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Mensajes del libro «Significado del candelero de oro, El»
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CAPITULO DOS

LA IGLESIA ES PRODUCIDA POR EL ESPIRITU SANTO JUNTO CON CRISTO

  Lectura bíblica: Ex. 25:31-32, 37; Zac. 3:9; 4:2-10; Ap. 1:4, 11-13, 20; 4:5; 5:6

EL DESARROLLO DE LA REVELACION CON RESPECTO AL CANDELERO DE ORO

  Las revelaciones presentadas en la Biblia son progresivas. La mayoría de las revelaciones son sembradas como semillas en Génesis, se desarrollan gradualmente libro tras libro, y llegan a su consumación en Apocalipsis. Podríamos decir que en Génesis tenemos las semillas, y en Apocalipsis, la cosecha. La revelación del candelero de oro, presentada por primera vez en Exodo 25, sigue el mismo principio. Aquí debo agregar una palabra breve: el concepto del candelero no se halla en la historia humana ni en ningún escrito humano; éste es un asunto muy específico. Ni siquiera un experto en diseño podría crear tal modelo. Por consiguiente, durante los últimos milenios el candelero de oro ha sido algo único, cuya fuente es divina, ya que no fue concebido por la mente humana. Por eso, dicho modelo es muy especial: es un candelero con siete lámparas. Cada aspecto de este candelero tiene significado espiritual.

  El candelero de oro es presentado detalladamente en el libro de Exodo, pero existía la necesidad de un desarrollo adicional. Por ejemplo, Exodo 25 explica que el candelero es una obra de oro puro labrada a martillo, pero allí no se menciona el aceite. Sin embargo, Zacarías 4 añade que hay dos olivos a los lados del candelero, y al final de este capítulo vemos que estos dos olivos son los dos ungidos. Ungidos en el idioma hebreo se traduce hijos de aceite. Estos dos ungidos son los dos hijos de aceite, quienes están llenos de aceite. En Apocalipsis 11 estos dos olivos, los dos ungidos, los dos hijos de aceite, son los dos testigos que vendrán (vs. 3-4). Después de que muchos creyentes sean arrebatados a los cielos, estos dos testigos difundirán el testimonio de Dios sobre la tierra. Debemos ver que los dos testigos mencionados en Apocalipsis 11 son también dos candeleros de oro. El punto principal, sin embargo, es que Exodo describe el candelero de oro pero no menciona el aceite de oliva; es en Zacarías 4 donde se hace mención del aceite. Respecto al candelero con los dos olivos a sus lados, el profeta Zacarías pregunta: “¿Qué es esto, señor mío?” Luego el ángel responde: “No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos” (vs. 4, 6). Aquí Zacarías 4 introduce el concepto del Espíritu. En Exodo 25 sólo encontramos el concepto del oro —el candelero de oro—, pues no se menciona el aceite; pero en Zacarías 4 sí se menciona el aceite, y dicho aceite es el Espíritu Santo. Primero vemos el candelero de oro, y luego el aceite de oliva (el Espíritu Santo). Después, en Apocalipsis 1 vemos no sólo un candelero de oro, sino siete candeleros de oro (v. 12). El único candelero se convirtió en muchos candeleros.

LAS TRES ETAPAS DEL CANDELERO DE ORO PRESENTADAS EN LA BIBLIA

  La Biblia presenta el candelero de oro en tres etapas: la primera etapa es el candelero de oro, la segunda es el candelero de oro más el aceite de oliva (el Espíritu Santo), y la tercera etapa es el candelero único que se convierte en los muchos candeleros; esto es muy significativo. El candelero presentado en Exodo 25 se centra en Cristo; en Zacarías 4 se recalca el Espíritu Santo; y en Apocalipsis 1, las iglesias. Los tres pasajes mencionan el candelero, pero el primero se centra en Cristo, el segundo recalca el Espíritu Santo, y el tercero subraya que se producen las iglesias.

  ¿Cómo se produce la iglesia? La iglesia se produce con el Espíritu y con Cristo. Cristo junto con el Espíritu es la iglesia como candelero de oro. Conforme al deseo eterno de Dios, Su economía o plan, el candelero de oro no es solamente Cristo, ni sólo Cristo con el Espíritu; más bien, el candelero de oro es la iglesia producida por Cristo junto con el Espíritu. La iglesia es la meta máxima de Dios. El plan de Dios se cumple a partir de Cristo mediante el Espíritu hasta que se produzca la iglesia. Dios no puede llevar a cabo Su plan únicamente con Cristo sin el Espíritu; aun si Cristo junto con el Espíritu estuvieran presentes, pero no se ha producido la iglesia, Dios todavía no ha alcanzado la meta de Su economía.

  Es necesario ver que, cuando el último libro de la Biblia habla del candelero, no se centra en Cristo ni en el Espíritu, sino en la iglesia. Aquí debo decir algo que quizás moleste a algunos; sin embargo, la verdad es la verdad y lo falso es falso, lo bueno es bueno y lo malo es malo. Me gustaría decir algo positivo acerca de otros, y a veces me he propuesto no criticar el cristianismo en mi predicación; no obstante, mientras estoy dando un mensaje, no puedo evitarlo porque la unción me unge a hacerlo. En la revelación divina primero vemos a Cristo, luego al Espíritu y finalmente a la iglesia. Pero, ¿existe en el cristianismo actual la realidad de la iglesia? Definitivamente no. Por lo tanto, el cristianismo verdaderamente es digno de lástima. Incluso hay un grupo que supuestamente busca la espiritualidad y dice: “A nosotros sólo nos interesa Cristo; no nos importa la iglesia”. Este se ha convertido en su refrán. Desean tener a Cristo, pero no a la iglesia; eso significa que aceptan el libro de Exodo, pero no el de Apocalipsis. ¿Habla Apocalipsis acerca de Cristo o acerca de la iglesia? Juan no dice: “Cuando me volví vi a Cristo”, sino: “Vuelto vi siete candeleros de oro”. Juan también dijo: “Y en medio de los candeleros, a uno semejante al Hijo del Hombre” (vs. 12-13). Esta es la visión completa.

INTERESARNOS POR CRISTO Y POR LA IGLESIA

  Hoy debemos ver la iglesia, y también debemos ver que Cristo anda en medio de las iglesias. Muchos podemos testificar que mientras estábamos en las denominaciones no vimos mucho de Cristo ni lo disfrutábamos, pero desde que hemos llegado a la iglesia, en el recobro del Señor, ciertamente vemos al Hijo del Hombre que anda en medio de las iglesias locales. Cuanto más hablan aquellos que dicen: “Queremos a Cristo pero no a la iglesia”, más vacíos están. Los que estamos en la iglesia decimos: “¡Queremos la iglesia!” ¿Por qué deseamos la iglesia? Porque Cristo está en la iglesia. Si realmente nos interesa Cristo, nos debe interesar también la iglesia. Podemos comparar esto con la manera en que bebemos agua. Si decimos que queremos el agua pero no el vaso, no podremos beber, pues sin el vaso no se puede beber el agua.

  En abril de 1957, algunos hermanos que vinieron de Inglaterra y de Dinamarca valoraron mucho la audiencia que asistió a una gran conferencia en Taipei. Un hermano avanzado de edad comentó que en toda su vida de servicio al Señor nunca había visto una audiencia como ésa. Sin embargo, después de un tiempo, él trató de suprimir la iglesia. Aquellos hermanos, quienes estuvieron con nosotros por ocho semanas, apreciaban mucho el té chino. Un día nos sentamos a tomar el té en la casa de los obreros y, mientras disfrutábamos del té, aprovechamos la oportunidad para hablar. Ciertamente yo sabía lo que sentían: ellos pensaban que todo lo que dijimos estaba bien, pero que desafortunadamente había “una mosca en el ungüento,” es decir, la iglesia. Sin embargo, no se atrevían a decirlo ni a oponerse abiertamente. Por lo tanto, en esa ocasión tomé la oportunidad para decirles: “Ustedes realmente aprecian nuestro té, pero desafortunadamente he descubierto que están tratando de quebrar nuestras tazas y nuestra jarra de té”. Además, les dije: “Permítanme preguntarles, si ustedes quiebran nuestra tetera y nuestras tazas, ¿cómo podremos servir el té? No habrá más té”. Se miraron uno al otro y entendieron perfectamente mi palabra; no obstante, después de aquel tiempo, un pequeño grupo de colaboradores jóvenes fue influenciado por ellos y comenzaron a repetir: “Queremos a Cristo pero no a la iglesia”. Hace veinte años que esto sucedió, y no podemos negar lo que les ha ocurrido a ellos. Veinte años de historia prueban que aquellos que quieren a Cristo pero no a la iglesia, terminan en la ruina y sin nada.

  Por supuesto, no estamos diciendo que “bebemos la jarra pero no el té”. Queremos la “jarra” porque queremos “beber té”. Cuando bebo té en casa, soy muy particular con la tetera y las tazas. Puedo gastar muchos dólares en comprar la tetera pero sólo cinco dólares para el té. Permítanme preguntarles: ¿Gastan más dinero en la jarra o en el té? Hemos estado peleando la batalla por más de veinte años, y hoy aún seguimos peleando: la batalla no se centra en Cristo, sino en la iglesia. Es decir, el enfoque de la disputa no es Cristo sino la iglesia. Veinte años de historia prueban que aquellos que sólo quieren a Cristo y no a la iglesia están destinados a la ruina. A ellos sólo les interesa el té, pero no la jarra; sin embargo, a mí me interesan los dos. La Biblia no se detiene en Exodo, sino que avanza hasta llegar a Apocalipsis. Al final de Apocalipsis hay una enorme “jarra” universal llamada la Nueva Jerusalén. Esta es una “jarra” grande y única. La revelación divina no se detiene en Exodo ni en Zacarías, sino que avanza hasta llegar a Apocalipsis.

EL CANDELERO, JEHOVA, EL CORDERO Y LA PIEDRA

  Consideremos de nuevo lo que es el candelero de oro. Hemos visto que el candelero de oro es el propio Dios Triuno: el Padre es la sustancia, el Hijo es la forma y el Espíritu es la expresión. Todos aquellos que hayan visto la luz, dirán: “¡Aleluya, el candelero de oro es el Dios Triuno!” Pero ahora quisiera mencionar otros asuntos adicionales. Primero, la Biblia dice que el candelero de oro tiene siete lámparas, y el libro de Zacarías dice que las siete lámparas son los siete ojos de Jehová. Los siete ojos equivalen a las siete lámparas. Entonces, ¿quién es Jehová? Jehová es el candelero. El candelero que tiene las siete lámparas es Jehová que tiene los siete ojos. Esto es muy claro. Las siete lámparas son los siete ojos; por lo tanto, el candelero es Jehová.

  En segundo lugar, estos siete ojos son los siete ojos del Cordero (Ap. 5:6). Originalmente había un candelero; luego, la revelación avanzó del candelero a Jehová y de Jehová al Cordero. Esto muestra que el candelero es Jehová, que Jehová es el Cordero, que las siete lámparas del candelero son los siete ojos de Jehová, y que los siete ojos de Jehová son los siete ojos del Cordero. Además, Zacarías 3:9 dice que estos siete ojos son también los siete ojos de la piedra; por tanto, esta piedra equivale al Cordero. El candelero es lo mismo que Jehová, Jehová es igual que el Cordero, y el Cordero es la piedra. Estos cuatro son uno. Las siete lámparas del candelero son los siete ojos de Jehová; los siete ojos de Jehová son los siete ojos del Cordero; y los siete ojos del Cordero son los siete ojos de la piedra.

  No pensemos que esto es sencillo. No sé porqué nuestro Dios no presentó estas cosas de una manera más simple cuando inspiró los escritos de las Santas Escrituras. Cuando estudié estos temas hace más de veinte años —el candelero, Jehová, el Cordero y la piedra— se me hizo bastante difícil entenderlo. Sin embargo, encontré la manera de simplificarlo. Si no hubiera descubierto este camino, aun después de que usted pasara todo el día leyendo Exodo 25, Zacarías 3 y 4, y Apocalipsis 1, 4 y 5, no sería capaz de entenderlo debidamente. ¿Cuáles son estos cuatro asuntos? El candelero, Jehová, el Cordero y la piedra. Ahora veamos otros tres asuntos: las siete lámparas, los siete ojos y los siete Espíritus.

LAS SIETE LAMPARAS, LOS SIETE OJOS Y LOS SIETE ESPIRITUS

  Las siete lámparas son los siete ojos, los siete ojos son los siete Espíritus y los siete Espíritus son las siete lámparas. ¡Así podemos seguir siempre en un círculo! Entonces, ¿qué significan las lámparas, los ojos y los Espíritus? Además, ¿cómo pueden las lámparas ser los ojos, los ojos ser los Espíritus, y los Espíritus ser las lámparas? Algunos dirán: “Las siete lámparas brillan, los siete ojos infunden y los siete Espíritus saturan”. Esto suena lógico, pero no es una presentación completa. Además, podemos preguntar: “¿Cómo puede el candelero ser Jehová, Jehová ser el Cordero y el Cordero ser la piedra?”

  Estas verdades han permanecido sepultadas en la Biblia por siglos. Aun en las mejores escuelas teológicas pasan por alto estos temas cuando leen acerca de ellos, diciendo: “No trate de estudiar tantos asuntos. Algunos pasajes de la Biblia son muy difíciles de entender, y sólo debemos interesarnos en lo que podemos entender”. Con el tiempo, a muchos sólo les interesa Juan 3:16 y 1 Timoteo 1:15. Si preguntamos a los teólogos y estudiamos sus libros, no encontraremos ningún escrito que nos diga que el candelero es el Dios Triuno. Tampoco hallaremos a alguien que nos diga que el candelero mencionado en Exodo se centra en Cristo, que el candelero de Zacarías recalca el Espíritu, y que los candeleros de Apocalipsis son las iglesias. Actualmente muchos cristianos no valoran la iglesia debido a que no tienen esta luz y revelación. Podemos ilustrar esto de la siguiente manera: una vez compré un reloj muy bueno que venía empacado en una caja muy bonita. Cuando uno de mis hijos vio la envoltura, no le interesó el reloj sino que prefirió la caja. Vio que la caja era muy atractiva y la valoró más que el reloj, pues se hallaba en ese nivel de “visión” y “revelación”. De hecho, ésa era su visión insensata y su revelación pobre. Yo fui sabio; guardé el reloj en mi bolsillo y le di la caja, pues sabía cuál tenía mayor valor.

  Cierto día, después de dar un mensaje en Houston, Texas, una mujer casada vino y me dijo: “Hermano Lee, su mensaje fue muy bueno, pero ¿por qué sólo habla de la vida de iglesia y no de la vida familiar?” Le contesté: “Hay bastantes personas que hablan de la vida de familia, por lo tanto, no hay necesidad de que yo hable de lo mismo. Y ya que nadie habla de la vida de iglesia, debo suplir la deficiencia y hablar específicamente de ello”. Y continué: “Hablando sinceramente, ¿cuál es más preciosa: la vida de iglesia o la vida de familia? ¿Cuál es superior y cuál es inferior? ¿Cuál tiene más importancia?” Finalmente dije: “Si usted no tiene una vida de iglesia apropiada, será difícil que tenga una vida familiar apropiada”. Aquella mujer estaba separada de su marido y esperaba que dijera algo que les ayudara a reconciliarse. Ella no vio que la separación se debía a que ellos no tenían la vida de iglesia. No creo que una familia que realmente practique la vida de iglesia se separe. ¡Debemos alegrarnos de que en la vida práctica de iglesia no haya divorcio ni separación! Por ejemplo, después de una disputa, el esposo se culpará a sí mismo, confesará sus pecados, derramará lágrimas y luego irá a su esposa, diciendo: “Lo siento; por favor, perdóname. ¡La vida de iglesia me motiva a confesar mis faltas y a disculparme!” Por consiguiente, le dije a aquella mujer: “Lo que usted necesita es la vida de iglesia. Yo vine aquí comisionado por el Señor a decirle que usted necesita la vida de iglesia”.

EL CANDELERO DE ORO TIENE COMO META LA IGLESIA

  Todas estas verdades preciosas están en la Biblia, pero debido a que nuestro entendimiento es muy superficial, no las hemos visto ni hemos participado de ellas. El candelero de oro no tiene como meta a Cristo ni al Espíritu, sino a la iglesia. ¿De dónde proviene la iglesia? La iglesia proviene de Cristo junto con el Espíritu. Nunca olviden que la iglesia es Cristo junto con el Espíritu.

  El nombre Jesús significa Jehová el Salvador, o sea, Jehová es nuestra salvación. Así que, Jehová es el Cordero. Juan 1:29 dice: “He aquí el Cordero de Dios”. ¿Quién es este Cordero? El Cordero es Jehová el Salvador, el Dios que se encarnó para llevar nuestras iniquidades en Su carne. El es nuestro Jehová-Cordero. El es el Dios eterno que se hizo nuestro Redentor. Por consiguiente, los ojos de Jehová son los ojos del Cordero. Además, este Cordero no sólo murió en la cruz para llevar nuestros pecados, sino que también ¡resucitó de entre los muertos! Y en Su resurrección El llegó a ser la piedra. ¿Cómo sabemos esto? No es fácil explicarlo; para ello necesitamos leer Hechos 3 y 4. En Hechos 3:15 Pedro predicó el evangelio diciendo: “...Matasteis al Autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de los muertos”. Luego, en 4:11 dijo: “Este Jesús es la piedra menospreciada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo”. ¿Cuándo fue hecho Cristo la cabeza del ángulo? En la resurrección. Los judíos consideraron que Jesús el Nazareno era una piedra pequeña que no merecía atención alguna, así que lo menospreciaron y de hecho, lo arrojaron a la tumba. Sin embargo, Dios abrió el sepulcro, sacó a esa pequeña piedra de la tumba y la convirtió en la piedra principal, la cabeza del ángulo. Sobre esta piedra hay siete ojos. Esta piedra es el Cordero, el Cordero es Jehová, y Jehová es el candelero de oro. Esto no es sencillo.

  ¿Qué significa todo esto? Significa que el Dios eterno se hizo carne para ser el Cordero que llevó nuestros pecados, nos redimió por Su muerte y luego resucitó para convertirse en una piedra. La piedra es el candelero, y el candelero es la piedra. Todos sabemos que el candelero irradia luz y alumbra, y que la piedra sirve para edificar la morada eterna de Dios. La Biblia habla por primera vez del candelero en el contexto de la edificación del tabernáculo. La morada de Dios no puede llegar a existir sin el candelero. Si no hay candelero, no hay morada de Dios. El primer edificio de Dios fue el tabernáculo, dentro del cual estaba el candelero, y luego en el templo también estaba el candelero de oro. Más tarde el templo fue destruido, pero en Zacarías 4 vemos que el candelero reaparece en la restauración y reedificación del templo. El candelero siempre está presente en el edificio de Dios.

  Por una parte, Zacarías 3 y 4 hablan del candelero; por otra, estos capítulos hablan de la piedra. Sobre el candelero hay siete lámparas, y sobre la piedra hay siete ojos, los cuales son los siete ojos de Jehová. Esto demuestra que la piedra es Jehová. Los siete ojos de Jehová son los siete ojos de la piedra. ¿No equivale esto a decir que Jehová es la piedra? El Cristo resucitado es Jehová, pero ahora Jehová es una piedra, y esta piedra se usa para edificar la morada de Dios. En Zacarías 4 vemos que El restaura el templo, lo reedifica, mientras que en Apocalipsis 1 El edifica la iglesia. Apocalipsis habla del edificio de Dios, el cual se inicia con la iglesia y culmina en la Nueva Jerusalén, la meta eterna. Este edificio se basa por completo en Cristo como la piedra viva.

  Amados hermanos y hermanas, al unir todo esto podemos ver un cuadro maravilloso, el cual es mejor que mil palabras. Al ver esto, sabremos qué es la iglesia. ¿Qué es la iglesia? Jehová se hizo el Cordero redentor que murió y resucitó para llegar a ser la piedra de edificación; esta piedra de edificación es el candelero con siete ojos, siete Espíritus y siete lámparas para producir la iglesia. En conclusión, este candelero de oro es la iglesia. El candelero-iglesia, o iglesia-candelero, no es simple, pues allí está Jehová, el Cordero redentor y la piedra resucitada. Allí se halla el candelero, las siete lámparas y los siete Espíritus.

DEBEMOS IR A TODO LUGAR Y LLEVAR EL TESTIMONIO DE LA IGLESIA

  Ahora podemos entender qué es la iglesia. La iglesia, y no el cristianismo, debe llevar el testimonio a todo lugar. Cuando hablo de este asunto, se enciende en mí un fuego . Quiero despertarles a que vayan a predicar el evangelio de la iglesia gloriosa y lleven el testimonio de la iglesia. Toda ciudad, pueblo, villa, y aldea en la isla de Taiwan necesita dicho testimonio. Estoy muy contento en esta visita porque veo muchos jóvenes que arden de amor por el Señor y llevan la responsabilidad del servicio en esta conferencia. Sin embargo, ¡hoy quiero despertarlos a salir! Deben ir por toda la isla de Taiwan a establecer una iglesia en cada ciudad. Nuestra meta no es difundir el cristianismo, sino establecer la iglesia en el recobro del Señor.

  Quiero alborotar sus “nidos” para que de ahora en adelante no puedan tener una vida tranquila sino que más bien, salgan y prediquen el evangelio. “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mt. 28:19). ¡Decimos amén! Primero deben ir a toda la isla de Taiwan, y luego al sudeste de Asia. Esta era les pertenece, por lo tanto, no prediquen un evangelio mediocre, con miras a que las personas sólo sean perdonadas de sus pecados y el alma de ellas sea salva de la perdición; más bien, prediquen el evangelio de la iglesia gloriosa. Nuestro Novio ciertamente vendrá, pero ¿dónde está la novia? Debe haber iglesias establecidas en cada localidad sobre la tierra, pues sólo la iglesia apropiada puede ser Su novia.

  Actualmente, ésta es la obra que el Señor está llevando a cabo en los Estados Unidos, Europa y América del Sur. Este es el motivo por el cual casi todo el cristianismo en Europa y en Estados Unidos se opone a nosotros. Hoy el Señor necesita obtener el testimonio del candelero; El necesita que las iglesias sean los candeleros en cada localidad. No importa si somos muchos o pocos, lo que importa es el resplandor de las lámparas y el brillo del oro. La esperanza de dicho testimonio depende de ustedes, la generación joven. Agradecemos al Señor que desde 1948 hasta el día de hoy, Su testimonio ha estado por veintinueve años en Taipei. Muchos de ustedes, los jóvenes que trabajan, son el producto de este testimonio de veintinueve años. Si ustedes no se levantan, dicho testimonio no tendrá futuro. Por eso, espero que hoy se les hayan abierto los ojos y vean en la Biblia que el Señor desea finalmente obtener el candelero lleno del Espíritu y de Cristo, con el resplandor de las lámparas y del oro, y que este candelero lleve el testimonio del Señor. Cada ciudad, cada pueblo y cada villa en toda la isla de Taiwan debe tener dicho testimonio. Pueden reunirse treinta personas en una ciudad, cuarenta en otra ciudad, veinte en otra localidad y aun cincuenta en otra; pero en cada ciudad debe haber un candelero. Ustedes han escuchado suficiente, se han nutrido suficiente y han disfrutado suficiente; así que, hoy deben aceptar esta comisión.

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