Mensaje 157
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Lectura bíblica: Éx. 30:22-33; Sal. 133:2; 1 Jn. 2:20, 27
En este mensaje, comenzaremos el estudio del aceite de la unción santa. Este aceite se compone de cuatro especias mezcladas con aceite. En primer lugar debemos considerar la posición de este ungüento en el relato divino de Exodo. Debemos averiguar porque se revela al final del capítulo treinta. Si entendemos la posición del ungüento, entonces conoceremos la relación que tiene con el tabernáculo.
El libro de Exodo empieza con los sufrimientos del pueblo escogido de Dios y esclavizado en Egipto. Finalmente los hijos de Israel emprendieron un gran éxodo de su cautiverio, atravesaron el mar Rojo, fueron al desierto y disfrutaron del suministro de Dios. Aún cuando estaban en Egipto, disfrutaban de la Pascua. Experimentaron también la salvación poderosa de Dios, pues Dios los liberó de Egipto y los rescató de la mano fuerte de Faraón y de su ejército. En el desierto, el pueblo de Dios probó los alimentos celestiales, a saber, el maná y el agua viva de la roca hendida. La misericordia de Dios les permitió experimentar muchos milagros.
Los hijos de Israel fueron llevados al monte Sinaí donde permanecieron probablemente diez meses o más. En el monte Sinaí, recibieron la revelación de Dios pidiéndoles que erigieran un tabernáculo que sería Su morada en la tierra. Además, este tabernáculo facilitó la comunión entre Dios y Su pueblo. Por tanto, en el monte Sinaí Dios proporcionó a Moisés el diseño celestial del tabernáculo.
A partir del capítulo veinticinco de Exodo, vemos una descripción detallada del tabernáculo con su mobiliario y utensilios. Este relato termina en el capítulo veintisiete. El capítulo veintiocho habla acerca de los sacerdotes. Primero vemos un relato acerca de la vestimenta de los sacerdotes, luego en el capítulo veintinueve, Dios revela la clase de alimentos que ellos debían comer. Ese capítulo muestra cómo los sacerdotes son santificados y llenos de las riquezas que Dios exige. Por consiguiente, al final de Exodo 29 los sacerdotes están listos.
En el capítulo treinta, vemos primeramente el altar del incienso y luego el censo para la incorporación divina en el ejército de Dios. En los mensajes anteriores, mencionamos señalado la razón por la cual la incorporación en el ejército de Dios se menciona después de la descripción del altar de incienso. La razón es sencilla: el altar de incienso es el factor que motiva el mover de Dios, el cual requiere un ejército. El ejército debe luchar por el mover de Dios y permitir así que Dios siga adelante.
Exodo 30 nos presenta también el lavacro que se encontraba cerca de la entrada del tabernáculo. Antes de entrar en el tabernáculo y servir a Dios, los sacerdotes debían lavarse las manos y los pies en el lavacro.
Después de la descripción del lavacro, vemos el aceite de la unción santa, el ungüento compuesto. Este ungüento santificaba a los sacerdotes, al tabernáculo, a todo el mobiliario y utensilios. En otras palabras, el tabernáculo, el mobiliario, los utensilios y los sacerdotes debían ser ungidos con este aceite. Antes del capítulo treinta, el tiempo no era propicio para que Dios hablara del aceite de la unción santa. Ahora podemos entender por qué el relato de la unción santa se encuentra al final del capítulo treinta.
La revelación de Dios es progresiva. Procede etapa tras etapa y aún sección tras sección. En Egipto los hijos de Israel disfrutaban del cordero pascual. En el desierto disfrutaban del maná y del agua de la roca.
Muchos cristianos saben acerca del cordero pascual, del maná celestial y del agua viva. Se han escrito muchos himnos acerca de estos asuntos. Sin embargo, muchos cristianos jamás han leído un libro o escuchado un mensaje acerca del ungüento compuesto.
Hace poco investigué acerca del ungüento compuesto en Exodo 30. En su sinopsis, J. N. Darby hace un breve comentario sobre el ungüento y el incienso. En sus notas sobre el Pentateuco, C. H. Mackintosh declara que en el aceite de la unción santa: “discernimos una de las numerosas gracias del Espíritu Santo, que encontraban toda Su plenitud divina en Cristo”, pero no menciona estas gracias. C. A. Coates va más a fondo. En cuanto al ungüento, él usa a menudo la expresión “el Espíritu de Cristo”. Pocos autores usan esta expresión; la mayoría hablan del Espíritu de Dios, del Espíritu Santo. Además, Coates habla de “El Espíritu del hombre del beneplácito de Dios” y también el “Espíritu de otro Hombre, aún el Hombre que está a la diestra de Dios”. Estos indica que Coates vio que el Espíritu de Cristo no es solamente el Espíritu de Dios, sino también el Espíritu de otro Hombre. En cuanto a las cuatro especias, Coates afirma que “representan todas las características de la gracia tan perfectamente mezclada y armonizada en el Espíritu de Cristo”. Coates vio algo acerca de la mezcla de las especias con el aceite de oliva. El ungüento se componía de cuatro clases de especias mezcladas con aceite de oliva.
El aceite de la unción santa en Exodo 30 representa ciertamente una de las verdades más profundas de la Biblia. Me preocupa el hecho de que algunos entre nosotros todavía no comprendan esta verdad tan profunda. Por tanto, debemos conocer el significado del ungüento compuesto.
El ungüento compuesto se usaba para ungir el tabernáculo, todo su mobiliario, el altar con todos sus utensilios, la fuente de bronce con su base, y los sacerdotes (30:26-30). Este ungüento representa a Dios, quien es Triuno, después de un largo proceso, haciéndose el Espíritu compuesto todo-inclusivo que alcanza a Su pueblo escogido y redimido a fin de ser uno con ellos. Los hijos de Israel disfrutaron de la Pascua, del maná celestial y del agua de la roca. Eso era muy bueno, pero ninguno de estos disfrutes puede compararse con el disfrute del aceite de la unción santa. Este aceite de la unción santa significa que ahora el Dios Triuno: el Padre, el Hijo y el Espíritu, puede alcanzar a Su pueblo elegido y regenerado a fin de ser uno con ellos. Eso es mucho más profundo que la representación que hace el cordero de Salvador y Redentor. Encierra un significado mucho más substancial que el maná y el agua viva. Este ungüento tipifica al Dios Triuno, Dios mismo en Su Trinidad Divina, después de un largo proceso por medio del cual llegó a ser el Espíritu compuesto todo-inclusivo que nos alcanza, que nos une a El y que se une a nosotros. “¡Qué maravilloso es eso!”
Durante siglos, los cristianos han descuidado este asunto maravilloso del ungüento compuesto. Con razón no existe ningún himno al respecto. Sin embargo, es fácil encontrar himnos sobre la Pascua. Por ejemplo, un himno muy conocido declara: “cuando vea la sangre, pasaré encima de ti”. Se han escrito muchos himnos sobre el maná y otros más profundos sobre el agua viva, pero ¿dónde se puede encontrar un himno sobre el ungüento compuesto?
Cuando algunos cristianos nos oigan hablar del ungüento compuesto, dirán: “¿de qué están hablando? ¿Qué es eso: el Dios Triuno después de un largo proceso se hizo el Espíritu compuesto todo-inclusivo? ¿Acaso puede Dios el Espíritu ser algo compuesto? y ¿qué quiere decir usted con el Espíritu que nos alcanza? Sabemos que en el día de Pentecostés, El Espíritu Santo descendió sobre los creyentes, pero el Padre permaneció en el trono con el Hijo a Su lado. ¿Qué están diciendo acerca del Dios Triuno que nos alcanza para ser uno con nosotros?” ¿Quién conoce estas cosas hoy en día? y ¿quién habla de ellas?
Durante años, he sentido la carga de hablar continuamente del Espíritu compuesto. La repetición de asuntos importantes es un principio bíblico. Las escrituras repiten continuamente ciertos puntos. Por ejemplo, considere cuantas referencias encontramos en el Nuevo Testamento sobre la fe en el Señor Jesús. ¿Por qué Dios repite eso tanta veces? Lo hace porque es sumamente importante. Del mismo modo, no puedo evitar hablar continuamente del Espíritu compuesto porque es un asunto crucial. Además, me preocupa la influencia del entorno religioso hoy en día. Debido a esta influencia, muchos cristianos se preocupan únicamente por cosas superficiales. Conocen al cordero, al maná celestial y algo del agua viva, pero no prestan atención a un mensaje sobre el ungüento compuesto de Exodo 30. Les gustan los mensajes que complacen su oído, pero no quieren oir cosas más profundas y de más peso.
Espero que todos nosotros quedemos profundamente impresionados al ver que la intención eterna de Dios no consiste en darnos un Redentor, ni suministrarnos el maná celestial o el agua viva. El deseo eterno de Dios es alcanzarnos como el Espíritu compuesto todo-inclusivo, el Espíritu que incluye la divinidad, la humanidad, la encarnación, el vivir humano, la crucifixión, la resurrección y la ascensión. Todo eso se mezcla para formar el ungüento compuesto y este ungüento es destinado a ungir el pueblo escogido y redimido por Dios.
Un ejemplo de la unción es la pintura. Cuando pintamos un objeto determinado, la pintura lo alcanza y se une con él. Del mismo modo, cuando Dios nos unge consigo mismo, El nos alcanza y se une con nosotros.
La unción de Dios en nosotros implica algo mucho más complicado que la creación de los cielos y de la tierra. En la creación, Dios sólo tenía que hablar cuando deseaba algo. Por ejemplo, Dios dijo: “descúbrase lo seco”, y fue así, pero Dios tuvo que pasar por un proceso para producir el ungüento, la “pintura” divina. Los elementos de este ungüento incluyen la divinidad y la humanidad, también la encarnación y el vivir humano de Cristo.
Dios mismo vivió en esta tierra durante treinta y tres años y medio. ¡Eso es prodigioso! El Creador todo poderoso vivió como ser humano en una familia pobre en un país despreciado. Después de treinta y tres años y medio, El murió en la cruz, fue sepultado en una tumba, y pasó por el Hades. Luego en la resurrección, El se levantó de entre los muertos y ascendió a los cielos. Todos estos pasos eran necesarios para producir un ungüento con la mezcla de las especias y del aceite.
Exodo 30 nos enseña que el elemento fundamental del ungüento compuesto es el aceite de oliva. Este aceite representa al Espíritu de Dios, el Tercero de la Deidad. Hemos visto que los ingredientes del Espíritu compuesto incluyen la divinidad, la humanidad, la encarnación, el vivir humano, la crucifixión, la resurrección y la ascensión. Estos elementos se han mezclado con el Espíritu divino. Ahora el Espíritu divino no es solamente un aceite, sino también un ungüento.
Este ungüento maravilloso es incomparable. ¿En qué se comparan el ungüento y el Cordero? Dios se ha hecho nuestro Salvador y nuestro Redentor. Eso es maravilloso. Jesús es Jehová nuestro Salvador y aprecio mucho Su salvación. Sin embargo, no podemos comparar el Cordero con el Dios Triuno procesado como Espíritu compuesto todo-inclusivo que nos alcanza, que se une con nosotros y que nos une con El. 1 Corintios 6:17 enseña que aquél que se une al Señor un solo Espíritu es con El. ¡Cuán maravilloso es eso!
Este asunto no nos debe impresionar únicamente en el plan doctrinal. Debemos orar: Señor, muéstrame la visión del Espíritu todo-inclusivo. Muéstrame que ahora Tú eres el Espíritu todo-inclusivo compuesto de la divinidad, la humanidad, la encarnación, el vivir humano, la crucifixión, la resurrección y la ascensión. Señor, necesito ver que Tu humanidad elevada, Tu muerte todo-inclusiva, maravillosa y misteriosa, y Tu resurrección indescriptible se han mezclado en el Espíritu". Si recibimos esta visión, vamos a orar de este modo: “Señor, Te agradezco que el Espíritu es ahora el Espíritu compuesto. Este Espíritu todo-inclusivo y vivificante es el Dios Triuno mismo que me alcanza, me unge, se reúne conmigo y me une con El”.
Este Espíritu todo-inclusivo abarca más que el cordero pascual, el maná, y el agua viva. De hecho, este Espíritu es lo máximo. Nada puede rebasar el hecho de que el Dios Triuno pasó por un largo proceso para hacerse el Espíritu vivificante. Ahora no solamente disfrutamos este Espíritu, sino que ¡somos uno con El!
En este universo, muchos ángeles se rebelaron contra Dios y la humanidad cayó. Ahora la tierra está en un estado de rebelión contra Dios. Parece que Dios no puede encontrar ninguna morada en ninguna parte de la tierra, pero sí tiene un pueblo escogido que se convierte en Su morada. Por tanto, El viene a ellos, se hace uno con ellos y los une con El. Incluso los convierte en Su morada al entrar en ellos y al morar entre ellos. Además, ellos pueden servirle, tener comunión, ser uno y morar con El. Esta es la verdadera santificación: santificar a un pueblo para que sea la morada de Dios en la tierra. Estas personas son sacerdotes que sirven a Dios, tienen contacto, tienen comunión e incluso son uno con El.
Dios no podía tener esta morada en Egipto o en el desierto. El tenía que traer a Su pueblo a Su presencia en el monte Sinaí y mostrarles la revelación celestial acerca del tabernáculo con su mobiliario y utensilios, la santificación de los sacerdotes y el aceite de la unción santa. El ungüento usado para ungir el tabernáculo y los sacerdotes simbolizaba al Dios Triuno que se ha convertido en ungüento compuesto, después de un proceso, para alcanzar a Su pueblo elegido y redimido.
Después del relato acerca del ungüento en Exodo 30, vemos una descripción del incienso. El ungüento revela cómo Dios viene para alcanzarnos en Cristo y con El. El incienso muestra cómo volvemos a Dios en Cristo y con El. Por lo tanto, aquí vemos a Dios llegando a nosotros en Cristo y con El y nuestro regreso a El del mismo modo. Esto corresponde a la revelación en el evangelio de Juan. Los capítulos uno a trece de Juan muestran la venida de Dios en Cristo y con El para alcanzarnos. Luego en los capítulos catorce a diecisiete, vemos al Señor Jesús mostrándonos el camino para volver a Dios en Cristo y con El. Primero Dios vino a nosotros en Cristo y con Cristo, y ahora nosotros volvemos a El del mismo modo. ¡Es una circulación maravillosa y divina! Todos debemos aprender a participar de la unción y ofrecer Cristo a Dios en el altar del incienso como incienso dulce que satisface a Dios.