Mensaje 140
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Lectura bíblica: Éx. 29:29-46
Ya mencionamos que en 29:29-46 encontramos un breve resumen de los capítulos veintiocho y veintinueve de Exodo. El primer aspecto que vemos en este resumen son los estatutos relacionados con las vestiduras santas de los sumos sacerdotes. Los versículos 29 y 30 dicen: “Y las vestiduras santas, que son de Aarón, serán de sus hijos después de él, para ser ungidos en ellas, y ”sus manos fueran llenadas" en ellas. Por siete días las vestirá el que de sus hijos tome su lugar como sacerdote, cuando venga al tabernáculo de reunión para servir en el santuario" (lit.). Estos versículos hablan acerca de las vestiduras que usaba el sumo sacerdote, primero Aarón y después sus hijos, sus descendientes. Eso se aplicaba para todas las generaciones por venir. Primero aplicaba a Aarón, luego a su hijo, y después su nieto. Claro está que solo podía haber un sumo sacerdote a la vez. Cuando Aarón murió su hijo Eleazar tomó su lugar como sumo sacerdote.
En cuanto a las vestiduras santas, el versículo 29 dice que Aarón y sus hijos debían ser ungidos y “llenar sus manos” en ellas. La expresión “en ellas” significa en las vestiduras sacerdotales. A fin de ser ungidos y llenar sus manos, el sumo sacerdote debía estar vestido con las vestiduras santas. Es decir, sin no estaba vestido apropiadamente, no estaría calificado para ser ungido.
Dios no puede ungir a alguien que esté desnudo. Tampoco puede llenar las manos de tal persona. Esta es la razón por la cual, como ya hemos visto, que en la santificación de los sacerdotes en primer lugar tenemos el lavamiento y luego el cubrir de la desnudez. Si a los ojos de Dios estamos desnudos espiritualmente El se mantendrá alejado de nosotros. Cualquier persona que no estuviese vestido apropiadamente no podía entrar al Lugar Santísimo para estar ante Dios. El que entraba a la morada de Dios debía estar completamente cubierto. Ahora vemos que a fin de que el sumo sacerdote fuese ungido y se llenaran sus manos, primeramente debía estar vestido con las vestiduras santas.
Este principio también se aplica a nosotros como los sacerdotes en la vida de iglesia actualmente. ¿Desea usted servir como sacerdote en la iglesia? Si esta es su intención, necesita ser ungido y ser llenado. Sin embargo, usted debe ser ungido y llenado en las vestiduras sacerdotales. En este momento debemos recordar que estas vestiduras tipifican los diferentes aspectos de Cristo. Por lo tanto, estar vestido con las vestiduras sacerdotales es estar cubierto de Cristo y con El. Una vez somos cubiertos por Cristo, estamos calificados para ser ungidos.
En la actualidad muchos cristianos menosprecian al Espíritu Santo o se refieren a El de forma extraña. Es por esta razón que no estamos de acuerdo con el Pentecostalismo de hoy. Pocos pentecostales experimentan una unción genuina, debido a que no están cubiertos con Cristo apropiadamente. En realidad no tenemos necesidad de orar por el bautismo del Espíritu Santo. Si estamos cubiertos con Cristo de la manera apropiada, la unción es nuestra. Nos viene automáticamente. Mi experiencia me permite testificar de esto. Hace muchos años practiqué por un tiempo el hablar en lenguas, pero después de más de un año, lo dejé de hacer. Puedo testificar que tengo más poder espiritual ahora que cuando hablaba en lenguas. Sin embargo muchos de los que dicen tener el poder del Espíritu en realidad no tienen mas que una falacia. Su experiencia y obra no son duraderas.
Los sumos sacerdotes no solo eran ungidos en las vestiduras santas, sino también debían ser vestidos con estas vestiduras a fin de que sus manos fuesen llenadas. Esto indica que necesitamos ser cubiertos con Cristo, y entonces podremos tener nuestras manos llenas de El.
El versículo 30 dice que el sumo sacerdote que servía en lugar de Aarón debía vestir las vestiduras santas durante siete días cuando venía al tabernáculo de reunión para ministrar en el lugar santo. He empleado mucho tiempo para entender el significado de este versículo. Este significa que siempre que tocamos el servicio de Dios, hasta por un solo día, debemos vestir las vestiduras sacerdotales durante siete días. Siete días representan un período de tiempo completo. Por lo tanto, cuando tocamos el servicio de Dios, debemos vestir a Cristo en diferentes aspectos por un tiempo.
Apliquemos este asunto de una manera práctica. Particularmente, apliquemos esto a las reuniones de la iglesia. Cuando venimos a la reunión de la iglesia, por ejemplo en el día del Señor, tal vez tengamos el deseo de servir como sacerdotes. Sin embargo, si queremos ser lo sacerdotes apropiados que le sirven a Dios, no lo podemos hacer simplemente por medio de ponernos a Cristo de manera instantánea. Por el contrario, debemos vestir a Cristo como las vestiduras sacerdotales por un periodo de tiempo completo. Esto es vivir Cristo día a día por siete días, es decir, por un período de tiempo completo.
El servicio de Dios no es simplemente por un día; es por toda nuestra vida cristiana. Toda nuestra vida cristiana, desde el momento en que fuimos salvos hasta la venida del Señor, es el período de tiempo completo representado por los siete días del versículo 30. Por lo tanto, necesitamos vestir a Cristo todo el tiempo que vivamos en la tierra.
Algunos de los que estén leyendo esta palabra recordarán que en otra ocasión dije que, por medio de aplicar la sangre del Señor a nuestra situación, podemos funcionar en las reuniones de la iglesia, aún si durante el día le hemos fallado al Señor, por ejemplo por medio de perder el control. Si, yo mencioné que por medio de lavarnos con la sangre de Cristo podemos tener nuestra conciencia en paz para alabar al Señor en las reuniones. Pero tal servicio pertenece a otra categoría de servicio sacerdotal. Si vivimos a Cristo día a día, vistiéndole en sus diferentes aspectos durante el curso de nuestra vida cristiana, y luego venimos a la reunión para funcionar como los sacerdotes, es un tipo de servicio. Pero si sólo aplicamos la sangre justo antes de venir a la reunión para lavar nuestras faltas y debilidades, podremos servir a Dios, pero en una categoría diferente de servicio sacerdotal.
El Señor conoce cual es la base de nuestro de servicio en la vida de iglesia. El puede discernir nuestra situación. Además, los santos con experiencia también conocen la base de nuestro servicio. ¿Es la base de nuestro servicio un vestir constante de Cristo, una vida vestidos de El todo el tiempo, o es una de vestir de El al último momento? Claro está que es mejor vestirlo de este modo que no vestir de El en lo absoluto. Pero es mucho mejor vestir de El todo el tiempo.
El ponernos a Cristo al último momento para la mesa del Señor se puede comparar con una persona que se pone su traje, abrigo y corbata a la ligera para una ocasión especial. Pero el llevar a Cristo constantemente es como una persona que lleva su abrigo y corbata todo el día. En el segundo caso, el llevar estas piezas de ropa es parte de su vivir. Aquellos que visten de Cristo constantemente y luego vienen a las reuniones de la iglesia para servir su hablar es profundo, de peso y llenos de riquezas.
Exodo 29: 31-42a trata acerca de la comida santa para los sacerdotes (vs. 31-34) y de las ofrendas diarias para llenar las manos de los sacerdotes (vs. 35-42a). En el capítulo veintinueve lo primero que se describe es la comida para Dios. Lo primero que se menciona es el holocausto, la espaldilla derecha del carnero de la ofrenda de paz, y el pan, la torta y la hojaldre, los cuales se quemaban para ser la comida de Dios. Luego el capítulo continua hablando de la comida para los sacerdotes. En la conclusión, sin embargo, la comida para los sacerdotes se menciona primero. Esto es debido a que la conclusiones más práctica. En la práctica, debemos vestirnos y luego somos satisfechos. No podemos servirle a Dios con el estómago vacío. Primero debemos alimentarnos. Luego le servimos a Dios, no a raíz de un vacío, sino porque estamos llenos. Por lo tanto, esta parte de Exodo 29 se encarga primero de la comida para los sacerdotes y luego se encarga de la comida para Dios.
El versículo 31 dice: “Y tomarás el carnero de las consagraciones, y cocerás su carne en lugar santo”. Este carnero no es el primero, o sea, el que se ofrecía en holocausto, sino el segundo carnero, él de la ofrenda de paz. El primer carnero se quemaba completamente para la satisfacción de Dios. Nada de ello era para los sacerdotes. Del segundo carnero, para llenar las manos de los sacerdotes, la espaldilla derecha se quemaba para Dios y el pecho derecho se le daba a Moisés como su porción. Los sacerdotes, Aarón y sus hijos, recibían el pecho y espaldilla izquierdos. El pecho izquierdo era la ofrenda mecida, y la espaldilla izquierda era la ofrenda elevada. En el versículo 31 se usa la palabra carne al hacer referencia a las partes del segundo carnero que se daban a Moisés y a los sacerdotes.
Según el versículo 31, la carne de este carnero se cocía en un lugar santo. La porción de Dios no se cocía; sino que se quemaba. Recuerde que el cordero pascual debía ser quemado, no cocido. ¿Qué diferencia hay en nuestra experiencia espiritual entre el cocer y el quemar? El quemar implica el juicio de Dios. Cualquier cosa que se ofrece a Dios para Su disfrute debe ser juzgado por El; es decir, debe ser quemado por Su fuego santo. Aunque la comida de Dios debía ser quemada; la comida de los sacerdotes era cocida. No era necesario que su comida fuera juzgada. El quemar implica juicio, pero el cocer no. Por lo tanto, el pecho y la espaldilla del segundo carnero, que se le daba a los sacerdotes como comida, era cocido.
La porción del segundo carnero que le correspondía a los sacerdotes era cocida en un lugar santo, el cual debió haber estado en el atrio del tabernáculo; y el tabernáculo, la tienda de reunión, es un tipo de la iglesia. Los hijos de Israel disfrutaban el producto de la buena tierra primeramente por medio de labrar la tierra. Luego segaban la cosecha abundante. Se les permitía disfrutar en cualquier lugar la mayoría de la misma. La tierra santa es un tipo de Cristo, y la cosecha es un tipo de Sus riquezas. Por lo tanto, el que los hijos de Israel disfrutaban de ésta en cualquier lugar indica que los hijos de Dios pueden disfrutar de las riquezas de Cristo de igual modo. Sin embargo, los hijos de Israel no tenían el derecho a disfrutar la mejor décima parte de la cosecha donde quisieran. Esta porción, el diezmo, debía ser separada y guardada para las fiestas. En el momento de las fiestas, debían llevar esta decima porción, o sea, el diezmo, a Sión. Una parte de este diezmo se ofrecía a Dios. Entre lo que se ofrecía a Dios estaban los dos carneros. Uno era para la comida de Dios, y parte del otro era para los sacerdotes. Este segundo carnero no sólo debía ser comido en Sión; sino que también debía ser comido en el atrio santo. Esto significa que esta porción de Cristo debe ser disfrutada en la vida de iglesia.
Este carnero era la mejor porción del diezmo de la cosecha producida en la tierra santa. El diezmo era la mejor parte de la cosecha, y una parte de éste se le daba a los sacerdotes. Números 18:26 dice que del diezmo que los hijos de Israel ofrecían de la cosecha, una décima parte se separaba para los sacerdotes. De esto vemos que la comida de los sacerdotes era la mejor parte de la décima parte.
Efectivamente, usted puede disfrutar a Cristo en todo lugar. Sin embargo, el Cristo que usted disfruta en otros lugares no es tan rico como el que disfruta en la reunión de la iglesia. Algunos dicen: “¿Por qué debemos ir a las reuniones de la iglesia a fin de disfrutar a Cristo? Este concepto es muy limitado. ¿Acaso no podemos reunirnos en la casa y disfrutar al Señor?” Ciertamente usted puede disfrutar a Cristo en su sala con algunos creyentes. Pero este disfrute es diferente del que recibe en la reunión de la mesa del Señor en la iglesia. Disfrutar a Cristo en la reunión de la iglesia es disfrutarlo en el Lugar Santo.
La tierra santa es en sí misma un lugar santo. Sin embargo, con los creyentes hay una variación en el nivel. La tierra santa, el monte santo en Sión y el atrio santo del tabernáculo son todos lugares santos. No obstante, el nivel de santidad es diferente. ¿En qué tipo de lugar santo está usted? ¿Está usted en la tierra santa, en el monte santo o en el atrio santo?
El Señor Jesús prometió que si dos o tes se reunían en Su nombre, El estaría en medio de ellos (Mt. 18:20). Por lo tanto, tal vez algunos digan: “En nuestra sala hay más de dos o tres reunidos. ¿No está Cristo entre nosotros?” Si, Cristo está en su sala con ustedes. Pero es Cristo en la tierra santa, no en el monte santo y mucho menos en el atrio santo.
Permítame darle más ejemplos. Tal vez usted esté en un lugar mundano y y aún tener algún disfrute de Cristo. Además, tal vez asista a una campaña evangelista llevada a cabo por un grupo de cristianos y disfrutar de Cristo. También puede ir a la reunión de la mesa del Señor en la iglesia y disfrutar a Cristo. Aquí tenemos tres tipos diferentes de disfrute de Cristo: en un sitio mundano, en una campaña evangelista y en la mesa del Señor. ¿Son estos disfrutes iguales? No. La comida santa para los sacerdotes debía ser hervida e ingerida en un lugar santo. Este lugar santo no era simplemente la tierra santa ni el monte santo; era en el atrio santo de la tabernáculo de reunión. Por lo tanto, la reunión de la iglesia es el lugar donde tenemos el disfrute máximo de Cristo. En las reuniones disfrutamos de la mejor porción de Cristo. Así que Exodo 29:32 dice: “Y Aarón y sus hijos comerán la carne del carnero, y el pan que estará en el canastillo, a la puerta del tabernáculo de reunión”.
El versículo 33 dice: “Y comerán aquellas cosas con las cuales se hizo expiación, para llenar sus manos para consagrarlos; mas el extraño no las comerá, porque son santas”. La comida santa era solo para los sacerdotes, y no para los extraños. Esta debía ser ingerida por el pueblo santo en el lugar santo.
En cuanto a la comida santa el versículo 34 concluye: “Y si sobrare hasta la mañana algo de la carne de las consagraciones y del pan, quemarás el fuego lo que hubiere sobrado; no se comerá, porque es cosa santa”. ¿Qué significa en tipología que la carne y el pan debían ser comidos antes de la mañana? Esto quiere decir que debemos experimentar a Cristo antes de Su segunda venida. No debemos decir: “No me voy a preocupar por el disfrute de Cristo hoy. Seguramente le disfrutaré cuando regrese”. El hacer esto es guardar la carne del segundo carnero para la mañana. En tipología la mañana es la segunda venida del Señor.
Esto también indica que no debemos tener a Cristo como un disfrute en el futuro. No trate de abrir cuentas de ahorro a fin de guardar el disfrute de Cristo para más tarde. En lugar de esto debemos usar todo lo que tenemos de El. No guarde a Cristo para el futuro. No permita que la carne del segundo carnero se quede hasta la mañana. Según el versículo 34, la carne que se queda debe ser quemada, aunque haya sido hervida. Esto quiere decir que se convertía en un disfrute para Dios. Si tratamos de guardar a Cristo, Dios dirá: “En lugar de guardar esa porción de Cristo, ofrécemela a Mi y dejame comerla. Si tu no disfrutas a Cristo, permíteme disfrutarlo por ti. Deja que lo que sobre llegue a ser Mi porción”. Este es el significado de la carne y el pan que sobran hasta la mañana y que son quemados.