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Mensajes del libro «Estudio-Vida de 1 Pedro»
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Mensaje 31

EL JUICIO GUBERNAMENTAL DE DIOS

(2)

  Lectura bíblica: 1 P. 1:17; 2:23; 4:5-7, 12, 17-19

  En este mensaje continuaremos nuestro repaso del juicio gubernamental de Dios según se revela en los primeros cuatro capítulos de 1 Pedro.

EL JUICIO COMIENZA POR LA CASA DE DIOS

  En 1 Pedro 4:17 dice: “Porque es tiempo de que el juicio de Dios comience por la casa de Dios; y si primero comienza por nosotros, ¿cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?”. Este libro nos presenta el gobierno de Dios, especialmente en la manera en que Dios juzga a Sus escogidos. Dios usa los padecimientos que ellos sufren en el fuego de la persecución como medio para juzgarlos a fin de disciplinarlos, purificarlos y separarlos de los incrédulos, y a fin de que no sufran el mismo destino que éstos. Por eso, el juicio disciplinario comienza por Su propia casa. La casa o familia de Dios es la iglesia, compuesta de los creyentes (2:5; He. 3:6; 1 Ti. 3:15; Ef. 2:19). Por esta casa, Su propia casa, Dios comienza Su administración gubernamental mediante el juicio disciplinario que Él ejerce sobre Sus propios hijos, a fin de tener una base firme para juzgar, en Su reino universal, a los que desobedecen Su evangelio y se rebelan contra Su gobierno. Esto tiene la finalidad de establecer Su reino, del cual se habla en la segunda epístola de Pedro (2 P. 1:11).

  Es crucial que veamos que 1 Pedro 4:17 nos dice que el juicio comienza por la casa de Dios. Ésta es la administración gubernamental de Dios llevada a cabo mediante el juicio disciplinario que Dios ejerce sobre Sus propios hijos. El propósito de este juicio disciplinario, que comienza por la casa de Dios, es que Dios tenga una firme base para juzgar, en Su reino universal, a todos los que desobedecen Su evangelio y se rebelan contra Su gobierno. Esto se aplica especialmente a los incrédulos judíos. Este juicio dará por resultado el establecimiento del reino de Dios.

  En 4:17 Pedro hace esta pregunta: “¿Cuál será el fin de aquellos que no obedecen al evangelio de Dios?”. Pedro pregunta que si el juicio comienza por nosotros, ¿qué sucederá a los que no obedezcan al evangelio de Dios? Esta pregunta indica que los incrédulos, quienes desobedecen al evangelio de Dios, sufrirán un juicio más severo que el de los creyentes.

EL JUSTO CON DIFICULTAD SE SALVA

  En el versículo 18 Pedro hace otra pregunta: “Y: Si el justo con dificultad se salva, ¿en dónde aparecerá el impío y el pecador?”. La frase “el justo” se refiere aquí a los creyentes, quienes llegan a ser justos al ser justificados por su fe en Cristo (Ro. 5:1) y por llevar una vida justa en Cristo (Fil. 3:9; 2 Co. 5:21; Ap. 19:8).

  La palabra “dificultad” se refiere a juicios, persecuciones y penurias. De hecho, podría incluir enfermedades. Muchos creyentes piensan que porque creen en el Señor Jesús y son salvos, todo en sus vidas deberá marchar bien. Pero la realidad es todo lo contrario. En la vida cristiana afrontamos una dificultad tras otra. Sin embargo, algunos podrían pensar que por el hecho de estar en la vida de iglesia, no tendrán ningún problema. Piensan que tendrán una salud perfecta, buenos ingresos y una excelente reputación. Pero la realidad es que tanto en la vida cristiana como en la vida de iglesia se sufre mucho. Es por ello que Pedro dice que el justo con dificultad se salva.

  En 4:18 las palabras “se salva” no se refieren a ser salvo de la perdición eterna mediante la muerte del Señor, sino a ser salvo de la destrucción venidera (1 Ts. 5:3, 8) mediante el juicio disciplinario de Dios que se manifiesta en forma de persecución. El creyente que ha sido disciplinado por Dios mediante los sufrimientos que conlleva la persecución y que purifican su vida, es salvo —con la dificultad de la persecución— de la destrucción efectuada por la ira de Dios contra el mundo, especialmente contra los judíos incrédulos, y de la destrucción que vendrá sobre Jerusalén.

  Esta epístola fue escrita tan sólo unos cuantos años antes de la destrucción de Jerusalén por parte de Tito, príncipe de Roma. El Señor Jesús había profetizado sobre esto en Mateo 24:2, cuando dijo con respecto al templo, que no quedaría piedra sobre piedra. El Señor había predicho que vendría juicio sobre los judíos desobedientes e incrédulos. Pedro, al igual que los demás apóstoles, sabía esto.

  Debemos recordar que este libro fue escrito en particular para creyentes judíos. Pedro advirtió a estos creyentes de la destrucción venidera. Sin embargo, les dijo que los que creyeran en el Señor serían salvos de esa destrucción, pero que serían salvos con dificultad, esto es, mediante las persecuciones y los sufrimientos. Tales dificultades son una especie de juicio gubernamental.

  Entre los primeros apóstoles era muy común la creencia de que el Señor Jesús regresaría pronto para juzgar a los pecadores incrédulos, quienes son impíos y desobedecen a Su evangelio (2 Ts. 1:6-9). Lo que Pedro dice aquí se refiere a esto. Conforme al gobierno de Dios, si el justo, quien ha obedecido al evangelio de Dios y lleva una vida justa delante de Él, se salva con dificultad al sufrir persecución —la cual es el instrumento que Dios usa para ejercer Su castigo disciplinario a fin de purificar la vida del creyente—, ¿dónde aparecerá el impío, que desobedece al evangelio de Dios y lleva una vida pecaminosa en contra de Su gobierno, cuando le sobrevenga la destrucción provocada por la ira de Dios?

ENCOMENDAR NUESTRAS ALMAS A UN CREADOR FIEL

  En el versículo 19 Pedro añade: “De modo que también los que padecen según la voluntad de Dios, encomienden sus almas al fiel Creador, haciendo el bien”. La persecución sólo puede causar daño al cuerpo de los creyentes que sufren, pero no a sus almas (Mt.10:28). Sus almas son guardadas por el Señor, el fiel Creador. Así que, ellos deben cooperar con el Señor encomendándose a Él en la fe. Aquí la palabra encomienden significa “encargar como depósito”; tal como en Lucas 12:48, Hechos 20:32, 1 Timoteo 1:18, y 2 Timoteo 2:2. Cuando los creyentes sufran una persecución física, y en especial tengan que sufrir el martirio, deben encomendar sus almas como depósito a Dios, al fiel Creador, tal como el Señor encomendó Su espíritu al Padre (Lc. 23:46).

  El Creador mencionado en 1 Pedro 4:19 no se refiere a Dios como el Creador de la nueva creación, la cual es resultado del nuevo nacimiento, sino como el Creador de la antigua creación. La persecución es un sufrimiento que ocurre en la esfera de la antigua creación. Por consiguiente, Dios, nuestro Creador, puede preservar nuestra alma, la cual Él creó para nosotros. Incluso, Él tiene contados nuestros cabellos (Mt. 10:30). Él es amoroso y fiel. Su cuidado amoroso y fiel (1 P. 5:7) acompaña a Su justicia en Su administración gubernamental. Mientras Dios en Su gobierno nos juzga a nosotros, quienes somos Su casa, Él en Su amor nos cuida fielmente. Mientras suframos en nuestro cuerpo Su justo juicio disciplinario, debemos encomendar nuestras almas a Su cuidado fiel.

LA VIDA CRISTIANA BAJO EL GOBIERNO DE DIOS

  El libro de 1 Pedro trata sobre la vida cristiana bajo el gobierno de Dios. Es fácil prestar atención a la vida cristiana y pasar por alto el gobierno de Dios. De hecho, la vida cristiana y el gobierno de Dios van juntos. El Dios Triuno pasó por un largo proceso y se hizo el Espíritu vivificante para morar en nosotros. Él hizo esto por causa de nuestra vida cristiana. Al mismo tiempo, el Dios Triuno sigue siendo el Creador del universo y el gobernador del mismo. Por una parte, renacimos y recibimos una vida espiritual, la vida divina; por otra, aún estamos en la esfera de la vieja creación. Es por ello que necesitamos la disciplina gubernamental de Dios. Para poder crecer en la vida cristiana, necesitamos la disciplina que proviene del gobierno de Dios.

  Los escritos de Pedro son muy valiosos porque en ellos él combina la vida cristiana y el gobierno de Dios. Pablo hizo lo mismo, pero no de una manera tan clara como Pedro. Los escritos de Pedro nos muestran que la vida cristiana y el gobierno de Dios siempre van juntos. Si leyéramos con detenimiento las dos epístolas de Pedro, veríamos que Pedro era una persona que demostraba gran profundidad en los asuntos tocantes a la vida. El primer capítulo de 2 Pedro, en particular, es muy rico, significativo y profundo en cuanto al tema de la vida divina. Pero, al mismo tiempo, Pedro expresa en sus escritos serias advertencias respecto a la manera en que Dios ejerce Su disciplina gubernamental sobre Su pueblo regenerado. Así, pues, es necesario que en las epístolas de Pedro veamos la vida cristiana y el gobierno de Dios, y que también veamos cómo estos dos temas están relacionados.

CONOCER LA VERDAD CONFORME A LA PALABRA PURA DE DIOS

  En el pasado, lo que recibimos la mayoría de nosotros no fue sino enseñanzas cristianas tradicionales. Por medio de las notas de la Versión Recobro y todos los mensajes del Estudio-vida, siento la carga de presentar al pueblo del Señor los asuntos básicos contenidos en la Palabra. Si recibimos estos asuntos y permitimos que dejen una impresión permanente en nosotros, tengo la certeza de que en los próximos años ocurrirá un gran cambio, un cambio radical en nuestro ser interior. Confío en que después de varios años, estos mensajes tendrán un resultado muy positivo. Mi deseo es que la verdad de Dios, según Su Palabra pura, llegue a ser preponderante en todo este país. A pesar de la oposición, creo que con el tiempo aquellos que verdaderamente buscan del Señor leerán los mensajes y llegarán a conocer la verdad.

  Por ahora, mi principal preocupación es que quienes estamos en el recobro del Señor tengamos una clara visión de todos los asuntos básicos contenidos en la Palabra. Sin embargo, lamento tener que decir que algunos que han estado en el recobro por muchos años aún no son capaces de explicar debidamente muchos asuntos. En 3:15-16a Pedro dice: “Sino santificad a Cristo como Señor en vuestros corazones, dispuestos siempre a presentar defensa ante todo el que os pida razón de la esperanza que hay en vosotros, pero con mansedumbre y temor”. Esto nos da a entender que todos nosotros debiéramos ser capaces de exponer la verdad de Dios. Espero que el tiempo que ustedes dediquen a estudiar todos estos mensajes de 1 Pedro les ayude a esto. Yo no me siento satisfecho con el simple hecho de ver a los santos entusiasmados con lo que ven y oyen en el ministerio. Mi deseo es llenar las manos de todos los santos con los asuntos sólidos de la Palabra de Dios.

  Si no pueden recordar todos los detalles de lo que Pedro dice con respecto al juicio gubernamental de Dios, espero que al menos recuerden los conceptos básicos y que también sepan dónde encontrar más información al respecto. Por ejemplo, deben recordar versículos tales como 1:17, 2:23 y 4:5. Además, puede ser que quieran referir a los creyentes a las notas de la Versión Recobro. Tal vez les pudieran decir: “Ustedes dicen que nosotros enseñamos herejías. Así que, les instamos a que lean por ustedes mismos lo que Witness Lee ha enseñado. Si lo hacen, comprenderán que este hombre nos guía a la verdad contenida en la Biblia. ¿Acaso no quieren conocer la Palabra de Dios? Abramos la Biblia en 1 Pedro y consideremos algunos versículos relacionados con el juicio de Dios. Les pido que sean imparciales y disciernan quién enseña herejías y cuál es la verdad de Dios según Su Palabra pura”.

  Todos debemos mostrar de manera personal la verdad de Dios a través de nuestra vida, nuestro conocimiento y nuestra experiencia. Entonces Dios podrá cumplir Su propósito. De otro modo, Él tendrá que esperar quizás cientos de años más. El pueblo del Señor ha estado velado y embotado por las enseñanzas tradicionales por demasiado tiempo. Es por eso que siento la carga de que el Señor logre que todos los santos tengan un conocimiento apropiado de la verdad de Dios según la Palabra pura.

  Todos los ancianos deben entender claramente cuál es la condición de las iglesias con respecto al conocimiento de la verdad. Es posible que ellos tengan que reconsiderar la manera en que pastorean a los santos y velan por ellos. Debemos encontrar la forma de infundir la verdad a los santos de manera que cada uno de ellos esté lleno de la verdad y haya acumulado muchas experiencias en cuanto a la vida, conforme a la verdad. Por ejemplo, los santos debieran conocer el Evangelio de Mateo. Debieran ser capaces de presentar este evangelio a otros y mostrarles la verdad contenida en él. Debiéramos ser capaces de hacer lo mismo con el Evangelio de Juan, las epístolas de Pedro, el libro de Apocalipsis, e incluso con todo el Nuevo Testamento. Tenemos que ser capaces de ayudar a otros a tener una definición clara acerca de muchos aspectos de las verdades de Dios. Si podemos hacer esto, entonces tendremos una mejor manera de seguir adelante.

  Me preocupa que muchos de entre nosotros todavía tengan sólo una comprensión superficial de la verdad. Lo que a mí me alegra no es escuchar gritos, ni lo que llaman “liberar el espíritu” sin contenido alguno. Ciertamente es beneficioso dar gritos de alabanza al Señor y liberar nuestro espíritu, pero esto debe estar lleno de contenido. Si estamos llenos del contenido sólido de la verdad en conocimiento, en vida y en experiencia, nuestra alabanza y la liberación de nuestro espíritu tendrá un fundamento firme. Asimismo, podremos mostrarles a los demás que tenemos una base para proclamar alabanzas y para liberar nuestro espíritu.

TOMAR LA PALABRA DE DIOS CON LA DEBIDA SERIEDAD

  Muchos de nosotros hemos sido adictos a las prácticas tradicionales. Cuando leemos o estudiamos la Biblia o cuando escuchamos algún mensaje, es posible que la manera en que aplicamos lo que leemos o escuchamos sea muy tradicional e incluso ligera, y que no tomemos la Palabra en serio. Quizás no consideremos como crucial cada concepto que se encuentra en la Palabra o que nos es presentado a través de algún mensaje. Al respecto, debemos estar alertas y ser sobrios para darnos a la oración. Los ancianos especialmente deben orar con respecto a la iglesia en la cual presiden. Ellos deben indagar respecto a cuánto de la verdad han absorbido los santos. Si examinan la condición de la iglesia en su localidad, tal vez descubran que ha habido muchos elementos tradicionales en la manera en que ustedes han hecho las cosas en el pasado, y que su presentación no ha sido muy práctica.

  Siento la carga de que todos los santos tomen la Palabra con la debida seriedad. Cuando hablamos de la vida divina, debemos percibir cuán serios son los asuntos relacionados con dicha vida. Debemos comprender que como creyentes que aman al Señor y le buscan, debemos procurar entender Su Palabra, vivir Su Palabra, practicar Su Palabra y aplicar Su Palabra primero a nosotros mismos y después a otros. Por la misericordia del Señor, he preparado de una forma muy práctica todas las notas de la Versión Recobro y todos los materiales para los mensajes del Estudio-vida. Por ello, si leemos las notas de la Versión Recobro o cualquier página de algún mensaje del Estudio-vida, encontraremos abundancia de alimento y nutrición. Debemos ingerir la Palabra como alimento, y también debemos aprender cómo aplicarla a nosotros mismos y a los demás.

  Me preocupa que algunos de los santos, después de haber asistido a muchos entrenamientos durante muchos años, aún no hayan recibido suficiente alimento de todos los mensajes ni sepan cómo presentar a otros las verdades de la Palabra de Dios. Por ejemplo, en estos mensajes sobre 1 Pedro ustedes han escuchado del juicio gubernamental de Dios. Tal vez tengan una idea general acerca de esto, pero no sepan usar esta verdad ni presentarla debidamente a los demás.

EJERCITAR SABIDURÍA AL HABLAR CON LOS DEMÁS

  Una vez que tengamos un entendimiento claro del juicio gubernamental de Dios, eso no significa que ahora debamos ir y hablar sobre ello a todo aquel que nos encontremos. Si no hacemos otra cosa que hablar acerca del juicio gubernamental de Dios, ofenderemos a otros innecesariamente. Es importante, por tanto, que aprendamos a hablar con las personas. Tal vez nos enteremos de que cierta persona no tiene claridad con respecto a la salvación. Quizás se trate de un creyente nominal que no tiene conocimiento ni experiencia de la salvación de Dios. Asimismo, es posible que nos encontremos con algún otro que, si bien es salvo, no tiene seguridad de su salvación. Esto requiere que seamos diestros en el manejo de la verdad y sepamos cómo ayudar a tales personas a experimentar la salvación o a obtener la seguridad de su salvación. Igualmente, debemos aprender a ayudar a otros a entender la verdad tocante al Cristo que mora en nosotros. Si en un dado caso conociéramos a un cristiano que no sabe que Cristo es vida para él ni que el Espíritu de vida mora en él, debemos orar por tal persona y ayudarle a entender lo que dice la Palabra acerca de Cristo como vida y del Espíritu de vida que mora en él. Asimismo debemos ayudarle a experimentar este hecho.

  Al tener comunión con otros creyentes, tal vez sintamos que ése es el momento oportuno para compartirles que no sólo debemos amar al Señor, sino también servirle. Además, quizás podamos decirles que debemos tener un temor saludable para con el Señor. El apóstol Pablo no sólo amaba al Señor, sino que también le temía. En 2 Corintios 5:14 Pablo dice que el Señor nos ama, pero al mismo tiempo, en el mismo capítulo, nos dice que debemos temer al Señor porque un día todos compareceremos ante Su tribunal (v. 10). Además, sabemos por 1 Corintios 11 que aun hoy en día el Señor ejerce Su juicio disciplinario sobre Sus hijos. Así, pues, por una parte, nosotros mismos debemos conocer esta verdad y, por otra, debemos saber cuál es el momento oportuno para presentarla a otros y la forma correcta de hacerlo. Si hablamos de estas cosas en el momento oportuno, seremos de ayuda a los demás, y obtendremos una cosecha positiva de todo lo que digamos. De lo contrario, aunque hablemos de alguna de las verdades importantes de la Biblia, otros se ofenderán. Así que, debemos hablar las palabras correctas en el momento apropiado. De lo contrario, a menos que hablemos las palabras correctas, en el momento apropiado y a la persona correcta, lo que digamos será en vano. Esto, sin duda, requiere entrenamiento. Tenemos que ser entrenados para tener el conocimiento apropiado de la verdad, crecer según este conocimiento y aprender a presentar la verdad a otros.

UNA META DOBLE

  La meta que tengo al darles estos mensajes del Estudio-vida es una meta doble. En primer lugar, es mi deseo que por medio de estos mensajes, la Palabra de Dios pueda penetrar en los santos. En segundo lugar, tengo la expectativa de que cuando estos mensajes se impriman, lleguen a ser semillas sembradas entre el pueblo de Dios. No importa cuánta oposición haya, seguiré sembrando esta semilla. Por un lado, esta semilla es una provisión de vida; por otro, es una vacuna. Estoy seguro de que la semilla que hemos sembrado, un día producirá una cosecha.

  El futuro del recobro del Señor es muy prometedor. Actualmente, en el recobro del Señor aquí en Estados Unidos, hay por lo menos siete mil santos que buscan más del Señor. En los próximos diez años, muchos de nuestros hijos llegarán a ser miembros de la iglesia. Cuando algunos de ellos estén en la etapa entre los veinte y los treinta años de edad, serán muy útiles al Señor. El hermano Nee, por ejemplo, fue levantado por el Señor cuando tenía apenas diecinueve años. Sin embargo, el futuro del recobro del Señor depende de lo que practiquemos con base en la verdad. Si valoramos la Palabra como un tesoro y aprovechamos cada oportunidad que tenemos para escudriñarla y asimilarla, con el tiempo llegaremos a estar plenamente equipados. Conoceremos la verdad y la vida, y sabremos cómo crecer en el Señor. Tendremos un conocimiento completo de los asuntos espirituales y una experiencia adecuada de los mismos. Entonces el Señor podrá vencer todos los obstáculos y obtener lo que ha estado buscando por siglos.

  ¿Cómo podría el Señor obtener hoy lo que desea? En la actual condición en que se halla la mayoría de los cristianos, el Señor no podría obtener lo que desea. Prácticamente en ningún lugar se encuentra una puerta abierta. Es por ello que el Señor tendrá que encontrar alguna forma de llevar adelante Su obra de recobro. Mi preocupación es que entre nosotros, que estamos en el recobro del Señor, todavía sigamos conservando las prácticas tradicionales. Debemos, por tanto, abandonar el camino tradicional y avanzar por el camino nuevo, el cual consiste en conocer la verdad, experimentarla y presentarla a los demás.

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