Mostrar cabecera
Ocultar сabecera
+
!
NT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Nuevo Testamento
AT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Antiguo Testamento
С
-
Mensajes del libro «Experimentamos a Cristo como las ofrendas para presentarlo en las reuniones de la iglesia»
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
11 12 13 14
Чтения
Marcadores
Mis lecturas

CAPITULO SEIS

COMO HACER QUE CRISTO CREZCA PARA QUE SEA NUESTRA OFRENDA POR EL PECADO Y POR LAS TRANSGRESIONES

  Lectura bíblica: Dt. 12:6-7; Lv. 4:13-14, 27-28; Jn. 1:29; Ro. 8:3; 2 Co. 5:21; 1 Co. 15:3; 1 P. 2:24; 3:18; He. 9:26b, 28

  Examinemos cómo podemos incrementar a Cristo para ofrecerlo como las diversas ofrendas en la reunión. En los capítulos uno, dos y seis de Levítico, vemos que el holocausto es la primera ofrenda de las cinco básicas. Luego siguen la ofrenda de harina y la ofrenda de paz. Las dos últimas son la ofrenda por el pecado y la ofrenda por las transgresiones. Por lo tanto, en estos capítulos vemos en primer lugar el holocausto, y concluimos con la ofrenda por el pecado y la ofrenda por las transgresiones. Pero nuestra experiencia no empieza con el holocausto. En nuestra experiencia, empezamos con la ofrenda por las transgresiones, y luego viene la ofrenda por el pecado; luego tenemos la ofrenda de paz, después de la cual disfrutamos a Cristo como nuestro alimento, como la ofrenda de harina. Después de todo esto, experimentamos el holocausto. En este mensaje no vamos a seguir la secuencia presentada en la Biblia, sino la de nuestra experiencia, en la cual primero que todo disfrutamos a Cristo como la ofrenda por las transgresiones.

LOS ALIMENTOS CON LOS QUE SE PREPARAN LAS OFRENDAS

  En Deuteronomio 12:6 se enumeran los alimentos que se utilizan en la preparación de las ofrendas que presentamos a Dios. Esto indica que debemos traer sus holocaustos y sacrificios, sus diezmos, y las primicias de sus vacas y de sus ovejas. Este diezmo se refiere a la décima parte de todos los productos del campo, a saber el trigo, el aceite y el vino. El versículo 6 no nos da más detalles; sólo los llama los diezmos. Deuteronomio 14:22-23 es más explícito, pues allí descubrimos que los hijos de Israel debían diezmar de todos los productos de sus simientes. Esto incluye todo el trigo, todo el aceite y todo el vino. Este pasaje nos da detalles de los diezmos de los productos vegetales.

OFRENDAS DEL REINO ANIMAL

  Deuteronomio 12:6 habla específicamente de los bienes tomados del reino animal: las vacas y las ovejas. Tengamos presente que los diezmos del reino vegetal no pueden usarse en los holocaustos ni en la ofrenda por el pecado ni en la ofrenda por las transgresiones; sólo pueden usarse en la ofrenda de harina, en la libación y en parte de la ofrenda de paz. La parte principal de la ofrenda de paz pertenece al reino animal. En todas las ofrendas, los principales elementos proceden del reino animal. Los platos principales del banquete divino son preparados con elementos del reino animal. Los productos del reino vegetal sirven para la ofrenda de harina, para la última parte del sacrificio de paz y para la libación.

  Para nosotros Cristo es primeramente la vida del reino animal. Esta es la razón por la cual Juan 1:29 le llama el Cordero de Dios, lo cual alude a una vida que procede del reino animal. El es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo. Los elementos del reino animal son más fundamentales que los del reino vegetal. Esta es la razón por la cual la secuencia empieza con el reino animal y luego pasa al reino vegetal. Queremos examinar cómo hacer que Cristo aumente en el reino animal. Nuestra experiencia nos muestra que dicha vida sirve primeramente para la ofrenda por las transgresiones y luego para la ofrenda por el pecado. También se usa en la primera parte, la parte principal, de la ofrenda de paz. Después de esto, pasaremos al reino vegetal, para ver cómo Cristo también es la vida vegetal, una vida particularmente eficaz en la última parte de la ofrenda de paz. En este aspecto El también sirve en la ofrenda de harina y en la libación para satisfacer a Dios y también a nosotros, ya que El alimenta a Dios y también a nosotros.

CRISTO COMO NUESTRA OFRENDA POR EL PECADO

  Nuestra experiencia nos muestra que Cristo es primeramente nuestra ofrenda por las transgresiones y luego nuestra ofrenda por el pecado. Aun en la aplicación de las ofrendas, como en el caso de la santificación de los sacerdotes, éstos tenían que presentar primeramente la ofrenda por el pecado. Después ofrecían el holocausto. En algunas de las ofrendas por el pecado no quedaba nada de comer para el sacerdote ni para el oferente, pues el sacrificio era consumido en su totalidad por dos fuegos. En primer lugar, sobre el altar se quemaba la grosura y las vísceras del animal, para satisfacer a Dios y cumplir Sus requisitos. Luego se quemaba el resto del animal fuera del campamento, no sobre el altar. El fuego que se hacía fuera del campamento no se hacía para elevar un olor grato a Dios sino que era para juicio y para deshacerse de cosas. Por lo tanto, lo que podemos disfrutar en la ofrenda por el pecado y en la ofrenda por las transgresiones es ver la sangre. La sangre de Cristo fue derramada por nosotros. Cuando vemos la sangre, tenemos paz y somos librados de la condenación. Dichas ofrendas no nos sirven de comida, ya que están destinadas únicamente a solucionar nuestros problemas.

  Estas ofrendas se parecen a la manera en que empezamos el día. Primero nos levantamos. Es muy agradable comenzar cada día con un baño de todo nuestro cuerpo, de pies a cabeza. Algo parecido sucede en nuestra vida espiritual. Debemos empezar nuestra vida espiritual con un buen baño. ¿Cómo toma uno un baño espiritual? Aplicando la ofrenda por el pecado. Ofrezcamos a Cristo ante Dios cada día como dicha ofrenda. No pensemos que estamos limpios. Mientras uno viva, necesita que una ofrenda por el pecado limpie todo su ser.

LA DIFERENCIA ENTRE LA OFRENDA POR EL PECADO Y LA OFRENDA POR LAS TRANSGRESIONES

  Podemos comparar la ofrenda por las transgresiones con lavarnos las manos durante el día. Usted se baña por la mañana una vez, pero quizás se lave las manos muchas veces durante el día, debido a que se ensucian. Cada vez que uno ve que sus manos están sucias, debe lavárselas nuevamente. De ese modo aplicamos a Cristo como la ofrenda por las transgresiones.

  Examinemos más detalladamente la diferencia entre estas dos ofrendas. En Levítico 4 se describe la ofrenda por el pecado, y en Levítico 6 y 7 vemos la ofrenda por las transgresiones. Resulta difícil hacer la diferencia entre el pecado y los pecados o entre el pecado y las transgresiones.

  La Biblia lo muestra de una manera bastante comprensible. En ella el pecado parece algo que se hace en ignorancia y no se ve, pues está escondido (Lv. 4:2, 13, 22, 27; 5:15). En Levítico se muestra las transgresiones de una forma muy diferente. Habla del caso en que uno engaña a su vecino o lo perjudica o hiere a alguien (Lv. 6:1-4). No se hace por ignorancia ni está escondido de la vista. Es algo muy evidente y visible. De este modo la Biblia deja ver la diferencia entre el pecado y las transgresiones.

  El pecado es un problema escondido e invisible, con el que a menudo uno se tropieza sin darse cuenta, lo cual deja ver que el pecado se halla en nuestra naturaleza y está escondido a los ojos. Supongamos que me comporto como un caballero todo el día y ni mi esposa me encuentra faltas. Esto significa que no cometí ninguna transgresión, pero no quiere decir que yo no sea pecaminoso. Quizás sea perfecto en mi comportamiento, en mis acciones, pero no quiere decir que no tenga pecado en mi naturaleza interna.

MOTIVADOS POR LA NATURALEZA PECAMINOSA

  Debemos ver la luz. Nuestra naturaleza no solamente es pecaminosa, sino que ella en su totalidad es pecado. Así como una mesa es hecha de madera, nuestra naturaleza está hecha de pecado. Aunque no haya cometido ningún delito en todo el día, no he dejado de ser pecado. Quizás todo el día haya vivido naturalmente, sin utilizar mi espíritu ni tener contacto con el Señor, sin vivir a Cristo ni caminar ni conducirme en el espíritu. Sólo viví en mi ego. Me senté sin Cristo; caminé sin El; comí sin El. No ofendí a nadie, pero estaba sin Cristo. Esto no es visible. La naturaleza pecaminosa está presente, pero no se ve.

NECESITAMOS SER ILUMINADOS

  Si estoy en tinieblas espirituales, tal vez desconozca lo que es la naturaleza pecaminosa. Por ser humilde, franco, fiel, amable, organizado y cuidadoso con los demás, quizás me considere una excelente persona, pero estaría en la ignorancia. Cuando llegue la luz, comprenderé que eso no es Cristo, sino mi yo; es el producto de Adán, un pecador. Veré que estaba viviendo a Adán, a un pecador. Entonces el pecado invisible quedará expuesto, y yo ofreceré a Cristo como ofrenda por el pecado. Ese es el propósito del pecado. Me preocupa el hecho de que hasta la fecha algunos permanezcan en ignorancia, pensando que están bien, que son perfectos, excelentes, buenos, humildes y amables. Esto se llama ignorancia.

UN RECORDATORIO DE QUE SOMOS PECADORES

  No obstante, creo que muchos santos han sido iluminados durante estos años y ya no ignoran lo que son. Cada día uno toma conciencia de que por naturaleza no es más que pecado. Exteriormente, tal vez uno esté bien y tenga una conducta excelente, pero interiormente ése no es el caso. Interiormente uno es pecado. En nuestro interior no solamente somos pecaminosos, sino que somos pecado. Por lo tanto, cuando empezamos una nueva jornada, lo primero que debemos hacer es ofrecer a Cristo como ofrenda por el pecado. Cada día debemos ofrecer a Cristo como nuestra ofrenda por el pecado, lo cual nos limpia y nos recuerda que somos pecadores. Al comienzo del día, debemos recordar que somos pecadores, y al hablar con la primera persona que uno vea en el día, seguramente el cónyuge, por estar conscientes de que somos pecadores, no nos atreveremos a hablarle sin primero traer la ofrenda por el pecado. Al presentar a Cristo como la ofrenda por el pecado por la mañana, recordaremos que somos pecadores. Ya no estaremos en la ignorancia, porque sabremos lo que somos y que cada día necesitamos que Cristo nos redima.

LA REDENCION QUE NECESITAMOS EN NUESTRA EXPERIENCIA

  Sabemos que Cristo nos redimió hace más de 1900 años, y algunos maestros le dan mucho énfasis a este hecho. Sin embargo, debemos subrayar la importancia de experimentar la redención de la misma manera que recalcamos el hecho histórico. Necesitamos la redención en nuestra experiencia cotidiana. Cada mañana cuando empezamos un nuevo día, lo primero que debemos hacer es ofrecer a Cristo como nuestra ofrenda por el pecado. No pensemos que es demasiado repetitivo. Debemos tomar conciencia de que la vida es un conjunto de repeticiones. Yo me he desayunado 365 días al año durante setenta y siete años, pero no puedo decir que el desayuno me disguste ni me aburre al grado de no comerlo más. La vida humana es una acumulación de acciones reiteradas.

OFRECEMOS A CRISTO COMO OFRENDA POR EL PECADO CADA MAÑANA

  Todas las mañanas debemos presentar a Cristo como ofrenda por nuestro pecado. Si uno no desayuna bien por la mañana, no podrá pasar bien durante el día. Del mismo modo, por la mañana debemos ofrecer correctamente a Cristo como la ofrenda por nuestro pecado. Uno debe ofrecer a Cristo como un gran toro inmolado como ofrenda por el pecado. Si queremos gozar de buena salud, debemos tomar un buen desayuno. Si deseamos tener salud espiritual, debemos empezar el día ofreciendo a Cristo como ofrenda por nuestro pecado. No diga que no tiene el deseo de ofrecer a Cristo como ofrenda por el pecado y que su espíritu está adormecido, pues eso muestra pereza de su parte. Los que no desayunan bien, dicen que no tienen apetito, pero no tienen apetito debido a que no comen. El apetito viene por comer. Comer abre el apetito y lo incrementa. No inventemos pretextos; debemos desayunar bien y mantenernos sanos espiritualmente al presentar a Cristo como ofrenda por el pecado en la mañana al empezar la jornada. No digamos que no tenemos el deseo de hacerlo ni un espíritu dispuesto, pues éste es nuestro deber. Si hacemos esto, gozaremos de buena salud.

  Espero escuchar muchas oraciones como ésta: “Señor, gracias por haberme ayudado a empezar mi día ofreciéndote a Ti como ofrenda por el pecado. Señor, gracias por ser esta ofrenda hoy”. No obstante, muchas veces cuando oreamos, lo hacemos mecánica, rutinaria y religiosamente. No ofrecemos al Señor una oración que concuerde con las riquezas de la tipología que vemos en Su Palabra santa. Las oraciones que ofrecemos son, por lo general, comunes, religiosas y naturales, y no contienen ninguna revelación ni las riquezas heredadas de la rica palabra contenida en las Escrituras. Espero que al saber esto, nuestra oración cambie. No ofrezcamos oraciones anticuadas; ofrezcamos algo que esté a la par de la rica tipología que vemos en la Palabra, ofreciendo a Cristo como todas las ofrendas ante Dios.

CRISTO COMO LA OFRENDA POR LAS TRANSGRESIONES

  Hablemos ahora de la ofrenda por las transgresiones. Supongamos que uno empieza su jornada ofreciendo a Cristo como ofrenda por el pecado, pero al llegar a la mesa para desayunar, todo está desordenado, y el desayuno no está servido. En seguida uno se enoja y se disgusta con la esposa. Entonces uno dice algo que le muestre a ella el descontento. Pero camino al trabajo, uno se siente censurado y le pide al Señor que le perdone por haber actuado en la carne. Dice: “Señor, perdóname. Te doy gracias porque Tú no eres solamente mi ofrenda por el pecado sino también mi ofrenda por las transgresiones”. Esto significa que uno ofrece al Señor Jesús como ofrenda por las transgresiones. Muchas veces en el transcurso del día necesitamos que El sea nuestra ofrenda por las transgresiones.

  En el trabajo las circunstancias son tales que los compañeros nos ofenden con frecuencia. Allí una vez más pecamos. Pero cuando confesamos nuestros delitos al Señor, lo disfrutamos a El como la ofrenda por nuestras transgresiones. De regreso a casa, quizás otra persona nos ofenda, y nosotros respondamos con una mala actitud. Inmediatamente nos damos cuenta de que pecamos nuevamente. Una vez más tenemos que ofrecen a Cristo como ofrenda por las transgresiones. Digámosle: “Gracias, Señor, Tú eres la ofrenda ilimitada por mis transgresiones”.

LA MANERA DE INCREMENTAR A CRISTO EN USTED

  Esta es la manera de incrementar a Cristo en nosotros para presentarlo como ofrenda por el pecado y como ofrenda por las transgresiones. Si en nuestra vida diaria practicamos esto, pronto nos enriqueceremos con Cristo como ofrenda por el pecado y como ofrenda por las transgresiones. Entonces asistiremos a las reuniones trayendo con nosotros a este Cristo, y ello se expresará en nuestra oración y en nuestro testimonio. Algo brotará al compartir. En la mesa del Señor apreciaremos al Señor y lo veremos como ofrenda por el pecado y como ofrenda por las transgresiones. Allí disfrutaremos al Señor como un toro que podemos inmolar como ofrenda por el pecado y por las transgresiones. Agradeceremos al Señor por haber puesto fin a nuestra naturaleza pecaminosa, a nuestro ego pecaminoso, y por eliminar nuestras transgresiones, nuestros delitos y nuestras malas acciones. Comprenderemos que no tenemos ningún mérito ni ninguna bondad que nos justifique ni nos haga aceptos ante Dios, y que Cristo es nuestra ofrenda por el pecado y por las transgresiones. Así la oración que elevamos en la mesa del Señor no concordará con las tradiciones. Muchas veces vamos a la reunión con las manos vacías por no experimentar a Cristo como deberíamos. No decimos nada, y si lo hacemos, sólo proferimos palabras comunes o llenas de tradición.

PRACTICAMOS LO REVELADO EN LA TIPOLOGIA

  Espero que comprendamos que es así como incrementamos a Cristo en nosotros. Más aún, yo diría que ésta es la manera en que cultivamos a Cristo, igual que un campesino cría ganado. Si no practicamos esto, no tendremos nada de Cristo cuando vayamos a la reunión. Este no es asunto de doctrina sino de experiencia. Los tipos descritos en Deuteronomio y en Exodo no contienen solamente doctrinas sino también experiencias. Inclusive, entre los que buscan a Cristo muchos no muestran ningún interés por estas cosas. Las riquezas de la tipología han estado sepultadas en estos libros muchos años. Debemos ver que éstas son el contenido y la realidad del recobro del Señor.

  Sería maravilloso reunirnos y sentarnos en torno a la mesa del Señor para ofrecer oraciones y alabanzas sin rastro alguno de la tradición cristiana. Esto cambiaría totalmente nuestras reuniones, y éstas serían muy diferentes a las reuniones cristianas de hoy. Debemos practicar lo que revela la tipología de la Palabra santa, pues así la gente quedaría impresionada. Al principio es posible que se incomoden, pero a la larga, serán convencidos. Esto satisfará a los verdaderos buscadores, los que verdaderamente tienen hambre de El. Examinemos algo más y entremos en una área nueva; practiquemos lo que el Señor nos ha mostrado estos días.

  Espero que este mensaje nos ayude a ver la manera de cultivar a Cristo para que El sea los productos con los cuales preparamos los platillos que ofrecemos a Dios como ofrenda por el pecado o como ofrenda por las transgresiones. También espero que entendamos claramente la diferencia entre el pecado y los pecados, es decir, entre la ofrenda por el pecado y la ofrenda por las transgresiones en nuestra experiencia. Debemos incluir todos estos asuntos en nuestra vida cotidiana.

  Algunos versículos citados en este capítulo muestran que Cristo pone fin al pecado pues El es la ofrenda por el pecado. En Juan 1:29 vemos que El, el Cordero de Dios, quita el pecado del mundo. Romanos 8:3 indica que Dios mandó a Su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado. Según las notas de Darby, el pecado mencionado en dicho pasaje alude a la ofrenda por el pecado. Luego, 2 Corintios 5:21 dice que Cristo fue hecho pecado, no pecados, por nosotros para que fuésemos hechos justicia de Dios en El. Estos versículos muestran que Cristo es nuestra ofrenda por el pecado.

  Otros pasajes también muestran que Cristo es nuestro ofrenda por las transgresiones. En 1 Corintios 15:3 se revela que Cristo murió por nuestros pecados, no por el pecado. Más adelante, Pedro testifica que Cristo llevó nuestros pecados en el madero (1 P. 2:24) y que El murió por nuestros pecados (1 P. 3:18). Dichos versículos muestran la manera en que Cristo, nuestra ofrenda por el pecado, elimina los pecados, los delitos y las transgresiones.

  En Hebreos 9:26 se muestra que Cristo se manifestó para quitar el pecado. Esto significa que El lo hizo como ofrenda por el pecado. El versículo 28 revela que Cristo se sacrificó por los pecados. El es la ofrenda por las transgresiones. Así que, hay cuatro versículos que se refieren a Cristo como la ofrenda por el pecado, y cuatro que aluden a El como la ofrenda por las transgresiones. Cuando leemos la palabra pecado debemos estar conscientes de que Cristo es nuestra ofrenda por el pecado. Cuando leemos el plural pecados debemos entender que Cristo es nuestra ofrenda por las transgresiones.

Biblia aplicación de android
Reproducir audio
Búsqueda del alfabeto
Rellena el formulario
Rápida transición
a los libros y capítulos de la Biblia
Haga clic en los enlaces o haga clic en ellos
Los enlaces se pueden ocultar en Configuración