Mensaje 43
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Lectura bíblica: Éx. 17:3, 6; Jn. 7:37-39; 4:10, 14; 1 Co. 10:4; 3, 12:13; Ap. 21:6; 22:1-2, 17; Hch. 2:17, 21
En la Biblia, el principio fundamental acerca de la relación del hombre con Dios es que el hombre debe comer y beber de Dios. Debido a que comer y beber es normal en nuestro diario vivir, no ha llamado la atención de los grandes maestros y eruditos de la Biblia. No obstante, en la Biblia, comer y beber es algo fundamental y crucial.
Después del relato de la creación del hombre, se menciona el árbol de la vida y el río que “salía del Edén para regar el huerto” (Gn. 2:9-10). El árbol de la vida servía para que el hombre comiese, y el río fluía para que bebiese. Por tanto, al principio de la Biblia, se presenta el comer y el beber con respecto a la relación entre Dios y el hombre.
Al final de la Biblia, vemos también el asunto de comer y de beber. Apocalipsis 21 y 22 dan énfasis a estos asuntos. Según Apocalipsis 21:6, el Señor dijo: “Al que tenga sed le daré gratuitamente de la fuente del agua de la vida”. En 22:1, vemos el “río de agua de vida, resplandeciente como cristal, que salía del trono de Dios y del Cordero”. Y en el versículo 2, vemos que “a uno y otro lado del río, estaba el árbol de la vida”. El río de agua de vida sale del trono, y el árbol de la vida crece en el río. En Apocalipsis 22:14, encontramos una promesa relacionada con el comer, y en 22:17, un llamado relacionado con el beber. El versículo 14 declara que los que lavan sus vestiduras tienen derecho al árbol de la vida, y el versículo 17 afirma que todo aquel que desee puede tomar gratuitamente del agua de vida. En el versículo 14, vemos la promesa de comer el árbol de la vida, y en el versículo 17, tenemos el llamado a beber del agua de vida. Por tanto, podemos decir que la Biblia concluye comiendo y bebiendo.
En el evangelio de Juan, da énfasis a la Deidad de Cristo, encontramos también referencias de comer y beber. Según este evangelio, Dios se encarnó a fin de que lo comamos y lo bebamos. El capítulo seis cubre el asunto de comer a Jesús como el maná celestial, como el verdadero pan, el pan vivo, el pan de Dios. En el versículo 57, el Señor Jesús pronuncia una palabra clara, firme y definitiva acerca del comer: “el que me come, él también vivirá por causa de Mí”. El capítulo siete habla de beber del agua viva. En el último día de la fiesta de los tabernáculos, el gran día de la fiesta, el Señor Jesús se levantó y clamó: “si alguno tiene sed, venga a Mí y beba” (v. 37). El capítulo tres de Juan cubre la regeneración, y el capítulo cuatro el beber del agua viva. En este capítulo, una samaritana sedienta llega al pozo para sacar agua. En el pozo, ella se encuentra con el Señor Jesús, quien le habla y le dice que el agua viva se encuentra en El. En cierto punto, El le dice a la mujer: “si conocieras el don de Dios, y quien es el que te dice: dame de beber; tú le habrías pedido y El te habría dado agua viva” (v. 10). Luego en el versículo 14, El dice que el agua que El da se convertirá en “un manantial de agua que salte para vida eterna” (v. 14). Estas palabras acerca del agua viva tienen mucho peso y mucho significado.
No debemos pasar por alto el comer y beber que se mencionan en la Biblia. Por el contrario, estos asuntos son cruciales. El pueblo escogido por Dios lo toma a El al comer y beber. En el transcurso de los años, hemos señalado repetidas veces que Dios desea forjarse a Sí mismo dentro de nosotros a fin de ser nuestra vida y todo para nosotros. Nos debe impresionar que la única manera para que Dios se forje en nosotros es comer y beber.
Cuando yo estaba en la China Continental hace más de treinta años, no tenía el entendimiento que tengo ahora acerca de beber y comer al Señor. En los primeros años de mi ministerio, prediqué mucho, a menudo sobre el tema de Dios como el agua de vida que nos satisface. Hasta traduje el cántico: “¿Qué nunca más tendrá sed?”, del inglés al chino. Me gustaba este cántico, me impresionaba mucho, y lo usaba frecuentemente en la predicación del evangelio. Aunque yo decía que Dios es el agua de vida que satisface la sed del hombre, yo mismo no sabía cómo beber de esta agua. ¡Qué irónico era que yo predicara del beber del agua de vida cuando en realidad yo mismo no entendía cómo hacerlo! Los cristianos a menudo hacemos cosas ridículas como ésta. La mayoría de los creyentes sabe que Cristo es el maná celestial, pero pocos saben cómo comerlo.
En 1958 di el primer mensaje acerca de comer a Jesús. Antes de eso, no conocía la manera de comerlo ni beberlo. Pero después de ser iluminado por el Señor, en 1958 empecé a hablar sobre nuestra necesidad de comer a Jesús. Después de dar el primer mensaje sobre este tema, un hermano que era profesor en la universidad de Taiwan se me acercó y me dijo que le parecía demasiado hablar de comer a Jesús (la palabra china que yo usé significa tragar o devorar). Le recordé a este hermano que yo no era el primero en hablar de comer al Señor. Le señalé Juan 6:57, donde el Señor Jesús dice que todo aquel que lo coma vivirá por El. Le dije que yo seguía simplemente al Señor y repetía Sus palabras. Cuando el hermano oyó eso, él no tuvo nada más que decir.
En el transcurso de los siglos, los cristianos han hablado de comer y beber, pero casi nadie ha sabido cómo hacerlo. Se han escrito muchos libros acerca de “cómo hacer algo”, libros acerca de cómo orar, cómo vencer al pecado, y cómo ser victorioso. Pero ¿ha visto algún libro que le diga cómo comer a Jesús o cómo beber del agua de vida? Como mencionamos, comer y beber a Jesús son asuntos sumamente cruciales.
Cuando era joven, me dijeron que las Escrituras que hablan de comer y de beber al Señor eran simplemente parábolas o metáforas, que en realidad no podíamos comer a Jesús y que eso era simplemente una manera de hablar, una metáfora. Pero hace poco, al considerar el comer y beber al Señor Jesús, me quedé impresionado con las palabras de Pablo en 1 de Corintios 10:4. Aquí Pablo no dice que la roca tipificaba a Cristo o que lo simbolizaba a El, sino que la roca era Cristo. En 1 de Corintios 10:3 y 4, Pablo habla del alimento espiritual, de la bebida espiritual, y de la roca espiritual. Sin el denuedo de Pablo, podemos debilitar su declaración al decir que la roca tipifica a Cristo. Antes no tenía el valor de decir que el agua que fluía de la roca era espiritual. En mi comprensión, esa agua era física, y no espiritual. Además, no me atrevía a decir que la roca de la cual fluía agua era una roca espiritual. Pero Pablo declara con denuedo y claridad que la roca que seguía a los hijos de Israel en el desierto era una roca espiritual. Luego él sigue diciendo que la roca era Cristo mismo, y no una tipología de Cristo. Si dijéramos eso sin basarnos en la palabra de Pablo, seríamos condenados y considerados como herejes.
No debemos considerar comer y beber a Jesús como parábolas o metáforas. Declaro con firmeza que éstos son hechos. Cada día, aún a cada hora, como y bebo al Señor Jesús. En Juan 6, el Señor declara que El vino del cielo para ser nuestro alimento. Esta no es una parábola ni una declaración metafórica sino un hecho divino. Cristo es nuestro alimento y nuestra bebida. En Juan 7:37-38, él continúa diciendo que todo aquel que tiene sed puede venir a El y beber y que de su interior saltarán ríos de agua viva. Este es un hecho celestial.
En nuestra vida diaria, el comer y el beber es muy común, pero en la Biblia es un asunto crucial. Ya mencionamos que Dios se forja a Sí mismo dentro de nosotros cuando lo comemos y bebemos. Al comer y beber, ingerimos al Señor dentro de nosotros, y El se hace uno con nosotros orgánicamente. Mientras comemos y bebemos ciertos elementos, entran en nosotros y se hacen uno con nosotros en substancia y en esencia. Por ejemplo, ¿cómo pueden la carne y las verduras que están sobre la mesa llegar a ser uno con nosotros? La única manera es comiéndolas. Al comer y beber, nuestros alimentos se hacen uno con nosotros orgánicamente, y cuando son digeridos y asimilados, forman parte de nuestro ser, nuestra fibra y tejidos. Tomar conciencia de esto, nos ayudará a ver la importancia de comer y beber en la Biblia. Comer y beber al Señor es de gran significado. ¡Oh, cuánto debemos comer y beber de El!
Según el relato bíblico, beber es más importante que comer. Apocalipsis 22:17 no dice que todo aquel que tenga hambre puede venir y comer; sino que todo aquel que tiene sed puede venir y beber del agua de vida. Esto indica que en el concepto divino, beber tiene más importancia que comer.
En Génesis 2, se menciona el árbol de la vida en primer lugar, y luego el río. Pero al final de la Biblia, en Apocalipsis 22, el agua de vida es mencionada en primer lugar, y luego el árbol de la vida. Según Apocalipsis 22:1 y 2, el árbol de la vida crece en el agua de vida, lo cual indica claramente que el agua de vida resulta del árbol. Esto implica que comer queda incluido en el beber y que beber es más fundamental que comer. Esto se comprueba en nuestra vida física ya que podemos sobrevivir más tiempo sin alimentos que sin bebida.
Según la secuencia bíblica, el alimento es presentado primero y luego el agua. Vemos lo mismo en Génesis y Exodo. Exodo 16 habla de alimento, del maná celestial, y luego el capítulo diecisiete continúa y habla del agua que fluye de la peña golpeada. Vemos la misma secuencia en los primeros capítulos de Apocalipsis. Apocalipsis 2:7 dice: “Al que venza, le daré a comer del árbol de la vida, el cual está en el paraíso de Dios”. No se menciona el agua de vida antes de Apocalipsis 7:17, donde vemos que el Cordero en medio del trono “los pastoreará y los guiará a fuentes de aguas de vida”. No obstante, al final de Apocalipsis, el orden se invierte. Todos sabemos que al hablar y escribir, la última palabra es decisiva. La conclusión de Apocalipsis, y aún de toda la Biblia, pone al beber antes que al comer. La revelación del pensamiento fundamental de Dios no concluye con el comer, sino con el beber. Apocalipsis 22:17 nos dice que aquellos que tienen sed pueden venir y beber. Por una parte, la Biblia es profunda; por otra parte, es práctica. La Biblia concluye con un llamado relacionado con el beber. Por esto vemos la importancia vital de beber.
Si no sabemos cómo beber, no podemos ser cristianos apropiados. Cuando algunos oigan esto, se preguntarán ¿qué ha pasado con los creyentes que nos precedieron?, pues la mayoría de ellos no conocía la manera de beber del agua de vida. Muchos de ellos sí bebieron del agua de vida. Podemos comparar esto con la ignorancia de la gente de hace siglos, en cuanto a las vitaminas. Eso no significa que ellos no ingerían vitaminas. Ellos tomaban vitaminas sin darse cuenta de ello. En el mismo principio, muchos cristianos que nos han precedido han tenido experiencias de beber el agua de vida, pero está claro que ellos no sabían cómo beber. Ellos disfrutaron la bebida, pero no sabían que estaban bebiendo.
En este mensaje y en el siguiente, siento la carga no simplemente acerca de beber, sino en particular acerca de cómo beber. A diario tomo vitaminas sabiendo de que se trata, a diferencia de los que toman vitaminas sin tener ningún conocimiento de ellas. Del mismo modo, si sabemos lo que es beber, podremos hacerlo de manera consciente. Tendremos el conocimiento de cómo beber verdaderamente el agua de vida.
Aún el salmista en el Antiguo Testamento tenía la experiencia del beber. Salmos 36:8 dice: “Tú les abrevarás del torrente de tus delicias”. El río único incluye muchas delicias, muchas alegrías. Aún antes de que el Señor Jesús viniese, los santos del Antiguo Testamento experimentaron la alegría de beber. Pero cuando Dios vino en la carne, El hizo un llamado claro a acudir a El y beber (Jn. 7:37). Beber es vital para nuestra vida cristiana.
El Nuevo Testamento fue escrito por diferentes autores, los cuales son Mateo, Marcos, Lucas, Juan, Pedro, Jacobo, Judas y Pablo. En Colosenses 1:25, Pablo dice que él “fue hecho ministro, según la mayordomía de Dios que me fue dada para con vosotros, para completar la palabra de Dios”. Pablo recibió la comisión de ministrar la palabra completa de Dios. Sin los escritos de Pablo, la revelación divina en la Biblia estaría incompleta. Si los escritos de Pablo no estuviesen incluidos en las Escrituras, la Biblia quedaría como una frase incompleta. Por consiguiente, las epístolas de Pablo son necesarias para completar la Palabra de Dios.
El ministerio de Juan es un ministerio que remienda. Después de que Pablo completó la revelación divina, hubo muchas rupturas. Juan vino para remendar lo que se había roto. La Biblia concluye con el ministerio que completa de Pablo y con el ministerio de Juan que remienda. Como ya sabemos, el libro de Apocalipsis, escrito por Juan, es el último libro de la Biblia.
En el ministerio de Pablo y también en el ministerio de Juan, es decir, tanto en el ministerio que completa, como en el ministerio que remienda, se recalcan mucho los asuntos de comer y beber. Pablo cubre el comer y beber en la primera epístola a los Corintios. En 1 Corintios 3:2, Pablo dice a los creyentes en Corinto: “Os di a beber leche”. Esta palabra implica el asunto de comer. Luego en 1 Corintios 12:13, Pablo continúa y dice que a todos se nos dio a beber de un sólo Espíritu. En 1 Corintios 10:3 y 4, Pablo cubre el asunto de comer y de beber: “y todos comieron el mismo alimento espiritual, y todos bebieron la misma bebida espiritual; porque bebían de la roca espiritual que los seguía, y la roca era Cristo”. Pablo ministró alimento y bebida espiritual a los santos. Su ministerio fue un ministerio de alimentar y suministrar agua para saciar la sed del pueblo de Dios.
El evangelio de Juan fue escrito por lo menos veinte años después de los últimos escritos de Pablo. Puesto que el ministerio de Juan era un ministerio que remienda, su evangelio es un evangelio que remienda. Algunos que decían ser cristianos causaron problemas porque no creían en la deidad de Cristo. En su evangelio, Juan remendó el daño causado por la falta de fe en la deidad de Cristo. Su evangelio revela claramente que Cristo es Dios. Además, hemos señalado que el evangelio que enfatiza la deidad de Cristo, recalca también el asunto de comer y beber al Señor. También hemos visto que en el libro de Apocalipsis, encontramos referencias sobre el asunto de comer y de beber. Esto indica claramente que el ministerio de Juan, así como el de Pablo, enfatizan la importancia de comer y beber al Señor. Sin comer ni beber, no podríamos ser cristianos apropiados. Es vital que aprendamos a beber del agua de vida. Necesitamos prestar atención a todo lo que revela la Biblia acerca de cómo beber al Señor.