Mensaje 120
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Lectura bíblica: Éx. 28:4-14; 39:1-7
Exodo 28:9-10 dice: “Y tomarás dos piedras de ónice, grabarás en ellas los nombres de los hijos de Israel; seis de sus nombres en una piedra, y los otros seis nombres en la otra piedra, conforme al orden de nacimiento de ellos”. Estas dos piedras de ónice nos representan a nosotros, los creyentes.
Adán fue creado del polvo de la tierra. Luego de que Dios creara a Adán, lo puso frente al árbol de la vida, del cual fluía el río. En el fluir del río estaban las piedras de ónice. Si Adán se paraba a la orilla del río se podía ver a sí mismo y las piedras de ónice. Adán estaba totalmente compuesto de polvo, no de piedra de ónice. La piedra de ónice representa la transformación. En nuestra vida natural somos de polvo. Pero por medio de la regeneración hemos llegado a ser piedras. Ahora estamos en el proceso de ser transformados de gloria en gloria a la imagen del Señor. La piedra de ónice representa esta transformación.
Exodo 28:12 dice: “Y pondrás las dos piedras sobre las hombreras del efod, para piedras memoriales a los hijos de Israel; y Aarón llevará los nombres de ellos delante de Jehová sobre sus dos hombros por memorial”. Lo que el sumo sacerdote llevaba sobre sus hombros no eran dos pilas de polvo. Por el contrario, eran dos piedras de ónice. Esto indica que lo que Cristo sostiene, como el Sumo Sacerdote, no es polvo; sino que El sostiene a los santos transformados, tipificados por las piedras de ónice en las hombreras del efod que se ponía el sumo sacerdote.
Cuando algunos santos escuchan esto, tal vez se desanimen, al pensar que ellos no han sido transformados. Tal vez digan: “Si Cristo sólo sostiene las piedras de ónice, y no al polvo, entonces estoy perdido, no tendré la experiencia de ser sostenido por Cristo. Estoy desanimado ya que aun no he sido transformado en piedra de ónice”. En realidad usted si tiene la experiencia de ser sostenido por Cristo. Además, usted tiene alguna cantidad de piedra de ónice. A menudo puede que usted sienta que se está alejando del Señor. Pero es el polvo y no usted. En ocasiones el Señor prepara un ambiente que nos sacude. Tal vez tengamos miedo de caer. Sin embargo, sólo el polvo es sacudido. Nosotros, como aquellos que han sido regenerados, nunca seremos removidos, ya que las piedras de ónice en nosotros nunca se caerán. Las piedras de ónice permanecen sobre los engastes de oro gloriosos y hermosos.
Yo admito que carezco de las palabras apropiadas para el poder que ajusta de la gloria divina y de la hermosura humana de Cristo. Si tuviera más experiencia y mejores palabras, trataría de dar más ejemplos. Pero debido a que no tengo la experiencia adecuada, es difícil describir el poder de Cristo que sostiene, representado por el efod.
El efod junto con el pectoral y las hombreras representan al poder de Cristo que ajusta por medio de Su gloria divina y hermosura humana. Como ya mencionamos, cuando leemos los cuatro evangelios, podemos ver al Señor con Su gloria divina entretejida con la hermosura humana. También podemos ver lo celestial y lo reinante que El es, y Su obra redentora. En otras palabras, todos los aspectos tipificados por los materiales y los colores del efod están revelados en los evangelios.
A medida que miramos al Señor en Su gloria y hermosura, somos espontáneamente sostenidos, ajustados. Ser ajustado es ser transformado. Mientras más somos transformados, más somos ajustados. El polvo se está cayendo, y la parte transformada de nosotros permanece ajustada a Cristo y sobre El. Como resultado, disfrutamos de El y lo experimentamos a El con Su poder que ajusta. No sólo somos sostenidos sobre los hombros de Cristo, sino también estamos sobre Su pecho. Esto quiere decir que estamos ajustados por Su amor y también por Su poder. Los hombros representan el poder y el pecho representa al amor.
Según 28:12, Aarón llevaba los nombres de los hijos de Israel delante el Señor sobre sus hombros por memorial. Un memorial es un asunto de gozo. Cuando Cristo nos lleva sobre sus hombros, El le lleva gozo a Dios. Cuando Dios mira a Cristo, El ve a Sus redimidos, los que han sido transformados en piedras de ónice sostenidas por engastes de oro. Al final el ónice llega a ser una belleza que ha sido añadida a Cristo. Entonces es un memorial delante de Dios y una belleza adicional para Cristo. Cuando miramos este cuadro, vemos la gloria y la hermosura. Este cuadro va más allá de lo que podrían explicar la palabras humanas.
El efod probablemente tenía un orificio para la cabeza y otros dos para los brazos. También se usaba para ceñir al sumo sacerdote. El punto focal del efod era el pectoral. Esta es la razón por la cual el pectoral se menciona primero entre todas las vestiduras sacerdotales (v. 4). Esto indica que el propósito de las vestiduras sacerdotales estaba relacionado con el pectoral. Es decir, que el sumo sacerdote se las ponía a fin de poder llevar el pectoral.
Como veremos en los próximos mensajes, el pectoral representa la edificación de los redimidos de Dios sobre Cristo. Había doce piedras preciosas sobre el pectoral. Estas piedras, las cuales representan a todo el pueblo redimido de Dios, estaban edificadas sobre el pectoral. Por lo tanto, éste era un modelo a escala de la edificación del pueblo de Dios. Esto quiere decir que el pectoral representa a la edificación. Como veremos, este pectoral se usaba para expresar la voluntad de Dios para Su pueblo. Antes del tiempo de los profetas, Dios hacía conocer Su voluntad por medio del pectoral. Este era el instrumento y el canal por el cual Dios hablaba.
Ya mencionamos que las hombreras eran una belleza adicional para Cristo. El efod era en sí hermoso, pero las piedras de ónice ajustadas a los hombros del efod añadían más belleza. De igual modo, los creyentes transformados añaden una belleza adicional a Cristo.
Las piedras de ónice estaban colocadas sobre oro trenzado, o sea, oro adornado. Tal engaste añadía algo de belleza a las piedras de ónice. Estos engastes de oro adornado representan la naturaleza divina de Cristo. La manera en que los engastes estaban hechos representan una obra fina del Espíritu Santo con la naturaleza divina. Las palabras trenzado y adornado indican que el engaste era el resultado de una obra primorosa. La montura añadía belleza a las piedras preciosas, del mismo modo que la montura apropiada de un anillo le añade belleza a un diamante. Por un lado, el diamante es la belleza del anillo; por otro, el engaste fino trenzado le añade belleza al diamante.
Las piedras de ónice colocadas sobre el oro adornado nos presentan un cuadro fino de la obra del Espíritu Santo al añadir la belleza de Cristo a los creyentes como las piedras preciosas. Pero a su vez estas piedras vendrán a ser una belleza añadida a Cristo. Por lo tanto, Cristo es nuestra belleza, y nosotros llegamos a ser Su belleza. Esta belleza mutua es un memorial delante de Dios. Cristo y Sus miembros están juntamente ajustados, y esto llega a ser un memorial delante de Dios. Cuando Dios mira a Cristo con Sus miembros, está feliz, complacido y satisfecho.
Al estudiar el cuadro del efod con el pectoral y las piedras de ónice en Exodo 28, vemos como Cristo y Sus miembros están ajustados por Su gloria divina y Su hermosura humana. Además, en el efod también vemos un cuadro de la mezcla. El oro, el azul, el púrpura, y el carmesí están tejidos al lino fino. Esto quiere decir que están mezclados con el lino. Esta mezcla, sin embargo, no cambia la naturaleza de los materiales que lo componen. El oro sigue siendo el oro, y el lino sigue siendo el lino. Pero por medio de la mezcla del oro y el lino, obtenemos una vestidura que se compone de los dos materiales.
Yo creo que el azul, el púrpura y el carmesí eran hilos de diferentes colores. Ya vimos que el azul simboliza lo celestial que El es, el púrpura representa Su realeza y majestuosidad, y que el carmesí representa la obra redentora. Pienso que todos estos hilos eran de fibra de lino. Por lo tanto, aunque eran de diferente color, todos estaban hechos de lino. Esto indica que los materiales básicos del efod eran el oro y el lino. Aquí el oro representa la divinidad de Cristo, y el lino representa Su humanidad. El tejido del oro con el lino formando así una sola pieza de ropa representa la mezcla de la divinidad con la humanidad. Esta mezcla llega a ser la fuerza que ajusta y el poder que une, el cual nos agarra de Cristo.
El efod era la pieza de las vestiduras que se usaba para ajustar. El pueblo redimido de Dios está ajustado a Cristo por medio del ser procesado de Cristo. La naturaleza divina, representada por el oro, está entretejida con el lino. El oro en forma de hilo indica un proceso. Primero se golpeaba el oro hasta hacerlo muy delgado, y luego se cortaba en tiras muy finas. Después se entretejía con el lino, el cual representa la naturaleza humana.
El efod estaba hecho de hilos de oro, azul, púrpura y carmesí. Estos hilos se entretejían con el lino fino torcido. Este no sólo estaba hecho de hilo, sino también de una cuerda torcida. Tal vez eran varios hilos que se habían torcido en conjunto para formar las cuerdas. Esto aseguraba que el efod era lo suficientemente fuerte para soportar el peso de las piedras de ónice y el pectoral con los engastes de oro. Se necesitaba que el efod fuera de un material que tuviese la fuerza para ajustar a fin de que las hombreras y el pectoral pudieran estar agarrados del mismo.
Mientras más estudiamos el cuadro detallado del efod, más lo consideramos como un cuadro de Cristo. Aun cuando el Nuevo Testamento revela a Cristo de una manera completa, no nos da la visión de Cristo que nos representa el efod en Exodo 28. Sin embargo, todos los elementos del efod están implícitos en la revelación del Nuevo Testamento en cuanto a Cristo.
Si solamente tuviéramos las palabras del Nuevo Testamento sin el cuadro del efod, no podríamos ver como la divinidad de Cristo entretejida con Su humanidad llega a ser el poder que nos ajusta a El. Además, no veríamos con claridad como somos ajustados a Cristo. En 2 Corintios 1:21 Pablo dice que estamos adheridos a Cristo, el ungido. Aquí vemos la unción; sin embargo, no vemos que estamos adheridos a Cristo por medio de Su gloria divina y hermosura humana. Aún más, no vemos que los santos que están adheridos a Cristo son una belleza adicional para El. Según el tipo presentado por el efod en Exodo 28, estamos atados a Cristo junto con Su naturaleza divina procesada.
Mientras más vemos en cuanto al efod, más atados estamos de Cristo en nuestra experiencia y mas seguros estaremos. Esto está relacionado con la transformación. Aunque no tenemos las palabras adecuadas para expresarlo, muy dentro de nosotros atesoramos y apreciamos al Señor. Esta es una señal que tenemos de que estamos ajustados a Cristo, atados a El. Esto incluye la transformación. No sólo esto, esto representa la edificación, ya que en el pectoral estamos atados a otros. Esto significa que al final la edificación está incluida en la gloria divina de Cristo que está entretejida con Su hermosura humana.
Si sólo tenemos nuestras virtudes naturales, permaneceremos separados e individuales. Pero por medio de la gloria divina de Cristo y Su hermosura humana somos juntamente edificados, ajustados, y unidos.
El efod también es una faja, que nos ciñe a todos con Cristo. Debido a que estamos ceñidos de El, no podemos separarnos de El. Gracias al Señor por este cuadro del efod, el cual nos muestra que estamos ajustados a Cristo, agarrados de El y juntamente ceñidos con El.