El mar Mediterráneo, del cual saldrá el anticristo. Vemos que el anticristo subirá del abismo en Ap. 9:11; 11:7; 17:8. Aquí se nos dice que subirá del mar, como se menciona también en Dn. 7:3. Esto indica que el anticristo saldrá de dos fuentes. Su espíritu, el cual existe en el abismo desde antes que él nazca, subirá de allí. (Véase la nota Ap. 17:8¹, la nota Ap. 17:10¹ y la nota Ap. 17:11¹). Su cuerpo provendrá de alguna de las naciones gentiles de alrededor del mar Mediterráneo. En el lenguaje bíblico, la tierra representa la nación de Israel, y el mar simboliza las naciones gentiles (Ap. 17:15; Is. 57:20).

El hecho de que el anticristo suba del abismo y del mar quizás indique también que el mar es la boca del abismo, dado que el abismo está en el corazón de la tierra (Ro. 10:7; Mt. 12:40) y el mar está sobre la tierra.

Esta bestia, la cual se menciona en Dn. 7:7, es el anticristo. En Ap. 9:11 es el rey de las langostas.

Los diez cuernos y las siete cabezas de la bestia son los del dragón (Ap. 12:3), lo cual indica que la bestia y el dragón son uno solo. Los diez cuernos son los diez reyes que han de venir (Ap. 17:12; Dn. 7:24); las siete cabezas son los siete césares (Ap. 17:10). Los diez cuernos corresponden a los diez dedos de los pies de la gran imagen mencionada en Dn. 2:42-44. Aquí la palabra muestra que el Imperio romano, el anticristo y los diez reyes son uno con Satanás.

Los siete césares simbolizados por las siete cabezas de la bestia afirmaban ser divinos y exigían que su pueblo los adorase como a dioses. Eso fue una verdadera blasfemia contra Dios.

La bestia, el anticristo, es “semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león”. Según Dn. 7:4-6, el leopardo, caracterizado por su velocidad y crueldad, simbolizaba a Alejandro Magno, rey de Grecia. El oso, caracterizado por sus garras destructoras, simbolizaba la monarquía medo-persa. El león, caracterizado por su boca devoradora, simbolizaba a Nabucodonosor, rey de Babilonia. El anticristo, la bestia, por ser semejante a estos tres, tendrá todas las características de ellos, según lo menciona Dn. 7:4-7. Él representa la totalidad de todas las potencias malignas en la historia de la humanidad.

El hecho de que el dragón le dé su poder, su trono y gran autoridad a la bestia indica que él y la bestia llegan a ser uno a fin de que, en nombre del dragón, la bestia pueda resistirse a Dios y perseguir al pueblo de Dios en la tierra.

Una de sus cabezas se refiere a uno de los césares, quien será asesinado y resucitará. La expresión su herida mortal fue sanada significa que ese césar será levantado de la muerte. (Véase la nota Ap. 17:11¹). Por esta razón toda la tierra se maravillará ante él y lo seguirá.

Aquí y en 11:2, los cuarenta y dos meses se refieren a los tres años y medio mencionados en Ap. 12:14, y también a los mil doscientos sesenta días de Ap. 11:3 y Ap. 12:6, que será la duración de la gran tribulación (Mt. 24:21). Al final de esta era el anticristo hará un pacto de siete años con la nación de Israel. Tres años y medio después de haber establecido este pacto, lo romperá y acabará con toda la adoración y servicio que los judíos rindan a Dios (Dn. 9:27), perseguirá a los santos (v. 7) y asolará la santa ciudad (Ap. 11:2) por tres años y medio.

Aquí los santos constituyen el resto de la descendencia de la mujer, como se menciona en Ap. 12:17, la cual está conformada por los judíos, quienes guardan los mandamientos de Dios, y los creyentes, quienes tienen el testimonio de Cristo. Esto prueba que durante la gran tribulación todavía habrá en la tierra creyentes que no habrán sido arrebatados.

O, escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado.

Lit., rollo.

Véase la nota Ap. 13:7¹.

Esta bestia es el falso profeta (Ap. 16:13; 19:20; 20:10).

Esta otra bestia subirá de la tierra. Puesto que la tierra representa la nación de Israel, como se menciona en la nota Ap. 13:1^1a, esta bestia, el falso profeta, saldrá de entre los judíos. Éste tal vez sea Judas Iscariote (Jn. 6:70-71), porque después de morir él fue a “su propio lugar” (Hch. 1:25), y no a su pueblo como los demás (Gn. 25:17; 35:29). Geográficamente, este falso profeta subirá de la tierra, y figurativamente saldrá de entre los judíos.

El falso profeta parece un cordero, pero habla como un dragón. Que él se presente como un cordero pero hable como un dragón, es decir, como Satanás, denota su falsedad.

El falso profeta empleará un poder satánico para hacer grandes señales, como por ejemplo hacer que descienda fuego del cielo, como lo hizo Elías (1 R. 18:36-38); por lo tanto, será muy difícil que la gente distinga entre los verdaderos profetas y el falso profeta (cfr. Ap. 11:5).

Lit., diciendo.

O, espíritu.

Ningún ídolo hecho por el hombre ha sido capaz de hablar (Sal. 115:5); no obstante, este último ídolo podrá hablar como si fuese una imagen viviente. Esto indudablemente será una señal que asombrará a los moradores de la tierra, y hará que todos adoren al ídolo.

Lit., mente.

El número de la bestia es el número de hombre. Este hombre es César Nerón, quien es el anticristo venidero. (Véase la nota Ap. 17:8¹, la nota Ap. 17:10¹ y la nota Ap. 17:11¹). El número representado por las letras hebreas del nombre César Nerón es 666, como sigue:
Νε  — נ  — 50
ρ  — ד  — 200
ω  — ו  — 6
ν  — נ  — 50
   =306
   +
Και  — ק  — 100
σα  — ם  — 60
p  — ד  — 200
   =360
   306+360=666

Puesto que el libro de Apocalipsis fue escrito en tiempos del Imperio romano, Juan no mencionó el nombre de Nerón, sino que lo indicó con un número. Por consiguiente, se necesita sabiduría para entender.