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Mensaje 98

Las tablas del tabernaculo

(2)

  Lectura bíblica: Éx. 26:15-30; 36:20-34; 40:18

  Antes de que estudiemos las espigas, las basas, los goznes y las barras, quisiera compartir con ustedes algo acerca de las tablas de las esquinas y también acerca del número de tablas en el tabernáculo. Para mi es importante la necesidad de un refuerzo en las esquinas del tabernáculo. Como dijimos en el mensaje anterior, en la esquina es donde hay un viraje. Cada vez que el Señor lleva a cabo un viraje o cambio existe la necesidad de refuerzo.

  El Señor Jesús no es sólo el fundamento de la iglesia, sino también la piedra angular que une las paredes. El une la pared gentil con la pared judía. En Antioquía se dio un viraje hacia el mundo gentil. Por ende, se necesitaba que Cristo fuese la piedra angular que abarca las dos secciones de la pared de la iglesia, la pared gentil y la pared judía. Esa esquina debía estar reforzada. Si leemos Hechos 13 cuidadosamente, podremos ver que definitivamente hubo un refuerzo cuando el Señor hizo el viraje en Antioquía. Se nos dice que en la iglesia en Antioquía había profetas y maestros. Por medio del ayuno y de la oración el Espíritu Santo les dijo: “Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado” (v. 2). Estos hermanos recibieron la carga del Señor de llevar el testimonio al mundo gentil. Con seguridad, tanto Bernabé como Saulo eran unas tablas de las esquinas. Ellos fueron duplicados y reforzados a fin de llegar a ser unas tablas más fuertes para la edificación de la iglesia.

  De 1922 hasta 1949, China fue la cuna donde se estableció el recobro del Señor. No obstante, el Señor dio un gran viraje en 1949, de China continental a Taiwán. Yo participé activamente en este viraje y puedo decir que me encontraba bajo mucha presión y a causa de esto fui limitado y duplicado. También puedo testificar que fui reforzado. Probablemente en el futuro el Señor hará otros virajes. Y con el fin de tener las tablas para las esquinas, algunos hermanos serán duplicados, limitados y reforzados.

  En el tabernáculo había un total de cuarenta y ocho tablas. El número cuarenta y ocho se compone de cuatro veces doce o de seis veces ocho. Creo que con el tabernáculo, la mejor manera de formar este número es seis veces ocho. En el relato sobre las tablas no se menciona el número doce, sin embargo, sí se mencionan los números seis y ocho. El número seis se refiere al hombre creado al sexto día. Este hombre cayó, pero más tarde fue redimido. Por tanto, el seis se refiere a seres humanos creados, caídos y regenerados. El número ocho es el número de resurrección. Por lo tanto, seis veces ocho significa que así como las tablas fueron levantadas en el tabernáculo, los creyentes han sido creados, cayeron, han sido redimidos y resucitados. Esta es nuestra historia. Fuimos creados, caímos, fuimos redimidos y ahora estamos en resurrección. Es decir, somos la gente redimida en resurrección. Este es el significado de que sean cuarenta y ocho tablas.

VI. LAS ESPIGAS

  Debe haber alguna manera en que las cuarenta y ocho tablas se mantenían levantadas. En el edificio de Dios las tablas deben estar en posición vertical. No pueden estar acostadas. El estar acostadas es señal de derrota. Para que las tablas estuviesen levantadas se necesitaban las espigas, las basas, los goznes y las barras. Las espigas y las basas sirven para levantar mientras que los goznes y las barras sirven para unir. En el tabernáculo las tablas individuales deben llegar a ser una entidad corporativa. Esto requiere de un poder que las una y las haga una. Las espigas y las basas nos sirven a nosotros individualmente, pero los goznes y las barras nos unen con otros.

  El versículo 17 dice: “Dos espigas tendrá cada tabla, para unirlas una con otra; así harás todas las tablas del tabernáculo”. No conocemos el tamaño, la forma o el material de las espigas. La palabra hebrea traducida como espigas es difícil de traducir. En realidad significa mano. Por lo tanto, las dos espigas son dos manos. Aquí el número dos representa el testimonio y la confirmación de la coordinación.

VII. LAS BASAS

  El versículo 19 dice: “Y harás cuarenta basas de plata debajo de las veinte tablas; dos basas debajo de una tabla para sus dos espigas, y dos basas debajo de otra tabla para sus dos espigas”. Las basas representan la estabilidad que levanta y estaban hechas de plata, lo cual representa la obra redentora de Cristo, como la base en la que los creyentes se levantan para ser la morada de Dios (30:12-16). Dos basas debajo de cada tabla para sus espigas hacen un total de cuarenta tanto en el lado norte como en el lado sur, lo cual representa el ser probado y tratado para un testimonio. En total había noventa y seis basas de plata para las tablas. Este número se compone de doce veces ocho que a su vez representa lo completo de la administración divina en resurrección.

  Al igual que en el caso de las espigas tampoco se nos dice el tamaño ni la forma de las basas. Según 38:27, cada basa pesaba un talento de plata lo cual es alrededor de cien libras. Sin embargo, no sabemos si las basas eran redondas, cuadradas o rectangulares. Me inclino a pensar que eran cuadradas a fin de soportar el peso del edificio con las cuatro capas de la cubierta.

  Ahora nos preguntamos: ¿qué representan las dos espigas en cada tabla? Estas espigas no sólo estaban conectadas a las basas sino que cabían en las basas y formaban una sola cosa. Las basas eran sólidas, pesadas y tenían unos huecos para contener las espigas. Debido a que estaban hechas de plata las basas representan la redención. Creo que las dos espigas se refieren a nuestra fe. En Exodo 30 dice que cada israelita debía pagar medio siclo para la redención (vs. 12-16). Esta plata se usó para hacer las basas. Como dijimos, había noventa y seis basas para las tablas. Mas adelante veremos que había cuatro basas de plata adicionales que se usaban para apoyar los pilares que sostenían el velo que separaba el Lugar Santísimo del Lugar Santo. Por tanto, había cien basas de plata que pesaban alrededor de cien libras cada una. Esto quiere decir que la base del tabernáculo consistía de diez mil libras de plata. En tipología, la plata representa la redención. Todas las basas de plata representan la obra redentora de Cristo como la base sólida para levantarnos en la morada de Dios. No nos levantamos sobre arena escurridiza, más bien, nos levantamos sobre la redención de Cristo. Cristo nos ha redimido y ahora Su redención es nuestra base sólida. La redención de Cristo es una basa, la cual tiene las dos espigas.

  Creo que las dos espigas en cada tabla representan nuestra fe en la redención de Cristo. Por fe estamos firmes. En 2 Corintios 1:24 Pablo dice: “Por la fe estáis firmes”. En Romanos 5:2 y en Gálatas 5:1 Pablo habla de estar firmes. Romanos 5:2 dice: “Por medio del cual también hemos obtenido acceso por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes”. Gálatas 5:1 dice: “Para libertad Cristo nos libertó; estad, pues, firmes”. Las espigas representan nuestra fe por la cual estamos firmes.

  Ahora debemos preguntarnos ¿por qué hay dos espigas en cada tabla? Si las espigas representan nuestra fe, ¿por qué son dos en lugar de una? La respuesta es que estas dos espigas representan una fe completa. Basta con un ejemplo sencillo para que lo entendamos. En un par de gafas hay dos lentes, uno para cada ojo. Sin embargo, estos dos lentes constituyen un par de gafas. Aunque tenemos dos ojos tenemos un solo campo de visión. Sin duda, tendríamos un serio problema si tuviéramos visión doble. Si las gafas han sido recetadas correctamente, tenemos un campo de visión claro. Así como dos lentes constituyen un par de gafas, las dos espigas constituyen una fe completa.

  Vimos que el número dos representa confirmación, testimonio y coordinación. Estos tres aspectos siempre están incluidos en la fe genuina. Si nuestra fe en el Señor Jesús es genuina, ésta incluirá un testimonio, una confirmación y una coordinación. De lo contrario, nuestra fe es dudosa. Una fe apropiada se testifica, se confirma y tiene una coordinación apropiada. Así como para dar un paso completo necesitamos los dos pies, necesitamos las dos espigas para tener una fe completa.

  He conocido cristianos cuya fe es incompleta. Ellos tienen lo que llamaríamos una fe de una sola espiga. Por un lado, ellos creen, pero por otro, dudan. Tal parece que dicen sí y no a la misma vez. Esto es tener una tabla con una sola espiga. Si las tablas tienen una sola espiga pueden ser conmovidas fácilmente. Ser conmovido es dudar. Es como preguntarse si vale la pena creer en Cristo. Los que tienen este tipo de fe con una sola espiga, no pueden estar firmes. Para levantarnos y para caminar necesitamos nuestros dos pies. Nuestra fe necesita dos espigas firmemente colocadas en las basas de plata. Debemos tener una fe completa en la obra redentora de Cristo. Entonces estaremos firmes.

  Cuando estaba en el cristianismo veía muchos cristianos que no tenían la fe apropiada. Algunos ni siquiera parecían estar sobre un pie, sino sobre un dedo. Ellos alegaban ser cristianos, pero no creían en muchas cosas que están en la Biblia. Sin embargo, nosotros creemos en todo lo que la Biblia dice. Por esto, nuestra fe tiene dos pies, dos espigas. Tener una fe completa significa creer en toda la Biblia sin un rastro de duda.

  Tal vez piense que si algunas veces tiene dudas, su fe no es verdadera. Yo también he tenido dudas. Sin embargo, si considera su situación, se dará cuenta de que tuvo duda en su experiencia y no en la Biblia. Es normal que los creyentes tengan dudas sobre su experiencia cristiana. Algunos puede que hasta duden si en realidad han sido perdonados y regenerados. Otros pueden dudar de su amor por el Señor. Hubo un tiempo en que dudaba de mi amor por el Señor. Un día me arrodillé y le dije que le pedía al cielo y a la tierra que fueran mis testigos de que lo amaba con todo mi corazón. Y continué diciendo: “Señor, Tú me has escuchado, de ahora en adelante ya no dudaré que te amo”. Sin embargo, en cuanto terminé mi oración, comencé a dudar de nuevo. No dudaba acerca de la Palabra de Dios; dudaba de mi amor por el Señor.

  También dudé sobre la manera de la iglesia en el recobro del Señor. Cuando me decidí a tomar este camino, estaba seguro de que era lo correcto. Me había propuesto que si iba a ser un ser humano apropiado debía ser un cristiano, y si iba a ser un cristiano debía tomar el camino de la iglesia. De lo contrario, me parecía que no valía la pena vivir. A menudo alabo al Señor por mostrarme el camino de la iglesia. Le doy gracias no sólo porque soy un cristiano, sino porque he tomado el camino de la iglesia. No obstante, cuando otros cristianos me rechazan por haber dejado las denominaciones, comienzo a dudar si tomé el camino correcto. Me pregunto: “Si la iglesia es lo correcto, ¿por qué otros cristianos no me apoyan?” Yo no dudaba de la Biblia, sino de mi experiencia.

  Si nuestra fe es genuina no dudaremos de la Biblia. Por ejemplo, no dudamos que Dios creó los cielos, la tierra y a nosotros también. Nuestra fe tiene las dos espigas, y estamos firmes en la redención de Cristo. ¡Alabado sea el Señor porque estamos firmes en doscientas libras de plata! No sólo estamos firmes sobre la redención de Cristo, sino que estamos firmes en ella. Nuestra fe está firmemente en las basas de plata de la redención de Cristo.

  En las iglesias locales tenemos una posición firme y estable. Estamos firmes en la redención. Esta es la razón por la cuál el recobro del Señor es tan fuerte. Otros cristianos pueden ser conmovidos fácilmente. No tienen una posición firme.

  En los funerales se demuestra nuestra firme posición. Las personas que vienen se sorprenden de que no hay mucho llanto. En la mayoría de los funerales hay histeria y descontrol. Sin embargo, no en nuestros funerales ya que tenemos una posición firme. Nosotros creemos en Dios y en Su Palabra. Esto nos da una posición firme e inconmovible.

VIII. LOS ANILLOS

  La posición erecta de las tablas dependía de las espigas de las basas, mientras que la unión, dependía de los anillos y de las barras. Exodo 26:29 habla de los anillos: “Y cubrirás de oro las tablas, y harás sus anillos de oro para meter por ellos las barras”. En tipología los anillos de oro representan el don inicial del Espíritu. Cuando Rebeca se comprometió con Isaac, ella recibió un anillo de oro. Así también, cuando el hijo pródigo volvió a su padre, éste le dio una vestidura, la cual representa a Cristo como la justicia y un anillo de oro, el cual representa el Espíritu. Hoy día los anillos se usan como señal de compromiso o matrimonio. El aspecto principal de muchas ceremonias matrimoniales es el intercambio de los anillos. Cuando fuimos salvos recibimos el don inicial del Espíritu, como un anillo de oro. Recibimos el Espíritu como un sello, promesa, depósito, garantía y un presabor de Dios como nuestra porción eterna. El Espíritu nos ha sido dado como una promesa y garantía. Los anillos de oro representan esto.

  El versículo 29 nos dice que los anillos se usaban para meter las barras. Pero, ¿cuántos anillos había en cada tabla? Aunque no se menciona explícitamente, podemos determinar el número con precisión. Según el versículo 26 habían cinco barras para las tablas a cada lado del tabernáculo. El versículo 28 dice: “Y la barra de en medio pasará por en medio de las tablas, de un extremo al otro”. Así que podemos deducir que había tres líneas de barras conectando las tablas. La barra del medio iba de un extremo a otro y era el doble del largo que las otras. Cada línea por encima y por debajo de la barra de en medio tenía dos barras que iban sólo hasta la mitad para cubrir el tabernáculo de extremo a extremo. Esto da un total de cinco barras. Ya que estas barras iban de extremo a extremo en tres líneas, debía haber tres anillos en cada tabla para meter las barras.

  Los tres anillos en cada tabla unen a los creyentes en el Dios Triuno en resurrección. El número tres representa al Dios Triuno en resurrección. Como las tablas no tenemos dos anillos o cuatro, sino tres anillos lo que indica el Espíritu del Dios Triuno en resurrección. Antes de la resurrección y la glorificación de Cristo, “aún no había el Espíritu” (Juan 7:39) Sin embargo, ahora que Jesús ha sido glorificado por medio de la resurrección, El Espíritu todo-inclusivo está dentro de nosotros. Este Espíritu es el Espíritu del Dios Triuno en resurrección.

IX. LAS BARRAS

  Los anillos y las barras representan al Espíritu. Estas barras estaban hechas de madera de acacia (v. 26) para conectarlas fuertemente y las unía el oro que las cubría (v. 29). Esto se relaciona con la unidad del Espíritu en Efesios 4:3.

  Había tres barras al norte, al sur y al oeste. El cinco, el número de responsabilidad, se compone de cuatro más uno. Esto significa que el Espíritu llega a ser la unión, llevando la responsabilidad en resurrección por medio del Dios Triuno. En cuanto a las barras, tenemos cinco multiplicado por tres: cinco barras a los tres lados. Esto representa la responsabilidad en resurrección por el Dios Triuno. Además a cada lado, la barra de en medio iba de extremo a extremo. Por tanto, había cinco barras en las tres líneas. De nuevo aquí tenemos cinco en tres, lo que representa la responsabilidad en el Dios Triuno en resurrección.

  Las tablas en posición vertical tienen relación con la plata para la redención y la unión de las tablas con el oro, que representa la divinidad de Cristo. La redención de Cristo se relaciona con Su obra, y Su divinidad con Su persona. Nosotros estamos firmes en la obra redentora de Cristo y Su persona divina nos une. Por lo tanto, en las tablas del tabernáculo vemos la persona y la obra de Cristo. Su persona es divina y Su obra es redentora. Debido a que estamos firmes en la plata de la obra redentora de Cristo y el oro de Su persona divina nos une, la iglesia hoy es una entidad, un edificio, donde mora Dios.

  Las barras que unen estaban hechas de madera de acacia. En Efesios 4, la unidad del Espíritu se menciona en el contexto de las virtudes humanas tales como la humildad y el amor. Estas virtudes son representadas por la madera de acacia. La unidad del Espíritu no sólo se relaciona con la divinidad de Cristo, sino que también incluye Su humanidad. Para la edificación de Dios necesitamos tener humildad, bondad, y amor las cuales son conforme al nivel de Cristo. En otras palabras, si somos la madera de acacia dentro de las barras unificadoras, debemos ser “Jesusmente humanos”. Sólo así podremos tener la verdadera unidad. Mientras que los anillos son de oro puro, las barras tienen dos naturalezas: la madera de acacia cubierta de oro. Esto indica que el Espíritu que une está mezclado con las virtudes de nuestra humanidad elevada y redimida.

  Vimos que estamos firmes en la redención de Cristo y que estamos unidos en Su persona. La divinidad de Cristo debe ser nuestra expresión. Si entramos a la iglesia como el tabernáculo de Dios hoy, debemos ver el oro en todos lados. Hasta en el techo del tabernáculo están los corchetes de oro. El oro es para la expresión, pero la plata es para la posición. Estamos firmes en la redención de Cristo, pero expresamos Su persona divina. Los que visitan las iglesias pueden ver tanto la posición como la expresión. Ellos ven una gente que tiene una posición inconmovible. También pueden ver en la iglesia una expresión maravillosa del oro divino.

  Entre los grupos de cristianos hoy, no se puede ver la posición correcta o la expresión. Por un lado, esos grupos pueden ser conmovidos fácilmente; por otro, ellos fallan al expresar el oro. Esta es mayormente la condición del cristianismo hoy. Pero, en la vida de iglesia apropiada en el recobro del Señor, tenemos la posición firme, y también tenemos la expresión de Cristo. Hasta los que se nos oponen admiten que somos inconmovibles. Tenemos las basas de plata y una expresión de oro. Como la morada de Dios, la iglesia debe tener una base de plata y una expresión de oro. La iglesia no es sólo la morada de Dios, sino también nuestra morada, nuestro hogar. Esta morada mutua de Dios y los creyentes está fundamentada sólidamente en la redención de Cristo y expresa brillantemente la persona de Cristo.

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