Mensaje 28
En Ap. 11:14-18 tenemos la séptima trompeta. Sin ésta la economía de Dios y el mover de Dios no pueden concluirse. Al leer desde el capítulo ocho hasta el once, vemos que las siete trompetas verdaderamente son algo inmenso. Cuando la séptima trompeta suene, ocurrirán muchas cosas. Esta trompeta sonará por cierto tiempo, y durará por la eternidad; declarará, anunciará y proclamará el plan eterno de Dios. En cada una de las primeras seis trompetas sólo ocurre un evento, pero en la séptima trompeta ocurrirán muchas cosas.
La séptima y última trompeta (1 Co. 15:52) tiene tanto aspectos positivos como negativos. Los aspectos negativos se relacionan con la ira de Dios, la cual consta de las últimas plagas de las siete copas (15:1; 16:1-21), el último ay anunciado sobre los moradores en la tierra (Ap. 8:13; 11, 9:12, 14), y la destrucción de los que destruyen la tierra, lo cual sucederá cuando el Señor regrese a la tierra (Ap. 17:14; 18:1-2; 19:19—20:3). Los aspectos positivos son: el reino eterno de Cristo, que es el reino manifestado (Ap. 11:15, 17); el juicio de los muertos, el cual ocurre antes de la resurrección de los santos (v. 18); y la entrega de la recompensa a los profetas y a los santos, lo cual sucederá en el tribunal de Cristo (2 Co. 5:10) después de la resurrección y el arrebatamiento de los santos (1 Co. 15:23, 52; 1 Ts. 4:16-17), y en el trono de gloria de Cristo (Mt. 25:31-34), y después de la entrega del galardón a aquellos que temieron al nombre del Señor (Ap. 14:6-7). De modo que la séptima trompeta comprende todo lo que acontece desde el fin de la gran tribulación hasta la eternidad futura: las últimas plagas de las siete copas (cap. 16), la resurrección y el arrebatamiento de los santos, el galardón dado a los santos, el regreso de Cristo a la tierra, la destrucción de la gran Babilonia (Ap. 17:1—19:6), las bodas del Cordero (Ap. 19:7-10), la destrucción del anticristo, el falso profeta, Satanás y sus seguidores (Ap. 19:11-21; 20:1-3), el reino milenario (Ap. 20:4-6), el juicio final ejecutado sobre la tierra y sobre Satanás (Ap. 20:7-10), el juicio final de los muertos (Ap. 20:11-15), y el cielo nuevo y la tierra nueva con la Nueva Jerusalén, que perdurarán por la eternidad (Ap. 21:1—22:5).
En Apocalipsis 11:14 leemos: “El segundo ay pasó; he aquí, el tercer ay viene pronto”. El tercer ay consta de las siete copas de la ira de Dios (cap. 16), y es parte del contenido negativo de la séptima trompeta. El ay de la séptima trompeta debe de marcar el final de la gran tribulación (Mt. 24:21), puesto que el toque de esta trompeta es mencionado después de la visión acerca de la destrucción de Jerusalén durante los últimos tres años y medio (Ap. 11:2), y puesto que las siete copas son las últimas plagas de la consumación de la ira de Dios (Ap. 15:1; 16:1).
Al sonar la séptima trompeta, no solamente terminará la gran tribulación, sino que también concluirá esta era. El misterio de Dios finalizará (Ap. 10:7), y los reinos del mundo serán el reino de nuestro Señor y de Su Cristo (Ap. 11:15). Entonces comenzará otra era, la era del reino, el milenio.
La séptima trompeta traerá el reino que perdura por la eternidad. El versículo 15 dice: “El séptimo ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: El reinado sobre el mundo ha pasado a nuestro Señor y a Su Cristo; y El reinará por los siglos de los siglos”. La frase “El reinará por los siglos de los siglos” se refiere al reinado eterno del Señor en el cielo nuevo y la tierra nueva (22:5). Esto indica que la séptima trompeta abarca el cielo nuevo y la tierra nueva con la Nueva Jerusalén.
La séptima trompeta incluirá las siete copas de la ira de Dios y el tercer ay (Ap. 11:14, 18; 15:1, 7-8; 16:1-21). El versículo 18 dice: “Se airaron las naciones, y Tu ira ha venido”. Esta ira se refiere a la ira de las siete copas mencionadas en el capítulo 16, las cuales son parte del contenido negativo de la séptima trompeta. El último ay comprende las siete copas de la séptima trompeta. Las siete copas constituyen la intensificación de la ira de Dios. Cuando las siete copas sean vertidas sobre la tierra, la ira de Dios será desfogada. Las copas no serán vertidas sobre la tierra ni sobre el cielo, sino sobre los hombres, especialmente sobre el anticristo y su reino. En el último ay, el anticristo estará peleando contra Dios, y Cristo descenderá a la tierra con Sus ejércitos vencedores para pelear contra él. Las siete copas del tercer ay serán como siete bombas arrojadas desde el cielo y usadas por Dios para destruir al anticristo y su reino. Las siete copas probablemente serán vertidas en un corto lapso de tiempo. Al derramarse las siete copas, concluirá la gran tribulación y terminará esta era.
La séptima trompeta también incluye el reino eterno de Cristo (Ap. 11:15, 17). El versículo 15 dice que el reinado sobre el mundo pasará a nuestro Señor y a Su Cristo, y El reinará por los siglos de los siglos. Los reinos del mundo llegarán a ser el reino de Cristo cuando éste regrese después de juzgar a las naciones (Dn. 7:13-14; 2:44-45). En ese momento, los veinticuatro ancianos se postrarán sobre sus rostros y adorarán a Dios, diciendo: “Te damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras, porque has tomado Tu gran poder, y has reinado” (v. 17).
Durante el transcurso de la séptima trompeta, Cristo juzgará a los muertos. El versículo 18 dice que ha venido “el tiempo de juzgar a los muertos”. El juicio de los muertos mencionado en este versículo no se refiere al juicio del gran trono blanco. Puesto que juzgar a los muertos se menciona antes de “darle la recompensa a tus esclavos”, no debe de referirse al juicio de los muertos ante el gran trono blanco que sucede después del milenio (20:11-15). Esto significa que, según Juan 5:27-29, al terminar esta era, antes del milenio, los muertos serán juzgados para determinar quién participará de la resurrección de vida antes del milenio (1 Co. 15:23 Apocalipsis 20:4-6) y quién será dejado para la resurrección de condenación después del milenio (20:11-12). Antes que Cristo resucite a los santos, El determinará entre los muertos quiénes estarán en la primera resurrección, la resurrección de vida, y quiénes en la segunda, la resurrección de condenación. Después de determinarse esto, se producirá la resurrección de los santos.
Cuando los santos hayan resucitado, serán arrebatados. En 1 Tesalonicenses 4 vemos que los santos que estén muertos serán levantados. Muchos cristianos tienen el concepto equivocado de que los santos que murieron están en el cielo, y que cuando el Señor Jesús venga, ellos descenderán con El. Lea la Biblia otra vez. Los santos no descenderán sino que serán levantados, y, junto con los que vivan, serán arrebatados a las nubes al encuentro del Señor. Decir que los santos que murieron están ahora en el cielo no tiene base en las Escrituras.
El versículo 18 también dice que el tiempo ha llegado “de dar el galardón a Tus esclavos los profetas, y a los santos, y a los que temen Tu nombre, a los pequeños y a los grandes”. El galardón será dado por el Señor a Sus fieles a Su regreso (22:12; Mt. 16:27). El juicio de los profetas y de los santos se llevará a cabo ante el tribunal de Cristo (2 Co. 5:10). El propósito de este juicio será determinar entre las personas salvas quién será digna de recibir el galardón y quién necesitará más disciplina. El galardón para los profetas y para los santos se dará después de la resurrección y del arrebatamiento de los santos (1 Co. 15:23, 52; 1 Ts. 4:16-17).
La séptima trompeta de Apocalipsis 11 es la final trompeta de 1 Corintios 15. A la final trompeta los santos que hayan muerto resucitarán y, juntamente con los que estén vivos, serán arrebatados a los aires. No es bíblico decir que el arrebatamiento de la mayoría de los santos sucederá antes de la tribulación. ¿Cómo pueden decir que Cristo vendrá visiblemente antes de la tribulación? La Biblia es muy clara en este respecto. Pablo dice que los santos que estén vivos no precederán a los que murieron, y que cuando suene la última trompeta, los santos que hayan muerto resucitarán. Todos tenemos que admitir que la trompeta final es la séptima trompeta. Después de la séptima trompeta no habrá más trompetas. Antes de la séptima trompeta, están la quinta y la sexta, que son las partes principales de la gran tribulación. Puesto que muchos santos serán arrebatados cuando suene la séptima trompeta, lo cual sucede al final de la gran tribulación, ¿cómo podría uno decir que el arrebatamiento de la mayoría de los santos sucederá antes de la gran tribulación? No se deje limitar por las enseñanzas tradicionales de hoy, que son superficiales e inexactas. Necesitamos tomar la palabra pura de la Biblia. Cuando suene la séptima trompeta, los santos que hayan muerto serán resucitados, y los que estén vivos serán arrebatados juntamente con ellos a los aires. Sin embargo, ni siquiera en ese entonces Cristo habrá regresado. Durante ese tiempo El permanecerá en los aires. Después de este arrebatamiento, Cristo establecerá Su tribunal de juicio para decidir quién recibirá el galardón y será parte de su ejército vencedor, y quién necesitará más disciplina y castigo.
Cristo también recompensará al pueblo que teme a Dios. Apocalipsis 11:18 también menciona específicamente que se le dará galardón a los que temen el nombre de Dios. El pueblo que teme a Dios consta de aquellos que obedecen al evangelio eterno, el cual consiste en temer y adorar a Dios, en no adorar a la bestia y a su imagen (14:6-7), y en proveer de lo necesario al pueblo de Dios. (Mt. 25:33-40). Luego, después de que Cristo venga a tomar posesión de la tierra y a establecer el trono de Su gloria en Jerusalén, el centro de Su reino, El juzgará las naciones, a todos los incrédulos que aún vivan. El Nuevo testamento dice que Cristo ha sido designado para juzgar a los vivos y a los muertos (Hch. 10:42; 2 Ti. 4:1). ¿Cuándo juzgará a los que viven? Después de la batalla de Armagedón y de destruir al anticristo, al falso profeta y a sus seguidores (Ap. 19:11-21). En ese tiempo todavía habrá un gran número de incrédulos en la tierra. De acuerdo con Mateo 25:31-46, Cristo reunirá todas las naciones delante de Su trono en Jerusalén y las juzgará.
Muchos piensan que este juicio es el juicio de los cristianos en el que se determina quién es genuino y quién es falso. Considere lo que dice Mateo 25:31-32: “Pero cuando el Hijo del Hombre venga en Su gloria, y todos los ángeles con El, entonces se sentará en el trono de Su gloria, y serán reunidas delante de El todas las naciones”. En el Nuevo Testamento la palabra “naciones” se refiere a los gentiles. Mateo 25:32 también dice: “Y separará los unos de los otros, como separa el pastor las ovejas de los cabritos”. Este juicio no se ejecutará de acuerdo con la ley ni tampoco de acuerdo con el evangelio de gracia, sino conforme al evangelio eterno que predica el ángel en Apocalipsis 14:6-7. Durante los tres años y medio el anticristo obligará a la gente a adorar su imagen, y un ángel en medio del aire proclamará el evangelio eterno, exhortando a los moradores de la tierra a no adorar la imagen, y a temer y adorar a Dios. Algunos de los habitantes de la tierra obedecerán este evangelio eterno, temerán y adorarán a Dios, no adorarán la imagen de la bestia, y cuidarán de los judíos y de los cristianos necesitados, quienes estarán sufriendo bajo la persecución del anticristo. Así que, en Mateo 25:34-36, el Rey dice a los de Su derecha: “Venid, benditos de Mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; fui forastero, y me acogisteis; estuve desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a Mí”. Cuando estos justos le pregunten al Señor cuándo hicieron tal cosa, El les responderá: “De cierto os digo que por cuanto lo hicisteis a uno de estos Mis hermanos más pequeños, a Mí lo hicisteis” (Mt. 25:40). Estas “ovejas” entonces serán trasladadas al reino y serán las naciones durante el milenio (2:26: 12:5). Durante esos mil años, los cristianos vencedores reinarán con Cristo; los judíos salvos serán los sacerdotes, y estos justos serán el pueblo que los vencedores regirán. Los “cabritos”, los malignos, los que siguieron al anticristo y desobedecieron al evangelio eterno, serán lanzados al lago de fuego “preparado para el diablo y sus ángeles” (Mt. 25:41). Esto ocurrirá durante el tiempo de la séptima trompeta, cuando toda la tierra haya llegado a ser el reino de Cristo.
La séptima trompeta también incluye la destrucción de los que destruyen la tierra. El versículo 18 dice que Cristo destruirá “a los que destruyen a la tierra”. Los que destruyen la tierra incluyen a la gran Babilonia (17:2; 18:3), al anticristo (13:3), al falso profeta (13:14), a Satanás (20:7-9), y a los que los siguen (17:12-24; 19:19; 20:8-9). Todos éstos serán destruidos cuando suene la séptima trompeta.
La gran Babilonia, la religión falsa, la Iglesia Católica Romana, debe de ser considerada como uno de los destructores de la tierra. En Apocalipsis 17:2 dice que con ella “han fornicado los reyes de la tierra”, y “los moradores de la tierra se han embriagado con el vino de su fornicación”. El Señor la destruirá debido a que ella es uno de los que destruyen la tierra y a que toda la tierra ha sido corrompida por ella.
Después de destruir a la gran Babilonia, el Señor destruirá al anticristo, al falso profeta y a sus seguidores en la batalla en Armagedón. El anticristo y el falso profeta serán lanzados en el lago de fuego, y Satanás será destruido. En realidad el Señor juzgará a Satanás dos veces: primeramente atándolo y lanzándolo en el abismo antes del milenio, y luego lanzándolo al lago de fuego después del milenio. El anticristo será el primero en ser lanzado al lago de fuego. El anticristo, el falso profeta y sus seguidores, entre los cuales están los “cabritos” mencionados en Mateo 25, serán arrojados al lago de fuego antes que Satanás (Ap. 19:20; Mt. 25:41), el cual será retenido en el abismo por mil años, y finalmente será lanzado al lago de fuego. Al final del milenio, todos los muertos que no fueron salvos también serán lanzados en el lago de fuego (20:15). Para entonces todo lo negativo del universo habrá terminado.
Si queremos entender la profecía, tenemos que conocer bien el contenido completo del séptimo sello. Esta es la clave para conocer la profecía de este libro. En mi juventud, pensaba que la séptima trompeta solamente comprendía las siete copas y que las siete trompetas eran todo el contenido del séptimo sello. Basándome en ese concepto, me fue difícil asimilar el contenido completo del libro de Apocalipsis. Pero después de varios años, vi que las siete trompetas constituyen todo el contenido del séptimo sello, y que las siete copas son sólo parte del contenido de la séptima trompeta, pues ésta incluye mucho más que las siete copas. Como dijimos anteriormente, la séptima trompeta incluye tanto aspectos negativos como positivos.
El versículo 19 revela la escena en el cielo después de que suena la séptima trompeta. Este versículo dice: “Y fue abierto el templo de Dios que está en el cielo, y el arca de Su pacto se veía en Su templo. Y hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo”. En este libro se pronostican cuatro terremotos. El primero (6:12) ocurre cuando se abre el sexto sello; el segundo (8:5), antes de tocarse las siete trompetas; el tercero (11:13) se produce entre la sexta trompeta y la séptima; y el cuarto (v. 19), al sonar la séptima trompeta cuando se derrama la séptima copa (16:18-20), lo cual constituye la conclusión del contenido negativo de la séptima trompeta.
En este versículo, el cual continúa en 15:5, vemos que el templo de Dios es abierto. El trono que está rodeado del arco iris en 4:2-3 es el centro de todos los juicios ejecutados sobre la tierra en los capítulos del seis al once, lo cual presenta el lado negativo; mientras que el templo con el arca es el centro de todo lo que Dios logra en el universo, lo cual se lleva a efecto en los capítulos del doce al veintidós y muestra el lado positivo. El trono que está rodeado del arco iris y que es el centro de la primera sección, es el lugar donde se ejecuta el juicio de Dios. El templo con el arca, el centro de la segunda sección, es el edificio de Dios. Primeramente, por el lado negativo, tenemos los juicios de Dios, y en segundo lugar, por el lado positivo, tenemos el edificio de Dios. El trono con el arco iris son el centro del juicio de Dios, y el templo con el arca son el centro del edificio de Dios.
El juicio de Dios se cumple plenamente en la primera sección del libro. La idea principal de la segunda sección es el edificio. ¿Quién será el templo? El pueblo de Dios, principalmente la iglesia. ¿Quién es el arca? Cristo. Por consiguiente, el centro del edificio de Dios en la eternidad será Cristo y la iglesia. Nosotros no estamos bajo el trono que tiene el arco iris; estamos en el templo con Dios. No estamos bajo el juicio de Dios; somos parte del edificio de Dios. El anticristo y los incrédulos estarán bajo el trono que está rodeado del arco iris, pero nosotros estamos en el templo donde está el arca, en el edificio de Dios con Cristo.
¡Qué luz nos ha mostrado el Señor! Después del toque de las siete trompetas en la primera sección, todos los misterios habrán terminado, todos los juicios habrán sido realizados, y la administración de Dios se habrá completado. Solamente una cosa perdurará: el edificio de Dios. Debido a esto, el panorama o la escena del cielo pasa del trono con el arco iris al templo con el arca. ¿Qué ve usted hoy, el trono con el arco iris o el templo con el arca? Nosotros vemos el templo con el arca. Vemos a Cristo y la iglesia. El fin de esta visión no es que seamos santos o espirituales, sino que seamos edificados. Todos debemos ver el templo con el arca, los cuales se relacionan con la edificación de la morada de Dios.
Cuando el templo de Dios en el cielo se abra y el arca de Su testimonio sea vista en el templo, habrá relámpagos, voces, truenos, un terremoto y grande granizo (v. 19). Esto mismo sucederá cuando la séptima copa sea vertida (16:17-21). Los relámpagos, las voces y los truenos son declaraciones solemnes de la ira y el juicio de Dios. El terremoto y el grande granizo son el juicio en sí. Por este terremoto, que será el más grande en la historia, las ciudades serán sacudidas y caerán, entre ellas Jerusalén, Roma y Babilonia la Grande (16:19). Con el grande granizo, los hombres sufrirán una plaga extremadamente grande (16:21). Así concluirá la gran tribulación.
El libro de Apocalipsis está dividido en dos secciones. La primera sección consta de los capítulos del uno al once, y provee una vista panorámica de los eventos. Por ser sólo un bosquejo, no contiene detalles. Por esta razón la siguiente sección, constituida de los capítulos del doce al veintidós, presenta los detalles de los principales eventos contenidos en la primera sección. Todos los capítulos contienen algunos detalles. Por ejemplo, sin los capítulos veintiuno y veintidós nunca habríamos visto los detalles de la Nueva Jerusalén mencionada en 3:12. Las dos secciones de Apocalipsis son semejantes a los primeros dos capítulos de Génesis. Génesis uno presenta una crónica general de la creación, especialmente de la creación del hombre. El capítulo dos de Génesis suministra los detalles relativos a la creación del hombre. Necesitamos dicho capítulo como suplemento, ya que nos trae los detalles del cuadro general de Génesis uno. De igual modo, necesitamos la segunda sección de Apocalipsis, pues ésta nos muestra los detalles de las cosas cruciales que se mencionan someramente en la primera sección.