Mensaje 25
El libro de Apocalipsis tiene tres secciones principales, aparte de la introducción (Ap. 1:1-8) y la conclusión (Ap. 22:6-21). En 1:19 el Señor le dice a Juan: “Escribe, pues, las cosas que has visto, y las que son, y las que han de ser después de éstas”. Por lo tanto, estas tres secciones principales son: “las cosas que has visto” (1:9-20), “las que son” (2:1—3:22), y “las que han de venir” (4:1—22:5). En el capítulo uno vemos los siete candeleros de oro y a Cristo entre ellos, todo lo cual es “las cosas que has visto”, y en los capítulos dos y tres tenemos las siete iglesias, que son “las cosas que son”. La sección de “las cosas que han de venir” comienza con la escena del cielo, en el capítulo cuatro. Como lo revela el capítulo cinco, Cristo viene a esta escena como el único digno de abrir el secreto de la economía de Dios. Ya hemos dicho que los primeros cuatro sellos proporcionan una síntesis de la historia del mundo desde la ascensión de Cristo hasta Su venida, y esta historia es presentada como una carrera de cuatro caballos. Casi al final de esta era, cuando se abra el quinto sello, los santos que fueron mártires clamarán al Señor. El sexto sello será la respuesta de Dios a su clamor. El sacudirá el universo como una advertencia para los que moran en la tierra y como una introducción a la gran tribulación. Después de esto, vienen las siete trompetas, las cuales son el contenido del séptimo sello. Las primeras cuatro trompetas traerán el juicio de Dios a la tierra, el mar, los ríos y a las huestes del cielo. Debido a este juicio, la tierra dejará de ser útil para la subsistencia del hombre. Podemos ver que las cuatro trompetas y el sexto sello no son parte de la gran tribulación por el hecho de que las calamidades del sexto sello y de las primeras cuatro trompetas no dañan al hombre directamente, sino solamente la tierra, dejándola inhabitable. Ya hicimos notar, en el último mensaje, que la quinta trompeta marca el comienzo de la gran tribulación. La gran tribulación mencionada en Mateo 24:21 se compone de los tres ayes de la quinta, la sexta y la séptima trompetas.
En la quinta trompeta la humanidad será atormentada directamente. Al sonar la quinta trompeta, Satanás vendrá desde el cielo a la tierra y el anticristo subirá del abismo, y juntos atormentarán al hombre durante cinco meses. A diferencia de las calamidades sobrenaturales, el tormento de las langostas poseídas por los demonios afectará directamente al hombre. Como vimos anteriormente, al principio de los tres años y medio, el anticristo cambiará de parecer en cuanto a los israelitas, suspenderá la adoración a Dios y atormentará al hombre, a quien Dios creó para Sí mismo. Esto dará inicio a la gran tribulación. Este tormento, que es el primer ay, será tan severo que nadie podrá soportarlo. Después de esto, vendrá el segundo ay, la sexta trompeta.
El segundo ay es más complejo que el primero. No está tan definido como el ay de la quinta trompeta, el cual es causado por la obra conjunta de Satanás y el anticristo. Apocalipsis 9:13-14 dice: “El sexto ángel tocó la trompeta, y oí una voz de entre los cuatro cuernos del altar de oro que está delante de Dios, diciendo al sexto ángel que tenía la trompeta: Desata a los cuatro ángeles que están atados junto al gran río Eufrates”. La sangre de la expiación era puesta sobre los cuernos del altar de oro, el altar de incienso, para expiación, esto es, para redención (Lv. 16:18). La voz que viene “de los cuatro cuernos del altar de oro” indica que el juicio de Dios sobre el hombre se basa en la redención efectuada por Cristo; Dios envía Su juicio debido a que los hombres no creyeron en la redención de Cristo.
El versículo 12 dice: “El primer ay pasó; he aquí, vienen aún dos ayes después de esto”. Al sonar la quinta trompeta Satanás es lanzado del cielo a la tierra para destruirla, y para perseguir al pueblo de Dios por tres años y medio (12:10, 12-17, 6), y simultáneamente (los últimos tres años y medio, 13:5-7; 11:7) el anticristo sube del abismo para colaborar con Satanás atormentando y persiguiendo a los santos, y blasfemando a Dios; este período corresponde a los tres años y medio en el que la ciudad santa será entregada a los gentiles para ser destruida (11:2). Por todo lo anterior deducimos que el ay de la quinta trompeta debe de ser el comienzo de la gran tribulación (Mt. 24:21). El segundo ay, la sexta trompeta, y el tercer ay, la séptima trompeta (8:13; 9:12; 11:14), deben de ser parte de la gran tribulación, la cual probablemente, con el daño que el sexto sello y las primeras cuatro trompetas causan, será la hora de prueba para todos los moradores de la tierra (3:10). Los dos ayes que menciona el versículo 12 son la sexta y la séptima trompetas (9:13-20; 11:14-15).
Indudablemente, los cuatro ángeles “que están atados junto al gran río Eufrates” son cuatro ángeles rebeldes y malignos que siguieron a Satanás. La Biblia no especifica cuánto tiempo han estado atados junto al río. El versículo 15 dice: “Y fueron desatados los cuatro ángeles que estaban preparados para la hora, día, mes y año, a fin de matar a la tercera parte de los hombres”. Muchos entienden este pasaje en conformidad con su concepto natural, pensando que “la hora, día, mes y año” se refiere al año, mes, día y hora específicos cuando será muerta la tercera parte de los hombres. Pero éste no es el significado. “La hora, día, mes y año” significa que los cuatro ángeles han sido preparados para la suma de la hora, y el día, y el mes, y el año, es decir, un total de trece meses, un día y una hora, para la matanza de los hombres. Esta mortandad primero durará una hora, luego un día, luego un mes, y luego un año. Este castigo será tan severo y terrible, que al principio la gente no esperará que dure más de una hora. Cuando la hora pase, y no termine, esperarán que no dure más de un día. Después del primer día anhelarán que no se prolongará más de un mes. Después de transcurrido un mes, la gente deseará que no pase de un año. En conjunto, el tiempo de esta terrible hecatombe, será de trece meses, un día, y una hora.
Muchos de nosotros sufrimos durante la segunda guerra mundial. Cuando esa guerra comenzó, el 7 de julio de 1937, estaba yo viajando por China. La mañana siguiente leí una edición especial del periódico con la noticia de que la noche anterior había comenzado la guerra. Desde ese momento empezamos a sufrir los rigores de la guerra, primeramente por cuatro años. Luego Pearl Harbor fue bombardeado, y Estados Unidos entró en la guerra. Al continuar nuestro sufrimiento, esperábamos que la guerra terminaría en cualquier momento. Las noticias prometían constantemente que la guerra terminaría, pero seguía extendiéndose, y nosotros contábamos los días. En esos días me encarcelaron por treinta días. En la prisión, ya no contaba los días sino las horas, con el anhelo de que en la próxima hora saldría libre. Después de treinta días me soltaron, pero seguíamos sin libertad, y seguíamos contando los días. Por esta experiencia podemos entender el significado de “la hora, el día, el mes y el año” que vemos en 9:15. Cuando venga sobre los hombres la terrible matanza mencionada en el capítulo nueve, la gente esperará que la mortandad cese en una hora, luego en un día, en un mes, luego en un año. Los cuatro ángeles que están atados junto al río Eufrates están preparados para matar hombres por ese largo tiempo, una hora, un día, un mes y un año.
El versículo 16 dice: “Y el número de los ejércitos de los jinetes era doscientos millones. Yo oí su número”. Los cuatro ángeles usarán doscientos millones de jinetes para matar la tercera parte de los hombres. El número de esos jinetes es casi la población de los Estados Unidos. Esos doscientos millones de soldados de caballería, vendrán de donde sale el sol (16:12), esto es, del oriente. El lugar de la tierra que produce más caballos es Mongolia. El mundo occidental ha inventado muchos medios modernos de transporte, pero esta caballería del oriente no usará ninguno de ellos. En su lugar usarán caballos. Para viajar a caballo no se necesitan rutas modernas ni ferrocarriles. Es posible que cada jinete traiga un caballo extra con agua y comida. A este ejército le será fácil esconderse o dispersarse ante la amenaza de ser atacado con bombas, y será difícil hallarlo. Estas tropas se moverán hacia el occidente matando a su paso. Los jinetes de estos caballos tendrán “corazas de fuego, de jacinto y de azufre. Y las cabezas de los caballos eran como cabezas de leones; y de su boca salían fuego, humo y azufre” (v. 17). El versículo 19 dice: “El poder de los caballos estaba en sus bocas y en sus colas; porque sus colas, semejantes a serpientes, tenían cabezas, y con ellas dañaban”. Las colas de estos caballos, semejantes a serpientes, eran más venenosas que las de las langostas, semejantes a la de los escorpiones (v. 10). Las langostas solamente atormentarán a los hombres durante cinco meses (vs. 5, 10), mientras que los caballos matarán a la tercera parte de los hombres (vs. 15, 18). Esto significa que el ay de la sexta trompeta será más severo que el de la quinta.
Como dijimos, los cuatro ángeles serán desatados para impulsar a los doscientos millones de soldados de a caballo. Estas tropas se moverán de oriente a occidente, pasarán el Eufrates, y llegarán a la región más rica de la tierra, el Medio Oriente. Apocalipsis 9:14 dice que los cuatro ángeles estaban atados junto al río Eufrates, y en 16:12 dice: “El sexto ángel derramó su copa sobre el gran río Eufrates; y el agua de éste se secó, para que estuviese preparado el camino a los reyes que vienen de donde el sol sale”. Estos doscientos millones de soldados de caballería que “vienen de donde el sol sale” se unirán para la batalla de Armagedón (16:10-16; 19:17-18).
En Apocalipsis 16:13-14 dice: “Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a manera de ranas; pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de toda la tierra habitada, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso”. El versículo 16 del mismo capítulo dice: “Y los reunió en el lugar que en hebreo se llama Armagedón”. El río Eufrates se secará como resultado del derramamiento de la sexta copa. Puesto que se menciona el río Eufrates en los capítulos 9 y 16, vemos que los doscientos millones de jinetes de la sexta trompeta están relacionados con la sexta copa de la séptima trompeta, que trata de la reunión de los ejércitos de la tierra en Armagedón. Estos doscientos millones de soldados montados que vienen del oriente, y los ejércitos del norte y del occidente se concentrarán en Armagedón. Dios concentrará todos los ejércitos de la tierra en un solo lugar. Esto lo hará por Su sabiduría, y ocurrirá cuando se derrame la sexta copa, la cual es parte del ay de la séptima trompeta. Al mismo tiempo Satanás hará lo posible por destruir a la gente; el anticristo perseguirá al pueblo de Dios e incluso peleará contra Dios, haciendo todo lo que pueda por corromper la tierra. Por consiguiente Dios enviará Su juicio sobre la tierra. Durante los últimos tres años y medio, Satanás y el anticristo harán todo lo que esté a su alcance por destruir al hombre, y Dios juzgará la tierra. ¡Que lugar tan horrible será el mundo en ese entonces!
Una vez que el Eufrates se haya secado, los reyes del oriente y sus ejércitos cruzarán el río en seco camino a Armagedón, el cual está ubicado bastante cerca de Jerusalén. Ya vimos que todos los ejércitos de la tierra se juntarán para apoderarse de todas las riquezas de esa región. Muchas naciones de esa área son ricas debido a las reservas de petróleo. Esto lo dispuso Dios así, y ésta será Su manera de juntar las uvas en el lagar (14:17-20; 19:15). Apocalipsis 19:15 dice que Cristo “pisa el lagar del vino del ardor de la ira del Dios Todopoderoso”. En el capítulo 14 primeramente tenemos las primicias (vs. 1-4); en segundo lugar, la cosecha (vs. 15-16), y tercero, el lagar es pisado (vs. 18-19). El versículo 20 dice: “Y fue pisado el lagar fuera de la ciudad, y del lagar salió sangre hasta los frenos de los caballos, por mil seiscientos estadios” (Un estadio equivale a ciento ochenta metros). La concertación de los ejércitos del mundo en un lugar llamado Armagedón es semejante a recoger todas las uvas en el lagar. Todas las uvas serán recogidas en el gran lagar de la ira de Dios. Cuando Cristo regrese a la tierra, destruirá a estos combatientes malvados pisando el lagar de la ira de Dios. El resultado será un río de sangre tan grande que llegará hasta los frenos de los caballos por una distancia de más de trescientos kilómetros.
Mencionamos con anterioridad que los trece meses, un día y una hora es probablemente el tiempo que necesiten los doscientos millones de hombres de a caballo para viajar desde “donde el sol sale” hasta el Medio Oriente. En su viaje matarán la tercera parte de los hombres. Esta matanza será terrible. Cuando ese ejército llegue al Eufrates, inmediatamente antes de la batalla de Armagedón, será derramada la sexta copa. La crónica de este suceso es muy seria. Es un relato histórico descrito antes de que suceda. Los escritores de este mundo tienen una vista muy corta y son superficiales e ignorantes. El Señor mismo escribió este informe histórico de la historia humana. Digo esto con solemnidad.
Hace más de cincuenta años que fui salvo. Durante esos años, desde 1918, he observado la situación del mundo y he estudiado las profecías de la Biblia. Puedo testificar que en ningún tiempo el cumplimiento de las profecías del Nuevo Testamento han estado tan cerca como ahora. El centro de la noticias de hoy es el Medio Oriente. Muchas de las noticias diarias acerca de esa región concuerdan con lo que dice la Biblia. Esto significa que el Señor cumple lo que dice y que las profecías se están cumpliendo. Sin duda alguna, estamos muy cerca del tiempo del sexto sello, cuya característica principal es el gran terremoto. Sin embargo, en este estudio-vida no estamos interesados en satisfacer nuestra curiosidad estudiando las profecías. El Señor está abriendo nuestros ojos por causa de lo que El está recobrando. No estamos ciegos ni velados ni cubiertos. Si hay cristianos que conocen la voluntad de Dios y Su economía, esos somos nosotros. ¿Entonces, qué debemos de hacer? Simplemente decir: “Amén, Señor. Amén a Tu Palabra, Tus hechos, Tu economía y Tu mover. Señor, Amén al secreto que nos has mostrado”.
Como un hermano ya entrado en años, permítanme decir unas palabras a los jóvenes: ustedes son bienaventurados de estar en el recobro del Señor. En el transcurso de su vida, con seguridad se cumplirán muchas profecías de la Biblia. Después de considerar todos los asuntos tratados en este estudio-vida, nadie puede decir que no ha visto algo, o que no sabe algo sobre los días que vienen. Jóvenes, hace cincuenta años yo no tenía la visión clara que ustedes tienen hoy, pese a que había estudiado libros acerca de la profecía. Alabado sea el Señor porque el velo ha sido quitado, la economía de Dios se ha hecho manifiesta a nosotros, y ahora tenemos una visión clara de lo que viene. En estos días el panorama, la luz y la visión están bien definidos. Sabemos lo que pasará en el quinto sello, lo que ocurrirá en el sexto sello y lo que sucederá cuando se toquen las primeras cuatro trompetas. Sabemos que la quinta trompeta, el primer ay, determinará el comienzo de la gran tribulación, y sabemos que la sexta trompeta, el segundo ay, será la continuación de la tribulación. Ya vimos que la sexta trompeta está relacionada con la sexta copa. En resumen, se nos ha dado un panorama claro del futuro. Después de que se abra el sexto sello, no quedará nada bueno en la tierra para nosotros. ¡Prepárense! La tierra será sacudida, el mar será destruido, los ríos se volverán amargos, y los astros del cielo se oscurecerán. Finalmente, Satanás y el anticristo trabajarán conjuntamente atormentando a los hombres durante cinco meses. Después de esto, cuando suene la sexta trompeta, los doscientos millones de jinetes comenzarán a marchar a lo largo de una gran parte de la tierra, y a su paso destruirán la tercera parte de la humanidad. Finalmente, todos los ejércitos del mundo se reunirán en un solo lugar llamado Armagedón. Entonces las uvas, los ejércitos del mundo, serán holladas por Cristo en el lagar de la ira de Dios.
Ha quedado claro que el segundo ay de la sexta trompeta es la continuación de la gran tribulación (11:14). Los versículos 20 y 21 dicen: “Y los otros hombres que no fueron muertos con estas plagas, ni aun así se arrepintieron de las obras de sus manos, ni dejaron de adorar a los demonios, y a los ídolos de oro, de plata, de bronce, de piedra y de madera, los cuales no pueden ver, ni oír, ni andar; y no se arrepintieron de sus homicidios, ni de sus hechicerías, ni de su fornicación, ni de sus hurtos”. (El versículo 20 no dice que estos ídolos no puedan hablar, como en Salmos 115:5; 135:16, porque según Apocalipsis 13:15, la imagen de anticristo hablará.) Estos versículos indican que Dios trae juicio para que los hombres se arrepientan. Aunque el propósito de Dios al ejecutar Sus juicios es que los hombres se arrepientan, estos versículos muestran que ellos no se arrepentirán.