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Mensajes del libro «Vida cristiana, La»
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CAPÍTULO TRES

EL ESPÍRITU TODO-INCLUSIVO

  Lectura bíblica: Jn. 4:24; Lc. 1:35; Mt. 1:20b; 28:19; Gn. 1:2b; Mt. 12:28; Ro. 8:9a; 1 Co. 15:45; 2 Co. 3:17, 18; Ro. 8:9b; Hch. 16:7b; Fil. 1:19b; Jn. 14:17; 15:26; 16:13; 1 Jn. 5:6; Ro. 8:2; Hch. 1:8; Lc. 24:49; Éx. 30:22-31; Ap. 1:4c; 4:5b; 5:6; Zac. 3:9; 4:10; Jn. 3:6b; 7:39; Ap. 22:17a

  En el mensaje anterior vimos el contenido de la vida cristiana. El contenido de la vida cristiana es el Dios Triuno quien ha sido procesado y consumado para ser el Espíritu de vida y todo-inclusivo mediante la muerte y la resurrección de Cristo. La vida cristiana es en realidad la composición de tres cosas todo-inclusivas: el Espíritu todo-inclusivo de Cristo, la muerte todo-inclusiva de Cristo y la resurrección todo-inclusiva de Cristo.

  El Espíritu todo-inclusivo de Cristo está compuesto de la muerte y la resurrección de Cristo. Esto está tipificado por el santo ungüento mencionado en Éxodo 30:22-31. El santo ungüento es un compuesto. Es aceite de oliva al cual se le agrega cuatro especias para formar un compuesto. La primera especia, la mirra, representa la muerte de Cristo. La segunda especia, la canela, representa la dulzura y la eficacia de la muerte de Cristo. El cálamo, la tercera especia, representa la preciosa resurrección de Cristo. La casia, la cuarta especia, representa el poder de la resurrección de Cristo. Así que, en este tipo del santo ungüento existe un elemento básico al cual se le agrega otros cuatro elementos. No podemos decir que a las cuatro especias se le agrega el aceite de oliva, porque las cuatro especias no son elementos básicos. El elemento básico es el aceite. Hoy en el Espíritu compuesto el elemento básico es el Espíritu de Dios, el cual está representado por el aceite de oliva. El único Espíritu se compone de los elementos de la muerte y la resurrección de Cristo.

  Todos nosotros tenemos que aprender estas cosas, no simplemente como enseñanzas bíblicas, sino por medio de nuestra propia experiencia. Lo más lamentable hoy en día entre los cristianos es su pobreza en cuanto a la vida. Es posible que varios cristianos usen la palabra vida sin en verdad saber qué es la vida. Cristo es vida ha venido a ser un lema entre ellos, pero muy pocos cristianos saben realmente qué es la vida cristiana. Tal vez digamos: “La vida cristiana es simplemente Cristo”. Esto es absolutamente correcto, pero ¿quién es Cristo? Quizá digamos que Cristo es Jesús y que Jesús es el Hijo de Dios en la encarnación. Esto es correcto, pero ¿cómo puede este Cristo que está en los cielos ser nuestra vida? Es posible que algunos digan que Él puede ser nuestra vida por medio del Espíritu Santo, pero si se les preguntara quién es el Espíritu Santo, se verían obligados a decir que no saben. Comparto esto para mostrar que muy pocos saben qué es la vida cristiana. Confío en que esta serie de mensajes nos aclarará qué es la vida cristiana y nos introducirá en la experiencia verdadera de la vida cristiana.

I. DIOS ES ESPÍRITU

  En este mensaje queremos ver quince aspectos cruciales con respecto al Espíritu todo-inclusivo. El primer punto tocante al Espíritu se menciona en Juan 4:24, el cual dice que Dios es Espíritu. El origen del Espíritu todo-inclusivo es Dios, quien es Espíritu. La palabra Espíritu en Juan 4:24 no se refiere a la persona de Dios, sino a la naturaleza de Dios. Esto es semejante a decir que el anillo de una persona es oro. Esto quiere decir que el oro es la naturaleza del anillo. Juan 4:24 dice: “Dios es Espíritu”. En el texto griego de este versículo no se usa artículo alguno. Esto equivale a decir: “Tu anillo es oro”. No es necesario usar artículo, ya sea el o un, antes de la palabra oro, debido a que esta palabra se refiere a la naturaleza. A esto se debe que Juan 4:24 simplemente diga que Dios es Espíritu. Esto quiere decir que la sustancia divina de Dios es Espíritu.

II. EL TERCERO DE LA TRINIDAD DIVINA ES EL ESPÍRITU SANTO

  Los tres de la Trinidad Divina son el Padre, el Hijo y el Espíritu. El tercero de la Trinidad Divina es el Espíritu Santo (Lc. 1:35; Mt. 1:20b; 28:19). Me gustaría que considerásemos la importancia del Espíritu Santo entre los tres de la Deidad. Los sesenta y seis libros de la Biblia contienen muchos temas importantes. ¿En dónde está lo más importante de la Biblia, en Génesis o en Apocalipsis? Génesis 2 habla de un huerto en el cual hay un árbol maravilloso, el árbol de la vida, y de que el hombre fue puesto en este huerto. Pero al final de la Biblia existe una ciudad maravillosa. ¿Qué es más importante: el huerto o la ciudad? No hay duda de que la ciudad es más importante, dado que la Nueva Jerusalén es la máxima consumación de la revelación divina contenida en las Sagradas Escrituras. Por lo tanto, en conformidad con el principio básico, lo último es lo más importante. Entre los tres de la Trinidad, el Espíritu es el más importante en el sentido de que es el medio por el cual comprendemos y aplicamos al Dios Triuno y también es el medio por el cual el Dios Triuno llega a nosotros.

  En el mensaje anterior vimos que el Hijo es el centro de la Trinidad Divina, que expresa al Padre y que es hecho real para nosotros como el Espíritu. Esto nos muestra que el Hijo es el eje. El Hijo es el vínculo. Sin el Hijo, no podemos ver al Padre; y sin el Hijo, no podemos recibir al Espíritu. Si tenemos al Hijo, tenemos al Padre y al Espíritu. Ésta es la idea más importante contenida en Juan 14.

  El Señor les dijo a Sus discípulos que en la casa de Su Padre había muchas moradas y que Él iba a prepararles lugar a ellos (v. 2). Luego Tomás dijo: “Señor, no sabemos a dónde vas; ¿cómo, pues, podemos saber el camino?” (v. 5). Entonces el Señor contestó: “Yo soy el camino, y la realidad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por Mí” (v. 6). El camino al Padre es el Señor Jesús. Más tarde, Felipe dijo: “Señor, muéstranos el Padre, y nos basta” (v. 8). Luego el Señor dijo: “¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros, y no me has conocido, Felipe? El que me ha visto a Mí, ha visto al Padre” (v. 9). Esto significa que el Señor es el Padre. El Hijo y el Padre son una sola persona. El Señor también dijo: “Creedme que Yo estoy en el Padre, y el Padre está en Mí” (v. 11). ¿Quién puede estar en otra persona, y la otra persona estar en él? Que alguien diga que él está con otra persona y que la otra persona está con él, es fácil de entender. Juan 1:1 dice que en el principio era el Verbo y que el Verbo estaba con Dios. Pero después dice que el Verbo era Dios. Primero, el Verbo estaba “con” Dios; después el Verbo “era” Dios. ¿Cómo puede ser esto posible? Éste es el misterio del libro de Juan.

  Parece que en Juan 14 el Señor habló sin importarle que los discípulos le entendieran o no. No creo que alguno de los doce discípulos entendiese de qué estaba el Señor hablando. El Señor dijo que cuando Él hablaba, el Padre que permanecía en Él hacía las obras (v. 10). Luego el Señor dijo: “Yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre” (v. 16). Al final Él dijo: “El Espíritu de realidad [...] permanece con vosotros, y estará en vosotros [...] En aquel día vosotros conoceréis que Yo estoy en Mi Padre, y vosotros en Mí, y Yo en vosotros” (vs. 17, 20). Esto muestra que el hecho de que el Espíritu esté en los discípulos equivale a que el Hijo esté en ellos.

  Esta breve comunión nos da un resumen de los primeros veinte versículos de Juan 14. ¿Cuál es el secreto del misterio de estos veinte versículos? El secreto es que los tres del Dios Triuno son uno. Los eruditos en temas bíblicos que estaban en la iglesia primitiva, hicieron notar que Dios es triuno, tres-uno. En las matemáticas no existe semejante cosa. ¿Quién puede entender qué es tres-uno? Algunos maestros han agregado la preposición en, diciendo que Dios es tres en uno. Algo que es tres en uno debe ser cierta clase de compuesto. Tres elementos se combinan para formar una sola entidad. Para ejemplificar esto podemos usar el agua a la cual se le haya agregado limón y té. Estos tres elementos se combinan para formar té de limón. Ellos son tres en uno. Tal vez esto sea un buen ejemplo, pero no existe ejemplo que sea adecuado para explicar el misterio de la Trinidad Divina. El Dios Triuno va más allá de la esfera del entendimiento humano. Simplemente tenemos que aceptar la revelación bíblica del Dios Triuno y disfrutarla en nuestra experiencia.

  No mucho después de que fui salvo, comencé a reunirme con un grupo de creyentes del grupo de los Hermanos, quienes enseñaban enfáticamente que debíamos orar al Padre en el nombre del Hijo. Ellos citaban versículos como base de su enseñanza, y yo la acepté. Traté de poner en práctica lo que ellos enseñaban. Anteriormente, al orar yo simplemente decía “Señor Jesús” o “Padre” sin pensar en quién me estaba dirigiendo. Después de que se me enseñó que debía orar al Padre en el nombre del Hijo, me corregía a mí mismo cuando no oraba de esta manera. Con el tiempo, llegué a estar tan molesto que me resultaba difícil orar. Ellos recalcaban firmemente que el Señor Jesús nos había dicho que le pidiéramos al Padre en Su nombre. Pero conforme a mi experiencia, siempre que oraba, el Padre, el Hijo y el Espíritu estaban presentes.

  Cuando escribo algo, puedo necesitar hasta tres ayudantes para que me asistan. A veces necesito al número uno. Luego de cinco minutos necesito al número dos. Un poco más tarde necesito al número tres. Tengo que hacer tres llamadas telefónicas para conseguir a estos tres ayudantes, pero con los tres de la Deidad no tenemos que hacer tres llamadas. Cuando uno está presente, los tres lo están. Nuestro Dios es el Dios tres-uno. El Espíritu todo-inclusivo es el tercero de la Trinidad Divina, y el tercero hoy en día es la consumación de los tres. Si usted tiene al tercero, tiene usted al segundo y al primero.

III. EL ESPÍRITU DE DIOS

  A fin de poder ver el Espíritu todo-inclusivo, debemos comenzar por hablar del Espíritu de Dios (Gn. 1:2b; Mt. 12:28; Ro. 8:9a). El Espíritu de Dios se menciona por primera ocasión en Génesis 1:2. La frase el Espíritu de Dios se compone de dos sustantivos más la preposición de. En esta frase, Dios está en oposición con Espíritu. Así que, el Espíritu de Dios quiere decir que Dios es el Espíritu y que el Espíritu es Dios.

IV. EL SEGUNDO DE LA TRINIDAD DIVINA EN LA CARNE, DE LA CUAL SE HABÍA VESTIDO EN SU ENCARNACIÓN, FUE HECHO EL ESPÍRITU VIVIFICANTE

  El segundo de la Trinidad Divina en la carne, de la cual se había vestido en Su encarnación, fue hecho el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45). El Espíritu todo-inclusivo también es el Espíritu vivificante, quien es la transfiguración de Jesucristo. El tercero de la Trinidad Divina ahora es la transfiguración del segundo, quien estaba en la carne. En la eternidad pasada, el Padre, el Hijo y el Espíritu tenían nada más un elemento, el elemento divino. Más tarde, el segundo de los tres se vistió de carne, y la carne es humana. Por tanto, el Dios Triuno en la actualidad posee dos elementos: el elemento divino y el elemento humano.

  En la eternidad Cristo sólo era divino. Un día, en el tiempo, Él se introdujo en la carne. Esto quiere decir que Él se vistió de humanidad. Luego Él murió y resucitó. Por Su muerte y resurrección, Él no se despojó de Su naturaleza humana. Algunos teólogos enseñan equívocamente que Cristo en Su resurrección se despojó de Su naturaleza humana. Las Escrituras nos dicen que en la noche del día de Su resurrección, Él vino a los discípulos (Jn. 20:19-20). Él les dijo que lo tocaran y que constataran que no era un fantasma o espectro. Después de Su resurrección, los discípulos pudieron ver las heridas de Sus manos, de Sus pies y de Su costado (Lc. 24:36-40). El Señor le dijo a Tomás que viera Sus manos y que tocara Su costado herido (Jn. 20:25, 27). Esto nos muestra que el cuerpo del Señor no quedó en la tumba. Su cuerpo salió de la tumba en Su resurrección.

  En 1 Corintios 15 se nos dice que en la resurrección Él llevó Su cuerpo a la gloria (vs. 42-44). Actualmente nosotros todavía tenemos un cuerpo de humillación. Pero llegará el día en que nuestro cuerpo de humillación será transfigurado y llegará a ser un cuerpo de gloria (Fil. 3:21). No podemos entender esto cabalmente, pero en la naturaleza podemos ver un ejemplo. Una semilla de clavel crece y con el tiempo se transforma en un maravilloso capullo. La semilla se transfigura hasta adquirir otra forma.

  Cuando Cristo se encarnó, Él introdujo la divinidad en la humanidad. Luego, cuando resucitó, Él introdujo la humanidad en la divinidad. Esto es el tráfico divino que introduce a Dios en el hombre e introduce al hombre en Dios. Dios y el hombre, la divinidad y la humanidad, se han mezclado para ser una sola entidad. Ahora no sólo el Hijo está en la humanidad, sino que también el Padre y el Espíritu están en la humanidad. Los tres de la Deidad están en la humanidad.

  Antes de la encarnación y resurrección de Cristo, la divinidad y la humanidad eran entidades separadas. Pero la humanidad y la divinidad se mezclaron en Cristo. Jesús es la mezcla de la divinidad con la humanidad. En Su encarnación, la divinidad entró en la humanidad. En Su resurrección, la humanidad entró en la divinidad, y la divinidad fue mezclada y compuesta con la humanidad. En el caso del té de limón, el agua, el té y el limón ya no son elementos separados. Cuando lo bebemos, bebemos “té-limón-agua”. El agua ha sido compuesta con otros dos elementos. A nuestro Dios también está compuesto de la humanidad y todos los elementos del proceso por el cual Él pasó.

  Después de Su resurrección, el Señor Jesús les mandó a Sus discípulos a que bautizaran a la gente en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. El libro de Hechos y las Epístolas narran que los discípulos bautizaban a la gente en el nombre del Señor Jesús (Hch. 8:16; 19:5) y en Cristo (Ro. 6:3; Gá. 3:27). Esto se debe a que Cristo es la totalidad de los tres de la Deidad. Esto equivaldría a decir que el té es la totalidad del agua, el limón y el té. Cuando bautizamos a alguien, tal vez seamos muy dogmáticos. Es posible que insistamos en decir: “Hermano, te bautizamos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu”. Repetir esto, sin embargo, puede ser dogmático. Es mejor decir: “Hermano, al bautizarte te introduzco en Cristo”. Cristo es la corporificación y la totalidad del Dios Triuno.

  El Dios Triuno —el Padre, el Hijo y el Espíritu— se ha mezclado con la humanidad y se compone de la humanidad. El Hijo entró en la humanidad y Él introdujo esta humanidad en la divinidad. En la divinidad quiere decir en la Trinidad Divina. Hoy en día los tres de la Deidad están involucrados con la humanidad. En 1 Corintios 15:45 dice que el postrer Adán fue hecho el Espíritu vivificante. El postrer Adán era Cristo como una persona en la carne. Esta persona en la carne fue hecho el Espíritu vivificante. La frase fue hecho denota una mezcla. Cristo llegó a ser el Espíritu vivificante por este proceso por el cual se le agregaron otros elementos, o sea, por medio de mezclarse. Por lo tanto, el Espíritu vivificante es la mezcla de la divinidad y la humanidad. En el ejemplo del té-limón-agua, el espíritu (la esencia) del té y el espíritu (la esencia) del limón están en el agua. La esencia del limón y la esencia del té no pueden verse, pero pueden probarse. En la actualidad no podemos ver cómo el hombre está en Dios y cómo Dios está en el hombre, pero estas esencias divinas y humanas se han mezclado y están incluidas en el Espíritu todo-inclusivo.

V. EL SEÑOR (JESUCRISTO) ES EL ESPÍRITU

  El Señor (Jesucristo) es el Espíritu. En 2 Corintios 3:17 dice: “El Señor es el Espíritu”. En este versículo, conforme al contexto de esta sección, el Señor debe referirse a Cristo el Señor (2:12, 14-15, 17; 3:3-4, 14, 16; 4:5). Jesucristo hoy es el Espíritu. El Espíritu es Cristo y Cristo es la corporificación del Dios Triuno.

VI. EL SEÑOR ESPÍRITU

  El Señor Espíritu (2 Co. 3:18) es un título compuesto como el Dios Padre y el Señor Cristo. Esto quiere decir que el Espíritu es el Señor.

VII. EL ESPÍRITU DE CRISTO

  El Espíritu de Cristo, mencionado en Romanos 8:9b, principalmente está relacionado con la resurrección del Señor.

VIII. EL ESPÍRITU DE JESÚS

  Hechos 16:7b habla del Espíritu de Jesús. Éste es el único versículo que usa este término específico para referirse al Espíritu. El Espíritu de Jesús es una expresión particular con respecto al Espíritu de Dios y tiene que ver mayormente con la humanidad y el vivir humano del Señor.

IX. EL ESPÍRITU DE JESUCRISTO

  El Espíritu de Jesucristo (Fil. 1:19b) se refiere a Cristo tanto en Su humanidad y vivir humano como en Su resurrección.

X. EL ESPÍRITU DE REALIDAD

  Tal Espíritu es el Espíritu de realidad (Jn. 14:17; 15:26; 16:13; 1 Jn. 5:6). En todo el universo, sólo uno es real: el Dios Triuno. Solamente el Dios Triuno es la realidad. Hoy en día el Espíritu es la realidad debido a que el Espíritu es la verdadera esencia del Dios Triuno. Hace más de cuarenta años, leí un libro escrito por el hermano Watchman Nee el cual decía que el Espíritu es la realidad de la resurrección. La resurrección requiere de cierta realidad, y tal realidad es el Espíritu. Si usted no está en el Espíritu, no está en la resurrección.

  El Espíritu es también la realidad de la muerte todo-inclusiva de Cristo. Nosotros tenemos que ser anulados por la cruz. Nuestra carne, nuestra humanidad natural, debe ser puesta a muerte, y la muerte trae la resurrección. Sin muerte, no hay resurrección. A esto se debe que la vida cristiana tenga que ser una vida en el Espíritu, por medio de la cruz y que introduce en la resurrección de Cristo.

XI. EL ESPÍRITU DE VIDA

  El Espíritu es el Espíritu de vida (Ro. 8:2). El Espíritu de vida es la realidad de la vida, porque este Espíritu contiene el elemento de la vida divina. En realidad, el Espíritu mismo es vida. Si tenemos el Espíritu, tenemos la vida.

XII. EL ESPÍRITU DE PODER

  El Espíritu es también el Espíritu de poder (Hch. 1:8; Lc. 24:49). El Espíritu no sólo es vida por dentro esencialmente, sino también poder por fuera económicamente. Si deseamos recibir el poder de Pentecostés, es necesario que pasemos por la cruz de Cristo para poder ser introducidos en la resurrección. Entonces experimentaremos al Espíritu como nuestra vida interior y como nuestro poder exterior.

XIII. EL ESPÍRITU COMPUESTO, TIPIFICADO POR EL SANTO UNGÜENTO COMPUESTO

  El Espíritu todo-inclusivo es el Espíritu compuesto, tipificado por el santo ungüento compuesto (Éx. 30:22-31). El ungüento compuesto contiene aceite de oliva como base, a la cual se le añade cuatro especias: mirra, canela, cálamo y casia. Los números relacionados con este ungüento compuesto tienen mucho significado. A la unidad de aceite de oliva se le añade, con miras a formar un compuesto, cuatro especias. El número uno tipifica al único Dios, y cuatro tipifica las criaturas. Esto muestra que al único Dios se le ha añadido el hombre, la criatura, formando así un compuesto.

  Además, en el ungüento hay cinco sustancias. En la Biblia el número cinco significa responsabilidad. Los Diez Mandamientos en Éxodo 20 se dividen en dos grupos de cinco, y las diez vírgenes en Mateo 25 están divididas en dos grupos de cinco. Nuestra mano posee cuatro dedos más el pulgar. Los cuatro dedos representan al hombre y el pulgar representa a Dios. Nosotros, los cuatro, más Dios, el uno, tenemos la responsabilidad, el cinco. Todos los días nuestras manos tienen responsabilidad. Sin el dedo pulgar, ¿cómo podríamos agarrar nuestra Biblia? Necesitamos los cuatro dedos más el pulgar a fin de llevar responsabilidad. Del mismo modo, para llevar responsabilidad se requiere de nosotros mismos más Dios. Todos los días necesitamos tener un “más”. Nuestro “más” es Dios.

  También las cuatro especias del ungüento compuesto están divididas en tres unidades de quinientos siclos cada una. Quinientos siclos denotan una unidad de responsabilidad total, y tres denota al Dios Triuno. Las tres unidades de quinientos siclos cada una, en cuatro especias, tipifican al Dios Triuno en resurrección mezclado con la humanidad para llevar la responsabilidad total. La Nueva Jerusalén es una ciudad constituida del número doce, el cual es tres veces cuatro. La ciudad tiene doce puertas, tres puertas en cuatro lados (Ap. 21:12-13). Los números tres y cuatro pueden verse en el ungüento compuesto. La Nueva Jerusalén completa es una ciudad compuesta del único Dios Triuno, representado por el aceite de oliva, mezclado con el hombre, quien está representado por las cuatro especias. Hoy en día el Dios Triuno ha sido consumado para ser tal Espíritu todo-inclusivo, el cual contiene todos los maravillosos elementos de Su persona y Su obra.

  Cuando era un joven cristiano, leí algunos libros que explicaban que, según la Palabra, hemos muerto junto con Cristo (Ro. 6:8a). Me pregunté cómo podría yo experimentar esto. Luego se me enseñó que tenía que considerarme muerto al pecado (v. 11). Hay un himno, compuesto por A. B. Simpson, que habla de que debemos considerarnos muertos al pecado (Hymns, #692). Traté de considerarme muerto junto con Cristo, pero no dio resultados. El hermano Watchman Nee, en su libro titulado La vida cristiana normal, enseñaba que debíamos considerar que habíamos muerto junto con Cristo. Sin embargo, finalmente el hermano Nee descubrió que no podemos experimentar la muerte de Cristo de la que se habla en Romanos 6, a menos que experimentemos al Espíritu del que se habla en Romanos 8. La muerte de Cristo es en el Espíritu. Usemos de nuevo el ejemplo del té de limón. ¿Dónde está el limón? Está en el agua. ¿Dónde está el té? Está en el agua. Del mismo modo, ¿dónde está la muerte de Cristo? Está en el Espíritu. ¿Dónde está la resurrección de Cristo? Está en el Espíritu. ¿Dónde está el Dios Triuno? Él está en el Espíritu. En este mensaje les estoy compartiendo cómo experimentar la vida cristiana. Sin este Espíritu, no podemos experimentar la muerte de Cristo ni la resurrección de Cristo. El Espíritu es el compuesto formado con Dios, el hombre, la muerte de Cristo y la resurrección de Cristo.

XIV. LOS SIETE ESPÍRITUS, QUIENES SON LOS SIETE OJOS DE DIOS Y LOS SIETE OJOS DE CRISTO

  Los siete Espíritus son los siete ojos de Dios y los siete ojos de Cristo (Ap. 1:4c; 4:5b; 5:6; Zac. 3:9; 4:10). Los siete Espíritus son el Espíritu siete veces intensificado. En esencia y en existencia, el Espíritu de Dios es uno; en la función y obra intensificadas de la operación de Dios, el Espíritu de Dios es séptuple. En mi casa tengo una lámpara de siete intensidades que los hermanos me hicieron. Cada vez que se le da vuelta al interruptor de esta lámpara, la iluminación se hace más brillante, más intensa. Hoy en día muchas lámparas son de tres intensidades, pero el Espíritu todo-inclusivo es de siete intensidades, es decir, se ha intensificado siete veces. Esto tiene como fin que el Espíritu se extienda por toda la tierra.

  Varios de nuestros hermanos y hermanas han ido a Rusia recientemente. Estos queridos hermanos y hermanas fueron en el Espíritu intensificado. También creo que los que ahora se están preparando para ir a Rusia tienen un espíritu intensificado. Aquí nosotros podemos descansar y tomar las cosas con calma, pero los que van a Rusia no pueden tomar las cosas con calma. Ellos tienen que ir a encontrarse con toda clase de problemas. Nuestros hermanos y hermanas primero fueron a Rusia en octubre, al principio del invierno. Los rusos que habían entrado a la vida de iglesia estaban muy agradecidos con los hermanos que fueron a ellos en pleno invierno. Ellos dijeron que ningún extranjero iría a su país a llevar a cabo algún proyecto en el invierno debido a que hace muchísimo frío. En cambio, los hermanos y las hermanas llegaron a ayudarlos en pleno invierno. Varios hermanos a menudo no tenían tiempo para cenar porque estaban muy ocupados. Creo que su espíritu estaba intensificado. Muchos de los que estamos acá, por otro lado, no estamos intensificados. Es posible que vengamos a las reuniones de una manera suelta, relajada y no ejercitada. ¿Quién entre nosotros tiene un espíritu intensificado? Nosotros somos como los “cuatro dedos” que piensan que pueden funcionar sin el “pulgar”, es decir, sin el Espíritu.

  Partir a naciones extranjeras a fin de llevar a cabo el evangelio para el bien de la economía de Dios, es algo que se efectúa por medio del Espíritu que fue enviado a todo el mundo como Aquel que está siete veces intensificado. Este Espíritu es las siete lámparas de fuego que están frente al trono, y el trono es para la administración de Dios. Sin duda, el Espíritu siete veces intensificado tiene como fin llevar a cabo la administración de Dios.

  Estos siete Espíritus son los siete ojos de Dios. Algunos han dicho que las tres personas de la Deidad son entidades separadas. Pero según la revelación bíblica, el Espíritu es los ojos de Dios. En otras palabras, el tercero de la Trinidad es los ojos del primero. Los ojos sirven para expresar los sentimientos. Cuando yo lo veo a usted, mis ojos expresan lo que yo siento por usted. Además, los ojos también tienen la función de observar e infundir. Cuando una persona ve a otra, infunde a esa otra persona lo que él o ella siente. Así que, los ojos sirven para expresar, para observar y para infundir.

  Los siete Espíritus no son solamente los ojos de Dios, sino también los ojos de Cristo. Por lo tanto, el tercero de la Trinidad Divina es los ojos del primero y del segundo. Zacarías 3:9 nos dice que Cristo es la piedra grabada. Cristo, como la piedra, fue grabado en la cruz por nosotros, y en esta piedra hay siete ojos. Los siete Espíritus son los siete ojos de Cristo.

  Cuando predicamos el evangelio, cuando hablamos de Cristo, el Espíritu nos mira a fin de infundirnos, expresar los sentimientos de Cristo respecto a nosotros e impartir Su amor en nosotros. En otras palabras, en el Cristo crucificado hay ojos que expresan lo que Él siente por nosotros. Los ojos del Cristo crucificado infunden Su sentir, Su amor, en nosotros. Por medio de esta infusión, somos inspirados. Sentimos que nuestro Cristo es tan adorable y tan bueno. Nuestro Salvador, Aquel que fue crucificado, tiene siete ojos para expresar lo que Él siente por nosotros y para infundir Su amor en nosotros. La piedra de la que se habla en Zacarías no es una piedra lisa, sino una piedra sobre la cual hay siete ojos vivientes. El contenido de lo que predicamos es una piedra viva que tiene ojos vivientes con los cuales Él mismo se infunde en nosotros y con los cuales hace que Sus sentimientos penetren los nuestros.

XV. EL ESPÍRITU

  Juan 3:6b dice que hemos nacido del Espíritu. Juan 7:39 dice que antes de que Cristo fuera resucitado aún no había el Espíritu. El Espíritu es el Espíritu procesado, el Espíritu consumado. Antes de la resurrección de Cristo, la consumación del Espíritu aún no se había completado, entonces aún no había el Espíritu. El Espíritu de Dios estaba en Génesis 1, pero en Juan 7:39 el Espíritu aún no estaba, porque Jesús no había sido aún glorificado. Jesús fue glorificado en Su resurrección (Lc. 24:26). En la resurrección, Jesús, estando en la carne, fue hecho el Espíritu vivificante, y este Espíritu vivificante es el Espíritu. En la resurrección de Cristo el Espíritu del Dios Triuno llegó a su consumación en el Espíritu (1 Co. 15:45). Finalmente, Él será el Espíritu como el Dios Triuno procesado y consumado para ser una sola entidad con la novia, la cual es el hombre tripartito corporativo, regenerado y transformado (Ap. 22:17a). El Dios Triuno consumado y el hombre tripartito transformado, contraerán matrimonio y serán una pareja celestial y universal.

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