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Mensajes del libro «Estudio-Vida de Apocalipsis»
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Mensaje 8

LOS SIETE CANDELEROS

  Casi todo el libro de Apocalipsis se basa en el Antiguo Testamento, pues la mayoría de las cosas mencionadas en él no son nuevas. La mayor parte de lo que este libro revela procede del Antiguo Testamento. Sin embargo, todas las cosas que se encuentran en Apocalipsis tienen un nuevo significado. Por ejemplo, la ciudad de Jerusalén, una ciudad con doce puertas, se halla en Ez. 48, pero al final de Apocalipsis vemos la ciudad de Jerusalén de una manera nueva. Casi todo es presentado desde una perspectiva nueva en Apocalipsis, debido a que es un libro de conclusión, el cumplimiento de lo que la Biblia presenta. Tal es el caso de los candeleros que vemos en el capítulo uno. El candelero se menciona en Éx. 25 y Zac. 4, pero en Apocalipsis se presenta desde un ángulo nuevo. En este mensaje consideraremos los siete candeleros de Apocalipsis 1.

  Los candeleros son los símbolos de las iglesias locales. Aunque hemos visto que las iglesias locales son el testimonio de Jesús, tal vez a muchos les sea difícil comprender lo que esto significa. ¿Qué significa decir que las iglesias locales son el testimonio de Jesús? Significa decir que las iglesias son los candeleros.

  A lo largo de los siglos, pocos cristianos han tocado la profundidad de lo que significa el candelero. En este mensaje escudriñaremos las profundidades del asunto de los candeleros. Los símbolos bíblicos son difíciles de comprender debido a que no podemos entender un símbolo como el del candelero según nuestro concepto natural. De acuerdo con nuestro concepto natural, un candelero es simplemente un objeto que sostiene una lámpara, la cual ilumina en la obscuridad. El candelero de Exodo 25 es de oro puro, igual que los candeleros de Zacarías 4 y de Apocalipsis 1. La substancia del candelero es el oro. En el candelero vemos tres cosas importantes: el oro, la base y las lámparas. El candelero representa el Dios Triuno. El oro es la substancia con la cual está hecho el candelero; la base es la corporificación del oro, y las lámparas son la expresión de la base. El oro representa al Padre como la substancia; la base representa al Hijo como la corporificación del Padre, y las lámparas representan al Espíritu como la expresión del Padre en el Hijo. Por lo tanto, el Dios Triuno está implícito en el significado del candelero.

  En las paredes de las sinagogas judías se ve el símbolo del candelero. Aunque los judíos han usado este símbolo por siglos, no conocen su verdadero significado, el Dios Triuno. ¿Ha considerado usted alguna vez que el candelero lleva implícito el significado del Dios Triuno?

  En cuanto a substancia, el candelero es uno solo, pero en expresión es siete, porque es un solo candelero con siete lámparas. En la base el candelero es uno; en el extremo superior es siete. ¿Hemos de discutir si es uno o es siete? En substancia, el candelero es una sola pieza de oro, pero sostiene siete lámparas. Esto indica misteriosamente que en substancia el Dios Triuno es uno. El es uno en substancia, pero en expresión es los siete Espíritus. El Padre, la substancia, está corporificado en el Hijo, la forma, y el Hijo es expresado como los siete Espíritus.

  ¿Como podemos comprobar que las siete lámparas son el Espíritu que expresa a Cristo? Las siete lámparas se mencionan por primera vez en Exodo. Si solamente tuviéramos el relato de Exodo, sería muy difícil entender que estas siete lámparas son el Espíritu. Pero si continuamos desde Exodo hasta Zacarías, veremos que las siete lámparas son los siete ojos de Cristo y los siete ojos de Dios (Zac. 3:9; 4:10). Si continuamos en el Apocalipsis, veremos que los siete ojos del Cordero son los siete ojos, que a su vez son el Espíritu intensificado de Dios. Por consiguiente, tenemos una base sólida para decir que las siete lámparas son el Espíritu intensificado siete veces como expresión de Cristo.

  Ya vimos que el significado del candelero tiene implícito al Dios Triuno; el candelero simboliza el Dios Triuno corporificado y expresado. Dios el Padre como el oro divino está corporificado en Cristo el Hijo, y luego es completamente expresado por medio del Espíritu. La expresión difiere de la corporificación. Esta tiene que ser única, porque Dios es único. Por consiguiente, la corporificación tiene que ser una sola base, un solo soporte o pie. Sin embargo, la expresión tiene que ser completa, y tiene que serlo en el mover de Dios. Recuerde que el siete es el número completo en el mover de Dios. A lo largo de los siglos, Dios se ha expresado en Su mover. Esta es la razón por la cual las siete lámparas representan el Espíritu intensificado, quien es la expresión de Cristo en el mover de Dios. Este es el entendimiento de la Trinidad en la práctica. La Trinidad nos es revelada con miras al dispensar de Dios en la humanidad. Dios, el Ser divino, está primeramente corporificado en Cristo, y luego expresado mediante el Espíritu siete veces intensificado. Ahora no solamente tenemos al Dios Triuno; en el candelero tenemos al Dios Triuno en substancia, corporificado y expresado sólidamente. Al oro se la ha dado la forma de una base sólida. Originalmente era solamente oro, pero ahora es el soporte. Con el oro se ha hecho una base mediante la cual se puede cumplir el propósito de Dios. Sin la base, es imposible que el propósito de Dios se lleve a cabo. Como ya vimos, la base, la cual tipifica a Cristo, se expresa en las siete lámparas, lo cual alude a los siete Espíritus de Dios. Ellos no están separados de Dios; son los siete ojos de Dios y del Cordero, el Redentor. Como veremos, también son los siete ojos de la piedra con la cual se edificio. Por consiguiente, ellos son los siete ojos con la redención de Cristo que construyen el edificio de Dios. Cuando dichos ojos miran al hombre, éste es redimido y hecho parte de la casa de Dios. Esto es la Trinidad.

  En Exodo 25 se da énfasis a la base, en Zacarías 4, a las lámparas, y en Apocalipsis 1 a la reproducción. Tanto en Exodo como en Zacarías, el candelero es uno, pero en Apocalipsis se ha reproducido y se ha convertido en siete. Primeramente, en Exodo se hace hincapié en la base, Cristo. Luego, en Zacarías, se hace énfasis en las lámparas, el Espíritu. Finalmente, en Apocalipsis, tanto la base como las lámparas, o sea Cristo y el Espíritu, son reproducidos como las iglesias. En Exodo y Zacarías hay siete lámparas, pero en Apocalipsis hay cuarenta y nueve lámparas, pues cada candelero tiene siete lámparas. De manera que el candelero se hizo siete candeleros y las siete lámparas se convirtieron en cuarenta y nueve. En Apocalipsis los candeleros y sus lámparas son la reproducción de Cristo y del Espíritu. Cuando Cristo se hace real, es el Espíritu, y cuando el Espíritu se hace real, tenemos las iglesias, la reproducción.

  La iglesia no solamente es una universalmente, sino que también se expresa localmente en muchas ciudades. En el universo entero hay un solo Cristo, un solo Espíritu y una sola iglesia. ¿Por qué entonces hay siete iglesias? Porque se necesita la expresión. Para existir, una es suficiente, pero para expresarse, se necesitan muchas. Si deseamos conocer la iglesia, debemos conocer su substancia, existencia y expresión. En cuanto a la substancia, la iglesia e incluso las iglesias son una. En expresión, las muchas iglesias son los muchos candeleros. ¿Qué es la iglesia? La iglesia es la expresión del Dios Triuno, y esta expresión es vista en muchas localidades sobre la tierra. La iglesia no solamente es representada por un candelero, sino por siete. En Apocalipsis 1 hay siete candeleros con cuarenta y nueve lámparas que brillan en el universo. Este es el testimonio de Jesús. La iglesia es el testimonio de Jesús. Esto significa que la iglesia es la manifestación del Dios Triuno en substancia y en expresión. La iglesia tiene una sola substancia en el universo entero; y en expresión, tenemos muchos candeleros con las lámparas que brillan en la oscuridad expresando al Dios Triuno. El Padre como substancia está corporificado en el Hijo, el Hijo como la corporificación es expresado por medio del Espíritu, y el Espíritu es hecho real y reproducido como las iglesias, y las iglesias son el testimonio de Jesús. Si recibimos esta visión, ella nos gobernará, y nunca fomentaremos la división. Esta visión nos sostendrá, guardará y mantendrá en el testimonio de Jesús.

  Hemos visto que el candelero es el oro divino corporificado como substancia para cumplir el propósito de Dios en Su mover. La expresión de la base está en el brillo de la luz. Cuando la expresión brilla, el resplandor cumple el propósito eterno de Dios. Por lo tanto, el candelero no sólo representa al Dios Triuno, sino también el mover del Dios Triuno en Su corporificación y expresión. También vimos que las iglesias locales son la reproducción de la corporificación y la expresión del Dios Triuno. Esto no es insignificante. No debemos estar satisfechos al decir que las iglesias locales son los candeleros que brillan en la noche obscura. Aunque esto es correcto, es superficial. Debemos ver que las iglesias locales son la reproducción y la expresión de la corporificación del Dios Triuno.

  En la Biblia, el candelero siempre está relacionado con el edificio del Señor. La primera vez que se menciona es en Exodo 25:31-40 cuando el tabernáculo fue construido. Se menciona por segunda vez en la construcción del templo en 1 Reyes 7:49. La tercera ocasión que aparece es en la reconstrucción del templo de Dios en Zacarías 4:2-10. En Apocalipsis está relacionado con la edificación de las iglesias. En Exodo 25 se hace énfasis en que Cristo es el candelero, la luz divina, que brilla como las siete lámparas que contienen el Espíritu (el aceite). En Zacarías 4 se da énfasis al Espíritu (v. 6) que brilla como las siete lámparas, las cuales son los siete ojos de Dios (vs. 2, 10). Los siete ojos de Dios son los siete Espíritus de Dios (Ap. 5:6) que llevan a cabo el mover intensificado del Señor. Esto indica que el candelero de Zacarías es la realidad del candelero de Exodo, y los candeleros de Apocalipsis son la reproducción del candelero de Zacarías. Cristo se hace real como el Espíritu, y el Espíritu es expresado en las iglesias. El Espíritu que ilumina es la realidad del Cristo que ilumina, y las iglesias que resplandecen son la reproducción y la expresión del Espíritu que resplandece para cumplir el eterno propósito de Dios, que es la consumación de la Nueva Jerusalén como la ciudad resplandeciente. Cristo, el Espíritu y las iglesias poseen la misma naturaleza divina.

I. EL CANDELERO EN LA EDIFICACION DEL TABERNACULO (EL TEMPLO)

  Vimos que el candelero es necesario para el edificio de Dios. El candelero de Exodo 25 tiene como fin la edificación del tabernáculo; el fin del candelero de Zacarías 4 era la restauración del edificio de Dios, y los candeleros de Apocalipsis 1 tienen como fin la edificación de la iglesia. Esto indica que el objetivo del Dios Triuno es obtener Su edificio. Aunque los cristianos hablan mucho sobre la Trinidad, muy pocos han visto que el fin del Dios Triuno es Su edificio. El candelero mencionado en Exodo 25 tipifica a Cristo como la expresión de Dios, quien brilla en las siete lámparas, los siete Espíritus de Dios.

  La manera en que la Biblia presenta los candeleros es muy interesante. Primeramente, la Biblia revela que para la edificación del tabernáculo era necesario que estuviera el candelero. Este también fue necesario para poder llevar a cabo el servicio del tabernáculo. El tabernáculo no tenía ventanas, y su entrada estaba completamente cubierta por una cortina. La luz de afuera no podía penetrar en su interior. Sin la luz del candelero dentro del tabernáculo, nadie habría podido llevar a cabo su oficio allí. Por consiguiente, el candelero no sólo era necesario en la edificación del tabernáculo sino también en su funcionamiento.

  De igual manera, sin el candelero, no se puede edificar la iglesia, ni se puede funcionar en ella. El funcionamiento de la iglesia depende de la luz del candelero. Quienes estamos en la iglesia necesitamos el resplandor del candelero. Frecuentemente, cuando uno considera qué hacer o cómo hacerlo, se halla confuso. Cuanto más piensa, más densa se vuelve la obscuridad. Pero cuando uno viene a la reunión de la iglesia o a la comunión con los santos, es iluminado inmediatamente y dice: “Ahora veo el camino”. Nadie le dio a uno un mensaje diciendo qué hacer. Uno es esclarecido por la luz del candelero en la iglesia. El candelero nos ilumina en la iglesia.

  El candelero no solamente tiene como fin el edificio de Dios, sino que también permite que se funcione en el edificio. Para poder funcionar necesitamos la luz. La luz brillante del candelero está en la iglesia. Por eso no podemos permitirnos el lujo de ausentarnos de la iglesia. No diga: “Si leo la Biblia y oro en mi casa, todo va a ser igual”. Si hace la prueba, regresará muy pronto a la iglesia. Por esta razón no nos gusta tomar vacaciones, a no ser que vayamos a un lugar donde haya una iglesia. La iglesia no solamente tiene el candelero, sino que también es el candelero.

II. EL CANDELERO EN LA EDIFICACION DEL TEMPLO RECOBRADO

  El candelero es aún más necesario para el recobro del edificio de Dios. Zacarías 4 revela que el candelero que representa el Espíritu, tiene como fin recobrar el edificio de Dios. En la actualidad el candelero es más necesario porque no estamos solamente en el edificio de Dios, sino también en el recobro de Su edificio. Necesitamos la luz del candelero sobre nosotros para ser fortalecidos.

A. Representa el mover del Espíritu de Dios

  Para el recobro del templo de Dios, El le dio una visión a Zacarías por medio de la cual éste pudo fortalecer a Zorobabel. En esta visión, Zacarías vio un candelero con siete lámparas que eran abastecidas por el aceite que brotaba de dos olivos. Entonces el ángel dijo a Zacarías: “Esta es palabra de Jehová a Zorobabel, que dice: No con poder, ni con fuerza, sino con Mi Espíritu, ha dicho Jehová de los ejércitos” (Zac. 4:6). Esto indica que el Espíritu de Dios lleva a cabo el mover de Dios en la tierra.

B. Las siete lámparas son los siete ojos

  Las siete lámparas del candelero mencionado en Zacarías son los siete ojos. En primer lugar, estos siete ojos son los ojos de Cristo, la piedra con la cual se construye el edificio de Dios (Zac. 4:2, 10; 3:9). Apocalipsis 5:6 también habla de los siete ojos de Cristo, el Cordero, diciendo que son “los siete Espíritus de Dios enviados por toda la tierra”. Los siete Espíritus son los siete ojos de Cristo. En Zacarías 3 y 4 Cristo es la piedra con la cual se construye el edificio de Dios, y en Apocalipsis 5 El es el Cordero que nos redime. Esto indica que Cristo el Redentor es la piedra de edificación. El Cordero y la piedra tienen los siete ojos que son los siete Espíritus de Dios. En Zacarías los siete ojos son los ojos de la piedra, mientras que en Apocalipsis son los ojos del Cordero.

  Las siete lámparas, las cuales son los siete ojos de Cristo, también son los ojos de Dios, con los cuales se lleva a cabo Su mover (Zac. 4:10). Cristo tiene los siete ojos, los siete Espíritus de Dios, que llevan adelante el mover de Dios. Primeramente Cristo es el Cordero Redentor, y al final El es la piedra de edificación. Esto tiene como fin que, por medio de la redención, el mover de Dios en la tierra avance hacia la meta, la edificación. Hoy disfrutamos la redención para participar en la edificación. Disfrutamos a Cristo no solamente como el Cordero Redentor, sino también como la piedra con la cual edificamos. La redención se efectuó con el fin de producir la edificación. En Cristo somos redimidos, y en El somos edificados. El cumple esto por medio de los siete Espíritus de Dios, con los cuales el mover de Dios avanza hoy.

C. Las lámparas iluminan y los ojos inspiran al mirar

  Las lámparas iluminan, y los ojos infunden algo cuando miran. Estos ojos no solamente escudriñan, observan y juzgan, sino que, principalmente, infunden algo. Siempre que Cristo nos mira con Sus siete ojos, espontáneamente nos infunde algo. Si somos juzgados, iluminados, escudriñados o quemados, El nos infunde todo lo que El es. Siempre que Cristo nos alumbra, ilumina nuestro ser, infundiendo todo lo que El es para transformarnos en piedras preciosas con la cuales se hace el edificio de Dios.

III. LOS CANDELEROS TIENEN COMO FIN LA EDIFICACION DE LAS IGLESIAS LOCALES

A. Representan las iglesias locales como testimonio de Jesús

  Los candeleros que aparecen en Apocalipsis son símbolos de las iglesias locales. Cada iglesia local es un candelero que brilla con el testimonio de Jesús, con el Espíritu de Dios siete veces intensificado en la localidad.

B. Tienen la naturaleza divina

  Los candeleros son de oro. Como vimos, el oro representa la naturaleza de Dios. Por lo tanto, esto significa que las iglesias están constituidas de la naturaleza divina, la naturaleza de Dios. Tenemos la vida y naturaleza del Padre (2 P. 1:4), el oro del Padre, y poseemos Su naturaleza divina. Qué maravilloso que tenemos la substancia divina.

C. Alumbran con los siete Espíritus de Dios en la era de tinieblas

  Es posible que sólo prestemos atención a los candeleros y descuidemos las lámparas; pero los candeleros no son hechos para sí mismos sino para sostener las lámparas. Si los candeleros no tuvieran lámparas, no tendrían significado. Por lo tanto, debemos notar lo que representan las lámparas. Vemos las lámparas en el capítulo cuatro: ellas son los siete Espíritus de Dios que arden frente al trono (4:5). Por consiguiente, los siete Espíritus de Dios son las siete lámparas que arden. Algunos han dicho que las lámparas son Cristo y que la iglesia es la base que sostiene a Cristo como lámpara. Esto es aceptable, pero Apocalipsis no dice que la lámpara sea Cristo principalmente. Sin duda, cuando lleguemos, al capítulo veintiuno, veremos que Cristo es la lámpara de la Nueva Jerusalén. Sin embargo, Apocalipsis no dice que hoy Cristo sea las siete lámparas, sino que los siete Espíritus de Dios son las siete lámparas.

  Debemos valorar profundamente lo que significan los siete Espíritus para nosotros. Si somos las iglesias, los candeleros, ¿qué debemos sostener? Decir que tenemos a Cristo es demasiado doctrinal. ¿Quién es Cristo y dónde está hoy? En nuestra experiencia con relación a la vida de la iglesia, Cristo no es simplemente Cristo, sino también el Espíritu (2 Co. 3:17). El Espíritu, quien es el Espíritu vivificante, se ha intensificado en el libro de Apocalipsis como los siete Espíritus, los cuales son los siete Espíritus de Dios. Esos Espíritus no solamente son los siete ojos de Dios sino también del Cordero. La vida de la iglesia depende por completo de esos siete Espíritus. No es un asunto de conocer a Cristo doctrinalmente, sino de experimentar los siete Espíritus. Tenemos que experimentar el Espíritu. Necesitamos al Espíritu en nuestro trabajo, en la vida diaria, en las reuniones, en el servicio y en los testimonios. Si carecemos del Espíritu, estamos vacíos y no somos nada. Los candeleros tienen que sostener las lámparas, las cuales son los siete Espíritus.

  Los siete Espíritus son la expresión de Cristo. Esto está claramente indicado por el candelero de Exodo 25. Este candelero, que estaba hecho de una sola pieza sólida de oro, la cual pesaba un talento, se expresaba en las siete lámparas. Esta pieza sólida de oro puro representa a Dios el Padre como la substancia que nos constituye. Pero si solamente tenemos a Dios el Padre, no tendríamos la forma; tendríamos el oro, sin la base. Tener solamente al Padre sin el Hijo es tener la substancia sin la corporificación. Solamente cuando el oro es forjado a martillo hasta constituir una base, tenemos la corporificación. Aunque la base es la corporificación de la substancia, sin las siete lámparas, ésta corporificación no tiene expresión. De modo que, la substancia es el Padre, la corporificación es el Hijo, y la expresión es el Espíritu que expresa a Dios el Padre en el Hijo. Todo lo que Dios el Padre es en el Hijo es expresado en las siete lámparas; es por eso que la Biblia nos dice que las siete lámparas son los siete Espíritus. Por consiguiente, el Espíritu es la expresión del Dios Triuno. Finalmente, en el libro de Apocalipsis, vemos que esta expresión es la expresión de Cristo, porque los siete Espíritus primeramente eran los siete Espíritus de Dios en Zacarías 4:10, y han venido a ser los siete ojos del Cordero en Apocalipsis 5:6. Estos son la expresión de Cristo. En la actualidad el Espíritu Santo, el cual es el Espíritu vivificante y también los siete Espíritus, es la expresión de Cristo. ¿Donde está esa expresión hoy? Está en las iglesias, pues los siete Espíritus son las siete lámparas sostenidas por las iglesias como candeleros.

  Muchos cristianos hoy no conocen al Espíritu vivificante ni al Espíritu siete veces intensificado, y tampoco a los siete Espíritus como expresión de Cristo que exhiben las iglesias como candeleros. Para conocer a este Espíritu, usted tiene que estar en las iglesias. Si usted desea tocar, disfrutar y experimentar este Espíritu, tiene que ser parte de la iglesia, porque son las iglesias como candeleros las que tienen los siete Espíritus de Cristo, los cuales son la expresión de Cristo. Del mismo modo que sus ojos no están separados de usted, así este Espíritu no está separado de Cristo. Los ojos son la expresión de la persona, y por ende no pueden ser separados de la misma. De igual manera, los siete Espíritus, que son la expresión de Cristo, no pueden ser separados de Cristo. Las iglesias son los candeleros, y las lámparas son el Espíritu de Dios siete veces intensificado como expresión de Cristo. Esta luz brilla cada día más, y la visión se hace cada vez más clara.

  Las iglesias locales como candeleros de oro brillan con el Espíritu en esta edad obscura. En esta era de tinieblas, la iglesia realmente necesita que el Espíritu de Dios siete veces intensificado brille para expresar el testimonio de Jesús.

D. La iglesia es la corporificación de Cristo y la reproducción del Espíritu

  La iglesia es la corporificación de Cristo y la reproducción del Espíritu. El Espíritu es la realidad de Cristo (Jn. 14:17-20; 16:13-15), y la iglesia es la reproducción del Espíritu (Ap. 22:17a). La iglesia, junto con el Espíritu, es la corporificación de Cristo, el testimonio de Jesús (Ap. 1:2, 9; 19:10). Por lo tanto, cuanto más Espíritu haya, más iglesia y más testimonio de Jesús tendremos.

IV. LOS DOS CANDELEROS EXPRESAN EL TESTIMONIO DE DIOS EN LA GRAN TRIBULACION

  En Apocalipsis 11:4 vemos los dos candeleros, los dos testigos, que expresan el testimonio de Dios durante la gran tribulación. Los vencedores serán arrebatados antes de la tribulación, mientras que los débiles, los que estén verdes y tiernos, serán dejados en la tierra donde pasarán por la tribulación. Debido a esto será necesario fortalecer el testimonio de Dios. Para satisfacer esta necesidad, Dios enviará a la tierra a Elías y a Moisés. Hoy día el testimonio de la iglesia depende principalmente de los fuertes, los que tienen más experiencia. Cuando los más experimentados hayan sido arrebatados, los débiles necesitarán ser fortalecidos. Aunque será bueno ser fortalecidos por Elías y Moisés, yo prefiero irme de la tierra antes que ellos regresen. En principio, los dos testigos del capítulo once también son candeleros. La Biblia los describe como los dos olivos que proveen de aceite a los débiles (Zac. 4:3, 12). De acuerdo con la parábola de las diez vírgenes hallada en Mateo 25, las cinco vírgenes insensatas tendrán que comprar aceite. En cierta ocasión el hermano Nee dijo que probablemente estas vírgenes irán a los dos olivos para comprar la porción adicional del Espíritu a un alto costo. Estos dos olivos también son llamados los dos hijos de aceite, porque están llenos del Espíritu y traen el testimonio de Dios (Zac. 4:14) y están preparados para abastecer a los santos débiles. Durante la gran tribulación, muchos de los que no hayan madurado serán fortalecidos y madurados mediante el ministerio de ellos.

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