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Mensajes del libro «Experimentar a Cristo como vida para la edificación de la iglesia»
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CAPITULO TRES

LA IGLESIA Y LA VIDA PARA LA IGLESIA

  Lectura bíblica: Jn. 14:6-11, 16-20; 16:13-15; 1 Co. 15:45; 6:17; 2 Co. 3:6b, 17; 13:14; 2 Ti. 4:22; Ap. 22:1-2

LA VIDA Y LA IGLESIA

  Se puede expresar la carga que tenemos en este libro con dos palabras: vida e iglesia. Si queremos que nuestra vida de iglesia sea adecuada, debemos prestar suficiente atención al asunto de la vida. La iglesia no es algo producido por la doctrina ni por la organización. La iglesia es un organismo, el cual está exclusivamente relacionado con la vida. Sin la vida, no hay organismo. La iglesia no sólo es la casa de Dios (1 Ti. 3:15) sino también el Cuerpo de Cristo (Ef. 1:22-23). En cuanto a la iglesia como Cuerpo de Cristo, necesitamos la vida.

LA INTENCION DE DIOS

  La intención de Dios se ve por toda la Biblia, a saber, que el hombre le recibiera a El, quien es vida, para llegar a ser Su expresión en este universo. Los primeros dos capítulos de la Biblia y los últimos dos nos muestran Su intención de manera especial. Estos dos pasajes están relacionados el uno con el otro.

  En Génesis 1 y 2 vemos la obra creadora de Dios. Dios creó los cielos y la tierra y muchas cosas para que el hombre pudiera existir en este universo. Luego Dios creó al hombre para que éste cumpliera Su propósito. El hombre fue creado a la imagen de Dios (Gn. 1:26). El Nuevo Testamento dice que Cristo es la imagen del Dios invisible (Col. 1:15a). Esto significa que el hombre fue creado conforme a Cristo. De la misma manera que un guante es hecho a la imagen de la mano para contenerlo, el hombre fue hecho a la imagen de Cristo para poderle contener. La intención de Dios consiste en impartir a Cristo en el hombre. Un envase siempre es hecho en la forma, el estilo y la imagen del contenido. Si un envase ha de contener algo redondo, aquel tiene que ser redondo para corresponder con el contenido. Un guante es hecho con cinco dedos porque contiene una mano con cinco dedos. De la misma manera, el hombre fue hecho conforme a la imagen de Cristo, porque Dios tuvo la intención de impartir a Cristo en el hombre.

  Pero durante los tiempos de la creación en Génesis 1, el hombre era un envase vacío, una vasija sin contenido. En Génesis 2 esta vasija fue puesta en frente del árbol de la vida (v. 9). Esto, por supuesto, se hizo para que el hombre participara del árbol de la vida y fuera lleno de Dios como su contenido. Génesis 2 también nos dice que había un río que fluía de Edén para regar el huerto, y este río tenía cuatro brazos —uno al sur, uno al norte, uno al este y uno al oeste— para llegar a las cuatro direcciones de la tierra habitada (v. 10). Sin duda, este río suministraba todo el agua a todos los que estaban en la tierra. Así que, en Génesis 2 vemos un árbol de vida y un río que fluye. En la corriente de este río hay tres clases de materiales preciosos que son los siguientes: oro, bedelio (una substancia parecida a una perla) y ónice (vs. 11-12). En la Biblia, el oro, la perla y las piedras preciosas se usan para el edificio de Dios.

  En los últimos dos capítulos de la Biblia, el árbol de la vida aparece de nuevo, y aparece en un río, el río del agua de la vida (Ap. 22:1). Este río fluye en una ciudad edificada de oro, perlas y piedras preciosas (21:18-21). La Nueva Jerusalén es una ciudad de puro oro. Tiene una sola calle, la cual también es de oro porque es parte de la ciudad. Las doce puertas son de perla, y el muro de la ciudad es de jaspe. Las doce capas del fundamento son de doce clases de piedras preciosas. Entonces, el oro, la perla y la piedra preciosa vistos en Génesis 2 están destinados al edificio de Dios, el cual tiene su consumación en Apocalipsis 21 y 22.

  También necesitamos ver algo más en Génesis 2. Después de los materiales preciosos, está la novia que ha de ser el aumento de Adán. Adán era soltero, pero después de que Eva llegó a la existencia, él tenía a alguien que correspondía consigo. Adán tipifica a Cristo (Ro. 5:14), y Eva tipifica la iglesia (Gn. 2:24; cfr. Ef. 5:31-32). La iglesia es el aumento de Cristo.

  Dios quería que Eva llegara a la existencia, entonces hizo que Adán durmiera y sacó un hueso, una costilla, de su costado, con el cual edificó a una mujer (Gn. 2:21-22). Dormir significa morir (1 Co. 15:18; 1 Ts. 4:13-16; Jn. 11:11-14). A Cristo se le hizo dormir, o sea morir, en la cruz, y abrieron Su costado. Agua y sangre fluyeron del costado de Cristo (Jn. 19:34). La sangre redime, resuelva el problema del pecado (1:29; He. 9:22). El agua imparte vida para resolver el problema de la muerte (Jn. 12:24; 3:14-15). El agua que fluyó del costado del Señor y la costilla que fue sacada del costado de Adán representan la vida de resurrección por la cual la iglesia llega a la existencia. La iglesia es edificada y constituida con Cristo como la vida de resurrección.

  En los primeros dos capítulos de la Biblia se encuentran el árbol de la vida, el río, tres clases de material precioso y la novia. En los últimos dos capítulos de la Biblia también aparecen el árbol de la vida, el río, tres clases de material precioso y la novia, quien consiste de todos los materiales preciosos como un edificio. Los dos extremos de la Biblia están unidos entre sí.

  Inmediatamente después de Génesis 2 vemos la serpiente de Génesis 3. Esta serpiente antigua se ve por toda la Biblia y obrará insidiosamente, tratando de impedir la obra del Señor, hasta que sea arrojada en Apocalipsis 20 (vs. 2-3, 10). Los primeros dos capítulos de la Biblia, o sea antes de que Satanás viniese, tienen continuación en los últimos dos capítulos de la Biblia, cuando Satanás ya habrá sido arrojado. Hoy estamos en la experiencia de Apocalipsis 12, donde hay una pelea entre la vieja serpiente y la esposa, la mujer. Espero que dentro de poco pasemos al día cuando Satanás será arrojado fuera. Luego entraremos en los últimos dos capítulos de la Biblia.

COMO DIOS LLEVA A CABO SU INTENCION

  Comparto esto con la intención de que veamos todo el panorama de la revelación que está en las escrituras de Dios. Este panorama nos impresiona con el hecho de que la intención de Dios es adquirir una esposa. La intención de Dios es que el Cuerpo, la iglesia concuerde con Cristo. ¿Cómo lleva a cabo Dios Su propósito? Los primeros dos capítulos de la Biblia nos lo muestran.

  Dios puso al hombre que creó en frente del árbol de la vida. En realidad, Dios pone a todos los seres humanos en frente del árbol de la vida. El árbol de la vida es el Dios Triuno, el Dios encarnado que es hecho real como el Espíritu. Dios tiene la intención de que el hombre abra su boca e invoque al Señor (Ro. 10:12-13). Luego el árbol de la vida entra en él. Cuando usted recibe al Señor Jesús, recibe el árbol de la vida. Después de que este árbol entra en usted, un río viviente fluye en su interior y un manantial brota todo el tiempo (Jn. 4:14).

  Al fluir el río viviente, los materiales preciosos se producirán. Esto significa que por el árbol de la vida y por el río que fluye, nosotros los hombres de barro, de polvo, seremos transformados en oro, perlas y piedras preciosas. Somos polvo inútil, barro, pero tenemos algo de oro por dentro. Alabado sea el Señor porque el oro que está en nosotros se aumenta todo el tiempo y el polvo se disminuye. No importa cuán polvorientos seamos, con el tiempo llegaremos a ser oro, perlas y piedras preciosas.

  Estos materiales preciosos no son piezas individuales. Todos se edifican para ser una entidad corporativa. Al final de Génesis 2, la costilla es edificada como la novia. En Apocalipsis 21 y 22 el oro, las perlas y las piedras preciosas se edifican como una ciudad, una novia, la consumación de la iglesia. Espero que veamos este cuadro de la Biblia en cuanto a cómo la iglesia llega a la existencia.

  Muchos líderes y maestros cristianos tienen un concepto erróneo. Piensan que cuantas más doctrinas dan a la gente, más la iglesia se edifica, pero esto no es cierto. En realidad, cuantas más doctrinas uno da a la gente, más divisiones y sectas creará. Las doctrinas dividen. Si usted insiste en su doctrina, y yo en la mía, seremos divididos en dos grupos con dos opiniones. La iglesia no llega a la existencia por las doctrinas. La iglesia es producida por la vida. Es una entidad viva. Que el Señor tenga misericordia de nosotros. Debemos ser llevados al entendimiento perfecto de la vida. La iglesia viene sólo por la vida.

EL FLUIR INTERIOR DEL DIOS TRIUNO PARA LA VIDA DE LA IGLESIA

  La vida consiste en Dios mismo quien fluye en Cristo como el Espíritu. El como vida se imparte en nosotros fluyendo. La vida consiste en Dios mismo en Su Trinidad Divina que se dispensa en nosotros en la persona del Padre, quien es la fuente, en la persona del Hijo, quien es el cauce, y en la persona del Espíritu, quien es la corriente. El se imparte y se reparte a nosotros de esta manera. Creer en el Señor Jesús no sólo significa ser redimido y perdonado. Creer en el Señor Jesús equivale a recibir al Señor Jesús. El entra en usted porque hoy El es el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45).

  Todo lo que el Padre es y todo lo que tiene está en el Hijo. El Señor Jesús dijo: “Todo lo que tiene el Padre es Mío” (Jn. 16:15a). El es la corporificación del Padre. Dios el Hijo se puso la naturaleza humana y se identificó con nosotros en la encarnación. Luego fue crucificado y resucitó para ser el Espíritu vivificante. En Su ascensión obtuvo toda autoridad en los cielos y en la tierra. También obtuvo el nombre más elevado, el reino, el señorío, el derecho de ser rey y cabeza sobre todas las cosas. El alcanzó la cima más alta de todo el universo. El, como Aquel que trasciende sobre todas las cosas, está muy por encima de todo. Todo lo que el Padre tiene está en El, y en El todo ha sido logrado, obtenido y cumplido. Ahora todo esto está en el Espíritu todo-inclusivo.

  Cristo hoy es el Espíritu vivificante. En 2 Corintios 3:6 se dice que la letra mata, pero el Espíritu da vida. El versículo 17 dice que el Señor es el Espíritu. En la traducción del Nuevo Testamento que hizo J. N. Darby, él pone entre paréntesis los versículos del 7 al 16 de 2 Corintios 3. Esto quiere decir que el versículo 17 es en realidad continuación directa del versículo 6. Por tanto, Cristo el Señor es el Espíritu que da vida.

  Es imposible definir el misterio de la Trinidad Divina. Juan 1:1 dice: “En el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios, y el Verbo era Dios”. Parece que el Verbo y Dios son dos entidades porque el Verbo estaba con Dios, pero el Verbo era Dios. ¿Son dos entidades o una sola? La primera mitad de 2 Corintios 3:17 dice que el Señor es el Espíritu, pero la segunda mitad habla del Espíritu del Señor. ¿Son dos cosas o una sola? Esto es un misterio. No podemos entender completamente el misterio del Dios Triuno, pero podemos recibirle y disfrutarle. Día tras día comemos muchas cosas que no entendemos. Pero de todas maneras podemos recibirlas y disfrutarlas. El Padre en el Hijo quien es el Espíritu como vida se imparte en nosotros para que la disfrutamos.

  En Juan 14:6 el Señor dijo que El es la vida y que sólo se podía ir al Padre por medio de El. Muchos cristianos pueden citar este versículo, pero no prestan la debida atención a los versículos siguientes. Los versículos del 7 al 9 dicen: “Si me conocieseis, también a Mi Padre conoceríais; y desde ahora le conocéis, y le habéis visto. Felipe le dijo: Señor, muéstranos el Padre, y nos basta. Jesús le dijo: ¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a Mí, ha visto al Padre; ¿cómo, pues, dices tú: Muéstranos el Padre?”

  Felipe pidió al Señor para que le mostrara al Padre, y dijo que luego estaría satisfecho. Después el Señor le mostró que El era uno con el Padre y que incluso El era el Padre, porque cuando uno lo ve, ve al Padre. El Señor luego dijo: “¿No crees que Yo estoy en el Padre, y el Padre está en Mí? Las palabras que Yo os hablo, no las hablo por Mi propia cuenta, sino que el Padre que permanece en Mí, El hace Sus obras” (v. 10). Cuando el Señor habló, el Padre obraba. Isaías 9:6 dice que un hijo nos fue dado, pero Su nombre se llama Padre Eterno. Todo esto significa que el Señor Jesús no sólo es el Hijo de Dios sino también el Padre.

  En la porción de Juan 14 que sigue, el Señor dijo que otro Consolador vendría para morar en los discípulos. Este capítulo revela que el segundo, el Hijo, es uno con el primero, el Padre, y que el tercero, el Espíritu, es uno con el segundo, el Hijo. En el versículo 17 el Señor dijo a los discípulos que El [el Espíritu de realidad] “permanece con vosotros, y estará en vosotros”. En el versículo que sigue dijo: “No os dejaré huérfanos; vengo a vosotros”. El sujeto del versículo 17 y el del versículo 18 se refieren a la misma persona. En otras palabras, el tercero, el Espíritu, es el segundo, Cristo. Cristo quien estuvo en la carne pasó por la muerte y la resurrección para llegar a ser el Espíritu vivificante.

  El Señor dijo: “Vengo a vosotros”. El se estaba refiriendo al día de Su resurrección. Después de Su resurrección el Señor regresó a Sus discípulos para estar con ellos perpetuamente, y así no los dejaría huérfanos. Juan 20 nos dice cómo regresó a Sus discípulos. Los discípulos estaban en un cuarto donde todas las puertas estaban cerradas porque tenían miedo de los judíos. Súbitamente se les apareció Jesús y estuvo entre ellos (v. 19). El sopló en Sus discípulos y dijo: “Recibid el Espíritu Santo” (v. 22). Luego se desapareció y ya no lo podían ver, pero había entrado en su espíritu. El Jesús resucitado como el Espíritu quien da vida estaba en el espíritu de todos los discípulos.

  Por tanto, no importa adonde fueran los discípulos, El estuvo con ellos. Cuando Pedro les dijo a los discípulos que iba a pescar, que regresaba a su trabajo anterior, ellos lo siguieron (Jn. 21:3). El Señor también estuvo con ellos porque había entrado en su espíritu. Por supuesto, hoy nuestro caso es el mismo. Si vamos a una reunión, el Señor va con nosotros gozosamente. Pero si vamos al cine, va con nosotros tristemente. Usted nunca puede separarse de Jesús una vez que El entra en usted. Una vez que entra, tal vez usted quiera divorciarse de El, pero El nunca se divorciará de usted. El Dios Triuno se dispensó como vida en nuestro espíritu, y nuestro espíritu ahora es Su morada (Ef. 2:22).

  En 2 Corintios 13:14 Pablo expresa el deseo de que estén con todos nosotros el amor de Dios, la gracia de Cristo y la comunión del Espíritu Santo. Estos son tres aspectos de una sola cosa. El amor es la fuente, la gracia es el cauce y la comunión es la corriente. Dios el Padre está en Cristo el Hijo, Cristo el Hijo es hecho real como Dios el Espíritu, y Dios el Espíritu está dentro de nosotros. Hoy este Dios Triuno maravilloso, quien es final y consumadamente el Espíritu vivificante, está en nuestro espíritu. El Señor está en el espíritu de usted (2 Ti. 4:22).

  Al final de la Biblia, vemos que fluye un río de agua viva del trono de Dios y del Cordero, el Dios-Cordero, el Dios redentor (Ap. 22:1). Dios el Padre está dentro de Dios el Hijo como el Cordero, y del trono de este Dios-Cordero fluye Dios el Espíritu como el río de agua de vida. Esto es el cuadro completo del Dios Triuno que fluye y así entra en nosotros como nuestra vida. Con este fluir somos transformados y edificados. Al final de toda la Biblia, el río del agua de vida fluye del Dios-Cordero por toda la ciudad que consiste en todos los santos redimidos del Antiguo Testamento y todos los creyentes neotestamentarios. Los doce nombres de las doce tribus que están en las doce puertas representan los santos del Antiguo Testamento (Ap. 21:12), y las doce nombres de los doce apóstoles que están en los doce fundamentos representan los creyentes neotestamentarios (v. 14). Así que, la ciudad es una composición de todos los redimidos por todas las generaciones. Ellos son el oro, las perlas y las piedras preciosas que se mezclan en una sola entidad por el fluir del agua viva.

  Muchos de ustedes han sido fieles en la vida de la iglesia y son sinceros en su intento de practicar la vida de la iglesia. Por eso tengo la carga de compartir con ustedes que la manera adecuada de practicar la vida de la iglesia no es utilizando las doctrinas, los formalismos ni los dones. Es por el fluir del Dios Triuno en nosotros. Cuanto más El fluye en nosotros y a través de nosotros, más seremos transformados en nuestra naturaleza, nuestra disposición, nuestro mismo ser y más seremos edificados. Esta es la manera de tener la vida de la iglesia. No deben confiar ni en doctrinas ni en dones. Los creyentes de Corinto practicaban las dones, pero el apóstol Pablo les dijo que eran carnales. Hablaban en lenguas, pero eran niños en Cristo (1 Co. 3:1). Eran carnales y vivían en su alma, así que había divisiones entre ellos (11:18-19). No tenían la edificación.

  Esto muestra que necesitamos el fluir del Dios Triuno, el fluir de la vida. Esta es nuestra carga. Debemos ocuparnos exclusivamente del fluir de la vida interior. Esta vida interior es el Dios Triuno como el Padre que todo lo planeó y propuso; como el Hijo que logró todo, obtuvo todo y alcanzó el nivel más elevado; y como el Espíritu quien nos trasmite todo lo que el Hijo es y tiene con el Padre. Es incorrecto pensar que si somos instruidos, corregidos y arreglados apropiadamente, podríamos tener la vida de la iglesia. Esto no funciona. Lo único que usted y yo necesitamos es el fluir de la vida interior, el fluir del Dios Triuno.

  El fluir del agua viva dentro de nosotros está en nuestro espíritu. No está en nuestra mente, nuestras opiniones, nuestras ideas ni en nuestros conceptos. No está en nuestra parte emotiva ni en nuestra voluntad. Está exclusiva y totalmente en nuestro espíritu. El enemigo insidioso sabe que esto es la clave. Por eso trata de esconder este asunto y mantenerlo fuera de la vista de los cristianos. El espíritu humano, el cual fue regenerado y es habitado por el Espíritu Santo, se menciona repetidas veces por toda la Biblia, pero no se menciona mucho actualmente (véase el libro titulado Nuestro espíritu humano, publicado por Living Stream Ministry). Hoy no necesitamos ser instruidos y corregidos. La necesidad de hoy es que sea real para nosotros el hecho de que el Dios Triuno que planeó y propuso en el Padre y quien logró lo que propuso en el Hijo ahora se trasmite a nosotros como el Espíritu para ser nuestra vida. Ahora El, en tres personas, mora en la parte más profunda de nuestro ser, es decir, en nuestro espíritu humano.

  Al fluir El en nuestro espíritu, llega a la existencia la vida de la iglesia. De esta manera también somos transformados de día en día. No tenemos como meta la instrucción y corrección exteriores. Cuando el Dios Triuno fluye en nuestro interior, todo se resuelva. Si usted tuviera éxito al corregirse, llegaría a ser muy orgulloso. Pero no es así en la vida cristiana. Todo se lleva a cabo con el fluir de la vida interior. No debemos preocuparnos tanto por la apariencia de los santos ni por su actitud mala. Cristo es el Ungido de Dios y está obrando en ellos para transformarlos. Debemos llevarlos a su interior donde fluye el Dios Triuno, en vez de arreglarlos o corregirlos.

  Cuanto más el Dios Triuno como la vida interior fluye en nosotros, más todo nuestro ser será saturado con El. Poco a poco, día tras día y hora tras hora, mientras esta vida nos satura, nuestra mente es transformada, nuestra voluntad es sometida y nuestra parte emotiva es purificada. Somos transformados por el fluir interior del Dios Triuno. ¡Qué bueno es que tenemos el fluir interior!

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