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Mensajes del libro «Cultivar la siguiente generación para la vida de iglesia»
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LECCIÓN ONCE

TENER EL AUMENTO DE LA IGLESIA TAMBIÉN POR MEDIO DE LA OBRA CON LOS NIÑOS

  Lectura bíblica: Hch. 1:8; 2:38-39; 1 Co. 3:8; Lc. 1:77; Mt. 13:3; Ro. 1:16

  1. Hace muchos años no sabíamos que los niños podían ser un gran potencial para el evangelio; nosotros le dimos énfasis a la predicación del evangelio pero descuidamos el hecho de que los niños también podían ser fruto del evangelio—Hch. 2:38-39; Mt. 28:19-20:
    1. Tal vez estemos haciendo lo mejor que podemos por predicar el evangelio, pero si le prestamos la atención adecuada a la obra con los niños, con el tiempo muchos más hermanos y hermanas serán criados apropiadamente en la iglesia:
      1. Incluso, si sólo la mitad de los niños entrasen en la vida de iglesia, nosotros tendríamos miles de santos más reuniéndose con nosotros.
      2. Esta es una manera mucho más efectiva de ganar el aumento que la predicación del evangelio; más aún, los que son ganados de esta manera tendrán un buen fundamento.
    2. Una vez los niños son salvos, ellos llegan a ser nuestros hermanos y hermanas jóvenes. Después que se gradúan de la escuela primaria, al llegar a la escuela intermedia, ellos se convierten en semillas del evangelio—Mt. 13:3; Jn. 12:24:
      1. Cuando laboremos en las escuelas, ellos se convertirán en nuestros ayudantes dentro de las escuelas y nos traerán a sus compañeros de clase; de esta manera será más fácil trabajar en las escuelas intermedias.
      2. Los hermanos y hermanas jóvenes en una escuela intermedia se pueden comparar con pequeñas semillas; están esperando brotar respondiendo a nuestro llamado para llevar a sus compañeros de clase a la salvación.
    3. Cuando ellos entren a la escuela preparatoria, otra vez se convierten en semillas del evangelio; durante sus tres años de escuela preparatoria, podríamos llevar hasta el triple de personas a la salvación.
    4. Cuando estos santos jóvenes terminan la escuela preparatoria y entran a la universidad, ellos son semillas del evangelio en sus universidades; de esta manera, el número de personas que son salvas se multiplica continuamente.
    5. Supongamos que se comienza a cultivar a estos niños en las reuniones de niños desde que tienen seis años de edad y son salvos; ellos se seguirán cultivando por tres años de escuela intermedia, tres años de escuela preparatoria, y cuatro años de universidad; En total, recibirán dieciséis años de educación espiritual y de ser cultivados espiritualmente.
    6. No debemos hacer un trabajo meramente entre los niños de la iglesia; nuestro trabajo debe incluir a los niños fuera de la iglesia; esta es la obra del evangelio con los niños—cfr. Ro. 9:24:
      1. En cada reunión de niños que se lleva a cabo en los hogares, con frecuencia se debe predicar el evangelio e invitar a nuestros parientes y a los niños de nuestros vecinos; aunque algunos padres no vendrán, si permitirán que sus hijos vengan.
      2. Creemos que muchas personas serán traídas mediante la obra evangélica con los niños; las reuniones de niños abrirán un camino para ganar a las personas, especialmente a los padres de los otros niños.
      3. No debemos limitar nuestra obra a los niños de los santos que están en nuestras reuniones; también debemos invitar a los niños de nuestros vecinos y amigos. Más aún, esperamos que cada hogar esté abierto para el evangelio.
    7. Si continuamos la obra con los niños, no podremos estimar los resultados a largo plazo; si laboramos con los niños, nuestros números crecerán continuamente—Hch. 2:47.
    8. Tenemos que darnos cuenta de que la obra con los niños es una carga crucial; cada localidad debe tener un empuje dinámico en la obra con los niños, debido a que hay un futuro mayor en la obra con los niños que en la obra en las universidades:
      1. Cuando predicamos el evangelio frecuentemente tenemos que salir para ganar a las personas; incluso, vamos a los recintos universitarios a ganar a las personas; estas personas están por los caminos y por los vallados—Lc. 14:23.
      2. Hay un solo grupo de personas que no está por los caminos: los niños en nuestros hogares.
      3. La gente por los caminos puede venir hoy o mañana, pero la gente en nuestros propios hogares siempre estará ahí; además, nuestros hijos pueden traer a otros niños.
  2. Nuestra obra para el Señor debe tener una perspectiva a largo plazo; seis años pasan muy rápido; y pronto los niños que están en el primer grado serán hermanos y hermanas jóvenes; cuando entren a la escuela intermedia podemos predicarles el evangelio a sus compañeros de escuela—Hch. 1:8; 1 Co. 3:8; 15:58:
    1. Mientras estén en la escuela intermedia, ellos llevarán algunos de sus compañeros de clase a la salvación—Lc. 1:77; Mt. 13:3.
    2. Después de graduarse, ellos seguirán a la escuela preparatoria y se convertirán en semillas del evangelio en la escuela preparatoria; durante sus tres años de escuela preparatoria, ellos llevarán hasta el triple de estudiantes al Señor.
    3. Después de que estos hermanos y hermanas se gradúen, ellos seguirán a la universidad y se convertirán en semillas del evangelio en la universidad; esta clase de multiplicación es increíble—cfr. Jn. 12:24.
    4. Estos niños serían semillas del evangelio en la escuela intermedia, serían semillas del evangelio en la escuela preparatoria y serían semillas del evangelio en la universidad; ellos serían semillas durante todo el tiempo que estén en la escuela—Ro. 1:16.

Extractos de las publicaciones del ministerio:

  Nuestra obra para el Señor debe tener una perspectiva a largo plazo. Seis años pasan muy rápido; y pronto los niños que están en el primer grado serán hermanos y hermanas jóvenes. Cuando entren a la escuela intermedia podemos predicarles el evangelio a sus compañeros de escuela. Cuando entren a la escuela preparatoria, podemos conducir a muchos de sus compañeros de clase a que sean salvos. Cuando entren a la universidad serán semillas del evangelio. De esta manera los jóvenes se multiplicarán año tras año. El beneficio será muy grande. Por ende, les ruego a los ancianos y a los colaboradores que promuevan el trabajo con los niños, que guíen a las hermanas a que tomen parte en esto y que seleccionen y entrenen a algunas hermanas jóvenes para sean las maestras. (The Collected Works of Witness Lee, 1967, t. 1, pág. 315)

LOS NIÑOS LLEGAN A SER SEMILLAS DEL EVANGELIO EN SUS ESCUELAS

  Dios ordenó que el hombre se fructificara y multiplicara y llenara la tierra (Gn. 1:28). Así que, el hombre se ha multiplicado, pero ¿cómo criamos nuestros hijos? Hace muchos años no sabíamos que los niños podían ser un gran potencial para el evangelio. Le dimos énfasis a la predicación del evangelio pero descuidamos el hecho de que los niños también podían ser fruto del evangelio. Cuando nos dimos cuenta de que los niños también se pueden considerar fruto del evangelio, tuve comunión con los hermanos pidiéndoles que trabajaran con la meta de tener diez mil niños en Taipéi. Si nosotros lo hubiéramos llevado a cabo en aquel tiempo y hubiéramos contactado a diez mil niños, la mayoría de ellos serían hoy hermanos y hermanas adultos. No podemos garantizar que cada niño hubiera sido salvo, pero al menos el ochenta por ciento de los niños se hubiera salvado. Esto equivaldría a ocho mil niños. En adición a esto, los diez mil niños no era un número fijo. Cada año se nos hubieran añadido nuevos niños.

  Una vez los niños son salvos, ellos se convierten en nuestros hermanos y hermanas jóvenes. Después que se gradúan de la escuela primaria ellos se convierten en semillas del evangelio en la escuela intermedia. Cuando trabajemos en las escuelas, ellos se convertirán en nuestros ayudantes dentro de las escuelas y nos traerán a sus compañeros de clase. De esta manera, será más fácil trabajar en las escuelas intermedias. Es difícil llevar el evangelio a una escuela donde no hay santos que sean maestros o estudiantes. Sin embargo, los hermanos y hermanas jóvenes en una escuela intermedia se pueden comparar con pequeñas semillas; están esperando brotar respondiendo a nuestro llamado para tener a sus compañeros de clase a la salvación. Cuando ellos entren a la escuela preparatoria, otra vez se convierten en semillas del evangelio. Durante sus tres años de escuela preparatoria, podríamos llevar hasta el triple de personas a la salvación. Cuando estos santos jóvenes terminan la escuela preparatoria y entran a la universidad, ellos son semillas del evangelio en sus universidades. De esta manera, el número de personas que son salvas se multiplica continuamente. Esto es verdaderamente algo grandioso. (Crucial Words of Leading in the Lord’s Recovery, Book 5: Concerning Various Aspects of Church Service, págs. 83-84)

LA OBRA CON LOS NIÑOS

  Había cuatro mil niños en las reuniones de niños cuando regresé a Taiwán en 1966 y 1967 y les dije a los hermanos que se fijaran la meta de tener diez mil niños en las reuniones. También les pedí a los hermanos que perfeccionaran a los hermanos y hermanas de la escuela intermedia y preparatoria para que sean ayudantes en la enseñanza de los niños. Estos niños serían semillas del evangelio en la escuela intermedia, serían semillas del evangelio en la escuela preparatoria y serían semillas del evangelio en la universidad. Serían semillas durante todo el tiempo que estén en la escuela.

  Supongamos que el niño más joven en el trabajo con los niños tenía seis años en 1967. Ahora él tendría veintitrés años. Si entonces hubiéramos tenido diez mil niños en el trabajo con los niños, hoy por lo menos habría cinco mil santos en la vida de iglesia. Estos cálculos muestran que nuestro “negocio” ha fracasado; hemos perdido mucho tiempo y gastado mucho esfuerzo. Aunque hemos estado ocupados en la vida de iglesia, no hay más de tres mil quinientos santos en las reuniones de la iglesia en Taipéi. Si hubiéramos seguido la obra con los niños desde 1967 hasta hoy, los niños que tenían seis años en 1967 ahora tendrían veintitrés, y los que tenían doce tendrían veintinueve años. Incluso, si sólo la mitad de los niños hubiesen entrado en la vida de iglesia, nosotros tendríamos cuatro o cinco mil santos reuniéndose con nosotros. (Crucial Words of Leading in the Lord’s Recovery, Book 3: The Future of the Lord’s Recovery and the Building Up of the Organic Service, pág. 36)

  * * *

  Hace dieciocho años, en 1966, tuvimos comunión acerca de la obra con los niños. Un niño que tenía doce años de edad en ese tiempo, ahora tendría treinta. En otras palabras, los niños que cuidamos en 1966 tienen ahora por lo menos treinta años de edad. Si hubiéramos trabajado con diez mil niños en 1966, hoy tendríamos diez mil hermanos y hermanas jóvenes. Puede que algunos digan que nuestra situación actual es según la voluntad de Dios; de lo contrario, hubiera creyentes falsos entre nosotros. Sin embargo, primero debemos tener cantidad antes de tener calidad. Claro está, no todos los niños hubieran permanecido, pero por lo menos el sesenta por ciento sí hubiera permanecido; al menos seis mil de entre los diez mil estarían hoy en la vida de iglesia. Ahora estamos ocupados haciendo lo más que podemos por predicar el evangelio, pero el número de personas que hemos salvado todavía no llega a los seis mil. Si comenzando en 1966, la iglesia en Taipéi se hubiera enfocado sólo en el trabajo con los niños, hubiera al menos seis mil hermanos y hermanas jóvenes que habrían sido apropiadamente criados en la iglesia. Tenemos que considerar este asunto cuidadosamente. (pág. 19)

  * * *

  Para este trabajo necesitamos un grupo de hermanas que se dediquen a cuidar de los niños el día del Señor. Si una hermana cuida de diez niños, trescientas hermanas pueden cuidar de tres mil niños. La iglesia puede enviar un anuncio formal para notificar a los santos para que juntos coordinen este asunto. Luego, el día del Señor en la mañana muchas hermanas pueden coordinar juntas; algunas podrían tomar a los niños, otras pueden cuidar de los más pequeños y otras pueden enseñar a los más grandes. Si las hermanas están dispuestas a laborar fielmente en esto, cuando los niños que ahora tienen cinco o seis años tengan once o doce años de edad, ellos serán salvos y bautizados. Habrá diez mil santos jóvenes. Esta es una manera mucho más efectiva de ganar el aumento que la predicación del evangelio. Más aún, los que son ganados de esta manera tendrán un buen fundamento. Después que son salvos, ellos entrarán a la escuela intermedia y serán semillas del evangelio; ellos pueden iniciar la predicación del evangelio en sus escuelas. De esta manera nos multiplicaremos constantemente. ¡Qué preciosa será esta obra! (The Collected Works of Witness Lee, 1967, t. 1, pág. 297)

  * * *

  Hay al menos unos cuantos miles de unidades familiares entre los santos en Taipéi y todas estas familias tienen niños. Cuando hablamos de niños nos referimos a jovencitos entre las edades de seis y doce años, es decir, estudiantes de escuela primaria desde el primer hasta el sexto grado. Creemos que hay más de dos mil niños de estas edades entre nosotros. También hay muchos más niños en las familias de nuestros vecinos, amigos, parientes, compañeros de trabajo y compañeros de clase. No debemos hacer un trabajo meramente entre los niños de la iglesia. Nuestra obra debe incluir a los niños fuera de la iglesia. Esta es la obra evangélica con los niños. Los habitantes de esta isla estarían felices que sus hijos conozcan la verdad del Señor y ganen beneficios genuinos. Esto es algo grandioso y tenemos que hacer lo mejor que podamos para promoverlo. La iglesia en Taipéi para el próximo verano, o a más tardar para fines de año, puede tener al menos cinco mil niños que están bajo la enseñanza de los hermanos y hermanas y que están escuchando la verdad cada semana.

  Tal vez tengamos sólo mil niños, pero esperamos que después de un año o menos podamos tener cinco mil niños. Los niños que al presente tienen seis años de edad se graduarán de la universidad en dieciséis años, y los niños que tienen ahora doce años de edad se graduarán de la universidad en diez años. Si continuamos la obra con los niños, no podremos estimar los resultados a largo plazo. Después de que los niños sean salvos y se gradúen de la escuela primaria, ellos serán semillas del evangelio en la escuela intermedia; después que se gradúen de la escuela intermedia, ellos serán semillas del evangelio en la escuela preparatoria; y después que se gradúen de la escuela preparatoria, ellos serán semillas del evangelio en la universidad. Si laboramos con los niños, nuestros números crecerán continuamente. Creemos que si comenzamos con cinco mil niños y continuamos este trabajo por quince o dieciséis años, serán traídos a la iglesia más de diez mil o veinte mil jóvenes como resultado del trabajo con los niños. Este es un número considerable. (Crucial Words of Leading in the Lord’s Recovery, Book 3: The Future of the Lord’s Recovery and the Building Up of the Organic Service, págs. 194-195)

LA OBRA EVANGELÍSTICA CON LOS NIÑOS

  Otro asunto es la obra del evangelio con los niños. Nosotros debemos asignar al menos a diez servidores a tiempo completo para que se concentren en los niños. Lo mejor sería que la mayoría sean hermanas. Al presente, no vienen más de quinientos niños a las reuniones. Esperamos poder aumentar este número a mil niños. Las reuniones con los niños se deben llevar a cabo en los hogares. No debe haber más de doce niños en una clase y pueden tener tres hermanos o hermanas de la escuela preparatoria como sus maestros. Los colaboradores que sirven a tiempo completo deben promover esta obra, preparar los materiales de enseñanza y cuidar de todos los otros asuntos.

  En cada reunión de niños que se lleva a cabo en los hogares, con frecuencia se debe predicar el evangelio, e invitar a nuestros parientes y a los niños de nuestros vecinos. Aunque algunos padres no vendrán, sí permitirán que sus hijos vengan. Creemos que muchas personas serán traídas mediante la obra del evangelio con los niños. Espero que nosotros tengamos dos mil niños para la próxima primavera, tres mil para el verano y cuatro mil para el próximo otoño. Esta obra tiene un gran futuro. Si tomamos esta manera, la iglesia en Taipéi tendrá diez mil niños de aquí a dos o tres años. Por lo menos, de dos a tres mil niños de entre estos diez mil no serán hijos de los santos. Las reuniones de niños abrirán un camino para ganar a las personas, especialmente a los padres de los otros niños. (págs. 148-149)

  * * *

  En el futuro, los colaboradores a tiempo completo animarán a que se predique el evangelio en los recintos universitarios, en los hogares, a los niños y en la comunidad. Se necesitan servidores a tiempo completo para el evangelio en los recintos universitarios y en las escuelas; de lo contrario, será difícil mantener la obra del evangelio. En cuanto a la obra con los niños, aunque los estudiantes de escuela intermedia y secundaria pueden enseñar en las reuniones de niños, la obra con los niños avanzará por los servidores a tiempo completo, debido a que ellos prepararán el material y harán un horario. El número de los niños en la iglesia en Taipéi ha disminuido a quinientos porque hay una carencia de colaboradores que lleven adelante la obra. Si vamos a propagar el trabajo con los niños tenemos que predicar el evangelio. No debemos limitar nuestro trabajo a los niños de los santos que están en nuestras reuniones; también debemos invitar a los niños de nuestros vecinos y amigos. Además, esperamos que cada hogar se abra para el evangelio. Esto requiere que los colaboradores visiten a los santos para animarles a abrir sus casas, y a los santos que están dispuestos a abrir sus casas los colaboradores los ayuden a que hablen. Inicialmente, los colaboradores tendrán que tomar la delantera en los hogares, pero después de varias veces que se predique el evangelio, los santos mismos podrán cuidar de la reunión. Debemos ser flexibles en nuestra práctica. Por un lado, los colaboradores deben salir y animar a los santos, y por el otro, los santos no deben depender de los ancianos y los colaboradores; ellos deben aprender a hacer las cosas por sí mismos. (pág. 160)

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  Tenemos que darnos cuenta de que la obra con los niños es una carga crucial. Cada localidad debe tener un empuje dinámico en la obra con los niños debido a que hay un futuro mayor en la obra con los niños que en la obra en las universidades. Por lo general, es más fácil traer a los niños, y una vez que entran, usualmente permanecen. Nuestra historia confirma este hecho. La iglesia en Manila es un ejemplo. La mayoría de los santos en la iglesia en Manila fueron ganados por la obra con los niños. El noventa por ciento de las iglesias en las Filipinas se mantienen firmes debido a los santos que están en sus treinta años de edad y la mayoría de estos santos crecieron en la iglesia y asistieron a las reuniones de niños.

  Cuando predicamos el evangelio, frecuentemente tenemos que salir a ganar a las personas; incluso, vamos a los recintos universitarios a ganar a las personas. Estas personas están por los caminos y por los vallados (Lc. 14:23). Hay un solo grupo de personas que no están por los caminos: los niños en nuestros hogares. ¿Por qué no trabajamos con nuestros propios hijos? La gente por los caminos puede venir hoy o mañana, pero la gente en nuestros propios hogares siempre están ahí. Además, nuestros hijos pueden traer a otros niños. Por tanto, ellos deben ser un enfoque crucial de nuestra obra. Esta obra es duradera y permanece. Un niño que tiene seis años de edad hoy, tendrá trece en siete años. Esa es una buena edad para entrar en la vida de iglesia. Cuando ellos entren a la vida de iglesia serán nuestros hermanos y hermanas jóvenes. Cuando ellos entren en la escuela secundaria, ellos serán semillas del evangelio. A través de ellos será más fácil para nosotros trabajar en las escuelas intermedias. (págs. 218-219)

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  Aun en nuestro vecindario debe haber una reunión de niños que no sea considerada como una reunión de niños de la iglesia. Esta es la obra con los niños que se lleva a cabo en el vecindario de los santos. Es fácil establecer dos reuniones de niños. Cada semana una hermana podría encargarse de dos reuniones de niños con la ayuda de cuatro ayudantes. En un día, dos hermanas pueden ayudar a esta hermana a cuidar de veinte niños. Quizás en otra tarde, dos hermanas diferentes la ayuden a cuidar de otra reunión de unos quince a veinte niños. Podemos juntar en nuestro hogar un grupo de niños de nuestro vecindario. Les podemos pedir a los niños que se sienten en la alfombra. Ni siquiera es necesario que haya un piano. No hay necesidad de materiales o textos; sólo se necesita una persona viviente. Esta persona puede cantarles un canto a los niños. En menos de dos meses podemos levantar dos reuniones de niños. Después de seis meses tendremos seis reuniones de niños. No es necesario que sólo una hermana se encargue directamente de todas las reuniones, porque habrá otras hermanas que sigan su ejemplo y tendrán sus propias reuniones. Es posible que haya diez reuniones bajo la dirección de una hermana. Esto podría extenderse hasta que lleguen a reunirse más de mil niños. Todos estos niños están ligados a sus padres. Así que, por medio de los niños muchas casas se abrirán para que la iglesia las evangelice. Esta es la obra con la comunidad. Estas son las puertas cálidas, y los padres nos darán la bienvenida. Aunque la gente hoy está ocupada en muchas cosas y aparentemente parece que no están abiertos al evangelio, la mejor manera de vencer esto es tener reuniones de niños en nuestros propios hogares. La responsabilidad de la obra en la comunidad recae sobre los ancianos. (Talks Concerning Church Services, parte 2, págs. 39-40)

PREDICAR EL EVANGELIO A LOS NIÑOS

  La tercera manera en que podemos predicar el evangelio es predicar el evangelio a los niños. Para esto se requiere que las hermanas asuman la responsabilidad. No es necesario usar el salón de reuniones para realizar esta reunión del evangelio; lo mejor es reunirse en los hogares de los santos. Aprovechen los fines de semana para reunir a los niños del vecindario en sus casas y también inviten a los hijos de sus parientes y amigos. Frecuentemente los padres son salvos por medio de sus hijos, así que no menosprecien la obra con los niños. Si a partir de hoy en adelante dedicamos nuestros esfuerzos a la obra del evangelio con niños de seis a doce años de edad, al cabo de diez o doce años, ellos serán los que se levanten para asumir la responsabilidad en el servicio de la iglesia. Esta manera de laborar parece ser muy lenta, pero en realidad es muy rápida, y además es muy provechosa. (La verdad, la vida, la iglesia y el evangelio: Las cuatro grandes columnas en el recobro del Señor, pág. 143)

  * * *

  En el pasado las reuniones de niños siempre se llevaban a cabo en el local de reunión y eran principalmente dirigidas por los jóvenes. Ahora la obra del evangelio en los recintos universitarios y en las escuelas intermedias y preparatorias está muy activa y todos los jóvenes tienen servicios específicos en este trabajo. Por ende, ellos no pueden cuidar ya más de los niños. Por tanto, necesitamos depender de los santos mayores, para que ellos inviertan tiempo y esfuerzo en enseñar a los niños. [...] Los santos mayores podrían usar sus hogares. Después que los niños salen de la escuela, los santos mayores podrían abrir sus hogares y preparar una merienda para recibir a los niños. Luego pueden cantar con los niños, contarles historias y guiarlos a conocer a Dios.

  Cada uno de nosotros puede hacer estas tres cosas: orar cada día, unirse a las reuniones de grupo pequeño, ir a tocar puertas y tener reuniones de hogar cada semana. Lo cuarto es cuidar de los niños. Espero que más personas puedan recibir la carga de abrir sus hogares y cuidar de los niños. Hace veinte años les dije que debemos tener diez mil niños en Taipéi y que diez años después tendríamos diez mil hermanos y hermanas jóvenes. Si los santos hubieran tomado esta palabra y la hubieran puesto en práctica, hoy tendríamos de veinte a treinta mil jóvenes. Además, ganar personas de esta manera es muy seguro, porque ellos son enseñados por nosotros y reciben el evangelio de nosotros desde su juventud. Así que, ellos serán muy sólidos. Si este fuera el caso, muchos santos jóvenes no necesitarán poner a un lado la obra del evangelio que llevan a cabo en la escuela para hacer una obra con los niños. Espero que desde ahora en adelante los santos de mayor edad tomen la carga y tomen la delantera en hacer esto en sus hogares. El efecto a largo plazo es muy prometedor. (Being Up-to-Date for the Rebuilding of the Temple, págs. 46-47)

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