
Lectura bíblica: Jn. 1:1-4, 29; 3:36; 5:21, 39-40; 10:10b; 11:25a; 14:6a; Col. 3:4a; He. 7:16; Hch. 5:20; 1 P. 1:23; 1 Co. 4:15; 8:1; 2 Ti. 4:3; 2 Co. 3:6
En los capítulos anteriores vimos la vida y cómo se presenta en el Antiguo Testamento por medio del árbol como alimento y del río como bebida. También, vimos que el alimento y la bebida son una sola entidad. Cuando tenemos sed y nos acercamos a las aguas, recibimos el alimento. El beber y el comer se encuentran en todo el Antiguo Testamento. Los versículos que mencionamos con respecto al comer y al beber empiezan en Génesis 1—2 y terminan en Zacarías 14. En este capítulo queremos fijar nuestra atención en la vida y cómo se presenta en el Nuevo Testamento, y también queremos ver cómo la vida está en contraste con el conocimiento. Para ver el asunto central de la vida presentada en la Biblia, debemos profundizar el pensamiento y el espíritu de la Biblia.
Génesis nos dice que en el principio Dios creó, y luego se le presentó como vida al hombre. Debido a que el hombre cayó, Dios tenía que redimirlo para que la vida siguiera estando disponible para él. Génesis 3:21 nos dice que Dios hizo túnicas de pieles del sacrificio y con ellas vistió a Adán y Eva. Probablemente Dios mató corderos en la presencia de Adán y Eva para poder hacerles túnicas de pieles. Por tanto, la sangre de corderos fue derramada, porque sin el derramamiento de sangre no hay perdón (He. 9:22). Adán experimentó la obra redentora anticipada de Dios.
El primer capítulo del Evangelio de Juan, en el Nuevo Testamento, tiene los mismos puntos y pensamientos espirituales que tienen los primeros tres capítulos de Génesis en el Antiguo Testamento. Juan 1 dice que en el principio era el Verbo, y el Verbo estaba con Dios (v. 1). La creación llegó a existir por medio de Dios el Verbo, y en El la vida se le presentó al hombre (vs. 3-4). Se necesita la redención debido a la caída del linaje humano. Así que, Juan 1:29 dice: “¡He aquí el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo!” No debemos imaginar que el Nuevo Testamento contenga un pensamiento que no concuerda con el del Antiguo Testamento. El Antiguo Testamento y el Nuevo son un solo libro. El Antiguo Testamento es un libro de cuadros, mientras que el Nuevo Testamento nos da la definición de los cuadros. El pensamiento y el espíritu de los dos testamentos son iguales.
Casi todos los capítulos del Evangelio de Juan nos dicen algo acerca de la vida. En la lectura bíblica de este capítulo seleccionamos algunos versículos importantes con respecto a la vida. Juan 3:36 dice: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que no obedece al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios permanece sobre él”. Según Juan 1, el Hijo en quien creemos es Aquel que era en el principio, el Verbo, Dios, el Creador, Aquel que tiene la vida en El, y el Cordero que quita nuestro pecado. Debemos creer en El para que tengamos vida. Si no creemos en El, no podemos tener la vida ni verla.
Juan 5:21 dice: “Porque como el Padre levanta a los muertos, y les da vida, así también el Hijo da la vida a los que quiere”. La intención del Hijo es dar vida, y vino con el fin de dar vida. Debemos recordar estas palabras: “El Hijo da vida”. Por esto, el Señor dice en Juan 10:10b: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”. En Juan 11:25a el Señor le dijo a Marta: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en Mí, aunque esté muerto, vivirá”. En Juan 14:6 El declaró que era la vida. Estos versículos muestran que el propio Cristo es el árbol de la vida. Después de la redención del hombre, el árbol de la vida es presentado de nuevo al hombre en el Nuevo Testamento. Colosenses 3:4a nos dice que Cristo es nuestra vida.
En el Nuevo Testamento podemos ver no sólo la realidad del árbol de la vida, sino también la realidad del árbol del conocimiento. Como en el Antiguo Testamento, podemos ver el árbol del conocimiento junto al árbol de la vida en el Nuevo Testamento. Hebreos 7:16 nos dice que Cristo fue designado el Sumo Sacerdote “no conforme a la ley del mandamiento carnal, sino según el poder de una vida indestructible”. En este versículo hay dos fuentes: la ley y la vida. La ley está al lado del árbol del conocimiento, y la vida está al lado del árbol de la vida. En este versículo se ven dos árboles, el árbol del conocimiento junto al árbol de la vida. Génesis 2:9 indica que los dos árboles no están muy separados el uno del otro. No están lejos el uno del otro, sino que están ubicados juntos. Si no tenemos cuidado, es posible tocar el árbol del conocimiento en vez del árbol de la vida; tal vez creamos que estamos tocando el árbol de la vida, porque el árbol del conocimiento no está muy separado del árbol de la vida.
La ley es buena (Ro. 7:12, 16), y todo lo que es bueno no está muy separado de la vida. Todo lo relacionado con la vida es bueno. Con la vida indestructible e interminable, nada es malo y todo es bueno. Los mandamientos de la ley también son buenos, entonces no están muy separados de la vida. Según nuestra mentalidad y nuestro discernimiento caídos y naturales, pensamos que cualquier cosa buena es la vida. Pero nuestras mentes necesitan ser renovadas y transformadas para poder ver que es posible que lo bueno no sea la vida. Considerar algo bueno como vida es totalmente erróneo. Este es un concepto de la mentalidad caída. En Hebreos 7:16 la ley está relacionada con el árbol del conocimiento, y la vida está relacionada con el árbol de la vida.
En Hechos 5:20 el ángel mandó a Pedro y a los apóstoles lo siguiente: “Id y puestos en pie en el templo, hablad al pueblo todas las palabras de esta vida”. A Pedro y a los apóstoles no se les mandó a ir y a hablar solamente la palabra. Se les dijo que hablaran las palabras de esta vida. La ley no está muy separada de la vida, y la palabra aún menos. Muchos pueden afirmar que predican y enseñan la palabra pero ¿hablan las palabras de esta vida? En este versículo “palabras” no es la palabra griega lógos sino réma.Lógos es la palabra constante, y réma es la palabra hablada para el momento. La palabra constante podría ser el árbol del conocimiento, pero las palabras específicas que el Señor habla para el momento son espíritu y vida (Jn. 6:63). Debido a que el árbol del conocimiento y el árbol de la vida no están muy separados el uno del otro, uno podría tomar del árbol del conocimiento y pensar que está recibiendo algo del árbol de la vida. Es difícil discernir la vida del conocimiento, porque la vida y el conocimiento no están muy separados el uno del otro.
En 1 Pedro 1:23 dice: “Habiendo sido regenerados, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios, la cual vive y permanece para siempre”. Una simiente es un envase de la vida. La palabra de Dios es la simiente incorruptible que contiene la vida de Dios. Por medio de esta palabra, esta simiente, fuimos regenerados. Pedro dice que la palabra “vive”. La palabra aquí en el griego es lógos, pero Pedro hizo notar que fuimos regenerados por medio del lógos que vive. Es posible tener la palabra y no tener la palabra que vive. Cuando yo era niño, recibí la palabra en la escuela dominical. Aunque asistí a la escuela dominical, no fui regenerado, renacido, allí. No obstante, un día recibí la palabra viviente, y en aquel tiempo nací de nuevo. La palabra en sí es el árbol del conocimiento, pero la palabra viviente es el árbol de la vida.
En 1 Corintios 4:15 dice: “Porque aunque tengáis diez mil ayos en Cristo, no tenéis muchos padres; pues en Cristo Jesús yo os engendré por medio del evangelio”. Los guías, los maestros, los instructores, son buenos, pero estos guías están ligados con el árbol del conocimiento. Los guías tienen que ver con el conocimiento, pero el padre con la vida. Los padres imparten vida a sus hijos a quienes engendran, y el apóstol era semejante padre, que impartió la vida divina en los corintios para que llegasen a ser hijos de Dios y miembros de Cristo. De nuevo, podemos ver cuán difícil es distinguir entre la vida y el conocimiento.
En 1 Corintios 8:1 Pablo nos dice: “El conocimiento envanece, pero el amor edifica”. El conocimiento externo y objetivo que envanece viene del árbol del conocimiento del bien y del mal, la fuente de la muerte. El amor espiritual (no carnal), el cual es una expresión de la vida como se describe en 1 Corintios 13, edifica; viene del árbol de la vida, la fuente de la vida. El conocimiento pertenece al árbol del conocimiento, y la vida pertenece al árbol de la vida.
En 2 Timoteo 4:3 dice: “Porque vendrá tiempo cuando no soportarán la sana enseñanza, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias”. La enseñanza proviene del conocimiento, pero “sana” implica la vida. Todo lo sano está relacionado con la salud de la vida. Lo que necesitamos no es simplemente la enseñanza, sino la sana enseñanza. Lo que enseña uno puede ser muy fundamental pero aún así es muerte. Necesitamos la sana enseñanza, la que tiene la vida.
Según 2 Timoteo 4:3 los que no soportan la sana enseñanza conforme a sus propias concupiscencias “se amontonarán maestros” que alivian el “comezón de oír”. Estos no pueden soportar la sana enseñanza, sino que se amontonan maestros porque tienen un comezón de oír, tienen oídos que buscan las palabras agradables para su propio placer.
En 1964 cierto grupo cristiano me invitó a estar con ellos en San Diego, y el que era responsable en ese grupo levantó un letrero que llamaba a la gente a ir a escuchar a Witness Lee. Cuando vi ese letrero, le dije al que era responsable que lo quitara. De otro modo, no podría hablar. Algunos cristianos asisten a muchas conferencias, pero no hay cambio en sus vidas. Estos están adictos a escuchar los oradores buenos. Tienen comezón de oír, y estos oradores buenos llegan a ser para ellos una droga. Oyeron muchas enseñanzas pero la vida diaria permaneció igual. Sólo se amontonaron maestros que aliviaban el comezón de oír.
En 2 Corintios 3:6 se nos dice que los apóstoles eran “ministros competentes de un nuevo pacto, ministros no de la letra, sino del Espíritu; porque la letra mata, mas el Espíritu vivifica”. Génesis 2 nos muestra que el árbol del conocimiento es un árbol de la muerte. Dios le advirtió a Adán, diciéndole que si comía del árbol del conocimiento, ciertamente moriría (Gn. 2:17). El Nuevo Testamento dice que la letra mata. Cuando Pablo habló de la letra, no se refería a la letra de un periódico, sino a la letra de la Biblia. En cierto sentido, la Biblia mata. En 2 Corintios 3:6 la letra está en contraste con el Espíritu.
El Señor Jesús dijo a los religiosos judíos: “Escudriñáis las Escrituras, porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de Mí” (Jn. 5:39-40). Puesto que las Escrituras testifican en cuanto al Señor, no deben ser separadas del Señor. Es posible tocar las Escrituras sin tener contacto con el Señor. El Señor es el único que da vida. Si tenemos las Escrituras sin el Señor, no podemos recibir la vida. Sin Cristo, aun las Escrituras son el simple conocimiento. En vez de hallar nosotros vida en la Biblia, es posible que la Biblia nos mate. Sin Cristo, la Biblia es un libro de la letra, y la letra mata.
Los versículos que hemos considerado hasta ahora nos muestran que el conocimiento no está muy separado de la vida. Satanás es muy sutil. Hace que la gente se concentre en cosas tales como la ley, la obra, la palabra, los guías, el conocimiento, la enseñanza y la letra de la Biblia. Estas cosas no son malas. Algunos tal vez digan: “¿Qué hay de mal con la ley, el lógos divino, los guías, el conocimiento, la enseñanza, y la letra de la Biblia?” Que el Señor tenga misericordia de nosotros para que veamos la diferencia entre el conocimiento y la vida. El árbol del conocimiento no está relacionado solamente con el mal, sino también con el bien. Es el árbol del conocimiento del bien y del mal. Creo que el árbol de la vida y el árbol del conocimiento eran muy parecidos (Gn. 2:9 cfr. 3:6). Satanás, en su sutileza, siempre nos dirige al árbol del conocimiento, apartándonos del árbol de la vida. La Biblia dice que fuimos regenerados mediante la palabra viviente, pero tal vez no nos fijemos en la palabra viviente. La Biblia dice que necesitamos padres, pero quizás busquemos guías o instructores. La Biblia emplea la expresión sana enseñanza, pero puede ser que hagamos a un lado la palabra sana cuando hablamos de las enseñanzas.
Es preciso que veamos la diferencia que existe entre el conocimiento y la vida en los versículos que hemos señalado. Debemos ver el contraste entre la ley y la vida, entre la palabra constante y las palabras habladas para el momento, entre el lógos y el lógos viviente, entre los guías y los padres, entre el conocimiento y el amor, entre la enseñanza y la sana enseñanza, entre la letra y el Espíritu, y entre las Escrituras en sí y el Señor viviente. Todos los versículos que hemos tratado nos muestran que el árbol del conocimiento todavía permanece con nosotros hoy en día. La iglesia local está relacionada con la vida, pero las enseñanzas en cuanto a la iglesia local pueden ser simplemente conocimiento. Queremos las iglesias locales, y no la mera enseñanza doctrinal acerca de las iglesias locales. Si sólo recibimos la enseñanza acerca de ciertas cosas, esa enseñanza llega a ser un conocimiento que mata.
Debemos dejarnos impresionar de que en el Antiguo Testamento así como en el Nuevo se encuentren el árbol de la vida y el árbol del conocimiento, y estos dos estén con nosotros hoy en día. Necesitamos orar: “Oh Señor, ten misericordia de mí. No quiero ocuparme por el conocimiento porque éste trae muerte. Ayúdame a concentrarme en el árbol de la vida”. Es posible que muchas veces fuésemos engañados sin saber. El insidioso, Satanás, puede entrar furtivamente para distraernos con el mejor conocimiento y así apartarnos del árbol de la vida. Por muy bueno que sea el conocimiento, sigue siendo el conocimiento que mata.
Debemos darle gracias al Señor y alabarle porque El es vida para nosotros. No debemos ocuparnos con lo bueno o lo malo, lo correcto o lo incorrecto, en conformidad con el árbol del conocimiento, sino que necesitamos fijar todo nuestro ser en el fluir de la vida. ¿Qué ventaja hay si tenemos razón en cuanto a nuestra doctrina pero estamos muertos? Que el Señor abra nuestros ojos para que veamos lo que El busca en estos días. Ahora el Señor desea obtener un grupo de personas que le disfruten como vida. El se presentó a Sí mismo como vida para que nosotros tuviéramos la vida y para que la tuviéramos en abundancia. Por Su misericordia, es menester que nuestros ojos se abran para que veamos el daño que ha traído el conocimiento. No nos debe interesar el conocimiento sino la vida.
En el principio era el Verbo, quien era Dios. En El estaba la vida, y El llegó a ser el Cordero de Dios, que quita nuestros pecados. El Cordero llegó a ser el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45b) para impartirse como vida en nuestro ser. Diariamente y momento a momento, necesitamos tener contacto con El. Cuando tocamos la Biblia, debemos tener contacto con El ejercitando nuestro espíritu y no simplemente ejercitando nuestra mente. Cuando ejercitamos nuestro espíritu para tocar la Palabra, tocamos el árbol de la vida. El árbol de la vida y el árbol del conocimiento permanecen con nosotros hoy en día. Estos árboles están ubicados juntos el uno al otro. Debemos tener cuidado y sólo recibir de la vida y no del conocimiento que trae muerte. Tenemos que estar alerta para no ser engañados.