
Lectura bíblica: 2 Co. 3:18; 4:16
La manera de ser es otro problema serio entre nosotros. Estoy seguro que todos hemos visto claramente el camino del recobro del Señor y que nuestros motivos son puros. Tomaremos este camino aun si esto significara tener que morir o dar nuestras propias vidas. Aun así, según mi observación, hay un gran problema entre nosotros: nuestra manera de ser, nuestra naturaleza. Sin duda, nuestro destino es tomar este camino, pero el grado al cual el Señor pueda obtener lo que Él desea en nosotros depende de cuánto nuestra manera de ser ha sido vencida, y nuestra naturaleza ha sido quebrantada. El grado al cual nuestra manera de ser ha sido vencida determina cuánto se manifestará nuestra función. Entiendo muy bien que el obstáculo básico para la manifestación de nuestra función es la falta de quebrantamiento en nuestra manera de ser. Todos han escuchado mensajes sobre el quebrantamiento y tienen claridad en cuanto a los mismos, pero casi nadie ha sido quebrantado.
Por ejemplo, algunos de los hermanos y hermanas tienen una manera de ser que no se lleva bien con otros. Ellos no se oponen ni atacan a otros, ni tienen la intención de molestar a nadie. Pero su manera de ser les impide mezclarse con otros. Ellos dirían: “O yo lo hago y lo hago todo, o usted lo hace y lo hace por completo. Si fracasa es su responsabilidad, y si yo fracaso es mi desgracia”. Hoy en día hay muchos así. Tal naturaleza innata es un problema muy serio en la obra del Señor. Tenemos que darnos cuenta de que la base de la obra del Señor es el principio del Cuerpo. ¿Cómo es que no podemos coordinar juntos? Algunos hermanos comentan que es muy difícil servir en coordinación en la iglesia en Taipéi porque muchas hermanas mayores interfieren. Hay algo de verdad en esto. Si alguien viene a Taipéi a servir, tienen a los ancianos encima, los líderes de grupo abajo y a los responsables por el salón de reunión en el medio; probablemente será presionado y exprimido por todos lados. No es de extrañar que muchos se sientan como si no pudieran continuar su servicio en Taipéi. Éste es un caso que tiene que ver con la manera de ser. Si su manera de ser no ha sido quebrantada, nunca podrá coordinar con otros.
Cierto tipo de persona es tímida por naturaleza. Según la gracia y el don que ha recibido, ya debería haberse manifestado en ella cierto ministerio. Aunque en realidad puede llevar una carga de mil libras, sólo lleva veinte. Su naturaleza es como una planta sensible, siempre se retrae, siempre se retira y su utilidad se detiene. El otro tipo de personas son aquellos que se atreven a emprender cualquier cosa. Aceptan todo lo que se les confía. Aun si se les da la tierra y la luna, no tienen temor. Al final, puesto que en realidad están limitados en su habilidad, en lugar de efectuar el trabajo, lo echan a perder.
Los problemas de la manera de ser tienen que atribuirse a nuestro carácter nacional. El carácter de una nación afecta profundamente la manera de ser de su gente. Tomen como ejemplo a los japoneses. Antes de ir a Japón, pensaba que los japoneses eran más talentosos y capaces que los chinos. Después que estuve en Japón por cierto tiempo e hice contacto con los japoneses, encontré que los japoneses no pueden competir con los chinos en términos de inteligencia y talento. Su pensar es lento y no son muy inteligentes o listos. Lo que los hace tener éxito se describe en un proverbio chino: “La diligencia puede compensar la insensatez”. La misma tarea que un chino puede terminar en una hora, a un japonés le toma por lo menos tres horas. También he observado cómo estudian sus niños en los Estados Unidos. Los estudiantes chinos necesitan sólo una hora de estudio en la tarde, mientras que los niños japoneses necesitan cinco horas. Los niños chinos parecen que son lectores veloces; ellos estudian una vez el material y luego prueban su suerte al día siguiente en el examen. Los niños japoneses son diferentes. El día antes del examen memorizan esmeradamente el material y estudian hasta las tres de la mañana. Pueden recitar cada palabra del material del examen, sin dejar nada a la suerte. Cuando el niño chino toma la prueba, la termina rápidamente y recibe una “A” por suerte. El niño japonés lee las preguntas y las contesta escrupulosamente. Puede que sea muy lento, pero al final él también recibe una “A”. Su “A” es segura, mientras que la “A” que recibió el niño chino fue por suerte. Cuando la suerte no está a favor del niño chino, recibirá sólo una “B”.
Los japoneses son pacientes por naturaleza y motivados a aprender. Siempre que compraba en una tienda por departamentos japonesa, nunca tenía la paciencia de esperar a que los vendedores empacaran la mercancía. Mientras empacaban, siempre continuaban dando las gracias. Un sólo paquete lo empacaban con tres o cuatro capas de papel. La compra sólo me tomaba cinco minutos, pero se tomaban diez minutos en empacarla. Ellos saludaban agachando la cabeza y se inclinaban con tremenda paciencia. Todo el mundo sabe que los japoneses no son creativos, sin embargo, son diligentes para aprender; y finalmente, la imitación de ellos es mejor que la invención suya.
Aunque los chinos son inteligentes y capaces, nuestro carácter nacional está marcado por una habilidad de hacer las cosas de forma apresurada y deficiente. Tal vez, la situación actual en Taiwán ha mejorado. Sin embargo, los chinos generalmente comienzan un trabajo bien, pero a menudo lo concluyen de una manera descuidada. Hace años, la seda fina que se producía en Shantung, inicialmente pesaba treinta y ocho onzas por rollo. Gradualmente se redujo la cantidad de seda y más tarde se mezcló con almidón. Con el tiempo, el rollo contenía sólo doce onzas de seda, y la calidad bajó a tal grado que la gente ya no la quería más. Hacer las cosas apresuradamente significa terminar una tarea descuidadamente en tres días, cuando normalmente tomaría una semana completarla. Los japoneses no son así. Ellos laboran diez días para terminar un trabajo que requiere sólo una semana trabajando hasta que el resultado sea perfecto. Su carácter nacional es verdaderamente impresionante.
¿Y qué de los americanos? Ellos también son serios en su trabajo. Ellos hacen un trabajo seriamente o no lo hacen. No consideran ningún trabajo secundario. Por lo tanto, una vez que comienzan es difícil para un americano cambiar de dirección. Una vez que comenzó un trabajo según las instrucciones que usted le ha dado, es casi imposible que cambie. Si le indica que cambie de dirección, se molestará y dirá: “Me dijo que fuera al sur, ¿por qué ahora me dice que vaya al norte?”. Al tratar con los americanos, usted debe saber a dónde va; si hace un cambio a medio camino le traerá problemas, ya que no harán lo correcto. Por otro lado, si es un chino el que está haciendo el trabajo, usted puede permitirse el lujo de cambiar veintiocho veces. Los chinos son muy capaces en este aspecto; no importa cuantas veces quiera cambiar, ellos lo entenderán aun antes de que usted lo ponga en claro. Éste es un talento de los chinos, pero el resultado final rara vez es satisfactorio.
El local de reunión de la iglesia en Los Ángeles se limpia todos los sábados. Los santos no vienen de una manera descuidada; se visten con ropa de trabajo y trabajan seriamente. Esta seriedad es la razón de su éxito. Ellos son responsables, no bromean. Hacen las cosas cabalmente o no las hacen. En lo que respecta a los chinos, nosotros somos mayormente evasivos y no somos absolutos.
En principio, nuestra fidelidad y diligencia al servir al Señor debe exceder a nuestra fidelidad y diligencia en otros negocios. Ya que nos hemos consagrado al Señor y hemos renunciado a nuestro futuro y todo lo nuestro para servirle, deberíamos serle muy útiles. Lamentablemente, estamos extremadamente limitados por nuestra manera de ser y, como resultado, se manifiesta muy poco nuestra función. Si no vencemos nuestra vieja manera de ser, temo que cesará nuestra utilidad en la mano del Señor.
La manera de ser de algunos hermanos refleja una gran confianza en sí mismos. Creen que pueden hacer cualquier cosa; por lo tanto, están cegados por su confianza propia. Después de trabajar en un lugar uno o dos años es posible que no logren nada. Luego se mudan a otro lugar, y aun así no producen resultado. Sin embargo, siempre sienten que este fracaso se debe a la deficiencia de otros y nunca a la de ellos. Uno tiene que derrocar la confianza propia; ya no debe confiar más en sí mismo. Será útil sólo si tal confianza es derrocada. La utilidad de nuestros colaboradores no se puede desarrollar por completo, principalmente, por causa de las limitaciones en la manera de ser. Estoy plenamente convencido de que si podemos romper con los impedimentos que tiene nuestra manera de ser, la efectividad de nuestro trabajo será más del triple.
Algunas personas no saben cómo utilizar su ambiente; más bien, esperan que el ambiente se ajuste a ellos. Ellos se rehúsan a trabajar mientras las circunstancias no sean perfectas o las condiciones no sean adecuadas. Usted tiene que darse cuenta que en nuestro trabajo es casi imposible tener un ambiente perfecto, debido a que no tenemos una organización. ¿Cómo podemos esperar condiciones perfectas cuando prácticamente, siempre estamos en necesidad? En términos militares, rara vez estamos ocupados en batallas convencionales, sino en conflictos de guerrillas. No tenemos un ejército regular, sólo tropas de guerrillas. Todo depende de cuán flexibles seamos para adaptarnos a nuestras circunstancias y ajustarnos a todos los ambientes.
Cuando comenzamos el trabajo de publicación en Taiwán, escribía los artículos en una mesita pequeña en mi casa. Escribía, tuviera un escritorio o no. No diga que no puede escribir o publicar si no tiene un escritorio. Tenga o no tenga una mesa, aun así el trabajo se puede hacer. Nuestra manera de ser debe ser así. Rechace la manera de ser que requiera de un ambiente especial antes de poder trabajar.
Debemos instigarnos hasta llegar al punto en que podamos trabajar en cualquier ambiente. Sin embargo, es inútil aprender meramente un método externo; tenemos que vencer nuestra manera de ser interna. Recuerde que el grado al cual nuestra función será manifestada mayormente depende de nuestra manera de ser. Si vencemos nuestra manera de ser, nuestra utilidad y el fruto de nuestro trabajo se multiplicarán inmediatamente. Todos estamos limitados por nuestra manera de ser. De hecho, hoy en día muchos problemas se deben a nuestra manera de ser. Ciertamente espero que los colaboradores sean profundamente impresionados por este asunto.