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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Lucas»
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Mensaje 31

EL SALVADOR-HOMBRE LLEVA A CABO SU MINISTERIO EN SUS VIRTUDES HUMANAS CON SUS ATRIBUTOS DIVINOS DE GALILEA A JERUSALEN

(9)

  Lectura bíblica: Lc. 13:1-35

  En este mensaje estudiaremos el pasaje 13:1-35.

ENSEÑA EN CUANTO AL ARREPENTIMIENTO

  Lucas 13:1 dice: “Ahora bien, en este mismo tiempo estaban allí algunos que le contaban acerca de los galileos cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios de ellos”. La expresión griega traducida ahora bien también puede traducirse “aún”, “y” o “además”. Usamos la expresión ahora bien no para trasmitir el elemento de tiempo sino para indicar continuación. Ahora bien indica que 13:1-9 es la continuación de los últimos versículos del capítulo doce, que trata más ampliamente el asunto del arrepentimiento. El Señor usa los dos incidentes mencionados en 13:1-5 para recordarles a los judíos que ése era el momento en que ellos debían arrepentirse; de no ser así, todos perecerían como las víctimas de aquellos dos incidentes.

  Lo que el Señor dijo al final del capítulo doce indicaba que El quería que los judíos se arrepintieran. Ahora en el capítulo trece El habla más acerca del arrepentimiento. Referente al caso de los galileos, cuya sangre Pilato había mezclado con los sacrificios de ellos, El dijo a los que estaban presente: “¿Pensáis que estos galileos, porque padecieron tales cosas, eran más pecadores que todos los galileos? Os digo: No; antes si no os arrepentís, todos pereceréis igualmente” (vs. 2-3). Luego prosiguió al segundo caso, el de “aquellos dieciocho sobre los cuales cayó la torre en Siloé, y los mató” (v. 4). Otra vez el Señor advertía a la gente que se arrepintiera. Parecía decirles: “No penséis que aquellas personas eran pecadoras, y los demás no lo eran. Antes si no os arrepentís, todos pereceréis”.

  En los versículos del 6 al 9 el Señor cuenta la parábola de un hombre que tenía una higuera plantada en su viña. La palabra y al principio del versículo 6 indica que estos versículos son la continuación de los versículos precedentes, en los que se habla del arrepentimiento.

  Esta parábola indica que Dios, el dueño de la viña, vino en el Hijo a los judíos, quienes fueron comparados con una higuera (Mt. 21:19; Jer. 24:2, 5, 8) plantada en la tierra prometida, o sea la viña (Mt. 21:33), para buscar fruto de ellos. El había buscado fruto por tres años (Lc. 13:7) y no había encontrado nada. El deseaba cortarlos, pero Dios el Hijo, el viñador, oró por ellos, pidiendo que Dios el Padre los tolerara hasta que El muriera por ellos (cavara la tierra alrededor de la higuera y abonara la higuera), esperando que se arrepintieran y produjeran fruto; de otro modo, serían cortados. Los sucesos mencionados en 11:29-32 y 42-52 que revelan al pueblo judío como una generación maligna, confirman esta interpretación.

  En esta parábola los judíos son considerados por Dios como una higuera. Cuando Dios no encontró fruto en el árbol, decidió cortarlo. Pero el viñador, el Señor Jesús, rogó que no lo hiciera hasta que por medio de Su muerte, El cavara alrededor del árbol. Luego, si el árbol aún no daba fruto, podría cortarlo. Esto fue lo que en realidad sucedió. Puesto que los judíos no se arrepintieron, aun después de que el Señor Jesús murió y resucitó, y el Espíritu vino, la higuera fue cortada. Esto sucedió en el año 70 d. de C. cuando Tito condujo el ejército romano a Jerusalén y la destruyó. Dicha destrucción estaba implícita en el hecho de que la higuera fue cortada.

SANA Y LIBERA EN SABADO A UNA MUJER QUE ANDABA ENCORVADA Y A QUIEN SATANAS HABIA ATADO

  En 13:10-17 el Salvador-Hombre sana y libera en sábado a una mujer que andaba encorvada y a quien Satanás había atado. Los versículos 10 y 11 dicen: “Enseñaba Jesús en una de las sinagogas en sábado; y he aquí, había allí una mujer que desde hacía dieciocho años tenía espíritu de enfermedad, y andaba encorvada, y en ninguna manera se podía enderezar”. Este “espíritu” era un demonio, uno de los espíritus de los seres vivientes que existieron en la era preadamítica y que fueron juzgados por Dios cuando se unieron a la rebelión de Satanás. Los ángeles caídos obran con Satanás en el aire (Ef. 2:2; 6:11-12), y los espíritus inmundos, estos demonios, se mueven con él en la tierra. Ambos operan en el hombre de modo maligno a favor del reino de Satanás.

  Debido a un espíritu de enfermedad, esta mujer andaba encorvada. La expresión griega traducida andaba encorvada significa “toda doblada”. Es posible que esto se refiera a la opresión extrema que el demonio ejerce sobre una persona, de modo que permanezca inclinada sólo hacia el mundo satánico y sea incapaz de enderezarse para mirar al cielo.

  El Señor Jesús vio que la mujer andaba encorvada y que no podía enderezarse de ninguna manera y así estaba obligada a mirar hacia la tierra, puesto que Satanás operaba en ella por medio de los demonios. El Señor le dijo: “Mujer, eres libre de tu enfermedad. Y le impuso las manos; y ella se enderezó al instante, y se puso a glorificar a Dios” (vs. 12-13). Aquí vemos que la mujer no pidió al Señor que la sanara; más bien, El tomó la iniciativa y liberó a la mujer que andaba encorvada y a quien Satanás había atado.

  El versículo 14 dice: “Pero el principal de la sinagoga, indignado porque Jesús hubiese sanado en sábado, dijo a la multitud: Seis días hay en que se debe trabajar; en éstos, pues, venid y sed sanados, y no en el día de sábado”. Aquí vemos que Satanás no solamente usa al espíritu maligno para poseer a la mujer, sino también al líder religioso para oponerse a la mujer que el Señor había liberado. El usurpador emplea mucho la religión para mantener oprimido al pueblo escogido de Dios. Al principal de la sinagoga, quien era un religioso, le interesaban los preceptos religiosos y no el sufrimiento de esta mujer, quien era descendiente de Abraham.

  En los versículos 15 y 16 el Señor contestó al principal de la sinagoga: “¡Hipócritas! ¿No desata cada uno de vosotros en sábado su buey o su asno del pesebre y lo lleva a beber? Y a esta hija de Abraham, que Satanás había atado dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura en el día de sábado?” El hecho de que la mujer era una hija de Abraham muestra que era parte del pueblo escogido de Dios. Sin embargo, Satanás la tenía atada. Esto indica que cuando los demonios poseen a las personas, en realidad es Satanás quien las ata. Por eso, echar fuera al demonio es derrotar a Satanás (Mt. 12:29). Fue correcto desatar a esta mujer de la ligadura en el día de sábado, ya que el reposo sabático fue ordenado por Dios para que el hombre descansará (Gn. 2:3), y no para que el hombre permaneciera en el cautiverio.

  ¿Por qué pone Lucas este caso aquí? Para responder a esta pregunta, debemos recordar que este suceso tuvo lugar cuando el Salvador-Hombre iba hacia Jerusalén, donde la atmósfera era extremadamente religiosa. Yo creo que el Señor Jesús entró en la sinagoga y sanó a esta mujer para mostrar a Sus discípulos que El no tenía la intención de guardar los formalismos muertos de la religión ni los preceptos sabáticos distorsionados. El quebrantó deliberadamente aquellos preceptos para que Sus discípulos supieran que El no había venido a guardar los preceptos que sujetaban a la gente al sufrimiento, sino a quebrantarlos de manera que los que sufrieran pudieran ser librados por la bendición del jubileo.

  Cuando el Señor Jesús sanó a la mujer que Satanás había atado y que andaba encorvada, El la condujo al jubileo. En el capítulo cuatro El proclamó el jubileo, en el cual los cautivos y los oprimidos serían liberados. Por lo tanto, dicho caso es el cumplimiento de la proclamación del jubileo hecha en el capítulo cuatro. La intención del Señor era mostrarles a los discípulos que El iba a Jerusalén, no para observar los preceptos religiosos, sino para quebrantarlos, de manera que el pueblo fuera introducido en el jubileo.

ENSEÑA EN CUANTO AL REINO DE DIOS, QUE ES COMO UN GRANO DE MOSTAZA Y COMO LEVADURA

  En 13:18-21 el Señor, probablemente sorprendiendo a los discípulos, habló otra vez del reino de Dios. Sin embargo, no habla allí del reino de manera positiva. Hasta ahora, lo que el Señor había dicho referente al reino en Lucas era positivo. Pero aquí habla con los discípulos acerca del reino de manera negativa, al enseñarles en cuanto al reino, que es como un grano (vs. 18-19) y como levadura (vs. 20-21).

  En los versículos 18 y 19 el Señor dijo: “¿A qué es semejante el reino de Dios, y con qué lo compararé? Es semejante a un grano de mostaza, que un hombre tomó y echó en su huerto; y creció, y se hizo árbol, y las aves del cielo anidaron en sus ramas”. El hecho de que este grano de mostaza crezca y se haga un árbol indica que no crece normalmente. Según Génesis 1, lo que Dios creó fue creado conforme a su género. Por ejemplo, un manzano debe ser del género del manzano. Pero este grano de mostaza no creció según su género, sino que se convirtió en otro género. Esto quiebra el principio ordenado por Dios en Su creación. Si vemos esto, no interpretaremos esta parábola de manera positiva.

  Algunos enseñan que el hecho de que la mostaza se hiciera un árbol grande indica un desarrollo positivo. Pero se ve en la historia del cristianismo que el desarrollo no ha sido positivo. De hecho, esta parábola es una profecía que se cumplió en la historia del cristianismo. En realidad, el cristianismo de hoy no se ha desarrollado conforme a su género. La iglesia, que es la corporificación del reino en la tierra, debe ser como una hortaliza que produce alimento, pero se convirtió en un árbol, un nido de aves. Esto significa que, en contra de la ley de creación que toda planta debe dar fruto según su género, su naturaleza y su función cambiaron. Esto sucedió cuando Constantino el Grande unió la iglesia con el mundo en la primera parte del siglo cuarto e introdujo en el cristianismo a millares de creyentes falsos, y lo convirtió en el sistema de la cristiandad, haciendo que dejara de ser la iglesia. Por lo tanto, esta parábola corresponde a la tercera iglesia de las siete mencionadas en Apocalipsis 2 y 3, la iglesia de Pérgamo (Ap. 2:12-17). La iglesia, según su naturaleza celestial y espiritual, debe ser como la mostaza, debe ser peregrina en la tierra. Sin embargo, desde que su naturaleza ha cambiado, la iglesia se estableció y se arraigó profundamente como un árbol en la tierra, y floreció echando las ramas de sus proyectos y operaciones para alojar muchas personas y cosas malignas. Esto formó la organización exterior de la apariencia del reino de Dios.

  En Lucas 13:19 se nos dice que las aves del cielo anidaron en las ramas de este árbol. Las aves de 8:5 y 12 están relacionadas con el diablo. Por lo tanto, las aves del cielo deben referirse a los espíritus malignos de Satanás junto con las personas y las cosas malignas motivadas por ellos. Estos se alojan en las ramas del gran árbol, es decir, en los proyectos y operaciones de la cristiandad.

  En Lucas 13:20 y 21 el Señor dice: “¿A qué compararé el reino de Dios? Es semejante a la levadura, que una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado”. Algunos enseñan que la levadura aquí es algo positivo. Según su concepto, la levadura representa el poder del evangelio que se extiende por toda la tierra. Sin embargo, en la Biblia la levadura no tiene un significado positivo. Al contrario, tiene un significado negativo, especialmente en los cuatro evangelios. El Señor Jesús no usa la palabra levadura en el sentido positivo, sino en el sentido negativo. En otra parte del Nuevo Testamento, la levadura representa cosas malignas (1 Co. 5:6, 8) y doctrinas malignas (Mt. 16:6, 11-12).

  La iglesia, el reino práctico de Dios con Cristo, la flor de harina sin levadura, como su contenido, debe ser un pan sin levadura (1 Co. 5:7-8). Sin embargo, la Iglesia Católica, la cual fue establecida completa y oficialmente en el siglo sexto y que está representada aquí por la mujer, adoptó muchas prácticas paganas, herejías y perversidades, y las mezcló con las enseñanzas acerca de Cristo, leudando así todo el contenido del cristianismo. Lo que se describe en Lucas 13:20 y 21 corresponde a la cuarta iglesia de las siete mencionadas en Apocalipsis 2 y 3, la iglesia en Tiatira (Ap. 2:18-29).

  La harina que se usa para preparar la ofrenda de harina (Lv. 2:1), representa a Cristo como alimento para Dios y para el hombre. Tresmedidas es la cantidad que se requiere para hacer una comida completa (Gn. 18:6). Por lo tanto, esconder la levadura en tres medidas de harina significa que la Iglesia Católica leudó completamente y de modo oculto todas las enseñanzas acerca de Cristo. Esta es la verdadera condición de la Iglesia Católica Romana. Esto es absolutamente contrario a las Escrituras, las cuales prohíben enfáticamente que se ponga levadura en la ofrenda de harina (Lv. 2:4-5, 11).

  Las dos parábolas de 13:18-21 indican que llegó el jubileo, pero perdió su naturaleza. El reino de Dios es la realidad y el contenido del jubileo, pues sin el reino de Dios no hay jubileo. Hemos recalcado el hecho de que en el jubileo se libera a los cautivos y se recupera el derecho de disfrutar al Dios Triuno. Lo mismo se aplica al reino de Dios. En el reino de Dios los cautivos regresan y recobran la heredad divina. Pero tal como estas parábolas lo indican, en un momento determinado del jubileo, el reino perdió su naturaleza. Por un lado, se desarrolló de tal manera que ya no corresponde a su género; por otro, fue leudado, es decir, su contenido se corrompió. Tal cambio en la naturaleza del jubileo indica que el jubileo se perdió. ¿Dónde está el jubileo entre los muchos cristianos de hoy? Al examinar la situación de hoy, vemos que la cristiandad perdió el verdadero carácter del jubileo.

  Lucas escribió esto a fin de abarcar los diferentes aspectos del jubileo. Por lo tanto, el principio del jubileo debe gobernar nuestro entendimiento del Evangelio de Lucas. La proclamación del jubileo mencionada en el capítulo cuatro es el principio que rige este libro y nuestra interpretación del mismo. Todo lo que se menciona entre el capítulo cuatro y el veinticuatro se relaciona directa o indirectamente con el jubileo. Esto quiere decir que todo lo narrado en estos capítulos se relaciona directa o indirectamente con el reino de Dios, con la liberación de los cautivos y con el recobro de la heredad divina.

  El jubileo, el reino de Dios, fue introducido por medio de la muerte y resurrección de Cristo, y puede verse en Hechos y en las epístolas. Poco después, probablemente antes del fin del primer siglo, empezó a perderse. Finalmente, como lo indican las dos parábolas relatadas en Lucas 13, la naturaleza del jubileo cambió y se perdió.

ENSEÑA EN CAMINO A JERUSALEN EN CUANTO A ENTRAR EN EL REINO DE DIOS

  En 13:22-30 vemos que el Señor enseña en camino a Jerusalén en cuanto a entrar en el reino de Dios. Después de observar varios aspectos relacionados con el jubileo, necesitamos conocer la manera de entrar en el jubileo, o sea, en el reino de Dios. El relato de 13:22-30 concuerda con la manera en que Lucas relaciona varios puntos para mostrarnos ciertos aspectos del jubileo. Aquí nos presenta una porción que revela el camino para entrar en el reino de Dios, en el jubileo.

  En Lucas 13:22-23 dice: “Pasaba Jesús por ciudades y aldeas, enseñando, y encaminándose a Jerusalén. Y alguien le dijo: Señor, ¿son pocos los que se salvan?” Aunque esta pregunta es necia y ambigua, el Salvador-Hombre la contestó de una manera muy clara: “Esforzaos a entrar por la puerta angosta; porque os digo que muchos procurarán entrar, y no podrán” (v. 24). Esto no se refiere sólo a ser salvos, sino a entrar en el pleno jubileo, en el pleno disfrute del reino de Dios, no solamente en esta era sino también en la era venidera.

  En el versículo 25 el Señor añade: “Después que el Dueño de casa se haya levantado y cerrado la puerta, y estando fuera empecéis a llamar a la puerta, diciendo: Señor, ábrenos, El respondiendo os dirá: No os conozco, ni sé de dónde sois”. Aquí la expresión no sé de dónde sois no quiere decir “no me parecéis conocidos; no os conozco”, sino “no os aprecio, no os doy mi aprobación, no os daré ninguna alabanza”.

  En los versículos 26 y 27 el Señor añade: “Entonces comenzaréis a decir: Delante de Ti hemos comido y bebido, y en nuestras calles enseñaste. Pero os dirá: Os digo que no sé de dónde sois; apartaos de Mí todos vosotros, hacedores de injusticia”. Lo que el Señor dice aquí se refiere a los judíos e indica que lo que hacían era injusto.

  En el versículo 28 el Señor dice: “Allí será el llanto y el crujir de dientes, cuando veáis a Abraham, a Isaac, a Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y a vosotros os echen fuera”. Aquí la palabra llanto indica “remordimiento”, y la expresión el crujir de los dientes indica “culparse a sí mismo”. Lo que el Señor dice en cuanto al hecho de estar fuera del reino de Dios se refiere al futuro, al milenio, durante el cual, muchos judíos serán echados del reino de Dios.

  En 13:23 los judíos preguntaron acerca de la salvación. Pero el Señor respondió hablando de participar en el reino de Dios en el milenio, que será la parte más placentera de la plena salvación antes del disfrute de la Nueva Jerusalén en el cielo nuevo y la tierra nueva. (Ap. 21:1-3a, 5-7; 22:1-5).

  Los versículos 29 y 30 concluyen así: “Vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se reclinarán a la mesa en el reino de Dios. Y he aquí, hay postreros que serán primeros, y primeros que serán postreros”. En el versículo 29 el sujeto de “vendrán” es los gentiles. Los gentiles vendrán del oriente y del occidente, del norte y del sur, y se reclinarán a la mesa en el reino de Dios. Esto ocurrirá en la era del reino, es decir, en el milenio. En el versículo 30 los postreros que serán primeros se refieren a los gentiles salvos, quienes recibirán al Salvador antes que algunos de los judíos salvos, y quienes participarán en el reino de Dios en el milenio. Los primeros que serán postreros son los creyentes judíos que creerán en el Señor después de los creyentes gentiles (Ro. 11:25-26). Lo dicho en este versículo se aplica en otro sentido en Mateo 19:30; 20:16 y en Marcos 10:31.

VA HACIA JERUSALEN SIN DETENERSE

  En 13:31-35 tenemos una descripción del Salvador-Hombre que va hacia Jerusalén sin detenerse. El versículo 31 dice: “Aquel mismo día llegaron unos fariseos, diciéndole: Sal, y vete de aquí, porque Herodes te quiere matar”. Esto era una amenaza que los opositores hicieron debido a sus envidias. Pero como veremos, el Señor no se dejó amedrentar.

  El Señor les dijo: “Id, y decid a ese zorro: He aquí, echo fuera demonios y hago curaciones hoy y mañana, y al tercer día soy perfeccionado” (v. 32). La frase griega traducida soy perfeccionado puede traducirse “llego a Mi meta”. La respuesta del Señor indica que El tenía un plan establecido para llevar a cabo Su ministerio, para terminar Su carrera y para alcanzar Su meta por medio de Su muerte y Su resurrección, y que nadie, especialmente Herodes, podía detenerle.

  Es como si el Señor dijera: “Alcanzaré Mi meta. Cumpliré lo que he planeado. Hoy y mañana echo fuera demonios y sano y luego, en el tercer día, en resurrección, seré perfeccionado y alcanzaré Mi meta. No me molestéis ni me amenacéis. Yo soy soberano, y vosotros no podéis hacer nada. ¿Quién es Herodes? El es un zorro. Vosotros le teméis, pero Yo no, porque él está debajo de Mí. Decidle que Yo tengo Mi plan, según el cual, terminaré Mi obra, alcanzaré Mi meta y seré perfeccionado”.

  En el versículo 33 el Señor dijo: “Sin embargo, es necesario que hoy y mañana y pasado mañana siga Mi camino; porque es inadmisible que un profeta muera fuera de Jerusalén”. La amenaza no impidió que el Señor fuera a Jerusalén para llevar a cabo Su muerte redentora. Al contrario, El fue valiente y procedió (Mr. 10:33) a alcanzar la meta de Su ministerio.

  En el versículo 33 parece que el Señor dijera: “Debo seguir Mi viaje hoy, mañana y al día siguiente, puesto que es necesario que muera en Jerusalén. No es admisible que un profeta muera fuera de Jerusalén. No me interrumpan ni me estorben. Tengo una meta, y ésta es morir en Jerusalén. Estoy en camino a alcanzar Mi meta”.

  En 13:34 y 35 el Señor dice: “¡Jerusalén, Jerusalén, que matas a los profetas, y apedreas a los que te son enviados! ¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina a sus polluelos debajo de sus alas, y no quisiste! He aquí, vuestra casa se os deja; y os digo que no me veréis, hasta que llegue el tiempo en que digáis: ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!” Fue Dios quien siempre se preocupó por Jerusalén, como un ave que protege sus polluelos (Is. 31:5; Dt. 32:11-12). Así que, cuando el Señor dijo: “Quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas”, daba a entender que El era Dios mismo.

  En el versículo 35 el Señor dice: “He aquí, vuestra casa se os deja”. Puesto que la palabra casa está en singular, debe de referirse a la casa de Dios, el templo (19:46-47). Era la casa de Dios antes, pero ahora se le llama “vuestra casa” porque lo convirtieron en cueva de ladrones.

  En el versículo 35 el Señor añade: “No me veréis, hasta que llegue el tiempo en que digáis: ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!” Esto será Su segunda venida, cuando todo el remanente de Israel se convertirá, creerá en El y será salvo (Ro. 11:23, 26).

  En 13:31-35 el Señor hace referencia a Su resurrección y Su regreso. Cuando el Señor regrese, traerá el jubileo. ¡Bienaventurado Aquel que viene en el nombre del Señor, Aquel que traerá el disfrute del jubileo en el milenio!

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