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Mensajes del libro «Carácter»
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CAPÍTULO CUATRO

LA EDIFICACIÓN DEL CARÁCTER

  Lectura bíblica: 2 Co. 3:5-6; 4:2-3

  En este capítulo abarcaremos las cosas que una persona que sirve debe edificar delante del Señor. Un servidor primero tiene que ser edificado apropiadamente a fin de ser útil en la mano del Señor.

LOS DOS ASPECTOS PARA SER USADOS POR EL SEÑOR

  Hemos dicho que si alguien desea ser usado por el Señor tiene que darse cuenta de que su vida natural no puede ser usada en la mano del Señor y que delante del Señor él mismo es totalmente corrupto. La vida natural no es más que una zarza y el yo es solamente lepra. Sin embargo, cada verdad en la Biblia tiene dos lados, mostrándonos primero algo en cierto aspecto y luego algo más en otro aspecto. Los dos aspectos son verdad. Cualquier doctrina que no tenga dos lados es defectuosa. Hay dos aspectos relacionados con nuestra utilidad en la mano del Señor. Un aspecto acerca del cual hemos escuchado mucho es el quebrantamiento del yo. Es posible que anteriormente usted haya sentido que era talentoso y muy capaz o que era mejor que otros. Pero ahora ha recibido una visión de que su vida natural no es nada más que una zarza, y que su yo es sólo lepra. Una vez que se da cuenta de esto, espontáneamente caerá y se desplomará. Desplomarse es ser quebrantado. En realidad, Dios siempre resplandece sobre nosotros y nos guía en el principio del quebrantamiento. Por un lado, la Biblia nos presenta que una persona que sirve al Señor tiene que ser quebrantada adecuadamente. Es cierto que su vida natural, su yo, su temperamento y su manera de ser necesitan ser tocados, quebrantados, y derribados por el Señor. Pero por otro lado la Biblia nos muestra que algo debe ser edificado en la persona que sirve al Señor. Esta edificación no sólo se refiere a la constitución interna de la vida del Señor, sino también al desarrollo de su carácter. ¿Qué significa esto? Tenemos que abarcar esto en más detalle.

  Primero, tal como el fuego ardía sobre la zarza sin consumirla, nosotros debemos ver que Dios nunca usará lo nuestro para la obra que Él quiere que realicemos; por lo que, no podemos añadir nada a la obra de Dios. Sin embargo, cuando Dios nos usa tenemos que ser apropiados para Su uso. A pesar de que la zarza no era el combustible para el fuego, no obstante la zarza sostenía y mostraba las llamas. Hermanos y hermanas, por favor recuerden que cuando Dios los usa para lograr Su obra, ustedes no pueden añadir nada de lo suyo, ya que lo que tienen no beneficia la obra de Dios. Sin embargo, por otro lado, podría ser cuestionable si ustedes pueden ser usados por el Señor y si serán capaces de realizar Su obra.

  Por ejemplo, si pongo una Biblia, un himnario y un vaso de agua sobre una mesa, la mesa nunca añadirá una gota de agua a mi vaso, ni un versículo o un capítulo a mi Biblia ni un himno al himnario. Pero he aquí un problema: si la mesa está inclinada, no podré poner el vaso sobre ella. En cierto sentido, no puedo usar la mesa en absoluto porque ella no añade nada a mi Biblia, mi vaso o mi himnario. Sin embargo, queda por ver si puedo poner firmemente mi Biblia, vaso o himnario en la mesa.

  Así que nunca suponga que está claro acerca de la enseñanza del Señor y diga: “Bueno, somos simplemente zarzas; no tenemos función alguna en la obra de Dios y no podemos añadir resplandor a Su fuego. Somos sólo personas sobre las cuales el fuego de Dios puede brillar tan brillante como Él desee. De todas maneras, Él no nos usa como combustible. Somos simplemente zarzas sin ninguna responsabilidad”. Temo que muchos santos tengan tal concepto. Si lo tienen, están equivocados. Es cierto que la mesa no añade nada al contenido de la Biblia, al himnario o al vaso cuando los pongo sobre ella. Sin embargo, si la mesa no está apropiadamente nivelada y estable, no podré usarla. Por un lado, no utilizo nada de la mesa, aunque por otro lado, tengo que usarla. De igual manera, aunque Dios no usa lo que tenemos, nuestra condición y situación apropiadas nos califican para ser usados por Él.

  Recuerden, el hecho de que el fuego de Dios arda sobre una zarza en particular es un asunto condicional. No se imaginen que Dios arderá sobre cualquier zarza; no es así. El fuego de Dios ardía sobre Moisés, pero no necesariamente arderá sobre usted. Aunque Dios no usó a Moisés como combustible, Él pudo arder sobre él. Sin embargo, es posible que Él no arda sobre usted.

  Debemos reconocer que no podemos contribuir en nada a lo que Dios quiere producir en nosotros. Pablo dijo: “No que seamos competentes por nosotros mismos para considerar algo como de nosotros mismos, sino que nuestra competencia proviene de Dios, el cual asimismo nos hizo ministros competentes de un nuevo pacto, ministros no de la letra, sino del Espíritu” (2 Co. 3:5-6). Esto significa que nada de lo que Pablo poseía jamás pudo ser añadido al fuego santo de Dios. Él también dijo: “Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros” (4:7). Este poder proviene totalmente del tesoro y nada en absoluto de nosotros. Por otro lado, Pablo también dijo: “Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio según la misericordia que hemos recibido [...] renunciamos a lo oculto y vergonzoso, no andando con astucia, ni adulterando la palabra de Dios, sino por la manifestación de la verdad recomendándonos a toda conciencia humana delante de Dios” (vs. 1-2). Mientras Pablo confesaba su insuficiencia, también nos dijo que él llevó mucha responsabilidad. Con esto podemos ver claramente que Dios usó a Pablo, pero nunca usó las cosas que Pablo tenía.

  Después de ver este principio, ahora consideraremos unos cuantos asuntos prácticos. Por ejemplo, si vamos a hacer la obra del Señor en Taiwán con los de habla china, ¿podríamos ser ignorantes en lo referente a la lengua china? Ciertamente que no. Tal vez preguntemos: “¿Por qué no? ¿Si el fuego que ardía sobre la zarza no necesitó la zarza como su combustible, por qué necesito saber chino? Alfabetizado o no, todavía soy una zarza. ¿Qué diferencia hace que sea alfabetizado o no?”.

  Esto ilustra que a pesar de que el fuego ardía sobre la zarza, no usaba la zarza como su combustible. Sin embargo, existe la necesidad de prestar atención a la zarza misma. Dios necesitó un siervo como Moisés a fin de dar a los israelitas un juego completo y detallado de leyes. Todos los estudiantes de abogacía consideran que la ley romana es un requisito para sus estudios, y la ley romana deriva sus principios del Antiguo Testamento. Aun hasta el día de hoy, ninguna ley es más completa o más elevada que la ley de Moisés, debido a que la ley escrita por Moisés era de Dios. La pregunta es esta: Si Moisés no hubiera sido educado con el conocimiento de aquel tiempo, y en vez de ser así hubiera sido un campesino ignorante, ¿cree que Dios lo hubiera usado? No creo que hubiese sido posible.

  Cuando fui salvo, encontré gente que tenía la idea de que la educación era innecesaria. Ellos pensaban que si tenemos el amor de Dios, todo está bien; de nada sirve ser educado. Éste es un concepto equivocado. Sin duda, es el fuego el que arde sobre la zarza, pero aun así, la zarza tiene que ser apta para que Dios encienda Su fuego sobre ella. Algunas zarzas llenan los requisitos, mientras que otras no. El fuego de la liberación de los israelitas por Dios y la promulgación de la ley sólo podía arder sobre Moisés, y nadie más, porque no había otra persona capacitada para ello.

  En este capítulo al considerar la necesidad de edificar un carácter apropiado con el fin de que algunos puedan cumplir los requisitos indispensables, vemos que Dios no lo necesita a usted como combustible; pero si Él nos va a usar, debemos tener las cualidades apropiadas. Una mesa tiene que estar nivelada y ser estable para que se pueda usar. Un carpintero tiene que trabajar en ella, pegarle las patas y pulir la superficie. Éste es el trabajo que hace un carpintero para hacer que la mesa sea un mueble apropiado.

  Según nuestra observación continua, tenemos que concluir que muchos hermanos y hermanas son de poco uso a Dios porque están mal calificados para Su uso. Son como una mesa que no está derecha, levantada, nivelada ni es estable. El fuego de Dios pudo arder sobre Moisés pero no arde sobre ellos, porque Moisés estaba calificado para el fuego de Dios, mientras que ellos no.

  Me gustaría dar otro ejemplo. Supongamos que está lloviendo y que usted ha puesto varias vasijas debajo de la canaleta para recoger el agua de la lluvia. Todas las vasijas se llenarán rápidamente. Sin embargo, si algunas de las vasijas tienen grietas y están llenas de agujeros, ¿se quedará el agua en ellas? No. La filtración contrabalancea lo que se llena, y a pesar de cuánto llueva, toda el agua que llega a las vasijas finalmente se saldrá. Es fácil ver que tales recipientes son inadecuados. Suponga que otras vasijas no sólo están quebradas y tienen filtraciones, sino que son casi planas, no tienen profundidad. Ciertamente toda el agua se saldrá a pesar de que la lluvia continúa. Tales vasijas no llenan los requisitos de retener agua. Necesitamos agua para bañarnos, lavar ropa y regar plantas. Es cierto que las vasijas mismas no pueden producir agua, y es cierto que lo que en realidad usamos no son las vasijas sino el agua. Usamos agua todo el año. No usamos nada de las vasijas excepto el agua que cae en ellas. Sin embargo, desde otro punto de vista, la habilidad de las vasijas para retener el agua depende de si ellas satisfacen los requisitos o no. Algunas pueden retener agua, mientras que otras no.

  Hermanos y hermanas, ¿son ustedes vasijas perforadas, quebradas o planas? Para servir a Dios se necesita cierta edificación. A la vasija plana le hace falta la dimensión de profundidad, y todos los huecos y grietas tienen que ser remendados. Además, su capacidad debe ser agrandada. Como vasija tal vez retenga cuatro galones de agua el primer día. Después de cuatro días a lo mejor puede retener ocho galones, y diez días después tal vez llegue a veinte. Originalmente, puede medir tres pulgadas de alto. Dos días después puede aumentar a doce. Hermanos y hermanas, recuerden que el grado de nuestra utilidad a Dios depende del grado de Su obra de edificación en nosotros. La medida de edificación en nosotros determina la medida de nuestra utilidad a Él. Si Dios no nos encuentra edificados, no nos puede usar.

  Ahora veamos unos cuantos puntos que necesitan ser edificados en nosotros, todos los cuales son esenciales, y si carecemos aun uno de ellos no seremos útiles a Dios.

EL ASUNTO DE LA EDUCACIÓN

  Uno que desee ser usado por Dios, por lo menos tiene que recibir cierta educación. Es difícil que una persona ignorante, que no ha desarrollado su mente por medio de la educación, sea útil a Dios. Ser educado es una condición que debemos satisfacer para que Dios nos pueda usar. Aunque parece que todos reconocemos este hecho, aun así necesito añadir algunas palabras.

  No hemos prestado suficiente atención al aprendizaje de idiomas. En principio, todos nosotros hemos considerado este asunto cuando éramos jóvenes. Por ejemplo, hay algunos hermanos que no pueden leer materiales de referencia en idiomas extranjeros. Esto es un gran problema. A los estudiantes de ciencias se les requería que leyeran alemán porque muchas de las publicaciones científicas estaban en ese idioma. No estudiaban porque les gustara hablar alemán, sino porque necesitaban investigar el material científico que estaba en alemán. De igual manera, a lo largo de la historia de la iglesia se escribió de asuntos espirituales en hebreo, griego, latín o inglés. Para usar este material de referencia, se tienen que conocer estos idiomas. Por esta razón, los jóvenes deben estudiar hebreo, griego e inglés. Ellos necesitan estudiar algunos de estos idiomas a fin de usar estos libros de referencia.

  Más aún, al ver lo que escribieron algunos hermanos y hermanas he descubierto que aun su manejo del chino es inadecuado. De hecho, nuestro idioma no necesita ser complicado ni elegante, sino simplemente que sea entendible y que exprese nuestros pensamientos. Esta carencia también afecta nuestra utilidad en la mano de Dios.

  Hermanos y hermanas, si pueden usar un libro de referencia en griego, leer inglés y escribir en chino con fluidez, verán cuánto se multiplica su utilidad en la mano del Señor. Lamentablemente, no han prestado atención a esto y han perdido mucho tiempo. Como regla deben emplear una hora al día para estudiar un idioma. En un año podrá usar libros de referencia en hebreo. Alcanzar una destreza similar en griego le tomará sólo medio año. Si emplea una hora al día para estudiar inglés, podrá hacer trabajos de traducción en tres años. Ya que es más difícil traducir del chino al inglés, será suficiente la habilidad de traducir del inglés al chino. Pero si no nos edificamos en tales asuntos, reducimos nuestra utilidad en la obra de Dios.

  Sin embargo, todavía éste no es mi punto. Mi punto es el desarrollo del carácter, el cual temo que es un asunto que muchos han ignorado.

EL SIGNIFICADO DEL CARÁCTER

  Cuando hablamos del carácter de una persona, es difícil decir si esto es un asunto del espíritu, del alma o del cuerpo. En realidad, involucra los tres. Por ejemplo, la pereza es un problema del carácter. Puede que algunos digan que es un asunto de hábito; pero en realidad, es un asunto de carácter. ¿Es el espíritu, o el alma o el cuerpo el que es perezoso? Es difícil decirlo. Si el espíritu, el alma y el cuerpo son todos perezosos, es un problema de carácter. Considere otro ejemplo: algunas personas son tan descuidadas que confunden el libro de Marcos con el libro de Mateo y el libro de Mateo con el de Gálatas. Si le preguntamos cuántos capítulos hay en el Evangelio de Mateo, contestarán que hay dieciséis. Mientras que algunas personas son así de descuidadas, otras toman las cosas muy en serio y ejecutan su trabajo meticulosamente. Todos estos asuntos son del carácter.

  Estoy de acuerdo que si una persona que no tiene un espíritu fuerte es de poca utilidad en la mano del Señor. Lo mismo es cierto de uno que carece de una mente fuerte y de un entendimiento claro, o de uno que es físicamente débil. Necesitamos ser edificados en nuestro espíritu, alma y cuerpo antes de que podamos ser útiles a Dios. Sin embargo, lo que estamos discutiendo aquí no está relacionado al espíritu, al alma o al cuerpo, sino al carácter. Si su carácter es deficiente, no será de mucha utilidad en la mano del Señor. Entonces, ¿qué es el carácter? Es la manera que uno se comporta como persona, más la persona que está detrás de tal comportamiento. El carácter de una persona es su manera de ser, la cual ha llegado a ser su manera de vivir.

  Hemos mencionado que el carácter está compuesto de dos cosas: la naturaleza innata y los hábitos adquiridos. Un niño recién nacido sólo tiene una naturaleza innata, y no los hábitos adquiridos. Pero usted y yo tenemos ambos. Podemos decir que la naturaleza es el esqueleto y los hábitos son la carne y la piel. Juntos, forman el carácter de una persona. Si enviamos un niño chino recién nacido a los Estados Unidos, cuando crezca estará lleno del temperamento americano. Esto nos ayuda a ver que los hábitos adquiridos por una persona influyen más que su naturaleza innata. Cuando nuestra naturaleza innata se combina con nuestros hábitos adquiridos llega a ser nuestra manera de vivir, y el resultado es nuestro carácter. Nuestro carácter afecta nuestra utilidad a Dios más que nuestro espíritu, alma y cuerpo.

  Cuando comencé a servir al Señor, no comprendía esto y no me parecía importante. Cuando ayudaba a los hermanos y hermanas, simplemente les decía que estudiaran la Biblia diligentemente, oraran mucho y fueran disciplinados delante del Señor. Todavía admito que estos puntos definitivamente tienen su utilidad y su lugar. Pero he visto a personas que oran, estudian la Biblia y buscan al Señor fervientemente que no fueron muy útiles para Dios. En el pasado noté el resultado solamente, pero no vi la causa. Ahora he descubierto que el factor anulador es tener un carácter defectuoso que les impide a tales personas poder ser útiles. Su carácter ha cancelado la efectividad de su estudio de la Biblia y de su oración.

  Queridos hermanos y hermanas, ni su espíritu ni su alma ni su cuerpo lo pueden reemplazar a usted; casi todo su ser existe en su carácter. Permítanme decirles que simplemente tener un espíritu fuerte no es adecuado si tienen un carácter deficiente. Conocí a una hermana y estuve familiarizado con su situación. Ella amaba mucho al Señor, iba en pos de Él y empleaba tiempo en la oración, la lectura de la Biblia y las reuniones. Sin embargo, uno no podía encontrar mucha utilidad en ella. Anteriormente estuve perplejo por esto, pero gradualmente me di cuenta que se debía a que tenía un carácter que no había sido desarrollado. Aunque podía orar en su cuarto por una o dos horas, y orar bien, una vez que comenzaba a cuidar de los asuntos, conocer a las personas y tratar con ciertas cosas, era totalmente descuidada. Cuando conversaba con otros, lo que hablaba usualmente difería de lo que pensaba. Luego, cuando se le preguntaba, negaba que había dicho tal cosa. ¿Mentía ella intencionalmente o creen que engañaba a propósito? No, ésa era simplemente su manera de comportarse. Por favor, considere, ¿podía Dios usar una persona con tal carácter? No, absolutamente no. Ahora podemos ver lo que es el carácter y cómo éste está relacionado con nuestra utilidad. Por favor, recuerden que Dios no usa lo suyo en Su obra, pero Él lo necesita como Su medio para trabajar. Si no está capacitado en estos términos, Dios no puede usarlo.

  Permítanme darles otro ejemplo pequeño, algo que he observado muchas veces. Le pedí a un hermano que le llevara una carta a otro hermano. Después de unos días me encontré con él y le pregunté si había entregado el mensaje. Me contestó: “Oh, se me olvidó completamente”. No piensen que esto es un asunto insignificante. Esto nos revela su condición como también su carácter. En principio, una persona cuyo carácter ha sido disciplinado y edificado, primero considerará su propia habilidad de hacer un trabajo antes de aceptar el pedido. Si no lo puede hacer, no aceptará la petición; pero si puede, lo hará inmediatamente. Debo rechazar una petición o debo aceptarla y llevarla a cabo aun si tuviera que ir al infierno para hacerlo. ¿Piensa que Dios le confiaría algo a una persona que aceptará una petición descuidadamente, y que después no cumplirá su palabra? ¿Creen que Dios pueda confiarle Su obra? En otras palabras, ¿tal persona podría recibir la comisión de Dios o la dirección de Dios? De ninguna manera.

LA PEREZA

  Muchos en el servicio del Señor tienen un gran problema en su carácter: la pereza. Tengo varios puntos que abarcar respecto a este asunto. Esto no es una gran doctrina; pero sí tiene mucho que ver con nuestra utilidad al Señor. La primera característica de uno que sirve al Señor tiene que ser la diligencia. Una persona perezosa es inútil a Dios. ¿Acaso se puede encontrar un versículo en la Biblia que nos diga que Dios le habló a Moisés en la noche? Por el contrario, en varias ocasiones Dios llamó a Moisés temprano y le dijo que fuera en la mañana a cierto lugar para encontrarse con el Faraón. Queridos hermanos y hermanas, una persona perezosa nunca puede ser útil a Dios. La diligencia tiene que ser edificada en nuestra sangre.

  No deseo encontrarles faltas, pero siento que tengo la responsabilidad delante del Señor para decirles esto: algunos de ustedes me dan la impresión de ser perezosos. Hay muchas pruebas de esto. Perdónenme por decirles que son perezosos. ¡Oh hermanos! ¡Oh hermanas! Permítanme la libertad de decirles esto y crean lo que digo. Una vez tuve su edad. Y también he pasado por lo que ahora están aprendiendo y procurando obtener con respecto al servicio del Señor. Tengo claridad debido a que los estoy observando desde afuera. Me doy cuenta de que no son perezosos intencionalmente, sino que son así porque no tienen el elemento de diligencia añadido a su carácter. Debido a su manera de vivir en el pasado, sus circunstancias y sus hábitos no los ayudaron a edificar diligencia en su carácter, por lo que ahora carecen de ella.

  En este momento tengo que pedirles a todos ustedes, aun a los chinos, que me perdonen por lo que voy a decirles. Hoy en día nuestro país no es lo suficientemente fuerte, no es lo que debiera de ser. Estamos progresando lentamente en la política, la economía, la condición social y la educación. ¿Por qué es así? En lugar de criticar a los líderes del gobierno, tenemos que culpar a nuestro carácter nacional. Tenemos que entender que los chinos tienen un carácter pobre; somos irresponsables, frívolos y perezosos; nosotros le pasamos las responsabilidades a otros. Con este tipo de carácter, ¿cómo vamos a tener éxito en edificar una nación? Creo que nuestro país sería fuerte si todos los que tienen una educación promedio fueran diligentes.

  Mi punto es éste, ya que nosotros los chinos hemos nacido en esa situación, cuando servimos a Dios, encontramos muchos problemas. Ya que hemos sido criados en tal ambiente, si internamente no somos revolucionados por completo y si traemos nuestro carácter nacional al servicio del Señor, nuestro servicio nunca tendrá éxito. Éste es un carácter inapropiado. Este asunto me entristece profundamente. En nuestra situación actual probablemente hagamos insignificante un trabajo grande y hagamos desaparecer un trabajo pequeño. Esto está totalmente relacionado con nuestro carácter.

NO SER FERVOROSOS

  Otra situación común es que la mayoría de ustedes no hacen las cosas con fervor; carecen de agresividad y simplemente tratan de hacer las cosas para cumplir con las justas. Siempre comienzan algo y no la terminan; sus pertenencias están desordenadas. Y cuando dicen que no tienen tiempo es porque son muy relajados y pierden el tiempo. Si es así hermanos y hermanas como ustedes hacen las cosas, ¿será diferente su estudio de la Biblia? Si hacen las cosas descuidadamente, ¿cómo van a ser cuidadosos en su estudio de la Biblia? Su carácter será igual en todo lo que hagan.

  A menudo he criticado la manera de cómo se visten. No me refiero a la calidad de su ropa. Por la manera en que se visten puedo darme cuenta de que hay una escasez en su carácter. Su negligencia y descuido se ven en la manera en que se visten. Si son descuidados en el vestir, ¿podrían ser finos al estudiar la Biblia? ¿Podrían hacer bien su trabajo? ¿Podrá su trabajo ser prevaleciente y podrá producir resultados valiosos? No lo creo. Lo que usted hace siempre refleja su carácter. Repito, a menos que este carácter sea reemplazado y uno nuevo sea edificado, usted será inútil en la mano de Dios. Oh hermanos, tienen que ejercitarse en estos asuntos diarios para edificar algo en ustedes mismos de manera que el fuego divino pueda arder en ustedes.

  No piensen que estoy dando énfasis a lo externo. Además, no supongan que recalcar el carácter no es algo espiritual. ¿Es usted genuinamente espiritual con tal carácter defectuoso? Hermanos y hermanas, repito, tienen que edificar un carácter apropiado. Si esto no es edificado en ustedes, su utilidad al Señor será limitada.

  Espero que de ahora en adelante, especialmente los jóvenes, comiencen a edificar un carácter que sea útil al Señor, para que cada aspecto de su vivir sea apto para el uso del Señor.

  El Señor Jesús dijo que el que es fiel en lo poco será fiel en lo mucho (Lc. 16:10). Si su vestido, su casa y las cosas que hace revela que usted es una persona descuidada y pasiva, ¿cómo puede ser agresivo en su servicio al Señor? Es casi imposible. Si no ha edificado un carácter apropiado, sólo podrá dar un mensaje ordinario y no un mensaje prevaleciente. Sus oraciones también serán ordinarias, no serán prevalecientes. Ellos serán los mismos hoy como lo fueron hace dos años, sin mostrar ningún progreso. Hermanos, tenemos que mejorar nuestro carácter; de lo contrario, no tendremos ningún logro. Aun si recibimos gracia, no podremos ministrar esa gracia en espíritu, porque simplemente no estamos calificados.

  Me doy cuenta que mi hablar ha sido un poco fragmentado, pero espero que de ahora en adelante aprovechen cada ocasión, grande o pequeña, para edificar su carácter de manera que sean vasos apropiados para el uso de Dios. Debido a su carácter, no reciben mucha luz al leer la Biblia, mientras que otros sí la reciben. Simplemente pasan rápidamente por el capítulo 1 de Mateo que habla de la genealogía de Cristo. ¿Por qué el Evangelio de Mateo habla de la genealogía de Cristo, mientras que el de Juan no? Una persona con un carácter buscador ciertamente hará preguntas al llegar a este pasaje. Que el Señor tenga misericordia de nosotros. Sólo puedo establecer un principio aquí, no puedo hablar con muchos detalles. Simplemente recuerden que nuestra utilidad a Dios será manifestada solamente cuando tengamos un carácter apropiado para Su uso.

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