Cuando los demonios poseen a las personas, en realidad es Satanás quien las ata. Por eso, echar fuera al demonio es derrotar a Satanás (Mt. 12:29 y la nota 4).
Cuando los demonios poseen a las personas, en realidad es Satanás quien las ata. Por eso, echar fuera al demonio es derrotar a Satanás (Mt. 12:29 y la nota 4).
El reposo sabático fue ordenado por Dios para que el hombre descansara (Gn. 2:3), y no para que permaneciera bajo cautiverio.
Con respecto a los vs. 18-21, véanse las notas de Mt. 13:31-33.
Una persona del pueblo escogido de Dios.
Véase la nota Mt. 6:22b.
Satanás no solamente usó al espíritu maligno para poseer a la mujer, sino también al gobernante religioso para oponerse a que el Señor la librase. El usurpador emplea mucho la religión para mantener oprimido al pueblo escogido de Dios.
O, toda doblada. Esto puede referirse a la extrema opresión que el demonio ejerce sobre una persona de modo que ella está encorvada o inclinada únicamente hacia el mundo satánico y es incapaz de erguirse para mirar a los cielos.
Véase la nota Mr. 1:231.
Es decir, agota el suelo, tapa la luz del sol, y ocupa espacio (Bengel).
Esto era una amenaza de los opositores.
Esto indica que el Señor tenía un horario establecido para llevar a cabo Su ministerio, para terminar Su carrera, y para alcanzar Su meta por medio de Su muerte y Su resurrección, y que nadie, ni siquiera Herodes, podría impedírselo.
O, termino Mi carrera, alcanzo Mi meta.
Con respecto a los vs. 34-35, véanse las notas de Mt. 23:37-39.
Esta casa (singular en griego) era la casa de Dios, Su templo. Puesto que los judíos habían rechazado al Señor, o sea la venida de Dios en el Hijo, el Señor rechazó el templo, considerándolo casa de los judíos, y se lo dejó a ellos para que sufriera la destrucción que vendría y quedara desolado.
Esta parábola indica que Dios, el dueño, vino en el Hijo buscando fruto del pueblo judío, que es comparado con una higuera (véase la nota Mt. 21:191a) plantada en la tierra prometida de Dios, o sea la viña (cfr. Mt. 21:33 y la nota 1). Él había buscado fruto por tres años (v. 7), y no encontró nada. Él deseaba cortar a los judíos, pero Dios el Hijo, el viñador, oró por ellos, pidiendo que Dios el Padre los tolerara hasta que Él muriera por ellos (cavara la tierra alrededor de la higuera), y les diera “el fertilizante” (abonara la higuera), esperando que entonces se arrepintieran y produjeran fruto; de otro modo, serían cortados. Los versos Lc. 11:29-32, 42-52, que revelan al pueblo judío como una generación maligna, confirman esta interpretación.
Indica que los vs. 6-9 son continuación de los versículos precedentes que tratan sobre el arrepentimiento.
Ahora bien indica que los vs. 1-9, que tratan más ampliamente el asunto del arrepentimiento, son continuación de los últimos versículos del cap. 12. El Señor usó los dos incidentes de los vs. 1-5 para recordarles a los judíos que ése era el momento en que ellos debían arrepentirse; de no ser así, todos perecerían como las víctimas de aquellos dos incidentes.
Véase la nota Mt. 7:141a.
O, tendrán la fuerza suficiente.
Véase la nota Mt. 8:123b.
Véase la nota Lc. 4:432. Los judíos preguntaron acerca de la salvación (v. 23). Pero el Señor respondió hablando de participar en el reino de Dios en el milenio (véase la nota Mt. 8:112), el cual será la parte más deleitosa de la plena salvación de Dios antes del disfrute de la Nueva Jerusalén en el cielo nuevo y la tierra nueva (Ap. 21:1-3, 5-7; 22:1-5).
Se refiere a los gentiles salvos, quienes recibirán al Salvador antes que algunos de los judíos salvos, y quienes participarán en el reino de Dios en el milenio (v. 29).
Se refiere a los judíos que creerán en el Señor después de que crean los gentiles (Ro. 11:25-26). Lo dicho en este versículo se aplica en otro sentido en Mt. 19:30; 20:16 y Mr. 10:31 (véase la nota Mt. 20:161a).
Lc. 3:1; 9:7, 9; Mt. 14:1-13