Mensaje 122
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Lectura bíblica: Éx. 28:6-14; 39:2-9
Exodo 28:9 y 10 dicen: “Y tomarás dos piedras de ónice, y grabarás en ellas los nombres de los hijos de Israel; seis de sus nombres en una piedra, y los otros seis nombres en la otra piedra, conforme al orden de nacimiento”. En el versículo 12 el relato continua: “Y pondrás las dos piedras sobre las hombreras del efod, para piedras memoriales a los hijos de Israel; y Aarón llevará los nombres de ellos delante de Jehová sobre sus dos hombros por memorial”. Las dos piedras de ónice deben haber sido muy parecidas al tamaño del hombro de un hombre. Esto es muy posible ya que se ponían sobre las hombreras del efod. Creo que estas dos piedras de ónice eran planas y tal vez de forma oblonga o rectangular. Cada una de ellas debió haber sido lo suficientemente grande para que seis de los nombres de los hijos de Israel fueran grabados en ellas.
Las hombreras se encontraban justo en el lugar donde la parte delantera del efod se unía con la parte de atrás, donde estas se unían en el hombro. Esta parte del efod debió haber sido mas gruesa y fuerte que cualquier otra parte. Además, debido a que las hombreras eran una sola pieza con el efod, no se debían considerar como separadas del efod. Estas piezas eran una con el efod como un todo y las dos partes juntas eran lo suficientemente fuertes para sostener las piedras de ónice. A fin de que el efod pudiera llevar estas piedras pesadas, era necesario que las hombreras fueran gruesas y fuertes.
Hemos visto que el efod tipifica a Cristo con Sus dos naturalezas, la divinidad y la humanidad. Las dos naturalezas de Cristo están mezcladas para llevar la expresión de Dios, representada por el oro, y la expresión del hombre, representada por el lino. Cristo también, lleva la expresión de lo celestial y reinante que El es, y de la redención tipificados respectivamente por el azul, el púrpura y le carmesí. Esta expresión llega a ser el material que sostiene la piedra de ónice.
¿Qué representan las dos piedras de ónice que estaban sobre los hombros del sumo sacerdote? Estas representan a los creyentes, incluyéndonos a nosotros. Cuando algunos escuchan esto, tal vez digan: “Es posible que usted, un hermano mayor en el Señor, sea representado por la piedra de ónice. Pero con toda seguridad yo no. Yo fui salvo hace muy poco. Yo no tengo la apariencia de una piedra de ónice. Por el contrario, yo tengo la apariencia de barro y polvo”. Tal vez esta sea su situación. Sin embargo, una vez ha sido regenerado, hay aunque sea una pequeña cantidad de piedra de ónice en usted. Si usted no tuviera el elemento de la piedra de ónice en su ser no tendría interés en leer este tipo de mensaje. El simple hecho de que usted ama al Señor, que busca de El y que quiere escuchar este tipo de hablar es una gran indicación de que por lo menos hay algo de piedra de ónice en usted. Finalmente, todo el barro será transformado en piedra de ónice.
En nuestro ser natural hay dos aspectos: el aspecto de la creación de Dios y el de la caída. Una parte de nuestro ser es la creación de Dios, la otra forma parte de la caída del hombre. Lo que pertenece a la caída será desechado, y lo que viene de la creación de Dios permanecerá con nosotros y será transformada. Por lo tanto, la obra de Dios en nosotros logra dos cosas. Por un lado, está sacudiendo, removiendo, el aspecto caído; por otro está elevando y transformando el aspecto de nuestro ser que se relaciona con la creación de Dios para llegar a ser una piedra preciosa. Es claro, que toma tiempo para que el elemento caído sea removido y el elemento creado sea transformado y elevado. No obstante, muchos de los que han estado en la iglesia por varios años han tenido esta experiencia. El resultado es que estos santos tienen más peso de Cristo en la actualidad que en los pasados años. Algo del elemento caído ha sido removido, y una buena cantidad del elemento creado por Dios ha sido elevado y transformado en piedra preciosa.
No debemos dudar el hecho de que seamos representados por las piedras de ónice que estaban sobre los hombros del efod. Algún día seremos completamente transformados en piedras de ónice. Yo estoy seguro de que seremos las piedras de ónice de una manera pura y completa, tanto yo como todos los santos. En la Nueva Jerusalén en el cielo nuevo y la tierra nueva, todos los creyentes en Cristo serán piedras preciosas.
No obstante el punto principal de este mensaje no es la transformación. Sino de como las piedras de ónice son colocadas sobre las hombreras. ¿Cómo estaban unidas a las hombreras las piedras de ónice? Exodo 28:11 dice: “De obra de grabador en piedra, como grabados de sello, harás grabar las dos piedras con los nombres de los hijos de Israel; les harán alrededor engastes de oro”. Ya vimos que en hebreo las palabras traducidas “engastes de oro” también se refieren a un trabajo trenzado de oro, engastes de oro trenzado. El oro en el cual se incrustaban las piedras de ónice no tenía una forma sencilla. Más bien, tenía un hermoso diseño filigrana de oro. No debemos pensar que estos engastes son simples basas de oro con la intención de sostener las piedras preciosas. No, el oro había sido trenzado para formar un engaste de filigrana.
Estos engastes de filigrana de oro demuestran como somos unidos, agarrados y sostenidos del Señor Jesús. Estos engastes representan la divinidad del Señor después de ser procesada y haber pasado por muchos sufrimientos. Los sufrimientos experimentados por el Señor Jesús hicieron que tomara la forma de un hermoso engaste para sostenernos como las piedras preciosas.
Si no tuviésemos el cuadro que nos proporciona el tipo del efod con los engastes de filigrana, no habría manera de que conociéramos, por medio de las simples palabras del Nuevo Testamento, que somos sostenidos por el Señor Jesús. El Nuevo Testamento nos dice que somos sostenidos por el poder del Señor. La Biblia dice esto y nosotros lo creemos. Pero, ¿alguna vez se imaginó que el Señor Jesús lo está sosteniendo en hermosos engastes de filigrana de oro? Nosotros somos sostenidos por El de una manera muy hermosa.
Debemos emplear tiempo en orar-leer estos versículos de Exodo 28 y tener comunión con otros acerca de los mismos. Esto nos ayudará a apreciar más al Señor. Cuanto más observemos la belleza del Señor y la apreciemos, más fuertemente estaremos agarrados de El y por El.
Vimos que las piedras de ónice estaban colocadas en hermosos engastes de filigrana de oro. Ahora debemos pasar a ver como estos engastes hermosos estaban conectados con las hombreras del efod. Exodo 28:13 y 14 dicen: “Harás, pues, los engastes de oro, y dos cordones de oro fino, los cuales harás en forma de trenza; y fijarás los cordones de forma de trenza en los engastes”. Estos versículos demuestran que los engastes estaban unidos a las hombreras unos cordones de oro. Estos cordones dorados tenían la forma de trenzas. Estos sostenían las piedras de ónice a los engastes de oro y a las hombreras. Aquí tenemos tres cosas: las hombreras, las piedras de ónice en los engastes de oro y los cordones de oro que se usaban para sostener los engastes y las hombreras. Esto nos presenta la divinidad del Señor llegando a ser un cordón de oro para sostener. Repito, era necesario que la divinidad de Cristo pasara por un proceso a fin de llegar a ser este cordón de oro.
Por medio de leer el Nuevo Testamento no podemos ver la belleza, el filigrana, de la fuerza y el poder de sostener que tiene el Señor. Pero podemos verlo por medio de estudiar el cuadro del efod junto con las hombreras, los engastes y los cordones de oro en Exodo 28. Cuando las piedras de ónice estaban agarradas de las hombreras, éstas formaban lo que se podría llamar unas placas para los hombros. Ya mencionamos que las hombreras eran parte del efod y por ende estaban hechas del mismo material.
El Señor Jesús tiene la fuerza para sostenernos como las piedras de ónice. Esta fuerza viene de Su divinidad mezclada con Su humanidad y por medio de expresar a Dios, al hombre y lo celestial y reinante que es y la redención. Estamos agarrados del Señor por medio de esa expresión maravillosa. Si no hubiese tal expresión en el universo, no habría nada que nos pudiera sostener o agarrar de Cristo. La única cosa en el universo que nos puede sostener y agarrarnos de Cristo es la expresión de Cristo la cual es presentada por el efod que está hecho de oro, lino, azul, púrpura y carmesí. Quiero hacer hincapié en el hecho de que ésta es la expresión de Cristo como Dios y como hombre con lo celestial y reinante junto con la redención.
Día a día ingerimos alimentos y nutridos. Sin embargo, la mayoría de nosotros no sabemos cuales son las riquezas contenidas en éstos que nos nutren, nos fortalecen y nos suplen con lo que necesitamos, y hasta matan los gérmenes que tenemos en nosotros. Solamente sabemos que se necesita la comida para mantener la vida. Por lo tanto, lo comemos y lo disfrutamos. Sin embargo, los nutricionistas han llevado a cabo estudios científicos de la comida y conocen sus ingredientes. Ellos no sólo lo comen y lo disfrutan; sino también entienden algo acerca de sus constituyentes. Podemos usar esto como un ejemplo sencillo de nuestra la experiencia de estar agarrados de Cristo y ser sostenidos por El sin darnos cuenta de lo que está dentro de Su fuerza y Su poder para sostener.
¿Qué es lo que constituye la fuerza de Cristo a fin de sostenernos a El, para sostenernos y levantarnos? Por medio de estudiar el cuadro que se encuentra en Exodo 28 encontramos la respuesta a esta pregunta. Según la tipología del efod, la fuerza de agarrar, el poder para llevarnos y la habilidad para unirnos a Cristo se derivan de Su expresión como Dios y hombre junto con lo celestial y reinante que El es y la redención. Así como los materiales que se usaban para hacer el efod eran tejidos, también están mezclados estos aspectos de la expresión de Cristo. Están entretejidos para formar una vestidura fuerte que puede llevar las dos piedras de ónice y agarrarlas a las hombreras del efod que el sumo sacerdote usaba.
Muy dentro de mi tengo la carga en cuanto el significado del efod junto con las hombreras, las piedras de ónice, los engastes y los cordones de oro. Sin embargo, simplemente no tengo las palabras para expresarlo. No existen las palabras adecuadas para describir el cuadro del efod que se encuentra en Exodo 28. Pero pienso que si estudiamos este cuadro, especialmente, si oramos-leemos los versículos y tenemos comunión acerca de ellos, podremos ver algo que va más allá de nuestra habilidad para describirlo con palabras. Veremos un cuadro maravilloso del Señor Jesús. Luego diremos: “Oh Señor Jesús, Tu eres tan bello y precioso. Señor, ¡qué gran tesoro eres! Tu eres Dios y hombre de verdad que han sido entretejidos juntamente. Señor Jesús, Tu eres celestial, eres reinante y eres el Redentor. Señor, yo estoy agarrado de Ti y Tu me sostienes. ¡Cuanto te alabo, Señor!”
Cuando estamos unidos al Señor así como las piedras están unidas al efod, llegamos a ser una belleza que se le añade al Señor para Su expresión, y ésta llega a ser nuestra belleza de la cual nos sostenemos. Observe las vestiduras que llevaba el sumo sacerdote. Si se le quitaban las piedras de ónice, la belleza del efod disminuía. Aquí tenemos un mutuo embellecimiento: el Señor es nuestra belleza, y nosotros somos una belleza que se le añade a El para Su expresión. Si nos diéramos cuenta de esto, le agradeceríamos al Señor por poder formar parte de la belleza de Su expresión.
Además, si las piedras de ónice sólo estuvieran agarradas del efod sin estar colocadas sobre los hermosos engastes de oro, éstas serían menos lindas. Esto indica que los engastes de filigrana de oro llegan a ser la belleza para las piedras de ónice. Por lo tanto, aquí tenemos el mutuo embellecimiento. Las piedras de ónice llegan a ser la belleza del efod, y éste junto con los engastes de oro llegan a ser la belleza de las piedras de ónice. Esto quiere decir que las piedras y el efod se embellecen uno al otro.
Al hablar de las piedras de ónice sobre las cuales estaban escritos las nombres de los hijos de Israel, 28:12 dice: “Y Aarón llevará los nombres de ellos delante de Jehová sobre sus dos hombros por memorial”. Esto indica que las piedras de ónice eran un memorial delante de Dios. ¿De qué eran memorial estas piedras? De que la iglesia está sobre Cristo, memorial de que Cristo sostiene a la iglesia, el pueblo redimido de Dios. Este memorial durará por toda la eternidad. Debemos estar agarrados a Cristo, y El nos sostendrá en la presencia de Dios como un memorial eterno. Esto lo podemos experimentar y disfrutar ahora.
No tengo las palabras para decir mucho más acerca de estos asuntos. Confío en que el Espíritu Santo les hablará a ustedes acerca de esto. Que todos seamos animados para estudiar esta porción de la Palabra mediante el orar-leer y la comunión.