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Mensaje 185

Erigen el tabernaculo

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  Lectura bíblica: Éx. 40

ERIGEN EL TABERNACULO EN UN ORDEN ESPECIFICO

  En Éx. 40:1-16, vemos que el Señor mandó que Moisés erigiera el tabernáculo, y en los versículos 17 al 33, vemos efectivamente la erección del mismo. El tabernáculo fue erigido en el orden siguiente: pusieron las tablas (v. 18), las cortinas y la sobrecubierta (v. 19), el arca del testimonio en el Lugar Santísimo (vs. 20-21a), el velo extendido sobre el arca del testimonio (v. 21b), la mesa en el Lugar Santo al lado norte de la cortina, y sobre ella los panes bien acomodados delante de Jehová (vs. 22-23), el candelero en el Lugar Santo, en frente de la mesa, al lado sur de la cortina y encendieron las lámparas delante del Señor (vs. 24-25); pusieron también el altar del incienso en el Lugar Santo delante del velo y quemaron sobre él incienso aromático (vs. 26-27); pusieron asimismo la cortina a la entrada del tabernáculo (v. 28), el altar del holocausto a la entrada del tabernáculo y sacrificaron sobre él holocausto y ofrenda (v. 29); colocaron el lavacro entre el tabernáculo y el altar y lo llenaron de agua para el lavado de manos y pies de los sacerdotes (vs. 30-32); se erigió el atrio alrededor del tabernáculo y del altar (vs. 33a); y colocaron la cortina a la entrada del atrio (v. 33).

LA NUBE CUBRIO EL TABERNACULO DE REUNION Y LA GLORIA DE JEHOVA LLENO EL TABERNACULO

  Éx. 40:34-38 menciona la gloria del Señor llenando el tabernáculo: “Entonces una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo”. Este versículo presenta dos aspectos; lo que sucedió fuera del tabernáculo de reunión y lo que se produjo en el interior del mismo. La nube cubrió el tabernáculo de reunión y la gloria lo llenó. El tabernáculo de reunión y el tabernáculo tenían la misma estructura Para el hombre era el tabernáculo de reunión, y para Dios era el tabernáculo. Podemos afirmar que exteriormente era el tabernáculo de reunión e interiormente era el tabernáculo.

  En la vida de iglesia hoy en día existe una diferencia entre el tabernáculo de reunión y el tabernáculo. Podemos llevar une vida de iglesia y desenvolvernos en ella, permaneciendo en el aspecto exterior, sin tocar la parte interior. Esto significa que la vida de iglesia puede ser únicamente el tabernáculo de reunión, no el tabernáculo mismo. Si estudiamos detenidamente el libro de Exodo, vemos que el tabernáculo de reunión se menciona por primera vez poco tiempo después de que los hijos de Israel practicaran la idolatría labrando un becerro de oro y adorándolo. Moisés trasladó su tienda fuera del campamento, y ésta se convirtió en el tabernáculo de reunión.

  En la vida de iglesia, podemos reunirnos simplemente alrededor del tabernáculo de reunión, sin estar en el tabernáculo mismo. En Exodo 40, el tabernáculo de reunión está cubierto por la nube, pero el tabernáculo está lleno de gloria. Los que se reúnen únicamente alrededor del tabernáculo de reunión tendrán la nube, pero debemos disfrutar no solamente la nube sobre el tabernáculo de reunión, sino también la gloria dentro del tabernáculo.

  Por la misericordia del Señor, puedo testificar que al principio estuve bajo la nube pero ahora estoy dentro del tabernáculo lleno de gloria. Ya no disfruto solamente la nube, sino también la gloria. ¿Y usted? ¿Disfruta únicamente la nube sobre el tabernáculo de reunión, o también la gloria dentro del tabernáculo? Algunos santos encantados en la vida de iglesia y rebosando de alegría quizás se encuentren bajo la nube, sin estar realmente en la gloria. Estos santos necesitan más experiencia de la vida de iglesia para entrar en el tabernáculo y ver la gloria adentro.

El tabernáculo de reunión y el tabernáculo

  En la Biblia, la palabra “tabernáculo” se refiere a algo profundo acerca de Dios y de Su testimonio. La expresión “tabernáculo de reunión”, es positiva, pero implica algo menos profundo que el tabernáculo. El tabernáculo está relacionado con el testimonio de Dios, y el tabernáculo de reunión se refiere esencialmente a los intereses de Dios en la tierra y a Su mover. Es importante recordar esta diferencia cuando leemos el Antiguo Testamento. Recuerde que la palabra “tabernáculo” implica algo directamente relacionado con el testimonio de Dios y la expresión “tabernáculo de reunión” algo mas bien exterior y relacionado con los intereses de Dios y Su mover.

  Esta diferencia se puede ver en el capítulo 1 de Levítico. En el versículo 1, vemos que el Señor habló a Moisés desde el tabernáculo de reunión. Tal vez parezca maravilloso que Dios hablara desde el tabernáculo de reunión. Es cierto: eso es maravilloso. No obstante, Su hablar en el tabernáculo es todavía más maravilloso.

La relación de la nube con la gloria

  Existe una relación muy importante entre la nube y la gloria. Quizá afirmemos que la nube es la parte externa, el “cascarón”, de la gloria de Dios. Por cascarón, nos referimos a la cubierta exterior. Si aplicamos la palabra cascaron de esta manera, podemos decir que una naranja tiene una cáscara, y que la piel es la cáscara del cuerpo humano. La piel cubre el cuerpo y éste contiene nuestro ser, pero la piel, o sea la cáscara que cubre el cuerpo humano no es en realidad nuestro ser. Nuestro ser es nuestro espíritu. El que se encontraba fuera del tabernáculo podía ver la cáscara, y el que entraba en el tabernáculo, no veía la cáscara, sino la gloria interior del tabernáculo.

  Los jóvenes se regocijan en la vida de iglesia y testifican que es maravillosa. A lo mejor sólo disfrutan de la cáscara de la iglesia. Esto no significa que deben abandonar este disfrute; por el contrario, deben proseguir y disfrutar la gloria interior del tabernáculo. Jóvenes, no se desalienten con mi palabra, y no tiren el cascaron porque todavía ustedes no tienen mucho de la gloria interior.

  Creo que muchos santos pueden testificar que en Elden Hall (los Angeles), estábamos en el “tejado” de la vida de iglesia disfrutando la nube. Algunos dirán que la vida de iglesia en Anaheim no es tan excitante como la de Elden Hall. Yo estoy de acuerdo, pero debemos reconocer que ahora estamos disfrutando algo más profundo que en Elden Hall. No estaremos disfrutando la nube en el tejado, pero estamos aprendiendo a interceder en el altar del incienso. Todo aquél que intercede en el altar del incienso ya no está en la nube que cubre el tabernáculo de reunión. Por el contrario, está envuelto por la gloria que está dentro de la vida de iglesia. Espero que muchos de ustedes vean esto y lo experimenten.

  Algunos santos mayores quizás se sientan molestos o frustrados. Algunos pensarán : “¿Por qué no tenemos la frescura de antes? ¿Por qué la vida de iglesia no es tan emocionante?” Es bueno estar emocionado y emocionar también a los demás. No obstante, son principalmente los jóvenes los que se emocionan y emocionan a otros, porque disfrutan la nube fuera del tabernáculo de reunión. Los mayores que experimentan la gloria del tabernáculo no se emocionan fácilmente. Como persona mayor, puedo testificar que no daré la impresión de estar emocionado, pero sí estoy encantado de poder interceder en el altar del incienso. ¡Cuanto me gusta disfrutar del pan en la mesa y quedarme en el altar de oro!

  Los que se encuentran en el atrio se reúnen alrededor del altar del holocausto y ven la nube que cubre el tabernáculo de reunión, pero si quieren ver la gloria, deben entrar en el tabernáculo. La gloria no está en el tejado, sino dentro del tabernáculo. Cuando entremos en el tabernáculo, veremos que la gloria se encuentra allí.

SE MUEVEN CON LA MORADA DE DIOS

  Exodo 40:36-38 nos revela que la nube de la gloria de Jehová se convirtió en la guía de los hijos de Israel. Cuando la nube se elevaba encima del tabernáculo, los hijos de Israel se movían : “Pero si la nube no se alzaba, no se movían hasta el día en que ella se alzaba.”•El versículo 38 revela que la nube de Jehová estaba de día sobre el tabernáculo, y el fuego estaba de noche sobre El, a vista de toda casa de Israel, en todas sus jornadas".

  Los cristianos contemporáneos hablan mucho de la voluntad de Dios, de la manera en que El nos dirige y nos guía. No obstante, la tipología de Exodo 40 nos revela que fuera de la morada de Dios, no existe ninguna guía ni orientación. La morada de Dios es lo único que nos dirige. Cuando se movía la nube, todo el pueblo de Israel se movía también, pero si la nube no se movía, ellos permanecían donde estaban. Esto significa que los hijos de Israel seguían el tabernáculo con la nube. Nuestra vida cristiana debe seguir el mover de Dios con Su morada. Exodo 40 demuestra esto perfectamente.

  El libro de Números nos muestra que Dios actúa con Su morada en mente. Lo vemos aún en el asunto de las peleas contra los enemigos: Dios luchaba con Su morada. Su morada, el tabernáculo, era la mejor arma. Todas las acciones del pueblo de Dios y su itinerario se relacionaban con la situación de la morada de Dios. Hoy en día debemos aplicar este principio a la vida de iglesia. Cuando la morada de Dios permanece, permanecemos con ella, pero cuando se mueve, nos movemos con ella. Además, cuando la morada de Dios combate, nosotros también combatimos.

  Nuestro sentir, nuestras opiniones o puntos de vista no son la verdadera orientación que necesitamos. Muchos cristianos buscan el conocimiento de la voluntad de Dios o lo que llaman la orientación de Dios, basándose principalmente en el punto de vista, sentir o conceptos de ellos. ¿Ha escuchado alguna vez hablar acerca de la orientación del Señor y de Su voluntad conforme a la iglesia? No se oye mucho al respecto hoy en día. Esto constituye otro indicio de que la situación entre el pueblo de Dios no es del todo normal. Esta es la razón por la cual se necesita el recobro del Señor.

  El recobro del Señor, basado en la plena revelación de la Palabra de Dios, es muy distinto de la manera tradicional de la religión. La casa viviente del Dios viviente es nuestra guía y nos revela si debemos quedarnos o movernos, pelear o trabajar. Debemos emprender todas estas actividades conforme a la morada de Dios con Su gloria y no según las opiniones, puntos de vista ni tampoco en la letra muerta de la Biblia. Cuando tenemos una relación adecuada con la morada de Dios, disfrutamos del descanso, de la victoria , y de la bendición. Cuando somos uno con la morada de Dios, llena de Su gloria, tenemos todo lo que necesitamos: la orientación del Señor y Su guía; Su bendición y Su victoria, y además la justicia y la santidad. Agradecemos al Señor por un panorama tan vívido en Exodo 40:36-38.

UNA COMPARACION ENTRE GENESIS Y EXODO

Un ataúd y un tabernáculo

  Como conclusión de este etudio-vida, me gustaría comparar Génesis con Exodo. Génesis empieza con la obra creadora de Dios (Gn. 1:1) y termina con un ataúd en Egipto, el cuál contiene un cadáver (Gn. 50:26). Exodo empieza con el cautiverio en Egipto (Éx. 1:11) y termina con el tabernáculo cubierto y lleno de la gloria de Dios en relación con Su redención (Éx. 40:34-48). La conclusión de Génesis no es gloriosa. Al final de ese libro vemos un cadáver, en un ataúd en el mundo (Egipto), el hombre que fue creado por Dios a Su imagen para expresarlo a El y tener dominio. Leamos el último versículo de Génesis: “y murió José ... y fue puesto un ataúd en Egipto ”. Este versículo muestra la muerte, la cuál es el resultado del pecado, y también el mundo. Esta es la conclusión de Génesis.

  ¡Cuán diferente es la conclusión del libro de Exodo! Exodo no concluye con un cadáver en un ataúd; termina con un tabernáculo que contiene al Dios glorioso.

  Al principio del Exodo, vemos la continuación de la conclusión de Génesis. Hemos visto que el libro de Génesis concluye con un cadáver en un ataúd en Egipto. Exodo empieza con el pueblo de Dios esclavizado en Egipto. Al considerar la situación tanto al final de Génesis como al principio del Exodo, vemos que por una parte estamos muertos, y por otra, estamos esclavizados por Satanás, tipificado por Faraón. Fuimos usurpados y esclavizados por Satanás, pero Cristo, nuestra Pascua, nos ha liberado de este cautiverio. La redención de Cristo nos ha sacado del cautiverio satánico en Egipto y nos ha introducido en una tierra de libertad (el desierto). En el desierto, Dios nos lleva a un tabernáculo glorificado. Allí no hay muerte, ni pecado, ni mundo. Por el contrario, tenemos a Dios con Su presencia y gloria. Ya no estamos muertos ni en el mundo, sino que formamos parte de un tabernáculo viviente y móvil para cumplir el propósito de Dios en la tierra.

Un Israel individual y un Israel corporativo

  Vemos también otra comparación importante entre los libros de Génesis y Exodo. En Génesis, vemos a un Israel individual que expresa a Dios y ejerce Su autoridad en Su nombre. Exodo nos muestra un Israel corporativo que expresa a Dios, esto es más glorioso que el contenido de Génesis.

  El Israel individual de Génesis llevaba la imagen de Dios, lo expresaba a El, representaba a Dios y ejercía Su autoridad en la tierra. Cuando el Israel individual llegó a la madurez, su poder rebasaba el de Faraón. Aun Faraón se encontraba bajo su bendición. El Israel corporativo producido en Exodo llevaba también la imagen de Dios y ejercía Su autoridad. Debemos reconocer que el Israel corporativo de Exodo es más glorioso que el Israel individual de Génesis.

Una visión transformadora

  Es importante que todos recibamos esta visión. Esta visión, esta revelación, revolucionará nuestros conceptos, cambiará nuestro diario vivir, y transformará nuestro ser. Esta visión difiere mucho de una enseñanza presentada desde un punto de vista humano. Necesitamos una revelación desde el punto de vista de Dios. Creo que si le presentan esta conclusión en oración al Señor y la consideran delante de El, recibirán finalmente una visión clara de estos dos libros.

Un bosquejo de Génesis y Exodo

  Sería muy útil presentar un breve bosquejo de Génesis y Exodo. En Génesis 1, fuimos creados por Dios, y en Génesis 3, caímos. Después de Babel, fuimos llamados con Abrahám y nos convertimos en cruzadores de ríos, en hebreos. A pesar de ser llamados con Abrahám, morimos y fuimos esclavizados para cumplir el propósito de Satanás en el mundo, pero con Cristo fuimos salvos. Fuimos llamados a través de Abrahám en Génesis, pero nuestra salvación vino por medio de Cristo como el cordero pascual en Exodo.

  Después de ser redimidos por el cordero pascual, viajamos por el desierto y experimentamos a Cristo como el maná celestial y lo disfrutamos a El como el “agua viva” que salió de la roca hendida. Finalmente fuimos llevados al monte Sinaí, y allí tenemos la vida de iglesia, tipificada por el vivir de los hijos de Israel alrededor del tabernáculo de reunión. Aún cuando algunos no hayan entrado en el tabernáculo, todos estamos reunidos alrededor del tabernáculo de reunión, y todos podemos ver la nube sobre el tabernáculo de reunión. Allí no hay pecado, muerte, ni mundo tampoco. En este tabernáculo de reunión tenemos a Dios en Su presencia y gloria. Aquí nos convertimos en Su morada y El llega a ser nuestra morada. Se trata de una morada mutua. El tabernáculo de reunión, no es una simple expresión individual, sino un pueblo como expresión corporativa de Dios. El propósito de Dios consiste en conseguir esta expresión a través de Su pueblo redimido. Esta expresión es el objetivo, no solamente de la redención de Dios, sino también de Su propósito eterno. Dios tiene un deseo: poseer un expresión corporativa de Sí mismo a través de Su pueblo escogido y redimido.

El recobro y el propósito de Dios

  El recobro del Señor constituye un asunto muy significativo. Eso nos debe impresionar profundamente. Estamos en el recobro no solamente por la espiritualidad, la santidad, la victoria, o la bendición, sino mas bien por el propósito eterno de Dios. Los libros de Génesis y Exodo culminan con el tabernáculo de Dios, Su morada, llena de gloria. Del mismo modo, la Biblia entera consumará en la nueva Jerusalén, el tabernáculo eterno, y lleno de gloria. En la vida de iglesia como morada de Dios, tenemos la orientación y guía de nuestro Dios. El es uno con nosotros, y somos uno con El. ¡Cuán maravilloso es esto! Ahora nos encontramos en la posición adecuada para escuchar la Palabra de Dios, Su hablar, como lo relata Levítico.

  Agradecemos al Señor por lo que hemos visto en los libros de Génesis y Exodo. Los santos que han estado con nosotros durante todos estos años no pueden seguir siendo los mismos. Estoy convencido de eso. La eternidad revelará lo que el Señor ha hecho en nosotros para cumplir Su propósito eterno. ¡Alabado sea el Señor por la gloriosa conclusión de Exodo!

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