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Capítulos de libros «Levítico»
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  • Las fiestas tenían como finalidad proporcionar reposo y disfrute, lo cual tipifica a Cristo como nuestro reposo y disfrute. Que las fiestas sean mencionadas en este libro, un libro que trata sobre el sacerdocio de Dios para el servicio de Dios en comunión con Él, indica que el servicio sacerdotal que brindamos a Dios redunda en que experimentemos a Cristo —como reposo y disfrute— juntamente con Dios y unos con otros. Estas fiestas fueron dispuestas por Dios para que Su pueblo reposara con Él y se gozara con Él, para que disfrutase con Él y unos con otros de todo lo que Él ha provisto a Su pueblo redimido. Este reposo y disfrute no era una experiencia individual, sino corporativa.

  • Las fiestas señaladas por Jehová eran santas convocaciones, asambleas especiales del pueblo de Dios convocadas con un propósito particular y especial. Ellas representan las reuniones en que los creyentes, congregados como la iglesia (véase la nota Ef. 1:224c), experimentan corporativamente el reposo y disfrute de Cristo ante Dios, con Dios y los unos con los otros.

  • La fiesta semanal, el Sábado, representa el reposo que el pueblo redimido por Dios disfruta con Dios y los unos con los otros. Este Sábado, este reposo, era “dedicado a Jehová”, lo cual significa que este reposo tenía como finalidad que Dios se gozara y disfrutara, en lo cual participaba Su pueblo redimido. Éste es también el significado principal de todas las siete fiestas anuales (vs. 7-8, 21, 25, 28, 31-32, 35-36, 39).

  • Había siete fiestas anuales. Siete es el número de plenitud, lo cual significa que las siete fiestas anuales eran celebradas en la plenitud de las riquezas de Dios. Cristo es la realidad del Sábado (v. 3) así como de todas las fiestas anuales (Col. 2:16-17).

  • Lit., entre los dos anocheceres; probablemente refiriéndose al período entre la puesta del sol y la completa oscuridad.

  • Con respecto a la Fiesta de la Pascua (v. 5) y la Fiesta de los Panes sin Levadura (vs. 6-8), véanse las notas de Éx. 12.

  • Tener una santa convocación el primer día y el último día (v. 8) de la Fiesta de los Panes sin Levadura, sin hacer ningún tipo de trabajo, significa que disfrutamos corporativamente a Cristo, sin aportar labor humana, desde el primer día hasta el último día del curso de nuestra vida cristiana.

  • Presentar a Jehová ofrenda por fuego durante siete días (un período de tiempo completo) significa ofrecerle Cristo a Dios como Su alimento continuamente durante el curso completo de nuestra vida cristiana. En la mesa del Señor declaramos al universo entero que todos los días de la semana ingerimos a Cristo como nuestro alimento sin levadura, como nuestro suministro de vida ajeno al pecado (1 Co. 5:7-8), y que venimos a la mesa con Él. Entonces, ofrecemos a Dios para Su satisfacción a Aquel que hemos disfrutado como alimento.

  • La tercera fiesta anual, la Fiesta de las Primicias, representa al Cristo resucitado como las primicias (1 Co. 15:20), al cual disfrutamos como una fiesta en Su resurrección (véase la nota 1 Co. 15:202b y la nota Mt. 27:531). Cristo fue crucificado durante la Fiesta de la Pascua (Mr. 14:12 y la nota 2) y fue resucitado al tercer día (1 Co. 15:4), el día después del Sábado (v. 11; Jn. 20:1). La resurrección de Cristo fue el cumplimiento de la Fiesta de las Primicias y es la realidad de dicha fiesta.

  • Que la gavilla de las primicias fuese mecida delante de Jehová a fin de ser aceptada por Él significa que Cristo fue resucitado para que nosotros fuésemos justificados delante de Dios y aceptados por Dios (Ro. 4:25b).

  • Que el día de la ofrenda mecida se ofreciera como holocausto un cordero macho de un año, sin defecto, significa que el Cristo resucitado —Aquel que es fresco, tierno, manso, fuerte y sin defecto— es ofrecido a Dios como holocausto absolutamente entregado a Dios. Esta ofrenda no solamente implica a Cristo mismo, sino también a todos Sus creyentes, los cuales fueron resucitados en Él y con Él (Ef. 2:6). Habiendo sido ofrecidos a Dios como holocausto en Cristo y con Cristo, los creyentes pueden llevar una vida de absoluta entrega a Dios.

  • Aquí la ofrenda de harina representa al Cristo resucitado como nuestra ofrenda de harina, que está mezclada con el Espíritu que unge, la cual es ofrecida como alimento a Dios en la resurrección de Cristo en calidad de aroma que satisface a Dios.

  • Las cinco ofrendas básicas descritas en Levítico 1:1—6:7 tipifican diversos aspectos de lo que Cristo es para Dios en beneficio nuestro. La libación era añadida a las ofrendas básicas y derramada sobre una de ellas (Nm. 15:1-10; 28:7-10). La libación que era ofrecida con el holocausto (v. 12) y con la ofrenda de harina en la Fiesta de las Primicias representa al Cristo resucitado en Su vida humana (Su vida de entrega absoluta a Dios y Su derramamiento en la cruz, Is. 53:12b; Fil. 2:5-8), el cual fue ofrecido a Dios en Su resurrección para disfrute de Dios. Cfr. Fil. 2:17 y la nota 1; 2 Ti. 4:6 y la nota 1.

  • Esto significa que el Cristo resucitado ascendió a los cielos y fue ofrecido a Dios con todos los frutos en Su resurrección a fin de ser alimento de Dios para Su satisfacción primero (Jn. 20:17 y la nota 1); luego, Él llegó a ser el suministro que satisface a los hombres.

  • O, semanas. La Fiesta de las Primicias era seguida por la Fiesta de Pentecostés, también llamada la Fiesta de las Semanas (Dt. 16:10) y la Fiesta de la Siega (Éx. 23:16).

  • Véase Hch. 2:1 y la nota. La Fiesta de Pentecostés era la fiesta del quincuagésimo día, el cual se determinaba contando desde el día después del Sábado —cuando la gavilla de la ofrenda mecida era traída a Dios (v. 11)— hasta el día después del séptimo Sábado (v. 15). Esto representa la resurrección de Cristo en su plenitud séptuple que llega al ámbito de completa plenitud y asume plenamente toda responsabilidad, según lo representa el número cincuenta (compuesto de diez veces cinco, donde diez significa plenitud y cinco significa responsabilidad), para el testimonio de la resurrección.

    En el día de Pentecostés en tiempos del Nuevo Testamento, la consumación del Dios Triuno —el Espíritu todo-inclusivo, vivificante y compuesto del Dios Triuno procesado, que es la totalidad del Dios Triuno— fue derramado sobre los ciento veinte discípulos en calidad de representantes del Cuerpo de Cristo. Como resultado de este derramamiento del Espíritu de Dios en Su aspecto económico comenzó a existir el Cuerpo de Cristo, que es el aumento, el agrandamiento, del ilimitado Cristo individual, quien así llegó a ser el Cristo corporativo y universal (1 Co. 12:12-13), el cual es la mezcla del Dios Triuno procesado y consumado con Su pueblo escogido y redimido, cuya consumación final será la Nueva Jerusalén.

  • Que se ofreciera a Jehová una nueva ofrenda de harina (v. 16) compuesta por dos panes cocidos con levadura como primicias para Jehová significa que el Cristo correspondiente a la etapa de las primicias (flor de harina sin levadura) ha sido hecho la iglesia, el Cuerpo de Cristo, en dos secciones correspondientes a la etapa de Pentecostés (los dos panes, 1 Co. 10:17), y ha sido ofrecido a Dios como nueva ofrenda de harina para Su satisfacción. Una de las secciones está compuesta por los creyentes judíos (Hch. 2:1-4) y la otra por los creyentes gentiles (Hch. 10:34-48). Ambas secciones tenían pecados (representado por la levadura) en ellos (cfr. Hch. 5:1-11; 6:1).

    Que estos dos panes también fuesen primicias para Jehová indica que no solamente Cristo, sino también la iglesia, son las primicias. Cristo, como flor de harina, era las primicias en el día de la resurrección (1 Co. 15:20; Jn. 20:17). A la postre, esta flor de harina se convirtió en los dos panes ofrecidos el día de Pentecostés. Según la tipología, esto indica que Cristo ha llegado a ser la iglesia, que la iglesia es el agrandamiento de Cristo (Jn. 3:29-30; 1 Co. 12:12; Col. 3:10-11).

  • Presentar el holocausto, la ofrenda de harina y la libación junto con el pan significa que la iglesia en el día de Pentecostés era un hombre corporativo ofrecido a Dios como holocausto que lleva una vida de absoluta entrega a Dios, vida que es una ofrenda de harina mezclada con levadura —los pecados— y es también una libación (al derramar su vida para Dios muriendo como mártir, Fil. 2:17; 2 Ti. 4:6), a fin de ser ofrenda presentada por fuego y aceptada por Dios al ser consumida para satisfacción de Dios y de los hombres.

  • Que la ofrenda por el pecado y la ofrenda de paz fuesen ofrecidas como ofrenda mecida (v. 20) junto con el pan significa que debido a sus pecados (cfr. Hch. 5:1-11), la iglesia en el día de Pentecostés necesitaba de Cristo como su ofrenda por el pecado y, para restablecer la comunión del hombre con Dios y de los hombres entre sí, necesitaba de Cristo como su ofrenda de paz. Al mismo tiempo, ella disfrutaba a Cristo como su ofrenda mecida, como Aquel que fue resucitado (mecido) para Dios por causa del disfrute de la iglesia.

  • Esto representa al pueblo redimido por Dios que, como iglesia, disfruta a Cristo junto con Dios sin necesitar del aporte de la labor humana.

  • Que se dejase parte de la mies en los rincones de los campos y que la rebusca de la mies fuese dejada para los pobres y peregrinos significa que en la Fiesta de Pentecostés, la gracia de Cristo en Su resurrección tiene un excedente del cual los gentiles pueden participar. Véase Rt. 2:2-3 y las notas; cfr. Mt. 15:21-28 y las notas.

  • La Fiesta del Toque de Trompetas significa que Dios convoca a Su pueblo que estaba esparcido (los israelitas dispersos) y les recuerda que les haría tal llamado (Mt. 24:31; cfr. Is. 27:13; Sal. 81:3). Esta fiesta se celebraba el primer día del séptimo mes, al inicio de la segunda mitad del año, lo cual representa la segunda mitad de la redención efectuada por Dios, que sería realizada con Israel, habiendo sido realizada la primera mitad con la iglesia. El intervalo entre la Fiesta de Pentecostés y la Fiesta del Toque de Trompetas representa la era de la iglesia, la era de misterio, la cual abarca desde el día de Pentecostés, cuando la iglesia comenzó a existir, hasta el retorno del Señor, cuando Dios llamará a los judíos dispersos para que retornen a la tierra de sus padres. El llamado de Dios a Su pueblo para que retorne de su diáspora hará que ellos reciban una convocación santa, la cual representa su retorno a Dios (arrepentimiento) y conversión en un solo pueblo corporativo. Esto será un recordatorio y un descanso para el pueblo reunido por Dios, en el cual ellos podrán ofrecer Cristo a Dios como Su alimento para satisfacción tanto de Dios como del hombre (v. 25).

  • En términos espirituales, tocar las trompetas significa proclamar el evangelio a fin de llamar a los pecadores al arrepentimiento y a la salvación (cfr. la nota Lv. 25:91a), y la expiación representa la redención efectuada por Cristo (véase la nota Lv. 16:11). La Fiesta de la Expiación venía poco después de la Fiesta del Toque de Trompetas, la cual conlleva que Israel se arrepienta y retorne a Dios. Esto significa que el día de la redención del hombre sigue después del anuncio que, a manera de toque de trompetas, se hace del evangelio con el correspondiente arrepentimiento del hombre en reacción a dicha proclamación. La Fiesta de la Expiación es de doble aplicación: en términos espirituales, dicha fiesta ha sido aplicada a los creyentes neotestamentarios, y literalmente, se aplicará en el futuro a los judíos.

  • Que las personas afligieran sus almas y trajeran una ofrenda por fuego a Jehová (vs. 27c, 29) representa su lamentación, arrepentimiento y pena por su pecado, así como el hecho de ofrecer Cristo a Dios como alimento para satisfacción tanto de Dios como del hombre. Esto es lo que harán los judíos cuando retorne el Señor Jesús (Zac. 12:10-14; Mt. 24:30; Ap. 1:7).

  • Que se ordenase al pueblo no hacer ningún trabajo, sino disfrutar de un Sábado de reposo completo (vs. 28, 30-32a), significa que el pueblo redimido por Dios no tiene necesidad de labor alguna para lograr su redención, sino que debe reposar en la redención que Dios logró para ellos a fin de que, así, Dios también pueda reposar en Sus redimidos.

  • La Fiesta de la Recolección (Éx. 23:16b). Véase la nota Éx. 23:162b.

  • Lit., Enramadas.

  • Aquí los siete días representan un período completo de días, los mil años del milenio.

  • Que se presentase ofrenda por fuego a Jehová durante siete días representa el hecho de ofrecer un día tras otro a Cristo como alimento para Dios a fin de satisfacer tanto a Dios como al hombre. Según esta tipología, durante el milenio todos los días se le presentará una ofrenda a Dios representando que Cristo es alimento para Dios en nuestras experiencias, el cual le es ofrecido a Dios para Su satisfacción a fin de que Él y nosotros disfrutemos mutuamente de reposo.

  • Esto significa que el pueblo de Dios, una congregación sagrada, ofrece Cristo en resurrección (representado por el octavo día, Jn. 20:1) como alimento para Dios a fin de satisfacer a Dios y al hombre, sin necesidad de realizar labor alguna sino en reposo. Esto indica que durante los mil años del milenio tanto Dios como Su pueblo redimido disfrutarán de reposo. Véase la nota He. 4:91.

  • Esto significa que el milenio vendrá después de la cosecha de aquello que Dios desea obtener en la tierra mediante las tres dispensaciones anteriores al milenio: la dispensación anterior a la ley (de Adán a Moisés, Ro. 5:14), la dispensación de la ley (desde Moisés hasta la primera venida de Cristo, Jn. 1:17) y la dispensación de la iglesia (desde Pentecostés hasta la segunda venida de Cristo, Hch. 1:11). El milenio, la era del reino (Ap. 20:4, 6), será la cuarta y final dispensación del cielo viejo y la tierra vieja. Esta dispensación introducirá el cielo nuevo y la tierra nueva junto con la Nueva Jerusalén por la eternidad (Ap. 21:1-3).

  • O, fruto. Los árboles representan la humanidad de Cristo (véase la nota 1 R. 6:151). Los árboles mencionados en este versículo retratan la rica, hermosa, nutritiva e imperecedera escena conformada por los diversos aspectos de la humanidad de Cristo, la cual es expresada durante el milenio en las vidas de los vencedores procedentes del pueblo redimido por Dios.

  • Véase la nota Ap. 7:94d.

  • El milenio venidero será la conclusión de todo lo que Dios hizo con Su pueblo redimido durante el curso completo de todas las eras, las dispensaciones, en Su vieja creación. Que el pueblo habitase bajo enramadas indica que durante las cuatro dispensaciones correspondientes a la vieja creación, el hombre no podrá tener una morada firme. Al final, para el pueblo redimido por Dios, los presentes tabernáculos portátiles se convertirán en un tabernáculo firme: la Nueva Jerusalén con sus doce fundamentos (He. 11:8-10; Ap. 21:2-3, 14). Véase la nota Jn. 7:21a, párr. 3.

  • Lit., generaciones.

  • Las siete fiestas descritas en este capítulo están divididas en dos grupos, cuatro en el primero y tres en el segundo. Las cuatro fiestas del primer grupo se celebran durante la primera mitad del año, que representa el tiempo en que Cristo murió, resucitó y ascendió para derramar el Espíritu Santo. Las tres fiestas del segundo grupo se celebran en el séptimo mes del año, que representa el tiempo de la segunda venida de Cristo. Según su cumplimiento dispensacional, las primeras cuatro ya fueron celebradas, y las últimas tres serán celebradas en el futuro. La Fiesta de la Pascua se cumplió el día de la muerte de Cristo (Mt. 26:2, 17-19, 26-28; 1 Co. 5:7). La Fiesta de los Panes sin Levadura se cumple durante la era de la iglesia (1 Co. 5:7-8). La Fiesta de las Primicias se cumplió el día de la resurrección de Cristo (1 Co. 15:20), cuando los miembros de Cristo fueron producidos para formar la iglesia (1 P. 1:3; Ef. 2:6). La Fiesta de Pentecostés se cumplió cincuenta días después de la resurrección de Cristo, el día del derramamiento del Espíritu Santo (Hch. 2:1-4; cfr. Hch. 1:3), cuando el Cristo resucitado y ascendido —como Espíritu vivificante, todo-inclusivo y consumado— se derramó sobre Sus miembros para formar la iglesia. La Fiesta del Toque de Trompetas se cumplirá en la segunda venida de Cristo (Mt. 24:31). La Fiesta de la Expiación se cumplirá el día que Israel retorne a Dios, después de haber regresado a la tierra de sus padres (Ro. 11:26-27; Zac. 12:10-14). La Fiesta de los Tabernáculos se cumplirá en el milenio venidero, por mil años (Ap. 20:4-6), y será la conclusión de todas las eras correspondientes a la vieja creación de Dios con miras a la venida del cielo nuevo y la tierra nueva, cuyo centro es la Nueva Jerusalén (Ap. 21:1-2).

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