
Debemos tener muy claro que ningún asunto de la vida depende mucho del conocimiento. Es posible que usted conozca esto y aquello acerca de la vida, pero el conocimiento no resuelve nada que se relacione con la vida. El asunto de la vida tiene que ver con la vida misma. Entonces, no importa cuánto conocimiento tengamos de la vida espiritual, si estamos fuera de esa vida, no significa nada.
En el curso de los años que hemos estado en el recobro del Señor, el Señor nos ha mostrado que Su intención es simplemente ser nuestra vida de modo que podamos vivirlo a Él. Esto es simple. Probablemente hayan escuchado esto por años, pero realmente debo decirles que ustedes no han adoptado el hábito de vivirlo a Él. Hay muchas razones por las que no han entrado en la experiencia habitual de vivir a Cristo. Tal vez su deseo de hacer ciertas cosas sea una razón. Quizás les guste algo insignificante como un par de zapatos o unos lentes o un anillo, y que eso les haya impedido entrar en la experiencia de vivir habitualmente a Cristo. Aun cuando sepan de muchas razones que les obstruyen y les impiden vivir a Cristo, tal vez no se percaten de que algunas de ellas pertenecen al campo religioso. Cualquier cosa que pertenezca al campo, el círculo, la esfera, el dominio de la religión puede ser una trampa. Si usted no está en su espíritu contactando al Señor vivo a través del Espíritu y la Palabra viviente, todo lo relacionado a la llamada religión cristiana es una trampa.
Desde mi juventud, aunque yo no sabía nada sobre el cristianismo, escuché que necesitamos orar. Aún recuerdo que, cuando yo tenía diez años, mi segunda hermana estaba lejos de casa estudiando en una universidad, y solíamos mantener correspondencia con ella y mi madre me ayudaba a escribir una carta sencilla. Ella siempre me decía que concluyera la carta con esta bendición: el Señor esté contigo. No sabía lo que eso significaba, pero cada vez que escribía, concluía con esa frase. Algunas veces escribía: que la paz del Señor esté contigo. ¿Quién era el Señor? No lo sabía. ¿Qué era la paz? No lo sabía. Eso sólo era un término religioso con el cual solía concluir la carta. Este ejemplo puede ayudarlos a que se den cuenta de que han estado diciendo y escribiendo muchas cosas, incluyendo buenos términos bíblicos, términos espirituales y términos santos, pero aun así, eran simplemente palabras. Realmente no saben lo que todo eso significa. Han estado atrapados ahí debido a que pensaban que sabían lo que significaba, cuando en realidad no conocían su significado.
Muchos cristianos oran, pero su oración es una trampa. Antes de conocer al hermano Nee, cuando la gente me pedía que orase por ellos o por su padre o por su madre o por esto o por aquello, inmediatamente respondía que lo haría. Luego estuve con el hermano Nee y noté que muchas personas venían a él pidiéndole que orase por ellos. Cuando ellos le hacían tal petición, él era muy frío. No tenía expresión, ninguna reacción, ninguna respuesta: nada. Presencié esto no sólo una vez, sino una y otra vez. Estuve a su lado bastante tiempo, y cuando la gente venía a él, quería que yo estuviera cerca para que pudiera observar la situación. Gente mayor, jóvenes, pastores, ministros y pecadores le pedían al hermano Nee que orase por ellos; pero él era frío, incluso permanecía impasible sin mostrar ninguna expresión. Finalmente, a través de varias pláticas, llegué a comprender que él tenía una razón para hacer eso. Él indicó que no podía prometerle a una persona que él oraría por ella, porque la oración no es algo que dependiera de él. No debía ser iniciada por él. Dijo que la oración siempre depende del Señor. Si el Señor iniciaba la oración, él oraría; no tendría otra opción. Si el Señor no la iniciaba, entonces hacer una oración sería algo arrogante y un pecado de altivez. Él no deseaba involucrarse en ninguna clase de altivez. Por esto pueden ver que muchas oraciones se han convertido en una trampa para ustedes, atrapándoles y llevándoles a hacer algo alejados de Aquel que es Viviente.
El Señor dijo: “Separados de Mí nada podéis hacer” (Jn. 15:5); pero en realidad podemos hacer muchas cosas separados de Él. Podemos orar, podemos leer la Biblia, podemos predicar el evangelio, podemos hacer todo dentro de la actual religión cristiana. Pero todas estas cosas las hacemos por nosotros mismos, y no por el Señor. Algunos quizás digan que separados de Él no pueden hacer milagros. ¡Gracias al Señor que no pueden hacer milagros separados de Él! Es maravilloso que existen algunas restricciones, que haya algo que no podemos hacer solos. Pero uno puede hacer todo lo ordinario, y lo hemos hecho bastante; pero nunca nos hemos percatado de que todas son trampas que el enemigo usa para atraparnos. No piense en alguien más; piense en usted mismo. Día tras día usted ha sido atrapado haciendo esto y lo otro. No me refiero a que está siendo atrapado por algo mundano o pecaminoso. Todo lo que lo atrapa es muy “cristiano”. No diría espiritual; pero de todos modos estas cosas siempre lo atrapan a uno. Lo atrapan y le mantienen alejado de vivir a Cristo. Todas estas cosas son usadas por el enemigo con una sola meta y propósito, a saber, impedir que usted viva a Cristo. Estas palabras que Cristo dice en el libro de Juan son muy sencillas: “Permaneced en Mí, y Yo en vosotros [...] Separados de Mí nada podéis hacer” (Jn. 15:4-5). Esta palabra es muy simple, pero puedo decirles que ni siquiera unos pocos permanecen realmente en esta palabra. Ustedes han caído en la trampa y han sido sacados de esta palabra. Cuando oran, ¿realmente permanecen en Él? Cuando leen la Biblia, ¿la leen permaneciendo en Él? Si éste no es el caso, están atrapados. Si no permanecen en Él, la oración es una trampa; si no permanecen en Él, incluso la lectura de la Biblia es una trampa.
A muchos cristianos sólo les interesa conocer las doctrinas; no les interesa tener una experiencia sustancial y genuina de una persona viviente. Por muchos años estuve con los Hermanos, que son famosos por que conocen las doctrinas. Toda la ayuda que recibí de ellos se tradujo simplemente en conocimiento; muy poco se relacionaba con la experiencia de vivir a Cristo. Después recibí la ayuda para experimentar a Cristo y poner los ojos en el Señor para poder experimentar a este Cristo viviente, en vez de tener tanto conocimiento que no tiene nada que ver con Él. Ustedes pueden ver que el conocimiento doctrinal o atender a los puntos doctrinales es una trampa. Ésta es mi experiencia.
Déjenme compartirles otras de las experiencias de los Hermanos. Al final del siglo pasado y al inicio de este siglo, posiblemente Andrew Murray fue uno de los más prominentes entre aquellos de la vida interior. Él publicó varios libros de gran utilidad en cuanto a la vida, tales como The Spirit of Christ [El Espíritu de Cristo] y The Holy of Holies [El Lugar Santísimo], así como un estudio sobre el libro de Hebreos y muchos otros libros. Muchos maestros de la Asamblea de los Hermanos nunca recomendaron a Andrew Murray. Decían que él citaba la Biblia y la usaba de manera errónea. Los maestros de la Asamblea de los Hermanos usaban sobremanera 2 Timoteo 2:15, referente a trazar bien la palabra de verdad. Pero si uno sólo le presta atención al hecho de trazar bien la Palabra, y no le interesa la verdadera experiencia de vivir a Cristo, caerá en una trampa. Así que incluso el leer la Biblia, prestar atención a la Biblia, apegarse a la Biblia y adquirir conocimiento bíblico pueden ser trampas.
Son muchos los cristianos en la actualidad que han sido atrapados por las prácticas carismáticas. Muchos otros han sido atrapados por las sanidades, y otros han sido atrapados por el alargamiento de las piernas y otros milagros. Es posible que se rían de ellos, pero ¿cómo le va a usted? Quizás no practique el alargamiento de las piernas o las sanidades o hacer milagros, pero sí practica bastante otras cosas de la religión cristiana, las cuales son pequeñas trampas. Incluso hoy en día muchos de ustedes caminan sobre las trampas. Cada paso que dan es una pequeña trampa. Su oración es una trampa; su lectura de la Biblia es una trampa. No obstante, si ustedes dicen que renunciarán a la oración y a la lectura de la Biblia, incluso tal renuncia es una trampa.
Éste es el problema que tenemos hoy. Muchos cristianos han sido atrapados por prácticas cristianas, religiosas y bíblicas. En realidad, vivir a Cristo es muy sencillo. No hay nada más simple que la vida; pero al mismo tiempo, no hay nada más complicado que la vida. Nadie puede concluir el estudio de la ciencia de la vida. Es demasiado complicado. Estudiar la vida en beneficio del conocimiento es bastante complicado; pero en la experiencia es muy simple. Incluso un pequeño bebé puede vivir. Después de ser concebido, un pequeño bebé puede vivir aun antes de nacer. Vivir es tan fácil. Nunca le hemos enseñado a un niño a respirar, aun así, inmediatamente después que nace, él respira. Vivir es sencillo. ¿Por qué es difícil vivir a Cristo hoy? Porque todos hemos sido atrapados, enredados, envueltos y enlazados con muchas cosas “cristianas”.
En este entrenamiento he estado hablando acerca de vivir a Cristo al menos por tres meses. Sé que algunos de ustedes están turbados y confusos. Mientras más hablo, más perplejos están. Debo decir que no tengo la culpa. En mi hablar me estoy esforzando al máximo por quitarles las ataduras. Han sido atados por esto y por aquello debido a que han adoptado muchas cosas. Esta noche quisiera repetirles algo: es mejor que lo abandonen todo. Ésta es la mejor manera; abandónenlo todo. Solamente recuerden que nuestro Dios Triuno desea ser nuestra vida; Él desea vivir en usted y con usted; y Él desea que simplemente le tome como su vida y lo viva. En cierto sentido usted debe olvidarse de qué es la oración, qué es leer la Biblia, qué es esto y qué es aquello. Sólo recuerde que Dios quiere vivir en usted y que Él desea que usted lo tome como vida y lo viva. Hoy lo que debe considerar es dónde está Él y qué es Él. Al hacer esto, debe olvidarse de la llamada teología sistemática. Debe darse cuenta de que nuestro Dios, nuestro Salvador, después de todo, es simplemente el Espíritu. Él está en los cielos, pero también está dentro de mi y dentro de usted.
Tito 2:13 dice: “Aguardando la esperanza bienaventurada, la manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo”. Aquí se emplean cuatro títulos juntos: el gran Dios, nuestro Salvador, Jesús y Cristo, para conformar un título largo: nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo. A través de los siglos, eruditos cristianos empezaron a debatir sobre este versículo, y hasta ahora el problema aún no ha sido resuelto. De tantos debates surgieron dos escuelas. Una escuela dice que este título indica dos personas: el gran Dios, que es el Padre, y nuestro Salvador Jesucristo, el Hijo. La otra escuela dice que este título indica que Jesucristo es tanto el gran Dios como nuestro Salvador. Incluso las autoridades del griego neotestamentario están en desacuerdo sobre este punto. Dean Alford está a favor de la primera escuela, mientras que M. R. Vincent concuerda con la segunda. Vincent dice que en este versículo debe haber una coma después de Salvador: “Nuestro gran Dios y Salvador, Jesucristo”. Esto significa que Jesucristo es tanto el gran Dios como nuestro Salvador. La versión Concordant, la traducción de Wuest y la versión New American Standard, usan una coma en ese mismo lugar.
Con respecto a la Trinidad, a muchos les gusta clasificar al Padre y ponerle lejos del Hijo y sistematizar al Hijo poniéndole lejos del Padre. Pero la Biblia no sistematiza de esta manera. La Biblia dice, Dios nuestro Salvador. En 1 Timoteo y Tito este título se usa seis veces (1 Ti. 1:1; 2:3; Tit. 1:3; 2:10, 13; 3:4). Cuando J. N. Darby interpretó este título, usó el término Dios-Salvador con un guión entre Dios y Salvador. El punto es éste: Él es nuestro Dios; Él es nuestro Salvador; Él es Jesucristo; Él es el Señor y Él es el Espíritu. Necesitamos simplificarlo. Según la versión Berkeley de la Biblia, nuestro Salvador no es sólo Cristo sino el Dios Triuno. Esto es bueno. Pero, además dice que es el Dios Triuno representado por Cristo. Podremos estar de acuerdo con la primera parte, pero no con la segunda. En el Dios Triuno no existe ninguna representación. ¿Cómo podría el Hijo representar al Padre? ¿Cómo podría el Padre ser representado por el Hijo? Dios nuestro Salvador no solamente es Cristo, sino el Dios Triuno corporificado en Cristo como se indica en Tito 2:13, el cual contiene este largo título divino compuesto: “Nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo”. No caiga en la trampa de la llamada teología sistemática. Ellos sólo se interesan por la teología, pero a nosotros nos interesa el Theós viviente. No nos interesa la “-logía”. Solamente amamos, atesoramos y apreciamos al Theós viviente, a la Persona viviente del Dios viviente, quien es Triuno.
No es necesario preguntar: “¿Es éste el Padre? ¿Es éste el Hijo? ¿Quién es el Dios Salvador? ¿Quién es el Salvador Dios?”. ¡No! Por Su lado el Dios Triuno se imparte a nosotros, y por nuestro lado Él nos es dado para nuestro disfrute. Tampoco es necesario decir que no tenemos un Dios objetivo sino un Dios subjetivo. Decir esto también es una clase de teología. El cristianismo actual ha hecho de este Dios, a quien podemos experimentar, un completo objeto de adoración. Su Dios es íntegramente objetivo. No tienen el menor interés en experimentar a Dios como su disfrute. Para ellos no debería existir un versículo como: “Para mí el vivir es Cristo” (Fil. 1:21) o “vive Cristo en mí” (Gá. 2:20), ni deben existir versículos como Juan 15:4 y 5, los cuales dicen que debemos permanecer en Él, y Él en nosotros. Algunos hasta dicen que permanecer en Cristo y dejar que Cristo permanezca en nosotros, simplemente alude a una relación muy íntima. Puesto que insisten que Cristo está en los cielos, ellos se preguntan ¿cómo usted puede permanecer en Él y cómo puede Él permanecer en usted? Si Él está tan lejos, y ésta es sólo una expresión íntima indicando cuán cercanos están usted y Él. Ésta es su interpretación, con lo cual ellos sencillamente anulan estos versículos de la Biblia. Pero a ellos les gusta hablar en lenguas. Esto no es lógico. Si les pregunta qué clase de Espíritu han recibido, no le pueden decir exactamente. Trescientos años atrás la gente hablaba del espíritu como una especie de instrumento, como una especie de poder o canal. Hoy, debido a que tienen un mayor conocimiento bíblico, la mayoría no diría esto. ¡Pero es tan extraño! Dirían que el Espíritu está sobre ellos, mas Dios mismo no está ahí. Dirían que el Espíritu está sobre ellos, pero que Cristo no está ahí. Por supuesto, usan la palabra representar, diciendo que el Espíritu representa al Padre y al Hijo.
Acerca de Juan 14:9 que dice: “Él que me ha visto a Mí, ha visto al Padre”, afirman que esto es una clase de representación. ¿Por qué? Ellos anulan todo el disfrute que tenemos del Dios Triuno cuando le experimentamos. Así que cada que vez que aplicamos estos versículos a nuestro disfrute experimental, dicen que esto es herejía. Nos acusan de que nos estamos haciendo Dios, que estamos deificándonos en Dios. El hablar de esta manera indica que están ciegos. Hoy en día se ha trazado una línea entre el cristianismo muerto teológico e histórico y los cristianos vivientes. Estas cosas no deben perturbarnos. Sólo debemos recordar que nuestro Dios hoy es el Dios Triuno quien, al pasar por todos Sus procesos, está disponible a nosotros para que lo disfrutemos. Él es un Dios accesible, un Dios procesado. Él es el Espíritu. Ahora el Señor es el Espíritu (2 Co. 3:17). Luego argumentan que el Señor en 2 Corintios 3 no es Jesucristo, sino Dios el Señor. Pero de acuerdo con el texto de 2 Corintios 3 y 4, el título el Señor se refiere a Cristo. Éste es un problema que proviene de la fuente de la teología sistemática. Jesucristo es el Señor, y el Señor hoy es el Espíritu que vivifica (2 Co. 3:6).
Necesitamos olvidarnos de todo hablar teológico y simplemente recordar que Dios quiere que lo tomemos como vida, que Él quiere que lo vivamos y que hoy Él es el Espíritu. Él pasó por la creación y por la encarnación; Él vivió en esta tierra, pasó por la crucifixión y entró en la resurrección. En Su resurrección Él es el Espíritu, y el Espíritu debe ser el Espíritu Santo que vivifica. No caigan en la trampa de interesarse por el conocimiento; sólo interésense por la experiencia de vida.
De nuevo quiero recalcarles que para que podamos percibir y palpar la sustancia sólida y concreta del elemento divino, Él nos ha dado la Biblia, la Palabra. Deben darse cuenta de que la Palabra es divina, y la Palabra es un escrito muy particular. Es un extracto del aliento de Dios. Es por eso que no necesitan ejercitar tanto su mente o su mentalidad. Ciertamente necesitan su mente, pero deben darse cuenta de que la Biblia no es ninguna clase de escrito humano, secular o mundano. Es el extracto mismo del aliento divino de Dios. Así que deben amar a Dios y deben amar Su Palabra, mas no a manera de conocimiento sino al buscarle de manera viviente.
Recuerden estos tres puntos: primero, Dios quiere que usted lo tome como su vida y lo viva. Segundo, Él es ahora el Espíritu; y tercero, Él también es la Palabra. Cuando usted aplica estos dos últimos puntos a su experiencia, descubrirá que son uno solo. La Palabra y el Espíritu son una sola entidad (Jn. 6:63). Cuando este Ser maravilloso entra en usted, Él es el Espíritu. Cuando permanece fuera de usted, Él es la Palabra. Pero estos dos son uno solo. No considere que la Biblia es algo separado del Espíritu. Son simplemente uno. Es algo así como nuestro cuerpo y nuestra vida física. Nuestra vida física y nuestro cuerpo son uno solo; no pueden separarlos. Si usted separa su cuerpo de su vida física, su cuerpo será un cadáver. Así pues, si separa la Biblia del Espíritu, la Biblia es un cuerpo muerto, que la Biblia llama la letra (2 Co. 3:6). La letra significa las escrituras muertas. Debemos tomar el Espíritu y la Palabra como uno solo al disfrutar a nuestro Dios en nuestra experiencia.
Debido a que la Biblia es un escrito, necesitamos leerla. Pero desde que leí Salmos 119, Efesios 5 y 6, y Colosenses 3, me ha impresionado profunda y notablemente que al venir a la Palabra de Dios la lectura es simplemente el paso inicial. Uno no terminará nada si sólo da el paso inicial. El paso inicial es sólo el inicio; uno debe darle seguimiento. ¿Cuáles son los siguientes pasos? Deben cantar, deben orar, deben salmodiar y deben dar gracias al Señor todo el tiempo. Además de la lectura, ejercítense en la oración, en el canto, en el salmodiar y en la acción de gracias. La lectura es sólo una parte de estas cinco prácticas. En el pasado todo lo hacíamos en desproporción debido a que nuestra lectura era muy extensa. La lectura es el paso inicial, el cual debe ser seguido por la oración. Luego deben seguir los cánticos, el salmodiar y el dar gracias. Todas estas prácticas son bíblicas. En todos estos tres pasajes que les mencioné, no se usa la palabra leer. Pero en nuestra mente y en nuestros labios no pensamos en nada más que leer. Sin embargo, en estos cuantos capítulos hay muchos otros verbos que se emplean con relación a la manera de tocar la Palabra viviente. ¡Cuántos verbos diferentes se usan en el salmo 119! Efesios y Colosenses nos dicen que debemos recibir la palabra de Dios con toda oración y petición, incluso orando en todo tiempo.
No reciban esta palabra como un simple mensaje. No me agrada ver que tomen todo esto como una clase de doctrina. Esto no es mera doctrina. Si no practican estas cosas, están perdiendo su tiempo al venir a este entrenamiento de perfeccionamiento. Deben practicar estas cosas. No oren por otros asuntos; oren la Palabra. Ciertamente espero que todos podamos orar valiéndonos de estos cuatro libros: Gálatas, Efesios, Filipenses y Colosenses. Luego no solamente oren a través de estos libros, sino también canten por medio de ellos. Luego pueden salmodiar. El salmodiar no requiere de una melodía para que sea cantable. Pueden salmodiar con su propia tono e incluso con todo tipo de armonías irregulares. Entonces verán el resultado. Recibirán el elemento divino de manera grata y prevaleciente. Luego necesitamos practicar el dar gracias a través de la Palabra. Si todos podemos practicar orar la Palabra, cantar la Palabra, salmodiar la Palabra y dar gracias a través de la Palabra, la vida de iglesia será mucho más elevada.
Ésta es una palabra directa. Únicamente estas tres o cuatro cosas son dignas de mención. Primeramente, nuestro Dios hoy quiere que lo vivamos. Segundo, Él es el Espíritu. Tercero, Él es la Palabra. Finalmente, Él quiere que lo tomemos a través de la Palabra y el Espíritu al orar, al cantar, al salmodiar y al dar gracias. Todos podemos testificar que cuando oramos en nuestro espíritu somos infundidos del elemento divino, de luz, de vida, de amor, de santificación, de todos los elementos divinos que necesitemos. Al cantar la Palabra, estamos verdaderamente meditando sobre ella. Meditar sobre la Palabra no es simplemente entrar en una profunda consideración o una profunda comprensión de la Palabra. La mejor manera de meditar sobre la Palabra es cantar; una meditación más profunda es salmodiarla. Al salmodiar obtenemos aún un mayor disfrute que al cantar. La acción de gracias puede ser considerado como la conclusión. Ustedes tienen que orar, tienen que cantar, tienen que salmodiar y finalmente tienen que dar gracias a nuestro Dios.
Si practicamos esto durante todo el día, no será necesario hablar acerca de vivir a Cristo; espontáneamente viviremos a Cristo. Si no practicamos cantar la Palabra, orar la Palabra, salmodiar la Palabra y dar gracias al Señor por la Palabra, y aun así tratamos de vivir a Cristo, descubriremos que es imposible. Espero que podamos ver cuán crucial es esto. Tenemos que practicar esto. No importa cuánto conocimiento tenga usted. Si practica esto, será completamente infundido, saturado e incluso impregnado con el Dios Triuno. Esto es ser un solo espíritu con el Señor. Cuando usted es infundido e impregnado con Él, es verdaderamente uno con Él; en la práctica usted es un solo espíritu con Él. Entonces cualquier cosa que haga, será vivir a Cristo. Lo que haga, lo hará espontáneamente en Él, en Su nombre, y ése no es usted, sino Él. Debido a que ha sido totalmente saturado con Él, Él ciertamente viene a ser usted, e igualmente usted viene a ser Él. Esto es vivir a Cristo. Éste es el significado de los términos neotestamentarios en Cristo y Cristo en vosotros. ¿Creen ustedes que las palabras en Cristo y Cristo en vosotros son mera terminología? ¿Cuál es su significado? Estas expresiones me perturbaron por muchos años. Si usted pone en práctica estos asuntos, experimentará este hecho real de que usted está en Él y que Él está en usted. No será sólo una clase de expresión o terminología; será una verdadera experiencia suya. Realmente experimentará que usted está en Él y que Él está en usted. Usted necesita tener contacto con el Señor, recibirle, ser saturado con Él y disfrutarle. Entonces usted lo vivirá a Él.