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Mensajes del libro «Reuniones en casa, Las: Manera única para tener el aumento y la edificación de la iglesia, La»
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CAPITULO SIETE

HABLANDO LA PALABRA VIVIENTE Y RICA PARA CUATRO COSAS

  Lectura bíblica: Hch. 4:31; 8:4; 6:7; 12:24; 19:20; 1 Co. 1:18; 12:8; 2 Ti. 4:2; 2 Ts. 3:1; Col. 4:3

  En este mensaje mi carga es simplemente exhortarles a ustedes a que aprendan a hablar la palabra viviente y rica de Dios. Si leen los versículos enumerados arriba, podrán ver que cada versículo habla de la palabra de Dios. Cada uno tiene un punto crucial. Cuando se juntan todos los puntos, se puede ver que la palabra hablada es algo viviente. No es solamente viviente, sino rica también. Lo que se nos ha encargado a hablar es la palabra viviente y rica de Dios. Tenemos que aprender a hablar la palabra viviente y rica de Dios.

HABLANDO CON ORACION, EL ESPIRITU Y DENUEDO

  Cuando hablamos la palabra de Dios, tenemos que hablarla con denuedo. En Hechos 4:31 se utiliza el denuedo para el hablar de la palabra de Dios. Este denuedo tiene mucho que ver con el Espíritu, y el Espíritu está relacionado con la oración. Este versículo está compuesto de estas tres cosas. Mientras ellos estaban suplicando, es decir, mientras estaban pidiendo, rogando u orando a Dios, fueron llenados económicamente, exteriormente con el Espíritu de poder. Por medio de su oración ellos experimentaron el Espíritu. Con el Espíritu hablaron la palabra de Dios con denuedo. Se puede ver que el hablar de la palabra de Dios aquí se trata de tres cosas: la oración, el Espíritu y el denuedo. No podrían tener denuedo sin el Espíritu, y no podrían experimentar el Espíritu sin orar. La oración nos lleva al Espíritu, y el Espíritu es el denuedo. No solamente el Espíritu nos da el denuedo, sino que el Espíritu mismo es el denuedo. Algunas veces somos tímidos porque estamos cortos del Espíritu. Debido a que andamos cortos del Espíritu, no tenemos el denuedo. El denuedo siempre procede del Espíritu, y el Espíritu procede de nuestra oración. Estas tres cosas, la oración, el Espíritu y el denuedo, están totalmente envueltas con nuestro hablar. Tenemos que aprender a orar para obtener el Espíritu. Entonces tendremos el denuedo para hablar la palabra de Dios.

EL HABLAR APROPIADO Y ADECUADO

  En esta serie de mensajes hemos enfatizado una sola cosa: que siempre debemos hablar. Lo hemos puesto bastante en claro que este hablar es un hablar divino que es para las reuniones. Las reuniones cristianas son para un propósito y este propósito no se podría llevar a cabo sin hablar. Si hay poco hablar, entonces muy poco del propósito de la reunión queda realizado. Este propósito solamente puede ser efectuado por el hablar apropiado y adecuado de los santos. Estoy preocupado de que ustedes no se hayan impresionado adecuadamente y aun estoy más preocupado de que no practiquen este hablar.

  En Hechos 1:8 la palabra testigo implica mucho. El Señor Jesús dijo: “Pero recibiréis poder cuando el Espíritu Santo haya venido sobre vosotros, y seréis Mis testigos”. Un testigo es uno que habla. Somos escogidos y nombrados, aun designados para ser Sus oradores. Todos tenemos que hablarle, hablar por El y emitirle. Esto es nuestro deber.

  Apocalipsis 12:11 dice que los hermanos vencen al acusador por medio de tres cosas. Una de éstas es la palabra del testimonio de ellos. La palabra de nuestro testimonio es un arma para derrotar a nuestro enemigo, el acusador. Por lo tanto, no debiéramos quedarnos callados sino que debiéramos abrir nuestra boca para hablar. Debemos hablar durante todo el día. Todo el tiempo tenemos que aprender cómo hablar, cómo ser oradores genuinos, constantes y espontáneos. Ustedes debieran hablar la palabra del Señor continuamente. Esto es nuestro deber diario. Fuimos escogidos, regenerados, nombrados, y aun designados con esta comisión. Es bueno cantar: “Esta es mi historia y mi canción, siempre hablando mi Salvador”. Aprendan a hablar. Hablen la palabra viviente y rica.

GANANDO UN DEPOSITO DE LA PALABRA VIVIENTE Y RICA

  Si ustedes van a hablar la palabra viviente y rica, no deberían confiar en cierta clase de inspiración. Supongamos que ustedes nunca han aprendido inglés, sin embargo confían en que una inspiración espiritual los capacite para hablarlo. Les aseguro que pueden esperar hasta que regrese el Señor, y todavía no hablarán inglés. Para aprender inglés primero tienen que aprender el alfabeto, luego las palabras y luego las oraciones. Hay que estudiar inglés por muchos años antes de poder hablarlo de una manera viviente y rica. De la misma manera no podríamos tener la palabra viviente y rica de la Biblia sólo por la inspiración. En el pasado pueden haber tenido ustedes el deseo de hablar algo de la Biblia, pero se dieron cuenta de que estaban cortos de la expresión, de las palabras. No tenían la palabra viviente y rica.

  El pensamiento principal de Pablo en 1 Corintios 12:8-11 es que el Espíritu distribuye la palabra de sabiduría y la palabra de conocimiento a los santos mientras están en las reuniones. Si ustedes no leen la Biblia y por lo consiguiente les falta el depósito rico de la Palabra divina, irán a la reunión vacíos. Entonces, aun si viene la inspiración, no tendrán el depósito que necesitan. Si ustedes le van a servir a la gente una fiesta abundante, primero tienen que obtener los comestibles. Si no tienen los comestibles, ¿cómo podrían cocinar una comida sabrosa? Es imposible. Todos tenemos que emplear el tiempo necesario para adquirir la palabra del Señor de la Biblia.

LA PALABRA SANTA Y EL ESPIRITU SANTO

  Tenemos que dar gracias al Señor que en esta tierra dos grandes dones han sido dados a la humanidad y al pueblo escogido de Dios. Uno de estos es la Palabra, la Biblia. En este universo y en esta tierra, hay tal libro que se llama “el Libro”. Biblia es una palabra latina que significa “el Libro”. Este es “el Libro”, el libro único. Si hoy día no existiera la Biblia, la tierra estaría llena de tinieblas. La Biblia es uno de los más grandes dones del Señor a la humanidad.

  Nuestro Dios también nos ha dado otro don, el Espíritu Santo. El Señor Jesús como el mismo Dios pasó por los procesos maravillosos de la encarnación, el vivir humano, la muerte todo-inclusiva, la resurrección y la ascensión. A través de todos estos procesos maravillosos y excelentes, El finalmente hizo dos cosas. Primeramente, El sopló el Espíritu de vida dentro de Sus discípulos en el día de Su resurrección. Luego dio otro paso para derramar el Espíritu sobre Sus discípulos en Su ascensión. En Su resurrección El sopló el Espíritu dentro de nosotros, y en Su ascensión derramó el Espíritu sobre nosotros. De esta manera nos bautizó a todos nosotros en un solo Cuerpo. Tenemos la Biblia, las Escrituras Santas, y el Espíritu, el Espíritu Santo. Estos son los dos más grandes dones que tenemos hoy día.

  No obstante, nosotros siempre descuidamos estos dos dones. Podemos tener la Biblia en nuestro estante o aun en nuestro bolsillo, pero nunca ha entrado en nosotros como debiera. Además, muchas veces contristamos al Espíritu Santo. Efesios 4:30 dice: “Y no contristéis al Espíritu Santo de Dios, con el cual fuisteis sellados para el día de la redención”. La palabra griega “para” implica “con una meta que alcanzar”. Esto significa que el sellar no es una vez por todas, sino que continúa, que todavía sigue adelante. Estamos todavía bajo este sellar durante todo el día. El Espíritu nos sella hasta que alcancemos la meta de la redención de nuestro cuerpo. Sin embargo, la situación verdadera es que la mayor parte del tiempo no nos preocupamos por el Espíritu Santo ni por la Palabra santa. Principalmente sólo nos preocupamos por nosotros mismos. Como cristianos hemos sido salvos por el Señor, y se nos ha dado Su gracia. Hoy día estamos buscando a El y le amamos, sin embargo principalmente nos preocupamos por nosotros mismos y no por la Palabra santa ni por el Espíritu Santo. Necesitamos un cambio completo para preocuparnos por estos dos dones. Tenemos que disfrutar estos dos dones hora tras hora, día tras día.

  Tenemos que tomar la palabra de la Biblia hasta que tengamos un depósito rico. Entonces cuando vamos a la reunión con tal depósito, en cualquier momento podemos extender un cheque de cien dólares, de mil dólares o hasta de un millón de dólares. Cuando ustedes vayan a la reunión con un depósito de la palabra viviente y rica, seguramente el Espíritu les distribuirá a ustedes la profunda palabra de sabiduría y la rica palabra de conocimiento. La manera de guardar tal depósito es por medio de laborar en la palabra de Dios. Así como no tenemos razón de no comer la comida física, sin hacer caso de cuán ocupados estemos, no tenemos razón por no tomar la comida espiritual. Los cristianos hoy día son tan débiles, tan pobres y tan bajos sólo por causa de la inanición espiritual. No comen la comida espiritual. Ellos no toman la Palabra con regularidad. Aun entre nosotros percibo todavía que existe tal inanición. Si ustedes están resueltos con el Señor para Su recobro, y si le aman de verdad, tienen que amar Su palabra. El Señor Jesús dijo claramente: “El que me ama, mi palabra guardará” (Juan 14:23). Debemos tomar Su Palabra diaria mente. Aprendan a tomar la Palabra y ganar un depósito. Entonces cuando ustedes vayan a la reunión, les será fácil recibir alguna distribución del Espíritu, ya sea la palabra de sabiduría o la palabra de conocimiento. De esta manera ustedes hablarán por el Espíritu. Para esto deben tener un espíritu que ora.

  Tengo muchas experiencias en conformidad con esto, porque hablo tanto. Recientemente, antes de una reunión sentía que yo no tenía más remedio que orar mucho. El sentir interior me intimó que orar sólo un poco no sería adecuado. Eso sería como alguien que va a la gasolinera para inflar las llantas, pero sale antes de que las llantas estén llenas. Ustedes tienen que orar. No sólo eso, cuando ustedes vayan a la reunión, deben ir con un espíritu que ora. Entonces mientras hablan, hablarán con un espíritu que ora. Mientras estoy hablando, yo oro. Estoy confiando en el Señor. Creo que mientras estoy hablando, El es un espíritu conmigo. De esta manera ustedes tendrán espontáneamente la percepción, la seguridad, de que están hablando la Palabra santa con el Espíritu Santo. Entonces tendrán el denuedo. Necesitamos esta clase de hablar. Necesitamos que los santos hoy día hablen la palabra viviente y rica por un espíritu que ora. Entonces por medio de este espíritu que ora, ustedes seguramente participarán en el Espíritu, quien es el denuedo de ustedes.

HABLANDO PARA CUATRO COSAS PRACTICAS

  Nuestro hablar con oración, el Espíritu, y denuedo es para cuatro cosas. Estas cuatro cosas son prácticas. La primera es la predicación del evangelio. La segunda es la divulgación de la verdad. La ministración de la vida es la tercera. La cuarta es el recobrar de los santos. Hablamos la Palabra santa para estas cuatro cosas: para predicar el evangelio, para divulgar la verdad, para ministrar la vida y para recobrar los débiles.

Predicando el evangelio

  Primeramente consideremos la predicación del evangelio. Durante un fin de semana reciente en Taipéi 1.104 fueron bautizados. Todos estos 1.104 santos recién bautizados no fueron ganados por medio de la predicación, sino por medio del hablar. Los 1.104 fueron traídos por aproximadamente diez por ciento de la iglesia en Taipéi. Solamente un poco más de trescientos practicaron mi instrucción para hablar el evangelio. Al hablar el evangelio cada día ellos trajeron tantos. Esto fue por medio del hablar y no por medio de la predicación. Aprendan a hablar. Todos tenemos que adquirir la costumbre de hablar.

  Como cristianos, somos testigos de Cristo. Deberíamos hablarle, haciendo este especie de hablar una costumbre. Cuando van a visitar a su tía, olvídense de los asuntos de actualidad en las noticias y hablen Cristo a ella. Adquieran tal costumbre. Tienen que creer que cuando hablen, el Espíritu Santo siempre sigue su hablar y honra su hablar, y la gente será salva. Aprendan a hablar la palabra viviente y aprendan a hablar la palabra rica. Cuando hablen a su tía no digan: “Usted tiene que creer en el Señor Jesús, de otro modo irá al infierno”. Esta clase de hablar ofenderá a la gente. Tienen que aprender a hablar el rico Cristo. Díganle a su tía que hace cinco años nunca sabían cuánto el Señor Jesús era para ustedes. Díganselo, enumerando todos los ricos detalles de Cristo. Pueden decirle: “Ahora yo sé que Cristo es el poder y la sabiduría de Dios para mí. El también es mi justicia, mi santificación y mi redención”.

  Si ustedes van a hablar una palabra tan rica tienen que estudiar 1 Corintios 1. Aprendan a sacar las riquezas de la Palabra. Primera de Corintios 1 también nos dice que somos los santos llamados, que Cristo es nuestro, lo cual significa que Cristo es nuestra porción, y que hemos sido llamados por el Dios fiel a la comunión, al disfrute o a la participación de esta porción. Ahora para que nosotros disfrutemos esta porción, Dios nos da Cristo como poder y como sabiduría para que le recibamos como nuestra justicia, nuestra justificación; como nuestra santificación, nuestra santidad; y también como nuestra redención. Ustedes tienen que sacar todos estos puntos de este único capítulo.

  En realidad, hoy día les es fácil hacer esto porque ustedes tienen la Versión del Recobro. Todos estos ricos detalles de Cristo en 1 Corintios están señalados en las notas al pie de las páginas. Si ustedes dicen que no entienden algunos de estos puntos entonces pueden ir a los Mensajes de los Estudios-vida. Algunos mensajes explican expresamente lo que significa que Cristo es nuestra santificación, y por qué El es primeramente nuestra justicia, en segundo lugar nuestra santificación, y finalmente nuestra redención. Los mensajes de los Estudios-vida explican estos puntos claramente. Por esta razón yo les recomiendo fuertemente los Estudios-vida y la Versión del Recobro con las notas al pie de las páginas. De estas dos fuentes ustedes pueden encontrar las respuestas a todas sus preguntas y pueden recibir la palabra viviente y rica.

  A los seres humanos siempre les interesa saber de lo nuevo. En este país cristiano principal, los oídos de la gente están llenos del ir a los cielos y del ir al infierno. A ellos no les gusta oír más de esto. A ellos ustedes necesitan hablar algo concerniente al Cristo todo-inclusivo. Tomen alguna palabra rica y hablen a sus parientes. No prediquen, sólo hablen. Para predicar, puede que necesiten estudiar en un seminario, pero para hablar sólo necesitan adquirir la costumbre. Aprendan a hablar hablando. No sueñen con un atajo diciendo: “Yo ayunaré por tres semanas y entonces un gran avivamiento vendrá”. Hace sesenta años que estudié de los avivamientos y desde entonces estaba mirando. Francamente, dentro de estos sesenta años pasados no he visto ni oído de un avivamiento prevaleciente en ninguna parte. Dios no toma el camino de los avivamientos. Dios sólo planta patatas pequeñas como ustedes y yo. Luego todos nosotros hablamos. Si cada cristiano en este país hablara Cristo, esto daría la vuelta completa al continente americano. Si hubiera cien grandes evangelistas, yo no creo que se pudiera efectuar esto. Todos debemos aprender a hablar. ¿No creen ustedes que por medio de hablar Cristo diariamente por un año alguien seria salvo? Si estamos dispuestos a hablar, la cantidad de santos seguramente se duplicaría. La duplicación de nuestra cantidad es asegurada por nuestro hablar habitual del evangelio. Simplemente ensáyense a hablar; si ellos creen o no en sus manos está la decisión.

Divulgando la verdad

  Debemos hablar no sólo el evangelio, sino que también debemos hablar la verdad, las realidades divinas en la Biblia. Para hablar la verdad, hay que saber la verdad. Hay muchas verdades en la Biblia. La Trinidad es probablemente la verdad más grande. Casi todos los cristianos saben que nuestro Dios es triuno, el Padre, el Hijo y el Espíritu, sin embargo eso es todo lo que saben. Cuando se les pide que hablen más concerniente a esto, ellos tienen poco que decir. Todos nosotros debemos aprender a hablar algo más profundo. Ustedes pueden decir a la gente que ser bautizado es ser bautizado dentro del Padre, del Hijo y del Espíritu (Mt. 28:19). Entonces, ellos disfrutarán la gracia de Cristo el Hijo y el amor de Dios el Padre y tendrán una porción en la comunión del Espíritu Santo. Ellos disfrutarán las riquezas de la Trinidad. Puede que ustedes crean que sería difícil aprender todas estas cosas, pero yo no lo creo. Todo depende de ustedes. Si tienen el corazón y el deseo, pueden hacerlo de seguro, especialmente si ustedes van a la Versión del Recobro, donde hay una nota larga sobre 2 Corintios 13:14. Esta nota da una lista larga de las referencias concernientes a la Trinidad divina, de Génesis a Apocalipsis. Además, 1 Pedro 1:2 dice: “Según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser rociados con la sangre de Jesucristo...” Esto es el propio disfrute del Dios Triuno. Entonces Pablo en Efesios 3 dijo que él dobló sus rodillas ante el Padre, para que El nos fortalezca por el Espíritu para que Cristo haga Su hogar en nuestros corazones. Otra vez se puede ver al Dios Triuno. Hay muchos versículos como éstos, incluso Juan 14:17-20. Estas son las palabras ricas. Aprendan a tomarlas y a hablarlas. Puede que doce años atrás ustedes hubieran tenido muchas excusas para no hablar la palabra rica, pero no hoy. Esto es debido a que he puesto muchos comestibles ricos en la dispensa de ustedes o por lo menos en la caseta de libros donde pueden obtenerlos. Ahora ustedes pueden conseguir todas las riquezas.

  En nuestro entrenamiento sobre el libro de Hechos enfatizamos el asunto de la transferencia dispensacional. Estoy preocupado de que tal vez muchos de nosotros hayamos perdido este punto crucial. Necesitamos dedicar mucho tiempo en todas las notas que tratan con esta transferencia en el libro de Hechos. Yo creo que en sólo medio día ustedes obtendrán un punto fuerte concerniente a la transferencia dispensacional encontrada en el libro de Hechos. Espero que ustedes empleen algún tiempo para obtener las riquezas de la Palabra. Entonces cuando hablen, hablarán no solamente de manera viva, sino también de manera rica.

  Estoy agradecido al Señor que muchos han estado asistiendo a las reuniones del ministerio por más de doce años. Yo creo que la razón que ustedes han seguido asistiendo es porque no les doy cosas baratas, cosas muertas, hablando cosas de una manera pobre. Todo lo que les he entregado a ustedes ha sido por lo menos algo viviente y rico. Lo vivo y lo rico de este ministerio les atraen a ustedes. Todos nosotros tenemos que aprender a hablar no sólo la palabra viviente, sino también la palabra rica. Entonces nuestro hablar de la palabra rica será la divulgación de la verdad. Hay tantas verdades en la Biblia. Por ejemplo, el libro de Gálatas está lleno de riquezas: “Pero cuando agradó a Dios...revelar a su Hijo en mí” (1:15-16); “Porque yo por la ley soy muerto para la ley, a fin de vivir para Dios” (2:19); “Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí” (2:20); “hasta que Cristo sea formado en vosotros” (4:19); “Porque...ni la circuncisión vale nada, ni la incircuncisión, sino una nueva creación” (6:15). Con la Versión del Recobro y los Estudios-vida, es tan fácil obtener todas estas riquezas. Sería una lástima si hubieran estado con nosotros por más de cinco años, pero todavía no estuvieran tan llenos de las riquezas de la Palabra santa. Están en una familia rica con muchas riquezas. A su izquierda hay riquezas. A su derecha hay riquezas. Detrás de ustedes, en frente de ustedes, sobre ustedes y debajo de ustedes, hay muchas riquezas, pero todas las riquezas no están en ustedes. Todos necesitamos darnos cuenta de la situación y sacar las riquezas de la Palabra santa para que hablemos la palabra viviente y rica a la gente.

Ministrando vida

  Nuestro hablar con oración, el Espíritu y denuedo es también para la ministración de la vida. La vida se transmite en la Palabra santa. La Biblia es la palabra de la vida. Todo lo que hablemos como la palabra viviente y rica de Dios es la palabra de la vida. Hablamos la palabra, pero dentro de la palabra está la vida. Así que en nuestro hablar espontáneamente ministramos vida a otros. Sin embargo, debido a nuestra escasez de la Palabra de Dios, cuando intentamos ayudar a otros, simplemente no tenemos las palabras para decir nada. Lo máximo que podríamos decir sería: “Usted tiene que amar al Señor y darse cuenta de que el Señor le ama a usted y es digno de confianza”. En cambio necesitamos ministrar algo nuevo, algo de nuestra propia experiencia, algo que hemos descubierto, algo que hemos experimentado. Al hacer esto nosotros espontáneamente ministraremos vida a otros. Necesitamos el hablar apropiado de la palabra viviente y rica para que podamos ministrar vida a otros.

  Si ustedes hicieran estas tres cosas —predicar el evangelio, divulgar la verdad, y ministrar vida a otros hablando la palabra viviente y rica— entonces al ir a una reunión grande o a una reunión pequeña ustedes serían tan ricos. Tendrían la costumbre de hablar, y tendrían mucho de que hablar, aun con que hablar. Ustedes tendrían mucho; yo tendría mucho; cada uno de nosotros tendría mucho. De esta manera la reunión nunca sería pobre, baja, muerta ni fría. Siempre ella sería elevada, enriquecida y bastante viviente. Esta es la manera de hacer que la vida de la iglesia sea edificada en las reuniones pequeñas.

Recobrando a los que son débiles

  El hablar rico también nos ayuda a recobrar a los que son débiles. En la iglesia siempre hay varios que son débiles. Ellos necesitan el apoyo de ustedes: ellos necesitan su ayuda a través de la palabra rica por el Espíritu.

  En conclusión, si en realidad somos serios con el Señor en Su recobro, todos tenemos que levantarnos. No tomen el atajo. Prepárense con mucha perseverancia, mucha paciencia divina para tomar este camino por a lo mínimo tres o cuatro años. Vayan a las reuniones pequeñas, siempre pasen tiempo para meterse en la Palabra santa, oren adecuadamente y aprendan a hablar habitualmente las cosas concernientes a Cristo. Hablen las riquezas divinas primeramente para edificarse a ustedes mismos. Luego vayan a la reunión para practicar esta costumbre de hablar. No digan: “No siento que yo tenga una carga para hablar algo en la reunión. No estoy guiado; no tengo ninguna inspiración”. Olvídense de la manera tradicional. Aprendan a meterse en la Palabra y orar sobre ella, y luego practiquen el hablar conforme al depósito en ustedes. Entonces cuando ustedes vayan a la reunión, ya sea que tengan o no el sentir de estar inspirado o guiado, simplemente hablarán. Primero el hablar de ustedes edificará a ustedes mismos y luego espontáneamente edificará a otros. De esta manera, las reuniones serán edificadas. Este es el camino para la vida de la iglesia.

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