Mensaje 13
En este mensaje llegamos a la cuarta iglesia, la iglesia en Tiatira (Ap. 2:18-29), la iglesia en apostasía. Tiatira en griego significa “sacrificio aromático” o “sacrificio continuo”. Como señal, la iglesia en Tiatira prefigura a la Iglesia Católica Romana, la cual constituyó la iglesia apóstata cuando se estableció el sistema papal universal a fines del siglo sexto. Esta iglesia está llena de sacrificios, como lo demuestran sus misas continuas.
El versículo 18 dice: “El Hijo de Dios, el que tiene ojos como llama de fuego, y pies semejantes al bronce bruñido, dice esto”. La apóstata Iglesia Católica da mucho énfasis al hecho de que Cristo es el hijo de María. Por tanto, aquí el Señor, en protesta contra la herejía de la Iglesia Católica, dice que El es el Hijo de Dios.
Al dirigirse a la iglesia mundana, la iglesia en Pérgamo, el Señor se presenta como Aquel que tiene la espada aguda de dos filos. Al dirigirse a la iglesia apóstata, la iglesia en Tiatira, se presenta como Aquel “que tiene ojos como llama de fuego y pies semejantes al bronce bruñido”. La iglesia mundana necesita ser juzgada por Su palabra, la cual hiere y mata, mientras que la iglesia apóstata necesita ser juzgada por Sus ojos escudriñadores y Sus pies aplastantes. Los ojos del Señor penetran a lo más recóndito del corazón, y Sus pies juzgan a cada persona según las obras (2:23).
En el versículo 19 el Señor dice: “Yo conozco tus obras, y amor, y fe, y servicio, y tu perseverancia, y que tus obras postreras son más que las primeras”. La apóstata Iglesia Católica tiene muchas obras y servicios sociales. Sus obras en los últimos días son más que las del pasado.
Uno de los aspectos cruciales de la iglesia en Tiatira es lo relacionado con la mujer Jezabel. El Señor se refiere a ella en el versículo 20, donde dice: “Pero tengo contra ti que toleras a esa mujer Jezabel, que dice ser profetisa, y enseña y seduce a Mis esclavos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos”. Como veremos, el Señor profetizó acerca de esta mujer en Mateo 13:33. Allí la mujer agregó levadura (que representa cosas malignas, heréticas y paganas) a la harina pura (que representa a Cristo como la ofrenda de harina para la satisfacción de Dios y del hombre). Esta mujer es la gran ramera de Apocalipsis 17, la cual mezcla abominaciones con cosas divinas. Jezabel, la esposa pagana de Acab, tipifica a esta iglesia apóstata. La iglesia apóstata está llena de toda clase de fornicación e idolatría tanto espiritual como física.
Aquí el Señor indica que la iglesia apóstata se dice ser profetisa. Un profeta es alguien que habla por Dios con la autoridad de Dios. La apóstata Iglesia Católica afirma estar autorizada por Dios para hablar por El. Ella exige que se le escuche a ella en lugar de escuchar a Dios.
La iglesia en Pérgamo retenía la enseñanza de Balaam y la de los nicolaítas, las cuales continuaron en la iglesia apóstata. Además, la Iglesia Católica tiene enseñanzas que conducen a la gente a escucharla a ella en lugar de escuchar la santa Palabra de Dios. Sus partidarios están confundidos y aletargados con sus enseñanzas heréticas y religiosas, por lo cual no les interesa que Cristo sea su vida y su suministro de vida, como lo indican el árbol de la vida y el maná escondido, prometidos por el Señor a las iglesias en Efeso y Pérgamo (2:7, 17).
Mateo 13:33 dice: “Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a levadura, que una mujer tomó y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado”. Los maestros que se basan en la Biblia están de acuerdo en que la Jezabel de Apocalipsis 2 es la misma mujer acerca de la cual profetiza el Señor en Mateo 13:33. Estas dos mujeres en realidad son una. La gran ramera de Apocalipsis 17 es la misma mujer. Por consiguiente, la mujer a la que se hace alusión en Mateo 13 es la Jezabel de Apocalipsis 2 y viene a ser la gran ramera, la cual es llamada Babilonia la grande en Apocalipsis 17. Si ella no es la gran ramera, ¿entonces quién es? La Jezabel del Antiguo Testamento fue una figura de “la mujer Jezabel” que aparece en Apocalipsis 2. Cuando el Señor le habló a la iglesia en Tiatira, dijo que había una Jezabel en aquel tiempo. De acuerdo con la historia, en la actualidad Jezabel es, sin lugar a dudas, la iglesia apóstata, la Iglesia Católica Romana. Al usar el nombre de Jezabel, el Señor nos recuerda lo que hizo Jezabel la esposa de Acab: venía de un contexto pagano, y mezcló cosas paganas con la adoración a Dios que ofrecía Su pueblo. Este es el punto central y más crucial en la epístola a Tiatira. El principio en que se basaban los hechos de la iglesia apóstata era la mezcla de cosas paganas de los gentiles con la adoración a Dios por parte de Su pueblo. Ella induce al pueblo a adorar a Dios, pero no lo hace en la manera que Dios ordenó, sino siguiendo sus métodos paganos. Desde que la iglesia apóstata se estableció, ha venido absorbiendo el paganismo. Donde quiera que va, ella asimila cosas relacionadas con la adoración de ídolos.
Uno de los ejemplos más sorprendentes de los hechos de esta iglesia apóstata es la institución de la Navidad. Nosotros queremos a Cristo, pero no necesitamos una misa para celebrar Su nacimiento. Originalmente, el 25 de diciembre, el llamado día de Navidad, era la fecha en que los antiguos europeos adoraban al sol. Decían que el 25 de diciembre era el día de nacimiento del sol. Cuando la iglesia apóstata se extendió en Europa, asimiló esta costumbre antigua, porque había acogido en su seno a millares de incrédulos. Estos incrédulos querían celebrar el nacimiento de su dios. Por consiguiente, para satisfacerlos la iglesia apóstata declaró el 25 de diciembre como el día del nacimiento de Cristo. Este es el origen de la Navidad. El libro Las dos Babilonias, revela el origen de las cosas malignas, paganas y demoníacas que fueron introducidas en la iglesia apóstata. Si vemos este cuadro en el lado negativo, entonces sabremos que nosotros debemos ubicarnos en el lado positivo.
Desde el comienzo mismo de la Biblia, Dios ha querido alimentar a Su pueblo con la provisión de vida. Por consiguiente, El puso en el huerto el árbol de la vida para que fuera la provisión de vida. Después de la caída del hombre, Dios, en Su plan de redención, no desistió de Su idea de alimentar a Su pueblo. Cuando El instituyó la Pascua, ordenó a Su pueblo untar la sangre del cordero en los dos postes y en el dintel de las puertas de sus casas y, protegidos por la sangre, debían comer la carne del cordero. Después que los hijos de Israel fueron liberados de Egipto y andaban por el desierto, Dios les dio el maná celestial como su provisión de vida (Ex. 16:14-15). Con el tiempo, los hijos de Israel entraron en la buena tierra de Canaán. El día que entraron en la tierra, el maná cesó, y comenzaron a comer del rico producto de la tierra (Jos. 5:12). El Nuevo Testamento confirma que todos éstos son tipos de Cristo, no solamente como nuestro Redentor, sino también como nuestra provisión de vida. Cristo como Cordero tiene dos elementos, la sangre que redime y la carne que alimenta. En Juan 6 el Señor Jesús revela que El es el maná celestial del cual el pueblo de Dios puede alimentarse. Sabemos que las riquezas de la tierra representan las riquezas de Cristo. Cristo no es solamente nuestro Cordero y nuestro maná, sino también nuestra buena tierra. El como Cordero es la carne, y como la buena tierra tiene todas las riquezas para ser nuestro suministro de vida. En el Antiguo Testamento también existían las ofrendas que eran producto de la buena tierra. Entre las cinco ofrendas principales, la segunda era la ofrenda de harina fina, la cual era alimento para el pueblo de Dios. Todos los sacerdotes que servían, comían de la ofrenda de harina fina. Esto significa que Cristo es el suministro de vida que alimenta a los sacerdotes de Dios. Todos los que sirven a Dios deben comer a Cristo.
Aunque esto es claramente revelado en la Palabra santa, muchos cristianos no lo han descubierto. Cuando yo estaba en la cristiandad nunca oí un mensaje acerca de comer a Cristo. Sin embargo, el punto crucial en la Palabra santa es que Cristo es nuestro suministro de vida, y que nosotros tenemos que comerle (Jn. 6:57). En Mateo 13:33 el Señor dio a entender que El era la harina fina. Lo que dijo acerca de la ofrenda de flor de harina, en ese pasaje se refiere a la harina fina, la cual constituía dicha ofrenda. Por consiguiente, la harina fina es un tipo completo del Señor Jesús como nuestro suministro de vida. Cristo en Su humanidad, como ofrenda de harina, es la harina fina que nos abastece. En Mateo 13 el Señor Jesús predijo que una mujer perversa iba a agregar levadura a esta harina fina. Esto es exactamente lo que la iglesia apóstata hace cuando recibe la levadura pagana y la agrega a la harina fina de Cristo para formar así una mezcla maligna. Con esto vemos que la iglesia apóstata es maligna y sutil.
Algunos que están en la iglesia apóstata podrían decir: “¿No cree usted que nosotros tenemos algo verdadero? ¿No cree usted que nosotros tenemos a Dios, a Cristo y la Biblia?” Sí los tienen, pero no de una manera pura; lo que tienen es una mezcla. La iglesia apóstata tiene la harina fina, pero en la harina hay levadura. Cuando estuve en Manila, visité una catedral católica. A la entrada había un estatua de María. Noté que una de las manos estaba casi completamente gastada, y pregunté qué había pasado. Me dijeron que todos los que entraban en la catedral primero tocaban la mano de la estatua, y que con los años la mano se había gastado por el contacto de la gente. Cuando les pregunté por qué tenían esa estatua ahí, respondieron: “Si la gente no tiene estatuas, no puede entender a qué se refiere uno cuando les habla de la Biblia. Necesitan tener algo físico para poder entenderla”. Este es el pretexto que usan para mantener las estatuas de Jesús y de María. ¡Que engaño tan sutil! Esos no son ni Jesús ni María, sino ídolos. Aparentemente adoran a Jesús, pero en realidad adoran una estatua de piedra. Este es un engaño sutil del enemigo. Ahora podemos ver en qué consiste la maldad de la iglesia apóstata: asimila cosas paganas y las agrega a la harina fina. ¡Que perversidad!
En la iglesia apóstata se adora a muchos ídolos debido a esta mezcla maligna. El Señor dice que Jezabel enseña a cometer fornicación y a comer de lo sacrificado a los ídolos. Jezabel enseña a los suyos a adorar ídolos. En la Iglesia Católica Romana se fomenta la adoración a los ídolos. En Manila vi muchas personas comprando velas y ofreciéndolas a los ídolos que había junto a las paredes. Dondequiera que hay idolatría, también hay fornicación. Jezabel no sólo trajo paganismo e idolatría, sino también fornicación. Esto es abominable, y nosotros no lo podemos tolerar. Esta no es una cuestión de diferencias doctrinales; es un problema de idolatría y fornicación.
En 1937 mientras viajaba por el norte de China, me trajeron un caso de posesión demoníaca. Una mujer cristiana estaba poseída por un demonio. Me preguntaron al respecto, y les respondí que, en principio, era posible que ella tuviera pecado o ídolos o imágenes en su casa, y esto permitía que el demonio tomara posesión de ella. Me dijeron que ella no tenía ídolos ni imágenes en su casa. Pero de todos modos el demonio la perturbaba constantemente. Le dije a ella si no estaba involucrada en alguna cosa pecaminosa, era posible que hubiera alguna clase de ídolo o imagen en su casa y que ella debía buscarlo diligentemente. Finalmente halló en una pared de su casa una imagen de Jesús, y le dije que la quemara. Cuando lo hizo, el demonio salió de ella. En esto vemos el engaño sutil del enemigo.
En el versículo 21 el Señor Jesús dice: “Y le he dado tiempo para que se arrepienta, pero no quiere arrepentirse de su fornicación”. La historia demuestra que esto se refiere a la iglesia apóstata, la Iglesia Católica. Hasta hoy, no se ha arrepentido de sus perversidades.
El Señor también dijo: “He aquí, Yo la arrojo en cama”. Una cama normalmente se usa para dormir y descansar, pero también se usa en una situación anormal, como en el caso de enfermedad. Aquí el Señor indica que la iglesia apóstata padece una enfermedad incurable y que permanecerá así hasta el juicio final. Las perversidades de Jezabel han causado su enfermedad; ella no tiene nada sano. La iglesia apóstata en su totalidad está enferma. Considere su situación: algunas cosas son celestiales y otras son terrenales; algunas cosas son de Dios, pero la mayoría son de Satanás; algunas son santas, y otras seculares, comunes y mundanas. Esta levadura no solamente está en la iglesia apóstata, sino que también se ha diseminado a la iglesia reformada. Jezabel es demoníaca, satánica, maligna e infernal. No es insignificante que tengamos los ojos abiertos para ver las cosas malignas y demoníacas que hay en la Iglesia Católica. Simplemente no podemos imaginarnos cuán deplorable es la iglesia apóstata.
En el versículo 22 el Señor dice que no solamente arrojará a Jezabel en cama, sino que también arrojará “en gran tribulación a los que con ella adulteren, si no se arrepienten de las obras de ella”. Esta gran tribulación difiere de la de 7:14 y de la gran tribulación a la que se refiere Mateo 24:21. La gran tribulación de 7:14 es la gran tribulación que la iglesia ha sufrido a lo largo de los siglos de persecución. La gran tribulación de Mateo 24 es la tribulación de los últimos tres años y medio de esta edad que vendrá sobre los moradores de la tierra. La gran tribulación de la que se habla aquí es la aflicción que el Señor traerá sobre la iglesia apóstata, probablemente mediante los ataques del anticristo a fines de esta era.
En el versículo 23 el Señor dice: “Y a los hijos de ella heriré de muerte”. Esto tal vez se refiera a la destrucción que Dios trae sobre la Iglesia Católica Romana por medio del anticristo y sus seguidores al final de esta era. Si leemos Apocalipsis detenidamente, veremos que al final de esta edad el anticristo destruirá la Iglesia Católica. El anticristo se rebelará contra todas las religiones y se presentará como si fuera Dios (2 Ts. 2:4); les prohibirá a los judíos y a los católicos adorar a Dios, y obligará a la gente a que lo adoren a él. En ese tiempo, perseguirá a los judíos y matará a muchos en la Iglesia Católica.
El versículo 24 dice: “Pero a vosotros, a los demás de Tiatira, a cuantos no tenéis esa enseñanza, y no habéis conocido lo que ellos llaman las profundidades de Satanás, Yo os digo: No os impondré otra carga”. “Las profundidades” es la misma expresión que aparece en Efesios 3:18. Figurativamente denota cosas misteriosas. La Iglesia Católica Romana tiene muchos misterios y doctrinas profundas. La sinagoga de Satanás se oponía a la iglesia sufrida (2:9); el trono de Satanás está en la iglesia mundana (2:13); y en la iglesia apóstata están “las profundidades de Satanás”. La religión que era una sinagoga, el mundo donde está el trono de Satanás, y la filosofía de los misterios satánicos, son usados por Satanás para destruir y corromper la iglesia.
Ya vimos que la iglesia sufrió persecución de la sinagoga de Satanás y con el tiempo se hizo mundana, y vino a morar donde Satanás habita y donde está su trono. Todo esto constituye el engaño sutil del enemigo. Todo esto tiene su origen en Satanás. Aquí en la cuarta iglesia hay algo aún más serio. No es sólo el asunto de la sinagoga de Satanás, el lugar donde Satanás habita, o donde está su trono. Ahora, Satanás ha entrado en la iglesia y la ha saturado de él mismo. En la iglesia apóstata están las profundidades de Satanás, las enseñanzas misteriosas de Satanás. Esta es la filosofía satánica. La iglesia apóstata enseña los misterios de Satanás. Esto indica que el pensamiento profundo de Satanás, el concepto de Satanás, ha saturado la iglesia apóstata. Con el tiempo, esta iglesia ha llegado a ser la personificación de Satanás. La iglesia apropiada es el Cuerpo de Cristo, pero la iglesia apóstata es la personificación de Satanás. Cristo habita en la iglesia, pero Satanás habita en la iglesia apóstata de un modo sutil. Satanás siempre actúa de una manera sutil. La primera vez que él vino al hombre, vino en forma de una bella serpiente. Sin embargo, no era simplemente una serpiente; era Satanás. El siempre se disfraza de algo bueno. Nadie se imaginaría que Satanás se disfrazase de “iglesia”. Pero en la epístola a la iglesia en Tiatira vemos que ésa es la verdadera condición de la cristiandad hoy. Esta se ha convertido en un órgano de Satanás. Aunque lleva el nombre de Cristo, de hecho, dentro de ella está el mismo Satanás. Todos tenemos que ver esto.
Las profundidades de Satanás, que son la filosofía satánica, son sutiles. En la iglesia apóstata hay muchos misterios. Todos los misterios que enseña esta iglesia perversa son filosofías satánicas. Una de sus filosofías afirma que si usted no añade algo a las verdades de la Biblia, será difícil que la gente las acepte. El Señor en Su sabiduría, comparó esto con la levadura puesta en la harina fina, que suaviza el pan y lo hace más fácil de comer. La iglesia apóstata dice que si la gente no tiene la Navidad, le será difícil aceptar la verdad del nacimiento de Cristo. La celebración religiosa es la levadura agregada a la harina fina. Esto es maligno y sutil.
Si usted piensa que es demasiado osado decir que esta mujer maligna es la personificación de Satanás, le recomendaría que considere Apocalipsis 17:4-5. El versículo 4 dice: “Y la mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas, y tenía en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y de las inmundicias de su fornicación”. Esta mujer maligna tiene una buena apariencia: está adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas, los mismos materiales con los cuales está edificada la Nueva Jerusalén. Mientras que la Nueva Jerusalén es edificada sólidamente con estos tres materiales preciosos, esta mujer maligna está solamente cubierta con ellos. Estar cubierto significa tener una fachada, ser superficialmente atractiva, tener una apariencia placentera que esconde una realidad maligna. Su apariencia externa es atractiva, pero la realidad interna es detestable. Esta mujer también tiene una copa de oro, llena de abominaciones y de las inmundicias de su fornicación. En tipología el oro representa la naturaleza divina. Aparentemente, esta mujer maligna sostiene algo de Dios, pero en realidad, internamente, está llena de abominaciones. En la Biblia la abominación la constituyen principalmente dos cosas: la idolatría y la fornicación. Estas dos cosas son abominaciones delante de Dios. Aparentemente esta mujer es muy atractiva, está cubierta de oro, perlas y piedras preciosas y tiene un cáliz de oro en la mano. Si usted no tiene discernimiento, será engañado por ella. Cuando vemos lo que esta mujer es interiormente, nos damos cuenta de que está llena de abominaciones e inmundicia.
El versículo 5 dice: “Y en su frente un nombre escrito: Misterio, Babilonia la grande, la madre de las rameras y de las abominaciones de la tierra”. El Señor penetra en el corazón de la gente y sabe lo que hay en su interior. El tiene discernimiento y ve lo que hay dentro de esta mujer maligna. El Señor la llamó “La madre de las rameras”, lo cual indica que ella es la fuente de toda fornicación espiritual. Por consiguiente, es apenas justo decir que ella es la personificación de Satanás. Necesitamos discernimiento para ver a través de su apariencia externa. Por eso tenemos la espada aguda de dos filos, la santa Biblia.
Gracias sean dadas al Señor por Su gracia soberana. Debido a que Su gracia es soberana, El puede salvarnos en cualquier circunstancia. Muchos han sido salvos aún estando en la apóstata Iglesia Católica. Nadie puede decir que la iglesia Católica no predica la Biblia. En China, muchos paganos conocieron el nombre de Dios, el nombre de Jesús y algunos versículos de la Biblia mediante la enseñanza de la Iglesia Católica. No obstante, después que la gente es ayudada por esta iglesia apóstata, se le impide conocer al Señor de una forma más genuina. Algunos de los que fueron salvos cuando estaban en la iglesia apóstata por la gracia soberana del Señor, espontáneamente amaron esa institución maligna. Muchos de ellos dirían: “¿Si esto es maligno, entonces cómo pude yo ser salvo allí?” Aunque muchos católicos han venido a la vida de la iglesia, en lo más recóndito de su ser, es posible que algunos conserven cierta afinidad con esta mujer maligna. No la aborrecen como el Señor la aborrece. Lea la epístola a Tiatira otra vez. El Señor no tiene ninguna compasión para con Jezabel porque ha sido saturada completamente de Satanás. Satanás está en cada fibra de esa mujer perversa.
Nosotros no debemos tener ninguna relación con esa iglesia apóstata. Ella no es el Cuerpo de Cristo; no es la iglesia de Dios. Es la personificación de Satanás; es sutil y maligna. Si usted desea saber más al respecto, lea el libro del hermano Nee titulado La ortodoxia de la iglesia. Todo aquel que ame al Señor y a Su recobro, tiene que conocer a fondo esta iglesia apóstata. Una vez que la conozcamos, aborreceremos todo lo relacionado con ella. Debemos declarar que ella es la gran ramera, la gran Babilonia, y que tenemos que salir de ella.
Como veremos, el libro de Apocalipsis indica que esta gran ramera tiene hijas. Debemos tener una luz clara en cuanto a la iglesia apóstata. Una vez que seamos iluminados, sabremos cuál es nuestra posición en cuanto a la iglesia. Nosotros estamos en el recobro del Señor. Estamos en el Cuerpo de Cristo, la iglesia de Dios, y no tenemos nada que ver con Jezabel, la mujer maligna, la ramera, la gran Babilonia. Tampoco tenemos nada que ver con sus hijas.
En esta epístola, el Señor indica que El juzgará a Jezabel. En Apocalipsis 17:16 se nos dice que durante la gran tribulación el Señor le permitirá al anticristo matar y destruir a la iglesia apóstata. En ese entonces, la Babilonia religiosa será destruida. Pero hasta entonces, esta iglesia subsistirá, según la profecía. El versículo 25 dice que la apóstata Iglesia Católica permanecerá hasta la venida del Señor.
En el versículo 26 el Señor dice: “Al que venza y guarde Mis obras hasta el fin, Yo le daré autoridad sobre las naciones”. Aquí vencer significa vencer el catolicismo. Los vencedores, los demás de Tiatira, no retienen la enseñanza de Jezabel (v. 24), no han conocido las profundidades de Satanás, retienen el testimonio del Señor hasta Su venida (v. 25) y guardan las obras del Señor hasta el fin (v. 26). La expresión “Mis obras” del versículo 26 se refiere a las cosas que el Señor ya cumplió y está cumpliendo, tales como Su crucifixión, resurrección, intercesión, etc., en contraste con las obras que hace la iglesia apóstata bajo la influencia de Satanás.
En el versículo 26 el Señor dice que al que venza, le dará autoridad sobre las naciones. Eso constituye una recompensa para los vencedores, la cual consiste en reinar con Cristo sobre las naciones en el reino milenario (20:4,6). Esta promesa del Señor deja claramente implícito que los que no respondan al llamado que El hace a vencer el cristianismo degradado, no tendrán parte en el reino milenario.
En el versículo 27 el Señor dice hablando del que venza: “Y las pastoreará con vara de hierro, y serán quebradas como vasijas de barro; como Yo también la he recibido de Mi Padre”. En el reino milenario, el que regirá será un pastor. En Salmos 2:9 Dios le dio a Cristo autoridad para regir sobre las naciones. Aquí Cristo da la misma autoridad a los vencedores.
Finalmente, en el versículo 28 el Señor hace otra promesa al que venza, diciendo: “Y le daré la estrella de la mañana”. En la primera venida de Cristo, los sabios vieron Su estrella, pero lo judíos religiosos no (Mt. 2:2, 9-10). En Su segunda venida, El será la estrella de la mañana para los vencedores, los que esperan Su venida. A los demás El aparecerá solamente como el sol (Mal. 4:2).
Una vez más, en el versículo 29, el Señor dice: “El que tiene oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias”. Todos los que están en la iglesia apóstata, la cual exige que se le escuche a ella en lugar de a Dios, necesitan oír más lo que dice el Espíritu. Si alguien escucha lo que dice el Espíritu, oirá la palabra viva del Señor, y negará todas las cosas que enseña la iglesia apóstata, y llegará a ser un vencedor que satisfará al Señor.
Al final de las primeras tres epístolas se menciona primero el oído para oír y luego el llamado a vencer. Al final de las últimas cuatro epístolas el orden se invierte. Esto demuestra que las primeras tres iglesias son un grupo, y las últimas cuatro son otro. En la Biblia el número siete se compone de seis más uno, por ejemplo, seis días más un día equivalen a una semana; o se compone de tres más cuatro, como en estos dos capítulos, en los cuales las siete iglesias están divididas en un grupo de tres y otro de cuatro. Seis más uno se ve en la vieja creación, mientras que tres más cuatro se ve en la nueva creación, la iglesia. Puesto que todas las cosas fueron creadas en seis días, el número seis representa la creación, especialmente el hombre, quien fue creado en el sexto día; y puesto que Dios usó un solo día para descansar, el séptimo día, como conclusión de los seis días, el número uno representa al único Creador. Por consiguiente, seis más uno significa que todas las cosas fueron creadas para Dios, para el cumplimiento de Su propósito. El único Creador, Dios, es triuno, simbolizado por el número tres. Puesto que la creación es representada ante Dios por los cuatro seres vivientes (4:6-9), el número cuatro representa a los seres vivos, especialmente al hombre. Por lo tanto, tres más cuatro significa que Dios es añadido al hombre creado, y que así Su propósito se cumple. La iglesia no solamente es la criatura, sino también la criatura con el Creador, quien es el Dios Triuno dispensado en ella. La iglesia es el verdadero número siete: el verdadero tres, el Dios Triuno, añadido al verdadero cuatro, el hombre creado. Por tanto, el número siete denota completamiento en el mover de Dios, primero en la vieja creación y luego en la nueva creación, la iglesia.