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Mensajes del libro «Nuestro espíritu humano»
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CAPITULO NUEVE

CONOCIENDO EL ESPIRITU HUMANO

  Lectura bíblica: 4-5, Ro. 8:6

EL SENTIR DEL ESPIRITU

  Conocer al espíritu es conocerlo por medio del sentir del espíritu. Hasta ahora, nadie ha visto jamás a la electricidad. La luz de una lámpara no es la electricidad, sino una expresión, una señal de la electricidad. Podemos conocer la electricidad por sus señales y expresiones. También, nadie ha visto jamás la vida física del ser de una persona, pero podemos conocer la vida física por su expresión y por ciertos sentidos. En el mismo principio, el espíritu es muy misterioso. No lo podemos ver, pero podemos sentirlo. No podemos ver la electricidad, pero cuando la tocamos la podemos sentir. De igual manera, podemos conocer al espíritu sintiendo al espíritu. Sentir al espíritu es la forma de conocer al espíritu.

PECADO EN NUESTROS MIEMBROS

  Debido a la caída, el cuerpo del hombre fue corrompido por el pecado. El cuerpo físico más el pecado son la carne. Dios creó un cuerpo para el hombre, pero Dios no creó la carne pecaminosa. Lo que Dios creó fue un cuerpo puro. Cuando Adán tomó del fruto del árbol de la ciencia del bien y del mal, lo ingirió dentro de su cuerpo. Sabemos que fue ingerido dentro de su cuerpo porque lo comió (Gn. 3:6). Cualquier cosa que comamos es ingerida dentro de nuestro cuerpo. En naturaleza, el árbol de la ciencia del bien y del mal es pecado, debido a que es el árbol no sólo del bien sino del mal. Ya que Adán recibió este árbol dentro de su cuerpo, Romanos 7 nos dice claramente que el pecado está en los miembros del cuerpo (vs. 20, 23). El pecado está en los miembros del cuerpo porque el pecado entró al cuerpo; por lo tanto, el cuerpo está corrompido. Después de ser corrompido el cuerpo se convirtió en la carne. Todas las concupiscencias carnales están en el cuerpo.

LA MENTE, LA CARNE Y EL ESPIRITU

  Romanos 8:6 dice: “Porque la mente puesta en la carne es muerte, pero la mente puesta en el espíritu es vida y paz” (lit.). La mente es la parte principal del alma y el alma es nuestro mismo ser, nuestro yo. El cuerpo no es el yo ni nuestro ser, sino un órgano exterior. El espíritu no es el yo ni nuestro ser tampoco, sino un órgano interior. Somos un ser, un ser humano, un alma. El alma es un ser con dos órganos: el órgano exterior del cuerpo y el órgano interior del espíritu. Nuestro ser, nuestro yo, es el alma. Es por esto que la Escritura revela que el alma es el yo en Mateo 16:24-26 y Lucas 9:23-25 y que un ser humano, una persona, se llama un alma (lit., Ex. 1:5). Si le llamo a usted un cuerpo, eso es incorrecto. Si le llamo un espíritu, esto también es incorrecto. Un hombre no es un cuerpo ni un espíritu, sino un alma. El alma es nuestro yo, nuestro ser, y la mente es la parte principal de nuestro ser la cual representa nuestro yo. La mente representa el yo, el cuerpo es la carne y nuestro espíritu contiene el Espíritu (Ro. 8:16). En nuestro espíritu está el Dios Triuno (Ef. 4:6; Gá. 2:20; Jn. 14:17) como el Espíritu vivificante todo-inclusivo (1 Co. 15:45; 2 Co. 3:17; 2 Ti. 4:221 Co. 6:17). Dentro de nosotros están estos tres partidos: Satanás como pecado está en nuestra carne (Ro. 7:17,18,20), Dios está en nuestro espíritu y el yo está en nuestra alma que está representada por nuestra mente. Poner la mente en la carne significa ponerse del lado de la carne, cooperar con la carne y ponerse al lado de la carne. Poner la mente en la carne es muerte. Poner la mente en el espíritu significa ponerse de parte del espíritu, cooperar con el espíritu y estar a favor del espíritu. Poner la mente en el espíritu es vida y paz.

DISCERNIMIENTO POR MEDIO DEL SENTIR

  La manera de conocer vida y paz es sentir vida y paz. Cuando usted se pone del lado del espíritu, coopera con el espíritu, anda en el espíritu y actúa por el espíritu, y siente vida y paz.

  Puede ser que un ejemplo sirva de ayuda para ilustrar qué es el sentir de vida. Cuando era niño, fui a una fiesta. En la mesa había dos clases de polvo blanco y fino: azúcar refinado y sal refinada. Puse mucha sal en cierta comida, pensando que estaba usando azúcar. Cuando puse la comida en mi boca, sufrí. Sentí que el polvo que utilicé no fue azúcar, sino sal. Aunque mis ojos no pudieron discernir la diferencia entre el azúcar y la sal, mi gusto sí pudo. Esta es la forma de discernir el espíritu: por medio de sentir.

EL SENTIR DE LA VIDA

  El primer aspecto del sentir de la vida es la satisfacción. ¿Cómo sabe usted que hay vida adentro? Hay satisfacción. Está satisfecho y siente la satisfacción. Entonces después de la satisfacción siente el fortalecimiento. Cuando usted se pone de parte del espíritu, también se siente refrescado. Sentir el riego es otro aspecto del sentir de la vida. Una persona que pone su mente en el espíritu también siente iluminación y el ungir (1 Jn. 2:20, 27). El sentir de la vida es el sentir de la satisfacción, el fortalecimiento, la frescura, el riego, la iluminación y el ungir. Cuando siente usted todas estas cosas muy adentro, esto es el sentir de la vida y este sentir prueba que anda conforme al espíritu.

EL SENTIR DE LA PAZ

  Poner la mente en el espíritu no sólo es vida sino paz. La paz que se menciona en Romanos 8:6 no es la paz en nuestras circunstancias exteriores, sino la paz dentro de nosotros. El sentir de la paz es primeramente la sensación de tranquilidad o comodidad. Entonces después de esto hay armonía. No hay lucha ni batalla por dentro. El descanso, el gozo y la libertad están incluidas también en el sentir de la paz. Cuando usted siente paz, siente comodidad, armonía, descanso, gozo y libertad. Estos son los diferentes aspectos del sentir de la paz. Si sentimos estas cosas dentro de nosotros, esto prueba que andamos en el espíritu.

EL SENTIR DE MUERTE

  Siempre que usted se pone de parte de la carne el resultado es la muerte. Reconoce la muerte porque puede sentirla. Usted tiene el sentir, la conciencia de muerte. Cuando actúa conforme a la carne o conforme a su yo siente insatisfacción y vaciedad. Algo por dentro le está debilitando también. Esto prueba que no está en el espíritu, sino en la carne o en el alma. La vejez, sequedad, obscuridad y depresión son otros aspectos del sentir de muerte en contraste con el sentir de la vida. La contienda, la discordia, el malestar, la inquietud, el dolor, la esclavitud y el pesar son aspectos del sentir de muerte en contraste con el sentir de la paz. Cuando usted tiene todas estas clases de sentimientos, entonces sabe dónde está: está en muerte. No dispute ni razone. Aun si lo que está haciendo es bueno y “santo” debe comprobarlo con su sentir interior. ¿Tiene usted la tranquilidad, armonía, descanso, comodidad, gozo y libertad?

LA VIDA CRISTIANA CONFORME AL ESPIRITU

  Si usted tiene estas indicaciones y sentimientos interiores positivos, esto prueba que está en el espíritu. Si no tiene esta clase de sentimientos, a pesar de cuán santa, cuán buena y cuán bíblica considere que sea una línea de acción, no está usted en el espíritu, sino en el yo, en la carne. La vida cristiana es una vida absolutamente conforme al espíritu. No es conforme a ninguna razón, ninguna enseñanza o ninguna norma de lo correcto o incorrecto, de lo bueno o malo, de lo mundano o santo. Nuestra vida cristiana es conforme al espíritu y conocemos al espíritu por medio del sentir interior de vida y paz.

  Si yo vengo a un lugar para ministrar la Palabra, es bastante posible que yo hable en mi yo y por mi yo. Si hablo la palabra de Dios y la hablo para Dios, pero hablo por mí, sentiré la vaciedad, la insatisfacción y la sequedad por dentro. El andar cristiano, la vida cristiana, la actividad cristiana no es conforme a la norma de lo bueno o malo, sino absolutamente conforme al espíritu. Si conociéramos esta sola cosa y fuéramos gobernados y controlados por ella, el Señor transformaría nuestro ser interior y nuestra vida diaria.

EL SENTIR INTERIOR DE VIDA Y PAZ

  No dispute usted con el sentir interior de vida y paz. No diga que algo es bueno, bíblico o santo. No razone y no argumente que lo que está haciendo es para el evangelio o para la iglesia. La prueba es, ¿tiene usted la sensación interior de vida y paz? Mientras más razone con este sentir, y más dispute, más muerte sentirá dentro de usted. Podemos conocer al espíritu simplemente por medio de este sentir interior. Si deseamos diferenciar el espíritu y el alma, debemos negar todo el tiempo la mente racional, la emoción y la voluntad y atender al sentir interior.

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