Mensaje 182
(1)
Lectura bíblica: Éx. 35:1-10, 20-35; 36:1-7; 39:32, 42-43.
En este mensaje, vamos a considerar una sección de cinco capítulos, desde Exodo 35 al 39. Estos capítulos relatan la manera en que se levantó el tabernáculo, se hizo su mobiliario y las vestiduras santas de los sacerdotes. No necesitamos insistir en todos los detalles relacionados con estas cosas porque ya los hemos visto en mensajes anteriores. En este mensaje y en el siguiente, consideraremos mas bien ciertos asuntos básicos de estos capítulos.
Veamos Exodo 35:1-3: “Moisés convocó a toda la congregación de los hijos de Israel y les dijo: estas son las cosas que Jehová ha mandado que sean hechas: seis días se trabajará mas el día séptimo será de reposo, día santo para Jehová; cualquiera que en él hiciere trabajo alguno morirá. No encenderéis fuego en ninguna de vuestras moradas en el día de reposo.” Esta sección empieza con el sábado. Aparentemente eso no tiene nada que ver con el hecho de erigir el tabernáculo y hacer su mobiliario y las vestiduras sacerdotales. Entonces ¿por qué esta sección empieza con una palabra solemne acerca del sábado? Exodo 35:2 nos enseña que todo aquél que trabajaba el día sábado cometía una transgresión que se pagaba con la muerte. Todo aquél que no descansara con el Señor en el sábado cometía una ofensa capital. El versículo 3 ordena que no se cocinara el sábado.
Parece que estos tres versículos, Exodo 35:1-3 no tienen nada que ver con la erección del tabernáculo, su mobiliario y las vestiduras sacerdotales. En realidad, existe una relación importante, pero necesitamos la experiencia espiritual adecuada para entender este punto de la Palabra.
Repasemos algunos puntos de los mensajes sobre el capítulo treinta y cuatro para entender la razón por la cuál se menciona un mandamiento acerca del sábado. Hemos visto tres asuntos importantes: el festejo y el descanso con el Señor, las cinco condiciones para disfrutar al Señor, y la impartición de Dios dentro de Moisés.
Hemos visto que la primera de las cinco condiciones consistía en redimir un asno con un cordero y que la última era el requisito de no cocer el cabrito en la leche de su madre. Cuando leí acerca de esto en mi juventud, no entendía por qué estas cosas se mencionan en la Biblia. Dios había llamado a Moisés al monte para recobrar el pacto quebrantado. Si Dios deseaba repasar con Moisés los detalles de la ley, ¿por qué no habló de honrar a los padres o por qué no presentó el mandamiento relacionado con el homicidio? ¿por qué habló mas bien de redimir un asno y de no cocer el cabrito en la leche de su madre? Yo pensaba que estas cosas no eran importantes
La mente humana no puede entender por qué se dieron estas cinco condiciones o lo que significan. Sin embargo estas condiciones eran requisitos muy importantes para que el pueblo de Dios disfrutara de las fiestas. Si los hijos de Israel no hubieran cumplido estas condiciones, habrían perdido el disfrute de las fiestas. Estas condiciones también tienen mucho significado para nosotros hoy en día en su interpretación espiritual conforme a nuestra experiencia.
Redimir un asno con un cordero indica que nosotros, como seres caídos e impuros, somos redimidos por Cristo ¿Desea disfrutar de la fiesta y del descanso con el Señor? Si tal es el caso, debe recordar que según su viejo hombre, su hombre natural, su carne, y como descendiente de Adán, usted es un “asno”. Por muy importante que usted sea, a los ojos de Dios, su hombre natural no deja de ser un asno. Si usted procura disfrutar a Cristo como su fiesta y su descanso, debe estar consciente de eso. Hemos visto que en Juan 3:14, el Señor Jesús indicó a Nicodemo que éste era una serpiente. en Exodo 34, vemos que según la vida natural, todos aquellos que desean disfrutar a Cristo son unos asnos que necesitan la redención. Levítico 11 declara que el asno es un animal impuro. Además un asno es un animal de carga. En nuestro hombre natural y según nuestra vida natural, podemos ser comparados con animales de carg . Somos impuros, y estamos bajo dura carga. Un asno liberado de su carga debe de morir. Pasa lo mismo con nosotros, animales impuros de carga; debemos ser reemplazados por Cristo y disfrutarlo a El y descansar con El.
Exodo 34 menciona una segunda condición: no mezclar levadura con la sangre redentora. El versículo 25 dice: “No ofrecerás cosa leudada junto con la sangre de mi sacrificio”. Debemos desechar toda la levadura en cuanto Cristo haya reemplazado nuestra persona natural ¿Desea usted disfrutar de la sangre de Cristo? Si es así, no mezcle la sangre redentora con la levadura de su vida pecaminosa.
Primero nuestro hombre natural debe ser sustituido por Cristo. Pablo declara: “con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (Gá. 2:20). Esto significa que el “asno” fue crucificado y que el Cristo que nos sustituye vive ahora en nosotros. Ahora debemos proseguir y desechar toda levadura. Necesitamos la sangre redentora, pero no podemos ofrecer esta sangre junto con nuestra vida pecaminosa. Eso está terminantemente prohibido.
Veamos Exodo 34:25b: “ni se dejará hasta la mañana nada del sacrificio de la fiesta de la Pascua”. Aquí vemos la tercera condición para disfrutar a Cristo. Después de haber sido reemplazados por Cristo y haber desechado toda levadura, debemos agotar la porción presente de Cristo. Esto significa que hoy mismo debemos disfrutar a Cristo a lo sumo, y no dejar nada de la porción presente para el futuro. Sin embargo, muchos cristianos no tienen ningún apetito para disfrutar plenamente a Cristo hoy en día. Los podemos comparar con niños que no comen toda su cena. Estos creyentes tienen una porción pero no la disfrutan. El requisito de que el sacrificio de la fiesta de la Pascua no debe permanecer hasta la mañana, significa que debemos agotar la porción de Cristo que tenemos para nuestro disfrute hoy. No debemos posponer el disfrute de Cristo hasta mañana o hasta la siguiente era. Por el contrario, debemos disfrutar plenamente de la porción de Cristo que hemos recibido hoy.
Encontramos el cuarto requisito para festejar con Cristo y disfrutarle en Exodo 34:26a: “las primicias de los frutos de tu tierra llevarás a la casa de Jehová tu Dios”. Al disfrutar de la porción presente de Cristo, debemos traer las primicias, la mejor poción, a la reunión y ofrecerla a Dios para Su satisfacción. Debemos traer la experiencia más elevada de Cristo a la casa de Dios, a las reuniones de la iglesia, y ofrecer allí esta porción a Dios.
Exodo 34:26b; nos presenta la quinta condición: “no cocerás el cabrito en la leche de su madre”. Una madre produce la vida, y la leche nutre la vida. No debemos producir jóvenes y matarlos luego. Después de producirlos, debemos consumirlos. Esto significa que cuando disfrutamos a Cristo, no debemos permitir que nada de muerte entre en la esfera de la vida que nutre.
Hace poco algunos santos declararon en una reunión: “¡comer a Cristo es la manera!” Mientras ellos declaraban eso, yo pensaba: “ustedes dicen que comer a Cristo es la manera, pero ¿lo han comido ustedes?” Efectivamente comer a Cristo es la manera, pero debemos considerar cuánto hemos comido del Señor nosotros mismos. Algunos proclaman que comer a Cristo es la manera, pero eso puede ser simplemente un lema. Si deseamos disfrutar a Cristo, debemos cumplir las cinco condiciones. Debemos ser sustituidos por Cristo, desechar toda levadura, agotar nuestra porción presente de Cristo, llevar a la reunión la mejor experiencia de Cristo y ofrecerla a Dios, e impedir que la muerte entre en la esfera de la vida que nutre.
Exodo 34 menciona tres fiestas: la fiesta de los panes sin levadura, la fiestas de las semanas, las fiestas de las primicias de la siega del trigo. Son las únicas tres fiestas mencionadas aquí a pesar de que Levítico 23 habla de siete fiestas anuales que celebraban los hijos de Israel. La primera fiesta anual era la fiesta de la Pascua y la segunda era la fiesta de los panes sin levadura. En el capítulo acerca de la restauación del pacto que había sido quebrantado, Dios no menciona todas las fiestas ni la primera fiesta mencionada es la Pascua. De las siete fiestas anuales, la más importante era la Pascua, pues representaba la salvación. Sin embargo, en este relato no se menciona la Pascua. Por el contrario, la primera fiesta mencionada es la fiesta de los panes sin levadura. Sabemos que la fiesta de los panes sin levadura era en realidad la continuación de la Pascua. La Pascua duraba un solo día, pero la fiesta de los panes sin levadura duraba seis días. No obstante, los siete días son llamados fiesta de los panes sin levadura. Por consiguiente, la fiesta de los panes sin levadura incluye la Pascua.
¿Por qué Exodo 34 menciona la fiesta de los panes sin levadura y no la fiesta de la Pascua? La razón es sencilla: este relato no está relacionado con la salvación, sino con el disfrute de Cristo después de la salvación. Este disfrute empieza con los panes sin levadura ¿Desea disfrutar a Cristo después de su salvación? En ese caso, usted debe desechar toda levadura. No puede llevar una vida pecaminosa y disfrutar de Cristo al mismo tiempo. Si deseamos disfrutar de Cristo y descansar con El y con Dios, debemos aclarar nuestro pasado. Debemos eliminar toda levadura, llevar una vida sin levadura para poder disfrutar a Cristo.
Leamos Exodo 34:22 “también celebrarás las fiestas de las semanas, las primicias de la siega de trigo, y la fiesta de la cosecha a la salida del año”. La fiesta de las semanas es la fiesta de Pentecostés, que significa cincuenta días. Pentecostés es el rico resultado de la cosecha de las primicias. En cuanto al disfrute de Cristo, primero debemos eliminar toda levadura desechando nuestra vida pecaminosa. Luego entraremos en el rico disfrute de Cristo como primicias. En 1 Corintios 15 se revela a Cristo como las primicias en resurrección. Pentecostés sucedió cincuenta días después de la resurrección de Cristo. Después de resucitar, Cristo permaneció con Sus discípulos cuarenta días. Luego ascendió al tercer cielo y los discípulos oraron durante diez días. Al término de diez días vino Pentecostés y Cristo fue derramado sobre los discípulos como el Espíritu. Este Espíritu es el rico resultado del Cristo resucitado.
Cuando considero las fiestas del Antiguo Testamento y como se reflejan en el Nuevo Testamento y en nuestra experiencia espiritual, quedo nuevamente convencido de que la Biblia fue inspirada por Dios.
Después de ser salvos y de aclarar el pasado y eliminar toda levadura, entramos en el disfrute de las riquezas de Cristo en resurrección. Este es nuestro Pentecostés. Nuestro Pentecostés no es un asunto de hablar en lenguas. Para nosotros Pentecostés consiste en entrar en el pleno resultado de Cristo resucitado. Pentecostés es el producto del disfrute de Cristo como primicias. La fiesta de Pentecostés la disfrutan aquéllos que han sido salvos y que llevan una vida pura, una vida sin levadura.
En Exodo 34, la última fiesta es la fiesta de las primicias de la siega del trigo, la cual es también la fiesta de los tabernáculos. En la fiesta de los tabernáculos se traía la cosecha completa. Esta fiesta representa el disfrute rico, completo y final de todo lo que es Cristo. Empezamos a disfrutar a Cristo desde la fiesta de los panes sin levadura; seguimos disfrutando las riquezas del Cristo resucitado, y finalmente llegamos al disfrute final de Cristo como fiesta de los tabernáculos.
El capítulo treinta y cuatro menciona las fiestas en el versículo 18 y 22 y el sábado en el versículo 21 : “seis días trabajarás mas en el séptimo día descansarás; aún en la arada y en la siega, descansarás”. El hecho de que se hable del sábado en la palabra acerca de las fiestas indica que mientras disfrutamos a Cristo descansamos simultáneamente con El. Nuestro deleite, en nuestro disfrute de Cristo, debe incluir el sábado. Por consiguiente, el deleite y el descanso están mezclados.
Los hijos de Israel respetaban las fiestas cada año y guardaban el sábado cada semana. Sin embargo Exodo 34 describe nuestra experiencia cotidiana de Cristo. Deberíamos celebrar tres fiestas cada día. Por la mañana debemos tener la fiesta de los panes sin levadura. Cuando tomamos a Cristo como nuestro sacrificio por el pecado y por la transgresión, desechamos la levadura. Esta es nuestra fiesta de los panes sin levadura. Luego durante el día debemos disfrutar ricamente a Cristo. Si tenemos este disfrute de Cristo durante el día, entonces al final de la jornada debemos disfrutar a Cristo a lo sumo. Además durante el día y tal vez cada 15 ó 20 minutos debemos hacer una breve pausa y descansar con Cristo. Reconozco que esto no será sencillo al principio, puesto que no es nuestra costumbre. No obstante, intentemos recordar al Señor durante el día y descansar con El. Hemos visto que el sábado significa descansar con el Señor en memoria de El. No olvidemos al Señor durante el día; acordémonos de El y descansemos con El.
A la luz de lo que acabamos de ver, consideremos ahora Exodo 35:1-3. Cuando Dios estaba a punto de mandar a Su pueblo que levantara el tabernáculo, hiciera su mobiliario y las vestiduras sacerdotales, El les pidió que primero guardaran el sábado. Esto significa que ellos debían descansar antes de trabajar en la erección del tabernáculo. Esto es conforme a Génesis 2:2 y 3: “Y acabó Dios en el día séptimo la obra que hizo, y reposó el día séptimo de toda la obra que hizo, y bendijo Dios al día séptimo, y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que había hecho en la creación”. Hemos visto que justo después de ser creado por Dios, el hombre empezó a descansar. El primer día del hombre fue el séptimo día del Creador. Lo primero que hizo el hombre después de ser creado por Dios fue descansar con El. Esto indica que antes de poder hacer algo por Dios, primero debemos descansar con El. Si usted intenta trabajar por Dios, debe recibir la gracia, disfrutarla y descansar con Dios. Entonces usted podrá proseguir y hacer algo por Dios No debemos empezar a trabajar por Dios y luego disfrutar de la gracia y del descanso. Esta manera es según la ley. Según la gracia, primero disfrutamos de la gracia y luego trabajamos. Primero descansamos con el Señor, y luego trabajamos para El.
Debemos aplicar este principio a nuestro diario vivir. A menudo oro antes de hacer algo específico. Por ejemplo, doy un paseo cada día. Antes de salir de paseo, yo oro así: “Señor, Te doy gracias por la paz que disfruto ahora. Tú sabes que yo acostumbro salir a dar un paseo. Señor concédeme Tu bendición durante mi paseo.” Si no oro así, quizá no sienta paz cuando emprendo mi paseo, pues caso no descanso con el Señor antes de iniciar el paseo.
Podemos aplicar este principio a muchas cosas. Supongamos que usted debe escribir una carta a sus padres. Antes de escribirla, tome un minuto para descansar con el Señor. Diga: “Señor, Te doy gracias por poder estar contigo. Señor tengo que escribir una carta a mis padres. Señor, quédate conmigo mientras escribo esta carta. Me gustaría descansar contigo y luego escribir esta carta contigo. Señor, Te pido que escribas esta carta conmigo”. Esto demuestra el principio del descanso con Dios, antes de actuar con El y por El.
El hecho de descansar con el Señor de esta manera puede afectar aún la manera en que nos vestimos por la mañana. Si usted descansa con El antes de vestirse, pienso que se vestirá conforme a la imagen del Señor. Supongamos que un hermano haya comprado recientemente alguna vestimenta que expresa al mundo. Si él descansa con el Señor antes de ponerse esta prenda, quizás se dé cuenta de que no debería llevarla.
Puedo testificar que sé de lo que estoy hablando cuando me refiero al descanso con el Señor. La experiencia me ha enseñado lo que significa descansar con el Señor antes de emprender algo.
¿Conoce el verdadero significado del sábado? Exodo 20 y Deuteronomio 12 nos enseñan que el sábado significa recordar al Señor como nuestro Creador y Redentor. Cuando recordamos Aquél que nos ha creó y redimió, guardamos el sábado. Si estamos ocupados día y noche, nos olvidaremos del Señor y lo pondremos a un lado. Pero existe un principio, una regla espiritual, según el cuál debemos recordar al Señor y descansar con El antes de emprender algo. Descansemos con El, en memoria de El, como nuestro Creador y Redentor y también como nuestro Salvador, Señor, maestro y vida, ¡Cuantas bendiciones y luz recibiríamos si practicaramos esto regularmente!
Esta manera de entender la palabra acerca del sábado en Exodo 35:1-3, no proviene solamente de mí experiencia, sino también de la secuencia de los capítulos 34 y 35. Cuando Moisés estaba en el monte con el Señor, el Señor le habló acerca de tres fiestas que el pueblo debía respetar cada año y del sábado que debían guardar cada semana. Luego Moisés bajó del monte y dijo al pueblo que debían erigir el tabernáculo, hacer su mobiliario, y las vestiduras sacerdotales. No obstante Moisés no olvidó lo que el Señor le había dicho. Por consiguiente al exhortar a los hijos de Israel a que construyeran el tabernáculo para Dios, él pidió que primero descansaran con El y que lo recordaran a El como Su Creador y Redentor. Esta es la razón por la cuál el relato acerca del tabernáculo, de su mobiliario y de las vestimentas de los sacerdotes, empieza con una palabra acerca del sábado.