Mensaje 8
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Lectura bíblica: 1 P. 1:10-12
El tema de 1 Pedro 1:3-25 es la plena salvación del Dios Triuno y sus resultados. En los versículos del 3 al 9 se nos dice que el Padre nos regeneró para una esperanza viva; los versículos del 10 al 12 nos hablan de la aplicación del Espíritu; y los versículos del 13 al 25, de la obra redentora de Cristo. En este mensaje veremos que la aplicación del Espíritu se lleva a cabo mediante el profetizar de los profetas y la predicación de los apóstoles.
Según lo que Pedro dice en 1:10-12, el Espíritu llevó a cabo Su obra de aplicación primeramente mediante el profetizar de los profetas del Antiguo Testamento, y, en segundo lugar, mediante la predicación de los apóstoles del Nuevo Testamento. Con esto vemos que el Espíritu se valió de dos grupos de personas para aplicar la plena salvación de Dios a Su pueblo escogido.
Una vez más, vemos que la temática de los escritos de Pedro es muy amplia. Además, su contenido es rico y todo-inclusivo. Aunque Pedro escribió solamente ocho capítulos, que no es mucho en comparación con todo lo que Pablo escribió, incluyó en dichos capítulos las riquezas divinas. Puede ser que Pedro, respecto al manejo que tenía del idioma griego, estuviera en un nivel inferior al de Pablo. Sin embargo, yo admiro el denuedo con que Pedro escribió. Sin preocuparse por mostrar una buena gramática, un buen vocabulario o un buen estilo de composición, Pedro encontró la manera de comunicar las riquezas divinas en sus escritos.
Es posible que la primera vez que leemos 1:10-12, pensemos que estos versículos no son muy profundos. Sin embargo, cuanto más los leamos y los oremos-leamos, de modo que logremos profundizar en el contenido de estos versículos, más nos percataremos de lo profundo que es lo que Pedro dice en ellos. Un ejemplo de la profundidad de los escritos de Pedro es lo que él dice en el versículo 11 acerca de que los profetas escudriñaron en qué clase de época sufriría Cristo.
En 1 Pedro 1:10 leemos: “Acerca de esta salvación los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron”. Aquí Pedro, siguiendo el ejemplo del Señor (Lc. 24:25-27, 44-46), cita a los profetas del Antiguo Testamento para confirmar su enseñanza tocante a la salvación revelada en el Nuevo Testamento.
En el versículo 10 Pedro dice que los profetas profetizaron de “la gracia destinada a vosotros”. En este versículo la “gracia” es un sinónimo de la “salvación”. También en 1:13 la gracia se refiere a la salvación de Dios. Juan 1:14 dice que el Verbo se hizo carne y fijó tabernáculo entre nosotros, lleno de gracia. Esta gracia es Dios mismo, en el Hijo, dado a nosotros para que lo disfrutemos. En 1 Corintios 15:10 Pablo dice: “Pero por la gracia de Dios soy lo que soy; y Su gracia para conmigo no ha sido en vano, antes he trabajado mucho más que todos ellos; pero no yo, sino la gracia de Dios conmigo”. La gracia, la cual Pablo menciona tres veces en este versículo, es el Cristo resucitado que llegó a ser el Espíritu vivificante para introducir en nosotros al Dios procesado en resurrección como nuestra vida y suministro de vida, a fin de que vivamos en resurrección. Por lo tanto, la gracia es el Dios Triuno hecho la vida y el todo para nosotros.
En 1:11 Pedro, refiriéndose a los profetas, añade: “Escudriñando qué tiempo y qué clase de época indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos, el cual testificaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias que vendrían tras ellos”. El escrutinio de los profetas fue la manera en que el Espíritu aplicó de antemano la salvación de Dios en el Antiguo Testamento. Los profetas del Antiguo Testamento escudriñaban en qué tiempo y en qué clase de época, según lo indicaba el Espíritu que estaba en ellos, tendría lugar la obra maravillosa que Cristo realizaría por medio de Sus sufrimientos y Sus glorias. Finalmente les fue revelado que aquellas maravillas no las ministraban para sí mismos, sino para los creyentes neotestamentarios (v. 12).
En el versículo 11 Pedro dice que los profetas escudriñaron no sólo el tiempo, sino además la clase de época. Aunque es relativamente fácil entender la frase “cuál época”, es difícil entender lo que Pedro quiso decir con la expresión “qué clase de época”. ¿Acaso hay clases o categorías de épocas? Puede ser que no entendamos esta expresión y nos preguntemos qué es lo que Pedro quiere decir.
La expresión “clase de época” puede referirse a la condición de la época. Por ejemplo, a veces describimos la clase de tiempo que hemos pasado realizando cierta actividad o le pedimos a alguien que nos diga cómo le fue en determinada actividad. Así que, preguntaríamos: “Dime cómo estuvo tu tiempo con tu padre hoy, ¿la pasaste bien? ¿Pasaste un tiempo agradable con él?”. Por otra parte, la frase “clase de época” también podría hacer referencia a una de las estaciones del año, como por ejemplo al invierno, que es la época de frío, o al verano, que es la época de calor. Espero que estos ejemplos nos ayuden a entender un poco lo que Pedro quiso decir cuando usó la expresión “clase de época”.
Con relación a la venida de Cristo y a Sus sufrimientos, los profetas no sólo escudriñaron en cuál época sucederían estas cosas, sino también en qué clase de época ellas ocurrirían. Hay varios versículos en las profecías del Antiguo Testamento que indican que el Ungido de Dios, el Mesías, Cristo, sufriría para salvar al pueblo de Dios y para cumplir el propósito de Dios. Según estas profecías, era necesario que sufriera el Ungido de Dios, Aquel a quien Dios había designado para que cumpliera Su comisión. Los profetas de la antigüedad sabían esto, y dedicaron un tiempo considerable indagando cuándo sufriría el Mesías. Esto quiere decir que ellos procuraban saber en qué tiempo sufriría Él. Además, también escudriñaron en qué clase de época sucedería esto. ¿Sería durante una época que se puede comparar al invierno o durante una época que se podría comparar al verano? Es por ello que en 1:11 Pedro habla de la clase de época.
Hemos visto que la característica de Pedro en sus escritos es el uso de expresiones particulares, e incluso de expresiones peculiares. En vez de decir sangre, él usa la expresión la sangre preciosa; en vez de simiente, dice la simiente incorruptible; en vez de decir solamente qué tiempo, añade qué clase de época. Lo que Pedro expresa en el versículo 11 no fue algo que simplemente le vino a la mente; más bien, fue algo basado en el Antiguo Testamento. Pedro ciertamente tenía un fundamento, una base, para todo lo que decía. Así que, al hablar de la clase de época, él se estaba basando en el Antiguo Testamento.
Pedro estimaba el Antiguo Testamento como un tesoro, y nosotros, los que estamos hoy en el recobro del Señor, ciertamente valoramos mucho la Biblia. Una característica sobresaliente del recobro del Señor es que valoramos mucho la Palabra de Dios e invertimos mucho tiempo leyéndola y estudiándola. Muchos de nosotros llevamos años leyendo la Biblia diligentemente y con mucha sobriedad, especialmente desde que vinimos al recobro. Por consiguiente, quisiera hacer una pregunta especialmente a aquellos que han estado leyendo la Biblia con la debida seriedad: ¿Qué versículo del Antiguo Testamento nos habla de la clase de época en que ocurrieron los sufrimientos de Cristo y Su glorificación? Es fácil encontrar un versículo que nos hable del tiempo. Por ejemplo, Daniel 9:26 dice: “Y después de las sesenta y dos semanas se quitará la vida al Mesías”. Las palabras “se quitará la vida” se refieren a la crucifixión de Cristo. Daniel 9:25 habla de “siete semanas, y sesenta y dos semanas”. Esto nos da un total de sesenta y nueve semanas, o cuatrocientos ochenta y tres años. Según estos versículos, cuatrocientos ochenta y tres años después de que se diera la orden para reedificar la ciudad de Jerusalén, le sería quitada la vida al Mesías, a Cristo, es decir, sería crucificado. Esto indica en qué tiempo o en cuál época sufriría Cristo. Estas cosas sucederían al cumplirse la semana sesenta y nueve.
Aunque tenemos estos versículos relacionados con el tiempo en que Cristo sufriría, es muy difícil encontrar un versículo que nos hable de la clase de época en que esto sucedería. Mientras escribía las notas para la Versión Recobro de 1 Pedro, se me hizo extremadamente difícil explicar la palabra “clase” del versículo 11. Sentía como si una gran piedra me estuviera moliendo. Así que me tomó mucho tiempo y esfuerzo entender este versículo. (En el próximo mensaje veremos los versículos relacionados con la frase “qué clase de época”.) Los versículos del 10 al 12 no son nada superficiales, sino profundos y difíciles de entender. Por consiguiente, nunca debemos menospreciar a Pedro como escritor ni pensar que él era una persona superficial.
La salvación mencionada en el versículo 10 se refiere a la salvación del alma mencionada en el versículo anterior. La frase “la salvación de vuestras almas” alude a una salvación plena. No se refiere a la salvación inicial, sino a una salvación consumada, a una salvación plena. Además, como ya dijimos, en el versículo 10, la salvación y la gracia son sinónimas; por ende, la gracia aquí se refiere a la plena salvación que Dios nos ha otorgado. Muchos cristianos definen la gracia como un mero favor inmerecido. ¡Cuán superficial es esta definición! La gracia de la que nos habla la Biblia no es meramente cierta clase de favor inmerecido, sino que es un término equivalente a la salvación completa.
En el versículo 10 Pedro también nos dice que los profetas inquirieron e indagaron. En el versículo 11 él alude al escrutinio ejercido por los profetas. Todas estas palabras nos muestran que había cierta búsqueda. Si leemos el Antiguo Testamento, de Génesis a Malaquías, veremos que todos los santos del Antiguo Testamento eran buscadores. Yo creo que la búsqueda de ellos era mucho más intensa que la nuestra. En particular, los profetas indagaban y escudriñaban qué clase de época les indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos. Citemos una vez más la primera parte de lo que Pedro dice en el versículo 11: “Escudriñando qué tiempo y qué clase de época indicaba el Espíritu de Cristo que estaba en ellos”. La composición aquí es muy poco elegante; con todo, esta expresión que Pedro usa es maravillosa y le ha resultado muy útil a Dios. ¿Qué indica esta maravillosa expresión? Indica que mientras los profetas escudriñaban, el Espíritu de Cristo estaba dentro de ellos.
Tal vez los confunda la frase “el Espíritu de Cristo” que aparece en el versículo 11. Al leer este versículo, tal vez algunos digan: “Hermano Lee, usted nos ha dicho muchas veces que según Juan 7, aún no había el Espíritu antes de la glorificación de Cristo. Nos dijo que antes de la glorificación de Cristo, el Espíritu era únicamente el Espíritu de Dios con divinidad y que no tenía los elementos de la humanidad ni de la muerte y la resurrección de Cristo. Usted nos enseñó que el Espíritu de Dios aún no poseía todos estos elementos. Sin embargo, hermano Lee, Pedro contradice su enseñanza aquí, pues nos dice que en la época del Antiguo Testamento, el Espíritu de Cristo ya estaba en los profetas. ¿Qué dice usted al respecto?”. De hecho, he recibido cartas en las que me preguntan sobre cuestiones similares. En 1:11 Pedro dice claramente que mientras los profetas inquirían y escudriñaban, el Espíritu de Cristo estaba en ellos. Así que, debemos examinar este asunto muy detenidamente para entenderlo correctamente.
El altamente respetado manuscrito Vaticano omite las palabras “de Cristo”. Esta omisión concuerda con la revelación del Nuevo Testamento con respecto al Espíritu. Sin embargo, los otros manuscritos de autoridad reconocida incluyen en su texto la expresión “de Cristo”. En la revelación del Nuevo Testamento, el Espíritu de Cristo se refiere al Espíritu después de la resurrección de Cristo (Ro. 8:9-11). Antes de la resurrección de Cristo, el Espíritu sólo era el Espíritu de Dios, todavía no había llegado a ser el Espíritu de Cristo (Jn. 7:39). El Espíritu de Cristo es el Espíritu de Dios que fue producido mediante la muerte y la resurrección de Cristo y llegó a estar constituido de ellas, para que ambas pudieran ser aplicadas e impartidas a Sus creyentes. Aunque el Espíritu de Cristo fue producido dispensacionalmente en la época del Nuevo Testamento mediante la muerte y la resurrección de Cristo, y llegó a estar constituido de ellas, no obstante, su función es eterna, ya que Él es el Espíritu eterno (He. 9:14). Es semejante a la crucifixión de Cristo: como evento, la crucifixión se llevó a cabo cuando Cristo murió, pero, en cuanto a la función que cumple, es eterna. Por consiguiente, conforme a la perspectiva eterna de Dios, Cristo fue inmolado desde la fundación del mundo (Ap. 13:8). En los tiempos del Antiguo Testamento, a los profetas que inquirían y diligentemente indagaban acerca de los sufrimientos y las glorias de Cristo, el Espíritu de Dios, como Espíritu de Cristo, les declaró el tiempo y la clase de época en que ocurrirían la muerte y la resurrección de Cristo.
Tocante a la frase “de Cristo”, hay, como hemos señalado, diferencias en los manuscritos. Al traducir la Biblia, debemos estudiar los manuscritos. Sólo cuando tenemos los manuscritos apropiados, tenemos la base correcta para hacer una traducción. Aunque en el manuscrito Vaticano no se encuentra la frase “de Cristo”, ésta sí aparece en otros. Es correcto seguir los manuscritos que incluyen esta frase. Lo más importante que debemos captar es que el proceso por el cual el Espíritu de Dios llegó a ser el Espíritu de Cristo se llevó a cabo después de la resurrección de Cristo. Esto significa que el Espíritu de Cristo fue producido dispensacionalmente. Sin embargo, la función que cumple el Espíritu de Cristo es eterna, pues Él es el Espíritu eterno.
Como ya hemos señalado, la formación del Espíritu es semejante a la crucifixión de Cristo. ¿Cuándo fue crucificado Cristo? Según los hechos históricos, Cristo fue crucificado hace más de mil novecientos años; pero, según Apocalipsis 13:8, Cristo fue inmolado desde la fundación del mundo. Las palabras de Apocalipsis 13:8 tienen que ver con la perspectiva de Dios. A los ojos de Dios, Cristo fue inmolado desde la fundación del mundo. No obstante, según la historia, Cristo fue crucificado hace poco más de mil novecientos años. Así que, como evento histórico, la crucifixión de Cristo aconteció hace más de mil novecientos años; pero, en cuanto a su función, la muerte de Cristo tiene una eficacia eterna, y según la perspectiva de Dios, Cristo fue inmolado desde la fundación del mundo. El mismo principio se aplica al proceso mediante el cual el Espíritu de Dios llegó a ser el Espíritu de Cristo. El Espíritu de Cristo no llegó a ser constituido tal sino hasta después de la resurrección de Cristo; sin embargo, la función de este Espíritu es eterna.
La redacción un tanto torpe de Pedro nos permite ver que, mientras los profetas escudriñaban, el Espíritu de Cristo estaba operando en ellos. Del mismo modo, si nosotros acudimos a la Palabra santa con un corazón que busca al Señor, inmediatamente el Espíritu de Cristo obrará también en nosotros. Puedo testificar de esto por experiencia. Muchas veces, mientras estudiaba, indagaba e incluso escudriñaba las Escrituras, el Espíritu de Cristo me aclaraba las cosas. Gracias a la operación del Espíritu de Cristo en mí, podía ver cosas que excedían mi capacidad de ver. ¡Alabado sea el Señor porque mientras escudriñamos la Palabra, el Espíritu de Cristo opera dentro de nosotros!