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Mensajes del libro «Levantarnos para predicar el evangelio»
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CAPÍTULO CINCO

CÓMO VISITAR PERSONAS AL LLAMAR A LAS PUERTAS

  Lectura bíblica: Mt. 28:19; Hch. 4:31; Ro. 10:13; Mr. 16:16a

LLEVAR A CABO LA MANERA ORDENADA POR DIOS PARA REALIZAR EL AUMENTO Y LA PROPAGACIÓN

  A partir de octubre de 1984, el Señor de nuevo nos ha conducido a tener un cambio en Taipéi. Esto no significa que la verdad entre nosotros ha cambiado; la verdad nunca cambiará. Este cambio más bien es una renovación del modo en que servimos, ejercemos nuestra función y nos reunimos. Estudiamos y observamos la historia de la iglesia en el siglo veinte desde muchas perspectivas a fin de ver cómo los santos en las iglesias han servido, cómo han ejercido su función y cómo se han reunido. Hicimos esto con miras a hallar la manera apropiada que está en conformidad con la dirección del Señor en la era actual con respecto a las reuniones y el servicio.

La baja tasa de aumento en el cristianismo

  Hemos invertido mucho tiempo y energía para efectuar tal cambio porque vimos que aunque la verdad que disfrutamos en el recobro del Señor es muy rica, resplandeciente y elevada, el aumento numérico de los santos entre nosotros ha sido muy lento y bajo. Hemos estudiado la tasa de aumento de todos los grupos cristianos así como de otros grandes grupos religiosos en la sociedad humana y hemos observado cómo ellos se propagan. Esto no quiere decir que nuestra intención es imitarlos. Más bien, hicimos esto a manera de comparación y referencia. Lo que más nos hizo sentir avergonzados es que entre las cinco religiones principales, la que ha tenido la mayor tasa de propagación en los últimos siglos es el Islam. Su aumento no se mide por porcentaje, sino por múltiplos. Sin embargo, la tasa de aumento de los cristianos ha sido extremadamente baja.

  Vine para comenzar la obra en los Estados Unidos en 1962. En el verano de 1964, un hermano que era un obrero en la denominación bautista del sur nos mostró sus estadísticas. El informe indicaba que en 1964 la denominación bautista del sur tenía once millones de miembros. En 1985 su número aumentó por otros tres millones, lo que llevó el total a unos catorce millones. Desde un punto de vista numérico, esto es muy impresionante. Sin embargo, si consideramos que esto ocurrió dentro de veintidós años, la tasa de aumento es sólo de un 1.5 por ciento, ni siquiera un 2 por ciento. Esto muestra que su tasa de aumento es muy baja y que la propagación es muy lenta. La tasa de aumento y propagación del mayor grupo del cristianismo, que es la Iglesia Católica, también es muy baja. Por causa de esto, percibimos aún más que es necesario estudiar la situación.

Los casos de los mormones y los testigos de Jehová

  Lo extraño es que los dos grandes grupos heréticos dentro del cristianismo —los mormones y los testigos de Jehová— han experimentado el aumento y la propagación más rápidos dentro de los últimos cien años. Hemos examinado las publicaciones del mormonismo y hemos hallado que su literatura es herética. Ellos dicen que Jesucristo nació de María y Adán. ¿Qué otra herejía podría ser mayor que ésta? Reconocen a Jesucristo y también hacen referencia a la Biblia y hablan acerca del Espíritu Santo. Explican la lluvia temprana y la lluvia tardía vistas en el libro antiguotestamentario de Joel al decir que la lluvia temprana es el Espíritu Santo que descendió el día de Pentecostés, mientras que el Espíritu Santo que descenderá en el futuro es la lluvia tardía. Por ende, ellos se llaman a sí mismos la “Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días”. Sin embargo, ellos dicen blasfemamente que aquel en quien ellos creen y a quien predican nació de María y Adán.

  Recientemente, cuando fui a las montañas a descansar, contacté un agente de bienes raíces allí que era un hombre recto y también un miembro de los testigos de Jehová. Un día él vino al lugar donde yo reposaba para una visita especial. Durante el transcurso de nuestra conversación descubrí que él es una persona celosa que siempre reserva dos días de la semana con el propósito de llamar a las puertas. Cuando llegamos a algunos asuntos teológicos, le pregunté: “¿Quién es este Jesucristo a quien ustedes adoran y sirven? ¿Es Él Dios?”. El respondió: “Jesucristo no es el Dios eterno que no tiene principio ni fin. Puesto que Jesucristo tiene un principio, Él no es el Dios eterno, sino el arcángel Miguel”. De inmediato, busqué Romanos 9:5 para mostrarle que Jesucristo “es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos”. Después que él leyó esto, dijo que los signos de puntuación en este versículo son incorrectos. Yo dije: “Ésa es la manera en que lo sacas de contexto. Este versículo en el griego indica claramente que Jesucristo es Dios, quien es sobre todas las cosas y bendito por los siglos”. Digo esto para mostrar que estos dos grupos son heréticos, pero son los grupos con el crecimiento más rápido entre todos los grupos del cristianismo. Ellos tienen la mayor tasa de aumento de miembros. Por ende, tenemos que preguntarnos: ¿por qué pareciera que no podemos propagarnos aunque la verdad es rica, la luz es clara y la visión es elevada entre nosotros en el recobro del Señor?

Testimonios acerca de la expansión del recobro del Señor en Taiwán

  Cuando comencé a laborar en Taiwán en 1949, tomé la decisión de que debíamos propagar el evangelio de modo agresivo. Lo que hicimos en Taipéi es un ejemplo. Dividimos cada distrito según las distintas calles y caminos. Los hermanos y las hermanas reclamaron una porción hasta que cada calle y camino fue reclamado. Los santos fueron de casa en casa para distribuir folletos del evangelio hasta que cubrieron todo Taipéi. Al mismo tiempo, hicimos carteles del evangelio con frases tales como “Dios ama al mundo” y “Cristo Jesús vino al mundo para salvar pecadores” y los colgamos en las calles grandes, los caminos pequeños, las intersecciones, las paradas de autobús y las puertas de las casas de los hermanos y las hermanas. También había un equipo de evangelio que salía para proclamar el evangelio en las noches a mitad de semana. El día del Señor, distintos equipos iban por su ruta hacia el Parque Nuevo. Cada tarde del día del Señor los tres mil asientos del anfiteatro en el Parque Nuevo eran ocupados. Pudimos traer de regreso cuatrocientas tarjetas con nombres de personas interesadas en el evangelio. La siguiente noche distribuíamos las tarjetas a los hermanos y hermanas de modo que inmediatamente pudieran ir a llamar a las puertas y hacer visitaciones. Por causa de esto, una gran cantidad de personas fueron salvas. No solamente hicimos esto en Taipéi, sino que otras localidades también pusieron esto en práctica. Por lo tanto, cuando comenzamos la obra en Taiwán, sólo había de trescientas a quinientas personas, pero en cinco o seis años el número aumentó cien veces y alcanzó de cuarenta a cincuenta mil personas. Por causa de esto también aprendimos una lección, pues nos dimos cuenta de que no podemos solamente orar sin tomar acción. La oración es lo primero, pero a la oración le debería seguir la acción. Sólo de este modo puede el Señor bendecirnos.

  En 1957 cuando invitamos al hermano T. Austin-Sparks para que viniese a visitarnos, surgió una pequeña distracción que causó que la unanimidad entre nosotros fuese perjudicada. Desde ese momento en adelante, el aumento del recobro del Señor ha ido cuesta abajo. Cuando dejé el país y permanecí en el exterior por más de veinte años, el número casi no aumentó en lo absoluto porque carecíamos de la acción apropiada. Estudiamos este segmento de nuestra historia y, después de hacer comparaciones, sentimos que necesitábamos recobrar la acción apropiada. En Mateo 28:18 y 19, el Señor Jesús dijo: “Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id”. El Señor ya tiene la autoridad, pero si nosotros no vamos, es imposible tener el aumento. Esto nos muestra que por el lado del Señor, Él tiene la autoridad, el poder, pero, por el lado nuestro, necesitamos cooperar, es decir, necesitamos actuar.

  A partir de octubre de 1984, estudiamos este asunto en Taipéi, y comenzamos a experimentar. También les dije a los hermanos y las hermanas que de ese día en adelante, sería necesario cambiar por completo todas nuestras reuniones, servicios y actividades. Era necesario poner a un lado lo que teníamos del pasado. Damos gracias y alabamos al Señor porque hasta la primera mitad de este año, nuestro experimento ha resultado ser correcto y totalmente práctico. En este mensaje primero quiero tener comunión acerca de un resultado que surgió de nuestro experimento: deberíamos llamar a las puertas y predicar el evangelio de casa en casa en las comunidades y en los recintos universitarios, y no a las personas con quienes estamos familiarizados, sino al llamar a puertas “extrañas”. Debido a la influencia de nuestros trasfondos y experiencias pasadas, siempre hemos sentido que seríamos rechazados si llamamos a la puerta de un extraño. Sin embargo, nuestro experimento ha comprobado que siempre y cuando estemos dispuestos a tocar a la puerta, ella se abrirá. Por ende, con esta clase de situación, tenemos que aprender cómo hacer visitaciones al llamar a las puertas.

EL PRERREQUISITO PARA VISITAR PERSONAS AL LLAMAR A LAS PUERTAS: LA PERSONA MISMA

  Es cierto que al cooperar con la oración, deberíamos actuar y salir para visitar personas al llamar a las puertas. Sin embargo, su misma persona es crucial en lo que respecta a llamar a las puertas. Por causa de nuestras personas, su visitación podría ser de un modo y mi visitación podría ser de otra manera; si el presidente fuese a visitar personas, él lo haría de otra manera distinta. Por lo tanto, tiene que haber algunos requisitos para llevar a cabo la visitación al llamar a las puertas. Primero, usted tiene que ser uno que ama y busca al Señor. Segundo, usted tiene que ser uno que va en pos de la verdad y es docto en la verdad. Tercero, usted tiene que ser uno que crece en vida y está siendo transformado de día en día. Cuarto, usted tiene que ser uno que frecuentemente toma medidas con respecto a los pecados, ora delante del Señor y siempre es lleno por el Espíritu Santo. Quinto, usted tiene que ser uno que ha tenido un cambio de carácter por causa de la vida que está en su interior. A fin de salir a visitar personas al llamar a sus puertas, es imprescindible ser equipado con estos requisitos fundamentales.

  Si usamos una expresión coloquial, podríamos describir la deficiencia de los chinos al decir que son sueltos y descuidados. En la primavera de este año, había más de cien graduados de la universidad que se unieron al Entrenamiento de Tiempo Completo en Taipéi. Tengo dos clases con ellos cada semana. Una vez les dije: “Su cabello no está peinado apropiadamente; se ve tan revuelto. ¿Les harán caso las personas cuando ustedes vayan a predicarles el evangelio? Mírense a ustedes mismos. El color de sus corbatas no combina, sus camisas no están coordinadas, sus medias se ven aún peor, y quién sabe cuánto tiempo ha transcurrido desde la última vez que lustraron sus zapatos. Si así es como lucen, ¿quién los escuchará cuando estén de pie allí dando un mensaje o cuando se sienten para predicar el evangelio a otros? Un proverbio chino dice: ‘Las palabras de un hombre de baja posición son de poco peso’. Esto quiere decir que si usted es una persona liviana, su hablar será liviano también. Cuando las personas vean que usted no luce como una persona apropiada, pero que intenta predicarles el evangelio para que sean salvos, quizás ellos piensen que usted debiera ser salvo primero antes de ir a salvarlos a ellos”. Doy gracias y alabo al Señor porque después de decir eso, la próxima vez que fui a la clase vi que los hermanos habían peinado su cabello cuidadosamente y las hermanas habían cambiado su vestimenta. Todos ellos se vistieron de modo apropiado y adecuado, y sus zapatos estaban lustrados brillantemente.

  Si usted verdaderamente ama al Señor, desea la verdad, va en pos del crecimiento en vida, confiesa sus pecados frecuentemente, recibe tratos delante del Señor y es lleno del Espíritu Santo, usted mejorará en su carácter. Si usted tiene un buen carácter cuando vaya a visitar personas, ellos le darán a usted cierta medida de respeto desde el momento en que abran la puerta. Pero cuando vaya a llamar a las puertas, si su cabello está revuelto, su corbata está chueca y no combina con su ropa, y sus zapatos no están lustrados, entonces las personas podrían abrir la puerta para permitirle entrar y quizás le pidan que se siente, pero cuanto más le observen, más sentirán que usted no es apropiado. Después de ser examinado por ellos por unos cuantos minutos, usted estará muy avergonzado para hablar y perderá su decoro. Por lo tanto, a fin de propagarnos y que el número de personas aumente, necesitamos ser cambiados por completo y equipados nuevamente.

LA LEY DE LLAMAR A LAS PUERTAS DE MANERA EFECTIVA

Orar, confesar nuestros pecados, tomar medidas con respecto a nuestros pecados y ser llenos del Espíritu Santo

  Cuando salgamos a llamar a las puertas en la comunidad y en los recintos universitarios, tenemos que saber cómo hacerlo. Primero que todo, cada vez que salgamos, debemos orar de manera adecuada y exhaustiva hasta que seamos llenos del Espíritu Santo. En cuanto nos volvamos a nuestro espíritu y oremos al Señor, nuestro ser interior será iluminado. Percibiremos que muchas cosas son inapropiadas, como si nos hubiésemos acercado a un espejo y hubiésemos visto nuestra verdadera situación. En ese momento tenemos que confesar nuestros pecados, cuanto más, mejor. Esto hará que tomemos medidas con respecto a nuestros pecados. Cuando no tenemos nada más que confesar es cuando el Espíritu Santo nos llena. Cuando todas nuestras transgresiones y nuestros pecados hayan sido vaciados, el Espíritu Santo llenará todo nuestro ser. Entonces tendremos el denuedo para ir a llamar a las puertas.

  Ser llenos del Espíritu Santo es como respirar. Respirar es un asunto continuo. Si aguantamos nuestra respiración por tres minutos, moriremos. Por ende, cada vez que vayamos a visitar personas, primero tenemos que orar con seriedad. Aunque oramos ayer, tenemos que orar de nuevo con miras a nuestra salida hoy, y debemos acercarnos al Señor para recibir Su iluminación. En nuestro diario andar en el mundo siempre estamos siendo contaminados; por ende, necesitamos ser lavados una y otra vez. Esto podría compararse a lavar nuestras manos. Aunque usualmente no hago la limpieza en mi casa y me esfuerzo por no tocar nada sucio, de todos modos tengo que lavarme las manos de siete a ocho veces al día. Del mismo modo, no importa cuán cabalmente usted oró y confesó al Señor ayer, usted aún tiene que orar minuciosamente hoy antes de salir a visitar personas y llevarlas al Señor. Usted no puede omitir este tiempo de oración. Usted tiene que pagar el precio para esto. Si usted toma en serio este asunto, se dará cuenta de que no es suficiente meramente pasar de tres a cinco minutos orando.

  Esto es una ley inalterable: orar hasta que seamos llenos del Espíritu Santo requiere que seamos iluminados y confesemos nuestros pecados. Cuanto más callados estemos delante del Señor y más abiertos estemos a Él, más sentir tendremos en nuestro interior. Ese sentir es el hablar del Señor a nosotros; es la iluminación del Señor. El Señor nos habla por medio del sentir que tenemos. A medida que este sentir llega a ser cada vez más claro y la iluminación del Señor llega a ser cada vez más brillante, vemos nuestros errores. Necesitamos confesar nuestros pecados uno por uno y tomar medidas en cuanto a ellos mientras sentimos la iluminación del Señor. El Señor podría resplandecer sobre usted para mostrarle que su enojo hacia su esposa esta mañana no era correcto. Después de confesar esto al Señor, Él podría decir: “Ahora que me has confesado tu pecado, necesitas ir a tu esposa para pedirle perdón”. Esto lo pone a usted en una posición difícil. Si usted se detiene aquí y no va a pedirle disculpas, usted estará acabado. En esta condición usted no será eficaz al salir a llamar a las puertas. Sorprendentemente, si usted va y le pide perdón y regresa delante del Señor, de inmediato será lleno del Espíritu Santo. Sentirá el “viento” del Espíritu que pasa a través de usted. Entonces, su salida a llamar a las puertas irá bien.

  Esto no es una coincidencia; más bien, es una ley espiritual. Si usted tiene algunos nudos en su interior de los cuales no puede ser liberado, ¿cómo liberará usted a otros? Si usted mismo no es salvo, ¿cómo va a salvar a otros? En otras palabras, necesitamos permitir que el Señor primero nos salve a lo sumo hasta que seamos liberados; entonces podemos ir a llamar a las puertas, podemos salvar a otros. Podríamos fingir en otros asuntos, pero no podemos fingir en este asunto. Uno puede discernir al mirar el fruto. Espero que nos ejercitemos seriamente en este asunto delante del Señor.

  Orar, confesar nuestros pecados, tomar medidas con respecto a nuestros pecados y subsecuentemente ser llenos del Espíritu Santo tendrá como resultado denuedo y confianza. Si usted sale a llamar a las puertas pero no ha orado, sus piernas temblarán y no tendrá poder en su hablar. Sin embargo, al orar, confesar pecados y ser llenos del Espíritu Santo, usted no sólo tendrá denuedo al llamar a las puertas, sino que también tendrá la confianza de que la persona a quien usted visita será salva. Si usted no ha sido lleno del Espíritu Santo, es posible que no pueda tan siquiera pronunciar una palabra con su boca. Sin embargo, una vez que usted sea lleno del Espíritu Santo, no sólo tendrá el poder para hablar, sino que también puede determinar si esa persona será salva o no. Si usted dice que será salva, será salva; si usted dice que no será salva y que necesita esperar por un tiempo, entonces no será salva. Ésta es la eficacia de la oración, confesar los pecados y ser llenos del Espíritu Santo.

Ejercitarnos para hablar sabiamente

  Cuando usted vaya a llamar a las puertas, tiene que prestar atención a su actitud. Nunca debería ser imprudente o precipitado. Más bien, usted debería ser modesto, cortés, amable, respetuoso, decoroso y de peso. Además, cuando usted hable, debería aprender a ser conciso en vez ser verboso, y a ser afectuoso en vez de ser frío. Si usted es demasiado verboso y mecánico, las personas podrían cerrar sus puertas de inmediato o encontrar una excusa para rechazarlo. Por ende, usted tiene que ejercitarse para hablar de manera sencilla, directa, afectuosa y educada. Si ellos responden: “No tengo tiempo”, usted no debería darse por vencido. Más bien, debería decir: “Esto sólo tomará un minuto”. A la postre la persona podría ser salva y bautizada como resultado de esta predicación del evangelio que duró un minuto. Practicamos el “evangelio de un minuto” porque hemos tenido esta clase de experiencia.

  Aun si usted ha aprendido todas las verdades, una persona a quien usted visite al llamar a su puerta no podrá discernir eso. Sin embargo, si usted saca un libro y lo abre y se lo lee, su actitud llegará a ser más respetuosa de inmediato. Esto también fue uno de los resultados de nuestro experimento en Taipéi. Cualquier cosa que está impresa en un volumen o publicada como libro es algo que no es común. Las palabras triviales no serán impresas en un libro. No importa quién sea la persona o cuán elevada sea su destreza de hablar, nadie puede hablar de manera tan nítida y concisa como un libro. Las palabras que usamos en nuestros libros han sido consideradas una y otra vez durante el transcurso de la escritura. Por ende, la terminología y la redacción son más claras y más concisas. Un colaborador me dijo: “He descubierto que al llamar a las puertas, especialmente en los recintos universitarios, es inútil hablar nuestras propias palabras. La manera más eficiente es leer nuestras publicaciones. A veces sencillamente abro la Versión Recobro y le pido a la persona que lea un párrafo de una nota al pie de página, y es salvo”. Él también utiliza los Estudios-vida de vez en cuando. Él sencillamente los abre y se los da a la persona para que lea una sección, y la persona es salva. Las palabras de las notas en nuestra Versión Recobro son refinadas y puras, y también son las verdades cruciales. Algunas secciones de nuestros Estudios-vida también son muy importantes. Necesitamos aprender a usar esas secciones.

  El folleto El misterio de la vida humana también ha sido usado grandemente por el Señor en este año. Creo que la cantidad total que se ha impreso de este folleto en todas las localidades es de aproximadamente un millón de copias. Por ende, también necesitamos aprender a usar este folleto. Mientras lo use, no sea verboso; más bien, cuanto menos tiempo se tome, mejor. Primero, usted debería memorizar las cuatro secciones principales. La primera sección trata acerca de la creación de Dios, la segunda sección trata de la caída del hombre, la tercera sección trata acerca de la redención efectuada por Cristo y la cuarta sección habla de la impartición de Dios. Mientras usted lee con alguien, no lea de principio a fin de manera muerta y rígida. Usted necesita aprender a seguir la dirección del Espíritu en su interior. Cuando usted perciba que necesita leer cierta sección, busque esa sección y léala. No lea demasiado; si lee demasiado, usted perderá al Señor en la lectura. Un vendedor una vez me dijo que la técnica clave para hacer ventas es no hablar demasiado. Sencillamente diga unas pocas frases que sean claras y concisas, y luego atraiga a la persona para que diga: “Es muy bueno”. Una vez que usted oiga esta expresión, de inmediato debería decir: “Es muy bueno; por favor, ¡compre uno!” y saque su libro de pedidos. Puesto que la persona ya ha dicho que es bueno, estará reacia a declinar.

Aprender a aprovechar la oportunidad

  Un hermano una vez testificó que durante una visita la persona le dijo que lo que le decía era muy bueno. Les indiqué a aquellos presentes que éste era el momento correcto para “sellar el acuerdo” y guiar esa persona a orar. Si esa persona estuviese dispuesta a orar, creería y recibiría al Señor, y luego el hermano debería bautizarla. Sin embargo, si él no aprovechase la oportunidad, sino que continuase hablando, la oportunidad podría escaparse, y no sería capaz de “cerrar el trato”. Sin embargo, algunos hermanos que estaban presentes dijeron: “Tememos que esto es demasiado rápido; todavía no nos conocemos el uno al otro”. Tal consideración significa que no es el nuevo quien no está dispuesto a orar, sino que es usted quien no está dispuesto a orar. No es que él no está dispuesto a perder su cara, sino que es usted quien no está dispuesto a perder su cara guiando la oración. Hablo estas cosas con base en mi experiencia. Era igual conmigo en el pasado. Cuando estaba por conducir a alguien al Señor, muchas veces no tenía el denuedo para guiarlo a orar en el momento crítico. En vez de ello, seguía pensando que quizás era demasiado temprano y que no debería tomar la oportunidad. Sin embargo, una vez perdía la oportunidad, era posible que la perdí por el resto de mi vida; quizás nunca hubiese tenido la oportunidad de verlo nuevamente.

  El hermano Nee una vez nos dijo que los predicadores del evangelio necesitan tener piel gruesa. Aquellos que son muy sensibles no pueden conducir personas a la salvación. Quizás algunos hermanos y hermanas dirían: “Si éste es el caso, puesto que soy una persona sensible, mejor sería si me olvido de salir a llamar a las puertas”. Usted puede hacer eso siempre y cuando tenga la paz, pero todos los demás seguirán tocando puertas. En el pasado, cuando veía extraños, comenzaba a sudar y mi rostro se volvía rojo. Cada vez que mi madre quería invitar personas a nuestro hogar, yo era el primero en objetar porque no me gustaba conocer extraños, y detestaba aún más ir a los hogares de otros. Por lo tanto, cuando tenía que predicar el evangelio a otros y conducirlos a orar al final, no podía relajar mi rostro ni abrir mi boca. Más tarde el Señor dispuso mi entorno de modo que me obligó a estar en una situación en la cual tuve que ponerme de pie y hablar desde la plataforma. No importa si usted es sensible; siempre y cuando usted esté dispuesto a practicar, dispuesto a salir para visitar personas al llamar a sus puertas, poco a poco usted tendrá el denuedo. Por otra parte, mientras usted está llamando a las puertas, tiene que aprender la técnica de aprovechar la oportunidad para guiar a la persona a creer y orar. Inmediatamente después que ella ore, debería mostrarle Romanos 10:13, que dice: “Porque: ‘Todo aquel que invoque el nombre del Señor, será salvo’”. Después dígale: “¡Felicidades, amigo! ¡Usted es salvo!”. Lo siguiente es guiarlo a ser bautizado.

  Antes de octubre de 1984, no había estudiado la Biblia cabalmente con respecto a la manera más apropiada de llevar a cabo el bautismo. El cristianismo tiene un debate incesante acerca de las dos formas de bautizar: el bautismo por inmersión o el bautismo por aspersión. El bautismo por inmersión consiste en sumergir la persona entera en el agua, mientras que el bautismo por aspersión consiste en meramente derramar un poco de agua sobre la persona. La Biblia sólo habla acerca de la necesidad de ser bautizados, pero no enfatiza el método de bautismo. Después de un año y medio de llamar a las puertas, nuestro estudio nos ha mostrado que el asunto importante no es cómo bautizar a las personas, sino cómo bautizarlas en el momento oportuno. A veces la persona que visitamos ya ha creído y recibido al Señor; ya ha orado para ser salva. En este caso, tenemos que bautizarla de inmediato. Si insistimos en un método, tal como llevarla al bautisterio del salón de reunión para que sea bautizada, entonces antes que lleguemos al salón de reunión, probablemente cambie de parecer y se invente pretextos para no ser bautizada. Ha habido ocasiones cuando algunas personas ya habían llegado al salón de reunión para ser bautizadas; no obstante, cuando estaban por cambiarse de ropa, rechazaron la idea y huyeron. Por lo tanto, es necesario llevar a cabo el bautismo mientras “el hierro aún está candente”. En cuanto veamos la oportunidad, debemos aprovecharla y bautizar a las personas. Hay muchos edificios de apartamentos nuevos y modernos en Taipéi donde hay una bañera grande en el baño, y la temperatura del agua se puede manejar fácilmente haciéndola caliente o fría. Siempre y cuando se presente la oportunidad de bautizar, las hermanas pueden ir y llenar la bañera de agua mientras los demás oran. Luego, después de la oración, los hermanos pueden bautizar a la persona. A veces la bañera es lo suficientemente grande para que solamente sea bautizada la parte inferior del cuerpo. En ese caso podemos derramar agua sobre la parte superior. Esta clase de bautismo, mitad por inmersión y mitad por derramamiento también es conveniente. Por lo tanto, no presten atención a la forma, sino más bien al Espíritu.

Ejercitarnos para perseverar

  A partir de este agosto, los santos que vienen a unirse al Entrenamiento de Tiempo Completo en Taipéi incluirán casi quinientos de Taiwán, cerca de ciento cincuenta de los Estados Unidos, veinte o más de Europa y unos cuantos de América del Sur y África. Por lo tanto, el número de entrenantes fácilmente sobrepasará los seiscientos cincuenta. Si incluimos los veinte o treinta maestros que dan clases de idiomas, el total será más de setecientos. En esta ocasión el entrenamiento tiene una regulación, que consiste en que los entrenantes tienen que salir y visitar personas dos mañanas a la semana, y también a visitar la comunidad y los recintos universitarios cada tarde y en las noches que no haya reuniones programadas. Cada uno de los setecientos entrenantes debería bautizar al menos una persona cada semana. De este modo, dos mil ochocientas personas serán bautizadas en tan solo unas pocas semanas. Espero que de ahora en adelante no sólo los entrenantes de tiempo completo, sino también cada anciano y colaborador ponga en práctica el tocar a las puertas y visitar personas. Éste es el primer asunto que deberíamos poner en práctica. Quizás no podamos ir a llamar a las puertas cada día, pero algo que sí podemos hacer es pasar dos o tres horas cada semana para tocar a las puertas. Deberíamos visitar no solamente aquellos a quienes conocemos, sino también aquellos a quienes no conocemos. Deberíamos llamar a todas las puertas en el distrito donde vivimos. No se preocupen ni estén ansiosos. Siempre y cuando estemos dispuestos a hacerlo, tendremos éxito.

LA NUEVA MANERA ES LA MANERA ORDENADA POR DIOS

  El resultado de nuestro estudio y nuestro experimento este año en Taipéi ha comprobado que la nueva manera ciertamente es la manera ordenada por Dios. Primero, descubrimos que muchos de los que administran edificios de muchas plantas y apartamentos son hermanos que no se han estado reuniendo con nosotros regularmente. Cuando entramos a un edificio de muchas plantas o a algún apartamento, tenemos que hablar con el administrador para obtener su permiso. Si el administrador no es cristiano, en cuanto él oiga que hemos venido para predicar el evangelio, podría poner una cara larga y pedirnos que nos vayamos sin darnos la bienvenida ni prestarnos atención. Sin embargo, el Señor ha confirmado Su nueva manera. Cuando muchos de los administradores escucharon que nosotros predicábamos el evangelio, de inmediato nos dieron la bienvenida y dijeron: “Gracias al Señor, yo también soy un hermano. Lo único es que no he estado asistiendo a las reuniones”. De este modo, no sólo fue abierta la puerta, sino que él también fue despertado y recobrado de forma invisible.

  Secundo, en los últimos veinte o treinta años, ha habido una gran cantidad de personas que fueron bautizadas en Taipéi. Aunque hemos usado computadoras para estudiar las estadísticas, todavía no podemos determinar exactamente cuántos han sido bautizados. El número es cercano a los cien mil. Muchos de ellos no se reunieron con nosotros por mucho tiempo, pero fueron descubiertos nuevamente por medio de las visitaciones de casa en casa. Todos ellos nos dieron la bienvenida y nos invitaron a sus hogares para comenzar una reunión de hogar. Tercero, también hemos llamado a las puertas de muchos creyentes que están en las denominaciones. Ellos también aman al Señor y van en pos de Él. Gracias al deseo que ellos tienen por la verdad, han sido atraídos por nuestra práctica de la nueva manera, y se han vuelto al recobro del Señor. Cuarto, muchos incrédulos creyeron y fueron bautizados. Estos resultados tienen muchos aspectos, pero están estrechamente vinculados e interrelacionados. Todos ellos han tenido un gran efecto en el aumento y la propagación del recobro del Señor. Por ende, según el resultado del estudio, fuimos capaces de formular una conclusión: la nueva manera ciertamente es la mejor manera ordenada por Dios. No hay una manera de proceder mejor que ésta.

  También hemos llegado a entender claramente que cuando salgamos a llamar a las puertas, no sólo debemos traer con nosotros el folleto El misterio de la vida humana, sino también otros libros, tales como los Estudios-vida y la Versión Recobro del Nuevo Testamento. Con respecto a cuáles libros usted deba llevar consigo, primero necesita orar. Si usted anda conforme al espíritu, se darán cuenta de que al salir a llamar a las puertas, muchas veces conocerán a alguien que busca mucho del Señor. En este momento, usted podría pedirle que lea una sección de las notas en la Versión Recobro, o le podría dar algunos libros. De este modo, no solamente predicamos el evangelio, sino que también usamos esa oportunidad para predicar y propagar la verdad. Recientemente, algunos de los que sirven en la oficina del ministerio salieron para tener comunión y reposar en las montañas. Mientras ellos cantaban himnos y oraban, una anciana jubilada que vivía al cruzar la calle los oyó y se acercó para verlos. Ella estaba tan contenta de estar congregada con los creyentes del Señor. Ella también era una creyente que amaba al Señor y asistía a la denominación de los bautistas del sur. Las hermanas le leyeron una porción de la nota acerca de las cinco mujeres en la genealogía de Jesucristo hallada en Mateo 1. Después de escucharla, ella dijo: “Este libro es maravilloso. ¿Dónde lo puedo comprar?”. Las hermanas entonces le regalaron un ejemplar. Ella estaba tan contenta y de inmediato dijo: “Mañana prepararé un desayuno; comamos juntos”. Al día siguiente, luego de desayunar, justo antes de que estaban por irse, ella dijo: “Soy la dueña de esta casa. De ahora en adelante, siempre que ustedes quieran venir a la montaña, por favor llámenme. Su visita será bienvenida”. Esto comprueba que la nueva manera ciertamente es la mejor manera. No solamente puede difundir el evangelio para salvar personas, hacer que las personas se vuelvan de regreso al Señor, o buscar a los santos que se han descarriado, sino que también puede difundir las verdades.

LA PREDICACIÓN DEL EVANGELIO EFECTUADA POR LOS CREYENTES LES TRAE GOZO A ELLOS MISMOS Y BENDICIONES A LA SOCIEDAD

  Espero que los santos que están en el recobro del Señor acepten la nueva manera ordenada por Dios. Quizás ustedes hayan sido salvos recientemente, o tal vez hayan sido salvos por mucho tiempo, pero nunca se les ha enseñado esta manera. Cualquiera sea el caso, usted debe reconocer que el asunto que trae más gozo en esta tierra es conducir personas a la salvación. Lucas 15 nos dice que cuando un pecador se arrepiente, hay gozo en el cielo (v. 7). El Padre también está contento (vs. 23-24, 32). Hablando con seriedad, no existe cosa alguna que beneficie más la sociedad humana que la predicación del evangelio. Sea en los Estados Unidos o en Taiwán, lo que toda la sociedad necesita es el evangelio. Puesto que en Taiwán la prosperidad está muy difundida y hay mucha gratificación al participar de placeres, los pecados se han multiplicado. Es aún más cierto en los Estados Unidos; hay peligro por todas partes porque las cosas pecaminosas abundan. ¿Cómo puede el Señor bendecir esta clase de situación pecaminosa? Los cristianos son las personas más bendecidas porque han recibido la redención de parte del Señor Jesús por fe a fin de disfrutar de la salvación que les han otorgado. Los cristianos están más contentos cuando predican el evangelio para conducir personas a la salvación, lo cual hace que incluso la sociedad sea bendecida.

COORDINAR CON EL MOVER DE EVANGELIZAR TODA LA TIERRA

  También esperamos que en el recobro del Señor, de cada veinte personas, una sirva a tiempo completo. Taipéi pone en práctica este arreglo. Ya hay mil jóvenes que han recibido esta carga. Esperamos que el número aumente a dos mil quinientos. De esta manera, en tan solo un año, seremos capaces de evangelizar todo Taiwán. Hay escuelas y comunidades por todas partes en los Estados Unidos, así que hay una necesidad mayor de que obreros de tiempo completo salgan y obren en pro del Señor. Sin embargo, este mover de evangelización no es solamente responsabilidad de quienes sirven a tiempo completo; también es responsabilidad de cada santo. Por lo tanto, cada santo debería apartar al menos de dos a tres horas a la semana para salir a visitar personas. Indudablemente, veremos el fruto después de practicar esto por un periodo prolongado de tiempo.

  Por otra parte, a fin de producir más santos que sirvan a tiempo completo, es necesario que haya más ofrendas financieras. Si en verdad hemos de tener dos mil quinientos santos que sirvan a tiempo completo en Taiwán, los gastos de las iglesias serán enormes. Por lo tanto, cada uno de nosotros necesita dar una porción, al ofrecer no sólo nuestros hombros, sino también nuestras posesiones materiales. En Lucas 16:9 el Señor Jesús dijo: “Y Yo os digo: Ganad amigos por medio de las riquezas de injusticia, para que cuando éstas falten, os reciban en los tabernáculos eternos”. Quizás usted olvide lo que ofrendó en esta era, pero esa cantidad es recordada en el cielo. Aun en la eternidad, aquellos que han recibido ayuda de lo que usted ofrendó nunca olvidarán lo que usted gastó en ellos. Ellos harán su mejor esfuerzo por retribuirlos. Esto es lo más bendecido. Esto no quiere decir que debamos empeñar todas nuestras pertenencias o vender todo lo que poseemos a fin de tener algo para ofrecerle al Señor. Más bien, necesitamos dar lo que podamos en conformidad con lo que el Señor ha dado a cada uno de nosotros. Las cosas materiales a la postre serán consumidas. Además, solamente pueden ser utilizadas en esta era; nunca los seguirán hasta la era eterna ni estarán allá para darles la bienvenida. Sin embargo, si usted ahorra dinero con el propósito del evangelio, las personas que sean salvas por medio del mismo le darán a usted la bienvenida en la eternidad. ¡Qué manera sabia de hacer las cosas!

  ¡Si todos nosotros tenemos tal corazón, el mover del Señor será bendecido, nuestro número aumentará y la propagación será acelerada!

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