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Mensaje 164

Los ingredientes del Espíritu compuesto tipificado por el ungüento compuesto

(2)

  Lectura bíblica: Éx. 30:23-30; 1 Jn 2:18-27; 4:1-3, 6; Ro. 8:16; 1 Co. 6:17; Gá. 5:22-24; Ro. 8:13

  Hemos visto que los tres primeros ingredientes del Espíritu compuesto tipificado por el ungüento compuesto son el Dios único, el Dios Triuno y el hombre Jesús representados respectivamente por el único hin de aceite de oliva, las tres unidades de medida de las cuatro especias, las cuales pertenecen a la vida vegetal. En este mensaje, seguiremos considerando los ingredientes del Espíritu compuesto tipificados por el ungüento compuesto y luego continuaremos con la unción del mismo.

La muerte preciosa de Cristo

  La mirra excelente en Exodo 30:23 tipifica la muerte preciosa de Cristo. Esta tipología muestra que esta muerte preciosa se compone del Espíritu de unción. En Romanos 6:3 y 6, Pablo declara que nosotros los que fuimos bautizados en Cristo Jesús hemos sido bautizados en Su muerte, y que nuestro viejo hombre ha sido crucificado juntamente con Cristo. En realidad, la muerte de Cristo en la cual hemos sido bautizados está incluida en el Espíritu. Sin el Espíritu, la muerte de Cristo sería solamente un hecho histórico que jamás podríamos experimentar. El Espíritu es el lugar donde compartimos la muerte de Cristo. Esto forma también parte de la unción del Espíritu.

La dulzura y la eficacia de la muerte de Cristo

  En Exodo 30:23, la canela aromática tipifica la dulzura y la eficacia de la muerte de Cristo, la cual se puede comparar con un antibiótico que mata gérmenes. Una persona que padece un malestar causado por ciertas bacterias o gérmenes puede tomar una medicina específica que matará a esos gérmenes. Podemos considerar la eficacia de la muerte de Cristo como el antibiótico espiritual que mata los “gérmenes” dentro de nosotros.

  Gálatas 5:22-24 indica que la muerte de Cristo funciona como un antibiótico espiritual. Los versículos 22 y 23 mencionan el fruto del Espíritu. Luego el versículo 24 declara: “pero los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y concupiscencias”. Nadie puede crucificarse físicamente. Una persona puede cometer suicidio de muchas maneras, excepto crucificándose a sí misma. Muchas personas cuelgan crucifijos. Puesto que la crucifixión no es un acto que podemos cumplir nosotros mismos, ¿por qué afirma Pablo en Gálatas 5:24 que aquellos que son de Cristo han crucificado la carne? Si estudiamos correctamente el contexto de este versículo, veremos que en realidad no podemos crucificarnos solos. Por el contrario, esta crucifixión es llevada a cabo por el Espíritu. El Espíritu que lleva fruto dentro de nosotros es Aquel que usamos para crucificarnos. Esto corresponde a Romanos 8:13 “Porque si vivis conforme a la carne, habréis de morir; mas si por el Espíritu hacéis morir los hábitos del cuerpo, viviréis”. Por nosotros mismos, no somos capaces de aniquilar las prácticas del cuerpo. Del mismo modo, no nos podemos crucificar a nosotros mismos. Necesitamos a alguien nos crucifique. Cristo fue crucificado por unos soldados romanos. Ahora experimentamos la crucifixión por medio del Espíritu que mora en nosotros.

  ¿Sabe usted dónde se encuentra la eficacia de la muerte de Cristo? Está en el Espíritu todo-inclusivo. Este Espíritu incluye el elemento de la eficacia de la muerte maravillosa de Cristo. Esto significa que la muerte de Cristo mencionada en Romanos 6 se convirtió en un ingrediente del Espíritu que mora en nosotros y que es mencionado en Romanos 8. Por tanto, la eficacia de la muerte de Cristo como el elemento que mata los gérmenes, las bacterias dañinas dentro de nosotros es la “medicina” del Espíritu.

  Durante años, muchos han citado Romanos 6 y enseñaron que nuestro viejo hombre ha sido crucificado juntamente con Cristo. Sin embargo, muy pocos han visto la manera correcta de experimentar nuestra muerte con Cristo como lo describe Romanos 6. Podremos experimentar nuestra crucifixión con Cristo solo cuando nos demos cuenta de que la eficacia de la muerte de Cristo ha sido compuesta en el Espíritu todo-inclusivo. En cuanto vemos que en Romanos 6, la muerte de Cristo fue compuesta en el Espíritu todo-inclusivo que mora en nosotros, debemos caminar simplemente en este Espíritu. Esto equivale a tomar la “medicina” del Espíritu que contiene el elemento aniquilador de la muerte de Cristo. No tenemos ninguna necesidad de intentar matar por nosotros mismos los gérmenes en nuestro interior. Necesitamos tomar simplemente el antibiótico, el cual obrará maravillosamente dentro de nosotros para aniquilar todos los gérmenes. Nuestra experiencia lo testifica. Podemos testificar que cuando caminamos en el Espíritu, se produce una obra aniquiladora dentro de nosotros.

  Podemos experimentar esta obra aniquiladora en nuestro diario vivir. Supongamos que cierto hermano no se interesa por el Espíritu morador y lo rechaza, luego se disgusta con su esposa y le dice algunas palabras desagradables. Sin embargo, si este mismo hermano orara en el Espíritu, viviera en el Espíritu y caminara en el Espíritu, le sería extremadamente difícil discutir con su esposa. En cuanto abra su boca para contender con ella, él experimentará el elemento de la muerte de Cristo operando en su interior. Se le hará imposible discutir con ella. Muchos hermanos casados han experimentado eso.

  Yo creo que muchas hermanas han experimentado el “antibiótico” en el Espíritu cuando van de compras. Si una hermana no ora en el Espíritu, ni vive en el Espíritu, ni camina en el Espíritu, ella irá de compras sin ninguna restricción interna. Por esta razón, quisiera alentar a las hermanas a orar mucho y apropiadamente antes de ir de compras, diciendo: “Señor, vayamos de compras juntos. En las compras no quiero dejarte. Deseo mas bien que te quedes conmigo”. Si una hermana va de compras con esta actitud, experimentará la limitación y restricción del Señor. Examinará un objeto determinado y quizá lo quiera comprar, pero lo devolverá al sentir la restricción del Espíritu. Aún saldrá de la tienda sin comprar nada por haber prestado atención al Espíritu dentro de ella. Esta es una experiencia de la eficacia de la dulce muerte del Señor aplicada a nosotros por el Espíritu todo-inclusivo. Muchos de nosotros podemos testificar que cada vez que experimentamos eso, sentimos que estamos con el Señor en los cielos.

La resurrección preciosa de Cristo

  Exodo 30:23 menciona el cálamo aromático. Este cálamo representa la resurrección preciosa de Cristo (1 P. 1:3; Ef. 2:6; Col. 3:1). Después de experimentar la dulzura y eficacia de la muerte de Cristo, somos introducidos en la resurrección. Por ejemplo, si una hermana aplicara la eficacia de la muerte de Cristo cuando va de compras. Experimentará espontáneamente la resurrección preciosa de Cristo y estará en ella.

El poder de la resurrección de Cristo

  En Exodo 30:24, la casia representa el poder de la resurrección de Cristo. En Filipenses 3:10, Pablo expresa el deseo de conocer el poder de la resurrección de Cristo. En un mensaje anterior, hemos señalado que la casia tiene una función repelente sobre las serpientes y los insectos. Del mismo modo, el poder de la resurrección del Señor funciona también como repelente, pues repele los demonios y todas las cosas negativas.

La mezcla de lo divino con lo humano

  La mezcla de lo divino con lo humano es tipificada por la mezcla del aceite de oliva con las cuatro especias. Ya vimos que el aceite de oliva representa al Dios único y que las cuatro especias representan al hombre, el cual lleva la delantera en la creación de Dios. Por tanto, la mezcla de Dios con el hombre es tipificada por la mezcla del aceite con las especias.

  No escuchen a los que dicen que la biblia no enseña la mezcla de lo divino con lo humano. La Palabra presenta una revelación clara al respecto. En Exodo 30, vemos la tipología de la mezcla y en el Nuevo Testamento, su cumplimiento. El cumplimiento de la tipología es la mezcla del Espíritu divino con nuestro espíritu humano regenerado. Leamos Romanos 8:16 “el Espíritu mismo da testimonio juntamente con nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios”. Aquí vemos la mezcla del Espíritu con nuestro espíritu. Además, 1 Corintios 6:17 declara: “el que se une al Señor, es un solo espíritu con El”. Esto comprueba que nuestro espíritu se ha unido y mezclado con el Espíritu.

El poder para llevar responsabilidades

  El poder para llevar responsabilidades constituye también un elemento del Espíritu compuesto. Puedo testificar que poseo el poder de llevar responsabilidades cuando ando en el Espíritu todo-inclusivo. Hace poco tuve que pasar veintiuna horas en comunión con ciertos hermanos. Tuvimos seis reuniones largas. No podía limitarme a estar sentado en estas reuniones; tenía que llevar la responsabilidad de dirigir la comunión. Mi esposa estaba muy preocupada porque pensaba que me cansaría. Ella sabía que se avecinaba una conferencia larga y me alentó a que no me cansara. Sin embargo, puedo testificar que en aquellos días experimenté el Espíritu todo-inclusivo con el elemento de poder para llevar responsabilidades.

  El hecho de que el Espíritu compuesto tipificado por el ungüento compuesto contiene el elemento de poder para llevar responsabilidades es indicado por los cinco elementos del ungüento compuesto y la triple cantidad de quinientos siclos de las cuatro especias. En la biblia, cinco es el número de la responsabilidad (Mt. 25:4, 8). Vemos el número cinco en los cinco elementos del ungüento compuesto. Como lo hemos señalado en el mensaje anterior, el número tres representa al Dios Triuno con las tres unidades de quinientos siclos de las cuatro especias. La unidad del medio está dividida en dos y representa el quebrantamiento del Señor Jesús en la cruz. Además, el número tres representa la resurrección. Después de la partición, aparece el cálamo que representa la resurrección. Por lo tanto, el número tres representa aquí al Dios Triuno en resurrección. Cuando experimentamos al Espíritu compuesto, el Dios Triuno en resurrección se convierte en nuestra porción. Este es el poder, la capacidad de llevar responsabilidades.

El elemento de edificación

  Los números tres y cinco indican que el elemento de edificación está incluido también en el Espíritu compuesto. Tenemos aquí tres unidades completas de quinientos siclos cada una. Por tanto, tenemos el número tres. Vemos el número cinco en el número quinientos. Además, tenemos los cinco elementos: el aceite de oliva y las cuatro especias.

  El Antiguo Testamento nos muestra que los números tres y cinco están relacionados con el edificio de Dios. El primer edificio de Dios fue el arca que hizo Noé y el segundo fue el tabernáculo. En cuanto al arca, Génesis 6:15 declara: “y de esta manera la harás: de trescientos codos la longitud del arca, de cincuenta codos la anchura, y de treinta codos su altura”. Vemos múltiples de los número tres y cinco en las dimensiones del arca. Además, Génesis 6:16 declara que el arca fue hecha “piso bajo, segundo y tercero”.

  El tabernáculo constaba de tres secciones: el atrio, el lugar Santo y el lugar Santísimo. Exodo 27:13 enseña que el ancho del atrio por el lado del oriente debía medir cincuenta codos. Luego los versículos 14 y 15 enseñan que las cortinas a un lado de la entrada medirían quince codos con tres columnas y tres basas. Además, el versículo 18 declara que la altura de las cortinas de lino del atrio serían de cinco codos. En realidad, cada cortina alrededor del atrio medía cinco codos por cinco codos.

  Si creemos que todo en la biblia tiene significado, entonces debemos creer que los números tres y cinco representan algo. Un estudio cuidadoso de la Palabra muestra que estos números están relacionados con el edificio de Dios. Por consiguiente, el Espíritu compuesto contiene al Dios Triuno en resurrección mezclado con Su criatura, al hombre con el poder de llevar responsabilidades y al elemento para el edificio de Dios.

  En total tenemos diez ingredientes que nos proporcionan un panorama completo del Espíritu compuesto. En el Espíritu compuesto, vemos al Dios único, el Dios Triuno, al Hombre Jesús, a la muerte de Cristo, la eficacia de la misma, la resurrección de Cristo, el poder de la resurrección de Cristo, la mezcla de la divinidad con la humanidad, el poder de llevar responsabilidades y el elemento del edificio de Dios. Estos son los ingredientes del Espíritu compuesto.

LA UNCION DEL ESPIRITU COMPUESTO

Ungir a los creyentes con el Padre y el Hijo

  Ahora llegamos a la función o la unción del Espíritu compuesto revelado en 1 Juan 2:18-27. La función del Espíritu compuesto consiste en ungirnos. En tipología, el tabernáculo con su mobiliario y los sacerdotes eran ungidos con el ungüento compuesto. Esto indica que somos ungidos con todos los ingredientes del Espíritu compuesto. Somos ungidos con Dios, la Trinidad, la humanidad de Jesús, la muerte de Cristo, la eficacia de la misma, Su resurrección y el poder de la misma, el poder de llevar responsabilidades y el elemento de edificación.

  Primero el Espíritu compuesto unge a los creyentes con el Padre y el Hijo trasmitidos en el Espíritu de unción. Esto equivale a ser ungidos con el Dios Triuno, pues significa ser ungidos con el Padre y el Hijo, transmitidos en el Espíritu. Podemos ilustrar eso con el hecho de pintar una pared con pintura al oleo, una pintura que incluye el aceite como base junto con otros ingredientes. El Espíritu de Dios es la base, con el Padre y el Hijo como elementos. Ahora el Espíritu compuesto nos unge con el Dios Triuno. 1 Juan 2:23 y 24 nos enseñan que el Espíritu unge a los creyentes con el Padre y el Hijo.

Ungir a los creyentes con la vida eterna

  El Espíritu compuesto unge también a los creyentes con la vida eterna transmitida en el Espíritu de unción. 1 Juan 2:25 se refiere a eso: “y ésta es la promesa que El mismo nos hizo, la vida eterna”. Aquí la vida eterna es mencionada con respecto a la unción.

Vacunar a los creyentes contra las enseñanzas heréticas acerca de la persona de Cristo

  La unción del Espíritu compuesto vacuna a los creyentes contra las enseñanzas heréticas acerca de la Persona de Cristo. Antes de hablar de la unción en 1 Juan 2:20, el apóstol Juan habla de los Anticristos en el versículo 18 y los vuelve a mencionar en el versículo 19. Además, en el versículo 26, él escribe a los creyentes “sobre los que os desvían”. En 1 Juan 4:3, Juan habla del “espíritu del anticristo”. Todo el contexto de esta epístola nos muestra que la unción tiene por función vacunar a los creyentes contra las enseñanzas heréticas.

La unción enseña a los creyentes a permanecer en el Señor

  Finalmente, vemos el hecho de permanecer en el Señor conforme a la enseñanza de la unción que mora en nosotros. Leamos 1 Juan 2:27 “la unción que vosotros recibisteis de El permanece en vosotros, y no tenéis necesidad de que nadie os enseñe; pero como Su unción os enseña todas las cosas, y es verdadera, y no es mentira, así como ella os ha enseñado, permaneced en El”. En el próximo mensaje, consideraremos los detalles de la unción del Espíritu compuesto, mencionada en 1 Juan 2:18-27.

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