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Mensajes del libro «Vivir del Dios-hombre, El»
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EL VIVIR DEL DIOS-HOMBRE

MENSAJE CINCO

UNA DEFINICION

(1)

BOSQUEJO

  1. El camino de la justicia:
  2. Lectura bíblica:
  3. Mt. 21:32: “Vino a vosotros Juan en camino de justicia”.
    1. La dispensación antiguotestamentaria de la ley terminó cuando comenzó el ministerio del primer Dios-hombre:
      1. La ley de la dispensación antiguotestamentaria le ordenaba al hombre hacer el bien para ser justificado por Dios según Su ley (Lv. 18:5), pero los hombres procuraron establecer su propia justicia, y no se sujetaron a la justicia de Dios—Ro. 10:3, 5.
      2. El producto de la ley fue que el hombre quedó expuesto como pecaminoso delante del Dios justo (Ro. 4:15; 5:20 Gá. 3:19), y ningún hombre de carne podía ser justificado por Dios (Ro. 3:20).
    2. La dispensación neotestamentaria, la dispensación de la gracia, es decir, del evangelio de Jesucristo, empezó cuando Juan el Bautista comenzó a predicar—Mr. 1:1-4:
      1. Juan vino en el camino de justicia y predicaba diciendo: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado”—Mt. 3:2.
      2. Juan exhortaba a las personas a arrepentirse por causa del reino de los cielos. El reino de Dios es justo (Ro. 14:17), y el reino de los cielos está basado específicamente en la justicia (Mt. 5:20). Esta es el fundamento del trono de Dios (Sal. 89:14).
      3. Cuando las personas recibían la predicación de Juan y venían a él arrepentidas, él las bautizaba inmediatamente sepultándolas en el agua, lo cual indica que eran hombres de carne que no tenían nada bueno (Ro. 7:18) y sólo merecían morir y ser sepultados.
      4. Después del ministerio de Juan, vino Jesucristo y bautizó a estas personas con el Espíritu, uniéndolas, en resurrección, a Dios, quien las salvó justificándolas según Su justicia—Ro. 1:17; 3:21-25; 1 Co. 1:30.
      5. Además, Cristo, después de morir jurídicamente por las personas arrepentidas, resucitó para vivir en ellas a fin de que pudieran llevar, por la vida de Cristo, una vida de justicia y ser continuamente justificadas por Dios—Ro. 4:25.
      6. A todas estas personas se les llamó “los justos”, quienes resplandecerán como el sol en el reino venidero (Mt. 13:43), y su justicia morará en los cielos nuevos y en la tierra nueva para siempre (2 P. 3:13).
      7. Por consiguiente, arrepentirse y ser bautizado conforme a la predicación y la práctica de Juan fue algo dispuesto por Dios conforme a los justos requisitos de Su economía eterna; por tanto, equivale a cumplir Su justicia (Mt. 3:15) como un asunto de eternidad.
  4. La base apropiada y justa del bautismo de Jesús:
  5. Lectura bíblica:
  6. Mt. 3:13-15: “Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. Mas Juan procuraba impedírselo, diciendo: Yo soy quien necesito ser bautizado por Ti, ¿y Tú vienes a mí? Pero Jesús respondió y dijo: Permítelo por ahora, pues conviene que cumplamos así toda justicia. Entonces se lo permitió”.
    1. La base según la cual Jesús fue bautizado consiste en que El se consideró, conforme a Su humanidad, un hombre, más específicamente un israelita, un hombre “en la carne” (Jn. 1:14). Aunque sólo tenía la “semejanza de carne de pecado” (Ro. 8:3), mas “sin pecado” (He. 4:15); de todos modos estaba “en la carne”, la cual no tiene nada bueno y sólo merece morir y ser sepultada.
    2. Basándose en este hecho, al comienzo de Su ministerio para Dios, estuvo dispuesto a ser bautizado por Juan el Bautista, al reconocer que, según Su humanidad, no estaba calificado para ser siervo de Dios.
    3. Como hombre en la carne, necesitaba ser un hombre muerto y sepultado en las aguas de muerte a fin de cumplir los requisitos neotestamentarios de Dios conforme a Su justicia, y lo hizo de buen ánimo, considerándolo el cumplimiento de la justicia de Dios. Esta base indudablemente es apropiada y justa.

  En este mensaje quisiera presentar una definición en cuanto al camino de justicia y la base apropiada y justa del bautismo de Jesús. Cuando yo era joven, me preguntaba por qué el Señor Jesús, quien no era pecador, necesitaba ser bautizado. Esta pregunta permaneció en mí durante setenta años. No fue sino hasta que escribí los bosquejos de estos mensajes que encontré la respuesta.

  También quisiera mencionar que estudiar el vivir del primer Dios-hombre es en realidad estudiar todas las tentaciones por las cuales El pasó. Los cuatro evangelios son un relato de Sus tentaciones. El fue tentado, fue puesto a prueba, por el diablo Satanás, los fariseos, los saduceos y los herodianos. Incluso los hermanos carnales del Señor lo pusieron a prueba. Adondequiera que iba y con quienquiera que estaba, hallaba tentaciones. Ser cristiano, en cierto sentido, no es fácil. Esto se debe a que Dios y nosotros tenemos un adversario, Satanás.

  No es fácil entender por qué Dios deja que Satanás tenga tanta libertad. Según Isaías 14, Dios juzgó a Satanás (vs. 12-15). También, según Hebreos 2:14, Cristo lo destruyó en la cruz. Dios lo condenó con una sentencia firme, y Cristo lo destruyó, pero ¿por qué sigue teniendo tanta libertad hoy? Contesto esta pregunta con otra: sin Satanás, ¿cómo podría Dios ponernos a prueba? Hasta Dios fue puesto a prueba por Satanás; y Dios lo invitó a hacerlo. Dijo a Satanás: “¿No has considerado a Mi siervo Job?” (Job 1:8). Después de que Satanás desafió al Señor, éste le permitió poner a prueba a Job diciendo: “Todo lo que tiene está en tu mano; solamente no pongas tu mano sobre él” (v. 12). Luego Job pasó por un tiempo de pruebas que casi nadie podría haber resistido. En la economía de Dios, El dispuso que existiera un enemigo, un tentador, quien era originalmente un querubín creado por Dios, designado y ungido por El.

I. EL CAMINO DE JUSTICIA

  Mateo 21:32 dice: “Vino a vosotros Juan en camino de justicia”. En el Antiguo Testamento Moisés vino en camino de condenación. En 2 Corintios 3 dice claramente que el ministerio del Antiguo Testamento fue un ministerio de condenación y que el ministerio del Nuevo Testamento es de justicia (v. 9). Todo el Nuevo Testamento se relaciona con la justicia. Juan el Bautista no pertenece al Antiguo Testamento. Algunos han dicho que Juan pertenece a un período de transición, pues no estaba ni en el Antiguo Testamento ni en el Nuevo, pero esto no es correcto. Marcos 1 revela que el evangelio de Jesucristo empezó con Juan el Bautista. La enseñanza de Juan fue el inicio de la economía neotestamentaria de Dios.

A. La dispensación antiguotestamentaria de la ley terminó cuando comenzó el ministerio del primer Dios-hombre

1. Ordenaba al hombre hacer el bien conforme a la ley

  La ley de la dispensación antiguotestamentaria le ordenaba al hombre hacer el bien para ser justificado por Dios según Su ley (Lv. 18:5), pero los hombres procuraron establecer su propia justicia, y no se sujetaron a la justicia de Dios (Ro. 10:3, 5).

2. El producto de la ley

  El producto de la ley fue que el hombre quedó expuesto como pecaminoso delante del Dios justo (Ro. 4:15; 5:20; Gá. 3:19), y ningún hombre de la carne podía ser justificado por Dios (Ro. 3:20). La ley no ayudaba al pueblo de Dios a hacerse justo. Al contrario, lo exponía. Nadie podía hacer buenas obras para ser justificado por Dios, pues todos fueron expuestos. Ningún hombre de carne podía ser justificado por Dios. El resultado de la ley fue absolutamente diferente de lo que ella pretendía.

B. La dispensación neotestamentaria

  La dispensación neotestamentaria es la dispensación de la gracia, a diferencia de la antiguotestamentaria, que era la dispensación de la ley. Todo el Nuevo Testamento es la dispensación de la gracia, la cual es la dispensación del evangelio de Jesucristo. Esta empezó cuando Juan el Bautista comenzó a predicar. Esto se comprueba por lo que dice Marcos 1:1-4: “Principio del evangelio de Jesucristo, Hijo de Dios. Como está escrito en Isaías el profeta: ‘He aquí Yo envío Mi mensajero delante de Tu faz, el cual preparará Tu camino. Voz de uno que clama en el desierto: Preparad el camino del Señor; enderezad Sus sendas’. Apareció Juan en el desierto bautizando y predicando el bautismo de arrepentimiento para perdón de pecados”. Se considera que cuando Juan salió a predicar el evangelio, empezó el evangelio de Jesucristo.

1. Juan vino en el camino de justicia

  Juan vino en el camino de justicia y predicaba diciendo: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mt. 3:2). Los israelitas que estaban bajo el ministerio de la ley de Moisés necesitaban arrepentirse porque estaban practicando la injusticia. La descripción de la sociedad de Israel encontrado en Isaías 1 muestra cuán maligno había llegado a ser el pueblo. Las maldades de las sociedades gentiles también estaban presentes en Israel.

2. El reino de Dios es justo

  No había justicia entre los israelitas, así que necesitaban arrepentirse. Juan exhortaba a las personas a arrepentirse por causa del reino de los cielos. El reino de Dios es justo (Ro. 14:17), y el reino de los cielos está basado específicamente en la justicia. En Mateo 5:20 el Señor dijo: “Si vuestra justicia no supera a la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos”. Esta justicia es el fundamento del trono de Dios (Sal. 89:14).

3. Los hombres de carne sólo merecen morir y ser sepultados

  Cuando las personas recibían la predicación de Juan y venían a él arrepentidas, él las bautizaba inmediatamente sepultándolas en el agua, lo cual indica que eran hombres de carne que no tenían nada bueno (Ro. 7:18) y que sólo merecían morir y ser sepultados. Tal vez algunos pensaban que debería haber un buen resultado después de que se arrepintieran ante Juan. Pero Juan los metía en el agua para sepultarlos, lo cual indica que no servían para nada. Creo que ésta es la razón por la cual los fariseos y los saduceos no quisieron acudir a Juan. Los evangelios nos muestran que hubo discípulos de tres personas: los de Juan el Bautista, los de los fariseos y los de los saduceos. Los de Juan el Bautista eran una verdadera prueba para los fariseos y los saduceos, así que ninguno de ellos se atrevía a venir a Juan.

  El primer pensamiento de la dispensación neotestamentaria de la gracia, del evangelio de Jesucristo, consiste en que todos los hombres de carne, los hombres caídos, sólo merecen morir y ser sepultados. Esto es muy serio. Lamentablemente, muchos cristianos de hoy presentan un concepto equivocado al predicar el evangelio. Las personas que predican el evangelio hoy deben ser como Juan el Bautista, que llaman a las personas al arrepentimiento.

4. Jesucristo bautizó a las personas con el Espíritu

  Después del ministerio de Juan, vino Jesucristo y bautizó a estas personas con el Espíritu, uniéndolas, en resurrección, a Dios, quien las salvó justificándolas según Su justicia (Ro. 1:17; 3:21-25; 1 Co. 1:30). El Nuevo Testamento comienza con la predicación de Juan, es decir, que los hombres de carne sólo merecen morir y ser sepultados. Pero este pensamiento no abarca el evangelio de todo el Nuevo Testamento. Es sólo el comienzo. Este pensamiento continúa cuando el Señor Jesús viene a poner en práctica otro bautismo. El bautizó a las personas en el Espíritu para unirlas con Dios en la resurrección. En el bautismo se tiene la práctica de sepultar a las personas en el agua y sacarlas del agua, lo cual representa la resurrección. Por medio de la muerte y la sepultura se nos pone fin, pero después tenemos una resurrección. En la resurrección Jesús nos une con Dios. Este pensamiento es más prominente que la muerte y la sepultura.

  El primer pensamiento del evangelio neotestamentario consiste en que todo hombre de carne, el hombre caído, sólo sirve para morir y ser sepultado, y el segundo pensamiento consiste en que si usted reconoce esto, Jesucristo vendrá a bautizarle en el Dios viviente, uniéndole con Dios en resurrección. Esto le salva justificándole conforme a Su justicia. El que bautiza, Cristo, le une con Dios para hacerle uno con El, quien es la justicia. Dios le justificará sólo por Su justicia.

  Romanos 1:16 y 17 dice que el evangelio es poder de Dios que salva tanto a Israel como a los gentiles porque la justicia de Dios es revelada en ella. El bautismo es muy poderoso porque Jesús une a los bautizados con Dios para hacerlos uno con El en vida y en naturaleza pero no en deidad. Cuando una mujer pobre se une en matrimonio a un millonario, ellos se hacen uno. Tal vez antes era una muchacha pobre, pero cuando se unen en matrimonio ella se convierte en millonaria. Esto es lo que ocurrió cuando nos unimos a Dios en el bautismo.

  El ministerio de Juan el Bautista se relaciona con nuestra verdadera condición, la cual consiste en que somos hombres de carne que sólo merecen morir y ser sepultados. Pero Cristo, un nuevo bautizador, vino y nos unió con Dios en la resurrección. Resucitamos con Cristo para ser uno con Dios. Ahora somos “millonarios” que están unidos con otra persona. Este es el segundo pensamiento del evangelio neotestamentario de gracia. Dios, el Justo, se entregó a nosotros como nuestra justicia, la cual nos justifica.

5. Vive en ellas a fin de que puedan llevar una vida de justicia

  Además, Cristo, después de morir jurídicamente por estas personas arrepentidas, resucitó para vivir en ellas a fin de que pudieran llevar, por Su vida, una vida de justicia y ser justificadas continuamente por Dios. Por eso Romanos 4:25 dice que El fue resucitado para nuestra justificación. No tenemos un Salvador muerto. Tenemos un Salvador vivo, y como el Espíritu viviente, vive en nosotros. Por Su vida, tenemos una vida que Dios tiene que justificar siempre. Este es el vivir del Dios-hombre.

  Dios, el Justo, se entregó a nosotros como nuestra justicia. Según el mismo principio, Cristo nos es dado como nuestra justicia. Cristo y Dios son uno. En 1 Corintios 1:30 dice que Cristo, quien nos es dado, es nuestra justicia. Cristo también hizo Su propio acto justo. Romanos 5:18 dice que por el acto justo de Cristo se produjo la justificación de vida para todos los hombres. Por Su acto justo, que fue morir en la cruz, todos fuimos justificados. Cristo tiene Su propia justicia, la cual le califica como nuestro Salvador.

  Algunos cometen el error de confundir el acto justo personal de Cristo con El mismo, la persona. Cuando recopilamos nuestro himnario, corregimos estos errores en los himnos. El himno #295 (en Hymns), escrito por Zinzendorf, decía: “Jesús, Tu sangre y Tu justicia son mi belleza, mi vestido glorioso”. Corregimos esto, y ahora dice: “El Cristo de Dios, quien es mi justicia, es mi belleza, mi vestido glorioso”. Cristo, la persona, es nuestra justicia.

6. “Los justos” resplandecen como el sol en el reino venidero

  A todas estas personas se les llama “los justos”, quienes resplandecerán como el sol en el reino venidero (Mt. 13:43), y su justicia morará en los cielos nuevos y en la tierra nueva para siempre (2 P. 3:13). También se hace referencia a los justos en Mateo 10:41 y Lucas 14:14, y se menciona el camino de justicia en 2 Pedro 2:21. Lucas 14:14 habla de la resurrección de los justos. En 2 Pedro 2:21 se habla de los rebeldes que conocían el camino de justicia, pero que volvían la espalda apartándose de Dios. La dispensación neotestamentaria de la gracia produce el vivir del Dios-hombre, y el vivir del Dios-hombre es una vida de justicia.

7. Cumple la justicia de Dios al arrepentirse y ser bautizado

  Por consiguiente, arrepentirse y ser bautizado conforme a la predicación y la práctica de Juan fue algo ordenado por Dios conforme a los justos requisitos de Su economía eterna; por tanto, equivale a cumplir Su justicia (Mt. 3:15) como un asunto relacionado con la eternidad. Ser bautizado es guardar el precepto neotestamentario de Dios de reconocerse ante El según nos ve El y cumplir Sus justos requisitos.

II. LA BASE APROPIADA Y JUSTA DEL BAUTISMO DE JESUS

  Mateo 3:13-15 revela la base apropiada y justa del bautismo de Jesús: “Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. Mas Juan procuraba impedírselo, diciendo: Yo soy quien necesito ser bautizado por Ti, ¿y Tú vienes a mí? Pero Jesús respondió y dijo: Permítelo por ahora, pues conviene que cumplamos así toda justicia. Entonces se lo permitió”.

A. La base según la cual Jesús fue bautizado

  La base según la cual Jesús fue bautizado consiste en que El se consideró, conforme a Su humanidad, un hombre, más específicamente un israelita, un hombre “en la carne” (Jn. 1:14). Aunque sólo tenía la “semejanza de carne de pecado” (Ro. 8:3), mas “sin pecado” (He. 4:15); de todos modos estaba “en la carne”, la cual no tiene nada bueno y sólo merece morir y ser sepultada. Cristo como Verbo de Dios se hizo carne, y la palabra carne es un término negativo. Por supuesto, El sólo tenía la semejanza de la carne de pecado, como dice Romanos 8:3, pero de todos modos estaba en la carne. Esa fue Su condición en Su humanidad. Juan el Bautista predicaba el arrepentimiento a los que estaban en la carne. Jesús sabía que estaba en la carne. Todo lo que tenía según la carne merecía morir y ser sepultado. El tomó eso como base, y sobre dicha base fue bautizado.

B. Estuvo dispuesto a ser bautizado por Juan el Bautista

  Basándose en este hecho, al comienzo de Su ministerio para Dios, estuvo dispuesto a ser bautizado por Juan el Bautista, al reconocer que, según Su humanidad, no estaba calificado para ser siervo de Dios. Jesús tomó como base Su verdadera condición. Su condición consistía en que era un hombre de carne.

C. Debía morir como hombre

  Como hombre en la carne, debía morir y ser sepultado en las aguas de muerte a fin de cumplir los requisitos neotestamentarios de Dios conforme a Su justicia, y lo hizo gustoso, considerándolo el cumplimiento de la justicia de Dios. Esta base indudablemente es apropiada y justa.

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