Mensaje 155
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Lectura bíblica: Éx. 30:11-16; 36:25-28; Nm. 1:45-46; 2:32
Sin la plata para la propiciación, no se hubiese podido edificar la morada de Dios. Además, tampoco hubiese habido la manera de mover dicha morada. La plata para la propiciación proveía el material para las basas, los capiteles, y para que las columnas fueran cubiertas y ceñidas. La plata para la propiciación también guardaba relación con los hombres mayores de veinte años que serían reclutados para el ejército que lucha por el mover de Dios en la tierra.
Algunos estudiosos de la Biblia mal interpretan el significado de la plata para la propiciación y afirman que sólo se trata de un tipo de la redención efectuada por Cristo. Esto parece ser correcto, pero para la etapa inicial de la redención no tenemos que pagar nada. No obstante, cuando hablamos de Exodo 30, todos los que fueron contados debían pagar medio siclo de plata.
Más adelante, los hijos de Israel llamaban a este medio siclo el impuesto para el templo. En Mateo 17:24-27 se hace referencia a esto. El versículo 24 dice: “Cuando llegaron a Capernaum, se acercaron a Pedro los que cobraban el impuesto para el templo, y le dijeron: ¿Vuestro Maestro no paga el impuesto para el templo? Este impuesto era el medio siclo que se ofrecía para la morada de Dios en 30:12-16. En Mateo 17 vemos que mil quinientos años después de que se escribiera el libro de Exodo, la ordenanza que se presentó en 30:12-16 había llegado a ser un estatuto relacionado con el impuesto para el templo, por cada cabeza. Según el capitulo treinta de Exodo, todos los hombres de veinte años arriba debían pagar este medio siclo de plata. Obviamente esto implica mucho más que un tipo de la redención.
El medio siclo de plata que se menciona en Exodo 30 representaba una clase de impuesto. En principio es algo similar a las declaraciones de rentas. Este impuesto se utiliza para dos cosas. Primero, Dios usó este impuesto para recolectar la plata que se necesitaba para edificar el tabernáculo. En Exodo 30:25-28 vemos que la plata recibida por este impuesto, la plata para la propiciación, se utilizó para fundir las cien basas y los capiteles de las columnas del tabernáculo y también para cubrirlas y ceñirlas. Segundo, Dios usó este impuesto para lograr la formación de Su ejército. Por tanto, con el pago del medio siclo Dios pudo edificar el tabernáculo y pudo formar el ejército.
La plata para la propiciación guarda relación con la redención efectuada por Cristo, pero no es un tipo de la misma, ya que en este tipo no se menciona la sangre. Puesto que no se menciona la sangre, la plata no se refiere en realidad a la muerte de Cristo. Más bien, el Cristo tipificado por la plata para la propiciación es el Cristo levantado, ascendido, no el Cristo crucificado. Toda la plata que se recogió para formar el ejército era considerada una ofrenda elevada. En Exodo 30:14 dice: “Todo el que sea contado, de veinte años arriba, dará la ofrenda elevada a Jehová”. (heb.) La ofrenda elevada representa a Cristo en ascensión.
Esta ofrenda elevada no se ofrecía a Dios para la redención, sino como un memorial. El versículo 16 dice: “Y será por memorial a los hijos de Israel delante de Jehová, para hacer expiación por vuestras personas”. Un memorial es un asunto agradable. Para Dios, el medio siclo que pagaban los hijos de Israel para ser reclutados en Su ejército era un memorial.
Hemos hecho hincapié al hecho de que la plata para la propiciación sólo podía ser pagada por los hombres de veinte años arriba. Esto indica que en términos espirituales, todos necesitamos crecer. Si no crecemos ni llegamos a los veinte años, no estamos calificados para formar parte del ejército que lucha por el mover de Dios en la tierra. En algunos países los jóvenes temen ser reclutados para el ejército e incluso desearían no llegar a la edad estipulada para el reclutamiento. Puesto que le temen a la milicia, no quieren crecer. En la vida espiritual muchos creyentes han estancado su crecimiento. Aunque son mayores parecen enanos. No han crecido en vida. Tenemos la esperanza de que en el recobro del Señor no existan enanos y que muchos más puedan declarar que, espiritualmente, su edad es más de veinte años y que pueden pagar el medio siclo. En conclusión debemos ser capaces de declarar: “¡Alabado sea el Señor de que en mi vida espiritual ya no soy un adolescente! He pasado los veinte años y estoy calificado para pagar el medio siclo y ser reclutado en el ejército de Dios”.
¿Cuál es el significado del medio siclo? ¿Qué tipifica? El medio siclo tipifica al Cristo encarnado, crucificado, pero no el Cristo resucitado. La plata para la propiciación como una ofrenda elevada es un tipo del Cristo ascendido.
Si queremos pagar el medio siclo, nuestra experiencia de Cristo debe alcanzar su punto máximo, máxima experiencia de Cristo. En otras palabras, el medio siclo de plata representa nuestra experiencia del Cristo y del pago del impuesto para el templo.
El medio siclo de plata representa nuestra experiencia de Cristo como el ascendido. Cuando estamos en la reunión, debemos estar en los cielos. De los contrario, no podremos funcionar. Cada vez que no estamos con Cristo en los cielos, no podemos funcionar adecuadamente en las reuniones, lo cual demuestra que no en el Cristo ascendido.
Ahora debemos continuar para ver por que tanto los ricos como los pobres debían pagar el medio siclo. A los ricos no se les exigía más ni a los pobres se les exigía menos. El versículo 15 dice: “Ni el rico aumentará, ni el pobre disminuirá del medio siclo, cuando dieren ofrenda a Jehová para hacer expiación por vuestras personas”. Todo el que pagaba este impuesto debía pagar la misma cantidad, a saber, medio siclo.
Conforme a 30:13, un siclo equivalía a veinte geras. Por lo tanto, medio siclo era diez geras. Además, diez geras eran equivalentes a una beca. Medio siclo, diez geras y una beca eran la misma cantidad. Dios requería que su pueblo sólo pagara medio siclo.
Cuando los cobradores del impuesto para el templo fueron donde Pedro en Mateo 17, ellos le preguntaron si su maestro pagaba el medio siclo. En lugar de preguntarle al Señor, Pedro respondió que su Maestro si pagaba el impuesto para el templo. Esto significa que Pedro olvidó la visión que tuvo en el monte de la transfiguración. En Mateo17:5 la voz que salió de la nube dijo: “Este es Mi Hijo, el Amado, en quien me complazco”. El Padre le dijo a los discípulos que no escucharan a Moisés ni a Elías, quienes representan respectivamente a la ley y a los profetas, y que escucharan a Cristo, el Hijo viviente de Dios. Es como si el Padre dijera: “No se preocupen por lo que dice Moisés o por lo que diga Elías. Solo ocúpense por lo que diga Mi Hijo. ¡A El oíd! Aunque Pedro oyó la voz que salía de la nube, cuando bajo del monte, el fracasó en la prueba que le presentaron los cobradores de impuestos. De hecho, en eso momento Pedro no entendía lo que había ocurrido en el monte.
Los que cobraban el impuesto para el templo querían saber si el Señor Jesús pagaba el medio siclo conforme a lo dicho por Moisés. Si Pedro hubiera entendido lo que escuchó en el monte, él hubiera contestado: “No es necesario que mi Maestro pague el impuesto”. Puesto que Pedro aún era influenciado por la tradición, él contestó afirmativamente. Igual que Pedro, nosotros también estamos aún bajo la influencia de la tradición religiosa.
En Mateo 17:25 dice: “Y al entrar él en casa, Jesús se le anticipó, diciendo: ¿Qué te parece, Simón? Los reyes de la tierra, ¿de quiénes cobran los tributos o los impuestos? ¿De sus hijos, o de los extraños?” Pareciera que el Señor le estaba diciendo: “Pedro, ya olvidaste lo que escuchaste en el monte. Yo soy el Hijo del dueño del templo. Yo soy el Hijo del Rey. Por tanto, no tengo que pagar ningún impuesto”.
Es posible que Pedro fuera sorprendido con la respuesta del Señor. Tal vez pensaría: “¿Qué hago ahora? Ya le dije a los cobradores que mi Maestro pagaba el medio siclo, y todavía están allá afuera esperando para que pague. Pero el Señor ya me dijo que no tiene que pagar el impuesto”. Sin embargo, en Mateo 17:27, el Señor añadió: “Sin embargo, para no ofenderles, ve al mar, y echa el anzuelo, y el primer pez que saques, tómalo, y al abrirle la boca, hallarás un estatero; tómalo, y dáselo por Mí y por ti”. Mientras el Señor corregía y le enseñaba a Pedro, también tomaba cuidado de sus necesidades. Esta siempre es la manera en que el Señor opera en nosotros.
El hecho de que la cantidad de plata para la propiciación era medio siclo indica que Dios no requiere demasiado de nosotros. El requisito de que funcionemos en las reuniones tampoco es demasiado alto; es sólo medio siclo por cada persona que viene a la reunión. El impuesto que debemos pagar para que seamos reclutados en el ejército celestial es también medio siclo. Desde el punto de vista de Dios el impuesto no era demasiado alto.
Aunque el impuesto era sólo medio siclo, también eran diez geras. Puesto que el número diez representa la plenitud, las diez geras dan indicio que el pago del impuesto era completo. No había ninguna falta. Además, el medio siclo equivalía a una beka, una unidad completa. Por tanto, el pago de medio siclo representaba un pago completo y cabal.
Dios encomendó que, en cuanto a la plata para la propiciación, el rico no tenía que pagar más de medio siclo ni el pobre debía pagar menos, lo cual va en contra de la práctica tradicional de los cristianos de hoy. Ellos piensan más uno aporte, mejor. Los ricos, los gigantes espirituales, pagan más de lo que Dios requiere, y los pobres no pagan nada. El resultado es que en sus servicios religiosos existe un sistema de cleros y laicos. Unos pocos se dedican a hablar y la mayoría no hace nada.
Quisiera hacerle una advertencia a los todos los ancianos y a aquellos que son buenos oradores: No piense que debido a que usted es rico debe pagar más de medio siclo en la reuniones. Y también quiero decirle algo a los que no son tan elocuentes, pero que espiritualmente hablando son mayores de veinte años: Ustedes no deben pagar menos de medio siclo.
El Señor odia las obras de los nicolaítas. El odia que los gigantes tomen la posición de clero, y que los demás santos sean el laicado. El tipo de la plata para la propiciación que se presenta en Exodo 30 se puede interpretar y aplicar de esta manera. Debido a la existencia del sistema de cleros y laicos entre los cristianos de hoy, no se ha llevado a cabo un censo ni un reclutamiento.
Hermanos encargados, tengan cuidado de que el impuesto que estén pagando en las reuniones sea más de medio siclo. Aunque Dios les haya dado las riquezas, gracias a Dios por ello, deben ser limitados y no deben pagar demasiado impuesto en las reuniones. Denle a oportunidad de hablar a los demás. Los que se consideran a sí mismos, pobres y débiles por lo menos tienen medio siclo.
Los que dicen que no tienen medio siclo deben ser animados a obtenerlo para que lo paguen en cada reunión. De lo contrario, conforme a la Biblia serán cortados de la congregación. Los que no pagan sus impuestos de rentas pueden ser sentenciados a cárcel. Del mismo modo, los creyentes que no pagan el medio siclo serán cortados. En la actualidad muchos cristianos están en la “cárcel” debido a que no han pagado el impuesto.
Una reunión apropiada, es decir, una reunión viviente, rica y balanceada, es una reunión en la que todos pagan el medio siclo. Sin embargo la condición actual es que los ricos ofrecen millones de siclos, mientras que la mayoría de los creyentes no paga nada. Esta es la situación actual entre muchos cristianos, y es posible que entre nosotros también.
Me preocupa que en las reuniones los ancianos estén pagando demasiado. Si los ancianos pagan demasiado esto matará las reuniones. Por otro lado, es posible que muchos de los santos estén pagando menos de medio siclo, y tal vez algunos no paguen en lo absoluto. Siempre que vamos a la reunión debemos ofrecer nuestro medio siclo. Este no es un gran requisito. De hecho, aunque sólo pagamos medio siclo, este representa el pago total y una unidad entera ya que es lo mismo que diez geras y una beka. Mi anhelo es ver reuniones donde todos los santos paguen su medio siclo.
Recientemente me ha inquietado bastante este asunto de no pagar la cantidad exacta en las reuniones de la iglesia. A excepción de la reunión de la mesa del Señor, en la mayoría de las reuniones algunos pagan demasiado, más de medio siclo, y otros pagan muy poco. Es claro que no podemos culpar a los que son menores de veinte años espiritualmente. Un grupo de personas que paguen de más funciona como un pastor corporativo, y los demás forman el clero. Esta situación me inquieta. Esto no corresponde con el recobro del Señor, ni con el censo para la formación del ejército.
Todos debemos crecer y experimentar a Cristo hasta que alcancemos la norma requerida por Dios. Entonces debemos pesar nuestro medio siclo, no con nuestra propia balanza, sino por la balanza del santuario. Es por esto que el versículo 13 se refiere al siclo del santuario, un siclo pesado conforme a la norma santa de Dios. Por lo menos debemos experimentar a Cristo a tal grado que tengamos suficiente plata para pagar el impuesto espiritual para el censo, para el reclutamiento.
Si todos pagamos el medio siclo en cada reunión, la reuniones serían prevalecientes, vivientes, ricas, elevadas, excelentes y maravillosas. Repito que aquellos que son muy jóvenes en la vida espiritual no tienen que pagar el medio siclo. En términos espirituales, ellos son niños o adolescentes. Es normal que tengamos tales jóvenes entre nosotros. Pero todos aquellos que sean mayores de veinte años deben pagar el medio siclo. En esto consiste la formación del ejército de Dios.
Cuando el ejército sale a pelear contra el enemigo, no enviamos a los bebés, a los niños ni a los adolescentes. Más bien, los mantenemos a salvo y protegidos en casa. Sin embargo, los mayores de veinte años arriba deben ir a luchar. De hecho cada reunión es una batalla. Debemos darnos cuenta de que cada reunión es una batalla por el mover de Dios.
Ya vimos que la plata para la propiciación tenía como propósito la edificación de la morada de Dios y que el testimonio de Dios fuera adelante. En conclusión, como veremos más adelante, después de que la morada de Dios fue edificada, la plata para la propiciación tambien servía para darle mantenimiento.