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Mensajes del libro «Estudio-Vida de 1 Timoteo»
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Mensaje 1

LA ECONOMÍA DE DIOS EN CONTRASTE CON LAS ENSEÑANZAS DIFERENTES

  Lectura bíblica: 1 Ti. 1:1-17

  Con este mensaje daremos inicio a una serie de mensajes de estudio-vida sobre 1 Timoteo, 2 Timoteo, Tito y Filemón. En previos estudios-vida abarcamos seis epístolas escritas por Pablo: Romanos, Hebreos, Efesios, Colosenses, Gálatas y Filipenses. En estos seis libros se revelan las verdades fundamentales y cruciales acerca de Cristo y la iglesia. Las otras cuatro epístolas escritas por Pablo son: 1 y 2 Corintios y 1 y 2 Tesalonicenses.

  De las catorce epístolas escritas por Pablo, Gálatas, Efesios, Filipenses, Colosenses, Romanos y Hebreos son muy básicas y se les puede considerar como un solo grupo. Asimismo, 1 y 2 Timoteo, Tito y Filemón pueden ser consideradas como otro grupo. No nos cabe duda de que la secuencia que siguen los libros del Nuevo Testamento es conforme a la soberanía de Señor, y que, según este orden soberano, estos cuatro libros —1 y 2 Timoteo, Tito y Filemón— aparecen juntos como un solo grupo.

  Quizás usted se pregunte de qué manera las otras cuatro epístolas de Pablo —1 y 2 Corintios y 1 y 2 Tesalonicenses— se relacionan con los anteriores grupos de escritos. El primer grupo, compuesto por seis libros, contiene la revelación básica acerca de Cristo y la iglesia, mientras que el segundo grupo, compuesto de cuatro libros, trata acerca de la economía de Dios en cuanto a la iglesia. En este grupo se abarca la economía de Dios con respecto a la iglesia. Los libros de 1 y 2 Corintios fortalecen estos dos grupos de epístolas. En estos dos libros se nos revelan más ricos aspectos acerca de Cristo y la iglesia. Por una parte, en 1 y 2 Corintios encontramos más de las riquezas de Cristo; por otra, estos libros confirman la economía de Dios respecto a la iglesia. ¿Qué podríamos decir entonces acerca de 1 y 2 Tesalonicenses? En estas epístolas Pablo nos muestra cuál es nuestra esperanza, la esperanza de gloria, que es la manifestación de nuestro amado Señor Jesucristo.

I. EL PROPÓSITO DE ESTAS CUATRO EPÍSTOLAS

A. 1 Timoteo: el de revelar la economía de Dios con respecto a la iglesia

  En 1 Timoteo se nos revela la economía de Dios con respecto a la iglesia. No es fácil resumir este libro de una forma tan breve y a la vez tan completa. Es sólo cuando nos sumergimos en las profundidades de esta epístola que comprobamos que éste es el tema. Si profundizamos en este libro, veremos que puede ser resumido como un libro que trata acerca de la economía de Dios en el Nuevo Testamento con respecto a la iglesia.

  En 1 Timoteo 1:4 Pablo usa una maravillosa expresión: “la economía de Dios”. Esta economía es una administración, de hecho, se trata de la economía de Dios. La economía de Dios se revela en cuatro expresiones halladas en 1 Timoteo 3: “grande es el misterio de la piedad”; “Dios fue manifestado en la carne”; “la iglesia es la casa del Dios viviente”; “la iglesia es columna y fundamento de la verdad”. La economía de Dios está relacionada con el gran misterio de la piedad, con la manifestación de Dios en la carne y con la iglesia, que es la casa del Dios viviente y columna y fundamento de la verdad. Cuando relacionamos estos cuatro asuntos con la economía de Dios, vemos que lo que se revela en 1 Timoteo es la economía de Dios con respecto a la iglesia.

B. 2 Timoteo: el de vacunar a la iglesia en contra la decadencia

  El propósito de 2 Timoteo es vacunar a la iglesia en contra de la decadencia. Por una parte, una vacuna es algo positivo; por otra, es una señal negativa, pues indica que hay una enfermedad que puede matarnos y que necesitamos ser protegidos. El propósito de Pablo al escribir 2 Timoteo era vacunar a la iglesia contra la decadencia, la degradación y el deterioro.

C. Tito: el de mantener el orden en la iglesia

  El propósito del libro de Tito es mantener el orden en la iglesia. Fue escrito con el fin de asegurar que la iglesia local tuviera el debido orden.

  En 1 Timoteo se nos revela la economía de Dios con respecto a la iglesia, en 2 Timoteo recibimos la vacuna en contra de la decadencia de la iglesia, y en Tito se trata el asunto de mantener el orden en la iglesia. Éstos son tres diferentes aspectos de un mismo propósito: esto es, preservar la iglesia como la expresión apropiada del Dios Triuno, que es simbolizado por los candeleros de oro en la sección final de la revelación divina (Ap. 1:12, 20). Para conseguir este propósito, en estos tres libros se recalcan reiteradamente los siguientes asuntos básicos y cruciales:

  1. 1) La fe, el contenido del evangelio completo de acuerdo con la economía neotestamentaria de Dios. Esta fe es objetiva, y es mencionada en 1 Timoteo 1:4, 19; 2:7; 3:9, 13; 4:1, 6; 5:8; 6:10, 12, 21; 2 Timoteo 3:8; 4:7; Tito 1:1, 4, 13.
  2. 2) La verdad, la realidad del contenido de la fe, mencionada en 1 Timoteo 2:4, 7; 3:15; 4:3; 6:5; 2 Timoteo 2:15, 18, 25; 3:7, 8; 4:4; Tito 1:1, 14.
  3. 3) La sana enseñanza, en 1 Timoteo 1:10; 2 Timoteo 4:3; Tito 1:9; 2:1; las sanas palabras, en 1 Timoteo 6:3; 2 Timoteo 1:13; el hablar sano, en Tito 2:8; y sanos en la fe, en Tito 1:13; 2:2. Todos estos asuntos están relacionados con la condición de la vida.
  4. 4) La vida, la vida eterna de Dios, en 1 Timoteo 1:16; 6:12, 19; 2 Timoteo 1:1, 10; Tito 1:2; 3:7.
  5. 5) La piedad, un vivir que es la expresión de Dios, lo cual se menciona en 1 Timoteo 2:2, 10 (reverencia a Dios); 3:16; 4:7, 8; 5:4 (respetuosos); 6:3, 5, 6, 11; 2 Timoteo 3:5, 12 (piadosamente); Tito 1:1; 2:12 (piadosamente). Lo contrario, la impiedad, se menciona en 1 Timoteo 1:9 (impíos); 2 Timoteo 2:16; Tito 2:12.
  6. 6) La fe, nuestra acción de creer en el evangelio, en Dios, en Su palabra y en Sus obras. Esta fe es subjetiva y se menciona en 1 Timoteo 1:2, 5, 14, 19; 2:15; 4:12; 6:11; 2 Timoteo 1:5, 13; 2:22; 3:10, 15; Tito 2:2; 3:15.
  7. 7) La conciencia, la parte principal de nuestro espíritu, la cual justifica o condena nuestra relación con Dios y con los hombres. Ésta se menciona en 1 Timoteo 1:5, 19; 3:9; 4:2; 2 Timoteo 1:3; Tito 1:15.

  La fe equivale al contenido de la economía, la administración doméstica, la dispensación, de Dios. La verdad es el contenido, la realidad, de la fe conforme a la economía de Dios. La sana enseñanza, las palabras sanas y el hablar sano son el ministerio de la verdad, el cual ministra a las personas la realidad de las verdades divinas. La vida eterna es el medio y el poder que lleva a cabo las realidades divinas de la fe. La piedad es el vivir que expresa la realidad divina, una expresión de Dios en todas Sus riquezas. La fe (subjetiva) es la respuesta a la verdad de la fe (objetiva); tal fe recibe las realidades divinas y participa de ellas. La conciencia nos aprueba o nos desaprueba a fin de que seamos guardados en la fe.

D. Filemón: el de presentar un cuadro de la igualdad de condiciones entre los creyentes en el nuevo hombre

  La epístola a Filemón no parece guardar ninguna relación con 1 y 2 Timoteo ni con Tito. Muchos maestros de la Biblia llaman a estos tres libros “epístolas pastorales”, pues en ellos se dan instrucciones de cómo pastorear a una iglesia. Debido a que el término pastoral con relación a estos libros es demasiado superficial, yo prefiero no usarlo. Reconozco que en estos libros se encuentra el aspecto del pastoreo; no obstante, es muy superficial llamarlos epístolas pastorales. Si nos sumergimos en las profundidades de estos libros y descubrimos que ellos respectivamente nos revelan la economía de Dios con respecto a la iglesia, nos vacunan en contra de la decadencia de la iglesia y nos enseñan a mantener el orden en la iglesia, comprenderemos que Filemón debe formar parte del mismo grupo.

  En Filemón se nos presenta un cuadro que nos muestra que en el nuevo hombre todos los creyentes son iguales. Aunque Filemón era el amo de Onésimo, y éste era su esclavo, ambos eran considerados iguales en el nuevo hombre. Como veremos, Onésimo huyó de su amo, pero fue salvo por medio de Pablo en la prisión. Luego Pablo lo devolvió a Filemón, pero ya no como esclavo, sino como un amado hermano en Cristo. Por consiguiente, vemos un cuadro que nos permite ver que en el nuevo hombre todos los creyentes son iguales. Si unimos esta epístola a 1 y 2 Timoteo y a Tito, sabremos cómo llevar una vida de iglesia local apropiada.

  El título de este mensaje es: “La economía de Dios en contraste con las enseñanzas diferentes”. Entre los que leen la Biblia, muy pocos han visto este tema en el primer capítulo de 1 Timoteo. Sin embargo, en este capítulo se nos muestra que la economía de Dios es contraria a las enseñanzas diferentes. ¿Cuál es el pensamiento crucial de la revelación de Dios, el enfoque central de la economía de Dios? La economía de Dios consiste en que Dios, en Cristo y por el Espíritu, se imparta a Sí mismo en Sus escogidos a fin de que ellos, en virtud de la vida y la naturaleza divinas, lleguen a ser el Cuerpo de Cristo, el nuevo hombre, la iglesia, que expresa a Dios en el universo. Éste es el tema crucial.

  El problema entre los cristianos a través de los siglos siempre ha sido las diferentes enseñanzas que son contrarias a la revelación de Dios. Algunos tal vez argumenten diciendo que cuando enseñan a la gente que el bautismo es por inmersión, lo hacen tal y como Dios lo ha revelado. Aunque esto puede ser cierto, el bautismo por inmersión no es el tema primordial de la revelación divina. El tema crucial de la revelación divina no es el bautismo por inmersión, ni si usamos vino o jugo de uvas en la mesa de Señor, ni tampoco si creemos en que el arrebatamiento ocurrirá antes de la tribulación, después de la tribulación o durante la tribulación. El enfoque central de la economía de Dios tampoco es la gran imagen descrita en Daniel 2 ni las bestias de las que se habla en Apocalipsis 13. ¡Cuán lamentable es que los cristianos hayan disputado acerca del tipo de agua que debe usarse en el bautismo y hayan descuidado por completo la economía de Dios! Es crucial que veamos que la economía de Dios consiste en que Dios se imparte en Sus elegidos como el maravilloso Dios Triuno —el Padre, el Hijo y el Espíritu—, a fin de que ellos, al poseer Su vida y naturaleza, lleguen a ser Sus muchos hijos, miembros de Cristo, que lo expresan en el universo. Ésta es la revelación central de las Escrituras y esto es lo que la Biblia llama la economía de Dios.

  Al igual que hoy, hubo algunos en la época de Pablo que enseñaban cosas diferentes. Ellos enseñaban cosas contrarias a la economía de Dios. Sin embargo, Pedro, Juan, Jacobo, Pablo y los demás apóstoles predicaban lo mismo: Cristo y la iglesia. Aunque había muchos apóstoles, todos ellos tenían un solo ministerio. Nunca debemos pensar que Pedro, Juan, Jacobo y Pablo enseñaban cosas diferentes el uno del otro. No, todos ellos enseñaban acerca de Cristo y la iglesia.

  En los cuatro Evangelios se revela una misma persona por medio de cuatro biografías. Estas biografías, aunque fueron escritas cada una desde una perspectiva diferente, no nos revelan diferentes personas; más bien, todas ellas nos revelan a la misma persona, al Señor Jesucristo. Puesto que esta maravillosa persona tiene un Cuerpo, a partir de Hechos y hasta el final del Nuevo Testamento, vemos el Cuerpo de dicha persona. Quisiera repetir nuevamente que todos los apóstoles predicaban y enseñaban una misma cosa: Cristo y la iglesia.

  Debido a que los apóstoles enseñaban y predicaban a Cristo y la iglesia, todos ellos tenían un solo ministerio. Es por ello que Pablo dijo: “Teniendo nosotros este ministerio” (2 Co. 4:1). Así, pues, aunque había muchos apóstoles, todos ellos habían recibido el mismo ministerio. En el capítulo uno de Hechos encontramos otro indicio de que todos los apóstoles participaban en un mismo ministerio (v. 17). Cualquier “ministerio” que sea distinto al ministerio de Pablo y de los demás apóstoles, ni siquiera debe ser considerado un ministerio, sino más bien, una enseñanza diferente. Según el Nuevo Testamento, el único ministerio tiene como objetivo ministrar a Cristo a los elegidos de Dios para que la iglesia pueda ser formada. Ésta es la economía de Dios, la cual es contraria a toda índole de enseñanzas diferentes. Ciertamente la economía de Dios no tiene que ver con prácticas como cubrirse la cabeza, el lavamiento de los pies ni con normas acerca de la comida o con la observancia de ciertos días. La economía de Dios es contraria a todas estas enseñanzas diferentes.

II. INTRODUCCIÓN

A. Pablo, apóstol de Cristo Jesús

  Pablo empieza 1 Timoteo con estas palabras: “Pablo, apóstol de Cristo Jesús según el mandato de Dios nuestro Salvador, y de Cristo Jesús nuestra esperanza”. Fue según el mandato de Dios y de Cristo que Pablo llegó a ser apóstol. En sus primeras epístolas nos dijo que él era apóstol por voluntad de Dios (1 Co. 1:1; 2 Co. 1:1; Ef. 1:1; Col. 1:1). El mandato de Dios es una expresión definitiva, una dirección más detallada, de Su voluntad.

  Dios nuestro Salvador (1 Ti. 1:1; 2:3; 4:10 Tito 1:3; 2:10, 13; 3:4) es un título especial atribuido a Dios en estos tres libros, que se basan en la salvación de Dios para enseñar lo pertinente a la economía neotestamentaria de Dios (1:15-16; 2:4-6; 2 Ti. 1:9-10; 2:10; 3:15; Tit. 2:14; 3:5-7). Pablo llegó a ser apóstol según el mandato del Dios que salva, Dios nuestro Salvador, y no según el mandato del Dios que da la ley, el Dios que exige.

  En 1:1 Pablo habla de “Cristo Jesús nuestra esperanza”. Cristo Jesús no es solamente el Ungido (el Cristo) de Dios que vino a ser nuestro Salvador (Jesús), a fin de que nosotros pudiéramos ser salvos para obtener la vida eterna de Dios, sino que también es la esperanza que nos ha de introducir en la plena bendición y disfrute de esta vida eterna. La esperanza de la vida eterna revelada en Tito 1:2, que es la base y la condición del apostolado de Pablo y la esperanza bienaventurada revelada en Tito 2:13, que es la esperada manifestación de la gloria del gran Dios y Salvador nuestro, están íntimamente relacionadas con la persona del Mesías de Dios, nuestro Salvador. Por lo tanto, Él mismo es nuestra esperanza, la esperanza de gloria (Col. 1:27). Pablo llegó a ser apóstol según el mandato no sólo de Dios nuestro Salvador, sino también de Aquel que nos salvó con vida eterna y que nos introducirá en la gloria de esta vida. Este mandato pertenece a la vida eterna y ha de ser cumplido por ella, y está en contraste con el mandato del Dios que da la ley, mandato que pertenecía a la letra y había de ser cumplido por el esfuerzo humano, sin el suministro de la vida eterna.

B. A Timoteo, verdadero hijo en la fe

  En el versículo 2 Pablo continúa sus palabras de introducción: “A Timoteo, verdadero hijo en la fe: Gracia, misericordia y paz, de Dios Padre y de Cristo Jesús nuestro Señor”. En griego, el nombre Timoteo es timótheos, el cual se compone de timé, que significa honra, y de theós, que significa Dios; por ende, significa honrar a Dios. Timoteo llegó a ser un verdadero hijo de Pablo, no por medio del nacimiento natural, sino en la fe (es decir, en la esfera y en el elemento de la fe), no en el sentido físico sino espiritualmente.

III. LA ECONOMÍA DE DIOS EN CONTRASTE CON LAS ENSEÑANZAS DIFERENTES

A. Enseñanzas diferentes

  En el versículo 3 Pablo declara: “Como te exhorté, al irme a Macedonia, a que te quedases en Efeso, para que mandases a algunos que no enseñen cosas diferentes”. La frase “al irme a Macedonia”, muy probablemente se refiere a los viajes que hizo Pablo después que fue liberado de su primer encarcelamiento en Roma. Quizás él escribió esta epístola desde Macedonia, región que corresponde hoy al norte de Grecia y sur de Bulgaria.

  En el versículo 3 Pablo se refiere a “algunos”. Éstos eran ciertos disidentes, tales como los mencionados en el versículo 6 y en Gálatas 1:7 y 2:12.

  Enseñar cosas diferentes quería decir enseñar mitos, genealogías interminables (v. 4) y la ley (vs. 7-8). Todas estas enseñanzas eran vana palabrería (v. 6) y eran diferentes de la enseñanza de los apóstoles, la cual estaba centrada en Cristo y la iglesia.

  Las epístolas de Pablo completan la revelación divina con respecto al propósito eterno de Dios y Su economía (Col. 1:25). Su ministerio completa la revelación tocante al Cristo todo-inclusivo y Su Cuerpo universal, el cual es la iglesia que, por ser Su plenitud, lo expresa. En cuanto a la iglesia como Cuerpo de Cristo, existen dos aspectos: la vida y la práctica. Desde Romanos hasta 2 Tesalonicenses, se nos presenta una revelación completa de la vida de la iglesia, que incluye la naturaleza, la responsabilidad y la función de la iglesia. Luego, desde 1 Timoteo hasta Filemón, se nos presenta una revelación detallada del aspecto práctico de la iglesia. Éste tiene que ver con la administración y con el pastoreo de una iglesia local. Para que esto pueda llevarse a cabo, lo primero que se necesita es acabar con las enseñanzas diferentes que promueven los disidentes, las cuales distraen a los santos apartándolos de la línea central y meta final de la economía neotestamentaria de Dios (vs. 4-6). Las enseñanzas diferentes mencionadas en 1:3-4, 6-7; 6:3-5, 20-21, y las herejías de 4:1-3, son la semilla, el origen, de la decadencia, degradación y deterioro de la iglesia, lo cual se aborda en el segundo libro.

1. Los mitos

  En el versículo 4 Pablo continúa su tema: “Ni presten atención a mitos y genealogías interminables, que acarrean disputas más bien que la economía de Dios que se funda en la fe”. La palabra griega traducida “mitos” en este versículo es múthos, la misma que se usa en 4:7 y en 2 Timoteo 4:4. Denota palabras, discursos y conversaciones acerca de cosas tales como rumores, informes, historias (verdaderas o falsas) e imaginaciones. También puede haber incluido historias judías sobre milagros e invenciones rabínicas. Éstas eran mitos profanos y de viejas (4:7) así como mitos judaicos (Tit. 1:14). Los mitos judaicos pueden haber sido la semilla que dio origen a las mitologías gnósticas.

2. Las genealogías interminables

  Las “genealogías interminables” mencionadas en este versículo probablemente se refieren a las genealogías del Antiguo Testamento adornadas con fábulas (Tit. 3:9).

3. Acarrean disputas

  Los mitos y las genealogías interminables acarrean disputas y vanas palabrerías más bien que la economía de Dios.

4. Vana palabrería

  Los mitos y las genealogías interminables conducen a vana palabrería y desvían a las personas del propósito de la orden de amar. En los versículos 5 y 6 Pablo declara: “Pues el propósito de esta orden es el amor nacido de un corazón puro, una buena conciencia y una fe no fingida, de las cuales cosas algunos, habiéndose desviado, se apartaron a vana palabrería”. La orden del versículo 5 se refiere al mandato mencionado en el versículo 3. Las enseñanzas diferentes de los disidentes, mencionadas en el versículo 3, causaban envidia y discordia entre los creyentes, lo cual era contrario al amor, el propósito del mandato del apóstol. Para llevar a cabo la orden del apóstol, se necesita el amor, que proviene de un corazón puro, de una buena conciencia y de una fe no fingida.

  Un corazón puro es un corazón sencillo y sin impurezas, un corazón que sólo busca al Señor y toma al Señor como su única meta. Una buena conciencia es una conciencia sin ofensa (Hch. 24:16). Una fe no fingida, que está relacionada con la fe mencionada en el versículo 4, es una fe sin presunción ni hipocresía, una fe que purifica el corazón (Hch. 15:9) y opera por medio del amor (Gá. 5:6). En la decadencia de la iglesia, al confrontar las enseñanzas diferentes, se requieren todos estos atributos para tener un amor puro, verdadero y genuino.

5. La ley

  En el versículo 7 Pablo habla de los maestros de la ley: “Queriendo ser maestros de la ley, sin entender ni lo que hablan ni lo que afirman con tanta seguridad”. Los maestros de la ley, quienes enseñan a la gente qué hacer y qué no hacer, son diferentes de los ministros de Cristo (4:6), quienes ministran las riquezas de Cristo a otros. Según este versículo, los que desean ser maestros de la ley afirman ciertas cosas con mucha seguridad. La palabra griega traducida “afirman con tanta seguridad” puede traducirse también “afirman categóricamente” o “afirman enfáticamente”. Esta misma palabra se usa en Tito 3:8.

  Según los versículos del 8 al 10, la ley es buena si uno la usa legítimamente. Pablo declara que “la ley no fue dada para el justo, sino para los inicuos e indomables, para los impíos y pecadores, para los irreverentes y profanos, para los que levantan la mano contra su padre y contra su madre, para los homicidas, para los fornicarios, para los homosexuales, para los secuestradores, para los mentirosos y perjuros, y para cuanto se oponga a la sana enseñanza”.

  Las palabras “sana enseñanza” indican que ésta es una cuestión de la vida. Cualquier cosa que podamos calificar como sana debe contener vida. La sana enseñanza de los apóstoles, la cual concuerda con el evangelio de la gloria de Dios, ministra la sana enseñanza como el suministro de vida a otros, ya sea nutriéndolos o sanándolos. En cambio, las enseñanzas diferentes de los disidentes, a las cuales se refiere el versículo 3, siembran en otros las semillas de muerte y veneno. No es sana ninguna enseñanza que distraiga a las personas del centro y de la meta de la economía neotestamentaria de Dios.

B. La economía de Dios

  En griego, las palabras “la economía de Dios”, que aparecen en 1:4, se refieren a la economía doméstica de Dios (Ef. 1:10; 3:9). Ésta es la administración doméstica de Dios, que consiste en que Dios en Cristo, se imparta a Sus escogidos, a fin de obtener una casa, una familia, que le exprese, la cual es la iglesia, el Cuerpo de Cristo (1 Ti. 3:15). El ministerio del apóstol estaba centrado en la economía de Dios (Col. 1:25; 1 Co. 9:17), mientras que las enseñanzas diferentes de los disidentes eran usadas por el enemigo de Dios para distraer a Su pueblo de dicha economía. La economía divina debe ser presentada claramente a los santos en el contexto de la administración y pastoreo de una iglesia local.

  Mi carga se centra únicamente en la economía de Dios. Ésta ha sido mi carga por más de cuarenta años. En los años que llevo en este país, no he enseñado otra cosa que no sea la economía de Dios.

1. La economía doméstica de Dios

  La economía de Dios es Su economía doméstica. Según la Biblia, lo que Dios primeramente desea obtener no es un reino, sino una casa, una familia. Una vez que Él obtenga una familia, Su familia espontáneamente se convertirá en Su reino. Si Él no logra obtener una familia, una casa, tampoco podrá obtener un reino. Por ello, la economía de Dios tiene que ver primeramente con Su economía doméstica, con la economía de Su familia.

2. La administración de la casa de Dios

  En segundo lugar, la economía de Dios es la administración de Su casa, que consiste en que Dios, en Cristo, se imparta a Su pueblo escogido, a fin de obtener una casa, una familia, la iglesia, el Cuerpo de Cristo, que le exprese a Él.

3. El enfoque del ministerio del apóstol Pablo

  La economía de Dios era el enfoque del ministerio del apóstol Pablo (Col. 1:25; 1 Co. 9:17).

4. Se funda en la fe

  En el versículo 4 Pablo nos dice que la economía de Dios se funda en la fe. La impartición de Dios en nosotros se efectúa completamente por fe. La economía de Dios está relacionada con la fe, es decir, se lleva a cabo en la esfera y en el elemento de la fe, en Dios y por medio de Cristo. La fe está aquí en contraste con las disputas. La economía de Dios, que consiste en que Dios se imparta en Sus escogidos, no se lleva a cabo en la esfera natural ni por medio del esfuerzo humano por tratar de guardar la ley, sino en la esfera espiritual de la nueva creación por medio de la regeneración que es por la fe en Cristo (Gá. 3:23-26). Es por medio de la fe que nacemos de Dios y llegamos a ser hijos Suyos que participan de Su vida y naturaleza para expresarle a Él. Por medio de la fe somos puestos en Cristo y llegamos a ser miembros de Su Cuerpo que participan de todo lo que Él es, con miras a Su expresión. Ésta es la economía de Dios según Su economía neotestamentaria, la cual se lleva a cabo en fe.

  Es crucial que conozcamos el significado de la fe según el Nuevo Testamento. Hemos ahondado mucho al respecto en nuestros estudios-vida de Romanos, Hebreos y Gálatas. En primer lugar, la fe es Dios mismo como la Palabra que nos ha sido hablada. Así que, primero tenemos a Dios, y luego a Dios como la Palabra hablada. Por medio de la Palabra de Dios y por el Espíritu de Dios, Dios en Cristo se infunde a nosotros. Como resultado, algo brota de nuestro interior. Ese algo es la fe. Luego, la fe opera en nosotros para introducirnos en una unión orgánica con el Dios Triuno. Por medio de esta unión orgánica, Dios se infunde en nosotros continuamente. Como resultado, obtenemos la vida divina y la naturaleza divina, y llegamos a ser hijos de Dios, miembros de Cristo y partes del nuevo hombre. En conjunto, llegamos a ser la casa de Dios, el Cuerpo de Cristo y el nuevo hombre. Ésta es la economía de Dios, la cual se funda en la fe.

5. Según el evangelio de la gloria del Dios bendito

  La economía de Dios es “según el evangelio de la gloria del Dios bendito” (v. 11). ¿Habían escuchado esta expresión antes? Muchos han oído hablar del evangelio de la gracia, del evangelio del perdón, del evangelio de la justificación y del evangelio de la regeneración, mas no del evangelio de la gloria. Este evangelio no sólo nos trae buenas nuevas acerca del perdón de los pecados y de la justificación por la fe; más bien, el evangelio de la gloria es el evangelio de la economía de Dios. La gloria es Dios mismo expresado. Por lo tanto, el evangelio de la gloria es el evangelio del Dios expresado; es un evangelio que expresa la gloria de Dios.

  El “evangelio de la gloria del Dios bendito” es una expresión excelente. Se refiere a la economía de Dios mencionada en el versículo 4. El evangelio que le fue encomendado a Pablo es el resplandor de la gloria del Dios bendito. Al impartir la vida y naturaleza de Dios, en Cristo, a los escogidos de Dios, este evangelio resplandece con la gloria de Dios, en la cual Dios es bendito entre Su pueblo. Ésta es la comisión y el ministerio que el apóstol recibió del Señor (v. 12). Este evangelio debe ser frecuentemente enseñado y predicado en una iglesia local.

  En el versículo 12 Pablo declara: “Doy gracias al que me reviste de poder, a Cristo Jesús nuestro Señor; porque me tuvo por fiel, poniéndome en el ministerio”. El Señor no sólo designó al apóstol para el ministerio y le comisionó la economía de Dios externamente, sino que además lo revistió de poder interiormente para que llevara a cabo Su ministerio y cumpliera con Su comisión. Todo esto se efectúa exclusivamente por la vida en el Espíritu.

6. Un modelo de uno que estaba bajo la economía de Dios

  En 1:13-17 vemos el modelo de uno que estaba bajo la economía de Dios.

a. El primero entre los pecadores

  Pablo declara que él era el primero entre los pecadores (vs. 15-16). Él había blasfemado contra Dios, había perseguido a los hombres y había sido una persona injuriadora y destructiva con relación a la iglesia. En el versículo 13, él declara respecto de sí mismo: “Habiendo yo sido antes blasfemo, perseguidor e injuriador; mas me fue concedida misericordia porque lo hice por ignorancia, en incredulidad”. Un blasfemo es uno que habla en contra de Dios, y un perseguidor es uno que actúa contra el hombre. Saulo de Tarso no blasfemaría contra Dios, puesto que era un fariseo estricto (Hch. 22:3; Fil. 3:4-5); sin embargo, él había hablado mal del Señor Jesús. Aquí él confiesa que aquello era blasfemia. Esto indica que él creía en la deidad de Cristo.

  Saulo de Tarso perseguía a la iglesia de una manera injuriosa y destructiva (Hch. 22:4; Gá. 1:13, 23), tal como los judíos injuriosos perseguían al Señor Jesús.

  Pablo además declara que había actuado por ignorancia y en incredulidad. Ser ignorante equivale a estar en tinieblas, y la incredulidad proviene de la ceguera. Saulo de Tarso estaba en tinieblas y actuaba ciegamente cuando se oponía a la economía neotestamentaria de Dios.

b. Le fue concedida misericordia

  En el versículo 13 Pablo testifica que le fue concedida misericordia. A Saulo, un blasfemo y perseguidor, primero se le concedió misericordia, y después recibió gracia (v. 14). El brazo de la misericordia es más largo que el de la gracia y, por ende, alcanza al indigno. Puesto que Pablo era uno que blasfemaba contra Dios y perseguía a los hombres, fue la misericordia de Dios, y no Su gracia, la que lo alcanzó.

c. Sobreabunda la gracia del Señor

  El versículo 14 añade: “Y la gracia de nuestro Señor sobreabundó con la fe y el amor que están en Cristo Jesús”. La gracia del Señor, la cual viene después de la misericordia de Dios, visitó a Saulo de Tarso y no sólo abundó, sino que sobreabundó en él con la fe y el amor que están en Cristo. La fe y el amor son productos de la gracia del Señor. La misericordia y la gracia vienen a nosotros de parte del Señor; la fe y el amor vuelven al Señor desde nosotros. Ésta es la circulación espiritual que ocurre entre el Señor y nosotros. Por medio de la fe recibimos al Señor (Jn. 1:12), y por medio del amor disfrutamos al Señor a quien hemos recibido (Jn. 14:21, 23; 21:15-17).

d. Salvo por Cristo Jesús

  En el versículo 15 Pablo declara: “Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero”. Cristo vino al mundo por medio de la encarnación para ser nuestro Salvador (Jn. 1:14). Él era el Dios que se encarnó como hombre para salvarnos al morir y resucitar en Su cuerpo humano. En una iglesia local, esto debe ser anunciado constantemente como evangelio, es decir, como las buenas nuevas.

e. Cree en Cristo para vida eterna

  En el versículo 16 Pablo habla de creer en Cristo para vida eterna. La vida increada de Dios es el máximo don y la bendición más alta dada por Dios a aquellos que creen en Cristo.

f. Para mostrar toda la longanimidad de Cristo y ser un modelo para todos los creyentes

  En el versículo 16 Pablo declara: “Pero por esto me fue concedida misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí el primero toda Su longanimidad, y quedara yo como modelo para los que habrían de creer en El para vida eterna”. Saulo de Tarso, el primero entre los pecadores, llegó a ser un modelo para los pecadores, lo cual muestra que éstos pueden recibir la visitación de la misericordia de Dios y ser salvos por la gracia del Señor.

7. Honor y gloria al Rey de los siglos

  En el versículo 17 Pablo dice: “Por tanto, al Rey de los siglos, incorruptible, invisible, al único Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén”. Estas palabras deben ser entendidas dentro del contexto de la decadencia de la iglesia. Mientras Pablo se hallaba en prisión, las iglesias empezaron a degradarse, y la situación vino a ser muy desalentadora. Muchos estaban desanimados. Incluso algunos de los colaboradores de Pablo lo abandonaron; pero él tenía una fe firme y una seguridad absoluta de que el propio Dios en quien él creía, Aquel que le había encomendado el evangelio de la gloria, es el Rey de los siglos. Él nunca cambia. A ningún rey terrenal se le puede llamar el Rey de los siglos. César fue un gobernante por un tiempo, pero ¡cuán diferente es nuestro Dios! El Dios a quien Pablo servía es verdaderamente el Rey de los siglos. Esto significa que Él es el Rey de la eternidad. Él nunca cambia; Él siempre permanece igual.

  Todo se corrompe, excepto Dios. La iglesia tal vez pueda deteriorarse y degradarse, pero Dios es incorruptible. Pablo también declara que Dios es invisible. Dios es poderoso, eterno, incorruptible y también invisible. No podemos verlo. Ciertos calificativos que se le atribuyen a Dios en este versículo se usan únicamente en este libro. Al igual que Pablo, debemos usar estas palabras para alabar a Dios. Quisiera animar a algunos a que escriban una melodía adecuada para este versículo. De una manera viviente y liberada, debemos declarar: “Por tanto, al Rey de los siglos, incorruptible, invisible, al único Dios, sea honor y gloria por los siglos de los siglos. Amén”.

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