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Mensajes del libro «Historia de la iglesia y las iglesias locales, La»
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CAPITULO NUEVE

LA HISTORIA DE LAS IGLESIAS LOCALES

(7)

  Lectura bíblica: Gá. 1:4, 13-16; 5:11; Ap. 2:6, 9, 14-15, 20, 24; 3:7-9, 20; 17:4-5; 18:4

LAS REVELACIONES, LOS SUFRIMIENTOS, EL MINISTERIO, LA OBRA Y LAS IGLESIAS

  En nuestra comunión hasta aquí, hemos visto cinco categorías principales de elementos relacionados con la historia de las iglesias locales: las revelaciones, los sufrimientos, el ministerio, la obra y las iglesias. Vimos que el ministerio viene de las revelaciones más los sufrimientos. Con el ministerio tenemos la obra que produce las iglesias. La obra no proviene de ciertas doctrinas, dones o prácticas, sino del ministerio. El ministerio es compuesto, producido y formado por medio de las revelaciones mezcladas con los sufrimientos. Esto corresponde a la experiencia del apóstol Pablo. En primer lugar, él recibió las revelaciones de parte del Señor. Además de recibir estas revelaciones, Pablo pasó por muchos sufrimientos. De ahí provenía el ministerio. Pablo laboraba por el ministerio y con el ministerio, y esa labor producía las iglesias.

  Hoy en día en esta era, el principio es el mismo. El Señor nos da las revelaciones. Luego nos pone en ciertas circunstancias de sufrimientos para que podamos tener el ministerio. Con este ministerio obramos, y como resultado de esta obra, son producidas las iglesias. La propagación de la práctica de la vida de iglesia se lleva a cabo por medio de la obra realizada por un ministerio específico, el cual se compone de sufrimientos y revelaciones. Lo que el Señor nos ha conducido a experimentar en Su recobro corresponde con lo que está descrito en el Nuevo Testamento.

SER RESCATADOS DEL PRESENTE SIGLO MALIGNO

  Nuestra historia ha sido una historia de ser librados del presente siglo maligno. Esto concuerda con las palabras de Pablo en Gálatas 1:4. El libro de Gálatas empieza de una manera muy especial. De hecho, cada libro de la Biblia comienza de una manera específica. Génesis empieza diciendo que en el principio Dios creó los cielos y la tierra. Juan empieza diciéndonos que en el principio estaba la Palabra. Primera Corintios empieza mostrándonos que podemos invocar el nombre del Señor para disfrutarle como nuestra porción. Gálatas, un libro corto de seis capítulos, empieza con una palabra que no se halla en ningún otro libro. En el versículo 4 Pablo dijo que el Señor Jesucristo “se dio a Sí mismo por nuestros pecados para rescatarnos del presente siglo maligno, conforme a la voluntad de nuestro Dios y Padre”. Algunos quizás les hubiera parecido más lógico que Pablo hubiera dicho que Cristo se dio a Sí mismo por nuestros pecados para librarnos del infierno, pero eso no fue lo que él dijo. Pablo dijo que Cristo murió por nuestros pecados para librarnos del presente siglo maligno. Esto concuerda con la voluntad de nuestro Dios y Padre.

  El libro de Efesios revela que la voluntad de Dios es obtener la iglesia como Cuerpo vivo para Cristo (1:22-23; 3:10-11). Su voluntad no es tener una organización sino un organismo. La voluntad de Dios no es tener la religión judía ni la religión cristiana. La voluntad de Dios es tener el Cuerpo orgánico de Cristo. Su voluntad no es tener la circuncisión ni la incircuncisión. La voluntad de Dios es tener la nueva creación (Gá. 6:15). La nueva creación es el nuevo hombre (Col. 3:10), y este nuevo hombre es la iglesia.

  Cristo se dio a Sí mismo por nuestros pecados para librarnos del presente siglo maligno conforme a la voluntad de Dios. Necesitamos ver la diferencia entre el siglo y el mundo. En Efesios 2:2 Pablo dijo que nosotros antes andábamos según la corriente o el siglo de este mundo. El mundo se refiere al sistema satánico compuesto de muchos siglos. Un siglo es una parte, una sección, un aspecto, la apariencia actual y moderna, del sistema de Satanás, el cual es usado por él para usurpar y ocupar a la gente y mantenerla alejada de Dios y de Su propósito. El mundo es el sistema completo, y en este sistema hay diferentes edades. Satanás formó este sistema mundial que es contrario a Dios, para sistematizar a los hombres usando la religión, la cultura, la educación, la industria, el comercio, los entretenimientos, etc., por medio de la naturaleza caída del hombre en sus concupiscencias, placeres, búsquedas y aun en su complacencia en las cosas necesarias para la vida diaria, como por ejemplo, la comida, el vestido, la vivienda y el transporte. Todo este sistema satánico está en las manos del maligno (1 Jn. 5:19).

  El presente siglo maligno de los tiempos de Pablo era el judaísmo, o sea, la religión judía que predominaba. Pablo sigue su hilo de pensamiento acerca de este siglo maligno en Gálatas 1:13 y 14 diciéndonos cómo se conducía él en ese siglo maligno: “Porque habéis oído de mi conducta en otro tiempo en el judaísmo, que perseguía sobremanera a la iglesia de Dios, y la asolaba; y en el judaísmo aventajaba a muchos de mis contemporáneos en mi nación, siendo mucho más celoso de las tradiciones de mis padres”. Esto describe cómo Pablo estaba en la sección religiosa del sistema satánico.

  ¿Cuál es el propósito de Satanás? Su intención es sistematizar a las personas metiéndolas en su mundo y manteniéndolas alejadas de la voluntad de Dios que es tener el Cuerpo de Cristo. En tanto que seamos alejados del Cuerpo de Cristo, somos alejados de la voluntad de Dios y somos sistematizados y somos puestos en el sistema de Satanás. Satanás usa el entretenimiento mundano, las cosas pecaminosas, y hasta las cosas religiosas para sistematizar a las personas, manteniéndolas así alejadas de la voluntad de Dios. En los tiempos de Pablo, Satanás usaba el judaísmo como un sistema para encerrar a todos los fariseos, escribas, sacerdotes y ancianos, entre el pueblo judío. Hoy en día Satanás utiliza la religión cristiana como un sistema para encerrar a muchos del pueblo del Señor manteniéndolos alejados de la voluntad de Dios, la cual consiste en obtener el Cuerpo orgánico de Cristo.

  Romanos 12:2 dice: “No seáis amoldados a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestra mente, para que comprobéis cuál sea la voluntad de Dios: lo bueno, lo que le agrada y lo perfecto”. La voluntad de Dios es la vida del Cuerpo. En tanto que estemos fuera de la vida del Cuerpo, estamos fuera de la voluntad de Dios. El factor más preponderante que puede apartarnos de la voluntad de Dios, que es el Cuerpo de Cristo, es el siglo presente. Por lo tanto, no debemos amoldarnos a este siglo. Según vemos en Gálatas, Pablo consideraba la religión como un siglo, una sección más dentro del sistema de Satanás. No debemos amoldarnos como la religión. Pablo dijo que él había sido librado de eso. Anteriormente, él había estado en el judaísmo, aventajando en el judaísmo a todos sus contemporáneos. El era el religioso máximo, pero un día el Señor se le apareció y lo ganó para Sí. Desde entonces Pablo no predicaba el judaísmo; predicaba a Cristo, el factor viviente que produce todas las iglesias.

  Segunda Timoteo y Apocalipsis muestran que al final de la vida de Pablo y de la vida de Juan, las iglesias se habían degradado. Con el tiempo, la degradación llegó a tal grado que se desarrolló otro sistema religioso. Pablo fue librado del siglo del judaísmo. Hoy en día, los cristianos verdaderos y los que buscan más de Cristo tienen que ser librados del sistema religioso del cristianismo. El pueblo del Señor tiene que oír Su llamado: “Salid de ella, pueblo mío...” (Ap. 18:4). Este es el llamado a salir de Babilonia, el sistema religioso del cristianismo.

  Uno de los elementos más dañinos del cristianismo es el sistema de clérigos y laicos. En Apocalipsis 2:6 el Señor dijo: “Pero tienes esto, que aborreces las obras de los nicolaítas, las cuales yo también aborrezco”. La palabra griega traducida nicolaítas se compone de dos palabras: níko y laós. Níko significa conquistar o estar sobre otros, y laós significa laicado. Los nicolaítas deben de haber sido un grupo de personas que se consideraban superiores a los creyentes comunes. Ellos formaron el clero para regir sobre las personas y someterlas, con la excusa de que ellas eran simplemente laicos que no conocían la Biblia.

  Los nicolaítas son los así llamados expertos, el clero, que forma una jerarquía. Este sistema ha sido adoptado por la Iglesia Católica Romana y también ha sido promovido por las iglesias protestantes. Hoy en día, en la Iglesia Católica Romana existe el sistema sacerdotal, en las iglesias estatales existe el sistema clerical, y en las iglesias independientes existe el sistema pastoral. Incluso a muchos pastores se les designa con el título de Reverendo, para mostrar que pertenecen a esta categoría especial llamada el clero.

  Apocalipsis 2:6 habla de las obras de los nicolaítas, y 2:15 habla de la enseñanza de los nicolaítas. Este sistema de clérigos y laicos ha hecho que la iglesia se convierta en el sistema del cristianismo, que a su vez es otro siglo religioso. Pablo necesitaba ser librado del judaísmo, el siglo religioso de sus tiempos. Hoy en día, nosotros necesitamos ser librados del cristianismo, que es el siglo religioso de nuestros tiempos.

  Comparto esto para que podamos darnos cuenta de que nuestra historia ha sido una historia de salir totalmente del cristianismo sin transigencia alguna. Es una vergüenza que algunos de los que entre nosotros son llamados colaboradores, hayan tratado insistentemente de llegar a un punto medio. Ellos dicen que entre las denominaciones y las iglesias locales hay una gran distancia, y que ellos mismos se consideran el puente que une estas dos posiciones. Esto fue un sufrimiento para el hermano Nee, y hoy en día es un sufrimiento para mí.

  Desde 1927, apenas dos años después de ser salvo, empecé a ser librado del presente siglo maligno, es decir, el siglo del cristianismo. Algunos me dijeron que no debía decir que el cristianismo está degradado. Pero según Apocalipsis 17, el sistema religioso del cristianismo es una gran ramera. El versículo 5 llama a esta gran ramera “Babilonia la grande, la madre de las rameras”. Nosotros necesitamos ser librados de esta madre y de sus hijas, quienes son las rameras. Puesto que la madre de las rameras es la Iglesia Católica Romana apóstata, entonces sus hijas, las rameras, deben de ser todas las diferentes sectas y grupos del cristianismo que retienen hasta cierto punto las mismas enseñanzas, prácticas y tradiciones de la Iglesia Romana apóstata. Necesitamos ser librados de este presente siglo maligno. Tenemos que salir del cristianismo y volver al Cuerpo de Cristo. La vida de iglesia pura no tiene ningún mal que le haya sido transmitido de la iglesia apóstata.

  Debido a que nuestra posición propende por la vida de iglesia pura, algunos se han ofendido. Pero ¿qué podemos hacer? Pablo dijo en Gálatas 1:10: “Si todavía tratara de agradar a los hombres, no sería esclavo de Cristo”. Si tratamos de agradar a los hombres, no sufriríamos persecución como la que sufrió Pablo. La historia del recobro del Señor es una historia de salir y de estar fuera del presente siglo maligno. Hemos quemado los puentes que había entre nosotros y el cristianismo, pero algunos entre nosotros han tratado de edificar un puente para unirnos. No debe haber ningún puente entre las iglesias locales y el cristianismo. Todo debe ser según su propio género. Las denominaciones son según su género, y las iglesias locales también deben ser según su propio género. Debemos ser lo que somos sin transigir y sin jactarnos.

  Tengo temor de que en los años venideros, si el Señor demora Su venida, una vez más algunos insidiosos serán usados por el enemigo para tratar de eliminar la brecha que existe entre nosotros y el cristianismo. Necesitamos conservar la distancia que existe entre nosotros y el cristianismo. Cuanto más grande sea ésta, mejor; pues en realidad estamos guardando una distancia entre nosotros y el presente siglo maligno. Damos gracias al Señor que el hermano Nee fue un precursor en esto; él salió del cristianismo y entró en la vida de iglesia pura para llevar a cabo la voluntad de Dios que consiste en obtener el Cuerpo de Cristo. El sufrió por causa de esto durante toda su vida. Hasta fue encarcelado por los comunistas y pasó en prisión los últimos veinte años de su vida. Hubo algunos rumores que decían que él había sido liberado, pero eso no es cierto. El murió en prisión siendo fiel al Señor y nunca cambió su posición. El fue un verdadero mártir. El sufrió el martirio por causa de la iglesia y las iglesias. El fue realmente librado del presente siglo maligno.

  Muchos de aquellos que alaban al hermano Nee hoy en día, en realidad se le opondrían si él estuviera aquí. Los escribas y fariseos se excusaban a sí mismos diciendo que si ellos hubiesen vivido en los días de los profetas, no habrían participado en las obras de sus padres, los cuales asesinaron a los profetas. El Señor los expuso diciendo que aunque ellos edificaban las tumbas de los profetas, daban testimonio contra ellos mismos de que eran hijos de aquellos que mataron a los profetas (Mt. 23:29-31). Entonces les dijo que, del mismo modo, ellos matarían y perseguirían a los profetas que les serían enviados (vs. 34-35). El hermano Nee fue perseguido y se le opusieron porque salió del presente siglo maligno para llevar a cabo la voluntad de Dios, la cual es tener el Cuerpo orgánico de Cristo. Nuestra historia es una historia que está por fuera del presente siglo maligno.

LOS CUATRO AVIVAMIENTOS PRINCIPALES ENTRE NOSOTROS

  Ahora me gustaría compartir algo acerca de los cuatro avivamientos principales que ha habido entre nosotros. Hemos visto que las revelaciones junto con los sufrimientos producen el ministerio. Por el ministerio tenemos la obra, y como resultado de la obra vienen las iglesias. Además de esto, aun en el recobro del Señor, necesitamos avivamientos periódicos. En el recobro del Señor en China hubo cuatro grandes avivamientos claros y definidos.

El avivamiento acerca de la seguridad de la salvación

  El primer avivamiento que tuvimos en China estaba relacionado con el recobro de la verdad en cuanto a la seguridad de la salvación. Robert Morrison fue el primer misionero protestante que fue a China, en los primeros años de 1800. Desde ese entonces hasta que el Señor cautivó al hermano Nee en 1920, la certeza de la salvación no era algo muy claro. El Señor le dio al hermano Nee una clara visión de la seguridad de la salvación. El hermano Nee les decía a las personas que en tanto que creyeran en el Señor Jesús conforme a la enseñanza y revelación de la Biblia, podían tener la certeza de que eran salvos. Muchos fueron avivados por sus mensajes acerca de la seguridad de la salvación. La predicación del hermano Nee dio como resultado un avivamiento en 1923 en su pueblo natal, Foochow.

  En aquellos primeros días del mover del Señor en China, el hermano Nee ayunaba y oraba el día entero cada sábado. El me dijo a mí personalmente que él se abstenía de comer durante todo el día y oraba el día entero en preparación para lo que compartiría el siguiente día. Durante un año más o menos, él ayunaba y oraba los sábados y predicaba los domingos. Durante ese tiempo casi todos sus compañeros de estudio fueron salvos. Toda la atmósfera de su escuela cambió. En todos los rincones de esa escuela podía verse estudiantes leyendo la Biblia, orando juntos o teniendo comunión unos con otros.

  Durante ese tiempo de avivamiento, el hermano Nee y algunos otros jóvenes con él oyeron que en Nanking, lejos de su pueblo natal, el Señor había levantado a una joven cristiana llamada Ruth Lee. Ella era la redactora de un periódico cristiano muy famoso y difundido llamado La luz espiritual. El hermano Nee y los hermanos la invitaron a que viniera al pueblo de ellos para celebrar algunas reuniones. Ella acordó con ellos venir y decidió hacer el viaje en barco. El hermano Nee se dio cuenta de que como hermana, no se le debía dejar mucho en la vanguardia, a pesar de que él y los otros hermanos eran mucho más jóvenes que ella. El pensó que dejaría a los otros ir al muelle para recibirla y que él no iría.

  Esa noche el hermano Nee tuvo un sueño. En Hechos 2 en el día de Pentecostés, Pedro indicó que cuando el Espíritu es derramado sobre las personas ellas soñarán sueños (v. 17). El hermano Nee personalmente me habló de ese sueño, de la misma manera que me relató toda la historia desde 1920 hasta 1932. En ese sueño, él y otros hermanos fueron a recibir a la hermana Lee, y llegó el barco. Mientras él estaba a cierta distancia, vio a una joven que salía del barco hacia las personas que la estaban recibiendo. Entonces el Señor le dijo: “Esta es la colaboradora que he preparado para ti”.

  Cuando despertó en la mañana, consideró que esto pudo haber sido un sueño de parte del Señor, así que optó por ir a recibirla. El fue con una actitud vacilante, preguntándose si el sueño provenía del Señor o no. En vez de ir al frente, se quedó atrás. El vio a los jóvenes que corrieron al barco para recibir a la hermana Lee. El no tenía idea cómo era ella, pero era exactamente la misma persona que él había visto en el sueño. Cuando trajeron a él la señorita Lee, él dijo: “Ya la he visto”. Pero ellos no sabían que lo que él quiso decir con eso era que él ya la había visto en un sueño la noche anterior. El no le contó su sueño a la señorita Lee sino hasta cuatro años más tarde en 1927. El Señor arregló un contexto en el cual ella se vio obligada a dejar su obra en Nanking. Entonces vino a Shanghái, y desde entonces trabajó con el hermano Nee.

  Las reuniones que el hermano Nee tuvo en Foochow cuando vino la señorita Lee produjeron un gran avivamiento. Debido a que los santos allí no tenían un salón de reuniones grande, terminaron por reunirse al aire libre. Todos los de la congregación traían cada uno su silla. Si alguno no traía silla, tenía que permanecer de pie. Muchos fueron salvos en esa ocasión, y ése fue el primer avivamiento que hubo entre nosotros. Las noticias acerca del avivamiento se difundieron a muchos lugares, y muchos recibieron ayuda al quedar claros en cuanto a la seguridad de su salvación.

El avivamiento acerca de la vida vencedora de Cristo

  El segundo avivamiento que hubo entre nosotros ocurrió doce años más tarde en 1935. En ese entonces muchas iglesias habían sido establecidas, pero en cierta medida nos habíamos enfriado. El propio hermano Nee también tenía el sentir de que necesitaba ser un poco encendido. Así que él tomó la decisión en la primavera de 1935 de ir a Inglaterra. También decidió que antes de hacerlo, iría a Chefoo, mi pueblo natal.

  El hermano Nee y su esposa se hospedaron en mi casa. Mientras él estuvo allí, tuvimos conferencias durante una semana. En esas conferencias él ministró día tras día acerca de la vida vencedora de Cristo. Por esta serie de conferencias tan impactantes, todos fuimos avivados. Estábamos ardiendo una vez más. El canceló su viaje a Europa y regresó a Shanghái para tener otra serie de conferencias. El fuego de aquel avivamiento encendió la iglesia en Shanghái en 1935.

  Este fue el segundo avivamiento que tuvimos, el cual nos ayudó mucho a experimentar la vida vencedora de Cristo. Antes de aquella ocasión habíamos llegado a conocer la vida de Cristo, y teníamos algunas experiencias de la muerte de Cristo, pero lo que habíamos aprendido y experimentado no tenía mucho impacto. En ese avivamiento fuimos conducidos a un entendimiento pleno y a una rica experiencia de la vida vencedora de Cristo.

El avivamiento acerca del aspecto práctico de la vida de iglesia

  El tercer avivamiento que hubo entre nosotros ocurrió en 1942 y 1943. Primero, fuimos avivados con la verdad acerca de la seguridad de la salvación. En segundo lugar, fuimos encendidos con la vida vencedora de Cristo. El tercer avivamiento tuvo que ver con el aspecto práctico de la vida de iglesia. Ese avivamiento ocurrió de nuevo en mi pueblo natal Chefoo.

  Antes de ese avivamiento, el hermano Nee tuvo un gran viraje en 1939. En ese año él vio lo que es el Cuerpo de Cristo y vio el aspecto práctico de la iglesia local. Yo fui en 1939 a sus conferencias sobre el Cuerpo de Cristo. Luego fui a su entrenamiento en 1940. En ese entonces recibí mucha ayuda de él, principalmente en las conversaciones privadas que tuvimos él y yo. A través de esas conversaciones vi lo que él llamaba los planos del aspecto práctico de la iglesia local.

  Más adelante regresé a Chefoo en el norte de China. Una vez que hube regresado, no tuve ya libertad para movilizarme por causa de la guerra. Me di cuenta de que la voluntad del Señor para mí no era que viajara sino que me quedara en Chefoo para participar en la vida de iglesia en una forma práctica. Desde enero de 1941 practicamos todo lo que vi en Shanghái cuando estaba con el hermano Nee. Teníamos el orden apropiado de ancianos, diáconos, la oficina de servicio y los grupos de servicio. Practicamos la vida de iglesia por dos años según los planos que había visto el hermano Nee. A fines de 1942 la iglesia en Chefoo experimentó un gran avivamiento. Este avivamiento vino por medio de la práctica de la vida de iglesia con todos los grupos de servicio. El aspecto práctico de la vida de iglesia condujo a todos los santos a la edificación. La iglesia en Chefoo tenía como ochocientos santos en ese entonces.

  Para el 1º de enero de 1943 el avivamiento en Chefoo alcanzó su cima. No se hacía anuncios de antemano para tener una reunión ese mismo día, y aún así, los santos venían y se reunían. Desde la mañana hasta la tarde, todos se reunían sin comer ni beber. No había ningún horario ni ningún programa, y sin embargo, el Señor realizaba muchas cosas ese día. Después de un par de semanas, nuestras reuniones eran similares a las descritas en Hechos 2 y 4. Nos reunimos día tras día durante más de cien días. Aquello fue una serie de conferencias de cien días que comenzó el 1º de enero de 1943. Cada reunión era diferente y nueva.

  Sería necesario usar muchos mensajes para contarles todas las maravillas que sucedieron durante ese lapso de tiempo. Me gustaría contarles algunas cosas para darles una idea de lo que ocurría. Una tarde un joven estudiante de unos diecinueve o veinte años de edad estaba leyendo la Biblia. Leyó Isaías 1:3-4, que dice: “El buey conoce a su dueño, / Y el asno el pesebre de su señor; / Pero Israel no entiende, / Mi pueblo no tiene conocimiento. / ¡Oh nación pecadora, / Pueblo cargado de maldad, / Generación de malignos, / Hijos depravados! / Dejaron a Jehová, / Despreciaron al Santo de Israel, / Se volvieron atrás”. También leyó Jeremías 8:7 que dice: “Aun la cigüeña en el cielo conoce su tiempo, y la tórtola y la grulla y la golondrina guardan el tiempo de su venida; pero mi pueblo no conoce el juicio de Jehová”. El recibió mucha inspiración en estos versículos.

  El Señor puso en el interior de este hermano que se levantara esa tarde en la reunión para que diera un testimonio acerca de estas dos porciones de la Palabra. El tenía mucho temor de hacerlo ya que era bastante tímido. Le dijo al Señor: “Si quieres que yo dé un testimonio esta noche, tienes que hacer una cosa. Tienes que pedirle al hermano Lee que se levante y lea estas dos porciones de la Palabra ante toda la gente”. Yo nunca había hablado con él antes, y ni siquiera conocía su nombre. El pensó que sería imposible que yo hiciera esto, pero él le dijo al Señor que no daría testimonio a menos que esto aconteciera. En cierto momento en la reunión todos nos arrodillamos a orar. Mientras orábamos, el Señor me dijo que me levantara y leyera Isaías 1:3-4. El hermano quedó asombrado. Luego dije: “Vayamos a Jeremías 8:7”. El estaba temblando. Después de que leímos este versículo él dio un testimonio en el que compartió con nosotros acerca de cómo el Señor había tratado con él respecto de estos versículos. Este es un ejemplo de cuán poderosamente se movió el Espíritu en aquel entonces.

  El mover del Espíritu también fue poderoso en todos los hogares de los santos. Los santos ofrendaban todas sus posesiones a la iglesia. Todas las tardes traían toda clase de ofrendas para la iglesia. Simplemente llevar la contabilidad de todas esas ofrendas requería mucho tiempo. Cada uno venía a la reunión con algo que ofrendar, así que teníamos diferentes grupos para llevar la contabilidad de las diferentes clases de ofrendas. Un grupo, por ejemplo, mantenía un registro de todos los títulos de propiedades que habían sido donadas. Todos aquellos que poseían bienes raíces de alguna clase, traían las escrituras de los mismos y las ofrendaban a la iglesia. En el último día de este avivamiento, todos habían ofrendado literalmente todas las cosas que poseían. Incluso se ofrendaron artículos tales como máquinas de escribir y de coser.

  Con el tiempo, setenta santos viajaron en barco de Chefoo a Mongolia interior, y emigraron allí para propagar la vida de la iglesia. Ellos dieron a la iglesia todo lo que tenían, y la iglesia asignó cierta cantidad de dinero y cosas materiales para cada uno de ellos, que fuera suficiente para el viaje y para su sustento por tres meses. Nuestra experiencia en aquellos días fue igual que la del comienzo de la vida de iglesia cuando “todos los que habían creído estaban juntos, y tenían en común todas las cosas; y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno” (Hch. 2:44-45).

  En toda mi vida cristiana jamás he visto un avivamiento como aquél. En ninguno de los hogares se tenía conversaciones livianas ni chismes. Lo único que los santos hablaban era Cristo, la iglesia y la migración que el Señor les había mostrado. En cada casa —los viejos y jóvenes, padres, madres e hijos— fueron conmovidos sin excepción alguna. En ese entonces nos llamábamos a nosotros mismos “las huestes, el ejército, de Jehová”. Tal situación fue el resultado de haber estado nosotros en la práctica de la vida de iglesia. Los santos participaron en los grupos de servicio en la vida de iglesia, y esto causó que se encendieran. Luego vino el avivamiento. Durante ese avivamiento muchos jóvenes se hicieron líderes en las iglesias.

El avivamiento más grande, más poderoso, más sobrepujante que hubo entre nosotros mediante el recobro del ministerio del hermano Nee

  Después de la guerra, yo fui invitado a ir a Shanghái. Todavía estaba en su cumbre el avivamiento de Chefoo, así que ese avivamiento fue llevado a Shanghái. Este fue el cuarto avivamiento entre nosotros.

  Vimos que el hermano Nee no pudo ministrar durante seis años, desde 1942 hasta 1948, debido al conflicto de rebelión que había en Shanghái. A través del avivamiento allí en 1947 y en los primeros meses de 1948, los rebeldes y disidentes fueron traídos de regreso. Casi todos ellos se arrepintieron y confesaron su falta al hermano Nee. Aquello trajo de regreso al hermano Nee al ministerio. Algunos decían que el hermano Nee no tenía tiempo para ministrar desde 1942 hasta 1948 a causa de sus negocios, pero tal cosa no era cierta. El tenía tiempo, pero no ministraba por causa de la rebelión de los santos en contra suya. El me dijo esto claramente. En 1947 yo le rogué que ministrara en Shanghái, pero él dijo que no podía ministrar por causa de los hermanos rebeldes allí.

  Damos gracias al Señor porque a través del avivamiento de 1947 toda la iglesia en Shanghái fue encarrilada de nuevo, y finalmente, el ministerio del hermano Nee fue recobrado. El recobro de su ministerio confirmó y amplió el avivamiento que había en la iglesia. Más adelante, como ocho hermanos con una búsqueda seria, los cuales provenían de diferentes partes de China y que habían venido a Shanghái para participar en ese avivamiento, estuvieron con el hermano Nee en un entrenamiento de seis meses. Después de ese entrenamiento desde abril hasta octubre de 1948, los que estaban bajo su entrenamiento regresaron a sus localidades, y sus localidades fueron encendidas en fuego. Aquello vino a ser el avivamiento más grande, más poderoso y más sobrepujante que hubo entre nosotros. Este avivamiento se extendió por toda China. En una localidad fueron bautizadas setecientas personas en un solo día. Sin embargo, finalmente los comunistas vinieron y se apoderaron de China.

  El avivamiento entre nosotros en Chefoo en 1943 se esparció a Shanghái en 1947. Después de que fui enviado a la isla de Taiwán, este avivamiento fue llevado allí. Esta fue una de las razones por las cuales la obra en Taiwán avanzó tan rápidamente en los primeros años. En seis años aumentamos de unos quinientos a casi veinte mil. Esto se debió a la propagación del fluir de aquel gran avivamiento en China.

  El principal aspecto espiritual del cuarto avivamiento fue que todos los santos consagraron a la iglesia todo lo que eran y todo lo que tenían. Ese fue no sólo un avivamiento en el aspecto práctico de la vida de iglesia sino también un avivamiento con una rendición plena al Señor de parte de todos los santos. Todo lo que ellos eran, todo lo que hacían y todo lo que poseían lo entregaban a la iglesia. Esto desarraigó todas las cosas mundanas y edificó a los santos en unión. Los santos llegaron a ser una expresión sobresaliente del Cuerpo de Cristo con el poder y el impacto de la unanimidad. Aquello fue la edificación de los santos en la práctica.

  Aun hoy en día seguimos heredando todos los buenos puntos de aquellos cuatro avivamientos. Estamos heredando la experiencia de tener la seguridad de la salvación, la vida vencedora de Cristo, la práctica de la vida de iglesia y la práctica de una rendición total de nuestro ser al Señor por el bien de la iglesia. Espero que nosotros tengamos claridad acerca de estos cuatro aspectos: la seguridad de la salvación, la vida vencedora de Cristo, el aspecto práctico de la vida de iglesia y la entrega completa a la iglesia de todo lo que somos, de todo lo que tenemos y de todo lo que podemos.

LA COMPRENSION QUE TUVE DEL HERMANO NEE POR MEDIO DE MI CONTACTO CON EL

  Me gustaría tener comunión con ustedes acerca de la comprensión que tuve del hermano Nee por medio de mi contacto con él. El hermano Nee y yo estábamos muy lejos el uno del otro cuando éramos cristianos jóvenes. El estaba en el sur de China, y yo estaba en el norte de China. El fue salvo en 1920, y yo fui salvo en 1925. Mi madre fue bautizada cuando era adolescente, y se hizo miembro de la denominación Bautista del Sur. Yo fui criado y educado en el cristianismo, aunque no era salvo. Un día oí que una joven predicadora de unos veinticinco años de edad iba a venir a mi pueblo para tener algunas reuniones evangelísticas. Yo tenía como diecinueve años entonces. Tenía curiosidad por ver a esta joven predicar el evangelio.

  Una tarde fui a oírla. Desde entonces nunca he visto una persona que predique el evangelio con tanto impacto. Ella estaba predicándole a una multitud de más de mil personas acerca de cómo Satanás ha capturado, poseído e invadido a las personas. Ella usó la historia de Faraón cuando tenía a los hijos de Israel bajo su tiranía. Fui cautivado por el Señor por la predicación de ella. El nombre de aquella hermana era Peace Wang. Ella fue la segunda hermana que llegó a colaborar en la obra, junto con Ruth Lee. Por medio de su predicación yo fui salvo en abril de 1925. En ese entonces yo era un joven muy ambicioso, pero en verdad me volví al Señor.

  Yo amaba al Señor, pero no tenía a dónde ir en busca de ayuda. Traté de coleccionar libros acerca de la Biblia para que me ayudaran a entenderla. En mi pueblo había un periódico cristiano llamado La estrella de la mañana. En ese periódico apareció un artículo escrito por el hermano Nee. A mi parecer, fue el mejor artículo de ese periódico, y disfruté su lectura. Hice lo posible por coleccionar todos los ejemplares que tuvieran artículos del hermano Nee. Nunca lo había conocido a él, y por la lectura de sus artículos pensé que él debía de ser un escritor de mucha edad. En uno de los ejemplares había un anuncio para aquellos que quisieran subscribirse a la revista mensual del hermano Nee llamada El cristiano. Yo envié mi hoja de subscripción, y recibí veinticuatro ediciones de El cristiano entre 1925 y 1926.

  Durante ese tiempo yo le escribía al hermano Nee. Este fue el principio de mi contacto con él por correspondencia. Principalmente yo le hacía preguntas acerca de la Biblia. En una carta le pedí que me dijera cuál era el mejor libro que me podría ayudar a entender toda la Biblia. El me dijo que hasta donde él sabía, el mejor libro que me podría ayudar a conocer toda la Biblia era Synopsis of the Books of the Bible [Sinopsis de los libros de la Biblia] de J. N. Darby. El dijo que yo tendría que leerlo varias veces para poder entenderlo. Más tarde cuando fui a visitarlo por primera vez, él me dio el juego completo de los cinco volúmenes de esta sinopsis de Darby.

  Al leer los escritos del hermano Nee, empecé a darme cuenta de la verdad acerca de lo que es la iglesia y lo que son las equivocaciones del cristianismo. Aunque yo estaba en una denominación, interiormente yo ya había roto con las denominaciones. En mi denominación había un joven que notó que yo era ahora diferente a los demás. Un día él vino a visitarme y me preguntó cómo podía uno saber que era salvo. Le di un folleto del hermano Nee que trataba de la seguridad de la salvación. Después de leerlo él entendió claramente que era salvo. Con el tiempo, nuestro pastor se refería a nosotros dos como Caleb y Josué.

  Más adelante la empresa donde este hermano joven trabajaba lo transfirió de Chefoo a Shanghái. Me preguntó dónde se podría reunir en Shanghái. Le dije que el folleto que yo le había dado acerca de la seguridad de la salvación decía algo acerca de dónde había reuniones de cristianos. Le dije que lo mejor era que fuera allí. El fue a esas reuniones de la iglesia en Shanghái. Finalmente, llegó a ser uno de los tres primeros ancianos en Shanghái.

  A fines de 1927 mi denominación me eligió como miembro del comité directivo. Entonces me vi obligado a decirles que no podía permanecer más en esa denominación. Ese fue el año en que dejé esa denominación y empecé a asistir a la asamblea de los Hermanos. Iba a la asamblea de los Hermanos fielmente cada semana. Recibí muchas buenas enseñanzas de ellos acerca de la tipología y la profecía. Años más tarde, en agosto de 1931, el Señor me mostró que yo había recibido mucho conocimiento bíblico, y que sin embargo estaba frío y muerto. Hubo un verdadero arrepentimiento en mí. Gracias al Señor que después de que fui salvo, nunca volví al mundo. Pero en aquel entonces, aunque asistía a tantas reuniones de los Hermanos cada semana, yo estaba frío.

  Cuando el Señor me redarguyó acerca de mi frialdad, me levanté temprano el siguiente día. Mi casa estaba cerca de una pequeña montaña. Yo subí a la cima de esa montaña y lloré en arrepentimiento delante del Señor. Yo estaba desesperado. Desde ese día subía allí cada mañana para pasar un tiempo con el Señor. Continué orando de este modo por algunos meses. Durante ese tiempo mientras yo buscaba al Señor, el hermano Nee tuvo unas conferencias de victoria en Shanghái en 1931. Traté de ir a Shanghái a esas conferencias, pero Japón había invadido a Manchuria, y se me advirtió que no fuera. Si hubiera ido, habría corrido el riesgo de ser separado de mi hogar, así que cancelé el viaje. El hermano joven de mi denominación que había ido a Shanghái regresó a Chefoo el siguiente año y me habló de las buenas reuniones que tenían allí.

  El y yo fuimos a nuestra antigua denominación y propusimos que ellos debían invitar al hermano Nee a que viniera para hablar allí. Aunque habíamos salido de la denominación, habíamos dejado una buena impresión de nosotros. Ellos todavía nos apreciaban como los jóvenes que éramos. Estuvieron de acuerdo con nuestra propuesta, e invitaron al hermano Nee. Al mismo tiempo el seminario Bautista del Sur, que estaba en un condado cercano a Chefoo, también lo invitó para que hablara allí.

  En el verano de 1932, el hermano Nee vino a Chefoo, y yo me uní a aquellos que fueron a su barco a saludarlo. Asistí a todas las reuniones en las que él habló. Fui con él al seminario Bautista del Sur, el cual por aquel entonces estaba conectado con el movimiento pentecostal. En esos años el movimiento pentecostal predominaba en el norte de China. Esta fue la primera vez que yo vi lo que practicaban los pentecostales. En la reunión algunos saltaban, otros rodaban por el piso, otros se reían y otros gritaban. Esto ocurrió durante un rato. Luego el pastor pidió que hicieran orden, y el hermano Nee habló. Después de la reunión, el hermano Nee y yo caminamos juntos. Le mencioné las extrañas prácticas que habían tenido en la reunión. El me dijo: “En el Nuevo Testamento no hay formalismos”. Más tarde él se hospedó en mi casa por dos o tres días. Durante ese tiempo tuvimos largos períodos de comunión. Esto fue en julio de 1932.

  En la tarde del día que el hermano Nee se fue, un hermano que era miembro de mi antigua denominación vino a mí. El buscaba ayuda del hermano Nee, pero el hermano Nee ya se había ido. Este hermano y yo compartimos por un largo tiempo esa tarde junto al mar, pues mi casa no estaba lejos de la playa. Llegó a un punto en que dijo: “Usted tiene que bautizarme hoy en el mar”. Le dije que yo no era pastor, ni anciano, ni diácono. El me reprendió diciendo: “Usted me dijo que todos los discípulos de Jesús que estén calificados para predicar el evangelio, están también calificados para bautizar a otros. Usted tiene que bautizarme”. Le pedí que orara conmigo. Luego la palabra de Hechos 8 vino a mí: “Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado?” (v. 36). Entonces lo bauticé. Cuando subimos del agua, ambos estábamos en los cielos. El me dijo que desde el siguiente día él no volvería nunca a la denominación, sino que vendría a reunirse conmigo. Yo le dije que desde el siguiente día yo dejaría de ir a las reuniones de los Hermanos y empezaría a reunirme con él. Aquello fue realmente el mover del Señor.

  El bautismo de este hermano fue un martes. El jueves de esa semana otros dos vinieron a nosotros y nos pidieron que los bautizáramos, y nosotros lo hicimos. El domingo más hermanos fueron bautizados, el domingo siguiente teníamos once hermanos participando de la mesa del Señor en Chefoo mi pueblo natal. Esto llegó a oídos del hermano Nee en Shanghái. Para fines de ese año éramos ochenta personas las que nos reuníamos.

  A comienzos del año siguiente había como cien hermanos reuniéndose en Chefoo. En abril de ese año, la hermana Peace Wang vino a visitarnos. Fue a través de ella que yo fui salvo. Para entonces en 1933, ella había llegado a ser uno de los colaboradores de más impacto. Luego vino el hermano Nee, y estuvo con nosotros por unos diez días. Después de esto, él fue a Inglaterra a visitar a los Hermanos.

  Durante las tres primeras semanas de agosto de 1933 yo tuve una lucha con el Señor acerca de dejar mi trabajo y servirle de tiempo completo. El Señor me estaba llamando interiormente a que le sirviera de esa manera. En ese entonces mi hermano menor y yo teníamos los empleos mejor pagos entre los que estaban en la iglesia, así que muchas de las necesidades de la iglesia eran suplidas secretamente por nosotros. El Señor estaba llamándome a que dejara mi trabajo, pero yo estaba considerando qué ocurriría si lo hacía. Yo estaba ayudando a suplir las necesidades de la iglesia, pero si yo tomaba este camino, otros tendrían que suplir mis necesidades.

  De hecho, desde el primer día en que yo fui salvo por medio de la predicación de la hermana Wang, sentí el llamado del Señor a servirle a tiempo completo. Yo sabía que mi destino para toda la vida era servir al Señor de tiempo completo. Desde el 1º hasta el 21 de agosto de 1933 yo estuve luchando con el Señor acerca de este asunto. El miércoles, 21 de agosto, tuve comunión con dos de los líderes después de la reunión de oración. Les expliqué la situación a ellos y les pedí que oraran por mí esa noche. No podía seguir adelante ni un solo día sin tomar una decisión al respecto. Tarde esa noche pasé un tiempo delante del Señor, y me quedó claro que Su voluntad era que aceptara Su llamado. La única cosa que me hacía vacilar era mi incredulidad. Entonces el Señor me mostró que si yo no respondía a Su llamado, El no tendría ya nada más que ver conmigo en lo relacionado con la obra. Le dije al Señor con lágrimas que sí aceptaba Su llamado y que tomaba este camino.

  Al siguiente día renuncié a mi trabajo. Después de renunciar, fui a la oficina de correos al día siguiente para recoger una carta enviada de Manchuria. Esta fue la primera carta en la que recibía una invitación a ir a un lugar para hablar por el Señor. Acepté esta invitación y fui a la capital de Manchuria para hablar por los intereses del Señor. Mientras estaba allí, me llegó una carta procedente del administrador general de la empresa donde yo trabajaba, en la que me decía que no quería que dejara mi trabajo. Decía que me ascendería y me aumentaría el salario mensual si me quedaba. Usualmente al final del año, los empleados de esa empresa recibían una jugosa bonificación. Calculé que si trabajaba otros tres meses, recibiría esa bonificación, y luego podría dejar el trabajo.

  Cuando regresé de Manchuria a casa, me esperaba allí una carta del hermano Nee. Era una nota corta fechada el 17 de agosto. Esta fue escrita durante el período de tres semanas en el cual estuve luchando con el Señor. Esta nota decía: “Hermano Witness: acerca de tu futuro, me parece que tienes que servirle al Señor de tiempo completo. ¿Qué piensas de esto? Que el Señor te guíe”. Aquella corta nota todavía tiene mucho significado para mí. Ella contrarrestó la carta del administrador general de la compañía donde yo trabajaba. Le dije al Señor que aun si esa empresa me ofreciera el mundo entero, no lo aceptaría. Entonces tomé la decisión de ir a Shanghái para ver al hermano Nee.

  Cuando fui a Shanghái, le pregunté al hermano Nee por qué había escrito esa nota del 17 de agosto. El dijo que en esa ocasión él estaba a bordo de un barco en el Mediterráneo de regreso de Europa a China. Estando en su camarote, tuvo la carga de orar por la obra en China. Mientras oraba, el Señor le dijo en su interior: “Tienes que escribirle una nota a Witness Lee diciéndole que consideras que él debe servirme a tiempo completo”. Mientras el hermano Nee estaba navegando por el Mediterráneo, yo estaba luchando con el Señor en China. Estábamos a miles de kilómetros de distancia, y aún así, él recibió una carga del Señor de escribirme esa nota en un tiempo tan crítico. Aquello me convenció totalmente de que él era verdaderamente un hombre de Dios. Me di cuenta de que yo tenía que laborar con él para el mover del Señor. Ese fue el comienzo de nuestra labor juntos.

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