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Mensaje 144

La santificacion de Aarón y de sus hijos para ser los sacerdotes

(12)

  Lectura bíblica: Éx. 29:29-46

  Exodo 29:38-40 dice: “Esto es lo que ofrecerás sobre el altar: dos corderos de un año cada día, continuamente. Ofrecerás uno de los corderos por la mañana, y el otro cordero ofrecerás a la caída de la tarde. Además con cada cordero una décima parte de un efa de flor de harina amasada con la cuarta parte de un hin de aceite de olivas machacadas; y para la libación , la cuarta parte de un hin de vino”. Conforme a estos versículos, se debían ofrecer dos corderos de un año cada día, uno en la mañana y el otro en la tarde. Junto con estos corderos, se debía ofrecer una décima parte de un efa de flor de harina, una cuarta parte de un hin de aceite y una cuarta parte de un hin de vino.

  En tipología, o en figura, un cordero representa a Cristo como aquel que fue obediente a Dios y manso ante los hombres. Cuando Cristo estuvo en la tierra, El vivió una vida de obediencia y mansedumbre. Los cuatro Evangelios indican que Cristo en Su humanidad fue obediente y manso.

  Cuando algunos leen a cerca de la mansedumbre de Cristo se preguntan si Cristo fue manso cuando tomó el látigo y sacó a los cambistas del templo (Jn. 2:15). Debemos recordar que Cristo es todo-inclusivo. Como un hombre, El es obediente y manso. Pero El también es el Señor y Amo. Como Amo, era necesario que castigara a Su gente. Tal vez un padre sea muy noble y manso, pero a veces es necesario que discipline a sus hijos. Ningún padre debe decir: “Siempre debo ser como un cordero con mis hijos. Por lo tanto, no los debo disciplinar”. Si ese es el caso el sería como un padre-cordero. Pero en la Biblia no existe tal cosa. Más bien, la Biblia revela que el padre debe disciplinar y castigar a sus hijos. Por tanto, que el Señor castigara a Su pueblo no lo contradice de ser un ser humano manso.

LO QUE PRODUCE LA VIDA Y EL SUMINISTRO DE VIDA

  Consideremos las cosas que pertenecen a la vida vegetal en Exodo 29, a saber, el trigo, el aceite y el vino. En El Cristo todo-inclusivo mencionamos en detalle que el trigo y la cebada son dos tipos de Cristo como el suministro de vida. Como la vida vegetal, Cristo es El que produce la vida. Un grano de trigo es útil para producir y proporcionar alimento. Cuando un grano de trigo es sembrado en la tierra, éste crece y produce trigo. Por lo tanto, el trigo representa a Cristo como el productor de vida y también como el suministro de vida.

  En el Evangelio de Juan tenemos una revelación de Cristo como el productor de vida y el suministro de vida. En Juan 6:41 el Señor Jesús dijo: “Yo soy el pan que descendió del cielo”. En ese mismo capítulo, el Señor usó cinco panes de cebada y dos peces para alimentar a la multitud. Aún más, según Juan 12:24, el Señor Jesús era el grano de trigo que cayó en la tierra y produjo muchos granos: “De cierto, de cierto os digo, que si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, lleva mucho fruto”. En el capítulo seis de Juan tenemos el suminsitro de vida, y en el capítulo doce, la producción de la vida.

  Cuando ofrecemos Cristo a Dios en la mañana como nuestra ofrenda por el pecado, nuestra situación con Dios es aclarada. También tendremos una conciencia clara, un espíritu liberado y una atmósfera de paz. Espontáneamente, durante el día Cristo será nuestro cordero, y le viviremos como tal. Además, también le experimentaremos como el grano de trigo. A medida que le vivimos, El será nuestro suministro de vida, y también producirá algo en nosotros que se puede comer. Esta es la manera de cultivar a Cristo como el trigo.

  ¿Todavía no sabe cómo cultivar a Cristo como el trigo? La forma de cultivar a Cristo es viviéndole como su suministro de vida y como aquel que produce la vida dentro de usted. No hay palabras para describir esta experiencia. Pero si a diario ofrecemos a Cristo como nuestra ofrenda por el pecado, obtendremos otras experiencias de Cristo automáticamente. Al ofrecer Cristo a Dios como nuestra ofrenda por el pecado, es una prueba contundente de que somos serios con El. Es posible que en el pasado fuéramos un poco negligentes y no seri con el Señor. Sin embargo, ofrecer Cristo a Dios de esta forma demuestra que somos serios con el Señor y le vivimos. Anteriormente habíamos hablado de vivir a Cristo, pero no teníamos la intención de vivirle. Pero desde el momento en que sinceramente comenzamos a ofrecer a Cristo como nuestra ofrenda por el pecado, dimos indicios de que éramos serios con el Señor. Como resultado de esto, el camino fue aclarado para nosotros, nuestro espíritu fue liberado, y espontáneamente Cristo, como el Espíritu vivificante, tiene la libertad en nosotros de moverse y la oportunidad de energizarnos internamente. Entonces será espontáneo que vivamos a Cristo como un cordero y también como un grano de trigo. De este modo criamos a Cristo como un cordero, y lo cultivamos como el trigo.

ABUNDANCIA DE VIVERES ESPIRITUALES

  Cuanto más criamos y cultivamos a Cristo, más lo tendremos en las reuniones de la iglesia como la vida animal y vegetal. Entonces tendremos los víveres espirituales en abundancia, ya que tendremos a Cristo como el becerro para la ofrenda por el pecado, como el cordero para el holocausto, y como el grano que produce y suministra la vida.

  En las reuniones de la iglesia debemos olvidar las prácticas religiosas tradicionales. Ya no debemos orar de una forma tradicional. Más bien, nuestras oraciones deben ser transformadas. Esto significa que en nuestras oración debemos mencionar a Cristo como el becerro de la ofrenda por el pecado, como el cordero del holocausto, y como el grano para la ofrenda de harina.

  En cuanto a Cristo como la vida animal, o sea, el ganado, Dios sólo requiere un becerro y dos corderos. Sin embargo, necesitamos tener una reserva, un rebaño, de Cristo. Si no tenemos una reserva de Cristo como la vida animal, ¿cómo podremos continuar ofreciendo a Cristo como el becerro de la ofrenda por el pecado y como el cordero del holocausto? Por lo tanto, aunque no podemos criar a muchos Cristos, puesto que Cristo es sólo uno, en nuestra experiencia podemos criar a Cristo como una manada y como un rebaño a fin de que tengamos la reserva que nos permite ofrecerlo a Dios continuamente.

  En cuanto a la comida que se le ofrecía a Dios, El no era goloso. El no comía desmedidamente. Del ganado, de la vida animal, El exigía sólo dos corderos. En cuanto a la harina, sólo pedía una décima de un efa, lo cual es un gomer. Según Exodo 16, un gomer era la medida de la porción diaria de maná. Por tanto, en realidad Dios no pedía demasiado en cuanto a la cantidad. No debemos pensar que Dios comía desmedidamente. Por el contrario, Dios quiere que se le ofrezca un gomer de harina. Sin embargo, de todos modos usted debe tener una reserva. No es posible cultivar a Cristo como el trigo en poco tiempo. Por esta razón, necesitamos una reserva tanto de los granos como de la harina. Aunque tengamos muchos granos, tal vez no se haya molido la cantidad suficiente de harina. Entonces encontraremos que no tenemos suficiente harina para la ofrenda de harina. Necesitamos una reserva, no sólo un grano ni tampoco un poco de harina.

CRISTO COMO EL ESPIRITU QUE UNGE

  El versículo 40 dice que la décima parte de un efa de flor de harina se mezclaba con una cuarta parte de un hin de aceite. Casi siempre comemos pan con algún tipo de aceite. Por lo regular le ponemos mantequilla al pan. Del mismo modo, cuando Dios comía la harina también requería aceite. Ya vimos que la harina, o el trigo, tipifican a Cristo como el suministro de vida y como el productor de la vida. Pero, ¿qué tipifica el aceite? El aceite tipifica a Cristo como el aceite que unge. Cristo es el olivo que produce el aceite, el cual tipifica al Espíritu vivificante.

  Recientemente leí en el Diccionario Teológico del Nuevo Testamento de Kittel una porción acerca del Cristo histórico y el Cristo pneumático. El Cristo histórico es el que vivió en la tierra. Pero después de la resurrección el Cristo histórico llegó a ser el Cristo pneumático. El término el Cristo pneumático no se refiere a un Cristo espiritual; más bien se refiere a Cristo como el Espíritu, como el pneuma. Algunos escritores concuerdan al decir que en las Epístolas de Pablo Cristo es idéntico al Espíritu, especialmente en lo que respecta a la experiencia cristiana. Por lo tanto, no debemos pensar que es una false doctrina decir que Cristo es el Espíritu vivificante.

  Algunos maestros de la Biblia han mencionado que el aceite de oliva es un tipo del Espíritu Santo de Dios. Sin embargo, este entendimiento es parcialmente correcto. El aceite de oliva no sólo tipifica al Espíritu Santo de Dios, sino también a Cristo como el Espíritu. Cristo como el Espíritu no está separado del Espíritu Santo. No, estos son un solo Espíritu.

  En Exodo 29 Cristo es el becerro, Cristo es los corderos, Cristo es la harina, y Cristo es el aceite de oliva. No sería lógico decir que el becerro, los corderos, la harina, y el vino son Cristo pero que el aceite es otra cosa. Todas estas cosas son tipos de Cristo.

  Muchos maestros de la Biblia tratan de separar al Espíritu Santo y a Cristo. Ellos insisten en conservar la enseñanza tradicional de que hay tres personas separadas en la Trinidad. Conforme a esta enseñanza, Cristo el Hijo está separado del Espíritu Santo. Aquellos que retienen este concepto ignoran la revelación de la Biblia, la cual expresa tanto en tipos como en palabras, que Cristo es el Espíritu vivificante.

  Nuestro interés no es por la teología sistemática tradicional. Sólo nos interesan los datos de las Escrituras y la realidad espiritual. En Exodo 29 vemos seis clases de víveres: tres pertenecen a la vida animal y tres a la vegetal. No debemos decir que tres cosas que pertenecen a la vida animal y dos a la vegetal son tipos de Cristo, pero que la tercera cosa de la vida vegetal es un tipo del Espíritu Santo y no de Cristo. No, el aceite aquí tipifica a Cristo como el Espíritu. Según la Biblia, no es una herejía enseñar que Cristo es el Espíritu. Por el contrario, es uan herejía negarlo.

  El becerro, los corderos, la harina, el aceite de oliva y el vino son diferentes aspectos de Cristo. Si usted analiza su experiencia, se dará cuenta de que cuando ofrece a Cristo como la ofrenda por el pecado, toda la situación entre usted y Dios es aclarada. Entonces en usted Cristo será un cordero, obediente a Dios y manso frente a los demás. También El será la harina que produce y suministra la vida. Al mismo tiempo, El lo ungirá y se moverá dentro de usted. Cristo mismo es el becerro, el cordero, la harina, el aceite de oliva y el vino.

LA PRODUCCION DE ACEITE DE OLIVA

  ¿Cómo producimos el aceite de oliva? En otras palabras, ¿cómo podemos cultivar a Cristo como el olivo? Lo cultivamos como el olivo y producimos el aceite de olivas por medio del continuo ejercicio de nuestro espíritu mezclado, nuestro espíritu regenerado mezclado con el Espíritu Santo, y usándolo. No debemos decir ni hacer nada aparte de este espíritu. Todo lo que hacemos debe ser en espíritu. Esto es cultivar a Cristo como el olivo, y esta es la manera de producir el aceite de oliva.

  Si practicamos todos estos asuntos, los entenderemos mejor. Necesitamos darnos cuenta de que el cordero, el trigo y el olivo están creciendo dentro de nosotros. Por un lado, somos una granja; por otro, somos una finca. En una granja los becerros y los corderos que se crían comen del pasto. En una finca se cultivan el trigo y el olivo. El resultado es que tenemos la abundancia del aceite. Cualquiera que vive de esta manera estará lleno de aceite en su hablar, actitud y actividades.

  Sabemos por experiencia que si no vivimos de esta manera estaremos secos, careciendo del aceite. Por ejemplo: cuando un hermano discute con su esposa, ambos están secos. No experimentan nada acerca de la unción. Pero si un hermano y su esposa ofrecen a Cristo como la ofrenda por el pecado, sus palabras y sus actividades estarán llenas de aceite. Entre ellos habrá un fluir del aceite de oliva.

  Para que una máquina funcione necesita aceite. El motor de su automóvil necesita aceite. A menudo una máquina a la que le falta aceite hace mucho ruido. Lo mismo sucede con un matrimonio que discute. Las discusiones entre un hermano y su esposa producen un sonido de sequía. Pero si un hermano tiene suficiente aceite, hasta las discusiones con su esposa serán reemplazadas con algo dulce y agradable. El aceite hace que todo esté suave. Tal vez diga: “Pero si estamos llenos del Espíritu, no discutiríamos”. Eso sería muy bueno. Entonces en lugar de discusiones, habría alabanza y comunión.

  Todos necesitamos del aceite de oliva. La manera de obtener el aceite es con el espíritu mezclado, usar nuestro espíritu, y vivir, andar, hablar y hacerlo todo por el espíritu. Entonces tendremos el aceite para mezclarlo con la harina para la ofrenda de harina.

LA LIBACION

  Ahora hablaremos un poco acerca del vino para la libación. Cuando experimentamos a Cristo como aquel que produce y suple la vida, lo tenemos como el trigo. Cuando andamos y actuamos en el espíritu, laborando con el Espíritu, cultivamos las olivas. Entonces si estamos dispuestos a sacrificar y a derramar lo que hemos experimentado de Cristo, lo obtendremos como el vino. Esta es la manera de producir el vino.

  La cantidad de vino y de aceite es la misma. Ambos son una cuarta parte de un hin. Esto indica que no podemos derramar nuestra vida para Dios en una medida mayor de lo que hemos disfrutado de Cristo. Lo que derramamos de nosotros mismos no excede la medida de nuestro disfrute de Cristo. El aceite es para nuestro disfrute, y el vino se derrama como libación a Dios. Lo que experimentamos del Espíritu en nuestro espíritu debe ser derramado. No debemos retener nada para nosotros mismos.

  Producir oro es vivir por Cristo, y producir el vino es morir por El. Vivir a Cristo es cultivarlo como el trigo y el olivo; morir por Cristo es producir vino. Esto es cambiar el aceite por el vino. Por lo tanto, debemos vivir a Cristo y también morir por El. Vivimos por El, y para El. Esto es experimentarlo como el trigo y el olivo. Pero también debemos morir por El. Esto es experimentarlo como el vino. En 1 Corintios 15:31 Pablo dice: “Cada día muero”. En 2 Corintios 4:10 dice que siempre experimenta la muerte de Jesús. Nosotros también debemos experimentar esta muerte siempre, en nuestra vida matrimonial y familiar. Esto es derramar como vino lo que experimentamos y disfrutamos de Cristo. Este es un vino espiritual y celestial que se derrama ante Dios para Su placer.

LA COMIDA QUE SATISFACIA A DIOS

  Cuando tenemos los corderos, el trigo, el aceite y el vino, tenemos todos los platos de este banquete. Los podemos obtener mediante el ofrecimiento diario de Cristo como nuestra ofrenda por el pecado. Si ponemos esto en práctica, tendremos una conciencia clara y un espíritu libre. Entonces Cristo vivirá en nosotros como el cordero, el trigo, el olivo y la vid. Por lo tanto, criaremos a Cristo como un cordero, lo cultivaremos como el trigo, el olivo y la vid. El resultado será el producto de la buena tierra como nuestros víveres espirituales. Cuando vamos a las reuniones de la iglesia, debemos llevar estos víveres con nosotros. Esto no significa que debemos llevar todo lo que hemos producido. Más bien, debemos llevar dos corderos, una décima parte de un efa de harina, una cuarta parte de un hin de aceite y la misma cantidad de vino. Entonces debemos ofrecer todo esto a Dios como la comida para Su satisfacción.

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