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Mensaje 132

Las vestiduras sacerdotales

(17)

  Lectura bíblica: Éx. 28:36-43; 39:27-31

  Al hablar de la lámina de oro grabada con las palabras “SANTIDAD A JEHOVA”, Exodo 28:38 dice: “Y estará en la frente de Aarón, y llevará Aarón las faltas cometidas en todas las cosas santas, que los hijos de Israel hubieren consagrado en todas sus ofrendas santas; y sobre su frente estará continuamente, para que obtengan gracia delante de Jehová”. Si entendemos este versículo adecuaadamente, veremos que, en tipología, éste indica que Cristo lleva la responsabilidad de hacernos santos y conservar para Dios la santidad que está en nosotros.

  Cristo conserva, protege y cuida de la santidad que Dios ha obtenido entre nosotros. Como señalamos, esto incluye la santidad cuádruple, una serie de cuatro pasos en los cuales llegamos a ser cada vez más santos. Puede que estemos en la tierra santa produciendo una cosecha santa. Sin embargo, es posible que nuestra experiencia de la santidad no sea muy definitiva. Por lo tanto, no entendemos mucho acerca de separar un diezmo, la mejor porción, del producto santo. No es fácil entender completamente que es esta decima parte que se separa para Dios y Sus sacerdotes. Podemos hablar acerca de estos asuntos, pero no es fácil describirlos desde el punto de vista de nuestra experiencia, debido a que es limitada. Sabemos que según la tipología, Cristo, nuestro Sumo Sacerdote hoy, está guardando la santidad que Dios tiene entre nosotros. Pero es difícil proseguir para explicar como podemos tener en nuestra experiencia cada vez un grado más alto de santidad.

LOS CONCEPTOS DE SANTIDAD

  A través de los siglos, diferentes doctrinas cristianas se han formado como sistemas de la teología. El entendimiento de muchos creyentes está totalmente ocupado con los conceptos de la teología sistemática. Como resultado, en ellos no hay espacio para el entendimiento apropiado de las cosas divinas. Esto es cierto especialmente en cuanto al asunto de la santidad.

  Desde joven he estudiado este asunto. Aún en los escritos chinos clásicos existe una palabra para la santidad, y Confucio es llamado un santo. Conforme al entendimiento tradicional chino, ser santo es simplemente ser recto; es estar bien con otros en todos los aspectos. Un chino educado solía decir que era posible que hasta un santo como Confucio estuviese equivocado. Esto indica que su entendimiento de la santidad está relacionado con la rectitud. Cuando aquellos que tienen tal entendimiento leen las palabras santo o santidad en la Biblia, espontáneamente piensan en ser recto. Finalmente, comencé a preguntarme si esto en realidad era lo que la Biblia quería decir por santidad.

  Algunas denominaciones dan énfasis a un concepto particular de santidad. Entre estos grupos se encuentran la Iglesia del Nazareno, la Iglesia de Dios, y algunos grupos Pentecostales. Estos son conocidos como las iglesias de santidad y tienen regulaciones en cuanto a la vestimenta, el peinado, y su comportamiento. Según su entendimiento, los creyentes son santos si obedecen estas regulaciones.

  Otro concepto de santidad se relaciona con lo que se conoce como perfección sin pecado. John Wesley y los que estaban con el desarrollaron ciertos métodos para controlar su comportamiento, y enseñaban que la santidad era un asunto de perfección sin pecado. No obstante, los Hermanos, quienes fueron establecidos hace ciento sesenta años, señalaron que en la Biblia la santidad no se refiere a la perfección sin pecado. Ellos mencionaron que la palabra griega para santidad denota algo separado para Dios. Hacían referencia a la palabra del Señor en Mateo 23:17 y 19 en cuanto al templo santificando el oro y el altar santificando la ofrenda. Ellos demostraron que esto era hacer el oro santo en cuanto a la posición por medio de cambiarlo de un lugar común a uno santo. De igual modo, la ofrenda se hacía santa en posición debido a un cambio en localización de uno común a uno santo. Hasta decían que la santificación no tiene nada que ver con el pecado. ¿Cómo podría el oro cometer un pecado? Así tampoco una oveja, un buey, o un ave que se presentaba sobre el altar y era santificado. Por lo tanto, estos maestros de los Hermanos concluyeron, que la santidad no es un asunto de no tener pecado, sino de separación. El oro en el mercado es común, es del mundo. Pero el oro en el templo estaba separado, santo. Así también en cuanto al ganado en el rebaño es común mientras que los ofrecidos sobre el altar son santos. Dándome cuenta de que esta enseñanza acerca de la santidad era de acuerdo a la Biblia, la acepté. Sin embargo, en mi lectura del Nuevo Testamento llegué a ver que la santidad incluye más que separación. Por ejemplo, 2 Tesalonicenses 2:13 habla acerca de la santificación del Espíritu. Hebreos 12:10 dice que Dios nos disciplina a fin de que participemos de Su santidad. Versículos como éstos con toda seguridad indican algo mas profundo que una simple separación posicional. Además, Romanos 6:22 habla acerca de “vuestro fruto la santificación”. Esto también indica que la santidad o santificación incluye algo más profundo que la separación posicional.

DOS ASPECTOS DE LA SANTIFICACION

  En cuanto al entendimiento apropiado de la santidad, he sido ayudado por los escritos del hermano Nee. Hace más de cincuenta años, leí un folleto de él donde decía que la justicia es la manera en la que Dios hace las cosas, la santidad es la naturaleza de Dios, y el amor es el corazón de Dios. Esta palabra en cuanto a la santidad como la naturaleza de Dios me llevo dentro de un nuevo campo de exploración en la Palabra. Durante los pasados cincuenta años he explorado el campo bíblico de la santidad.

  Ahora veo que la santidad, la santificación, tiene un aspecto posicional y en la manera de ser. Los Hermanos daban énfasis a la santificación posicional como se demuestra con el oro en el templo y la ofrenda sobre el altar. En este tipo de santificación, ni el oro ni la ofrenda tienen un cambio en naturaleza; es solamente un cambio en posición. Los Hermanos, sin embargo, no vieron acerca del aspecto de la santificación que se lleva acabo en nuestra manera de ser, en nuestro ser. Conforme a la Biblia, la santificación es un asunto tanto de posición como de manera de ser. Por ende, necesitamos la santificación posicional y la de nuestra manera de ser también.

  Los libros de 1 y 2 Tesalonicenses se concentran en una vida santa para la vida de iglesia. En 1 Tesalonicenses 3:13 Pablo dice: “Para firmar vuestros corazones irreprensibles en santidad delante de nuestro Dios y Padre, en la venida de nuestro Señor Jesús con todos Sus santos”. ¿Qué quiere decir que nuestros corazones sean afirmados irreprensibles en santidad? Cuando leemos acerca de esto en 1 Tesalonicenses, puede que no le demos mucha importancia y pensemos que lo entendemos. No debemos pensar que hemos entendido este asunto. Indudablemente para que nuestros corazones sean afirmados irreprensibles en santidad requiere de una santificación en la manera de ser. No es simplemente una separación posicional o una perfección sin pecado.

  En 1 Tesalonicenses 4:3 Pablo dice que la voluntad de Dios es nuestra santificación, y en el versículo 7, que Dios nos ha llamado en santificación. Esta es la continuación de su hablar en cuanto a la santificación en 1 Tesalonicenses 3. Al final de 1 Tesalonicenses, en el capítulo cinco, versículo 23, Pablo dice: “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y vuestro espíritu y vuestra alma y vuestro cuerpo, sean guardados perfectos e irreprensibles para la venida de nuestro Señor Jesucristo”. Sin duda éste es un desarrollo progresivo en cuanto a la santidad o la santificación.

LA OBRA DEL DIOS TRIUNO Y SUS RESULTADOS

  Primera de Pedro 1:2 dice: “Elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo”. Aquí tenemos la presciencia del Padre, la santificación del Espíritu y el ser rociados con la sangre de Jesucristo. Este versículo produce una importante pregunta doctrinal: ¿Cómo es que la santificación por parte del Espíritu se menciona antes del ser rociados con la sangre de Cristo? Hablando conforme a la teología, el rocío de la sangre debe ser antes de la santificación del Espíritu. Pero en este versículo se invierte el orden. Según el primer capítulo de 1 Pedro, la sangre de Cristo no nos redime del pecado, sino de nuestra vana manera de vivir que recibimos de la tradición (v. 18).

  Recientemente, a medida que he estudiado a 1 Pedro, me he dado cuenta de que éste capítulo está relacionado con el obrar del Dios Triuno en Sus elegidos a fin de que participen de la obra salvadora completa que El efectúa. En 1 Pedro 1:2 vemos al Dios Triuno, ya que este versículo habla acerca de la elección del Padre según Su presciencia, la santificación del Espíritu y el rociar con la sangre del Jesucristo. Este es el obrar del Dios Triuno.

  Desde el versículo 3 hasta el 12, Pedro da una larga bendición, habla bien acerca del Padre quien nos ha regenerado para una esperanza viva. Aquí tenemos el obrar del Padre. Este capítulo continua hablando acerca de la sangre de Jesucristo que nos redime. Este es el obrar del Hijo. Además, también habla acerca de ser purificados por medio del Espíritu (v. 22). Este es el obrar del Espíritu. La redención, y el rociar con la sangre del Cristo son aplicados a nosotros por el Espíritu Santo. Aún más, según 1 Pedro 1:12, el evangelio es predicado por medio del Espíritu. Por lo tanto, en éste capítulo indudablemente vemos al Dios Triuno operando en Sus elegidos, Su pueblo escogido, a fin de que participen en la obra salvadora completa que El efectúa.

  Este obrar del Dios Triuno que se revela en 1 Pedro 1 tiene dos resultados. En primer lugar, tiene como resultado una vida santa. El versículo 15 dice: “Sino, que así como el Santo, quien os llamó, sed bien también vosotros santos...” Esto es la santificación. Esto se relaciona con la purificación de nuestras almas. “Puesto que habéis purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro” (1 P. 1:22). La purificación de nuestras almas incluye la santificación de nuestro ser. Este es el primer resultado del obrar del Dios Triuno en Sus elegidos. El segundo resultado, es el amor fraternal no fingido. Por consiguiente, el resultado del obrar del Dios Triuno a fin de que participemos en Su salvación es que vivamos una vida santa y amemos a los hermanos.

DIOS FORJADO EN NOSOTROS

  Ahora podemos brindar una definición de la santidad. La santidad es Dios forjado en nosotros. Ya vimos que la santidad se refiere a la naturaleza de Dios. Por lo tanto, es un asunto de tener la naturaleza divina forjada dentro de nuestro ser a fin de hacernos divinos. Cuando llegamos a ser divinos de este modo, somos santos. Sólo Dios es santo. Todo lo demás es común. Debido a esto, para que nosotros lleguemos a ser santos se necesita que Dios sea forjado en nosotros. Por ende, la santidad es el Dios Triuno forjado en nuestro ser.

LA SANTIDAD EN LA DIVINIDAD, LA JUSTICIA EN LA HUMANIDAD

  Ya mencionamos que la conclusión en Exodo acerca de las vestiduras sacerdotales está relacionada con la santidad y la justicia. La lámina de oro puro que estaba sobre la mitra que usaba el sumo sacerdote tenía grabadas las palabras: “SANTIDAD A JEHOVA”. Esta declaración, este sello, estaba sobre la frente del sumo sacerdote. Se encontraba sobre la diadema, el retoño y por consiguiente podemos decir que la santidad era exaltada. Esto indica que la santidad en la divinidad es exaltada para la gloria. Además, el sumo sacerdote estaba cubierto de lino: una mitra de lino, una túnica de lino, un cinto de lino, y unos calzoncillos de lino. El lino que cubría al sumo sacerdote representa la justicia. La justicia, que se relaciona con la humanidad, es expresada como la hermosura. La santidad en la divinidad es exaltada como la gloria, y la justicia en la humanidad es expresada por la hermosura. Por ende. la santidad de hoy es nuestra gloria, y la justicia es nuestra hermosura.

SANTIDAD ABSOLUTA

  Como nuestro sumo sacerdote, Cristo está operando para llevarnos completamente desde la primera etapa de la santidad hasta la cuarta. Dios atesora esta santidad, y Dios la está protegiendo.

  En el Antiguo Testamento Dios dio la buena tierra, la tierra santa, a Su pueblo. El les ordenó que trabajaran la tierra a fin de que cosecharan el producto santo. Dios también ordenó que se llevara la mejor porción de éste producto a Su morada y que se le ofreciera sobre el altar. Además, de esta porción, Dios ordenó que una parte fuera separada por completo para El.Las partes especificas de las ofrendas eran para Dios. Estas no se consideraban como sacrificios, sino como ofrendas santas. La ofrenda por el pecado,. y la de la transgresión, eran sacrificios, pero las ofrendas de harina, de paz y el holocausto eran ofrendas santas para Dios. Dios guardaba parte de éstas para Sí mismo, y el resto era para los sacerdotes. Según Exodo 28:38, el sumo sacerdote debía llevar las faltas cometidas en cuanto a esto. Así que si alguna persona que no estaba calificada, participaba de éstas, Aarón era considerado responsable. Esto indica que el sumo sacerdote cuidaba del cuarto nivel de la santidad. Dios atesora la santidad que es absolutamente para El, y Cristo opera para protegerla.

  La buena tierra no es totalmente santa. Decimos esto porque el producto de ésta ni la mejor porción, no eran para Dios de forma absoluta. Solamente la parte que era separada para Dios era absoluta para El. Debido a que Dios atesora ésto, El le ordena a Cristo que la proteja y la guarde. Esto significa que Cristo como el Sumo Sacerdote está protegiendo una porción de la santidad para la satisfacción de Dios.

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