Mostrar cabecera
Ocultar сabecera
+
!
NT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Nuevo Testamento
AT
-
Navega rápidamente por los libros de vida del Antiguo Testamento
С
-
Mensajes del libro «Ministerio completador de Pablo, El»
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
11 12
Чтения
Marcadores
Mis lecturas

CAPÍTULO SIETE

EL ESPÍRITU Y NUESTRO ESPÍRITU

  Lectura bíblica: Ro. 8:9; Lc. 1:35; Hch. 16:7; Fil. 1:19; 2 Co. 3:17-18; Ro. 8:2; 1 Co. 15:45b; Jn. 7:39; Gá. 3:14 Jn.3:6b; Ro. 8:16; 1 Co. 6:17; Ro. 8:6b, 4

  Sin el Espíritu en nuestro espíritu, no sería prevaleciente todo cuanto se ha dicho del Cristo que vive en nosotros, los numerosos aspectos de lo que Él es a fin de que le disfrutemos, y lo que es la iglesia.

  ¿Cómo puede Cristo vivir en nosotros? Lo hace por ser el Espíritu en nuestro espíritu. Él es el Espíritu que mora en nuestro espíritu. Asimismo, ¿cómo podemos disfrutar los numerosos y diversos aspectos de Cristo que hemos mencionado? Si Él no fuese el Espíritu vivificante, todo lo que Él es sería algo objetivo y lejano para nosotros. Es debido a que Cristo es el Espíritu que todo cuanto Él es puede ser disfrutado por nosotros en nuestro espíritu. ¿Cómo la iglesia puede ser el misterio de Cristo, el Cuerpo de Cristo y el nuevo hombre? De nuevo, es por medio del Espíritu que está en nuestro espíritu.

  Es únicamente por medio del Espíritu en nuestro espíritu que todos los puntos principales que se mencionan en el ministerio completador de Pablo llegan a ser prevalecientes. Pablo nos habla reiteradamente tanto del Espíritu como de nuestro espíritu. En sus escritos se abarcan de manera exhaustiva estos dos espíritus.

LA REVELACIÓN PROGRESIVA CON RESPECTO AL ESPÍRITU DE DIOS

  En el Antiguo Testamento se usa por lo general la expresión Espíritu de Dios, tal como aparece en Génesis 1:2. Además, se halla el término Espíritu de Jehová (p. ej. en Jueces 6:34). Al final del mismo incluso encontramos una expresión excepcional, Espíritu de gracia (Zac. 12:10). El Antiguo Testamento también hace mención del Espíritu de santidad (Is. 63:10, 11; Sal. 51:11 lit.). Sin embargo, “Espíritu de Dios” y “Espíritu de Jehová” son los dos términos más usados en el Antiguo Testamento para referirse al Espíritu.

  El Nuevo Testamento usa generalmente las expresiones Espíritu Santo,Espíritu de Dios y el Espíritu. Pablo también menciona muchos otros términos. El término Espíritu de Dios aparece en los escritos de Pablo (Ro. 8:9), pero ahora ya no se trata del Espíritu que se cernía sobre la faz de las aguas; más bien, Él ahora “mora en vosotros”. Así pues, el Espíritu que se movía sobre la faz de las aguas, ¡ahora mora en nosotros! ¡Qué cambio ha habido desde Génesis 1!

El Espíritu Santo

  En sus epístolas Pablo usa numerosas veces el término Espíritu Santo.

  El Espíritu Santo es mencionado por primera vez en Lucas 1:35; y aparece cuando una madre humana concibió al Señor Jesús. Esto se debe a que, algo común habría de ser hecho santo. En este mismo versículo, Aquel que iba a nacer fue llamado “lo santo”. El Espíritu Santo entró en un ser humano para concebir algo santo. Cuando el Espíritu Santo entró en personas comunes como nosotros, lo hizo para que nosotros también pudiésemos ser hechos santos.

El Espíritu de Jesús

  Hechos 16:7 dice: “El Espíritu de Jesús no se lo permitió”. Este término aparece únicamente en este versículo, e indica que cuando el Señor Jesús vivía en la tierra, el Espíritu de Dios estaba con Él. Jesús era un hombre y , sin embargo, el Espíritu de Dios estaba con Él. Este Espíritu llegó a ser el Espíritu de Jesús, a fin de vivir una vida humana.

El Espíritu de Cristo

  En Romanos 8:9 se usa el término“Espíritu de Cristo. Mientras que el Espíritu de Jesús está relacionado con el vivir humano, el Espíritu de Cristo está relacionado con la vida de resurrección. El Señor Jesús llevó una vida humana en la tierra por el Espíritu de Jesús. Ahora que ha entrado en la resurrección, Él vive una vida resucitada por el Espíritu de Cristo.

El Espíritu de Jesucristo

  En Filipenses 1:19 encontramos la expresión el Espíritu de Jesucristo, el cual es el Espíritu compuesto y todo-inclusivo. No debiéramos pensar que existen diversos Espíritus con diferentes nombres: el Espíritu de Dios, el Espíritu Santo, el Espíritu de Jesús, el Espíritu de Cristo y ahora el Espíritu de Jesucristo. Hay únicamente un solo Espíritu. Los diferentes nombres indican los diferentes aspectos de este Espíritu todo-inclusivo.

  Cuando al Espíritu se le llama “el Espíritu de Jesucristo” incluidos en este nombre se hallan el Espíritu de Dios, el Espíritu Santo, el Espíritu de Jesús y el Espíritu de Cristo. El Espíritu de Dios sólo poseía divinidad, pero ahora el Espíritu de Jesucristo incluye también la humanidad. Además, también incluyen, Su vivir humano, Su muerte y Su resurrección.

  Nuevamente, quiero remitirlos al ungüento compuesto presentado en Éxodo 30. El aceite mencionado solo, denota el Espíritu de Dios, la Deidad misma. Sin embargo, al aceite de olivas había que añadirle cuatro especias, con las cuales era mezclado, a fin de hacer un ungüento. Una vez que se le añadieron estas cuatro especias, el aceite dejó de ser una sustancia simple y se hizo un compuesto.

  Al aceite de olivas se le añadía la mirra, la cual denota la muerte de Cristo; la canela, la cual representa la eficacia de Su muerte; el cálamo, que tipifica Su resurrección; y la casia, que denota el poder de Su resurrección. El hecho de que sean cuatro las especias que son añadidas a un hin de aceite de olivas significa que Dios (representado por el número uno) se une al hombre (representado por el número cuatro); o sea, que la divinidad y la humanidad se unen para formar un compuesto.

  Son también muy significativas las cantidades de las especias usadas para hacer el ungüento:

  (1) Mirra – 500 siclos (v. 23)

  (2) Canela – 250 siclos (v. 23)

  (3) Cálamo – 250 siclos (v. 23)

  (4) Casia – 500 siclos (v. 24)

  Estas cuatro especias están compuestas por tres unidades de quinientos siclos cada una. El número tres denota al Dios Triuno. Entonces, ¿por qué la segunda unidad de quinientos siclos está dividida entre la canela y el cálamo? Debido a que esto nos indica que el segundo de la Deidad fue partido en la cruz.

  A partir de este cuadro en el Antiguo Testamento aprendemos que es en el Espíritu de Jesucristo, un Espíritu compuesto, donde se halla la divinidad, la humanidad, el vivir humano, la muerte de Cristo —incluso el hecho de haber sido partido en la cruz— y la eficacia de la misma, la resurrección de Cristo y su poder. ¡Ciertamente que este Espíritu compuesto y todo-inclusivo contiene la suministración abundante!

  Sus recursos, los cuales están a nuestro alcance y disposición como la abundante suministración, incluye la divinidad, una humanidad elevada y apropiada, el vivir humano apropiado, la muerte maravillosa de Cristo y la eficacia de la misma, Su resurrección y el poder de la misma, en particular, el poder para repeler al enemigo.

  ¡Este Espíritu todo-inclusivo y toda esa abundante suministración se halla en nosotros!

El Espíritu del Señor

  “Y el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Mas, nosotros todos, a cara descubierta mirando y reflejando como un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Señor Espíritu” (2 Co. 3:17-18). Es intrigante la manera en que en estos versículos hablan del Espíritu. Primero se nos dice que el Señor es el Espíritu, lo cual quiere decir que el Señor y el Espíritu son uno solo. Luego, en el mismo versículo leemos: “El Espíritu del Señor”; este término suena como si el Espíritu guardara relación con el Señor pero que continúa siendo una persona y el Señor otra. Después, en el versículo 18 leemos: “Señor Espíritu”, que como el título Dios Padre es un nombre compuesto. Cuando decimos Dios Padre, no nos referimos a que el Padre es uno y Dios es otro. Lo mismo sucede con el título Señor Espíritu; el Señor y el Espíritu son uno solo.

  La electricidad nos servirá de ejemplo para explicar este pensamiento. Cuando la electricidad corre por los cables es llamada la corriente eléctrica; no obstante, al referirnos a la “corriente eléctrica” no queremos decir que la corriente es una cosa y la electricidad es otra. La corriente es simplemente la electricidad en movimiento. De igual manera, el Señor es el Señor, y en lo concerniente a Su mover, Él es el Espíritu. Cuando Él viene a nosotros, Él viene a nosotros como Espíritu. El Espíritu del Señor es el Señor mismo moviéndose en nosotros. Por experiencia podemos afirmar esto y no como una mera doctrina. A lo largo de los siglos muchos hombres de Dios han testificado lo mismo. Cuando Dios o Cristo viene a nuestro ser, Él viene a nosotros como el Espíritu.

  ¿Quién vive en nosotros? Es el Espíritu. ¿Quién es el Espíritu? El Espíritu es el Señor y es también el Padre. Según el Nuevo Testamento, el Padre, el Hijo y el Espíritu, todos ellos moran en nosotros. ¿Tenemos a tres personas en nosotros? No podemos responder de forma ligera. Efesios 4:6 dice que el Padre está en nosotros. Colosenses 1:27 afirma que Cristo está en nosotros, y Romanos 8:9 nos dice que el Espíritu de Dios mora en nosotros. ¿Cuántas personas tenemos en nosotros? Esto es un misterio. Cuando tenemos el Espíritu, tenemos al Hijo, y cuando tenemos al Hijo, tenemos al Padre. Al tener al Espíritu, tenemos tanto al Padre como al Hijo. ¡Si tenemos a uno, tenemos a los tres! Ellos son inseparables. ¡El Espíritu del Señor es un Espíritu maravilloso!

El Espíritu de vida

  En Romanos 8:2 se menciona el Espíritu de vida; no es fácil de definir este término. Pese a que es difícil definir lo que es la vida, es fácil identificarla. Basta con ver a una persona para distinguir que ella está viva, y si fuéramos a la morgue de inmediato percibiríamos que los cadáveres no tienen vida. Asimismo, no es necesario hacer declaraciones que uno está vivo ni tampoco tratar de convencer a los otros que tiene vida, pues todos, aun sin verlo, podrán saber que es así; de la misma manera, es evidente inmediatamente que la vida abandonó a quienes están muertos.

  Si usted tiene el Espíritu de vida, usted está vivo y ciertamente mostrará señales de vida, lo cual indica que tiene a Dios y a Cristo, quienes son vida. El Espíritu es el Espíritu de vida.

El Espíritu vivificante

  “Fue hecho [...] el postrer Adán, Espíritu vivificante” (1 Co. 15:45). Este Espíritu no sólo es el Espíritu de vida, sino que Él también nos imparte vida. ¡Él es Aquel que nos da vida!

El Espíritu

  Pese a ser tan breve, ¡este término es grandioso! “Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en Él; pues aún no había el Espíritu, porque Jesús no había sido aún glorificado” (Jn. 7:39).

  ¡Cuán extraña resulta la frase pues aún no había el Espíritu! Tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo se menciona numerosas veces al Espíritu de Dios, pero ¿qué quiere decir esta mención de “el Espíritu”? Puesto que Jesús todavía tenía que pasar por Su muerte y resurrección a fin de ser glorificado, aún no había el Espíritu de Jesucristo: el Espíritu vivificante, compuesto y todo-inclusivo. Pero hoy, ¡sí tenemos tal Espíritu! Por medio de la fe, hemos recibido la promesa del Espíritu (Gá. 3:14).

NUESTRO ESPÍRITU

Nacido del Espíritu

  En términos biológicos, hemos nacido de nuestros padres, pero cuando fuimos regenerados, nacimos “del Espíritu” (Jn. 3:6). Al creer en el Señor Jesús nuestro espíritu nació del Espíritu. El Espíritu todo-inclusivo entró y regeneró nuestro espíritu con la vida divina.

El Espíritu con nuestro espíritu

  “El Espíritu mismo da testimonio juntamente con nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios” (Ro. 8:16). Ahora que el Espíritu está en nuestro espíritu en virtud de la regeneración, Él da testimonio juntamente con nuestro espíritu de que somos hijos de Dios. Estos dos espíritus dentro de nosotros, se corresponden el uno al otro, y juntos confirman que somos los hijos de Dios.

Un solo Espíritu con el Señor

  Hoy el Espíritu es el Dios Triuno quien posee la naturaleza humana, el vivir humano, la muerte todo-inclusiva de Cristo así como Su resurrección. En 1 Corintios 6:17 dice: “El que se une al Señor, es un solo espíritu con Él”. Nuestro espíritu se ha mezclado con este Espíritu y es uno con Él.

  Tal vez usted aspire a andar en la presencia de Dios y haya leído el librito The Practice of the Presence of God [La práctica de permanecer en la presencia de Dios] escrito por el hermano Lawrence. ¿Sabia usted que estar en la presencia de Dios es más bien un concepto del Antiguo Testamento? Abraham llevó una vida en la cual anduvo en la presencia de Dios. Sin embargo, por más que usted ande muy cerca de Dios, le tema y procure complacerle, todavía estará separado de Él. En el Nuevo Testamento no se nos exhorta a que practiquemos a andar en la presencia de Dios, sino que más bien se nos dice: “El que se une al Señor, es un solo espíritu con Él”. ¡Somos un solo espíritu con el Señor! Abraham no tuvo tal experiencia debido a que Dios no estaba en él ni él estaba en Dios. Como mucho, Abraham sólo anduvo en la presencia de Dios.

  ¡Pero nosotros somos un solo espíritu con Dios! ¡Esto es muy diferente a estar meramente en la presencia de Dios! No solamente somos uno con Dios, sino que también somos un solo espíritu con Él. El día que comprendí esto experimenté un regocijo inefable. A partir de entonces, decidí practicar ser un solo espíritu con Él; no obstante, fracasé una y otra vez. A pesar de que mi conducta era intachable, y me conducía debidamente y no me disgusté con nadie, hice todas esto sin Dios. Ser un solo espíritu con Dios no es lo mismo que estar cerca de Dios o andar en Su presencia. Yo amaba la Biblia, amaba la iglesia. Me portaba de manera humilde y había sido bondadoso con los demás; sin embargo, al final del día, tenía que confesar mis fracasos y decirle al Señor: “Señor, perdóname. Todo este día he sido un fracaso. Si bien siento amor por los santos, los amo sin Ti. Hice muchas buenas obras, mas las hice sin Ti. No fui un solo espíritu contigo en mi vivir, sino que me regí por la ética cristiana. En la práctica, no fui un solo espíritu contigo. Perdóname Señor, lávame”.

  ¡Yo sé muy bien cuán difícil es poner en práctica el ser un solo espíritu con el Señor! Por más de cincuenta años me he esforzado por manifestar un comportamiento apropiado y por ceñirme a ciertos principios éticos que considero espirituales; así pues, me es muy fácil reprimir mi mal genio, ser humilde y ser agradable para con los demás. Todos estos años he estado cultivando todos estos hábitos. ¿Para qué entonces le necesito al Señor? Él puede estar alejado mientras yo vivo mi alta vida moral desde la mañana hasta la noche. Así pues, yo puedo vivir virtuosamente de manera espontánea y natural.

  Pero es solamente cuando estoy en oración que tengo éxito al practicar ser un espíritu con el Señor. En cuanto dejo de orar, me escabullo. Desde que vi que somos un solo espíritu con el Señor, me he estado ejercitando a fin de permanecer con Él y no me atrevo a dejarlo. Tengo que permanecer en Él orando constantemente. El Señor dice: “Permaneced en Mí, y Yo en vosotros [...] Yo soy la vid, vosotros los pámpanos” (Jn. 15:4-5). Este morar mutuo no consiste solamente en la práctica de permanecer en Su presencia, sino más bien, en la práctica de ser un solo espíritu con Él.

La mente puesta en el espíritu

  “La mente puesta en el espíritu es vida y paz” (Ro. 8:6). A lo largo del día debemos tener la mente puesta en este espíritu mezclado.

Andar conforme al espíritu

  Andar conforme al espíritu (Ro. 8:4) es practicar el ser un solo espíritu con el Señor. Debemos tener la mente puesta en el espíritu y andar conforme a este un solo espíritu, es decir, nuestro espíritu mezclado con el Suyo. Podríamos decirle al Señor: “Señor, ya no me preocupa si amo u odio a los demás, ni tampoco me preocupa si soy una persona orgullosa o humilde. Todas estas cosas ya no me preocupan. Lo único que deseo hacer, es tener mi mente puesta en el espíritu y andar conforme al espíritu. Quiero poner en práctica este hecho espiritual, que soy un solo espíritu contigo”.

  Ser un solo espíritu con el Señor es el punto que da consumación al ministerio completador de Pablo. No intente vencer el pecado y el mundo. Tampoco intente ser espiritual. Simplemente tenga su mente puesta en el espíritu y ande conforme al espíritu.

Biblia aplicación de android
Reproducir audio
Búsqueda del alfabeto
Rellena el formulario
Rápida transición
a los libros y capítulos de la Biblia
Haga clic en los enlaces o haga clic en ellos
Los enlaces se pueden ocultar en Configuración