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Mensaje 23

La Pascua

(1)

  Lectura bíblica: Éx. 12:1-10, 13, 23, 46; 13:4; Lc. 22:7-8, 14-15; Jn. 19:33, 36; 1 Co. 5:7

  La Biblia presenta la revelación de Dios de manera práctica, y no como conocimiento doctrinal. Debido a esto, la revelación divina es siempre viviente. No obstante, si se presentara de una manera doctrinal, el resultado sería la muerte. En particular, la Pascua no se presenta como doctrina, sino como algo relacionado con una necesidad práctica. La Pascua descrita en Exodo 12 es una tipología clara, apropiada y aún, todo-inclusiva de la redención de Cristo. En ninguna otra parte de las Escrituras se presenta la redención de Cristo de una manera tan completa.

I. UN TIPO DE CRISTO

  Todos los cristianos saben que Cristo es el Cordero de Dios y que realizó la redención por nosotros (Jn. 1:29). No obstante, pocos han visto claramente a Cristo como el Cordero redentor de Dios. Este cuadro se presenta en Exodo 12.

  Tal vez no entienda el significado de algunos detalles de este cuadro. Por ejemplo, ¿por qué la sangre fue puesta en el dintel y en los postes (12:22) y no en el techo? ¿por qué pidió Dios a los hijos de Israel que usaran un manojo de hisopo para untar la sangre en el dintel y los postes? ¿por qué razón tuvieron que comer las hierbas amargas junto con la carne del cordero? Podríamos hacer muchas preguntas, pero pocos cristianos podrían contestarlas.

  Todos debemos ver un cuadro claro de la redención de Cristo. El Nuevo Testamento revela los diferentes aspectos de la redención, pero estos no están sistematizados de una manera doctrinal. Juan 1:29 dice que Cristo es el Cordero de Dios, y en 1 Corintios 5:7, Pablo se refiere a Cristo como la Pascua. En diferentes ocasiones podemos ver en el Nuevo Testamento, aspectos de la redención de Cristo. Sin embargo, en Exodo 12, tenemos un cuadro completo. Debemos estudiar este cuadro detenidamente; luego debemos acudir a otras porciones de la Palabra, particularmente al Nuevo Testamento para interpretarlo correctamente.

  La Pascua es un tipo de Cristo. En 1 Corintios 5:7, Pablo dice que “Cristo, nuestra Pascua, fue sacrificada”. Aquí Pablo no dice que Cristo es nuestro cordero; él dice que Cristo es nuestra Pascua. Pero ¿cómo podía la Pascua ser sacrificada? Esta es la respuesta: Cristo no es solamente el cordero pascual, sino también todos los aspectos de la Pascua. El cordero, el pan y las hierbas amargas guardan relación con Cristo. Por tanto, en principio, Cristo no es solamente el cordero de la Pascua, sino la Pascua misma.

  La palabra Pascua significa que el juicio de Dios pasa sobre nosotros. En Exodo 12:13, el Señor dice: “Veré la sangre y pasaré de vosotros”. Finalmente, la Pascua llegó a ser un sustantivo. El sustantivo Pascua tiene su raíz en la frase “Pasar de vosotros” en 12:13.

  ¿Por qué Cristo es llamado nuestra Pascua? Según Exodo 12, Dios pasó por encima de los hijos de Israel porque la sangre del cordero pascual había sido untada en el dintel y los postes de sus casas. Los hijos de Israel habían recibido el mandato de comer la carne del cordero en sus casas. Esto indica que la casa sería la cubierta dentro de la cual podían comer la carne del cordero pascual. La casa que los cubría debía tener sangre untada en el dintel y en los postes. Cuando Dios vio la sangre, El pasó por encima de los hijos de Israel. Por tanto, el hecho de pasar por encima se debía a la sangre untada.

  No obstante, Pablo nos muestra que la Pascua no se relaciona sólo con la sangre, sino con Cristo mismo. Hoy, ¿estamos bajo la sangre o en Cristo? Tecnicamente, decir que estamos bajo la sangre no es bíblico. Esta expresión no se encuentra en el Nuevo Testamento. Sin embargo, el Nuevo Testamento afirma en muchas ocasiones que estamos en Cristo. Según 1 Corintios 1:30, Dios fue El que nos puso en Cristo. Puesto que estamos en Cristo, El se convierte en nuestra Pascua. Esto significa que antes de poder ser nuestra Pascua, Cristo primero debe ser nuestra cubierta. Nuestra cubierta hoy en día no es la sangre, sino Cristo mismo. En Exodo 12, la Pascua se basaba en la sangre. Pero hoy en día, nuestra Pascua se basa en Cristo. Esta es la razón por la cual Pablo dijo que Cristo es nuestra Pascua.

  Si le pidieran que enumerara las cosas que componían la Pascua en Exodo 12, usted probablemente mencionaría al cordero, la carne, la sangre, los panes sin levadura y las hierbas. Probablemente no incluiría la casa. La casa en Exodo 12, tipifica a Cristo. Al final de Génesis 3, vemos que Dios usó pieles para cubrir a Adán y a Eva (v. 21). En Génesis 4, Abel “trajo también de los primogénitos de sus ovejas, de lo más gordo de ellas” y las presentó al Señor (v. 4). Mediante esta ofrenda, Dios aceptó a Abel. Más adelante, vemos que Noé recibió el mandato de construir un arca lo cual se puede considerar una casa flotante. El arca tipificaba a Cristo dentro del cual Dios nos ha colocado. Noé y su familia entraron en el arca, y en ella se salvaron del diluvio. Estos ejemplos indican que la revelación bíblica es progresiva. En Génesis 3:21, tenemos las túnicas de pieles; en Génesis 4:4, la ofrenda de los primogénitos de las ovejas; y en Génesis 6 y 7, el arca que hizo Noé.

  En las vidas de Abraham, Isaac y Jacob, no vemos un relato claro de la redención. Por esta razón, debemos ir a la experiencia de los hijos de Israel presentada en Exodo 12. Aquí vemos el pleno desarrollo de la redención de Dios que fue indicada por primera vez en Génesis 3. En Génesis 3, tenemos las pieles, en Génesis 4 tenemos la ofrenda, y en Génesis 6 y 7 tenemos el arca. Ahora en Exodo 12, tenemos delante de nosotros el pleno desarrollo de la redención de Dios. Aquí el arca se convierte en la casa, un tipo de Cristo, la cual cubría a los hijos de Israel. Esta es la razón por la cual ningún versículo del Nuevo Testamento afirma que estamos bajo la cubierta de la sangre de Cristo. Sin embargo, muchos versículos, particularmente en las epístolas, indican que estamos en Cristo. Según Gálatas 3, Dios nos ha puesto en Cristo, y ahora estamos en Cristo. Puesto que Cristo es una casa que nos cubre, El es nuestra Pascua. El no es solamente el cordero, los panes sin levadura y las hierbas, El es también la casa cuyo dintel y postes fueron untados con la sangre redentora.

II. EL TIEMPO DE LA PASCUA

  El tiempo de la Pascua está relacionado con un mes y con una fecha determinada. El pueblo hebreo tenía dos calendarios; uno sagrado y uno civil. El calendario civil era común, mientras que el calendario sagrado estaba relacionado con la experiencia de la salvación de Dios. Nosotros los que creemos en Cristo también tenemos dos calendarios: un calendario civil y un calendario sagrado. Todo aquel que no tiene una edad sagrada junto con una edad civil no es un creyente genuino de Cristo ni puede participar de El como la Pascua. Nosotros los redimidos de Dios, hemos tenido dos nacimientos, dos comienzos: un nacimiento físico con un comienzo físico y un nacimiento espiritual con un comienzo espiritual. Puedo testificar que yo he tenido un segundo comienzo, el comienzo en la vida divina. El día en que creímos en el Señor Jesús, nuestra edad conforme al calendario sagrado empezó. En aquel día, tuvimos un nuevo nacimiento y un nuevo comienzo.

A. El mes

  Exodo 12:2 habla del mes de la Pascua: “Este mes os será principio de los meses; para vosotros será este el primero en los meses del año”. Este versículo indica que la Pascua se festejaba durante el primer mes del año sagrado. Originalmente, este mes era el séptimo mes del año civil. Según Génesis 8:4, el arca de Noé se posó sobre los montes de Ararat en el día diecisiete del séptimo mes. Muchos maestros bíblicos creen que este séptimo mes fue el primer mes de Exodo 12. La Pascua se festejaba el día catorce de este mes. Esto significa que se festejaba tres días antes del día que marcaba el hecho de que el arca se posara sobre los montes de Ararat. Este evento tipificaba la resurrección de Cristo. Cristo fue crucificado el día catorce y resucitó el día diecisiete.

  Exodo 13:4 dice: “Vosotros salís hoy en el mes de Abib”. La palabra Abib significa brotar, retoñar, también se refiere a algo tierno y verde, a las espigas tiernas de trigo. Después del cautiverio babilónico, este mes fue llamado Nisan (Neh. 2:1; Est. 3:7). El brote y el retoño representan el comienzo de la energía de vida. Nuestra experiencia lo confirma. El día en que invocamos por primera vez el nombre del Señor, creímos en El, y fuimos salvos, la vida empezó a brotar y a retoñar dentro de nosotros. Todo aquel que no ha experimentado esto no es un verdadero creyente. Todos podemos testificar que después de creer en el Señor Jesús, algo empezó a brotar y a retoñar desde nuestro interior. Finalmente, este brote produjo tiernas espigas de trigo, el resultado de la vida interior. Esto indica que la vida divina dentro de nosotros es productiva. Es un brote, un retoño, que produce vida. Esto empezó el día en que fuimos salvos, y continua hasta hoy.

B. La fecha

  Según 12:3, “En el décimo día del mes, los hijos de Israel debían tomar cada uno un cordero según la familia de los padres”, y prepararlo durante cuatro días. Entonces el día catorce, la verdadera fecha de la Pascua, el cordero fue inmolado (v. 6). El Señor Jesús fue crucificado ese mismo día del mes (Lc. 22:7-8, 14-15; Jn. 18:28).

  Catorce días son dos semanas. En la Biblia, una semana significa una vida, y el final de una semana denota el fin de la vida. Los adventistas del séptimo día guardan el séptimo día, el fin de la semana. Sin embargo, nosotros disfrutamos del octavo día, el primer día de la semana, el comienzo de una nueva semana, un nuevo comienzo en resurrección (Jn. 20:1). El hecho de que la Pascua se celebraba en el día catorce del mes significa que festejaban el final de dos semanas completas. Esto indica que la Pascua termina el periodo de la vieja vida. Esto significa que la muerte de Cristo termina toda la historia de nuestra vieja vida.

  Mencionamos que los hijos de Israel tomaban el cordero el décimo día. Después de seleccionar un cordero, éste era examinado durante cuatro días para probarlo, para encontrar si realmente no tenía defecto. Si usted lee los evangelios detenidamente, verá que el Señor Jesús también fue probado durante cuatro días. Así como el cordero en Exodo 12, El no debía tener defecto. Durante estos cuatro días, el Señor Jesús fue puesto a prueba por la congregación de Israel, representada por los sacerdotes, ancianos, escribas y fariseos. ¡Alabado sea el Señor porque El pasó la prueba y fue encontrado sin mancha! Por consiguiente, al final de estos días, cuando llegó la Pascua, El fue crucificado.

  El Señor Jesús fue arrestado el primer día de la fiesta de los panes sin levadura. Este día era también el día de la Pascua. La fiesta de la Pascua se celebra el primer día de las fiesta de los panes sin levadura, que dura un total de siete días. Esto significa que cuando la Pascua empezó, la fiesta de los panes sin levadura también empezó. No obstante, la Pascua duraba un día, mientras que la fiesta de los panes sin levadura continuaba por seis días. Esta es la razón por la cual la fiesta de la Pascua es llamada también la fiesta de los panes sin levadura. Por consiguiente, Lucas 22:7 declara: “Llegó el día de los panes sin levadura, en el cual era necesario sacrificar la Pascua”. El Señor Jesús fue arrestado durante la noche de la víspera del día de la fiesta de la Pascua (el calendario judío empieza a partir de la noche hasta el día siguiente en lugar de empezar desde el día hasta la noche, así como lo hace Génesis 1). Entonces Cristo fue crucificado el día mismo de la Pascua. Por consiguiente, Su muerte fue el cumplimiento exacto de la tipología. Además, como lo mencionamos, El resucitó el día diecisiete, en cumplimiento de la tipología del arca que reposó sobre el monte Ararat el día diecisiete del mismo mes.

III. EL CORDERO DE LA PASCUA

A. Uno por cada casa

  En Exodo 12:3, los hijos de Israel recibieron el mandato de “tomar cada uno un cordero según las familias de los padres, un cordero por familia”. Aquí el punto crucial es que el cordero pascual no era para un sólo individuo, sino para cada familia. La unidad básica en la salvación de Dios no es el individuo, sino toda la casa, la familia. Por ejemplo, en Josué 2 y 6 Rahab se salvó con toda la casa de su padre. En Lucas 19, el Señor Jesús dijo a Zaqueo, el publicano: “Hoy ha venido la salvación a esta casa” (v. 9). Según Hechos 11:14, Cornelio recibió la promesa de que él y toda su casa serían salvos (v. 14). Además, cuando el carcelero preguntó qué debía hacer para ser salvo, Pablo y Silas le dijeron: “Cree en el Señor Jesús, y serás salvo, tú y tu casa” (Hch. 16:30-31). Estos casos indican que la unidad básica en la salvación de Dios es la casa, y no el individuo.

  Exodo 12:4 es un versículo difícil de entender. “Más si la familia fuese tan pequeña que no baste para comer el cordero, entonces él y su vecino inmediato a su casa tomarán uno según el número de las personas; conforme al comer de cada hombre, haréis la cuenta sobre el cordero”. Las casas diferían en tamaño. Si la casa de un hombre era demasiado pequeña para el cordero, él y su vecino debían reunirse para tomar un solo cordero conforme al número de las almas. El versículo 4 afirma que el cordero se escogía conforme al número de las almas y a cuanto comía cada hombre. El cordero siempre era igual, pero las casas diferían en tamaño. El cordero no podía ser demasiado pequeño para una casa, pero la casa podía ser demasiado pequeña para el cordero.

  Puede parecer extraña la manera en que Moisés escribió el versículo 4. En realidad, él lo escribió de una manera muy significativa. Si queremos entender este versículo, debemos prestar atención a tres cosas: que una casa podía ser demasiado pequeña para el cordero y necesitaría reunirse con otra familia; que el cordero se escogía conforme al número de las almas; y que era contado conforme a cuanto comía cada hombre. Si unimos estos tres puntos, veremos que Cristo siempre es suficiente. Con El, no hay escasez. El grado en que El puede ser disfrutado, depende del número de gente y de nuestra capacidad de comerlo a El. Si nuestra capacidad es grande, Cristo es suficiente para suplirnos. Si nuestra capacidad es limitada, El todavía puede satisfacer nuestra necesidad. Como el cordero pascual, Cristo es suficiente. Cristo, tipificado por el cordero pascual no tiene ninguna escasez. En cada situación El puede satisfacer cualquier necesidad. No importa si nuestra familia es grande o pequeña o si se reúne con otra familia. No importa cuantas almas hay o cuanto apetito tengamos. Cristo es suficiente para satisfacer toda nuestra necesidad.

B. Sin defecto

  Exodo 12:5 dice: “El animal será sin defecto”. No tener defecto significa ser perfecto. Esto significa que Cristo es perfecto, o sea, no tiene defecto alguno (Jn. 8:46).

C. Un macho de un año

  Exodo 12:5 continúa diciendo que el cordero debía ser “un macho de un año”, tomado “de las ovejas o de las cabras”. ¿Qué significa el hecho de que el cordero debía ser un macho de un año? Ser de un año significa ser fresco y no haber sido usado para ningún otro propósito. A los ojos de Dios, cuando el Señor Jesús fue puesto en la cruz, El era de un año. El era fresco, y no había sido usado jamás para otro propósito.

  Antes de nuestra salvación, todos éramos usados para algún otro propósito. Algunos de nosotros fuimos usados con muchos propósitos diferentes. No éramos frescos en lo absoluto. Yo fui salvo a la edad de diecinueve años y medio. No obstante, a los ojos de Dios yo era mucho más viejo, pues ya había sido usado para otros propósitos. Por el contrario, el Señor Jesús era fresco y no fue usado para ningún otro propósito.

  Exodo 12:5 indica que el cordero podía ser de las ovejas o de las cabras. Según Mateo 25 las ovejas representan a los que son buenos, y las cabras a los que son malos. Cuando Cristo estaba en la cruz, ¿era bueno o malo? En realidad, El era las dos cosas. En el tiempo de Su crucifixión, El era una oveja y también una cabra, dependiendo del ángulo en que se considere Su crucifixión. En Sí mismo, Cristo era totalmente bueno. No obstante, como nuestro sustituto, El era pecaminoso. Como lo afirma Pablo en 2 Corintios 5:21, “el que no conoció pecado fue hecho pecado por nosotros”.

D. Puesto a prueba durante cuatro días

  Así como el cordero pascual fue probado durante cuatro días (12:3, 6), Cristo también fue examinado durante el mismo periodo de tiempo. Después de ser arrestado, el Señor fue sometido a seis pruebas, tres por parte de los sacerdotes que lo examinaron conforme a la ley de Dios, y tres bajo los gobernantes romanos, que lo examinaron según la ley romana. Finalmente, Pilato tuvo que declarar que no podía encontrar ningún defecto en El. De hecho, Pilato declaró tres veces que no encontró ninguna falta en El (Jn. 18:38; 19:4, 6). Como cordero pascual, Cristo no tenía defecto, ni falta.

E. Inmolado por toda la congregación de Israel

  Hablando del cordero pascual, 12:6 declara: “Y lo inmolará toda la congregación del pueblo de Israel entre las dos tardes”. ¿Sabe usted quién crucificó al Señor Jesús? El fue inmolado por la congregación del pueblo de Dios. Esto significa que todos nosotros participamos en Su crucifixón.

  Hace años, leí un artículo que describía como los hijos de Israel mataban al cordero durante la Pascua. Según este artículo, el cordero era colocado en una cruz. Los hijos de Israel tomaban dos palos de madera y hacían una cruz. Ataban dos piernas del cordero debajo de la cruz y ataban a las otras piernas extendidas a la cruz. Luego mataban al cordero para que su sangre fuese derramada, pues necesitaban toda la sangre para untar a los postes de sus puertas. Todos sabemos que el imperio romano usaba la cruz como pena de muerte para crucificar a los criminales, pero los hijos de Israel usaron este método mucho antes del imperio romano para inmolar al cordero en su Pascua. La manera en que se mataba el cordero nos brinda un cuadro de la crucifixión de Cristo. Por consiguiente, la tipología de la Pascua prefigura la fecha y también la manera en que Cristo sería crucificado para nuestra redención.

F. La sangre untada sobre los postes y los dinteles de las casas era para la redención

  Exodo 12:7 dice: “Y tomarán de la sangre, y la pondrán en los dos postes y en el dintel de las casas en que lo han de comer”. La sangre puesta en el dintel y en los postes era para la redención. Esta sangre tipifica la sangre redentora de Cristo (Mt. 26:28; Jn. 19:34; 1 P. 1:18-19). Mientras los hijos de Israel participaban el cordero pascual, estaban en las casas a las que se les había untado la sangre del cordero. Esto indica que la redención se basa en la unión. La sangre de Cristo no nos puede redimir si no estamos en unión con El. Podemos ser redimidos con la sangre de Cristo sólo cuando estamos en El. Si estamos fuera de Cristo, Su sangre no nos puede redimir. Pero cuando estamos en Cristo como la casa, somos redimidos por la sangre que fue untada sobre el dintel y los postes de la misma. Puesto que la redención se basa en la unión, debemos estar en unión con El, identificados con Cristo. Entonces, por ser uno con El, podemos ser redimidos por Su sangre.

  El arca que Noé construyó es otro ejemplo del asunto de la unión. Noé y su familia entraron en el arca. De esta manera, estaban en unión con el arca, identificados con el arca. Mediante esta unión, esta identificación, fueron salvos y redimidos por el arca. En el mismo principio, para ser redimidos por la sangre del cordero pascual, los hijos de Israel debían estar en la casa que había sido untada con la sangre. Además, todo aquel que desea aplicar la redención de Cristo debe estar en unión con El.

G. Comían su carne para recibir el suministro de vida

  La carne del cordero pascual se comía para recibir el suministro de vida (12:8-10). Pasa lo mismo con el Señor Jesús como cumplimiento de la tipología. Cada evangelio habla de la sangre de Cristo. No obstante, el Evangelio de Juan afirma que la carne de Cristo es comestible. En Juan 6:53, el Señor Jesús dice que debemos comer la carne del Hijo del Hombre, y en el versículo 55, El declara: “Mi carne es verdadera comida”. Esta carne representa la vida de Cristo. La vida de Cristo es comestible; es nuestro suministro de vida. Esto se menciona en el Evangelio de Juan, debido a que este evangelio, en contraste con los demás, se centra en la vida. Por lo tanto, este evangelio revela que la sangre de Cristo redime y que la vida de Cristo suministra. ¡Aleluya, tenemos la sangre del cordero para la redención, y su carne para el suministro de vida!

1. Asado en el fuego

  En Exodo 12:8,os hijos de Israel recibieron la instrucción de comer correctamente la carne del cordero pascual asada en el fuego. El fuego aquí representa la ira santa de Dios ejercitada en el juicio. Cuando Cristo estaba en la cruz, el fuego santo de Dios lo juzgó y lo consumió. Salmos 22:14 y 15 dice: “Mi corazón fue como cera, derritiéndose en medio de mis entrañas. Como un tiesto se secó mi vigor, y mi lengua se pegó a mi paladar”. Luego El gritó: “Tengo sed” (Jn. 19:28), porque El estaba siendo quemado por el fuego santo del juicio de Dios.

2. No crudo

  En Exodo 12:9 los hijos de Israel recibieron el mandato de no comer el cordero crudo. En la actualidad los que no creen en la redención de Cristo intentan comerlo “crudo”. Esto significa que consideran a Cristo como un modelo o ejemplo que ellos pueden imitar en su vivir humano. Efectivamente, hacer esto significa comer el cordero pascual crudo.

3. No hervido en agua

  Además, los hijos de Israel no debían comer el cordero hervido en agua (12:9). Comer a Cristo “hervido en agua” significa considerar su muerte en la cruz no con miras a la redención, sino como el martirio. Actualmente pocos creen que Cristo murió como Redentor. Según ellos, El fue perseguido por el hombre y murió como mártir, sacrificándose por Sus enseñanzas. Aplicar la muerte de Cristo de esta manera equivale a comer el cordero hervido en agua. Ser hervido en agua significa pasar por sufrimientos, pero no por el sufrimiento del fuego santo. Este tipo de sufrimiento es simplemente la persecución.

  Hoy la gente toma a Cristo de tres maneras. Como cristianos fundamentalistas, creemos que Cristo sufrió en la cruz por nosotros bajo el juicio de Dios. El fue quemado y “asado” por el fuego santo de la ira de Dios. Como nuestro Redentor, El fue juzgado por nosotros. Esto es tomar a Cristo asado por fuego. Esta es la manera correcta y ordenada por Dios. Una segunda manera, que proponen los modernistas, consiste en tomar a Cristo “crudo”. Esto es tomarlo como un ejemplo e imitar la manera en que El se comportaba. La tercera manera consiste en tomar a Cristo “hervido”. Esto es considerar la muerte de Cristo en la cruz como persecución y martirio, y no como muerte para nuestra redención. ¿Cómo toma usted a Cristo: asado, crudo o hervido? Si usted cree que Cristo murió en la cruz como mártir por la persecución de los hombres, entonces usted come el cordero pascual hervido en agua. No obstante, si usted cree que El murió como nuestro redentor, que fue asado por el fuego santo de Dios, entonces usted lo come asado.

4. Con su cabeza, piernas y entrañas

  Los hijos de Israel debían comer el cordero con su cabeza, piernas y entrañas (12:9). La cabeza representa la sabiduría, las piernas representan la actividad y el mover y las entrañas representan las diferentes partes internas del ser de Cristo. Comer el cordero pascual con la cabeza, piernas y entrañas significa tomar a Cristo en Su totalidad. Mientras lo comemos a El, tomamos Su sabiduría, sus actividades, sus mover y sus partes internas.

5. Con los panes sin levadura y las hierbas amargas

  Según Exodo 12:8 los hijos de Israel debían comer la carne del cordero con los panes sin levadura y las hierbas amargas. Comer con los panes sin levadura significa eliminar todas las cosas pecaminosas. Cuando disfrutamos de Cristo como nuestra Pascua, debemos eliminar todo lo pecaminoso. Al mismo tiempo, debemos comer las hierbas amargas. Esto significa que debemos lamentarnos y arrepentirnos, experimentar un sabor amargo acerca de las cosas pecaminosas. Cuando creímos en el Señor Jesús, muchos de nosotros lo recibimos como nuestro suministro de vida y también abandonamos todo lo pecaminoso. Al mismo tiempo, experimentamos el arrepentimiento. Esto indica que comimos a Cristo con hierbas amargas.

  Debemos tomar al cordero junto con el pan sin levadura y las hierbas amargas. Cuando usted recibe a Cristo como el suministro, recibe una vida sin pecado, sin levadura, que le da un sentimiento amargo cuando peca, y que se arrepiente cuando comete un error. Esta vida es sensible al pecado, a cualquier clase de error, a cualquier cosa del yo. Para conservarse sin levadura, usted debe arrepentirse.

6. Sin dejar nada hasta la mañana

  Exodo 12:10 dice: “Ninguna cosa dejaréis de él hasta la mañana; y lo que quedare hasta la mañana lo quemaréis en el fuego”. No se debía dejar nada del cordero pascual hasta la mañana siguiente. Esto indica que debemos recibir a Cristo plenamente, y no parcialmente. No permita que nada de Cristo sea dejado. Por el contrario, tómelo plenamente.

H. Sus huesos no fueron quebrados

  Exodo 12:46 afirma que los hijos de Israel no debían quebrar ninguno de los huesos del cordero pascual. Cuando Cristo fue crucificado como nuestro cordero pascual, Sus piernas no fueron quebradas (Jn. 19:33, 36). El hecho de que las piernas de Cristo no fueran quebradas significa que en Cristo, el cordero pascual, hay algo que no se puede quebrar ni destruir. Este elemento que no se puede quebrar ni destruir es Su vida eterna. Los soldados romanos y los judíos acordaron en llevar a Cristo a la cruz, pero no pudieron quebrar Su vida eterna.

  Podemos demostrar con las Escrituras que el hueso representa la vida. Según Génesis 2:21 el Señor tomó un hueso, una costilla de Adán y edificó una mujer. La mujer, Eva, fue producida de un hueso tomado de Adán. Por consiguiente, un hueso representa la vida que imparte la vida. El hueso tomado de Adán impartió la vida de Adán en Eva. En el mismo principio, que no se quebraran los huesos de Cristo representa Su vida eterna que no puede ser quebrada ni destruida y que imparte Su vida dentro de nosotros. En Cristo como nuestro cordero pascual existe esta vida que no se puede quebrar ni destruir y que nos imparte la vida.

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