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Mensajes del libro «Vasos útiles para el Señor»
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CAPÍTULO SIETE

SER LLENOS INTERNA Y EXTERNAMENTE DEL ESPÍRITU

  Los que servimos al Señor poseemos dos armas, una externa y otra interna. Nuestra arma externa es la Santa Biblia, la palabra del Señor, la cual está en nuestras manos, y nuestra arma interna es el Espíritu Santo, el cual mora en nuestro espíritu. Es por esta razón que Pablo nos dijo: “Recibid [...] la espada del Espíritu, el cual es la palabra de Dios” (Ef. 6:17) y nos recordó: “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien, sed llenos en el espíritu” (5:18). A fin de servir al Señor, debemos estar equipados con las verdades bíblicas y también debemos buscar ser llenos del Espíritu.

LO PRECIOSA QUE ES LA BIBLIA

  Durante este año muchos de ustedes han pasado un tiempo considerable estudiando la Palabra. Estoy seguro de que todos ustedes saben con claridad que somos llenos por el Espíritu en dos aspectos. Un aspecto es que el Espíritu Santo nos llena de vida; éste es el aspecto esencial. El otro aspecto, es que el Espíritu Santo nos llena de poder; éste es el aspecto económico. Sin embargo, es necesario que realicen un estudio más profundo para que conozcan cuáles versículos en la Biblia nos hablan de ser llenos en el aspecto esencial y cuáles nos hablan de ser llenos en el aspecto económico. Entonces cuando ustedes salgan para enseñar a la gente, serán aptos para citar las Escrituras y hablar en una manera lógica, de tal modo que las personas les entiendan y sean convencidas.

  Durante los seis mil años de la historia de la humanidad han evolucionado cinco religiones de importancia, y de estas cinco religiones el mejor escrito religioso que ha existido es la Biblia. Éste es un hecho ampliamente reconocido. La Biblia supera en gran medida a los famosos escritos literarios tanto del pasado como del presente. La Biblia constituye el patrimonio más valioso de la humanidad. Es por eso que las personas sienten gran respeto por aquellos que estudian la Biblia. Incluso muchos ateos no se atreven a menospreciarla, pues reconocen que la Biblia es el libro más difícil de confrontar. No importa cuánto las personas hayan intentado desprestigiarla, no han logrado eliminar la Biblia de la sociedad humana. De hecho, la Biblia es el libro de los libros. Aunque las personas están conscientes de que existe tal valiosa Escritura, aún están desconcertados por las verdades contenidas en ella. Por tanto, cuando ustedes salen a proclamar las verdades halladas en la Biblia, tan pronto las personas miran que ustedes traen consigo una Biblia, ellas sienten respeto por ustedes y, cuando comienzan a exponerles las verdades, ellas las recibirán con agrado.

  Aunque se han escrito y preservado muchos tratados filosóficos, teóricos y “sagrados” a través de la historia de la humanidad, ninguno de tales escritos afirma que el Señor es su autor. Además, los que creen en tales filosofías y teorías no dicen que creen en el Señor. Sin embargo, cuando las personas creen en Jesús, ellos afirman haber creído en el Señor. Esto es maravilloso. También es maravilloso que la Biblia sea el único libro considerado santo, pues es llamado la Santa Biblia. ¿Por qué la Biblia es el único libro con tal título? Porque la Biblia es de hecho el único libro santo. No podemos denominar la tierra como cielo, porque solamente el cielo es cielo; y tampoco podemos llamar al hierro oro, porque sólo el oro es oro; y aunque el cobre es muy parecido al oro, no podemos decir que el cobre sea oro. Si al referirnos a un venado le llamamos caballo, crearíamos confusión. No podemos hacer tal cosa, porque el hecho es el hecho.

  Dios creó todas las cosas según su género. Pese a que los monos se parecen a los seres humanos, no por eso podemos llamarlos seres humanos. Tampoco podemos afirmar que el hombre evolucionó del mono. Algunos europeos se caracterizan por ser velludos, pero ninguno de ellos jamás diría que son monos europeos. En lugar de ello, ellos se consideran a sí mismos como europeos. Asimismo, a lo largo de los seis mil años de historia humana se han escrito y conservado miles y miles de libros, pero hay solamente un libro al que se le llama santo. Por ser un libro santo, las personas no pueden evitar mostrar respeto hacia tal libro. Debido a que las personas respetan la Biblia, tenemos que conocerla. Si al salir a visitar a las personas una por una, llevamos la Biblia con nosotros y hablamos en una manera apropiada, ciertamente ellas nos respetarán.

SER LLENOS INTERNAMENTE DEL ESPÍRITU ES MÁS PRECIOSO QUE SER LLENOS EXTERNAMENTE DE ÉL

  En la actualidad hay muchos cristianos que procuran ser llenos del Espíritu. Si nos encontramos con alguien que nos pregunte con respecto a ser llenos del Espíritu, debemos decirle inmediatamente que conforme a la Biblia el Espíritu nos llena en dos aspectos —el aspecto externo o económico y el aspecto interno o esencial. Luego debemos ejercitar nuestro espíritu a fin de responderle con todo nuestro ser y hablarle de estos dos aspectos del llenar del Espíritu tal como los presenta la Biblia.

  El libro de Hechos menciona con frecuencia ser llenos del Espíritu en Su aspecto económico. La primera mención es en 2:4, y la segunda es en 4:8. Estos dos versículos representan el cumplimiento de la promesa que hiciera el Señor en 1:8. Ser llenos del Espíritu en el aspecto esencial se menciona una sola vez en todo el libro de Hechos, a saber, en 13:52, que dice: “Los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo”. La palabra griega traducida “llenos” en este versículo es pleróo y denota ser llenos internamente. Éste es el aspecto de ser llenos internamente del Espíritu en el aspecto esencial, lo cual tiene como fin llenarnos de vida y no de poder. Esto queda demostrado por el hecho de que el gozo es un asunto de vida y no de poder. La palabra griega que en 13:52 se tradujo “llenos” es diferente de la palabra griega que también se tradujo “llenos” en 2:4 y en 4:8.

  Cuando servía como editor de la revista The Christian [El cristiano], escribí un artículo con respecto a ser llenos del Espíritu Santo titulado: “La obra que el Espíritu Santo efectúa en los creyentes”. En 1932 comencé a estudiar el Nuevo Testamento con la ayuda de los libros de referencia como el Nuevo Testamento Interlineal Griego-Inglés, y en 1936, mientras editaba The Christian, descubrí que cuando Lucas escribió el libro de Hechos, él usó la palabra griega plétho en 2:4 y 4:8, mientras que en 13:52 usó la palabra pleróo. En español ambas palabras fueron traducidas con la palabra “llenos”, así que aparentemente no existe distinción alguna. Estas dos palabras griegas proceden de una misma raíz, pero son dos palabras diferentes. En español ambas palabras se tradujeron “lleno(s)” por falta de términos equivalentes; no obstante, debemos ver que pleróo se refiere a ser llenos internamente del Espíritu, mientras que plétho se refiere a ser llenos, o revestidos, del Espíritu externamente.

  Hechos 6:3a dice: “Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio, llenos del Espíritu y de sabiduría”, y el versículo 5 dice: “Eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo”. En ambos versículos “llenos” y “lleno” es la traducción de la palabra griega pléres, la cual es la forma adjetival de pleróo según es adoptada por Lucas. Cuando una persona está llena del Espíritu en el aspecto esencial (pleróo), tal persona es llena del Espíritu Santo (pléres). Presenté una explicación detallada de ambos aspectos en la revista The Christian.

  En Hechos 13:52 la palabra griega pleróo es usada con relación a personas, mientras que en 2:2 su uso guarda relación con una casa: “De repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados”. En 2:2-4 se registran en el texto griego ambas palabras, plétho y pleróo. En dicho pasaje se nos describe que el viento llenó (pleróo) el interior de toda la casa y, todos fueron llenos, o revestidos (plétho) externamente, del Espíritu Santo. Esto nos muestra claramente que Lucas entendía bien el significado de estas dos palabras griegas. Aunque el significado que Lucas les confiere quedan demostradas claramente estudiando el texto griego, nos es imposible distinguir la diferencia que existe entre ambas o conocer su debido significado simplemente al leer la traducción al español.

  Reitero de nuevo este punto: la palabra “lleno(s)” en estos versículos proviene de dos palabras griegas diferentes; una de ellas es pleróo, que se registra en 2:2 y se refiere a una casa llena internamente del Espíritu; la otra es plétho, que se usa en 2:4 y se refiere a los discípulos que fueron llenos, o revestidos, del Espíritu externamente. Pero, Lucas usó la palabra griega pléres para describir la condición de una persona llena del Espíritu. Por tanto, cuando ustedes exponen esta verdad en cuanto a ser llenos del Espíritu, primero deben explicar que ésta posee dos aspectos. Un aspecto es que el Espíritu nos llena externamente; éste es el aspecto económico y se relaciona con el poder. El otro aspecto es que el Espíritu nos llena internamente; éste es el aspecto esencial y se relaciona con la vida divina. Con relación al aspecto económico de ser llenos del Espíritu pueden citar Hechos 2:4, 4:8 y 4:31. Con relación al aspecto esencial de ser llenos del Espíritu pueden mencionar 13:52.

  Cuando el Espíritu nos llena internamente, ¿cuál es la parte de nuestro ser que Él llena? Según Efesios 5:18, el Espíritu nos llena en nuestro espíritu humano. Así que, cuando hablamos de que el Espíritu nos llena interiormente, nuestra exposición debe basarse en Hechos 13:52 y Efesios 5:18. Si hablamos de que el Espíritu nos llena exteriormente, tenemos que mencionar las palabras griegas con las cuales podemos comprobar lo que decimos. Por consiguiente, les animo a tener siempre a mano una copia del Nuevo Testamento Interlineal Griego-Español de modo que puedan usarlo en cualquier momento y puedan mostrarles tales palabras griegas a la gente. Si hacen esto, muchos de los jóvenes que les escuchan creerán y serán salvos.

  Cuando predicamos el evangelio a las personas mayores, no es necesario discutir mucho con ellas; pero cuando predicamos el evangelio a los jóvenes tenemos que razonar mucho con ellos. Después de hablarles de que el Espíritu nos llena, debemos decirles en qué parte de nuestro ser nos llena el Espíritu. Conforme a las Escrituras, el hombre fue creado con tres partes —espíritu, alma y cuerpo (1 Ts. 5:23). Tanto el espíritu como el cuerpo son algo sustancial, pero el alma es abstracta. Esto se debe a que en la creación del hombre, Dios empleó únicamente dos clases de materiales: el polvo de la tierra y Su propio aliento, el cual sopló en el hombre (Gn. 2:7). El polvo vino a ser el cuerpo del hombre, mientras que el aliento llegó a ser el espíritu humano. La mezcla de estos dos produjo el alma del hombre. Por consiguiente, el alma no fue creada con un material específico. El cuerpo humano fue creado con polvo, por lo que nuestro cuerpo contiene todos los elementos del polvo de la tierra y debe ser sustentado con minerales. El espíritu humano fue creado con el aliento de Dios. El aliento de Dios, el aliento de vida, llegó a ser nuestro espíritu humano.

  El espíritu humano es más importante que el cuerpo humano. Es por eso que Efesios 5:18 dice: “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien, sed llenos en el espíritu”. Embriagarse con vino equivale a ser llenos en nuestro cuerpo. Aquí se nos manda que no llenemos nuestro cuerpo con vino, sino que seamos llenos en el espíritu. Tenemos que ser llenos de Cristo hasta toda la plenitud de Dios (1:23; 3:19). Hoy todas la riquezas de Cristo se hallan en el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45; 2 Co. 3:17). Ser llenos en nuestro espíritu equivale a ser llenos del Espíritu esencial. El Espíritu esencial es el Espíritu vivificante, y este Espíritu vivificante es el Espíritu de realidad como la realidad de Cristo, al cual se refiere Juan 14:17.

  El Espíritu esencial tuvo que pasar por un proceso antes de poder llenarnos consigo mismo. El Espíritu esencial es la máxima consumación del Dios Triuno. Cristo es la corporificación del Dios Triuno, y el Espíritu vivificante es la máxima consumación del Dios Triuno (Col. 2:9; 1 Co. 15:45). Cuando la consumación y expresión máxima del Dios Triuno viene a nosotros, Él viene como el Espíritu vivificante, es decir, el Espíritu esencial. Nosotros debemos ser llenos en nuestro espíritu con el Espíritu esencial. Efesios 3:17 declara que Cristo desea hacer Su hogar en nuestros corazones. Cuando somos plenamente llenos del Espíritu esencial, entonces Cristo como la corporificación del Dios Triuno ocupa nuestro corazón y hace de él Su hogar. Cuando en nuestra experiencia somos llenos en nuestro espíritu con el Espíritu esencial, quien es la máxima consumación del Dios Triuno, y cuando Cristo como la corporificación del Dios Triuno ocupa nuestro corazón y plenamente toma posesión de nuestro corazón y nos posee y hace Su hogar en nuestros corazones, el resultado es que somos plenamente llenos y ocupados con el Dios Triuno. Esto es lo que significa ser llenos del Espíritu.

  Que el Espíritu nos llene internamente y que nos llene externamente son dos experiencias diferentes. Ser llenos internamente del Espíritu es una experiencia mucho más preciosa que ser llenos externamente. Por lo tanto, después de Hechos no se vuelve a mencionar el ser llenos del Espíritu externamente en ninguna de las veintidós epístolas, desde Romanos hasta Apocalipsis; más bien, se hace énfasis al ser llenos interiormente. Si bien el Nuevo Testamento se vale de dos palabras diferentes para referirse a ser llenos del Espíritu y enfatiza el ser llenos interiormente del Espíritu, el movimiento pentecostal considera que estos dos aspectos son uno solo; pues ellos piensan que el bautismo espiritual y beber de la bebida espiritual son lo mismo. Dicho entendimiento es erróneo. En los grupos cristianos en general, tales como la Iglesia Bautista del Sur y la Comunión Cristiana Interuniversitaria, jamás hablan sobre el Espíritu. Ellos ignoran al Espíritu, aun cuando la Biblia hace mención del Espíritu y ellos mismos han leído acerca del Espíritu. Aquellos que pertenecen al movimiento pentecostal, especialmente los que enfatizan el hablar en lenguas, prestan atención al Espíritu, pero al hacerlo ellos mezclan el aspecto interior y esencial del llenar del Espíritu con el aspecto económico o exterior. Como resultado, igualan el llamado bautismo espiritual con el beber la bebida espiritual. Esto ciertamente no corresponde con 1 Corintios 12:13, que dice: “Porque en un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un solo Cuerpo [...] y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu”. Aquí la conjunción y da a entender que ser bautizado y beber de un mismo Espíritu son dos cosas distintas. Ser bautizados es ser llenos externamente, mientras que beber del Espíritu es ser llenos internamente. Por tanto, los pentecostales cometen un error al desatender esta distinción que existe entre estos dos aspectos del Espíritu.

  Después de la Segunda Guerra Mundial permanecí en Shanghái y ocasionalmente impartía la palabra en Nanking. En aquel entonces se solía escuchar en la región baja del río Yangtzé un proverbio que decía: “El agua que tu piel envuelve en la mañana, envolverá tu piel en la noche”. Cuando una persona toma té en la mañana en un salón de té, su piel “envolverá” el té que ha ingerido, pero cuando esa misma persona toma un baño por la noche, el agua envolverá toda su piel. La gente de aquella región tenía la creencia de que si uno acostumbraba hacer esto, gozaría de buena salud. Cuando escuché ese proverbio, me pareció muy bueno y significativo. Podríamos decir que la piel que envuelve el agua representa la acción de ser llenos interiormente, y el agua que envuelve nuestra piel representa la acción de ser llenos externamente. Si ustedes quieren ser cristianos saludables, tienen que ser avivados todas las mañanas. Esta acción es como la piel que envuelve el agua. Además, cuando salen a laborar por el Señor en las noches, es preciso que también sean llenos externamente del Espíritu. Esta acción es como el agua que envuelve la piel. Hoy en día los pentecostales hacen de estas dos acciones, la piel que envuelve el agua y el agua que envuelve la piel, una sola experiencia. Como resultado, muchos de ellos se sumergen profundamente en el agua y terminan ahogándose.

DEBEMOS PERMITIR QUE EL ESPÍRITU SANTO LLENE TODAS LAS PARTES DE NUESTRO SER AL HACER ORACIÓN Y CONFESIÓN EXHAUSTIVAS

  ¿Cómo podemos ser llenos del Dios Triuno? Podemos ser llenos del Dios Triuno al orar y confesar nuestros pecados de manera exhaustiva. Cuando iniciaron el Entrenamiento de Tiempo Completo, ustedes se consagraron nuevamente al Señor; esto es muy bueno. Sin embargo, en medio de su horario tan congestionado tienen que tomar algún tiempo para ponerse de rodillas delante del Señor a fin de hacer una oración y confesión exhaustivas. Ésta es una experiencia sumamente preciosa. Al inicio podrían decirle al Señor: “Oh Señor, perdóname. Aunque Tú me has perdonado todos mis pecados, jamás he hecho una confesión exhaustiva de mis pecados ni tampoco he sido sujeto a un escrutinio profundo. Hoy me gustaría hacer una confesión exhaustiva de todos mis pecados delante de Ti. Señor, ¡por favor resplandece en mi!”.

  Al orar de este modo, no busquen sentimientos. Deben creer que el Señor Espíritu está con ustedes. Tampoco es necesario que confiesen sus pecados en cierto orden; simplemente confiesen sus pecados según les guíe su sentir interior y su memoria. Confiesen sus pecados al Señor uno por uno hasta que, conforme a su sentir interior y su memoria, no tengan nada más que confesar. Después que hayan hecho esto, deben creer simplemente que han sido llenos internamente en su espíritu con la máxima consumación del Dios Triuno. Todo cristiano debería haber hecho, al menos una vez, una confesión exhaustiva de sus pecados. Desde el punto de vista de la ciencia médica, esto se podría comparar con reemplazar las células sanguíneas que circulan en nuestro cuerpo a fin de eliminar todos los gérmenes e impurezas de nuestro sistema por causa de nuestra salud. Todos debemos experimentar ser llenos internamente del Espíritu de esta manera.

  La medida en que el Espíritu nos llene interiormente dependerá de cuánta cabida le demos en nuestro ser. Cuanto más terreno le demos al Espíritu, más Él nos llenará. De la misma manera, la cantidad de aire que puede contener una botella dependerá de cuanto espacio disponible hay en ella. Si la mitad de la botella está llena de tierra, entonces el aire solamente podrá llenar la otra mitad. Cuanto más tierra se le quita, más aire podrá contener. De igual manera, cuanto más se limpien de la contaminación del pecado y de vuestras inmundicias, tanto más puede llenarles el Espíritu Santo. A medida que ustedes se vacíen, el Espíritu los llenará. Una vez que hayan removido por completo todas las inmundicias de vuestro ser, entonces serán completamente llenos del Espíritu.

ES NECESARIO PASAR POR LA CRISIS DE SER LLENOS DEL ESPÍRITU

  Cuando pasen un tiempo con el Señor para confesarse, no busquen ningún sentimiento; simplemente hagan una oración y confesión exhaustivas. Confesar nuestros pecados equivale a vaciarnos, y orar equivale a recibir al Señor en nuestro ser. Así pues, al confesar nuestro pecados y al orar a Dios exhalamos nuestros pecados e inhalamos a Dios. El señor A. B. Simpson compuso un himno que dice: “Exhalando, exhalando / Culpas y pesar; / Inhalando, inhalando / De Tu gran caudal” (Himnos, #119). Al confesar continuamente no solamente exhalamos toda inmundicia hasta ser limpios de nuestras impurezas, sino que además, inhalamos a Dios. A medida que exhalamos nuestros pecados, inhalamos a Dios mismo. Damos gracias al Señor y lo alabamos que pese a ser aún personas inmundas, Él viene a nosotros con Su sangre como el Cordero-Dios, el Dios redentor. Tan pronto yo exhalo mis pecados, éstos desaparecen, y apenas comienzo a inhalar, Dios entra mí. Esto no requiere esfuerzo alguno de mi parte. Siempre y cuando exhale mis pecados en cierta medida, de inmediato inhalo a Dios en esa medida. Cuando confieso un poco mis pecados, Dios viene y me llena un poco. Cuando termino de exhalar completamente todos mis pecados, estaré por completo lleno de Dios; estaré completamente lleno en todo mi ser interior del Espíritu vivificante, quien es la consumación del Dios Triuno.

  No me estoy jactando por ser veterano en el asunto, pero llevo más de cincuenta años estudiando este tema. En el mensaje titulado “La obra que el Espíritu Santo efectúa en los creyentes” señalé que la obra del Espíritu consiste primero en regenerarnos y segundo en llenar nuestro ser. Cuando visité los Estados Unidos, vi que en ese país el movimiento pentecostal era muy prevaleciente. Si bien los cristianos pentecostales eran los que más predominaban allí, cuando proclamé esta verdad con respecto a ser llenos del Espíritu, nadie pudo refutarme. La verdad está presente en el recobro. Cuando exponemos las verdades bíblicas, nadie puede refutarlas.

  Nuestra propia experiencia así como las verdades bíblicas nos muestran un cuadro claro con respecto a ser llenos interiormente del Espíritu. Los pentecostales también hablan sobre la confesión de los pecados, pero ellos mantienen la enseñanza errónea de que tal confesión debe ser acompañada con el hablar en lenguas. La Biblia jamás nos dice que para ser llenos del Espíritu es necesario hablar en lenguas. Las personas hoy en día tienen hambre y sed de Dios; así pues, aquellos en el movimiento pentecostal procuran atraerlos mediante la práctica de hablar en lenguas. Alientan a las personas a incursionar en dicha práctica, debido a que todos los pentecostales están escasos de la verdad bíblica. En realidad, muchas veces lo que ellos llaman hablar en lenguas no es una experiencia genuina. Simplemente le piden a la gente que enrollen la lengua y pronuncien lo primero que se les venga a la mente. Como resultado, ellos no son llenos del Espíritu Santo. Ni siquiera son llenos de espíritus malignos, sino que solamente son llenos de sí mismos.

  Los que están en el movimiento pentecostal elevan la práctica de hablar en lenguas y la promueven como meta a quienes tienen hambre y sed de Dios. En realidad, el hablar en lenguas que ellos practican es a menudo un fraude. He recopilado abundante material al respecto a fin de profundizar en este tema, y esa literatura prueba que en China, Egipto y Japón ya se practicaba cierta forma antigua de hablar en lenguas. La forma en que los corintios hablaban en lenguas también predominaba en la región gentil de Asia Menor. Después esta práctica se extendió a la península griega. Una vez un hermano de Ghana me dijo que, cuando él tenía diez años, vio hablar en lenguas a un sacerdote de la religión nativa de su país. Por consiguiente, los que poseen cierto discernimiento saben que la práctica de hablar en lenguas, que tienen los pentecostales, con frecuencia no es genuina ni tampoco concuerda con la verdad bíblica.

  Esta comunión, por un lado, tiene como finalidad encaminarles por el camino correcto que conduce a ser llenos del Espíritu y, por otro, tiene como meta vacunarlos. Cuando les presenten a la gente esta verdad con respecto a ser llenos del Espíritu, tal vez ellos digan: “Nosotros también hablamos de que el Espíritu nos llena”, y quizás les pregunten: “¿Hablan ustedes en lenguas?”. Si no saben cómo responderles, entonces ellos les envenenarán. Es indispensable que entiendan con claridad el hecho de que el Espíritu nos llena en dos aspectos: el aspecto externo y el aspecto interno. El aspecto externo se menciona únicamente en el libro de Hechos, mientras que el aspecto interno, por ser el aspecto más relevante, es resaltado en las Epístolas desde Romanos hasta Apocalipsis.

  Al ser llenos interiormente, ¿qué es lo que nos llena? Somos llenos con el Espíritu de vida, el Espíritu esencial, o sea, el Espíritu vivificante, que es el Dios Triuno mismo, quien pasó por un proceso y alcanzó Su consumación mediante la muerte y la resurrección. El Espíritu entró en nosotros en el momento en que fuimos salvos, pero todavía hay muchas cosas en nuestro ser que no proceden de Él, cosas con respecto a las cuales no hemos tomado ninguna medida y que son inmundas y pecaminosas. Por tanto, si queremos ser llenos del Espíritu, tenemos que acudir al Señor para arrepentirnos, confesar nuestros pecados y orar. Por medio de nuestro arrepentimiento, confesión y oración exhalamos nuestros pecados e inhalamos a Dios mismo como el Espíritu vivificante. Al exhalar e inhalar seremos llenos del Espíritu.

NECESITAMOS SER OBEDIENTES DESPUÉS DE SER LLENOS

  Hechos 5:32b dice: “El Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen”. En este versículo se nos revela que, al inhalar a Dios y ser llenos de Él como el Espíritu vivificante, necesitamos seguir de cerca y obedecer al Espíritu. La obediencia constituye el camino y el requisito para recibir y disfrutar al Espíritu de Dios. Hoy tenemos que pasar por la crisis de ser llenos del Espíritu. Esto es ser llenos internamente (pleróo), pero va acompañado por ser llenos exteriormente (plétho), ya que en cuanto somos llenos internamente del Espíritu, éste fluirá de nuestro ser externamente. Si todas las mañanas dejamos que “nuestra piel envuelva el agua que tomamos”, o sea, somos llenos internamente del Espíritu al tener un tiempo de avivamiento matutino, al orar y al andar conforme al Espíritu, espontáneamente experimentaremos “el agua que envuelve nuestra piel”, es decir, seremos llenos, o revestidos, externamente del Espíritu en nuestro vivir así como en la obra que realizamos. Ésta es la vida cristiana normal.

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