
Lectura bíblica: 1 Co. 10:17; 12:24 Himnos, #215, #359
Oración: Señor, te agradecemos que Tú nos has congregado otra vez en Tu nombre en el mover de Tu Espíritu y bajo la acción limpiadora de Tu preciosa sangre para que acudamos a tocarte y seguirte según Tus santas Escrituras. Señor, te decimos que te necesitamos todo el tiempo. Esta mañana te pedimos que desciendas a visitarnos, a tocar cada corazón y cada espíritu y a abrir la mente de toda la congregación. Señor, úngenos; unge nuestras bocas para que hablemos y unge nuestros oídos para que oigamos. Danos el entendimiento. Abrenos los cielos. Abrenos Tu ser y Tu corazón, y también ábrenos a Ti. Deseamos oír Tu palabra, la cual viene de Tu corazón. Señor, no queremos tener una doctrina ni una enseñanza en la letra muerta. No estamos acá para esto. Estamos aquí para tocarte en la profundidad de Tu palabra. No queremos quedarnos en la superficie; deseamos llegar a las profundidades para verte a Ti, para ver Tu corazón, para ver lo que Tú quieres hoy. Aun hoy mientras estamos en Tu recobro, queremos saber qué es Tu mover. Señor, concédenos la revelación. Concédenos una visión. Permítenos ver lo que necesitamos. Señor, sé un solo espíritu con nosotros mientras hablamos y oímos. Amén.
Mi carga en este mensaje tiene que ver con nuestra necesidad de compenetrarnos. Incluso entre nosotros los que estamos en el recobro, muy pocos comprendemos que necesitamos compenetrarnos, y que lo necesitamos desesperadamente. La pesada carga del ministerio que está en mi corazón y en mi espíritu es que nos compenetremos. En los últimos tres meses, ofrecí al Señor muchas oraciones, pidiendo que El haga algo en Su recobro. Ahora, hay más de mil seiscientas iglesias locales establecidas por el Señor en los seis continentes. Muchas veces recibo cartas del extranjero que me cuentan de la situación en diferentes lugares por todo el globo terrestre. Al mirar la situación del recobro, me parece que es bastante animante. Aparentemente, las iglesias están progresando, prosperando, aumentando y creciendo. Pero, cuanto más me entero de esto y más me animo, más pesada se hace mi carga. Parece que el Señor en mí está diciendo: “¿Es esto todo lo que quiero? ¿Crees tú que Mi Cuerpo puede edificarse en la situación en que las iglesias se encuentran hoy? ¿Es la situación actual satisfactoria para que Yo continúe obrando?” Creo en lo profundo de mi ser que no lo es.
Después de haberme quedado en los Estados Unidos hablando por el Señor por un poco más de trece años, nos mudamos de Los Angeles a Anaheim y cambiamos un poco la práctica del recobro del Señor. Algunos dicen que desde ese tiempo mi hablar cambió. Dicen que después de mudarnos a Anaheim, mi hablar no era tan poderoso como en los trece años anteriores, de 1962 a 1974. Sin embargo, los que dicen esto no tienen idea de la carga que recibí del Señor.
En el primer período de mi ministerio en este país, viajé a muchos lugares para celebrar reuniones y hablar principalmente de experimentar y disfrutar a Cristo. Estoy de acuerdo en que mi ministerio en aquel entonces era rico y poderoso y estaba lleno de impacto. Pero cuando estábamos en una etapa floreciente en Los Angeles, tuvimos el sentir de que necesitábamos mudarnos a un lugar nuevo, y por eso fuimos a Anaheim. Desde aquel tiempo recibí la carga de cambiar la práctica de siempre celebrar conferencias a conducir entrenamientos dos veces al año para profundizarnos en el estudio-vida de la Palabra de Dios. Aunque había dado mensaje tras mensaje, todavía la Palabra, las santas Escrituras, no había sido abierta. A la larga era necesario abrir la santa Palabra para que la gente pudiera ver la vida que contiene este libro. Por consiguiente, cada año durante los últimos veintiún años conduje dos entrenamientos semestrales que duraban diez días cada uno. Ahora casi toda la Biblia ha sido terminada; sólo quedan unos pocos libros. Si el Señor quiere, tal vez a fines de 1995, terminaremos el estudio-vida de todas las Escrituras.
He recibido muchas cartas de personas que aprecian todas las verdades que han sido reveladas a la iglesia a través de los mensajes de estudio-vida. Estos mensajes han llegado a mucha gente por toda la tierra y son las riquezas guardadas en el recobro. Cuando uno desee conocer cierta verdad del libro de Génesis, simplemente puede abrir el estudio-vida y gustar cuán dulce es, y cuánto le ilumina, abastece y alimenta.
Por el año 1980 comencé a ver la verdad de la economía de Dios. Siempre es necesario abrir toda la Biblia de la primera página a la última, pero ¿cuál es el punto central en la Santa Biblia? El punto central es la economía de Dios. La economía de Dios está dirigida al Cuerpo de Cristo. Después de ver esto, me pregunté: “¿Dónde está el Cuerpo de Cristo? Tú has abierto la Biblia libro tras libro a los santos, y hay más de mil seiscientas iglesias locales establecidas en esta tierra, ¿pero dónde está el Cuerpo? Tenemos las iglesias, ¿pero dónde podemos ver el Cuerpo?” Debido a esto, recibí una carga. Dije: “Señor, tengo que confesar ante Ti y admitir que aunque vi el Cuerpo de Cristo y lo prediqué y lo enseñé por muchos años, aun yo mismo no tengo mucha realidad del Cuerpo de Cristo”. Confesé mi torpeza y mi escasez al Señor en cuanto a este asunto. Así que, la carga actual vino a mí. Ustedes no deben prestar atención a la expansión del recobro, al aumento de las iglesias, ni a las reuniones buenas de las iglesias. Deben darse cuenta de que hay una gran carencia, una escasez, es decir, no tenemos la realidad del Cuerpo de Cristo. Es por esto que necesitamos compenetrarnos.
En la educación de hoy la meta no es meramente completar los estudios de la primaria, y luego graduarse de la secundaria. La meta es estudiar en una universidad y no sólo obtener un título básico, sino una maestría o un doctorado. Después de que muchos jóvenes completan la enseñanza media, se cansan de estudiar y procuran obtener un trabajo para ganarse la vida. Esto es semejante a la vida de iglesia. Se puede comparar estar en la vida de iglesia con estar en la secundaria. Satisfechos con meramente estar en la vida de iglesia, podemos decir: “¡Alabado sea el Señor! ¡Aleluya por la vida de iglesia! ¡Qué tan buena es!” Pero ¿nos conducirá esto a la meta que cumplirá el propósito del Señor? No, igual que graduarse uno de la secundaria no alcanzará la meta del propósito de la educación de hoy. Hoy en el recobro, necesitamos avanzar y llegar a la cumbre de la economía de Dios, es decir, el monte de Sion.
Jerusalén está edificada en la cima de un monte. Aunque es bueno estar en Jerusalén, Jerusalén no es la cumbre. En Jerusalén hay una cumbre, que es el monte de Sion, sobre el cual está edificado el templo. Unos mil años antes de la edificación del templo, Dios le pidió a Abraham que ofreciera a su hijo Isaac en el monte Moriah, que es otro nombre para el monte de Sion (Gn. 22:2; 2 Cr. 3:1). La buena situación que tenemos en el recobro hoy es semejante a Jerusalén. Sin embargo, aún no existe Sion. En el Nuevo Testamento, los vencedores son comparados con Sion. En Apocalipsis 14:1, los 144,000 vencedores no sólo están en Jerusalén, sino que están en la cumbre de Sion. Los vencedores, los grupos vitales, son el Sion de hoy. Mi carga hoy es ayudarles a llegar a la cumbre de los grupos vitales, es decir, al Sion de los vencedores. Aunque tengamos una buena vida de iglesia, entre nosotros casi no existe la comprensión, el sentido practico, la experiencia ni la realidad de la vida del Cuerpo. Esto es lo que necesitamos en el recobro hoy.
Los procedimientos regulares de la obra de la iglesia en el recobro del Señor hoy constan de cuatro pasos: engendrar, alimentar, enseñar (perfeccionar) y edificar. Engendrar es conducir a los pecadores a la salvación y a la regeneración para que sean miembros de Cristo (1 Co. 4:15b; Mt. 28:19); alimentar es dar de comer a los nuevos creyentes para que crezcan en la vida divina (1 Ts. 2:7; Jn. 21:15, 17); y enseñar es perfeccionar a los santos para que maduren y sean edificados (Mt. 28:20a; Ef. 4:12-16). Los pasos de engendrar, alimentar y perfeccionar tienen como fin otro paso más elevado, el cual es la edificación del Cuerpo de Cristo (Ef. 4:12b, 16) en las iglesias locales (Ap. 1:4a, 11). Sin embargo, debemos preguntarnos: “¿Dónde está tal edificio? ¿Dónde está el Cuerpo de Cristo hoy?” En las iglesias locales y entre ellas, ¿dónde está la realidad del Cuerpo de Cristo? Según mi observación, no podemos ver la realidad del Cuerpo de Cristo en ninguna parte hoy.
Uno puede discutir y decir que la iglesia es el Cuerpo de Cristo. Sí, lo es; pero estar en la realidad del Cuerpo de Cristo es más que simplemente establecer iglesias locales, nombrar ancianos e implementar la práctica de la vida de iglesia de cierta manera. Esto es meramente un arreglo, una obra, un servicio. No es la realidad del Cuerpo de Cristo. Nuestra predicación del evangelio puede ser muy buena, pero es posible que no tengamos mucha realidad del Cuerpo de Cristo.
En las iglesias hoy muchos de los santos quizá están en “la primaria” y también en “la secundaria”, pero ¿dónde está “la universidad” que puede educar a los santos hasta que lleguen al nivel de “la maestría” y aun al nivel más alto, “un doctorado”? ¿Dónde esta “la universidad” para el recobro del Señor? No quiero decir que debemos establecer un seminario. Pero no debemos prestar tanta atención a meramente establecer iglesias y disponer las cosas externas, todo lo cual no tiene nada que ver con la realidad del Cuerpo de Cristo.
Esto no significa que debemos cerrar las puertas de todas las iglesias locales, lo cual empeorará la situación. Sería como si dijéramos que, puesto que no hay posibilidad de tener universidades, vamos a olvidarnos de la secundaria y la primaria. Hacer esto nos haría muy primitivos.
La cumbre más alta del recobro del Señor, lo que llevará a cabo la economía de Dios, en realidad y en la práctica, consiste en que Dios produzca el Cuerpo orgánico para ser Su organismo y no que se establezcan muchas iglesias locales de forma externa. Todos tenemos un cuerpo físico, pero nuestro cuerpo no es la realidad de nuestro ser. Yo tengo un cuerpo, pero mi cuerpo no es la realidad de mi ser. Asimismo, las iglesias establecidas por todo el mundo son una estructura física, pero puede ser que entre las iglesias no exista la realidad del Cuerpo de Cristo. Si somos honestos, tenemos que confesar que ésta es nuestra situación hoy. ¿Dónde está la realidad del Cuerpo de Cristo?
La compenetración es un pensamiento prevaleciente en la Biblia. En el Antiguo Testamento hay un tipo de la compenetración que conduce al cumplimiento de la economía de Dios. Sin embargo, si leemos el Antiguo Testamento sólo según la letra, no podremos verlo. El tipo de la compenetración fue mencionado por el apóstol Pablo. En 1 Corintios 10:17 Pablo dice: “Siendo uno solo el pan, nosotros, con ser muchos, somos un Cuerpo; pues todos participamos de aquel mismo pan”. El pensamiento de Pablo con respecto a que la iglesia es un pan no fue su propia invención; lo sacó del Antiguo Testamento. La ofrenda de harina de Levítico 2:4 consistía en tortas hechas de flor de harina amasada con aceite. Toda la harina fue amasada, mezclada, con el aceite. Esto es la compenetración. Pablo nos dice que la iglesia es un pan, una torta, hecho de flor de harina. Esta flor de harina viene de los granos de trigo, y los granos vienen de un solo grano de trigo, el cual es Cristo. Juan 12:24 dice que Cristo es el grano de trigo que cayó en la tierra y murió y brotó en resurrección para producir muchos granos, que somos nosotros, Sus creyentes. Nosotros somos los muchos granos que son molidos hasta ser flor de harina para hacer la torta, el pan, de la iglesia. Aquí podemos ver el pensamiento de la compenetración que se menciona en la Biblia
Luego en 1 Corintios 12:24 Pablo escribe: “Pero Dios concertó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba”. Este versículo dice claramente que Dios ha concertado a todos los creyentes, ha hecho que se compenetraran. Pero ¿dónde está la compenetración en el recobro? Tal vez pensemos que la coordinación que tenemos en la iglesia es la realidad de la compenetración. Pero tengo que decirle a usted que aun la coordinación que existe en la iglesia no es la realidad del Cuerpo de Cristo. Ahora tal vez se pregunta qué es la realidad del Cuerpo de Cristo. Es por esto que es necesario establecer una “universidad” para que pasemos de “la secundaria” a fin de llegar a la cumbre más alta, la realidad del Cuerpo de Cristo.
Una gran parte de los creyentes de las iglesias locales todavía está en el hombre natural, pero para estar en la realidad del Cuerpo de Cristo, necesitamos estar completamente en la vida de resurrección de Cristo. Es verdad que tenemos buena coordinación en las iglesias locales. Sin embargo, yo preguntaría: “¿Es esta especie de coordinación llevada a cabo por la vida natural o en resurrección?”. Estar en resurrección significa que nuestra vida natural está crucificada, y entonces la parte de nuestro ser que Dios creó ha sido elevada en resurrección para ser uno con Cristo en resurrección. En Filipenses 3:10 Pablo dijo que todos necesitamos ser conformados a la muerte de Cristo por el poder de Su resurrección. Todos necesitamos preguntarnos si la coordinación entre nosotros se basa en el poder de la resurrección de Cristo o meramente en nuestro hombre natural.
No creo que todo lo que he hecho en los treinta y dos años pasados en los Estados Unidos ha estado en resurrección. No niego, y tampoco podría, que al llevar a cabo el ministerio del Señor, especialmente el ministerio de vida para establecer las iglesias, parte estaba en resurrección, pero no todo. Cualquier cosa llevada a cabo en la vida natural, aun si se hace según las Escrituras, no es la realidad del Cuerpo de Cristo. El Cuerpo de Cristo es algo que está absolutamente en la vida de resurrección de Cristo.
Es común hoy que en las iglesias locales lo que podemos ver es principalmente la “iglesia” en sus reuniones, actividades, obras y servicios. Pero no podemos ver mucho de la realidad del Cuerpo de Cristo en resurrección, es decir, en el Espíritu, en el Cristo pneumático, y en el Dios consumado. Entonces, es necesario que nos esforcemos por estar completamente en la vida de resurrección de Cristo. Debemos esforzarnos por llegar en la vida de iglesia a la cumbre más alta, el Sion de hoy, la realidad del Cuerpo de Cristo, hasta que seamos consumados en la Nueva Jerusalén, incluyendo a Sion. Amados santos, esto es lo que necesitamos, y ser compenetrados satisface esta necesidad.