
Este libro contiene mensajes traducidos dados originalmente en chino en Taipéi, Taiwán el 25 al 27 de abril de 1990 por el hermano Witness Lee, durante tiempos de comunión con los que servían de tiempo completo a fin de llevar el evangelio a todo Taiwán. Estos mensajes no fueron revisados por el orador.
Nuestro Señor Jesucristo era del linaje de David, el descendiente de un hombre según la carne, esto es, según Su humanidad. Además, Él fue designado Hijo de Dios con poder por la resurrección de entre los muertos, según el Espíritu de Santidad, esto es, según Su divinidad. Aparentemente la palabra designación no implica nacimiento. En realidad, designar significa engendrar. Cuando Jesús murió, Él permaneció en la tumba y fue contado entre los muertos. Pero en poco menos de tres días, Él resucitó de entre los muertos. La resurrección lo señaló en una forma particular: Su resurrección de entre los muertos lo designó Hijo de Dios en Su humanidad. Por tanto, mediante la resurrección Él fue engendrado Hijo de Dios. Esto muestra que la resurrección de Cristo es un nacimiento (Hch. 13:33). Originalmente, Él era el Hijo unigénito de Dios. Después de llegar a ser carne y por medio de la resurrección, Él nació como el Hijo primogénito de Dios en Su humanidad. Al mismo tiempo, en resurrección, nosotros fuimos engendrados como los muchos hijos de Dios.
La palabra griega que se traduce “vida” en Romanos 1:17 posee un significado doble. Ésta significa tener vida, así como vivir. Esta oración proviene originalmente de Habacuc 2:4. En el Nuevo Testamento se menciona tres veces. La primera vez que se menciona es en Romanos. Luego se menciona en Gálatas 3:11. Finalmente, en Hebreos 10:38. Gálatas da énfasis a tener vida. Hebreos da énfasis a vivir. Mas Romanos da énfasis a ambos significados: tener vida y vivir.
Deben marcar con un círculo estos tres términos: el justo, la fe, la vida. Cuando regresen, deben enseñar a los nuevos creyentes. Díganles que el libro de Romanos habla acerca del justo, la fe y la vida. Si se limitan a compartirles del justo y la fe, sólo habrán llegado hasta Romanos 5:10. Después de 5:10, se habla sobre la justificación de vida (v. 18). Por medio de la fe obtenemos la justificación, y el resultado es que disfrutamos la vida de Dios. Anteriormente estábamos muertos, pero después de creer en el Señor, fuimos justificados. Más aún, tenemos vida y viviremos. Por consiguiente, a partir de Romanos 5:10 se nos dice cómo debemos vivir después de haber obtenido la vida.
Nosotros no somos justos; somos pecadores. Cuando creímos en el Señor Jesús, Dios nos dio al Señor Jesús como Su justicia. La palabra dar significa “contar”. Es como el término contar que se emplea en contabilidad. Por ejemplo, uno puede tener una deuda de ochenta billones de dólares y no la puede pagar. Entonces, Dios le regala ochenta billones de dólares y se los cuenta como saldo a su favor. De ese modo, ya no tiene ninguna deuda. Antes bien, ha sido justificado.
Dios acredita, al tomar la fe como un principio, Su justicia al hombre por causa de la fe. Ello no es por obras. La justicia aquí se refiere a la justicia de Dios, la cual proviene de Dios. La fe aquí alude a nuestra fe, la cual es de nosotros.
Dios tiene una justicia reservada para nosotros. Si la obtenemos o no depende de nuestra fe. Por lo tanto, a fin de obtener esa justicia, debemos ser aquellos que creen en Él y le reciben de inmediato. Dios posee la justicia, y nosotros poseemos la fe. Es cuando ambos elementos se unen que recibimos la vida eterna de Dios y podemos vivir por medio de la vida de Dios.
Por medio de la muerte de Cristo, somos reconciliados con Dios. Esto incluye la redención y la justificación (Ro. 3:24). Nosotros somos salvos por medio de la vida de Cristo. Ésta es la rica y plena acción salvadora que Dios en Cristo efectúa. La redención junto con la acción salvadora equivale al evangelio de Dios, la plena y rica salvación que Dios efectúa.
Cuando regresen a sus localidades, deben enseñar a los nuevos creyentes. No deben enseñarles a la manera que lo hice con ustedes; que cubrí tres lecciones en una misma noche. Tal vez sólo les enseñen la mitad de una lección cada noche. Deben hacerlo despacio. Deben creer en que esto pondrá el fundamento en ellos. Ésta no es la palabra ni la enseñanza de hombres. Ésta es la santa Palabra de Dios. Si les enseñan de esta manera, la Palabra será constituida en ellos.