo Testamento nos ministra al Espíritu a fin de que tengamos un vivir justo. El Espíritu es el suministro de vida, y la justicia es la expresión de Dios.

  A menudo la Biblia nos habla de la justicia de la ley. ¿Qué es la justicia de la ley? A fin de contestar esta pregunta, debemos saber qué es la ley. En este Estudio-vida de Exodo, hemos hecho hincapié en el hecho de que la ley, los Diez Mandamientos, son un cuadro de lo que Dios es. Los Diez Mandamientos se dividen en dos categorías. Los primeros cuatro constituyen una categoría, y los otros seis otra. Los primeros cuatro mandamientos se relacionan con Dios; no tendrás ningún otro dios aparte de Dios mismo, no harás imágenes o ídolos, no tomarás el nombre de Dios en vano, y guardarás el Sábado como señal de que éste pertenece al Señor. Estos cuatro mandamientos se relacionan con la naturaleza santa de Dios. Por lo tanto, los primeros cuatro mandamientos destacan la santidad de Dios.

  Los otros seis mandamientos hablan de honrar a nuestros padres, de no matar, no adulterar, no robar, no dar falso testimonio ni codiciar. Según estos mandamientos, debemos tener una buena relación con nuestros padres, no debemos matar, no debemos cometer adulterio, no debemos robar, no debemos dar falso testimonio, y no debemos codiciar. Estos seis mandamientos están relacionados con los actos de Dios los cuales son un asunto de justicia. Por lo tanto, los primeros cuatro mandamientos están relacionados con la santidad de Dios, y los últimos seis con la justicia de Dios. En cuanto a naturaleza, Dios es santo. En cuanto a Sus actos, El es justo. Esto nos ayudará a entender por qué el nuevo hombre debe ser a la imagen de Dios en cuanto a justicia y a santidad. De parte de Dios, necesitamos la santidad y luego la justicia. Sin embargo de nuestro lado, necesitamos primero la justicia, luego la santidad. Efesios 4:24 habla de acuerdo a nuestra perspectiva, cuando dice que el nuevo hombre es creado según la justicia y la santidad.

VIVIR EN EL REINO

  Pablo dice en Romanos 14:17 que el reino de Dios es justicia. La vida de iglesia adecuada es característica del reino de Dios, el cual es justicia. En la Biblia la justicia es el cumplimiento de los Diez Mandamientos. Romanos 8:4 nos sirve de base para decir esto. Este versículo dice que cuando vivimos conforme al espíritu, el justo requisito de la ley se cumple en nosotros. Por lo tanto, la justicia es el cumplimiento de la ley, y ésta es la imagen, la expresión, de Dios. Esto quiere decir que la justicia es la expresión de Dios. Así que, la justicia es la imagen de Dios. Cuando andamos conforme al espíritu, con toda seguridad no tendremos ningún otro dios aparte de Dios mismo. De igual modo, no tendremos ídolos, no tomaremos el nombre de Dios en vano, tendremos una muestra de que pertenecemos a Dios, y cumpliremos todos los otros mandamientos. Esto es llevar un vivir justo. La justicia, el cumplimiento de la ley, es la expresión de Dios.

  Llevar un vivir de justicia es vivir en el reino. Este tipo de vida es una vida regulada y gobernada. ¿Es su vida cristiana, un vivir en el reino? Muchos tenemos que admitir que nuestro vivir diario no es una vida en el reino, donde todo es regulado, gobernado y dirigido. ¿Cómo podemos decir que llevamos una vida en el reino, si somos descuidados en cuanto a las cosas materiales, no somos justos con otros, y somos negligentes en nuestro hablar? Además, tal vez damos testimonios que no son exactos y codiciamos. Como resultado, no somos justos. No hay dirección, ni regulación, ni gobierno en nuestro vivir. En este caso, estamos viviendo en el reino de Dios.

  ¿Conoce usted lo que es el reino de Dios hoy? El reino de Dios implica que todo está bajo la dirección, regulación y gobierno de Dios. Este reino es justicia, la expresión de lo que Dios es. El Salmo 89:14 dice que la justicia es el cimiento del trono de Dios. El trono de Dios está establecido en la justicia. Además, Isaías dice que cuando el reino venga, estará lleno de justicia. En el evangelio de Mateo, un libro que trata del reino de los cielos, el Señor Jesús hace hincapié en la justicia. El dijo que debemos tener hambre y sed de justicia e incluso ser perseguidos por el bien de la justicia (Mt. 5:6, 10). También dijo que debemos buscar primero el reino de Dios y Su justicia (Mt. 6:33). El nos dijo que si nuestra justicia no sobrepasa la de los escribas y fariseos, no podremos entrar en el reino de los cielos (Mt. 5:20). Conforme a Apocalipsis, la novia estará vestida de justicia (Ap. 19:8). Las vestiduras de lino fino de la novia serán su justicia. Por lo tanto, la apariencia de la novia que está lista será de lino fino, a saber, de justicia. Además, 2 Pedro 3:13 dice que la justicia morará en el cielo nuevo y la tierra nueva. Allí habrá un reino, un gobierno que será justificado por Dios. Esta condición justa será el resultado de la vida.

  Hoy en la tierra, aparte del pueblo de Dios, no existe justicia que lo exprese a El. No existe nada que sea el resultado de la vida y que sea, justificado por Dios. Por el contrario, todo ha sido condenado. Cuando Dios mira hacia la tierra, El la condena, ya que toda la tierra está bajo muerte. Por la muerte que está presente en todos sitios, viene la condenación, Sin embargo, con relación al pueblo redimido de Dios, la iglesia, la situación es muy diferente. La iglesia está llena del Espíritu de vida, y éste tiene como resultado un estado, una condición, el cual es justo por completo. Esta condición puede ser justificada por Dios de todas maneras y en todos los aspectos. Esta es la justicia que expresa a Dios en la vida. Tal condición de justicia continuará hasta la próxima edad. Como ya dijimos, al prepararse la novia para la boda con el Cordero se vestirá de justicia. Toda su apariencia será la expresión de la vida. En ella, no habrá nada de muerte ni de condenación; todo será vida y justicia. Esta justicia representa el cumplimiento de los requisitos de Dios y también una dirección, una regulación, bajo Su gobierno. Una vez más digo que esta justicia es la expresión del Dios justo.

LA EXPRESION DEL DIOS JUSTO

  Si una persona se acercara desde lejos al tabernáculo verá primero el lino fino. Ya que el lino representa a la justicia, esto significa que una persona que se acerque al tabernáculo verá la justicia. Para los que estaban afuera la apariencia del tabernáculo y del atrio es de lino, de justicia. De igual modo, la apariencia de la iglesia hoy, como el reino de Dios, es la justicia, la apariencia de la novia preparada para Cristo será la justicia, y en el cielo nuevo y la tierra nueva en la eternidad se expresará la justicia. El lino es producto de la vida vegetal. Por consiguiente, es producido por la vida. Esto significa que la justicia es el producto de la vida.

  Cuando otras personas se acercan a la iglesia y la examinan, deben poder decir que en la vida de iglesia todo tiene un orden y está bajo la dirección y regulación de Dios. Esto equivale a ver el lino fino, ver la justicia. Este es el reino y la expresión del Dios justo.

  El tabernáculo se levantaba dentro de una esfera de lino blanco, esto es, dentro de una esfera de justicia. Esto significa que la justicia llegó a ser la esfera del tabernáculo. La iglesia también existe dentro de la esfera de la justicia. Esta fue la razón por la cual Pablo mandó que la iglesia en Corinto echara fuera de la vida de iglesia al pecador. Debido a que la iglesia es el reino de Dios, y éste es justicia, no debe haber ningún desorden en la iglesia. La iglesia debe estar en la esfera de la justicia.

  Además, esta justicia es el límite de la iglesia. Fuera de la iglesia hay confusión, desorden, e inmundicia. Sin embargo, dentro de la iglesia todo es limpio y en un orden apropiado. Fuera de la iglesia, nada está bajo la regulación de Dios, pero dentro de la iglesia todo está bajo el control y la regulación del Espíritu.

  El ministerio del nuevo pacto es un ministerio del Espíritu, el cual ministra al Espíritu dentro de los creyentes. Este Espíritu trae el suministro de vida, el cual tiene como resultado la justicia. Entonces la justicia llega a ser la expresión del Dios justo.

UN TESTIMONIO COMPLETO

  El atrio del tabernáculo medía cien codos de largo. Estos cien codos estaban divididos en veinte secciones por veinte columnas. Así que, en cuanto al largo del atrio, tenemos los números cien, veinte, y cinco, el cinco se obtiene de la división de cien entre veinte. En la Biblia el cinco es el número de responsabilidad. Cien codos representan veinte veces la responsabilidad. La anchura del atrio medía cincuenta codos, divididos por diez columnas entre diez secciones que medían cinco codos cada una.

  El atrio tenía la forma de un rectángulo que medía cien codos de largo, lo cual era dos veces la medida de ancho, cincuenta codos. El área total era la mitad de cien codos cuadrados. La mitad de un cuadrado implica que tendremos otra mitad. (Las dimensiones del arca también estaban en unidades medias). La Nueva Jerusalén no va a ser un rectángulo. Ya que en la eternidad todo habrá cumplido. Sin embargo, ahora no todo está terminado. Todavía hay más por venir. El área rectangular del atrio da testimonio de esto. Esta indica que se necesitan dos mitades para hacer un conjunto, pero sólo tenemos una mitad y estamos esperando por la otra. Esto quiere decir que lo que tenemos ahora es un testimonio completo.

LLEGA A SER LA JUSTICIA DE DIOS

  En el atrio del tabernáculo, había un total de sesenta secciones, veinte secciones a ambos lados y diez secciones a cada extremo. Sesenta es la mitad de ciento veinte así como seis es la mitad de doce. En la Nueva Jerusalén no existirá el número seis. En su lugar estará el número doce: doce fundamentos, doce puertas, doce perlas, doce meses, doce frutos. Ya que el hombre fue creado en el sexto día, el número seis es el número del hombre. Además, el número del Anticristo será el seiscientos sesenta y seis.

  ¿Cómo puede el hombre, que es el número seis, llegar a ser la justicia de Dios? 2 Corintios 5:21 es un versículo crucial para contestar esta pregunta: “Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros viniésemos a ser justicia de Dios en El”. Este versículo no dice que nosotros vendremos a ser santidad o gloria de Dios; dice que vendremos a ser la justicia de Dios. El ministerio del nuevo pacto ministra al Dios Triuno procesado dentro de nosotros como el Espíritu vivificante para tener como resultado una condición particular, la cual es la justicia.

  Las colgaduras para el atrio estaban hechas de lino fino, el cual representa la justicia de Dios. El lino colgaba de las columnas, y éstas estaban sobre las basas. Desde lejos se podía ver el lino. Al entrar se vería el altar del holocausto. Este altar, hecho de bronce era bastante grande, cinco codos de largo y de ancho y tres de alto. El bronce que lo cubría provenía de los incensarios de los doscientos cincuenta hijos de Israel que fueron juzgados por Dios. Así que, cuando un israelita miraba al altar, inmediatamente recordaba el juicio justo de Dios. Tanto las columnas como las basas en el atrio estaban hechas de bronce (27:10).

LA JUSTICIA QUE RESULTA DEL JUICIO DE DIOS

  El hecho de que el lino colgara de las columnas de bronce indica que la justicia de Dios procede del juicio de Dios. Desde afuera, lo más importante que se ve es el lino. No obstante, cuando entramos al atrio, lo más impresionante es el bronce: el altar de bronce, las columnas de bronce, las basas de bronce, todos representan al juicio justo de Dios. Esto indica que el juicio justo de Dios tiene como resultado Su justicia.

  Cuando miramos el atrio en conjunto, éste nos muestra que todo está bajo el juicio de Dios. Sin embargo, todo lo que es juzgado viene a ser justo. En la vida de iglesia, todo debe estar bajo el juicio de Dios: nuestra naturaleza, nuestras acciones, nuestras palabras. Si no estamos bajo el juicio de Dios, no podemos estar bien con nadie. Si usted quiere estar bien con sus padres, necesita estar bajo el juicio de Dios. Si quiere estar bien con su esposo o esposa, usted debe estar bajo el juicio de Dios. Nuestra justicia, nuestro lino blanco, debe colgar de las columnas de bronce.

  Nosotros somos el número seis, el número del hombre caído. Todo lo que somos, todo lo que hacemos, todo lo que decimos, y todo lo que tenemos, todos son un número seis, bajo la condenación de Dios. Todo lo relacionado con nosotros debe ser juzgado. Aunque tengamos un buen temperamento, nuestra actitud debe ser juzgada debido a que somos caídos. Tanto los orgullosos como los humildes deben ser juzgados. No importa que tipo de persona seamos, debemos ser juzgados. Los que obedecen y los que no obedecen, deben ser juzgados.

  Si tratamos de justificarnos, enfrentaremos dificultades. Aquellos que se justifican a sí mismos son los que ocasionan problemas en la vida de iglesia. En lugar de justificarnos a nosotros mismos, debemos ponernos bajo el juicio de Dios. Si hacemos esto, no tendremos problemas con otros. Si estamos bajo el juicio de Dios, no tendremos problemas ni con nuestros padres, ni con nuestra esposa o esposo, ni con nuestros hijos, ni con los santos de la iglesia. Por consiguiente, dondequiera que estemos, no tendremos problemas en la vida de iglesia. Sin embargo, si no estamos bajo el juicio de Dios, donde quiera que estemos en la vida de iglesia, tendremos dificultades. Adondequiera que vayamos, causaremos problemas a la iglesia. Si hablamos mucho, seremos un problema y si somos callados, también seremos un problema. De igual modo, causaremos problemas, ya sea que seamos apresurados o lentos, orgullosos o humildes. Por lo tanto, debemos estar bajo el juicio de Dios a fin de tener el lino blanco. El lino cuelga solo del juicio de Dios.

  ¿Cómo pueden los cristianos de hoy tener el lino blanco aun cuando no han tenido la experiencia del juicio de Dios? Esto es imposible. ¿Qué sucede entonces con la iglesia? La iglesia, incluyéndonos a todos nosotros, debe ser juzgada. No debemos juzgar a otros; nosotros mismos debemos ser juzgados. Digo una vez más que la existencia del lino blanco depende del juicio de Dios. El lino debe colgar de las columnas de bronce que están sobre las basas de bronce.

  Yo puedo testificar que he experimentado el juicio de Dios en cuanto a mi hablar con los santos. En ocasiones, luego de hablar con otros, fui juzgado por Dios por hablar de una manera natural o con una actitud un tanto impura. Entonces decidí quedarme callado y no decir nada. No obstante, cuando intenté estar callado, fui juzgado por mi silencio natural. En determinado momento debí haber dicho algo, y fui juzgado por no haberlo hecho. Por lo tanto, ya sea que hable o permanezca callado en la vida natural, he experimentado el juicio de Dios. Digo esto para mostrarles que el juicio de Dios no es simplemente una enseñanza; sino es algo de la experiencia.

  No se trata simplemente de ser justo. Esto depende del juicio de Dios. Considere nuevamente el cuadro del lino blanco que colgaba del bronce que estaba en el atrio. Sin el bronce, no habría lugar para el lino. Simplemente éste no podría existir. El significado de esto es que sin el juicio de Dios, no podemos tener la justicia. Si no somos juzgados por Dios, no podemos estar bien con nadie. Sólo podemos estar mal, debido a que somos seres caídos que pertenecen al número seis.

  La morada de Dios debe estar dentro de la esfera de justicia y debe tener la justicia como sus límites. No obstante, la justicia sólo puede existir cuando estamos bajo el juicio justo de Dios. El juicio de Dios produce la justicia, la cual es la expresión de Dios como el límite y la esfera de Su morada.

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