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Mensajes del libro «Cristo y la iglesia revelados y tipificados en los Salmos»
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CAPÍTULO VEINTICUATRO

PALABRAS DE CONCLUSIÓN

  Creo que estas cuatro palabras han quedado grabadas en todos nosotros: Cristo, casa, ciudad y tierra. Olvidémonos de la palabra negativa: la ley. Debemos siempre acordarnos del Cristo de Dios, de la casa de Dios, de la ciudad de Dios y de la tierra. Hemos visto claramente que todo el libro de Salmos simplemente abarca estos puntos principales en una secuencia maravillosa. También hemos visto que el cuadro que nos presenta el libro de Salmos es exactamente el mismo que nos presenta toda la Biblia. Toda la Biblia únicamente nos revela a Cristo, luego la iglesia y después el reinado de Cristo sobre toda la tierra con Jerusalén como centro.

ACERCA DE CRISTO

  Consideremos ahora todos los aspectos principales acerca de Cristo que hemos visto en el libro de Salmos:

  1. Su divinidad—Sal. 45:6; He. 1:8
  2. Su encarnación—Sal. 8:4; He. 2:6
  3. Su humanidad—Sal. 8:4; He. 2:6
  4. Su vivir humano—Sal. 16:1-8
  5. Su muerte—Sal. 22:1-21
  6. Su resurrección—Sal. 2:7; 16:10; 22:22; He. 2:12; Hch. 2:25-32; 13:35-37
  7. Su ascensión—Sal. 68:18; Ef. 4:8
  8. Su exaltación—Sal. 80:17; 110:1
  9. Su coronación—Sal. 8:5; He. 2:9
  10. Su entronización—Sal. 2:6
  11. Su dominio, Su reinado y Su autoridad—Sal. 2:8; 8:6, 47, 72, 89, 110
  12. Su sacerdocio—Sal. 110:4
  13. Su guerra—Sal. 110:5-6; 45:3-5
  14. Su victoria—Sal. 110:5-6
  15. El hecho de que mora en nosotros—Sal. 22:22
  16. Su pastoreo—Sal. 23
  17. La piedra de edificación—Sal. 118:22
  18. Su venida—Sal. 72, 96, 110
  19. Su reinado—Sal. 93—101

  Los principales salmos en cuanto a Cristo son los salmos 2, 8, 16, 22, 23, 24, 45, 68, 80, 91, 110, 118

  Éstos son sólo los aspectos principales; hay muchos otros detalles que podríamos añadir. Es claro que por medio del libro de Salmos nosotros podemos conocer a Cristo mucho mejor que por medio del Nuevo Testamento.

ACERCA DE LA CASA

  Ahora debemos proseguir de Cristo a la casa. Aquí nos encontramos con un problema. Antes del siglo pasado, antes de que fuesen levantados los llamados Hermanos de Inglaterra, los versículos del Antiguo Testamento acerca del templo y la ciudad se usaron de manera equivocada en el cristianismo. La enseñanza común era que el templo y la ciudad eran la iglesia misma. Desde luego, esto fue una aplicación errónea. Luego surgieron los Hermanos y ellos recibieron mucha luz en las Escrituras. Ellos hicieron notar que era equívoco decir que el templo y la ciudad eran la iglesia. La iglesia es la iglesia; y el templo de la antigüedad era el templo, no la iglesia, afirmaban ellos. Basándose en el libro de Efesios, mostraron que la iglesia era un misterio escondido en el Antiguo Testamento. Los cristianos que vivieron antes del siglo pasado se habían ido a un extremo, pues decían que el tempo y la ciudad de la antigüedad eran la iglesia. Sin embargo, los Hermanos se fueron a otro extremo al decir que el templo y la ciudad no tenían nada que ver con la iglesia. Ellos no vieron tan claramente que el templo y la ciudad eran tipos de la iglesia. Hoy el Señor nos ha conducido a esta revelación, y ahora vemos que el templo, la casa o la ciudad en realidad no son la iglesia, sino tipos de la iglesia. De la misma manera, nosotros tampoco decimos que el cordero pascual y el maná son Cristo, sino que son tipos de Cristo.

  ¿Cómo podemos demostrar que la edificación del templo y de la ciudad en el Antiguo Testamento son tipos de la edificación de la iglesia? Es importante que tengamos una sólida base y una prueba contundente en cuanto a esto a fin de dar sustantividad a nuestra postura de que la edificación del templo y de la ciudad son tipos de la edificación de la casa de Dios hoy. Encontramos prueba de esto en Salmos 68:18: “Has subido a lo alto; has llevado cautivos a los que estaban bajo cautiverio; / has recibido dones de entre los hombres, / incluso de entre los rebeldes, / para que Jehová Dios more entre ellos”. La clave se halla en la última parte de este versículo: “Para que Jehová Dios more entre ellos”. El propósito por el cual Cristo ascendió a lo alto y recibió dones era que la morada de Dios pudiese ser edificada. Por supuesto, según Salmos 68:18, esto se refiere a la edificación del templo. Todos sabemos esto y estamos de acuerdo con ello. Sin embargo, Pablo el apóstol citó este mismo versículo refiriéndose a la iglesia: “Por lo cual la Escritura dice: ‘Subiendo a lo alto, llevó cautivos a los que estaban bajo cautiverio, y dio dones a los hombres’ [...] Y Él mismo dio a unos como apóstoles, a otros como profetas, a otros como evangelistas, a otros como pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del Cuerpo de Cristo” (Ef. 4:8, 11-12). Cuando comparamos estos dos pasajes del salmo 68 y Efesios 4, obtenemos una prueba contundente de que la edificación del templo en la antigüedad tipificaba la edificación de la iglesia hoy. Ésta es nuestra base para afirmar que el templo y la ciudad son tipos de la iglesia. Ciertamente tenemos base para afirmar que todos los versículos de los salmos que hablan del templo, de la casa y de la ciudad son versículos que tipifican la edificación de la iglesia.

  Veamos ahora algo en cuanto a los aspectos de la iglesia como casa de Dios en los salmos. Éste es un asunto más profundo. En todos los salmos se revela y se menciona a Cristo y se profetiza acerca de Él en muchos aspectos; ahora debemos ver que en todos los salmos también tenemos la casa, es decir, el tipo de un aspecto de la iglesia. En muchos casos el libro de Salmos no menciona específicamente la casa, sino que más bien habla de Sion o del monte santo. Estas expresiones se refieren al solar o terreno donde el templo fue edificado. Cuando hablemos de la casa de Dios, debemos hacer mención de la casa principalmente como morada de Dios y como lugar de Su presencia, hermosura, gloria y riquezas. También debemos referirnos a su terreno o cimiento. Ahora quisiéramos enumerar estos aspectos y también otros, junto con sus citas de referencia. Podríamos añadir muchos otros aspectos a los que aquí se muestran, pero éstos son suficientes para mostrarnos que casi toda bendición espiritual está relacionada con la casa de Dios.

  1. La morada de Dios—Sal. 68:18; 84:1
  2. El terreno, el solar—Sal. 24:3; 68:16; 76:2
  3. Había un solo lugar en toda la tierra donde la casa podía ser edificada. Si ésta hubiese sido edificada en algún otro lugar, no habría sido la casa de Dios con la unidad única.
  4. Su cimiento es Cristo—Sal. 87:1
  5. El lugar donde está la presencia de Dios, que es la gloria de Dios (Sal. 26:8; 29:9), la hermosura de Dios (Sal. 27:4) y las riquezas o la grosura de Dios (Sal. 36:7-9). La presencia de Dios es Su gloria, así como la presencia de la electricidad es la gloria de la electricidad. Y junto con la gloria tenemos la hermosura y las riquezas.
  6. El lugar donde se recibe revelación—Sal. 73:17
  7. El escondedero—Sal. 27:5
  8. El anhelo de los santos—Sal. 84:2, 10
  9. La santidad de la morada de Dios—Sal. 93:5
  10. Su preciosidad—Sal. 84:1
  11. Su grosura—Sal. 36:8
  12. Su alabanza—Sal. 65:1; 84:4
  13. Su salvación—Sal. 53:6
  14. Su victoria—Sal. 68:11-12, 21; 76:3
  15. Sus dos altares—Sal. 84:3
  16. El lugar de nacimiento—Sal. 87:5
  17. El lugar donde podemos ser plantados—Sal. 92:13
  18. El lugar donde podemos florecer—Sal. 92:13
  19. El lugar donde podemos llevar fruto—Sal. 92:14
  20. El lugar donde hay manantiales—Sal. 87:7
  21. El lugar donde somos fortalecidos—Sal. 68:35; 96:6
  22. El lugar donde está el camino de Dios—Sal. 77:13
  23. El lugar donde se encuentran las salidas de Dios—Sal. 68:20
  24. El lugar de adoración—Sal. 99:9
  25. El lugar donde Dios responde—Sal. 3:4; 18:6
  26. El lugar donde nos mezclamos con Dios—Sal. 92:10
  27. El lugar donde Dios es nuestra porción—Sal. 73:26

  Los principales salmos en cuanto a la casa son los salmos 27, 36, 68, 84, 92, 122, 132, 150

ACERCA DE LA CIUDAD

  Hemos visto los aspectos de Cristo y de la iglesia en calidad de casa en el libro de Salmos; veamos ahora los aspectos de la iglesia en calidad de ciudad. Estos aspectos son aún más maravillosos.

  1. Es una ciudad fortificada—Sal. 31:21
  2. Hay un río dentro de ella que tiene corrientes—Sal. 46:4
  3. Dios está en medio de ella—Sal. 46:5
  4. Ella no será conmovida—Sal. 46:5
  5. Dios la ayuda—Sal. 46:5
  6. El Señor es grande en ella—Sal. 48:1
  7. El Señor es alabado en gran manera en ella—Sal. 48:1
  8. Es Su monte santo—Sal. 48:1
  9. Es hermosa en su elevación—Sal. 48:2
  10. Es el gozo de toda la tierra—Sal. 48:2
  11. Es la ciudad del gran Rey—Sal. 48:2
  12. Dios se ha dado a conocer en ella—Sal. 48:3
  13. Dios es un alto escondite en ella—Sal. 48:3
  14. Ella le causa pavor al enemigo—Sal. 48:4-6
  15. Dios la afirmará para siempre—Sal. 48:8
  16. Es una ciudad de torres—Sal. 48:12
  17. Es una ciudad de baluartes—Sal. 48:13
  18. Es una ciudad de palacios—Sal. 48:3, 13
  19. Ella es perfección de la hermosura—Sal. 50:2
  20. Ella es el objeto del beneplácito de Dios—Sal. 51:18
  21. Ella es la salvación del pueblo de Dios—Sal. 53:6
  22. Los reyes traerán regalos—Sal. 68:29
  23. Dios la salvará—Sal. 69:35
  24. Los que en están en ella florecerán—Sal. 72:16
  25. Allí Dios conquista al enemigo—Sal. 76:2-3
  26. Dios la ha escogido y la ama—Sal. 78:68
  27. Dios tiene Su cimiento allí—Sal. 87:1
  28. Cosas gloriosas se han dicho de ella—Sal. 87:3
  29. Ella es el lugar de nacimiento de los santos—Sal. 87:5
  30. Ella es el lugar de nacimiento de Cristo—Sal. 87:6
  31. Hay cánticos y danzas allí—Sal. 87:7
  32. Todos nuestros manantiales están allí—Sal. 87:7
  33. Todos los hacedores de iniquidad serán extirpados de ella—Sal. 101:8
  34. Ella es edificada como una ciudad compacta—Sal. 122:3
  35. Los tronos de juicio están establecidos allí—Sal. 122:5
  36. Los que la aman serán prosperados—Sal. 122:6
  37. La paz está dentro de sus baluartes—Sal. 122:7
  38. La prosperidad se halla dentro de sus ciudadelas—Sal. 122:7
  39. Todos los que la aborrecen serán avergonzados y vueltos atrás—Sal. 129:5
  40. Es el lugar de reposo de Dios para siempre—Sal. 132:14
  41. Dios bendecirá abundantemente su provisión—Sal. 132:15
  42. Sus fieles darán un grito resonante—Sal. 132:16
  43. El cuerno de David retoñará allí—Sal. 132:17
  44. El Señor bendice a otros desde ella—Sal. 134:3
  45. El Señor es bendecido desde ella—Sal. 135:21
  46. Ella es puesta por encima de nuestro supremo gozo—Sal. 137:6
  47. Ella es edificada por el Señor—Sal. 147:2
  48. El Señor fortalece los cerrojos de sus puertas—Sal. 147:13
  49. El Señor la sacia con lo mejor del trigo—Sal. 147:14
  50. Sus hijos exultan en su Rey—Sal. 149:2

  Los principales salmos que hablan acerca de la ciudad son los salmos 46, 48, 68, 87, 122, 126, 132, 133, 134, 137, 146, 147 y 149.

  Cuando ponemos juntos todos estos versículos, vemos cuán maravillosa es esta ciudad. Al comparar los aspectos de la ciudad con los aspectos de la casa, podemos notar la diferencia. Los principales aspectos de la casa se refieren a la presencia del Señor, mientras que los principales aspectos de la ciudad se refieren a la autoridad de Dios, a Su poder para gobernar y a Su reinado. Por consiguiente, la función de la casa es expresar a Dios, y la función de la ciudad es permitir que Dios ejerza Su domino. La casa de Dios y la ciudad de Dios cumplen el propósito que Dios tuvo al crear al hombre, el cual se expresa en Génesis 1:26: “Entonces Dios dijo: Hagamos al hombre a Nuestra imagen, conforme a Nuestra semejanza; y ejerzan dominio”. La imagen tiene como finalidad la expresión y el dominio tiene como fin que se ejerza la autoridad. Finalmente, por medio de Cristo y con Él obtenemos la casa donde está la presencia de Dios, en calidad de expresión de Dios, y obtenemos la ciudad donde reside la autoridad de Dios, en calidad de dominio de Dios. Así pues, el propósito eterno de Dios se cumple por medio de la casa y la ciudad. En la casa de Dios hay un Padre, y en la ciudad de Dios hay un Rey. Tanto la casa como la ciudad son la iglesia, o también podríamos decir, las iglesias locales. Una iglesia local, en un sentido, debe ser la casa de Dios, y en otro sentido, debe ser la ciudad de Dios.

  Una ciudad es mucho más fuerte y más grande que una casa. Por lo tanto, podemos afirmar que cuando la casa es agrandada, llega a ser la ciudad, así como lo es la Nueva Jerusalén. Se nos dice que en la Nueva Jerusalén no habrá templo (Ap. 21:22), ni casa, sino que simplemente estará la ciudad. Esto se debe a que toda la ciudad de la Nueva Jerusalén es el agrandamiento del templo. El templo agrandado llega a ser la ciudad. La ciudad es más grande, más fuerte y más segura que la casa.

  Podemos aplicar el principio de la casa y la ciudad a las iglesias locales de esta manera: Si la presencia de Dios está entre nosotros, de modo que cuando las personas vienen a nuestra reunión adoran y dicen: “Verdaderamente Dios está entre vosotros”, la iglesia es la casa. Por otro lado, si al estar entre nosotros las personas perciben no sólo la presencia de Dios, sino también cierto gobierno y autoridad divinos, la iglesia no es simplemente la casa, sino la casa con la ciudad.

  Algunas veces en una iglesia local percibimos la presencia de Dios pero no mucho de la autoridad de Dios. Sentimos que Dios está entre ellos, pero, por otro lado, también percibimos que hace falta el orden divino. Esto significa que en esa iglesia local se encuentra la realidad de la casa, mas no mucho de la realidad de la ciudad. En cambio, en otras iglesias no sólo percibimos la presencia de Dios, sino también algo del gobierno divino y de la autoridad celestial. Esto es la ciudad. Si ésta es la condición de determinada iglesia local, ella será mucho más fuerte y más segura. Será más elevada, más establecida y más agrandada. No solamente será la casa, sino la casa con la ciudad.

  Al estudiar todos estos aspectos de Cristo, de la casa y de la ciudad, como se presentan en el libro de Salmos, vemos cuán maravilloso es Cristo, cuán admirable es la casa y cuán gloriosa y asombrosa es la ciudad.

  Estos dos aspectos, el que Cristo tome posesión de la tierra o el que la tierra se vuelva a Cristo y le adore, se logran por medio de la ciudad. Cristo toma posesión de la tierra y la gobierna por medio de la ciudad, porque Él estará en la ciudad. Entonces la tierra se volverá a Cristo, se acordará de Él, le adorará y le alabará por medio de la ciudad. Por consiguiente, la ciudad sirve a la tierra.

ACERCA DE LA TIERRA

  Examinemos ahora brevemente los aspectos de la tierra según se ven en los salmos. La palabra tierra aparece unas ciento noventa veces en el libro de Salmos.

  1. La tierra le ha sido dada a Cristo como Su posesión—Sal. 2:8
  2. Su nombre será excelente en toda la tierra—Sal. 8:1
  3. De Jehová es la tierra y su plenitud—Sal. 24:1
  4. La tierra fue creada por el Señor—Sal. 24:2
  5. Cristo regresará a tomar posesión de la tierra—Sal. 96:13
  6. Cristo reinará sobre la tierra—Sal. 72:8
  7. Cristo hará a Sus santos príncipes en toda la tierra—Sal. 45:16
  8. La tierra volverá a Cristo—Sal. 22:27
  9. La tierra se acordará de Cristo—Sal. 22:27
  10. La tierra adorará a Cristo—Sal. 22:27, 29
  11. La tierra alabará a Cristo—Sal. 98:4
  12. Toda la tierra será llena de Su gloria—Sal. 72:19

  Los principales salmos que hablan acerca de la tierra son los salmos 47, 68, 72, 89, 145, 146, 148 y 149.

EL PROPÓSITO DE DIOS

  El propósito de Dios en todo el universo es expresarse a Sí mismo de manera corporativa, y no simplemente por medio de usted o de mí, o de cualquier otro individuo. Esto es algo a lo cual el enemigo se opone y procura impedir más que cualquier otra cosa. El principal problema de la tierra hoy es que el enemigo procura impedir que Dios cumpla Su propósito. La tierra se convirtió en un verdadero estorbo para Dios y lo sigue siendo. Con respecto a la voluntad de Dios, no hay ningún problema en los cielos, pero sí hay un verdadero problema en esta tierra (Mt. 6:10). Muchos cristianos tienen un concepto religioso acerca del cielo que hace que continuamente piensen en el cielo y en poder ir a dicho lugar. Pero a Dios le interesa la tierra; la tierra es lo que Él desea. A nosotros nos gustaría ir al cielo, pero Él desea venir a la tierra. Finalmente, la Nueva Jerusalén descenderá del cielo (Ap. 21:2). El problema que Dios tiene hoy se halla en la tierra, la cual se encuentra en las manos usurpadoras de Satanás. El enemigo de Dios sigue usurpando la tierra para impedir que se cumpla el propósito de Dios; por lo tanto, la lucha entre Dios y Satanás gira en torno a la tierra. La clave para esta lucha es la humanidad. Si Dios logra ganar la humanidad, obtendrá la victoria. Si Satanás lograra retener la humanidad en sus manos, él ganaría. La humanidad hoy representa también un problema para Dios; por ello, Dios está edificando una iglesia con la humanidad. La iglesia, una edificación de Cristo en la humanidad, es la clave para que Dios pueda obtener la victoria. Si Dios obtiene dicha iglesia, es cierto que tendrá la victoria. El Señor ascendió, ya han pasado dos mil años, y Él aún no ha regresado. La razón por la que aún no ha regresado es que la iglesia no está preparada. Hoy en día, Dios aún no ha logrado obtener esta clave, la iglesia que es edificada con Cristo en la humanidad.

  El libro de Salmos nos muestra que la intención de Dios es recobrar Su título de propiedad, Sus derechos legales, sobre toda la tierra por medio de Cristo en la iglesia, es decir, por medio de Cristo en la casa y por medio de Cristo en la ciudad. Por consiguiente, se necesita el monte santo, el monte Sion. No sólo necesitamos a Cristo, sino a Cristo en Sion, a Cristo en el monte santo. Así pues, hemos visto que la cabeza de playa, el peldaño, que le permitirá a Dios tomar posesión de la tierra es la iglesia. La edificación de la iglesia no es un asunto insignificante, pues es la clave para que se cumpla el propósito de Dios. Ésta es Su obra; no la nuestra, y nosotros no tenemos ninguna ambición al respecto. Sin embargo, sentimos la carga hoy de que Dios pueda obtener esta clave. Sin la casa, sin la ciudad, Dios no tiene una cabeza de playa para poder regresar y recobrar la tierra.

  En los pasados años e incluso en el presente hemos visto que si en algún lugar y en algún momento hay una verdadera expresión de Dios, allí también se encontrará la presencia de Dios, y allí se percibirá la unción de Dios. Dios respalda tanto esta expresión porque ella es la clave para que Su propósito se cumpla en la tierra. Él necesita una iglesia, una iglesia apropiada. Él necesita una casa e incluso una ciudad que Él pueda considerar como un peldaño para poder regresar. Su anhelo más grande y más vivo es poner Sus pies sobre la tierra, pero hasta ahora no dispone de un peldaño; no hay ningún lugar donde pueda poner Sus pies. Él anhela recobrar toda la tierra de la mano usurpadora de la serpiente, pero sin una cabeza de playa establecida aquí, le es difícil lograrlo. Por lo tanto, Él está esperando que se manifieste una iglesia edificada aquí y allá, en tantas ciudades de la tierra.

  Todos los cinco libros de los salmos nos muestran que la tierra es el propósito final y máximo que Dios desea lograr. Él tiene que conquistar la tierra, recobrar la tierra y hacer que nuevamente esté bajo Su gobierno legítimo. Es por ello que el Señor nos enseñó a orar en Mateo 6:9-10: “Hágase Tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra”; sin embargo, Su voluntad aún no se ha llevado a cabo en la tierra. Es por ello que Él nos enseñó a orar: “Santificado sea Tu nombre”; sin embargo, Su nombre aún no es santificado en la tierra. Es por ello que también nos enseñó a orar: “Venga Tu reino”; sin embargo, Su reino aún no ha venido. El salmo 8 dice: “Oh Jehová, Señor nuestro, / ¡cuan excelente es Tu nombre en toda la tierra!”; sin embargo, Su nombre aún no es excelente en toda la tierra. Dios está esperando a que sean edificadas las iglesias locales. Una vez que obtenga esto, Su nombre será santificado, Su reino vendrá, Su voluntad será hecha en la tierra como en el cielo y Su nombre será excelente en toda la tierra. La edificación de las iglesias locales es algo formidable.

  En los cuatro o cinco siglos que han transcurrido desde la Reforma, el Señor ha recobrado muchas cosas. Él ha recobrado plenamente la predicación del evangelio. Desde los comienzos del siglo pasado hasta el año de 1930, el evangelio fue llevado a casi todos los rincones de la tierra. Adondequiera que uno vaya hoy en día, en cualquiera de las ciudades principales, allí es predicado el evangelio, y allí se halla cierto número de creyentes. El Señor ha dedicado mucho tiempo para propagar Su evangelio en toda la tierra y para producir a tantos creyentes. Ahora, en esta situación, ¿qué más necesita el Señor recobrar? Sin duda alguna, Él necesita recobrar la edificación práctica de Sus iglesias locales en muchos lugares y con tantos creyentes como los materiales. Es completamente razonable llegar a esta conclusión. Hoy, antes de Su pronto regreso, Él necesita obtener este edificio en la tierra, al menos en todas las ciudades principales. Pero, ¿dónde se encuentra este edificio? ¿Acaso se encuentra en tantos pequeños grupos libres, denominaciones y organizaciones? Por supuesto que no. Es en las iglesias locales que Él está recobrando el edificio en términos prácticos a fin de facilitar Su regreso.

  Hoy vivimos en una época muy crucial. Nos encontramos en un punto muy estratégico de la historia. El fruto de la obra de Dios en la tierra hoy es tremendo. Quiera el Señor tener misericordia de nosotros y concedernos Su gracia para que podamos avanzar con Él. Quiera Él abrir nuestros ojos para que veamos y apreciemos Su recobro. Apreciamos las demás obras que se llevan a cabo para el Señor, pero la obra única y estratégica del Señor hoy es la edificación práctica de las iglesias locales en las principales ciudades de la tierra. Al cabo de unos cuantos años usted verá lo que se manifestará en toda la tierra. El Señor respaldará este mover. Él necesita obtener la edificación de la casa y de la ciudad a fin de poder recobrar toda la tierra. Ésta es nuestra carga. Por esta razón, hemos invertido tanto tiempo estudiando el libro de Salmos. No hay otro libro, ni siquiera en el Nuevo Testamento, que revele estas cosas tan claramente como el libro de Salmos. Las iglesias locales son el peldaño, la cabeza de playa, que le permitirá al Señor tomar posesión de la tierra y cumplir Su propósito. Él ciertamente logrará esto. ¡Cuán glorioso será esto! ¡Cuán maravilloso será lo que experimentaremos en ese momento!

  Cuanto más oramos-leemos el libro de Salmos, más vemos cuán bueno es que Dios nos haya hecho volver de la ley a Cristo, que Él nos haya llevado de Cristo a la casa, que nosotros seamos agrandados de la casa a la ciudad, y que desde la ciudad Él esté recobrando toda la tierra. De este modo, el propósito de Dios se cumplirá, y entonces todos exclamaremos: “Oh Jehová, Señor nuestro, ¡cuán excelente es Tu nombre en toda la tierra! ¡Aleluya!”.

  Dejamos por Jesús la ley, En Él ponemos nuestra fe Su gloria hace comprender     ¡Que el todo Cristo es!

      ¡El todo Cristo es!     ¡El todo Cristo es!     Su gloria hace comprender     ¡Que el todo Cristo es!

  Nos trajo Cristo a disfrutar Con nuestro Dios Su dulce hogar; ¡Oh aleluya! ¿Quién dirá?     ¡Cuán dulce es este hogar!

      ¡Cuán dulce es este hogar!     ¡Cuán dulce es este hogar!     ¡Oh, aleluya! ¿Quién dirá?     ¡Cuán dulce es este hogar!

  Su casa se hace la ciudad, ¡Que a las naciones gozo da! En donde Dios puede reinar—     El monte de Sion.

      El monte de Sion,     El monte de Sion,     En donde Dios puede reinar—     El monte de Sion.

  La tierra Cristo ganará, Su reino se establecerá, Y desde Sion prorrumpirá     El gozo del Señor.

      El gozo del Señor,     El gozo del Señor,     Y desde Sion prorrumpirá     El gozo del Señor.

  Por Cristo Dios tendrá Su hogar, Que crecerá en la ciudad, La tierra así conquistará,     Nos damos a Su plan.

      Nos damos a Su plan,     Nos damos a Su plan,     La tierra así conquistará,     Nos damos a Su plan.

  (Himnos, #372)

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