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Mensaje 116

Las vestiduras sacerdotales

(1)

  Lectura bíblica: Éx. 28:1-4; 1 P. 2:5, 9; Ap. 1:6; 5:9-10

  Si queremos entender cualquier libro de la Biblia, o cualquier capítulo, del Antiguo o del Nuevo Testamento, necesitamos conocer el pensamiento fundamental del mismo. Necesitamos conocer cuál es su concepto oculto. En este caso, debemos saber cuál es el pensamiento fundamental que conecta a los capítulos veintisiete y veintiocho de Exodo. ¿Por qué el relato divino habla acerca de las vestiduras sacerdotales justo luego de la descripción del tabernáculo? Es un poco difícil encontrar la respuesta. Nunca he leído algún escrito que explique por qué al final del capítulo veintisiete, luego del relato del tabernáculo, tenemos una sección extensa acerca del sacerdocio. Por lo tanto, necesitamos descubrir por qué al relato del sacerdocio le sigue al tabernáculo.

EL TABERNACULO Y EL SACERDOCIO

  Los últimos dos versículos del capítulo veintisiete hablan acerca del alumbrado de las lámparas del tabernáculo. Estos versículos nos proporcionan la respuesta que buscábamos: no podemos tener el tabernáculo sin el sacerdocio, tampoco podemos tener el sacerdocio sin el tabernáculo. Estos versículos demuestran que una vez edificado el tabernáculo, se necesitaba que el sacerdocio encendiera las lámparas. Esto indica, desde el punto de vista espiritual, que el sacerdocio y el tabernáculo forman una sola entidad. En la tipología de estos dos capítulos, Dios nos revela que Su pueblo redimido es el tabernáculo y también el sacerdocio.

  El tabernáculo es la morada de Dios. Pero, ¿cómo es posible que tal morada sea un pueblo viviente? El cumplimiento de estos tipos en el Nuevo Testamento pone al tabernáculo y al sacerdocio juntos. En 1 Pedro 2:5 dice que somos edificados como casa espiritual hasta ser un sacerdocio santo. La gramática de este versículo nos muestra que la casa espiritual y el sacerdocio santo están en aposición. Esto quiere decir que estos términos se refieren a la misma cosa. Así que la casa espiritual es el sacerdocio santo.

  La palabra sacerdocio se refiere a dos cosas. En primer lugar, denota el conjunto de sacerdotes, un grupo de sacerdotes que trabajan y sirven juntos. Segundo, denota el servicio sacerdotal, el trabajo o ministerio que llevan a cabo los sacerdotes. Muchos lectores de la Biblia dan énfasis al segundo significado. ¿Qué entendía usted antes cuando leía la palabra sacerdocio en 1 Pedro 2:5? El original en griego tiene dos palabras distintas que denotan el sacerdocio como un cuerpo sacerdotal y como el servicio sacerdotal.

  En 1 Pedro 2:5 el sacerdocio no se refiere a la función de los sacerdotes, sino al grupo de sacerdotes que viven, sirven, y trabajan juntos. Aquí el sacerdocio no es un servicio; es un conjunto de sacerdotes que han sido edificados juntos para vivir y servir como una entidad. Este sacerdocio es una casa. De igual modo, los santos que han sido edificados juntos son una casa espiritual. Esta es un pueblo. Mi punto es que la casa y el sacerdocio son una sola entidad.

  La iglesia hoy es primeramente la casa de Dios. Nosotros, los creyentes estamos siendo edificados juntamente hasta ser una casa espiritual. Esta casa es un cuerpo que sirve, a saber, un pueblo que sirve. El término bíblico para esta unidad es el sacerdocio.

UNA CASA VIVIENTE

  No somos una casa sin vida. Por el contrario, somos una casa llena de vida. Aunque me gusta mucho el salón de reunión en Anaheim, no se compara con la casa espiritual de Dios, ya que no tiene vida. La acústica es excelente, y las escaleras son muy apropiadas, pero, en este edificio no hay vida. La iglesia como la casa espiritual de Dios no puede carecer de vida. Sin embargo, por muchas generaciones los cristianos no se han dado cuenta de que la iglesia debe ser algo viviente. Algunos al hablar de la iglesia se refieren a un edificio tal como una capilla o una catedral. La iglesia no es una entidad sin vida. Más bien, la iglesia se constituye de Cristo y su pueblo redimido. Esto significa que la iglesia es viviente. Por lo tanto, nunca debemos referirnos a la iglesia como un edificio. Una capilla, una catedral o un salón de reunión no son la iglesia. Todos necesitamos ser liberados de la tradición y dejar de referirnos al lugar donde nos reunimos como la iglesia. La iglesia es una casa edificada con vida, llena de vida y se constituye de vida.

  Si la iglesia como la casa de Dios no se constituyera de vida y no fuese edificada con vida, ¿cómo podría ser el sacerdocio? Esto sería imposible. El sacerdocio es un grupo de personas que están llenas de vida.

  Por un lado, nosotros los creyentes, somos una casa espiritual, por otro, somos el sacerdocio, un conjunto de sacerdotes. La casa y el sacerdocio son uno. La casa espiritual es el sacerdocio, y el sacerdocio es la casa espiritual.

LA NECESIDAD DE LA EDIFICACION

  Si no somos la casa espiritual, no podemos ser el sacerdocio y viceversa, pero, si somos la morada de Dios, el tabernáculo, indudablemente somos un conjunto de sacerdotes. De igual modo, si no somos un conjunto de sacerdotes, entonces tampoco somos la morada de Dios.

  Para formar una casa se debe edificar con materiales. Si solamente tenemos los materiales amontonados en el lugar donde debería estar el edificio, sería imposible tener una casa. Sólo tendríamos una montaña de materiales. Estos podrían estar organizados a fin de demostrar su excelencia, pero no tendríamos una casa. Sólo cuando se edifican los materiales se tiene una casa.

  Supongamos que mientras estábamos edificando el local en Anaheim, no hubiésemos hecho otra cosa que amontonar los materiales. Tal vez hubiésemos apreciado la belleza de ciertos materiales, pero no tendríamos un salón para reunirnos. En ambos casos se necesita que los materiales sean edificados.

  El principio es el mismo en cuanto al sacerdocio. Ya que el sacerdocio es igual a la casa, y la casa depende de que los materiales sean edificados, por tanto, el sacerdocio también requiere que los santos sean edificados. Cuando estaba con los Hermanos, escuché muchos mensajes acerca del sacerdocio. Los Hermanos se oponen fuertemente al sistema de clérigos y laicos, y declaran que todos los creyentes son sacerdotes, que no debe haber ni clero ni laicado. Ellos le dan mucho énfasis al llamado sacerdocio universal. Según este concepto, el sacerdocio es universal debido a que cada creyente es un sacerdote. A pesar de esto jamás escuché un mensaje acerca de la necesidad de que los sacerdotes fuesen edificados juntamente a fin de tener el sacerdocio, el conjunto de sacerdotes que sirven. Algunos de sus maestros le dan énfasis a 1 Pedro 2:5 y 9. Escuché muchos mensajes acerca de estos versículos, y recibí ayuda, pero nunca se hizo hincapié en que el sacerdocio es un edificio.

  Sabemos que el sacerdocio requiere la edificación de los creyentes puesto que es una casa espiritual. Debemos recordar que en 1 Pedro 2:5 la casa espiritual y el sacerdocio están en aposición. En cuanto a la casa espiritual podemos entender la necesidad de edificación, pero en relación con el sacerdocio no es tan evidente.

  Todos somos los materiales para la casa espiritual de Dios. Pero, ¿hemos sido edificados para formar la casa de Dios? ¿tiene usted la seguridad y la paz de decir que es parte de la casa de Dios? En su localidad ¿están los creyentes edificados como la casa espiritual? En lo profundo de su ser tal vez no esté tan seguro de que en realidad haya sido edificado para ser la expresión local del Cuerpo de Cristo. Tal vez no tenga la paz de decir que en realidad ha sido edificado como la casa de Dios.

  En 1 Pedro 2:5, Pedro escribe exhortándonos y animándonos a que seamos edificados como casa espiritual. Como hemos recalcado esta casa espiritual es un sacerdocio santo. Tal vez se pregunte por qué en este versículo se menciona primero la casa y luego el sacerdocio. Este orden se basa en la secuencia que presenta Exodo. El sacerdocio debe seguir al tabernáculo, la casa. ¿Por qué debe darse la casa espiritual primero? ¿por qué la iglesia debe ser la morada de Dios y luego ser el sacerdocio? La necesidad de ser edificados es la respuesta. Debido a la necesidad de la edificación, la iglesia debe ser primero la casa de Dios antes de poder ser el sacerdocio.

  Como los materiales para el edificio de Dios, hemos sido escogidos, predestinados, llamados, salvados, perdonados, justificados, reconciliados y regenerados. Aunque somos tales materiales, debemos preguntarnos si hemos sido edificados con otros para formar la casa de Dios. Hoy entre los cristianos existen muchas enseñanzas acerca de cómo ser espirituales, poderosos o victoriosos. Hace más de cuarenta años, leí libros acerca de cómo ser victorioso, ser poderoso y ser santificado. Tal vez en la actualidad no haya tantos libros acerca de cómo lograr cosas. Muchos cristianos han aprendido que los métodos enseñados en estos libros no funcionan. La Biblia no da énfasis en cómo ser santo o cómo ser espiritual. Más bien, el énfasis está en el edificio de Dios.

  Los materiales que fueron utilizados para edificar el salón de reunión en Anaheim son firmes y fuertes. Pero supongamos que en lugar de haber sido edificados, se hubiesen dejado amontonados por años. ¿No estarían sucios y feos ahora? Indudablemente, estarían en pésima condición. Si los hubiéramos dejado esparcidos sobre el terreno se hubiesen dañado. Pero debido a que fueron edificados, fueron preservados, protegidos y están firmes. ¿Desea usted estar protegido en Su vida cristiana? ¿quiere ser estable, preservado y santificado? Si este es su deseo, entonces necesita ser edificado en la casa de Dios.

  Mencionamos que sin la edificación de los santos, no podemos tener el sacerdocio. Tal vez tengamos sacerdotes en la iglesia en Anaheim, pero si ellos no han sido edificados, no tenemos la casa. La casa depende de la edificación de los sacerdotes. En primer lugar, debemos tener el edificio. Entonces este edificio será el sacerdocio.

SERVIR EN COORDINACION

  Los sacerdotes en el Antiguo Testamento no servían de manera aislada o individual. Por el contrario, servían todos juntos en coordinación. Este no era un servicio individualista. Aún cuando un sacerdote hacía algo por sí solo, lo hacía en el sacerdocio, en el conjunto de sacerdotes. Su servicio personal estaba en coordinación con el grupo de los sacerdotes que servían.

  Un ejemplo de esta coordinación es lo que sucede en mi cuerpo cuando uso mi mano para tomar un libro. Por un lado es la mano la que toma el libro, pero la mano no actúa separada o individualmente; sino como parte de mi cuerpo. Al hablar se aplica el mismo principio. Aunque es mi boca la que habla, no está separada de mi cuerpo. La boca habla en coordinación con el cuerpo. Estos son buenos ejemplos para demostrar que los sacerdotes sirven juntos en coordinación; no de una manera individual. Ellos son una unidad coordinada, un cuerpo. Por esta razón, viven, sirven y trabajan juntos.

  Si leemos el libro de Levítico cuidadosamente, veremos que los sacerdotes también comían juntos. Hasta al comer eran un conjunto. Esto indica que vivían de manera comunal. Esta vida comunal de los sacerdotes, sin embargo, no es igual a lo que se conoce como comunas. No debemos confundir una comuna con la forma comunal de vida que tienen los sacerdotes en el sacerdocio.

LOS DOS ASPECTOS DE LA IGLESIA

  Cuando estamos edificados juntamente, llegamos a ser la iglesia como morada de Dios. Entonces espontáneamente somos la iglesia en el segundo aspecto, a saber, el del sacerdocio. Nosotros somos un pueblo que le sirve a Dios como sacerdotes. Tales sacerdotes no sirven de una manera individual; ellos sirven como un conjunto. Esta es la razón por la cual en el Nuevo Testamento se describe la iglesia como una casa, un sacerdocio, y un Cuerpo. Nosotros, la iglesia, somos el Cuerpo de Cristo. En este Cuerpo hay muchos miembros, pero ninguno actúa de forma individual.

  En la tipología del libro de Exodo, Dios usa dos asuntos para describir la función de la iglesia. En primer lugar, la iglesia funciona como la morada de Dios. Sin la iglesia, Dios no tiene un hogar. El sería como una persona que vaga por el desierto, sin hogar. Pero, con la iglesia Dios tiene un hogar, y El está en Su hogar ahora. Por lo tanto, la iglesia funciona como casa de Dios, Su morada. Otra función de la iglesia es servirle a Dios. Al proporcionarle una morada a Dios, también le servimos. La morada de Dios es un grupo de sacerdotes que sirven. El tabernáculo y el sacerdocio en el libro de Exodo tipifican esta doble función de la iglesia. Todos debemos ver que la iglesia tiene una doble función, ser la casa de Dios y servirle.

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