
Lectura bíblica: 1 P. 2:2; He. 5:12-14; 1 Co. 3:6b; Col. 2:19; 1:28; Ef. 4:13b; Jn. 3:29-30a; 15:1, 5, 8; Ef. 4:16
En el capítulo anterior, vimos la esencia intrínseca de la iglesia para su existencia orgánica. Ahora queremos ver el crecimiento intrínseco de la iglesia para su incremento orgánico. La esencia es para la existencia y el crecimiento es para el incremento. Un niño es un ser orgánico, algo viviente, y su principio tiene lugar al momento de nacer. Después del nacimiento, la necesidad más grande de un niño es crecer. La iglesia también es orgánica, llena de vida. La iglesia no es una organización sin vida. Debemos olvidarnos del concepto común de que la iglesia es una organización o algún club social. Es verdad que la iglesia es una entidad corporativa, pero no es algo que ha sido organizado. La iglesia es algo que ha nacido.
La Biblia llama a este nacimiento regeneración. Pablo fue regenerado hace más de mil novecientos años y yo fui regenerado hace solamente sesenta y cuatro años. Todo aquel que ha creído en el Señor ha sido regenerado en cierto momento de su vida. Sin embargo, a los ojos de Dios todos fuimos regenerados al mismo tiempo. Primera Pedro 1:3 dice: “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que según su grande misericordia nos hizo renacer para una esperanza viva, por la resurrección de Jesucristo de los muertos”. Este es un versículo crucial. Este versículo nos dice que Dios nos hizo renacer a todo Su pueblo escogido. Nosotros no fuimos regenerados aparte. Según 1 Pedro 1:3 todos fuimos regenerados cuando el Señor Jesús fue resucitado. Fuimos regenerados por medio de Su resurrección.
Los innumerables creyentes, no importa cuántos millones haya, son como un solo hombre a los ojos de Dios. Este hombre universal es el nuevo hombre (Ef. 2:15). La Cabeza de este nuevo hombre es Cristo, y el Cuerpo de este nuevo hombre es la iglesia. La iglesia es el Cuerpo de Cristo. Este no es el Cristo individual, sino el Cristo corporativo, el Cristo agrandado.
La esencia de la iglesia es la vida divina, la cual es el Dios Triuno procesado que se dispensa. Todos hemos sido regenerados con esta vida divina. La iglesia ahora está creciendo en esta vida, por esta vida, con esta vida, y por medio de esta vida. El crecimiento de la iglesia es su crecimiento intrínseco, su crecimiento orgánico. Este crecimiento orgánico no tiene nada que ver con organización.
El crecimiento intrínseco de la iglesia tiene lugar por medio de que los miembros de Cristo se alimenten con la leche no adulterada y con el alimento sólido de la palabra (1 P. 2:2; He. 5:12-14). Un párvulo no crece por medio de esfuerzo propio. El no crece por estirar sus pies y gritar: “¡Déjenme crecer!” El crece por medio de comer. Cuanto más come, más crece. Uno de mis nietos tuvo un tamaño muy pequeño cuando nació, y fue necesario que se le pusiera en una incubadora. Sin embargo, hoy en día él es un muchacho grande y fuerte, debido a que él ha estado comiendo todos estos años, ingiriendo toda la rica y nutritiva comida de los Estados Unidos. El ha estado bebiendo leche y comiendo todos los productos ricos de los Estados Unidos.
Como miembros del Cuerpo de Cristo, debemos beber la leche no adulterada de la palabra para que podamos crecer. Luego debemos comer el alimento sólido de la palabra para así crecer aún más. Comer de la palabra nos hace crecer de una manera fuerte. La Palabra está llena de comida, pero algunos, cuando leen la Biblia, sólo obtienen conocimiento en cuanto a la letra. Esto es una vergüenza porque los sesenta y seis libros de la Biblia son un menú de Cristo. Cristo es nuestra verdadera comida y cada una de las páginas de la Biblia es una descripción de este rico Cristo. El es expresado o está implícito a lo largo de la Biblia. En realidad, el Cristo implícito es más rico y más nutriente que el Cristo expresado. Cuando venimos a la Biblia debemos acercarnos con un corazón que busque a Cristo. Debemos orar “Señor, vengo a Tu Palabra. No me importan solamente las enseñanzas, sino Tú. Señor, aliméntame contigo mismo mediante esta Palabra”. Todos nosotros debemos orar de esta manera.
La Biblia está llena de Cristo. Sin Cristo, este libro llega a ser un libro vacío. La Biblia es como una cáscara de maní. Ella contiene a Cristo como su contenido vital. Sin Cristo, la Biblia es como una cáscara vacía. Si tenemos un corazón para Cristo, El nos nutrirá con El mismo cuando vengamos a la Palabra. Cuando nos acerquemos a la Biblia, debemos tener plena fe en que Dios existe y en que El es galardonador de aquellos que le buscan (He. 11:6). En todo el universo el ser más maravilloso es Dios. El es el Espíritu; El es invisible, sin embargo El es tan real (Jn. 4:24) y El es el contenido de la Biblia.
He estudiado la Biblia por más de sesenta años. También he estudiado la historia del mundo, y he estado observando la situación mundial muy de cerca durante todos estos años. Como estudiante serio de la Biblia, he llegado a entender muchas de las profecías concernientes a la historia del mundo, incluyendo muchas de las cosas que están ocurriendo actualmente. En el tiempo que he vivido he visto cumplidas muchas de las profecías de la Biblia. El cumplimiento de estas profecías muestra cuán maravillosa y asombrosa es la Biblia.
En 1925 cuando yo era un joven como de diecinueve años, descubrí la profecía de la Biblia, que la nación de Israel sería restaurada (Mt. 24:32). Yo sabía que los judíos habían perdido su tierra natal y que ellos habían sido esparcidos por toda la tierra. Ellos fueron dispersados y esparcidos de tal forma que se hicieron ciudadanos de muchos países diferentes. Yo creía en la Palabra de Dios, pero en mi mente había una duda. ¿De qué manera podría tal raza ser recobrada para volver a ser una nación? Esto parecía imposible, sin embargo la Biblia claramente indicaba que esto ocurriría. En 1948, hace cuarenta y un años, estaba yo trabajando en Shangái cuando dieron las noticias de que la nación de Israel había sido restaurada. Me emocioné mucho cuando oí estas noticias porque yo sabía que esto era el cumplimiento de la profecía del Señor.
La Biblia también profetizó en Lucas 21:24 que con el tiempo la ciudad de Jerusalén sería devuelta al pueblo de Israel. Jerusalén fue tomada por el rey de Babilonia, Nabucodonosor, hace aproximadamente veintiséis siglos, es decir, 600 años a. de C. El Señor Jesús profetizó en Lucas 21:24 que “Jerusalén seria hollada por las naciones hasta que los tiempos de los gentiles se cumplieran”. Desde los tiempos de Nabucodonosor, Jerusalén fue hollada por los gentiles durante los siglos. Me preguntaba cómo sería posible que los judíos recobraran Jerusalén. Diecinueve años después de que la nación de Israel había sido restaurada, en 1967, la ciudad de Jerusalén fue reclamada por los judíos. Este fue otro cumplimiento maravilloso de una profecía bíblica. Cuando oí esas noticias, me emocioné mucho, porque yo sabía de la profecía en Lucas 21:24.
Otro maravilloso cumplimiento de una profecía puede verse en la interpretación de la imagen en Daniel 2, la cual fue parte del sueño del rey Nabucodonosor. La interpretación de Daniel acerca de esta imagen es en realidad una profecía concerniente a las naciones de la tierra. Daniel 2:31-34 dice: “Tú, oh rey, veías y he aquí una gran imagen. Esta imagen, que era muy grande, y cuya gloria era muy sublime, estaba en pie delante de ti, y su aspecto era terrible. La cabeza de esta imagen era de oro fino; su pecho y sus brazos, de plata; su vientre y sus muslos, de bronce; sus piernas, de hierro; sus pies, en parte de hierro y en parte de barro cocido”.
Todos los que estudian la Biblia y que están familiarizados con las profecías saben que la imagen es figura de la situación política del mundo comenzando con Nabucodonosor. La cabeza de oro simboliza a Nabucodonosor, el rey de Babilonia, y por consiguiente al Imperio Babilónico (vs. 37-38). Su pecho y sus brazos de plata simbolizan el imperio Medo-Persa (v. 39). Su vientre y sus muslos de bronce simbolizan el imperio de Macedonia y Grecia bajo Alejandro Magno (v. 39). Después del Imperio Griego, está el Imperio Romano (v. 40). Este es simbolizado por las dos piernas de hierro, indicando su tremenda fuerza. Las dos piernas significan que el Imperio Romano fue dividido en dos partes, el Imperio Romano de oriente y el Imperio Romano de occidente.
Los cuatro reinos están simbolizados por el oro, la plata, el bronce y el hierro. El primero es oro, indicando que su principio es más glorioso. La gloria se reduce con cada metal que le sigue, sin embargo sigue siendo muy fuerte. Finalmente, los pies de la imagen son en parte de hierro y en parte de barro cocido representando las naciones en el período posterior a la caída de Roma, y anterior a la segunda venida de Cristo. Estas naciones serán en parte autocráticas y en parte democráticas.
En los primeros años de este siglo, el comunismo se infiltró en la sociedad humana. La revolución soviética ocurrió en 1917. Después de la Segunda Guerra Mundial, el comunismo tomó el control en China. La filosofía del comunismo era la jactancia de los comunistas. Pero en realidad, ellos sólo practicaban una dictadura o autocracia. Han pasado unos setenta años desde que el comunismo empezó a regir en Rusia. El comunismo es como el hierro de los pies de la imagen. Es fuerte para aplastar lo que se ponga en su camino, pero Dios tiene una manera de debilitar el hierro. La manera es mezclar el hierro con el barro. En estos días los pueblos de Europa oriental quienes son el barro, el polvo, se están levantando para enfrentarse con el hierro del comunismo y para debilitarlo. Por último, el hierro no puede manipular el polvo, y se paraliza, y queda lisiado. Esto demuestra el cumplimiento en Europa oriental de la profecía y nos muestra que estamos en la etapa del hierro y del barro de la imagen. Millones de personas se están levantando en Europa oriental. Recientemente, millones de personas se levantaron en la China Roja con un deseo de libertad. Cuando el barro se levanta, la fuerza del hierro se debilita.
Al final del sueño de Nabucodonosor, una piedra cortada no con mano, hirió a la imagen en sus pies de hierro y de barro cocido, y los desmenuzó (Dn. 2:34). Esta es la profecía concerniente a Cristo. El es la piedra cortada no por manos humanas, la cual bajará de los cielos para destruir la imagen, es decir, los reinos de la tierra, y desmenuzarlos. Entonces El se hará un gran monte, el reino de Dios, que llenará toda la tierra (Dn. 2:35; Ap. 11:15).
Todo lo que está escrito en la Biblia, al fin y al cabo, está relacionado con Cristo. Aun cuando leemos estas profecías, podemos encontrar alimento. Cristo como contenido de la Biblia es comida para nosotros. La Biblia es un libro inspirado por Dios. Esto quiere decir que en cualquier momento que venimos a la Biblia con un corazón que busca, el Espíritu de Dios estará con nosotros.
El Dios Triuno está íntimamente relacionado con la Biblia. Esta es la razón por la cual este libro es tan especial. Recuerdo una historia que pasó el siglo pasado. Un estadounidense incrédulo visitó un país latinoamericano y observó a un nativo de ese país que estaba sentado leyendo la Biblia. El estadounidense empezó a ridiculizar a esa persona porque estaba leyendo la Biblia. Ese nativo había sido caníbal antes de ser salvo, y respondió en esta manera: “Amigo, si esta Biblia no hubiera entrado en mi corazón, usted ya habría entrado en mi estómago”. El hecho de comer la Palabra de Dios lo había transformado, y ya no era más un caníbal salvaje. ¡Sólo la Biblia pudo hacer esto!
Hay muchos casos de personas que han sido cambiadas tan sólo por leer una porción de la Biblia. Este fue el caso de un hermano que luego llegó a ser un colaborador entre nosotros. Cuando él era joven, era un patriota muy activo y un nacionalista muy capaz. El odiaba los países extranjeros y su religión, el cristianismo. Un día, caminando por cierta montaña, entró en un templo de ídolos. Para su sorpresa, alguien había dejado allí una Biblia grande. Esta había estado allí por mucho tiempo porque estaba cubierta de polvo. La Biblia estaba abierta en el salmo 1. El, en su curiosidad, comenzó a leerlo. Mientras leía él pensaba: “¿Es esto lo que dice la Biblia?” Mientras leía y leía, comenzó a llorar, y rodó por el suelo en arrepentimiento. La lectura de la Biblia hizo que él se salvara. El fue cambiado a tal grado que decidió abandonar sus asociaciones políticas y hacerse un seguidor de Cristo. El tuvo la carga de llevar la Biblia por toda la China con el propósito de predicar el evangelio de Cristo. El me dijo esto personalmente, y después se hizo un colaborador nuestro. ¡Esto demuestra lo efectiva y maravillosa que es la Biblia!
Muchos cristianos pueden testificar que la Biblia ha tenido un impacto maravilloso en sus vidas. Para que nosotros podamos crecer, necesitamos la leche y la comida sólida que está en este libro. Si no comemos comida física por un período de tiempo, nos desnutriremos y con el tiempo nos moriremos de hambre. Si no leemos la Biblia durante una semana nos desnutriremos espiritualmente. Cuando leamos este libro con el deseo de buscar a Cristo, seremos alimentados. Miles de cristianos pueden testificar que cuando leen la Biblia, no solamente reciben el conocimiento en cuanto a la letra, sino que reciben a Cristo dentro de ellos. Este Cristo, como Espíritu vivificante, es comida para nosotros (Jn. 6:57; 1 Co. 15:45). Como Espíritu vivificante, El se está dispensando a Sí mismo en nosotros y nos está abasteciendo con El mismo como vida.
Cuando nosotros abrimos cualquier página de la Biblia, debemos leer con un corazón que busca, y orar así: “Señor, te amo, así que vengo a Tu Palabra. Sé Tú mi bebida y mi comida”. Cuando oremos de esta manera, nos daremos cuenta de que Cristo, quien es ahora el Espíritu vivificante, está dentro de nosotros dispensándose a Sí mismo y suministrándonos El mismo como nuestra comida. Este suministro de vida nos hará crecer. Yo creo que todos podemos testificar acerca de esto. Esto es lo maravilloso de la Biblia. No es simplemente un libro. Es un libro lleno de Cristo. Es un libro en el que nuestro Dios está completamente envuelto. Cuando tocamos este libro con un corazón que busca a Cristo, tocamos al Espíritu, recibimos al mismo Cristo vivificante y crecemos orgánicamente.
La iglesia crece por medio de comer y también mediante el riego del Cuerpo de Cristo por sus miembros dotados (1 Co. 3:6). Nosotros los creyentes somos plantas vivas que han sido plantadas en Cristo (1 Co. 3:6a, 9b). Cristo es nuestra buena tierra. El es la rica tierra en la cual hemos sido plantados y en la cual crecemos. Una vez que una planta ha sido plantada, es necesario que sea regada. California del Sur era una tierra muy seca con poca vida vegetal. Luego dicha región empezó a recibir aguas del estado de Nevada y el resultado fue que aquélla se ha convertido en una zona verde y hermosa. Los sistemas de riego de muchos jardines de California del Sur rocían los prados para tenerlos verdes y hacerlos crecer. En un sentido espiritual nosotros necesitamos tal riego para poder crecer. Pablo dijo: “Yo planté, Apolos regó” (1 Co. 3:6a). Necesitamos ser regados por las personas dotadas. Para nuestro crecimiento espiritual, necesitamos la comida que provee la Palabra y también necesitamos el riego que proveen las personas dotadas.
Si usted está en las reuniones de la iglesia, será bendecido, pues recibirá mucho riego. No importa cuánto tiempo le pase leyendo la Biblia en su casa, esto no puede reemplazar a las reuniones de la iglesia. Es posible que algunos santos estén enojados con los ancianos o con algún hermano o hermana en la iglesia. Ellos quizás piensen: “No necesito ir a las reuniones de la iglesia. Yo tengo la Biblia, así me quedaré en casa y leeré mi Biblia. El Señor es omnipresente, así que dedicaré el tiempo de la reunión para quedarme en casa y leer mi Biblia por dos horas”. Sin embargo, ellos se darán cuenta de que tal acción no será suficiente comparada con el gran beneficio recibido en las reuniones de la iglesia.
Tal vez usted diga que no le gustan las reuniones, pero ya sea que le gusten o no, allí están los que “riegan”. No importa qué tanto se esfuerce usted por conseguir algo en su casa fuera de las reuniones, allí en su casa no están los que “riegan”. Puede ser que las reuniones de la iglesia no le parezcan a usted muy buenas, pero aún así usted será regado en las reuniones. Es posible que algunos santos se duerman en las reuniones, con todo y eso, ellos experimentan el riego.
En las reuniones de la iglesia, nosotros siempre usamos la Biblia. Como ya hemos mencionado, Dios el Espíritu está íntimamente relacionado con este libro. Siempre que vamos a las reuniones de la iglesia, tocamos Su Palabra, así que siempre recibimos algo de Dios. Algunos me han dicho: “Hermano Lee, usted no debería decirles a los santos que lean tantos versículos. Parece ser que a veces hay hasta cincuenta versículos”. Yo respondí que incluso cincuenta versículos no son muchos. El Salmo 119 tiene ciento setenta y seis versículos. Sería maravilloso si pudiéramos leer todo este salmo en una reunión. Hace años cuando los santos todavía se reunían en el salón de Elden en Los Angeles, ellos tuvieron una reunión de oración y oraron-leyeron todo el libro de Efesios. Los santos que estuvieron en esa reunión testificaron de lo maravilloso que fue. Cuando estamos en las reuniones de la iglesia, somos completamente regados porque estamos bajo el riego.
Los miembros dotados del Cuerpo de Cristo, los siervos de Dios, son como surtidores en los prados; ellos tienen la habilidad de rociarnos con agua. Cuanto más ellos nos hablan acerca de la Biblia, más nos rocían con agua. Podemos testificar que después de venir a una reunión del ministerio y escuchar el hablar de las personas dotadas junto con todos los versículos de la Biblia, no podemos volver a ser los mismos. Ya sea que entendamos todo o no, siempre salimos de tal reunión con el agua de la Biblia. Yo no tengo mucho conocimiento en otras áreas que no sean la Biblia, pero por la misericordia del Señor, en alguna forma conozco este libro santo. Puedo abrir este libro y regar a los santos. Mi hablar en el ministerio de la palabra de Dios es el riego. Necesitamos venir a las reuniones de la iglesia y del ministerio para “ducharnos” o “bañarnos” en el agua de la palabra.
El crecimiento intrínseco de la iglesia es llevado a cabo por medio del crecimiento en vida dado por Dios a los miembros de Cristo (1 Co. 3:6c). Los miembros dotados quizá planten y rieguen, pero es Dios quien da el crecimiento en vida. Esta es la razón por la cual siempre tengo que tomar tiempo para orar antes de venir a hablar en una reunión. Yo oro para que el Señor sea uno conmigo y me infunda Su mismo ser para que todo lo que yo hable sea en El. Yo creo que El tiene respuestas ricas a todas estas oraciones porque muy a menudo, mientras estoy hablando, siento la suministración dentro de mí para hablar con una luz nueva y una expresión instantánea.
Necesitamos alimentarnos directamente de la Biblia, y necesitamos ser regados por aquellos que conocen más la Biblia. Dios va a la par de nuestra lectura de la Biblia y del hablar de los miembros dotados y así nos da el crecimiento. El alimentar y el regar son los mejores medios que Dios usa para darnos Su vida. Cuando nos profundizamos en la Palabra, nos alimentamos. Cuando nos sometemos al hablar de la palabra, estamos siendo regados. Entonces Dios da el crecimiento.
El crecimiento intrínseco de la iglesia se lleva a cabo por medio de que Dios crezca en los creyentes (Col. 2:19). Fuimos renacidos por medio de la vida divina, la cual es Dios mismo. Ahora estamos siendo alimentados y regados, y Dios nos está dando el crecimiento. Este crecimiento es Dios mismo creciendo en nosotros (Col. 2:19). Cuando Dios nos da el crecimiento en vida, esto significa que El mismo está aumentando dentro de nosotros. Mientras nos alimentemos con la Palabra y mientras estemos siendo regados por las personas dotadas, Dios mismo se mueve y crece dentro de nosotros.
La última parte de Colosenses 2:19 nos dice que el Cuerpo “crece con el crecimiento de Dios”. Nosotros crecemos mediante el crecimiento de Dios en nosotros. Por supuesto, Dios en sí mismo no está creciendo porque El es completo y perfecto. Su crecimiento ocurre dentro de nosotros, y qué tanto El crece dentro de nosotros depende de cuánto lugar le damos para ello. Tal vez estemos llenos del mundo, de nosotros mismos, de nuestros propios intereses, pero por medio de leer la Biblia, poco a poco la palabra de la Biblia va quitando algo de nuestra mundanalidad, algo de nuestro interés propio, y algo del amor que le tenemos a otras cosas fuera de Dios mismo. Entonces Dios tiene más espacio dentro de nosotros. Después El toma ese espacio y se expande y se aumenta dentro de nosotros. Su crecimiento llega a ser nuestro crecimiento porque El y nosotros somos uno. El crecimiento de la iglesia es el crecimiento de Dios en la iglesia. Por medio de alimentarnos de la Palabra y de ser regados por los miembros dotados, las cosas negativas que tenemos dentro de nosotros son quitadas y, por consiguiente, hay más lugar para el mismo Dios que mora dentro de nosotros. Cuando El tiene más espacio, El crece más dentro de nosotros. El resultado de esto es el crecimiento orgánico de la iglesia.
El crecimiento de Dios dentro de nosotros señala hacia nuestra madurez en la vida divina (Col. 1:28; Ef. 4:13b). Mientras estamos creciendo, estamos madurando hasta que alcancemos la medida de la estatura de la plenitud de Cristo (Ef. 4:13c). La plenitud de Cristo es el Cuerpo orgánico de Cristo (Ef. 1:23); así que la medida de la estatura de la plenitud de Cristo es la medida de la estatura del Cuerpo de Cristo. Cristo lo llena todo en todo y El necesita un gran Cuerpo como Su plenitud. El Cuerpo de Cristo, el cual es Su expresión, tiene una estatura y esta estatura tiene una medida. La iglesia crece con el crecimiento de Dios hasta que alcance su madurez. Cuando alcanza su madurez, llega a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo (Ef. 4:13). Para entonces la iglesia será la plena expresión de Cristo. Este es el punto culminante del crecimiento de la iglesia.
La iglesia crece hasta llegar a la madurez, la cual es la medida de la estatura del Cuerpo de Cristo para Su expresión. Este crecimiento es para el aumento orgánico de la iglesia. Este incremento orgánico es el incremento de Cristo en Su Cuerpo orgánico como Su novia (Jn. 3:29-30a). La plenitud de Cristo es Su Cuerpo y el Cuerpo de Cristo es Su complemento, Su novia. Esto está basado en el tipo de Eva como el complemento de Adán.
Dios en Su sabiduría no creó una pareja, sino a un solo hombre, un “hombre soltero”. Dios trajo a Adán todas las criaturas vivientes y Adán les dio nombre a todas ellas, pero entre éstas Adán no encontró una que fuera su complemento. Finalmente, Dios hizo dormir a Adán, le abrió su costado y le sacó una costilla. En tipología esto es un cuadro de lo que le pasó a Cristo en Su muerte. Su muerte en la cruz equivale a que “Dios hizo caer sueño profundo”. En la Biblia, dormir significa morir (1 Co. 15:18; 1 Ts. 4:13-16; Jn. 11:11-14). Cuando Cristo dormía en la cruz, un soldado atravesó Su costado, y de allí salió sangre y agua (Jn. 19:34). Todo lo que salió del costado de Adán fue la costilla sin sangre. En los tiempos de Adán en Génesis 2 vemos que no había pecado, por lo tanto no había necesidad de sangre para redención. Sin embargo, cuando Cristo dormía en la cruz ya existía el problema del pecado, así que Su muerte tenía que encargarse primero del problema del pecado. La sangre salió primero del costado de Cristo para la redención. Después de la sangre salió el agua. La costilla tomada del costado de Adán y el agua que salió del costado de Cristo en la cruz, representan la vida divina. Dios usó esa costilla, la cual era parte de Adán, y edificó una mujer para que fuera el complemento de Adán. Ahora Dios edifica a la iglesia con la vida divina, la vida de resurrección de Cristo.
Eva fue hecha para igualar a Adán en su imagen y semejanza. Cuando Dios trajo Eva a Adán, éste dijo: “Esto es ahora hueso de mis huesos, y carne de mi carne” (Gn. 2:23). Eva llegó a ser el complemento de Adán y su incremento. El hombre está incompleto sin la mujer. La esposa es la otra mitad del hombre, haciéndolo a él completo y siendo su incremento. La iglesia como novia de Cristo es el incremento de Cristo, el Novio. Esto está claramente revelado en Juan 3:29-30: “El que tiene la esposa, es el esposo; más el amigo del esposo, que está a su lado y le oye, se goza grandemente de la voz del esposo, así pues, este mi gozo está cumplido. Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe”. Juan el Bautista estaba diciendo que la novia es para el Novio y que el Novio se está incrementando. A Juan el Bautista no se le debía considerar porque él estaba menguando, siendo reducido a nada. Toda nuestra atención debe estar fijada en el incremento de Cristo, quien ahora se está incrementando por toda la tierra.
Cristo está incrementándose y Dios se está incrementando en el crecimiento de vida dentro de los miembros del Cuerpo orgánico de Cristo. Colosenses 2:19 dice: “Asiéndose de la Cabeza, en virtud de quien todo el Cuerpo, nutriéndose y uniéndose por las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento de Dios” (gr.). Crecer es un asunto de vida, la cual es Dios mismo. Siendo el Cuerpo de Cristo, la iglesia no debe estar privada de Cristo, quien es la incorporación de Dios (Col. 2:9) como la fuente de vida. Por medio de asirse de Cristo, la Cabeza, la iglesia crece con el crecimiento de Dios, con el incremento de Dios como vida.
El incremento orgánico de la iglesia es la multiplicación de Cristo y tiene lugar cuando llevan fruto los pámpanos de Cristo, quien es la vid verdadera del universo, como organismo del Dios Triuno (Jn. 15:1, 5, 8). Todos los cristianos son la duplicación y la multiplicación de Cristo. Nosotros, como los muchos granos, somos la multiplicación de Cristo, quien es el grano que cayó en la tierra para morir (Jn. 12:24). Esta multiplicación de Cristo ocurre al llevar fruto los pámpanos de Cristo. Como Sus pámpanos, nosotros debemos ir y llevar fruto. El Señor Jesús dijo que El nos ha puesto para que vayamos y llevemos frutos y que nuestro fruto permanezca (Jn. 15:16). El fruto que llevamos es la multiplicación de la vid.
La vid con todos sus pámpanos y todo su fruto es el organismo del Dios Triuno. El Dios Triuno en Su organismo es el punto central de los capítulos catorce al dieciséis del Evangelio de Juan. Este organismo es el incremento de la iglesia. Como pámpanos de este organismo divino, tenemos que vivir una vida de incremento, la cual es una vida de llevar fruto. Si decimos que disfrutamos a Cristo y permanecemos en Cristo en conformidad con Juan 15, tiene que ser que estamos dando fruto. Si no producimos fruto y decimos que permanecemos en Cristo, nos estamos engañando a nosotros mismos. El permanecer genuinamente en Cristo hará que produzcamos fruto. Nuestro disfrute es vano si no estamos dando fruto. Somos pámpanos, y el deber y la responsabilidad de los pámpanos es llevar fruto. El fruto producido por los pámpanos es la multiplicación y la duplicación de la vid. El incremento de la vid es el incremento de Cristo, y el incremento de Cristo es el incremento de la iglesia.
El incremento orgánico de la iglesia es el crecimiento del Cuerpo orgánico de Cristo, con la vida divina como el elemento que hace crecer, para la edificación orgánica del Cuerpo de Cristo (Ef. 4:16). En el Cuerpo de Cristo, hay dos categorías de miembros: las coyunturas y cada parte. Las coyunturas y las partes pueden ser comparadas con dos categorías de materiales de un edificio. Las vigas de acero de este gran lugar de reunión, están unidas en una estructura de acero. Luego las piedras y la madera de este edificio están juntas, entrelazadas por medio de estar entretejidas. El edificio de Dios, el Cuerpo de Cristo, necesita estar unido mediante cada coyuntura del rico suministro y entrelazado mediante la operación de cada parte en su medida.
Las coyunturas equivalen a los dones mencionados en Efesios 4:11: “Y El mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros evangelistas; a otros, pastores y maestros”. Hay muchas coyunturas en el cuerpo humano, y un cuerpo sano necesita el funcionamiento apropiado de todas sus coyunturas. Si los dedos de una persona no tuvieran coyunturas, sus manos no podrían funcionar apropiadamente. Una función simple, tal como tomar un tenedor para comer, sería muy difícil de realizar. Todas las coyunturas son necesarias para que el cuerpo de una persona opere normalmente.
La iglesia, como Cuerpo de Cristo, necesita también un funcionamiento apropiado de todas las coyunturas. En la iglesia necesitamos muchas coyunturas. Si una iglesia local tiene solamente dos o tres coyunturas que proveen el suministro, y estas coyunturas son solamente los ancianos, ésta es una iglesia local pobre. Una iglesia apropiada está llena de coyunturas. En cada iglesia debe haber muchas coyunturas proveyendo el rico suministro. Cristo mismo es el rico suministro que las coyunturas proveen al Cuerpo. Efesios 4:16 dice: “De quien todo el Cuerpo, bien unido y entrelazado por todas las coyunturas del rico suministro y por la operación en la medida de cada parte, causa el crecimiento del Cuerpo para la edificación de sí mismo en amor” (gr.). Este versículo habla de “el rico suministro”. El uso del artículo definido “el” indica que en cada coyuntura hay un suministro particular de Cristo para el beneficio del Cuerpo.
La segunda categoría de miembros en el Cuerpo es “cada parte”. En el cuerpo físico de una persona, hay muchas partes. Las coyunturas no constituyen todo el cuerpo, por lo tanto existe la necesidad de que todas las partes igualen y complementen a las coyunturas. Así como en el Cuerpo de Cristo las coyunturas suministran, así mismo todas las partes deben operar. Gracias al Señor que cada miembro es útil. Es por esto que todos necesitamos esforzarnos por tomar la manera de servir ordenada por Dios, la cual hace que todos los miembros del Cuerpo de Cristo funcionen. La manera ordenada por Dios está marcadamente en contraste comparado con nuestra vieja manera, la cual anuló la función de la mayoría de los miembros. Cada iglesia local debe estar llena de coyunturas que suministran y de partes que operan. Esto se logra por el crecimiento intrínseco. Si estamos creciendo en la vida divina, en la Trinidad divina, no seremos inútiles; al contrario seremos muy útiles. Todos nosotros seremos miembros activos y vivientes del Cuerpo orgánico de Cristo.
Cuando el Cuerpo de Cristo funciona apropiadamente mediante la participación activa de las coyunturas y de cada parte, “todo el Cuerpo...causa el crecimiento del Cuerpo para la edificación de sí mismo en amor”. Cuán maravilloso es que todo el Cuerpo haga que el Cuerpo crezca. En griego, la palabra que aquí se traduce “para” quiere decir “con miras a”, “con el propósito de” o “resultando en”. El crecimiento del Cuerpo resulta en la edificación de si mismo en amor. Este es el crecimiento intrínseco de la iglesia para el incremento orgánico de la iglesia, lo cual resulta en la edificación orgánica del Cuerpo de Cristo.