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Mensaje 128

Las vestiduras sacerdotales

(13)

  Lectura bíblica: Éx. 28:30; Lv. 8:8; Nm. 27:21; Dt. 33:8-10; Esd. 2:63; 1 S. 23:6, 9-12; 28:6

  En el pasado mensaje mencionamos que el Urim y el Tumim se añadían al pectoral para hacerlo el pectoral del juicio. También estudiamos las cualidades de aquellos que usan el pectoral y varias personas que lo usaron en el Antiguo Testamento. Además, vimos que el Urim tipifica a Cristo como el iluminador. Ahora continuaremos estudiando el significado del Tumim y como el Urim y el Tumim pueden ser aplicados a nuestra experiencia hoy.

CRISTO COMO EL QUE COMPLETA Y PERFECCIONA

  Según un apéndice acerca del Urim y el Tumim en el libro de David Baron titulado The Ancient Scriptures and the Modern Jew (Las antiguas escrituras y el judío moderno), el Tumim contiene las cuatro letras del alfabeto hebreo que no se usaban en los nombres de las doce tribus y que por lo tanto, no se encontraban grabados en las doce piedras preciosas del pectoral. La palabra hebrea Tumim significa los que completan, perfeccionadores, y tipifica a Cristo como el que completa y perfecciona. No sabemos como se añadía el Urim y el Tumim al pectoral. Sin embargo, sabemos que ambos tipifican a Cristo y que el pectoral tipifica a la iglesia. Por lo tanto, el Urim y el Tumim adheridos al pectoral tipifican a Cristo adherido a la iglesia.

  Las doce piedras preciosas del pectoral tipifican a los creyentes, los que constituyen la iglesia, grabados con Cristo como las letras del alfabeto espiritual. Según el libro de Apocalipsis, Cristo es el Alfa y el Omega. Ya que El es la primera y la última letra, sin duda es también todas las otras letras. Esto quiere decir que Cristo es el alfabeto utilizado para escribir palabras, oraciones, párrafos, capítulos y libros. Las letras grabadas sobre las doce piedras del pectoral tipifican a Cristo como las letras del alfabeto celestial.

  Según el apéndice del libro de David Baron, cuatro de las letras del alfabeto hebreo no estaban grabadas en las piedras del pectoral. Por lo tanto, a fin de tener todo el alfabeto completo, era necesario que se proporcionaran las letras que faltaban. También dice que estas cuatro letras se encontraban en el Tumim. Entonces, el Tumim era algo que completaba, perfeccionaba las letras en el pectoral. Esto indica que no importa cuanto Cristo esté grabado en nosotros, nunca estaremos completos. Nos faltan algunas letras, o sea nos falta Cristo. Necesitamos el Cristo que completa, Aquel que proporciona las letras que faltan.

LA NECESIDAD DE QUE CRISTO SEA AÑADIDO A NOSOTROS

  El Urim adherido al pectoral hacía que las piedras preciosas brillaran. Si faltaban algunas piedras, había un espacio oscuro en el pectoral, lo cual indicaba que faltaba algo de Cristo. Pero el punto importante aquí es que aunque se tuvieran todas las piedras con las letras grabadas, las cuales representan a los creyentes que tienen a Cristo grabado en ellos, todavía faltaba algo. Esto quiere decir que aunque la iglesia esté completa, sea perfecta, le falta algo de Cristo. Por lo tanto, existe la necesidad de que Cristo, tipificado por el Tumim, sea añadido a la iglesia, a saber, al pectoral.

  A menudo los hermanos encargados en la iglesia se dan cuenta de que no importa cuanto los santos en su localidad experimenten a Cristo o cuanto Cristo sea grabado en ellos, siempre falta algo de Cristo. Todos los creyentes necesitan algo adicional de Cristo. Aunque los santos experimenten a Cristo y lo tenga grabado en su ser, todavía carecen de Cristo. Solamente Cristo mismo puede suplirnos de lo que nos falta. Por lo tanto, necesitamos que Cristo nos complete. Además, no importa cuanto hemos experimentado a Cristo y lo tengamos grabado en nosotros, si dependemos de nosotros mismos permaneceremos en tinieblas. Necesitamos que Cristo sea añadido a la iglesia como la luz, o sea el Urim. Aún cuando las piedras preciosas del pectoral han sido grabadas con los nombres de las doce tribus, todavía faltan algunas letras. De igual forma, aunque tengamos muchas experiencias de Cristo, todavía nos falta algo de El y sólo El lo puede llenar. No debemos pensar que podemos agotar todo lo que Cristo es. El es inagotable. Aún después de experimentarlo por un largo período de tiempo, tenemos que admitir que todavía nos falta algo de Cristo. Por lo tanto, necesitamos que Cristo se añada más a nosotros. Cuando esta porción de Cristo se añade, estamos completos y tenemos el brillo.

CRISTO COMO EL ALFABETO PARA EL GRABADO Y LA CONSUMACION

  Cristo es el alfabeto espiritual para el grabado y la consumación. El Cristo que experimentamos es aquel que se graba en nosotros. Pero aunque tengamos bastante de Cristo grabado dentro de nosotros, todavía nos falta algo de El. Cuando nos damos cuenta de esto, podemos decir: “No puedo estar completo por mi mismo, pero si por medio de la iglesia”. Sin embargo, si trata de alcanzar esta consumación en la iglesia, no tendrá éxito. La iglesia también necesita esta consumación. Por ende, aún si tiene la iglesia, todavía necesitará a Cristo como su consumación.

  El hecho de que Cristo sea el alfabeto para la grabación y para completar indica que El es inagotable. Tal vez lo tengamos como las letras para grabar, pero todavía lo necesitemos como las letras para estar completos. Nunca podremos agotar a Cristo, ya que aunque disfrutemos de Su grabación, siempre hay algo más de El que necesitamos.

  Por la misericordia y gracia del Señor, he experimentado a Cristo por muchos años. La primera vez que fui a Shanghai, me ayudaron a experimentar a Cristo de una manera nueva para mi. Después de esa visita, regresé al norte, donde di conferencias y mensajes acerca de Cristo. Aprendí que no importa cual haya sido mi experiencia de Cristo, mientras compartía estos mensajes me di cuenta de que había experimentado muy poco de Cristo. En cuanto a la experiencia de Cristo, traté de recibir ayuda por parte de los santos y de la iglesia. Sin embargo, me di cuenta de que los otros eran más pobres que yo al experimentar a Cristo. Pensaba que había experimentado mucho de Cristo en Shanghai. Pero cuando regresé al norte y pronuncié mensajes acerca de Cristo, me di cuenta de que no había tenido tantas experiencias de El. Fue entonces cuando descubrí cuanta carencia existe entre nosotros de la experiencia de Cristo. Algunos santos tenían muy pocas experiencias y otros no tenían ninguna.

LA CARENCIA DEL GRABADO DE CRISTO

  Si analiza con cuidado la situación de los cristianos actualmente, se dará cuenta de la pobreza en que se encuentran en cuanto al grabado de Cristo. Tal vez algún creyente sea muy bueno, pero todavía está opaco, le falta ser transformado y ser grabado con Cristo. Aunque tal creyente sea salvo en realidad, aún no ha sido grabado con Cristo.

  Un día el hermano Nee me preguntó si yo pensaba que ciertas personas habían sido regeneradas. Yo los conocía muy bien y le dije que me parecía que habían sido salvas. El hermano Nee, en tono de broma, me respondió: “Tal vez hayan sido salvos, pero no regenerados”. Cuando le pregunté como era posible que una persona fuera salva pero no regenerada, me contestó: “En la doctrina, no existe tal cosa como un persona que sea salva, pero no regenerada. Sin embargo, de acuerdo con al experiencia real, tal parece que algunas personas han sido salvas sin ser regeneradas. No hay duda de que han sido redimidas con la sangre, pero aunque los conocemos por años, nunca hemos conocido su espíritu regenerado. No tenemos duda acerca de que hayan sido redimidos por la sangre de Cristo, pero el Espíritu no nos indica que su espíritu haya sido regenerado. Simplemente no ejercitan su espíritu”. El caso es que en éstos, Cristo no ha sido grabado.

  Tal vez algún santo en particular sea un buen hermano o una hermana agradable, pero, ¿cuánto de Cristo está grabado en ellos? Tal vez tenga que admitir que tiene muy poco de Cristo grabado en su ser. Debido a que ésta es la situación para muchos santos, en estos años mi carga se hecho cada vez más pesada. Es posible que tengamos miles de iglesias locales con cientos de miles de hermanos, con muy poca experiencia de Cristo. ¿Cuánto de Cristo han experimentado los santos en su localidad? ¿cuánto de Cristo ha sido grabado en ellos? Si analizamos la situación de esta manera estaremos un poco defraudados.

  Ahora le voy a decir algo a los que viven en las casas para hermanos o para hermanas. ¿Cuánto de Cristo ha sido grabado en aquellos con los que usted vive? Vimos que cada una de las doce piedras preciosas del pectoral tenía grabado uno de los nombres de las tribus de Israel. Sin embargo, si considera aquellos con los que usted vive en estas casas, tal vez no encuentre ni uno que tenga una palabra completa grabada en ellos. En algunos casos, se ha grabado sólo parte de una palabra. Puede que las hermanas y los hermanos sean muy buenos, pero es difícil ver en ellos el grabado claro y definitivo de Cristo. Una cosa es ser un buen hermano o una hermana agradable, y otra muy diferente tener la experiencia definitiva de Cristo.

LA EXPERIENCIA ADECUADA DE CRISTO

  Analicemos una vez más las piedras preciosas del pectoral. Cada una era transparente, y había sido grabada de forma definida y adecuadamente. Por ejemplo, el nombre de la tribu de Judá había sido grabado sobre una de ellas. Pero, muchos de los santos en la actualidad carecen del grabado claro y definitivo de Cristo. No obstante, en algunos santos encontramos algunas experiencias definitivas de Cristo, y Su grabado claro. Estos santos han experimentado a Cristo como el alfabeto espiritual.

  La situación actual en la mayoría de los cristianos no está al nivel de lo que Dios desea. Los cristianos han descuidado casi por completo la experiencia de Cristo a través de los siglos. Muchos han sido edificados, pero pocos tienen a Cristo grabado dentro de ellos. Antes de que viniera a la vida de iglesia, tal vez haya sido edificado de alguna forma, pero ¿cuánto del grabado de Cristo tenía? Tiene que admitir que, aunque había sido salvo y regenerado, no tenía nada de Cristo grabado dentro de usted. Algunos entre nosotros eran misioneros antes de llegar al recobro del Señor. Pero aunque habían estado en el campo misionero por años, todavía no tenían experiencias claras y definitivas de Cristo. Más bien, su experiencia no era definitiva y un poco nebulosa.

  Antes de que fui a Shanghai en 1933, estuve por más de siete años en la Asamblea de los Hermanos, de quienes aprendí mucho acerca de la tipología y de la profecía. Pero luego de estar una semanas en Shanghai, me di cuenta de que en esos años tuve muy pocas experiencias de Cristo. Muchos de nosotros hemos estado en situaciones parecidas. Hemos obtenido mucho conocimiento acerca de la Biblia, pero tenemos muy poco de Cristo grabado dentro de nosotros. Es por esto que me preocupa mucho que los santos en todas las iglesias tengan las experiencias adecuadas de Cristo.

  Aunque seamos como las doce piedras preciosas del pectoral: transformados, transparentes y grabados, aún no estamos completos ni perfectos. Por lo tanto, debemos humillarnos y decir: “Señor Jesús, aún no estamos completos. Debido a que somos imperfectos, Señor, necesitamos que te añadas a nosotros y nos completes. Señor, como un miembro individual de la iglesia, te necesito. No sólo esto, Señor, toda la iglesia te necesita. Aunque como la iglesia podamos ser ricos en experiencias de Ti, nos falta algo. Señor, necesitamos que te añadas más a nosotros”.

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