Mensaje 124
(9)
Lectura bíblica: Éx. 28:15-21; 39:8-14
Vimos que el pectoral tenía la misma obra y materiales que el efod y que era cuadrado y doble. El pectoral representa a la iglesia que tiene la misma formación y constitución de Cristo y es un testimonio perfecto sostenido por la mano de Cristo. Ahora debemos estudiar las doce piedras que estaban sobre el pectoral.
El versículo 21 dice: “Y las piedras serán según los doce nombres de los hijos de Israel, doce según sus nombres; como grabados de sello cada una con su nombre, serán según las doce tribus”. Los nombres de las doce tribus de Israel grabados sobre las doce piedras representan a todo el pueblo redimido de Dios. Estas doce piedras no representan a los redimidos de Dios de manera separada o individual, sino corporativamente. Las piedras son piezas separadas, pero no están divididas. Por el contrario, están incorporadas, o sea, unidas. Usando los términos del Nuevo Testamento, las piedras estaban edificadas conjuntamente. Las doce piedras estaban edificadas para formar una entidad, y el nombre de la misma es el pectoral.
El Señor nos sostiene corporativamente y de manera incorporada. El Señor Jesús nos ha edificado; El nos ha incorporado en una sola entidad. El pectoral era una entidad compuesta de doce piedras separadas e individuales. Esto indica que los creyentes son individuos diferentes pero no están divididos. Somos piezas diferentes, pero no somos piezas individuales o separadas. Sin embargo, en la actualidad los cristianos están separados y divididos. Conforme al entendimiento que ellos tienen, el Señor los sostiene a cada uno de forma individual. Si ésta fuese la situación, entonces cuando el Señor sostiene a un creyente no tendría nada que ver con otro creyente. No obstante, el Señor no nos sostiene de forma individual. Por el contrario, El sostiene una entidad, a saber, la iglesia quien es Su Cuerpo.
Si hemos recibido la luz del Señor, nos lamentaremos de la situación existente entre los cristianos hoy. Nos debe doler ver la división que existe entre el pueblo de Dios.
Sabemos que había doce tribus de los hijos de Israel. Cada tribu estaba representada por una de las piedras del pectoral. Pero todas estas piedras estaban edificadas juntamente para componer una entidad. Por lo tanto, el pectoral era en realidad la edificación de las piedras preciosas sobre los engastes de oro. El oro era el elemento que propiciaba que las doce piedras llegaran a ser edificadas.
Las doce piedras del pectoral eran piedras preciosas. Estas representan la transformación de la naturaleza humana por y con la naturaleza divina. ¿Cómo sabemos esto? Por medio del hecho de que eran piedras preciosas. Las piedras preciosas no son algo creado por Dios originalmente. Por el contrario, éstas se forman por medio de un proceso de transformación. A través de este proceso el barro o cualquier otro tipo de material se transforma en piedras preciosas.
Un ejemplo de este proceso de transformación lo vemos en la forma en que la madera se convierte en madera petrificada. Luego de un periodo de tiempo el agua satura la madera, echando a un lado su elemento natural y reemplazándolo con otro tipo de elemento. Al final, la madera se transforma en piedra.
La vida cristiana conlleva un proceso de transformación diario. La Biblia dice que el hombre fue creado del polvo de la tierra: “Entonces Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, y sopló en su nariz aliento de vida, y fue el hombre un ser viviente” (Gn. 2:7). Un día el fluir divino con el mineral divino entró en nuestro ser. Este mineral divino es la naturaleza divina (2 P. 1:4), y el agua es la vida divina, el Espíritu divino. Una vez que el agua viva entró en nosotros, comenzó a lavarnos de nuestra vida natural y a añadir más del elemento divino en nuestro ser. Esto es la transformación. Día a día estamos viviendo una vida de transformación. Todos estamos bajo la obra transformadora de Dios.
En el recobro del Señor hemos prestado mucha atención al asunto de la transformación. Sin embargo, no muchos han escrito acerca de la importancia de la transformación. No obstante, es un hecho que todos los creyentes serán transformados. Si el proceso de transformación no se puede completar en esta era, Dios tendrá la manera de completarlo en la era venidera. En la Nueva Jerusalén todos los creyentes serán transformados en piedras preciosas. Babel fue construida con ladrillos, pero en la Nueva Jerusalén no habrán ladrillos. Esta ciudad será construida con material transformado; esto es, estará constituida del pueblo redimido y transformado de Dios. ¿Cuáles cristianos participarán del milenio? Aquellos que hayan sido transformados en su vida. Pero en la eternidad en la Nueva Jerusalén todo el pueblo de Dios estará allí como los que han sido transformados. La vida cristiana es una vida de transformación. Dios desea transformarnos a diario.
Esta es la transformación de la naturaleza humana por medio y con la naturaleza divina. Esto quiere decir que se nos está añadiendo un material mejor. Como resultado, aunque estamos hechos de polvo, estamos siendo transformados en algo precioso y transparente. Esto es por medio de ser saturados con mejores materiales, con los materiales celestiales.
Puedo testificar que todavía necesito transformación. Yo se que no soy perfecto y que el proceso de transformación no ha sido completado. Pero, puedo testificar que soy muy diferente de lo que era hace algunos años. Cuando era un joven cristiano, era un hombre de barro. Pero a través de los años he tenido muchas experiencias de la transformación del Espíritu. Por lo tanto, puedo testificar que verdaderamente hoy estoy más transformado que hace años. Muchos creyentes pueden dar este tipo de testimonio, ya que todos estamos viviendo una vida de transformación.
Las doce piedras estaban colocadas sobre las monturas de oro (vs. 17, 20). Esto significa que los creyentes son mantenidos en la naturaleza divina de Cristo.
Las doce piedras estaban organizadas en cuatro hileras. Una vez más el número cuatro aquí representa a las criaturas.
Exodo 28:17-20 dice: “Y lo llenarás de pedrería en cuatro hileras de piedras; una hilera de una piedra sárdica, un topacio y un carbunclo; la segunda hilera, una esmeralda, un zafiro y un diamante; la tercera hilera, un jacinto, una ágata y una amatista; la cuarta hilera, un berilo, un ónice y un jaspe. Todas estarán montadas en engastes de oro”. A raíz de esto vemos que había tres piedras en cada una de las cuatro hileras. Puede que nos preguntemos porque las doce piedras estaban colocadas de esta manera, considerando que había otras maneras, patrones y formas de hacerlo. La manera de Dios, sin embargo, es la más sencilla, aparentemente sin belleza artística, pero llena de significado espiritual.
Las cuatro hileras con tres piedras cada una representan al Dios Triuno en resurrección. El número cuatro representa a las criaturas, y el tres no sólo representa al Dios Triuno, sino al Dios Triuno en resurrección. A fin de estar en resurrección, el Dios Triuno debía ser procesado. Hoy el Dios que disfrutamos es el Dios Triuno procesado para estar en la resurrección. Ahora este Dios Triuno es el Espíritu todo-inclusivo que mora en nuestro espíritu como el material superior, que trabaja en nosotros para saturar nuestro ser a fin de que seamos transformados. De esta manera nuestro ser humano natural es transformado con los minerales divinos. Este es el significado de que las doce piedras estén organizadas en cuatro grupos de tres piedras cada hilera. Esta no es mi interpretación. Esta es la manera en que Dios lo planificó, y concuerda con la revelación completa de la Biblia.
En el pectoral tenemos un total de doce piedras. Aquí el número doce se compone de tres por cuatro. Las doce piedras representan la mezcla de Dios con el hombre para la consumación del propósito eterno de Dios y la administración gubernamental de Dios. En el libro de Apocalipsis se utiliza a menudo el número siete, especialmente en los primeros capítulos. Leemos acerca de siete candeleros, siete estrellas, siete iglesias, siete Espíritus, siete sellos, siete trompetas y siete copas. Pero al final de Apocalipsis, en la descripción de la Nueva Jerusalén, se utiliza el número doce: doce puertas, doce ángeles, doce fundamentos, doce apóstoles del Cordero, doce perlas y doce frutos. El número siete representa al Dios Triuno (tres) más la criatura, el hombre (cuatro). Esto es simplemente un asunto de unión o suma; no es un asunto de mezcla o de multiplicación. Pero el doce se compone de tres por cuatro, que representa una mezcla, multiplicación.
Se me ha llamado hereje por enseñar la mezcla de Dios con el hombre. La mayoría de los cristianos hablan acerca de la unión de Dios con el hombre. Pero la Biblia no sólo revela la unión, sino también la mezcla. En la Palabra encontramos tanto la multiplicación como la suma. Tres más cuatro es la suma y tres por cuatro es la multiplicación. Al final, en la eternidad, no seremos el número siete. Finalmente seremos el número doce.
Ciertamente no es accidental que encontremos el número doce en el pectoral y en la Nueva Jerusalén. Seguramente esto está de acuerdo a lo que Dios planificó en la eternidad. El plan de Dios es que el número doce represente algo, a saber, la mezcla del Dios Triuno con Sus criaturas. A los ojos del hombre, las iglesias actualmente son representadas por el número siete. Pero a los ojos de Dios y conforme a la visión eterna, las iglesias son representadas con el número doce.
Para Dios no existe el tiempo, ya que El mira todo de eternidad a eternidad. En los cielos Dios no tiene reloj. Sólo existe la eternidad. Por ende, conforme con la visión de Dios, la iglesia es representada por el número doce. Además, según el significado del pectoral, que el Señor lleva sobre Su corazón la iglesia eterna no es temporal. La iglesia que Cristo sostiene es una mezcla de la divinidad con la humanidad.
En la actualidad algunos se oponen a la revelación de la mezcla de Dios con el hombre. Tarde o temprano, los que se oponen y sean creyentes genuinos en el Señor aceptarán esto y disfrutarán de esto. Creo que llegará el momento en que admitirán que según la Biblia es absolutamente correcto decir que la iglesia eterna, la iglesia que Cristo sostiene en Su corazón es una mezcla del Dios Triuno con la humanidad redimida. Entonces estos queridos santos disfrutarán de lo que se oponían.
En el Nuevo Testamento hay catorce epístolas escritas por Pablo. Estas tratan mayormente de la iglesia. Pero ni aún en éstas podemos encontrar los detalles acerca de la iglesia que se presentan en el pectoral en Exodo 28. Por esta razón, los animo a orar-leer 28:15-21. Sería útil que usen este mensaje junto con su orar-leer. Si emplean el tiempo adecuado en estos versículos, creo que alabarán al Señor y le dirán: “Señor, te alabo. Estos versículos me muestran algunos detalles preciosos de la iglesia”.
Así como el pectoral se llevaba sobre el pecho del sumo sacerdote, también la iglesia tipificada por el pectoral está sobre el corazón de Cristo. La palabra seno en estos versículos en realidad significa el corazón, el corazón amoroso y cuidadoso de Cristo. La iglesia está sobre el corazón de Cristo y está en el palmo de Su cuidado. ¡Aleluya, estamos siendo mezclados con la vida divina y la naturaleza divina, y estamos pasando por un proceso de transformación! Mientras somos transformados y mezclados con El, espontáneamente llegamos a ser parte del alfabeto celestial representado por las piedras del pectoral. Entonces llevamos las letras que constituyen el idioma divino que revela la voluntad de Dios.
Es muy fácil leer de una manera natural los versículos acerca del pectoral y no interesarnos mucho por ellos. Si ésta es la situación, entonces no nos importará emplear algún tiempo en esta porción de la Palabra. Pero si leemos estos versículos según la revelación del Señor y de acuerdo con la visión divina, los amaremos y desearemos leerlos una y otra vez, ya que veremos en ellos una visión de algunos de los detalles más finos de la iglesia.
Los puntos que hemos cubierto en este mensaje y en el mensaje anterior acerca de la iglesia son muy profundos. El pectoral con las doce piedras representan la iglesia. Vimos que estas piedras se producen por medio de un proceso de transformación. Esto significa que la iglesia es algo que se produce por medio de la transformación; es transformada de algo natural a algo divino. Las piedras preciosas no son creadas por Dios directamente. Más bien estas son producidas a través de la transformación de otros materiales creados por El. El deseo del Señor hoy es tener un grupo de personas transformadas, un grupo de creyentes representado por las doce piedras preciosas que están sobre el pectoral. Es difícil para cualquier traductor de la Biblia decir con exactitud cuales son los materiales preciosos que se indican con las palabras en hebreo usadas para denominar las diferentes piedras del pectoral. Sin duda alguna, en los tiempos de Moisés cada palabra y cada piedra tenía algún significado. Pero ahora, miles de años más tarde, nos es difícil explicar de forma definida el significado de cada una de estas palabras hebreas. Sin embargo, es seguro que todas estas doce piedras eran piedras preciosas transformadas. También sabemos que éstas representan a los creyentes, el pueblo redimido de Dios. Las piedras preciosas no representan a los creyentes según las diferentes nacionalidades o culturas. No, éstas se refieren a un grupo de personas transformadas, los que han sido transformados de algo natural a algo divino. Además, el hecho de que las doce piedras estuviesen organizadas en cuatro hileras de tres piedras cada una indica que los creyentes no sólo son transformados, sino también mezclados con el Dios Triuno. Estos creyentes transformados y mezclados se encuentran sobre engastes de oro, la naturaleza divina de Cristo, y por ende están edificados para formar una entidad. Estas personas, representadas por el número doce, completan el propósito eterno de Dios y llegan a ser la administración del gobierno divino en el universo. El asunto de la administración del gobierno de Dios se indica también por el número doce. Tal iglesia se encuentra en el corazón de Cristo y en Su mano.
Debido a que el tipo del pectoral presenta los aspectos de la iglesia que no son cubiertos en el Nuevo Testamento, les animo a que presten atención a este asunto. Debemos tener la visión de la iglesia que nos presenta el pectoral y, luego de obtener esta visión, debemos ser fieles a la misma.
Nuestro interés en el recobro del Señor no deben ser los números o la extensión externa del trabajo. Esta es la manera del Señor. Su manera es crear a Adán y luego llenar la tierra por medio de la reproducción y la multiplicación en vida. De la vida de un hombre, Adán, han llegado a existir billones de seres humanos. Esta es la forma en que Dios pobló la tierra. Adán no formó una misión, y no tenía ningún plan, ni programa, ni itinerario para llevar a cabo su obra. Simplemente vivió y produjo hijos. Como resultado, la tierra se llenó de gente.
Nosotros pensamos que la manera de reproducir en vida es lenta. Muchos cristianos hoy adoptan la manera de trabajo, programas, organizaciones e itinerarios. Pero ésta no es la manera de vida. Les suplico que sean fieles a lo que el Señor nos ha mostrado y que vivan de acuerdo a ello. Si tenemos esta visión y vivimos de acuerdo a ella, el recobro se esparcirá y cubrirá la tierra.
Gracias al Señor somos cristianos genuinos. Que el Señor tenga misericordia de nosotros para que no sólo seamos genuinos sino también valiosos, piedras preciosas, transformadas, mezcladas con Dios y edificadas para ser Su testimonio. Esto es lo que el Señor desea hoy.